LA VOZ DEL FRENTE Boletín de la asociación madrileña de recreación histórica Frente de Madrid Número 9 CIF: G85155315 C/ María Blanchard, 2 Portal 4, Bajo B 28232 - Madrid www.frentedemadrid.com info@frentedemadrid.com ISSN: 1989-6964 SUMARIO Imagen del frente.............1 Noticias del frente........... 2 Personajes en el frente Moncoferos del Batallón Valencia nº15 (II)............. 3 Relatos de trinchera Una fuente en la batalla (I)...5 Manual de combate Mosquetón Mauser modelo 1916 (I)...............7 EFEMÉRIDES Uniformes del frente Fuerzas Regulares Indígenas........................9 7 de noviembre 1936 La orden de operaciones del Imágenes general llega a manos de otra Varela guerra...............10 del mando republicano, lo que posibilita la reorganización de las fuerzas republicanas en torno a los puntos clave de la ofensiva. 15 de noviembre 1936 Comienza el ataque para tomar Madrid. La ofensiva se centra en el sector del río Manzanares pero es frenada por los defensores. Tropas de regulares cruzan el río y ocupan edificios de la universidad. 15 de diciembre 1937 El ejército republicano emprende la ofensiva sobre Teruel bajo condiciones meteorológicas adversas. Se detiene la ofensiva nacional sobre Madrid para auxiliar a las tropas en Teruel. 16 de noviembre 1938 Tras el cruce del Ebro de las últimas unidades republicanas y la posterior voladura de las pasarelas, concluye la denominada Batalla del Ebro. enero - marzo 2010 Noticias del Frente LA VOZ DEL FRENTE Número 9 enero - marzo 2010 Frente de Madrid en Navaluenga A pesar de los pronósticos meteorológicos que advertían de fuertes nevadas por todo el país para el día 10 de enero, Frente de Madrid no quiso perderse la oportunidad de realizar una de sus habituales salidas. En esta ocasión tocaba visitar Navaluenga, localidad abulense de la Sierra de Gredos. © Frente de Madrid 2010 Gracias a los contactos de uno de los miembros de la asociación, pudimos disponer de una finca donde realizar nuestro entrenamiento cotidiano, incluyendo lecciones de lanzamiento de granadas con honda, y culminando la jornada con el siempre presente rancho de campaña. Un gran día que que tendrá segunda parte en los próximos meses. Próxima parada: el frente de batalla El tren de Arganda retorna a la guerra civil página 2 Una vez más los vagones del tren de la azucarera se verán tomados por soldados destinados al frente. Será el próximo domingo 25 de abril cuando Frente de Madrid y la asociación Vapor-Madrid vuelvan a colaborar en un acto público haciendo que ese magnífico tren retorne, aún más si cabe, a los años de la guerra. Las instalaciones del Centro de Iniciativas Ferroviarias cuentan como novedad para esta temporada con la restauración del viejo andén para deleite de visitantes y curiosos. Para más información sobre Vapor-Madrid, horarios y ruta: http://www.vapormadrid.com/ La otra guerra, por Pepe © Frente de Madrid 2010 Personajes en el frente LA VOZ DEL FRENTE Número 9 enero - marzo 2010 Moncoferos del batallón Valencia Nº15 en la defensa de Madrid (II) por Carlos Mallench Sánz Como vimos en la primera parte de este trabajo (Boletín Nº 5 de la Voz del Frente), el batallón Valencia nº 15 fue incorporado en 21 Brigada Mixta. Esta brigada fue creada en la capital conquense en diciembre del 361, inicialmente le fue otorgado el mando al Comandante de Infantería Francisco Gómez Palacios2. Tras participar en los combates del Pardo y el puente de San Fernando y al no tener el pueblo de Castellón noticias de su actuación en dichos combates, el Comisario Civil del Ejército Voluntario de esta ciudad mandó telegrama a Madrid solicitando situación y número de bajas de dicha unidad. El 27 de enero el periódico Heraldo de Castellón publicaba un telegrama del Comisario y Comandante Jefe del batallón Valencia nº 15, que se encontraba en el Pardo, destinado a informar a la población: Estimado compañero: En contestación a tu telegrama interesándote por el estado y situación del Batallón Valencia, tenemos el sentimiento de andarte relación de las bajas hasta la fecha. Unido al dolor