La voz del Alumno Calasanz : haciendo posible lo imposible Gisella Rodríguez Monge Exalumna S an José de Calasanz nació el 11 de setiembre de 1557 en Peralta de la Sal, en el Reino de Aragón, España. Era hijo de José de Calasanz, alcalde de la ciudad, y de María Gastón. Fue el menor de 8 hermanos y su padre quería que él se hiciera cargo de los negocios familiares; sin embargo, a los 25 años se ordenó como sacerdote. Aconsejado por el obispo de Uegell viajó a Roma en 1592. Durante su estadía hubo una gran inundación que provocó la muerte de 2 mil personas por lo que Calasanz se unió a una cofradía y empezó a ayudar a las personas sin hogar. Al recorrer los barrios de Roma observó una gran cantidad de niños sin educación por lo que en 1597 abrió la primera escuela popular en Europa. Fue el precursor del método de enseñanza moderno e inspiró la fundación de las Escuelas Pías y de la Orden de los Escolapios. El florecimiento escolapio en las décadas de los cuarentas y cincuentas en España impulsan la formación de nuevas escuelas en América y es así como, en 1961, llega la primera delegación a Costa Rica. Nuestro colegio fue creado bajo el mismo modelo calasancio de piedad y letras en el cual todas las personas tienen la oportunidad de estudiar y, en consecuencia, aspirar a mejores trabajos y a una mejor calidad de vida. Un ejemplo de esto es mi familia. Provenimos de una clase media baja, donde mis papás tuvieron que abandonar el colegio para trabajar y ayudar a sus familias. Sin embargo, el deseo de ambos de seguir estudiando los llevó a matricularse en el Calasanz Nocturno. Allí se conocieron, se hicieron novios y, se casaron al terminar el colegio; tuvieron 2 hijas, mi hermana menor y yo. Mi papá se dedicó a trabajar para que mi mamá pudiera ir a la universidad; en ese entonces estudiábamos en la escuela pública del barrio y, al finalizar la escuela nos trasladamos a un colegio público. Al terminar la universidad mi mamá empezó a trabajar y surgió la idea de cambiar de colegio; por supuesto, mis papás querían que fuera al Calasanz, al igual que nosotras. Hicimos la prueba de ingreso aunque sabíamos que sólo nos alcanzaba para pagar una mensualidad. El Padre Juan Alvarez Iglesias intercedió por nosotras y nos dieron una beca de 50% a ambas, haciendo posible lo imposible. No fue fácil ponernos al día con el nivel de nuestros compañeros, en especial con el inglés, pero los profesores y compañeros siempre fueron de ayuda y nos motivaron a salir adelante. A pesar de la diferencia social nunca nos sentimos rechazadas. Cuando llegó el momento de ingresar a la universidad se abrieron las puertas gracias a nuestra formación. Aunque fue difícil escoger una carrera, al final decidí estudiar medicina. Durante el primer año tuve ventaja “Siempre damos gracias a Dios sobre mis compañeros porque ya había llevado por haber cambiado nuestra cálculo en el colegio, y el inglés que aprendí me facilitó la lectura de artículos y libros que, en su mayoría se historia y la de nuestra familia encuentran en ese idioma. Hoy en día soy médico otorrinolaringóloga y mi hermana es abogada. Siempre damos gracias a Dios por haber cambiado nuestra historia y la de nuestra familia y por inspirar a personas como San José de Calasanz, quien inició esta gran obra de amor llevando la educación a todas las clases sociales. y por inspirar a personas como San José de Calasanz, quien inició esta gran obra de amor llevando la educación a todas las clases sociales.”