la voz del frente - Frente de Madrid

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LA VOZ DEL FRENTE
Boletín de la asociación madrileña de recreación histórica Frente de Madrid
Número 9
CIF: G85155315
C/ María Blanchard, 2
Portal 4, Bajo B
28232 - Madrid
www.frentedemadrid.com
info@frentedemadrid.com
ISSN: 1989-6964
SUMARIO
Imagen del frente.............1
Noticias del frente........... 2
Personajes en el frente
Moncoferos del Batallón
Valencia nº15 (II).............
3
Relatos de trinchera
Una fuente en la batalla (I)...5
Manual de combate
Mosquetón Mauser
modelo 1916 (I)...............7
EFEMÉRIDES
Uniformes del frente
Fuerzas Regulares
Indígenas........................9
7 de noviembre 1936
La orden de operaciones del
Imágenes
general
llega a manos
de otra Varela
guerra...............10
del mando republicano, lo
que posibilita la reorganización de las fuerzas republicanas en torno a los
puntos clave de la ofensiva.
15 de noviembre 1936
Comienza el ataque para
tomar Madrid. La ofensiva
se centra en el sector del río
Manzanares pero es frenada
por los defensores. Tropas
de regulares cruzan el río y
ocupan edificios de la
universidad.
15 de diciembre 1937
El ejército republicano
emprende la ofensiva sobre
Teruel bajo condiciones
meteorológicas adversas. Se
detiene la ofensiva nacional
sobre Madrid para auxiliar
a las tropas en Teruel.
16 de noviembre 1938
Tras el cruce del Ebro de las
últimas unidades republicanas y la posterior
voladura de las pasarelas,
concluye la denominada
Batalla del Ebro.
enero - marzo 2010
Noticias del Frente
LA VOZ DEL FRENTE
Número 9 enero - marzo 2010
Frente de Madrid en Navaluenga
A pesar de los pronósticos meteorológicos
que advertían de fuertes nevadas por
todo el país para el día 10 de enero,
Frente de Madrid no quiso perderse la
oportunidad de realizar una de sus
habituales salidas. En esta ocasión
tocaba visitar Navaluenga, localidad
abulense de la Sierra de Gredos.
© Frente de Madrid 2010
Gracias a los contactos de uno de los
miembros de la asociación, pudimos
disponer de una finca donde realizar
nuestro entrenamiento cotidiano,
incluyendo lecciones de lanzamiento de
granadas con honda, y culminando la
jornada con el siempre presente rancho
de campaña.
Un gran día que que tendrá segunda
parte en los próximos meses.
Próxima parada: el frente de batalla
El tren de Arganda retorna a la guerra civil
página 2
Una vez más los vagones del
tren de la azucarera se verán
tomados por soldados
destinados al frente. Será el
próximo domingo 25 de abril
cuando Frente de Madrid y la
asociación Vapor-Madrid
vuelvan a colaborar en un acto
público haciendo que ese
magnífico tren retorne, aún más
si cabe, a los años de la guerra.
Las instalaciones del Centro de
Iniciativas Ferroviarias cuentan
como novedad para esta
temporada con la restauración
del viejo andén para deleite de
visitantes y curiosos.
Para más información sobre
Vapor-Madrid, horarios y ruta:
http://www.vapormadrid.com/
La otra guerra, por Pepe
© Frente de Madrid 2010
Personajes en el frente
LA VOZ DEL FRENTE
Número 9 enero - marzo 2010
Moncoferos del batallón Valencia Nº15
en la defensa de Madrid (II)
por Carlos Mallench Sánz
Como vimos en la primera parte
de este trabajo (Boletín Nº 5 de la
Voz del Frente), el batallón
Valencia nº 15 fue incorporado en
21 Brigada Mixta. Esta brigada fue
creada en la capital conquense en
diciembre del 361, inicialmente le
fue otorgado el mando al
Comandante de Infantería Francisco Gómez Palacios2.
Tras participar en los combates
del Pardo y el puente de San
Fernando y al no tener el pueblo
de Castellón noticias de su
actuación en dichos combates,
el Comisario Civil del Ejército
Voluntario de esta ciudad mandó
telegrama a Madrid solicitando
situación y número de bajas de
dicha unidad.