que la desaparición de estos camaradas nos proporciona, tenemos una satisfacción grande, un orgullo íntimo incapaces de poder describírtelo por la proporción de este sentimiento: el comportamiento de este Batallón, que ha sido y es hasta ahora de una inmensa valentía y de un alto sentido del cumplimiento del deber. Nos enorgullece, repetimos, encontrarnos al frente de este batallón, que ha de escribir, siguiendo el camino emprendido, una de las páginas más gloriosas de la España antifascista. Tuyo y de la causa del proletariado. página 3 Tras tener su bautismo de fuego en la lucha por la carretera de la Coruña, a principios de enero de 1937, el batallón Valencia Nº 15, sufrió una reorganización a fondo del Cuerpo de Ejército de Madrid. La 21 Brigada Mixta quedó encuadrada en el 2º Sector o centro Derecha de la 5ª División del Teniente Coronel Perea, junto a las brigadas 38 y 39, del II Cuerpo de Ejército Republicano3. La 21 Brigada mixta estaba formada en estas fechas por 4 batallones4: El 1º (81) y el 2º (82) llamados de Uribes-Palacios, el 3º (83) llamado de Valencia nº 15 y el 4º (84) llamado de la Mancha5. Según un informe del Servicio de Información franquista en febrero de 1937 el Batallón Valencia nº 15 se componía de 4 compañías de fusiles y 1 compañías de ametralladoras, a unos 110 hombres por compañía. Retrato de estudio de Ramón Franch. 1 2 3 4 El citado informe indica que utilizaban fusiles alemanes con abundancia de municiones y de bombas de mano, así mismo el batallón estaba surtido de 4 Engel, Carlos, 2005. Pág. 47. Ver http://www.memoriahistorica.org/modules.php?name=News&file=print&sid=360 Martínez Bande, José Manuel, 1968: Pág. 81. R. Salas Larrazábal indica que la 21 Brigada Mixta consta de 5 batallones, uno sin armar. Entre el 7 y 9 de febrero R. Salas indica que la 21 Brigada Mixta recibió nuevo armamento, estando de nuevo dispuesta a combatir ((Salas Larrazábal, Ramón, 2006: Pág. 1035 y 1039). 5 AGMAV,C.2424,Cp.11/33. Todos los documentos del Archivo Militar de Ávila (AGMAV) de este trabajo han sido extraídos de la web: www.aranjuez.ws/vdj/, en su apartado “La inteligencia rebelde en la batalla del Jarama”, recopilados por Julián Dueñas. Personajes en el frente LA VOZ DEL FRENTE Número 9 enero - marzo 2010 todas las Brigadas disponibles que, desde el día 15, se reagruparon en cuatro divisiones bajo mando del general Miaja, Jefe del Ejército de Madrid8. Entre esas unidades marchó el batallón Valencia nº 15 integrado en la 5ª División de Perea Capulino. © CDMH Insignia de la 21ª Brigada Mixta. morteros de 81 m/m y de 8 ametralladoras, de las cuales 5 eran rusas y 3 Colt, además el batallón disponía de caretas contra gases que se les había facilitado al venir al frente y carecían de lanzabombas. Siguiendo dicho informe el batallón tenía buena moral aunque tenía escasa disciplina. Esta Unidad estaba mandada por el Comandante Gregorio Moya, quien según parece era un antiguo Capitán de Infantería que había servido en el Tercio, siendo el resto de oficiales procedentes de las milicias6. página 4 Según el parte del Servicio de Información franquista de la División Reforzada de Madrid de 17 de febrero de 1937 la situación de la 21 Brigada Mixta era que se encontraba junto a la 16 Brigada Mixta en el Pardo. Dicho servicio indica que se suponía que iban a relevar a la 5ª Brigada Mixta de carabineros que se encontraban en la línea Morata-Arganda 9 . El traslado a este sector del batallón Valencia nº 15 fue para relevar a la 1ª Brigada Móvil del Valentín González “el Campesino” cuyas pérdidas habían sido elevadísimas. El día 20 el batallón Valencia nº 15 continua en el mismo sector atrincherados y en contacto con un batallón del Campesino (1ª Móvil)11. El 27 de febrero tendría lugar una nueva reorganización a fondo de las fuerzas republicanas del teatro de Operaciones del Centro tras la finalización en tablas de la batalla del Jarama, la cual causó unas 6.000 bajas en las Según el historiador Carlos Engel la 21 Brigada Mixta estuvo preparada para entrar en combate en la batalla del Jarama, al mando