Jaim Weizmann - La Palabra Israelita

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La Palabra Israelita
VIERNES 10 DE NOVIEMBRE DE 2006
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Jaim Weizmann
10 DE NOVIEMBRE DE 2006
19 DE JESHVAN DE 5767
www.lapalabraisraelita.cl
e-mail: lapalabra@cis.cl
SANTIAGO DE CHILE
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LA PALABRA
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(1874-1952)
POR
GIL SINAY
El 21 de Jeshván, que este año será el próximo domingo 12
de noviembre, se cumplirán 54 años del fallecimiento de
Jaim Weizmann, líder indiscutido del movimiento sionista
y primer presidente del renacido Estado de Israel.
Resulta inexplicable que una figura de tan relevantes
logros no sea recordada como se merece por el movimiento
sionista y por el establecimiento educacional que lleva su
nombre, lo que daría la oportunidad para que los alumnos
de ese establecimiento conocieran lo que representa su
personalidad para el pueblo judío.
Weizmann nació en 1874 en Motol, pequeña aldea de la
Rusia Zarista, uno de los más oscuros y perdidos rincones
de ese enorme país. En su hogar fue educado en las
tradiciones judías, de las cuales siempre fue respetuoso
aunque no fue un observante riguroso; militó en el
movimiento sionista desde su juventud y, si bien no fue
delegado al primer Congreso Sionista, nunca dejó de
participar en ninguno de los siguientes, a contar del
segundo y hasta su muerte.
En su trayectoria como líder sionista se pueden distinguir
5 períodos, que se sobreponen uno al otro y se
desenvuelven en diferentes lugares geográficos, que
marcaron una profunda huella en su vida sionista.
En los primeros años de su infancia en Motol, el niño
escucha hablar del movimiento Hibbat Zion de liberación
de la nación judía.
Trasladado a Pinsk, este ideal nacional se reafirmó y
entró a participar en las organizaciones judías ahí
existentes. Prosiguió sus estudios en el Politécnico de
Charlottensburg en Berlín. En 1893 fue miembro de una
sociedad integrada por estudiantes judíos rusos que se
llamó Javer Israel y reafirmó sus compromisos ideológicos
y su identidad cultural, que fueron influenciados por los
integrantes de ese grupo.
Desde 1897 a 1904, siendo ya un docente en Génova,
Weizmann se convierte en un dirigente juvenil por su propio
esfuerzo y manifiesta sus condiciones de líder y participa
en los Congresos Sionistas celebrados en esos años.
Desde 1904 a 1914, radicado en Manchester, se
independiza de la influencia de los líderes sionistas rusos
y admite sólo la influencia de Ajad Haam, que vivía entonces
en Gran Bretaña como un solitario emigrante. Inicia así sus
relaciones con los políticos ingleses que lo llevan a obtener
la famosa Declaración Balfour, de la cual fue su principal
forjador y cuya gestación dimos a conocer en el artículo
publicado la semana pasada.
Desde entonces su vida estuvo consagrada por entero
al movimiento sionista; siempre creyó que las ideas pueden
movilizar a un pueblo y que las causas importantes podrían
tener éxito, aun enfrentando grandes obstáculos.
Esta convicción de Weizmann es la que puede explicar
cómo, sin mayores apoyos financieros, concibió la idea de
la Universidad Hebrea de Jerusalem, cuya creación
persiguió sin desmayo y con inusitada energía.
En el Congreso Sionista de 1902 propicia su creación y
logra en el décimo primer Congreso, celebrado en Viena en
1913, la resolución que ordena su fundación. Fue Weizmann
quien tuvo la visión de la importancia que una universidad
tendría para la futura nación judía y que sería el mejor
instrumento para el desarrollo del país.
Esta contribución inmejorable a la construcción de Israel
y su aporte al progreso científico y tecnológico con la
creación del Instituto que lleva su nombre, pone de relieve,
no sólo la importancia de Weizmann en el aspecto político
sino también su contribución inigualable al progreso de la
ciencia y la tecnología en Israel; y no cabe duda que los
éxitos que ha logrado Israel, reconocidos en todo el mundo,
se deben al desarrollo en estas áreas, lo que no habría sido
posible sin el aporte y la iniciativa de Weizmann, lo que
justifica plenamente que el principal instituto educacional
judío de nuestro país lleve su nombre.
Es interesante consignar cómo Weizmann, nacido en
un medio cristiano hostil, sin contacto con los judíos, llegó
a ser aceptado sin reservas por la comunidad académica
británica y lo convirtió en el símbolo del encuentro entre el
judaísmo europeo del Este con el del Oeste.
A esta síntesis contribuyeron su capacidad intelectual y
su encanto personal. Este encanto personal se manifestó
claramente con la simpatía que le tuvo Harry Truman, con
quien obtuvo el reconocimiento del Estado de Israel, y
asimismo que se adjudicara el Neguev en el proceso de
partición.
Weizmann fue uno de los fundadores de la facción
democrática que,en los primeros años del movimiento
sionista, criticó a Herzl y, sin embargo, fue quien llevó a la
práctica las ideas de Herzl.
Así como Teodoro Herzl aportó al movimiento sionista
su reputación como periodista, Weizmann aportó su
reputación como químico profesional y, a pesar de haber
criticado a Herzl por haber trasladado el Cuarto Congreso
Sionista a Londres y de convertir el movimiento sionista
como un peón de la política inglesa, Weizmann tuvo que
reconocer la importancia de lograr el apoyo de Gran Bretaña
para obtener la realización de las operaciones sionistas.
Ambos, en sus conversaciones y entrevistas con jefes de
Estado, lo hacían con autoridad y dignidad.
Sin embargo, puede anotarse una diferenciación en sus
actividades sionistas, porque mientras Herzl primero
recurrió a los judíos ricos y poderosos y, ante su fracaso,
se dirigió a las masas judías, Weizmann, que en un principio
había recurrido a las masas judías, terminó por acudir a los
judíos poderosos. Finalmente, debe reconocerse que si bien
Herzl sentó las bases ideológicas de la Organización Sionista,
fue Weizmann el que aportó la mayor contribución para
interpretarla, integrarla y sintetizarla. Es así que, quien se
iniciara en el movimiento sionista como opositor al sionismo
político, terminó siendo el factor decisivo para el logro del
Sionismo Político con la creación del Estado de Israel.
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