El 27 de enero el periódico
Heraldo de Castellón publicaba
un telegrama del Comisario y
Comandante Jefe del batallón
Valencia nº 15, que se encontraba en el Pardo, destinado a
informar a la población:
Estimado compañero: En
contestación a tu telegrama
interesándote por el estado y
situación del Batallón Valencia,
tenemos el sentimiento de
andarte relación de las bajas
hasta la fecha.
Unido al dolor que la desaparición
de estos camaradas nos
proporciona, tenemos una
satisfacción grande, un orgullo
íntimo incapaces de poder
describírtelo por la proporción de
este sentimiento: el comportamiento de este Batallón, que
ha sido y es hasta ahora de una
inmensa valentía y de un alto
sentido del cumplimiento del
deber.
Nos enorgullece, repetimos,
encontrarnos al frente de este
batallón, que ha de escribir,
siguiendo el camino emprendido,
una de las páginas más gloriosas
de la España antifascista.
Tuyo y de la causa del proletariado.
página 3
Tras tener su bautismo de fuego
en la lucha por la carretera de la
Coruña, a principios de enero de
1937, el batallón Valencia Nº 15,
sufrió una reorganización a fondo
del Cuerpo de Ejército de Madrid.
La 21 Brigada Mixta quedó
encuadrada en el 2º Sector o
centro Derecha de la 5ª División
del Teniente Coronel Perea, junto
a las brigadas 38 y 39, del II
Cuerpo de Ejército Republicano3.
La 21 Brigada mixta estaba
formada en estas fechas por 4
batallones4: El 1º (81) y el 2º (82)
llamados de Uribes-Palacios, el
3º (83) llamado de Valencia nº
15 y el 4º (84) llamado de la
Mancha5.
Según un informe del Servicio de
Información franquista en febrero
de 1937 el Batallón Valencia nº
15 se componía de 4 compañías
de fusiles y 1 compañías de
ametralladoras, a unos 110
hombres por compañía.
Retrato de estudio de Ramón Franch.
1
2
3
4
El citado informe indica que
utilizaban fusiles alemanes con
abundancia de municiones y de
bombas de mano, así mismo el
batallón estaba surtido de 4
Engel, Carlos, 2005. Pág. 47.
Ver http://www.memoriahistorica.org/modules.php?name=News&file=print&sid=360
Martínez Bande, José Manuel, 1968: Pág. 81.
R. Salas Larrazábal indica que la 21 Brigada Mixta consta de 5 batallones, uno sin armar. Entre el 7 y 9 de febrero R. Salas
indica que la 21 Brigada Mixta recibió nuevo armamento, estando de nuevo dispuesta a combatir ((Salas Larrazábal,
Ramón, 2006: Pág. 1035 y 1039).
5
AGMAV,C.2424,Cp.11/33. Todos los documentos del Archivo Militar de Ávila (AGMAV) de este trabajo han sido extraídos de la web:
www.aranjuez.ws/vdj/, en su apartado “La inteligencia rebelde en la batalla del Jarama”, recopilados por Julián Dueñas.
Personajes en el frente
LA VOZ DEL FRENTE
Número 9 enero - marzo 2010
todas las Brigadas disponibles
que, desde el día 15, se
reagruparon en cuatro divisiones
bajo mando del general Miaja,
Jefe del Ejército de Madrid8. Entre
esas unidades marchó el batallón
Valencia nº 15 integrado en la 5ª
División de Perea Capulino.
© CDMH
Insignia de la 21ª Brigada Mixta.
morteros de 81 m/m y de 8
ametralladoras, de las cuales 5
eran rusas y 3 Colt, además el
batallón disponía de caretas
contra gases que se les había
facilitado al venir al frente y
carecían de lanzabombas.
Siguiendo dicho informe el
batallón tenía buena moral
aunque tenía escasa disciplina.
Esta Unidad estaba mandada por
el Comandante Gregorio Moya,
quien según parece era un
antiguo Capitán de Infantería que
había servido en el Tercio, siendo
el resto de oficiales procedentes
de las milicias6.
página 4
Según el parte del Servicio de
Información franquista de la
División Reforzada de Madrid de
17 de febrero de 1937 la situación
de la 21 Brigada Mixta era que se
encontraba junto a la 16 Brigada
Mixta en el Pardo. Dicho servicio
indica que se suponía que iban a
relevar a la 5ª Brigada Mixta de
carabineros que se encontraban
en la línea Morata-Arganda 9 .