del Mayor de milicias Abelardo Belenguer Alcober, pero no se movió de Fuencarral, donde se hallaba apostada como reserva, aunque como vamos a ver, esto no fue del todo cierto7. La Batalla del Jarama, que tuvo lugar entre los días 6 y 28 de febrero de 1937, fue el resultado de la ofensiva del bando sublevado para cerrar las comunicaciones del Madrid sitiado con el resto de la zona republicana. Las fuerzas rebeldes debían cortar la carretera de Valencia por Arganda del Rey y avanzar hasta Alcalá de Henares, hacia la carretera de Barcelona. La primera fase de la operación consistía en llegar a la línea del río Jarama, objetivo que se logró en apenas cuatro días. En la segunda fase tenían que tomar las poblaciones de Arganda del Rey y Morata de Tajuña, en manos de la república pero no lo consiguieron. El mando republicano, consciente de la importancia de mantener abiertas las comunicaciones de la capital, dispuso las fuerzas necesarias para hacer fracasar la operación y lo logró. Envió a Fotografía de Vicente Ramón Sales con la bandera de las JSU. Según el parte de información franquista del 19 de febrero en la línea Arganda-Morata, el Batallón Valencia Nº 15º se encontraba en el sector de la Marañosa, junto a dos batallones de la 24 BM procedente de Jaén y el Batallón Spartacus de la 36 BM, sacado del frente de Carabanchel10. fuerzas franquistas y unas 8.000 en el lado republicano. La 21 BM quedó encuadrada junto a la 19 brigada Mixta y la de “El Campesino” en la Agrupación Modesto formada por un total de unos 7.000 hombres y 3 piezas de artillería, cuyo puesto de mando estaba en Vallecas12. 6 AGMAV,C.2424,Cp.11/33. 7 Engel, Carlos, 2005. Pág. 47. 8 http://www.elgrancapitan.org/portal/index.php/articulos/guerra-civil-espanola/300-la-batalla-del-jarama 9 AGMAV,C.2424,Cp.11/27. 10 AGMAV,C.2424,Cp.11/31. 11 AGMAV,C.2424,Cp.11/34. 12 Martínez Bande, José Manuel, 1968: Pág. 104. Relatos de trinchera LA VOZ DEL FRENTE Número 9 enero - marzo 2010 UNA FUENTE EN LA BATALLA, por Miguel Ortego (I Parte) La torre aún se erguía entre las ruinas partiendo el secarral en dos mitades. Costaba creer que aquellos montones de escombros hace tres días aún eran casas donde vivía gente, labriegos consumidos de sol a sol en los secanos, aguantando la partida a su miseria. La “Gloriosa” se había empleado a fondo y la artillería no se había quedado corta. Salvo por su torre el pueblo había dejado de existir. El perfil berroqueño del campanario surgía de los cascotes casi desafiante, un extraño faro en la llanura arrasada por la guerra. Un faro inútil que no señalaba puerto alguno, que ni siquiera le permitía orientarse en la incertidumbre de la tierra de nadie. Ya hacía rato que temía haberse extraviado. Ahora la visión del campanario mellado de metralla le imponía la certeza que había tratado de negarse. Estaba perdido, ni siquiera sabía a que lado de las líneas, o en que lugar entre ellas. Lucas sintió un escalofrío recorrerle de la nuca a la rabadilla, pese al calor inhumano de un mes de julio que ni a estas horas daba tregua a la sed. La sed tenía la culpa de todo. página 5 Se revolvió inquieto en el cráter de obús donde se había refugiado y su carga de cantimploras vacías cencerreó como tomándole el pelo. La puta sed si, y el cabronazo del sargento Idiáquez que le había encalomado la aguada del pelotón por joderle. Aquel malnacido la tenía tomada con él desde que le adjudicara la autoría de unas coplillas que hacían coña del tartamudeo del sargento y circulaban sin pudor por la compañía. Encima el muy perro le había despedido con un “hasta luego Lucas” cuando salía reptando del parapeto con las cantimploras a cuestas. Más mala leche que todo el hierro de los facciosos juntos tenía el tartaja de los cojones, y los h u e l e b r a g u e t a s d e s u s Se revolvió inquieto en el cráter de obús donde se había refugiado y su compañeros, que le rieron la carga de cantimploras vacías cencerreó como tomándole el pelo. gracia y se quedaban tranquilitos a resguardo. “¿Y donde esta la puñetera fuente?”