Calasanz a un maestro

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DE MAESTRO A MAESTRO
Calasanz a un maestro
Querido maestro/a: Antes de que sigas adelante quiero presentarme. Me
llamo José de Calasanz, nací allá por el 1557 y aunque desde tan lejos, hoy 27
de noviembre quiero que recibas esta carta de alguien que como tú sabe lo que
son las horas de preparar, corregir cuadernos, pensar en las mejores
actividades, inventar cada día algo para motivar a los alumnos.
Cuando descubrí que enseñando a los niños encontraba el sentido de mi
vida me embarqué de lleno en lo que yo he llamado la gran aventura de
“educar”.
Es desde ese gran descubrimiento desde donde quiero enviarte mis
mayores ánimos y deseos de que seas realmente feliz en tu tarea educadora.
Veo que aunque han pasado los siglos sigue siendo una profesión sin
demasiado reconocimiento y sí muchos peros que poner. Sé que a ti no tengo
que convencerte de la importancia de la misma y tampoco veo sentido hacer
una “exaltación de la educación”.
Lo que hoy quisiera es invitarte :
A que veas en cada niño una persona en proceso y con
capacidades. Una persona que no tiene que ser estandarizada, sino mirada y
tenida en cuenta como un ser único e irrepetible. En vuestra sociedad tenéis
la costumbre de llamar raro a quien se atreve a ser diferente. Anima y favorece
que cada alumno sea como él-ella es y ayúdale con tu aceptación a que esté
contento por ello.
También las capacidades del alumno se ven manipuladas. No todos
tenemos que servir para lo mismo, pero sí todos tenemos mucho que
aportar. Es tarea del educador ayudar al niño a descubrir qué capacidades
tiene y cómo al desarrollarlas y potenciarlas encuentra una gran fuente de
realización y se convierte en alguien con capacidad de crear, de inventar, de
desarrollar lo que ya posee en si como don. Habrás visto que no te hablo sólo
de capacidad intelectual, sino de todo aquello que tu alumno puede desarrollar
y realizar desde lo que él mismo es y posee.
No sé si sabes que cuando yo me encontré con los niños en las calles
de Roma, los vi abandonados y perdidos a su suerte y por ello me lancé a crear
una escuela gratuita para ellos, pues eran “pobres de solemnidad” como
entonces decíamos.
Veo que en este año que corre, tú no estás mejor parado. Es verdad que
tus alumnos van a clase, con ropa en condiciones y todos los materiales
necesarios para aprender. Pero te encuentras con un gran reto. Teniendo de
todo les falta lo más importante: el amor. No quiero decir con esto que los
padres y madres de tus alumnos no quieran a sus hijos, pero “les falta tiempo
para decírselo, para acariciarlos, para escucharlos, para atenderlos. Los niños
no saben lo que les pasa, pero sienten profundamente esta carencia. Están
llenos, yo diría que saturados, de “cosas”, pero les falta algo “gratuito” que
es el amor.
Y es ahí maestro, donde te enfrentas al gran reto de la educación del
siglo XXI: educar a tus alumnos amándolos profundamente, curando sus
heridas, llenando sus vacíos, soportando sus agresividades, no tomando
en cuenta su indiferencia. Tus alumnos necesitan esa “calidad de persona”,
más que “calidad de técnicas”.
La invitación que te hago no es deslumbrante, no te garantiza el máximo
éxito con el mínimo esfuerzo. Nada de eso. Pero si te puedo decir que la
experiencia de ver a uno de tus chicos feliz y realizado en la vida, ese es un
éxito que no se anuncia en ningún periódico ni revista sensacionalista, pero
que tú llevarás guardado para siempre en tu corazón.
Y ya, para no hacerme pesado, ahí tienes mi última invitación:
Cree con todo tu ser que tu tarea educadora es muy importante. Repítete
cada día que no cae en el vacío tu dedicación, tu preocupación, tu deseo de
hacer de ese niño la persona única e irrepetible que está llamado a ser. Con
sus capacidades y con sus límites y con su gran necesidad de ser amado así
como él es y se presenta ante ti.
Termino poniendo en tus manos algo que me salió del alma cuando alguien
quiso poner en entredicho el valor de la tarea educadora. Aunque lo escribí
hace muchísimos años creo que todavía hoy:
LA EDUCACIÓN ES LA TAREA MÁS DIGNA,
MÁS NOBLE,
MÁS MERITORIA,
MÁS BENEFICIOSA,
MÁS ÚTIL,
MÁS NECESARIA,
MÁS RAZONABLE,
MÁS GRATA,
MÁS AGRADABLE
Y MÁS GLORIOSA.
Este fue mi cántico a la educación, te invito a que desde tu gran vocación de
maestro puedas dejar libre tu corazón para que tu pluma escriba los adjetivos
más llenos de tu experiencia en tu caminar como maestro.
Me tienes a tu disposición para lo que desees.
José de Calasanz de la Madre de Dios.
Fundador de los Escolapios
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