El traslado a este sector del
batallón Valencia nº 15 fue para
relevar a la 1ª Brigada Móvil del
Valentín González “el
Campesino” cuyas pérdidas
habían sido elevadísimas.
El día 20 el batallón Valencia nº
15 continua en el mismo sector
atrincherados y en contacto con
un batallón del Campesino (1ª
Móvil)11.
El 27 de febrero tendría lugar una
nueva reorganización a fondo de
las fuerzas republicanas del
teatro de Operaciones del Centro
tras la finalización en tablas de
la batalla del Jarama, la cual
causó unas 6.000 bajas en las
Según el historiador Carlos Engel
la 21 Brigada Mixta estuvo
preparada para entrar en
combate en la batalla del Jarama,
al mando del Mayor de milicias
Abelardo Belenguer Alcober, pero
no se movió de Fuencarral,
donde se hallaba apostada como
reserva, aunque como vamos a
ver, esto no fue del todo cierto7.
La Batalla del Jarama, que tuvo
lugar entre los días 6 y 28 de
febrero de 1937, fue el resultado
de la ofensiva del bando
sublevado para cerrar las
comunicaciones del Madrid
sitiado con el resto de la zona
republicana. Las fuerzas rebeldes
debían cortar la carretera de
Valencia por Arganda del Rey y
avanzar hasta Alcalá de Henares,
hacia la carretera de Barcelona.
La primera fase de la operación
consistía en llegar a la línea del
río Jarama, objetivo que se logró
en apenas cuatro días. En la
segunda fase tenían que tomar
las poblaciones de Arganda del
Rey y Morata de Tajuña, en
manos de la república pero no lo
consiguieron.
El mando republicano, consciente
de la importancia de mantener
abiertas las comunicaciones de
la capital, dispuso las fuerzas
necesarias para hacer fracasar
la operación y lo logró. Envió a
Fotografía de Vicente Ramón Sales con la bandera de las JSU.
Según el parte de información
franquista del 19 de febrero en
la línea Arganda-Morata, el
Batallón Valencia Nº 15º se
encontraba en el sector de la
Marañosa, junto a dos batallones
de la 24 BM procedente de Jaén
y el Batallón Spartacus de la 36
BM, sacado del frente de
Carabanchel10.
fuerzas franquistas y unas 8.000
en el lado republicano.
La 21 BM quedó encuadrada
junto a la 19 brigada Mixta y la
de “El Campesino” en la
Agrupación Modesto formada por
un total de unos 7.000 hombres
y 3 piezas de artillería, cuyo
puesto de mando estaba en
Vallecas12.
6
AGMAV,C.2424,Cp.11/33.
7
Engel, Carlos, 2005. Pág. 47.
8
http://www.elgrancapitan.org/portal/index.php/articulos/guerra-civil-espanola/300-la-batalla-del-jarama
9
AGMAV,C.2424,Cp.11/27.
10
AGMAV,C.2424,Cp.11/31.
11
AGMAV,C.2424,Cp.11/34.
12
Martínez Bande, José Manuel, 1968: Pág. 104.
Relatos de trinchera
LA VOZ DEL FRENTE
Número 9 enero - marzo 2010
UNA FUENTE EN LA BATALLA,
por Miguel Ortego (I Parte)
La torre aún se erguía entre las ruinas partiendo el secarral en dos mitades. Costaba creer que
aquellos montones de escombros hace tres días aún eran casas donde vivía gente, labriegos
consumidos de sol a sol en los secanos, aguantando la partida a su miseria. La “Gloriosa” se
había empleado a fondo y la artillería no se había quedado corta. Salvo por su torre el pueblo
había dejado de existir. El perfil berroqueño del campanario surgía de los cascotes casi desafiante,
un extraño faro en la llanura arrasada por la guerra. Un faro inútil que no señalaba puerto alguno,
que ni siquiera le permitía orientarse en la incertidumbre de la tierra de nadie.
Ya hacía rato que temía
haberse extraviado. Ahora la
visión del campanario mellado
de metralla le imponía la
certeza que había tratado de
negarse. Estaba perdido, ni
siquiera sabía a que lado de
las líneas, o en que lugar entre
ellas.