. Nadie lo sabía de cierto, pero el Idiáquez recurrió a las mañas del mando para resolver el asunto sin aclarar nada: “en la carretera de Chapinería ¿dónde coño va a estar sino la fuente?”. La tarde buscaba crepúsculo en una calma entre dos combates, mientras los soldados tomaban resuello para seguir masacrándose y sus jefes les recordaban que eso era lo mejor que se podía hacer en la vida. La carretera de Chapinería... ¡como para encontrar carreteras en aquel sin diós! Se había intentado orientar en el paisaje lunar de la batalla desde la seguridad de una vaguada, luego había tomado otra a la que ésta confluía y más tarde una tercera. No estaba seguro de la dirección ni la distancia recorrida, pero al menos se podía mover desenfilado del fuego enemigo. Dos veces había asomado la gaita para aclararse y las dos hubo de achantarla a sopetón de sendos pacazos que le pegaron a un palmo. Había tiradores por todas partes, invisibles entre las ruinas, atentos a darle el pasaporte a cualquier pardillo que se les pusiera a tiro. Eso les encantaba a los moros, acechar cualquier despiste para arrear una bala entre las cejas, y nadie tenía más paciencia ni mejor puntería para aquel negocio. Pensó deshacer el camino sin más y soltarle cualquier milonga al Idiáquez, pero el orgullo le estorbaba. Seguro que el sargento le ponía de maula y chaquetero para arriba, que eso es lo que estaba buscando el hijo de perra para devolverle la humillación de las coplas, y el resto se le echarían también encima si volvía con las cantimploras vacías. No, de volver sin agua ni hablar. LA VOZ DEL FRENTE Relatos de trinchera Número 9 enero - marzo 2010 Decidió esperar a que se hiciera más oscuro. Seguía sin saber donde quedaba la fuente, pero tenía el pálpito de hacía donde podría encontrarla, con suerte. Las sombras al menos le ampararían algo de los tiros y el agua se podía localizar de oído si la cosa seguía tranquila. Le consoló pensar que al menos podría beber hasta hartarse, si encontraba la fuente claro, y no le dejaban seco del todo en cualquier momento. Los demás que esperasen con un guijarro en la boca, o que fueran ellos mismos a jugarse el pellejo si tenían prisa. página 6 Dos cortas ráfagas de ametralladora le sobresaltaron, aunque no le buscaban a él. Habían puesto una máquina en la torre que acribillaba todo hasta donde daba la vista, y desde el campanario la vista daba lejos. Decían que la manejaba una mujer y que el Campesino había jurado colgarla de la torre por los pies cuando la echara el guante. Pero para eso había que tomar primero el pueblo y el Campesino llevaba dos días diciendo que lo habían tomado, o casi, o que estaba a punto. Lucas pensó que al comandante de la 46 división se le iba un poco la fuerza por la boca y que seguro que no pasaba sed, que tendría quien le llenase la cantimplora sin arriesgar el cuero. Reflexionó que había que confiar en los jefes, como decía Jacinto, el comisario. Los mandos estaban para otras cosas que acarrear aguadas y así había que aceptarlo para ganar la guerra, aunque le parecía difícil ganar la guerra cuando toda la división llevaba dos días empantanada ante un villorrio de mala muerte. Los facciosos peleaban como demonios y no parecía haber forma de sacarlos de allí, ni con aviación, ni artillería, ni echándoles encima a los carros...¡ni su puta madre!. Al final cada ataque era una escabechina que dejaba el campo cuajado de muertos. Recogían a los heridos y ¡ala! a preparar la siguiente. ¿Y así hasta cuando? Si se quedaban sin gente, lo que estaba empezando a pasar ¿cambiarían de naipe o traerían más desgraciaos a la degollina? Jacinto les decía que para que el Ejercito Popular fuese victorioso los mandos debían ponerle cabeza y ellos echarle cojones. Tal reparto, que medio dejaba a los soldados como tontos y a los mandos como emboscados, no le cuadraba a Lucas. El comisario no era mal tipo y se preocupaba por ellos pese a que les tostara a consignas, pero se veía que no tenía mucho mundo ni demasiadas luces, aunque las botas casi le llegaran al culo. Lucas concluía que si los soldados estaban echando los cojones requeridos, igual los mandos no le estaba poniendo la cabeza necesaria. Para arrear reses al matadero no ...salió disparado maldiciendo el repique de cantimploras que delataba hacían falta mandos ni su carrera a todos los pacos del mundo. comisarios. Con un pastor vale. Lentamente las sombras se alargaban en la querencia de la misma oscuridad, aunque el anochecer de verano aun apuraba una última luz desdibujada. Lucas decidió que era ahora o nunca y calculó sus opciones. Poco podía hacer para defenderse, el chopo se había quedado en la posición para no embarazar el porteo y, con él, las trinchas y el machete. Por toda arma portaba una bomba de mano que el cabo Damián, su paisano, le había dado al abandonar el parapeto, “por si las moscas” le dijo con una palmadita que le sonó a epitafio. Así, la baza era moverse rápido sin que le guipara el enemigo, “con cabeza” se dijo, y esbozó una sonrisa de patíbulo recordando al comisario, “y también con cojones, que si no de aquí no me muevo”. Asomó con precaución sobre el borde de su agujero conteniendo el pánico, esperando de un momento a otro el impacto de un disparo en la sesera. Pasaron los segundos, luego algún minuto, y seguía vivo. No le habían visto… o estaban esperando a que les ofreciera mejor blanco. Daba igual, quien no iba a esperar era él ahora que había juntado arrestos para moverse. Apuró dos miradas de ida y vuelta a su alrededor y se dejo rodar bien pegado al suelo fuera de su refugio, tragando polvo acre de una tierra que nunca fue tan reseca. Más polvo, más sed. Se incorporó a medías, con el cuerpo flexionado para hurtar bulto a las balas, dispuesto a salir a la carrera... ¿hacia donde? El tocón de una encina descuajaringada a cincuenta metros le pareció el mejor destino. Para allí salió disparado maldiciendo el repique de cantimploras que delataba su carrera a todos los pacos del mundo. Consiguió llegar sin que le disparara nadie, con el corazón saliéndole por la boca del esfuerzo y del miedo. Ahora podía observar mejor el entorno, había cuerpos por todas partes. Algunos yacían casi serenos, con macabra compostura allí donde la muerte les había alcanzado. Otros parecían posar en posturas atormentadas, grotescas, inverosímiles, con gestos desfigurados por un dolor inconmensurable. Luego estaban los que ni siquiera eran reconocibles como seres humanos, apenas pingajos descuartizados por la metralla, aventados en jirones de uniforme revueltos con entrañas. Entre la carnicería menudeaban fusiles sin dueño y todos los parcos pertrechos con que un soldado de infantería asiste a la matanza. Los restos de cualquier asalto. (Continuará) Manual de combate LA VOZ DEL FRENTE Número 9 enero - marzo 2010 por José Manuel Martín del Moral Mosquetón Mauser Modelo 1.916. (I) Nomenclatura y descripción de los diversos mecanismos. (Apuntes del Cuerpo de Seguridad y Asalto. Instrucción. Sin fecha) página 7 El Mosquetón Mauser modelo 1.916, es una arma llamada de carga múltiple y en cuyo depósito puede alojarse cinco cartuchos. suficiente dimensión, a fin de que una vez puesto éste, quede un sobrante para que pueda encajar el ojo de la cruz del cuchillo-bayoneta. Se compone de las partes y mecanismos siguientes: cañón y elementos de puntería; cajón de mecanismos; mecanismos de cierre; mecanismo de percusión y disparo; mecanismo de extracción; mecanismo de expulsión; mecanismo de repetición; mecanismo de seguridad; caja y guardamanos; baqueta y guarniciones; cuchillo-bayoneta y accesorios. Elementos de puntería Alza.- Es de las llamadas de cuadrante y consta de base, cuerpo y corredera. La primera une el conjunto al cañón, al cual va unido por un estañado y dos tornillos de presión; su parte superior es plana y sobresale algo lateralmente, formando los dientes donde encajan los fiadores de la corredera, llevando las graduaciones de 100 en 100 desde 400 a Cañón y elementos de puntería Cañón.