Lucas sintió un
escalofrío recorrerle de la nuca
a la rabadilla, pese al calor
inhumano de un mes de julio
que ni a estas horas daba
tregua a la sed. La sed tenía
la culpa de todo.
página 5
Se revolvió inquieto en el cráter
de obús donde se había
refugiado y su carga de
cantimploras vacías cencerreó
como tomándole el pelo. La
puta sed si, y el cabronazo del
sargento Idiáquez que le había
encalomado la aguada del
pelotón por joderle. Aquel
malnacido la tenía tomada con
él desde que le adjudicara la
autoría de unas coplillas que
hacían coña del tartamudeo del
sargento y circulaban sin pudor
por la compañía. Encima el muy
perro le había despedido con
un “hasta luego Lucas” cuando
salía reptando del parapeto con
las cantimploras a cuestas. Más
mala leche que todo el hierro
de los facciosos juntos tenía el
tartaja de los cojones, y los
h u e l e b r a g u e t a s d e s u s Se revolvió inquieto en el cráter de obús donde se había refugiado y su
compañeros, que le rieron la carga de cantimploras vacías cencerreó como tomándole el pelo.
gracia y se quedaban
tranquilitos a resguardo. “¿Y donde esta la puñetera fuente?”. Nadie lo sabía de cierto, pero el
Idiáquez recurrió a las mañas del mando para resolver el asunto sin aclarar nada: “en la carretera
de Chapinería ¿dónde coño va a estar sino la fuente?”.
La tarde buscaba crepúsculo en una calma entre dos combates, mientras los soldados tomaban
resuello para seguir masacrándose y sus jefes les recordaban que eso era lo mejor que se podía
hacer en la vida.
La carretera de Chapinería... ¡como para encontrar carreteras en aquel sin diós! Se había
intentado orientar en el paisaje lunar de la batalla desde la seguridad de una vaguada, luego
había tomado otra a la que ésta confluía y más tarde una tercera. No estaba seguro de la dirección
ni la distancia recorrida, pero al menos se podía mover desenfilado del fuego enemigo. Dos
veces había asomado la gaita para aclararse y las dos hubo de achantarla a sopetón de sendos
pacazos que le pegaron a un palmo. Había tiradores por todas partes, invisibles entre las ruinas,
atentos a darle el pasaporte a cualquier pardillo que se les pusiera a tiro. Eso les encantaba a
los moros, acechar cualquier despiste para arrear una bala entre las cejas, y nadie tenía más
paciencia ni mejor puntería para aquel negocio.
Pensó deshacer el camino sin más y soltarle cualquier milonga al Idiáquez, pero el orgullo le
estorbaba. Seguro que el sargento le ponía de maula y chaquetero para arriba, que eso es lo que
estaba buscando el hijo de perra para devolverle la humillación de las coplas, y el resto se le
echarían también encima si volvía con las cantimploras vacías. No, de volver sin agua ni hablar.
LA VOZ DEL FRENTE
Relatos de trinchera
Número 9 enero - marzo 2010
Decidió esperar a que se hiciera más oscuro. Seguía sin saber donde quedaba la fuente, pero
tenía el pálpito de hacía donde podría encontrarla, con suerte. Las sombras al menos le ampararían
algo de los tiros y el agua se podía localizar de oído si la cosa seguía tranquila. Le consoló
pensar que al menos podría beber hasta hartarse, si encontraba la fuente claro, y no le dejaban
seco del todo en cualquier momento. Los demás que esperasen con un guijarro en la boca, o
que fueran ellos mismos a jugarse el pellejo si tenían prisa.
página 6
Dos cortas ráfagas de ametralladora le sobresaltaron, aunque no le buscaban a él. Habían puesto
una máquina en la torre que acribillaba todo hasta donde daba la vista, y desde el campanario
la vista daba lejos. Decían que la manejaba una mujer y que el Campesino había jurado colgarla
de la torre por los pies cuando la echara el guante. Pero para eso había que tomar primero el
pueblo y el Campesino llevaba dos días diciendo que lo habían tomado, o casi, o que estaba a
punto. Lucas pensó que al comandante de la 46 división se le iba un poco la fuerza por la boca
y que seguro que no pasaba sed, que tendría quien le llenase la cantimplora sin arriesgar el
cuero. Reflexionó que había que confiar en los jefes, como decía Jacinto, el comisario. Los
mandos estaban para otras cosas que acarrear aguadas y así había que aceptarlo para ganar
la guerra, aunque le parecía difícil ganar la guerra cuando toda la división llevaba dos días
empantanada ante un villorrio de mala muerte. Los facciosos peleaban como demonios y no
parecía haber forma de sacarlos de allí, ni con aviación, ni artillería, ni echándoles encima a los
carros...¡ni su puta madre!. Al final cada ataque era una escabechina que dejaba el campo
cuajado de muertos. Recogían a los heridos y ¡ala! a preparar la siguiente. ¿Y así hasta cuando?