- Es la parte del mosquetón donde la bala impulsada por los gases de la pólvora, se ve obligada a seguir una dirección determinada. Es de acero forjado y pavonado al exterior, teniendo una longitud de 0,551 m. y un calibre de 0,007 m. 2.000, las pares a la izquierda y las impares a la derecha. Anteriormente, tiene dos orejas para el pasador que la une al cuerpo de alza y que sirven a la vez de tope anterior a la corredera. Los costados derecho e izquierdo de la base de alza, presentan otra graduación de 100 en 100 metros, desde 300 a 2.000, estando los números pares en el primero de dichos costados, y los impares en el segundo. El cuerpo del alza, es la pieza que lleva la muesca de mira. La parte anterior encaja entre las orejas de la base y atra© Frente de Madrid 2010 Presenta dos aberturas: la anterior, que se llama boca de fuego o plano de boca, y la posterior, boca de carga. Interiormente, consta de dos partes, una lisa y otra rayada; la primera, se denomina recámara o alojamiento del cartucho y presenta la misma forma de éste. La parte rayada se llama ánima y tiene cuatro rayas helicoidales de izquierda a derecha. Exteriormente, el cañón termina en una faja, seguida de una parte roscada, que sirve para atornillarlo al cajón de mecanismos. Presenta un rebajo para el anillo del punto de mira de Soldado del Ejército Popular posando con el mosquetón 1916. Manual de combate LA VOZ DEL FRENTE Número 9 enero - marzo 2010 © Frente de Madrid 2010 Cabo de Requetés con el mosquetón página 8 vesada por éstas por el pasador eje. En las caras laterales y anteriores están trazadas las canales guías, en las cuales se introducen los dientes de las orejetas de la corredera que regulan el movimiento de elevación. Posteriormente, termina en una superficie plana, en cuya parte superior está la muesca de mira; dicha superficie plana sobresale lateralmente para servir de tope a la corredera en su movimiento de retroceso. La corredera, es la pieza que obliga al cuerpo del alza a ocupar las posiciones correspondientes a las diversas graduaciones de la base. Consta de una superficie plana que se adapta a la que existe en la parte superior de la base del alza, y se sujeta a ésta, por unos rebordes que tiene en sus extremos laterales, cuyos rebordes presentan unos índices para señalar en las graduaciones laterales de la referida base. La parte superior tiene dos orejetas, entre las cuales queda el cuerpo del alza; estas orejetas presentan hacia el costado interior, los dientes que, encajando en las canales guía del mencionado cuerpo, regulan su movimiento, y hacia el costado exterior unos botones espoleados correspondientes a los fiadores, cuyos extremos entran en los dientes que lateralmente tiene la superficie plana de la base del alza para fijar la corredera en sus distintas posiciones. En el interior de estas orejetas están también alojados los muelles en espiral de los fiadores. Punto de mira.- Consta de anillo con la base del punto, manguito con aletas protectoras, que envolviendo el anillo del punto se prolonga hacia arriba, protegiendo a éste, y guión o punto de mira. En la base tiene un taladro para el pasador que une el manguito con las aletas protectoras. Cajón de mecanismos.Es la pieza a que se atornilla el cañón y que contiene los elementos necesarios al funcionamiento del arma. Su forma general es cilíndrica y se divide en cabeza, cuerpo, puente y rabera. Cabeza.- Exteriormente presenta un reborde donde se aloja el rebajo del guardamano, y en su parte inferior una línea de fe, que debe coincidir con la marcada en la faja del cañón. En la cara izquierda presenta un orificio para escape de gases. En su interior se observan los alojamientos para los tetones y las rampas de acceso a los mismos, así como otra rampa que permite la introducción del cartucho en la recámara. Cuerpo.- Tiene dos aberturas en el sentido de su longitud: la superior, que permite la carga y expulsión de las vainas, y la inferior, que comunica con el depósito. En su interior, a ambos lados y a continuación de las rampas de acceso, lleva las canales guías de los tetones del cerrojo, siendo la derecha más honda para que pueda pasar el extractor y tener juego con la cabeza de éste. La izquierda lleva el nervio guía del tetón del mismo lado, y ambas sirven de tope al elevador del depósito. En la parte izquierda tiene la escotadura semicircular, que llega hasta el nervio guía, y cuyo objeto es facilitar la operación de cargar. Puente.- Tiene en su parte anterior una escotadura para introducir la lámina del cargador, y en su parte posterior, una superficie helicoidal, por la que resbala la parte anterior del prisma de la manivela del cerrojo. En su interior continúan las canales guía del cuerpo, y hay, además, otra central para el resalte inferior de la cabeza del percutor. En su parte izquierda tiene una ventana para el tope de retenida y dos orejillas para el eje del portaexpulsor. Rabera.- Es de forma alargada y presenta una prolongación de la canal central del puente y un rebajo para el talón de la nuez. En el fondo de la canal se ven dos ventanas: una para paso del diente del disparo, y otra para el diente de seguridad del fiador. En su parte posterior lleva un taladro con la tuerca del tornillo inferior del guardamonte. En la parte inferior del cajón hay una orejeta para sujeción del mecanismo de disparo y un talón con rosca, en el que penetra el tornillo anterior del depósito. (Continuará) Uniformes del frente LA VOZ DEL FRENTE Número 9 enero - marzo 2010 Fuerzas Regulares Indígenas, por Rodrigo Gómez © Frente de Madrid 2010 página 9 Típico uniforme de las tropas indígenas con camisa en color barbanzo, seruales y alpargatas tipo legionarias cubiertas por polainas de cuero. Sobre la cabeza, la característica rexa. © Frente de Madrid 2010 Soldado de Regulares vistiendo tarbuch y cazadora de paño, muy utilizada durante las campañas de invierno. Nótese el emblema de Regulares sobre el bolsillo derecho. Las Fuerzas Regulares Indígenas fueron creadas en Melilla en 1911 por el entonces Teniente Coronel Dámaso Berenguer, su fundación se debió en gran parte a la protesta de la población civil en la península, secundada por la prensa, por la participación de soldados españoles en los combates iniciados en 1909 en la futura zona española del protectorado (Melilla, desastre del Barranco del lobo, movilización de reservistas y estallido social de protesta en Barcelona, “La Semana Trágica”). Los antecedentes como unidad con tropas indígenas se encuentran en la formación de la Compañía de Moros Mogataces de Orán y en otras unidades, como la Milicia Voluntaria de Ceuta y la de Tiradores del Rif. La misión de las fuerzas regulares fue la de vanguardia y combate en todo tipo de terreno y operaciones, y su participación como fuerzas de choque sería fundamental desde esa fecha hasta el final de las operaciones en el protectorado de Marruecos. En 1914 se ampliaron las fuerzas de Regulares con la creación de cuatro grupos. Tetuán n.º 1 (color distintivo azul), Melilla n.º 2 (color distintivo rojo), Ceuta n.º 3 (color distintivo verde), y Larache n.º 4 (color distintivo azul oscuro). Cada uno de estos cuatro grupos estaba formado por dos Tabores de Infantería de tres compañías (mías) cada uno, más un Tabor de caballería de tres escuadrones (Durante la guerra civil estás unidades se ampliaron considerablemente, hasta llegar a 40 tabores de infantería en total). Combatieron siempre en la extrema vanguardia. En 1921 y tras el Desaste de Annual fue creada otra unidad llamada Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Alhucemas n.º 5 (color distintivo rojo oscuro). Formaron parte de la punta de lanza desde los comienzos, durante la denominada “Campaña del Desquite” y en el Desembarco de Alhucemas en 1925, entre otras operaciones durante la Guerra de Marruecos, finalizada en 1927. Operaron por primera vez en territorio metropolitano durante los combates para sofocar la revolución de Asturias en octubre de 1934, y su participación en la guerra civil fue importantísima, tanto en volumen de fuerzas, como en su función de fuerzas de choque, verdadera carne de cañón para encabezar los ataques más difíciles. Su fama de feroces y sanguinarios, se convirtió en una auténtica arma psicológica durante el conflicto. Uniformidad y emblemas Desde la acción de Laucien