Si se quedaban sin gente, lo que estaba empezando a pasar ¿cambiarían de naipe o traerían
más desgraciaos a la
degollina? Jacinto les decía
que para que el Ejercito
Popular fuese victorioso los
mandos debían ponerle
cabeza y ellos echarle cojones.
Tal reparto, que medio dejaba
a los soldados como tontos y
a los mandos como
emboscados, no le cuadraba
a Lucas. El comisario no era
mal tipo y se preocupaba por
ellos pese a que les tostara a
consignas, pero se veía que
no tenía mucho mundo ni
demasiadas luces, aunque las
botas casi le llegaran al culo.
Lucas concluía que si los
soldados estaban echando los
cojones requeridos, igual los
mandos no le estaba poniendo
la cabeza necesaria. Para
arrear reses al matadero no
...salió disparado maldiciendo el repique de cantimploras que delataba
hacían falta mandos ni
su carrera a todos los pacos del mundo.
comisarios. Con un pastor vale.
Lentamente las sombras se alargaban en la querencia de la misma oscuridad, aunque el anochecer
de verano aun apuraba una última luz desdibujada. Lucas decidió que era ahora o nunca y
calculó sus opciones. Poco podía hacer para defenderse, el chopo se había quedado en la
posición para no embarazar el porteo y, con él, las trinchas y el machete. Por toda arma portaba
una bomba de mano que el cabo Damián, su paisano, le había dado al abandonar el parapeto,
“por si las moscas” le dijo con una palmadita que le sonó a epitafio. Así, la baza era moverse
rápido sin que le guipara el enemigo, “con cabeza” se dijo, y esbozó una sonrisa de patíbulo
recordando al comisario, “y también con cojones, que si no de aquí no me muevo”.
Asomó con precaución sobre el borde de su agujero conteniendo el pánico, esperando de un momento
a otro el impacto de un disparo en la sesera. Pasaron los segundos, luego algún minuto, y seguía
vivo. No le habían visto… o estaban esperando a que les ofreciera mejor blanco. Daba igual, quien
no iba a esperar era él ahora que había juntado arrestos para moverse. Apuró dos miradas de ida
y vuelta a su alrededor y se dejo rodar bien pegado al suelo fuera de su refugio, tragando polvo acre
de una tierra que nunca fue tan reseca. Más polvo, más sed. Se incorporó a medías, con el cuerpo
flexionado para hurtar bulto a las balas, dispuesto a salir a la carrera... ¿hacia donde? El tocón de
una encina descuajaringada a cincuenta metros le pareció el mejor destino. Para allí salió disparado
maldiciendo el repique de cantimploras que delataba su carrera a todos los pacos del mundo.
Consiguió llegar sin que le disparara nadie, con el corazón saliéndole por la boca del esfuerzo y del
miedo. Ahora podía observar mejor el entorno, había cuerpos por todas partes. Algunos yacían casi
serenos, con macabra compostura allí donde la muerte les había alcanzado. Otros parecían posar
en posturas atormentadas, grotescas, inverosímiles, con gestos desfigurados por un dolor
inconmensurable. Luego estaban los que ni siquiera eran reconocibles como seres humanos, apenas
pingajos descuartizados por la metralla, aventados en jirones de uniforme revueltos con entrañas.
Entre la carnicería menudeaban fusiles sin dueño y todos los parcos pertrechos con que un soldado
de infantería asiste a la matanza. Los restos de cualquier asalto.
(Continuará)
Manual de combate
LA VOZ DEL FRENTE
Número 9 enero - marzo 2010
por José Manuel Martín del Moral
Mosquetón Mauser Modelo 1.916. (I)
Nomenclatura y descripción de los diversos mecanismos.