en 1913, en la que las tropas regulares rescataron, atacando a la bayoneta, a una unidad de cazadores peninsulares, su emblema incorporó dos fusiles cruzados con bayoneta calada sobre luna creciente, que se luciría en insignias, parches y hebillas. Siempre ha caracterizado a estas tropas el color garbanzo de sus uniformes, sin apenas cambios pese a la introducción del Uniforme único en 1926, además de ciertos tipísmos de los soldados indígenas y el imperial rojo de las gorras de plato de sus oficiales. Las tropas indígenas, de las que nos ocupamos en este número, vistieron guerrera de cuatro bolsillos o camisola del citado color, pantalones morunos (serual o zarigüelles), faja de tela, del color del tabor correspondiente; como prenda de cabeza, turbante blanco (rexa), o tarbuch (gorro troncocónico rígido) o chichía (flexible) de color rojo. Calzaban alpargata (muchas veces la de media caña, tipo legionaria) en verano y bota corta (borceguí) en invierno, con venda polaina del color propio de cada tabor. El correaje podría ser el habitual carniago en “Y” en color avellana o negro, con portagranadas cilíndricos para las Lafitte en muchos casos, dado el carácter de tropas de choque, o el correaje de cartucherines con decoración moruna. La bolsa de costado de cuero con adornos y flecos se denomina skara, siendo usada indistintamente la bolsa de costado de lona (macuto) habitual en colores blanco, gris, garbanzo o caqui. Al operar principalmente en el escenario magrebí, no disponían de más prenda de invierno que las habituales chilabas de paño pardo con capucha morunas, posteriormente adoptadas por oficiales españoles, con filigranas y elementos decorativos en el color del tabor al que pertenecían y con forro blanco en ocasiones. Al pasar a la península y operar en zonas montañosas y en campaña de invierno se les dotó de cazadoras de paño y capote-manta caquis, como los de las tropas españolas. En ocasiones de gala lucían Alquicel (capa) blanco, ribeteado en el color del tabor. La candora fue otra prenda de abrigo (cortaviento), en lona de color garbanzo. En cuanto a armamento, su fusila habitual fue el Mauser 1893 de 7mm arbaia (“5 tiros”), si bien durante la guerra civil se extendió en esas unidades el uso del Mauser 1916 y el Ghewer 1898 alemán. Dado el carácter de unidad de extrema vanguardia, estaba bien dotada de granadas de mano y fusiles ametralladores y no descartaban el uso de la gumía (cuchillo curvo moruno) en los combates cuerpo a cuerpo o en operaciones nocturas. LA VOZ DEL FRENTE Imágenes de otra guerra Número 9 enero - marzo 2010 © R. Gómez Alonso página 10 Con esta imagen iniciamos una campaña para solicitar vuestra colaboración. Queremos divulgar esas imágenes de origen familiar, que forman parte de nuestra historia, personal y colectiva, y que por su origen y trayectoria permanecen inéditas, en vuestras casas o las de vuestras familias. En nuestra primera fotografía podemos ver a un grupo de combatientes nacionales, posando sobre un blindado T-26 capturado (obsérvese el aspa de San Andrés sobre la escotilla de la torreta), que forma parte de una unidad equipada con este tanque, prácticamente el único que merece ese nombre entre los blindados empleados en nuestra Guerra Civil. Entre los blindados de origen soviético se aprecian las cabinas de varios camiones. La agrupación, los camiones,los tapabocas de cañón y la actitud de los combatiente denota claramente que es una relajada foto de retaguardia... Por desgracia una sombra impide ver el nº del carro al completo, que ¡Quién sabe! tal vez permitiría recabar datos sobre la unidad. Entre los sonrientes soldados, podemos ver camisas azules de falangista, pantalones abotonados "granaderos", gorrillos isabelinos con borla, camisas caqui, cazadoras corta de paño con tapa de bolsillo estilo sahariana, vendaspolaina, alpargatas y hasta boina y mono azul... En primer plano, con camisa azul, Julián Alonso. Por ciertas referencias familiares cabe situar esta fotografía en el Frente de Madrid, zona sur, Cuesta de la Reina en las proximidades de Aranjuez.