(Apuntes del Cuerpo de Seguridad y Asalto. Instrucción. Sin fecha)
página 7
El Mosquetón Mauser modelo
1.916, es una arma llamada
de carga múltiple y en cuyo
depósito puede alojarse cinco
cartuchos.
suficiente dimensión, a fin de
que una vez puesto éste,
quede un sobrante para que
pueda encajar el ojo de la cruz
del cuchillo-bayoneta.
Se compone de las partes y
mecanismos siguientes:
cañón y elementos de
puntería; cajón de mecanismos; mecanismos de
cierre; mecanismo de percusión y disparo; mecanismo
de extracción; mecanismo de
expulsión; mecanismo de
repetición; mecanismo de
seguridad; caja y guardamanos; baqueta y guarniciones; cuchillo-bayoneta y
accesorios.
Elementos de puntería
Alza.- Es de las llamadas de
cuadrante y consta de base,
cuerpo y corredera. La
primera une el conjunto al
cañón, al cual va unido por un
estañado y dos tornillos de
presión; su parte superior es
plana y sobresale algo
lateralmente, formando los
dientes donde encajan los
fiadores de la corredera,
llevando las graduaciones de
100 en 100 desde 400 a
Cañón y elementos
de puntería
Cañón.- Es la parte del
mosquetón donde la bala
impulsada por los gases de
la pólvora, se ve obligada a
seguir una dirección determinada. Es de acero forjado
y pavonado al exterior, teniendo una longitud de 0,551
m. y un calibre de 0,007 m.
2.000, las pares a la izquierda
y las impares a la derecha.
Anteriormente, tiene dos
orejas para el pasador que la
une al cuerpo de alza y que
sirven a la vez de tope anterior
a la corredera. Los costados
derecho e izquierdo de la base
de alza, presentan otra
graduación de 100 en 100
metros, desde 300 a 2.000,
estando los números pares
en el primero de dichos
costados, y los impares en el
segundo.
El cuerpo del alza, es la pieza
que lleva la muesca de mira.
La parte anterior encaja entre
las orejas de la base y atra© Frente de Madrid 2010
Presenta dos aberturas: la
anterior, que se llama boca
de fuego o plano de boca, y
la posterior, boca de carga.
Interiormente, consta de dos
partes, una lisa y otra rayada;
la primera, se denomina
recámara o alojamiento del
cartucho y presenta la misma
forma de éste. La parte rayada
se llama ánima y tiene cuatro
rayas helicoidales de
izquierda a derecha.
Exteriormente, el cañón
termina en una faja, seguida
de una parte roscada, que
sirve para atornillarlo al cajón
de mecanismos.
Presenta un rebajo para el
anillo del punto de mira de
Soldado del Ejército Popular posando con el mosquetón 1916.
Manual de combate
LA VOZ DEL FRENTE
Número 9 enero - marzo 2010
© Frente de Madrid 2010
Cabo de Requetés con el mosquetón
página 8
vesada por éstas por el
pasador eje. En las caras
laterales y anteriores están
trazadas las canales guías,
en las cuales se introducen
los dientes de las orejetas de
la corredera que regulan el
movimiento de elevación.
Posteriormente, termina en
una superficie plana, en cuya
parte superior está la muesca
de mira; dicha superficie plana
sobresale lateralmente para
servir de tope a la corredera
en su movimiento de
retroceso.
La corredera, es la pieza que
obliga al cuerpo del alza a
ocupar las posiciones
correspondientes a las
diversas graduaciones de la
base. Consta de una
superficie plana que se adapta
a la que existe en la parte
superior de la base del alza,
y se sujeta a ésta, por unos
rebordes que tiene en sus
extremos laterales, cuyos
rebordes presentan unos
índices para señalar en las
graduaciones laterales de la
referida base. La parte
superior tiene dos orejetas,
entre las cuales queda el
cuerpo del alza; estas orejetas
presentan hacia el costado
interior, los dientes que,
encajando en las canales guía
del mencionado cuerpo,
regulan su movimiento, y
hacia el costado exterior unos
botones espoleados
correspondientes a los
fiadores, cuyos extremos
entran en los dientes que
lateralmente tiene la superficie
plana de la base del alza para
fijar la corredera en sus
distintas posiciones. En el
interior de estas orejetas están
también alojados los muelles
en espiral de los fiadores.
Punto de mira.- Consta de
anillo con la base del punto,
manguito con aletas protectoras, que envolviendo el
anillo del punto se prolonga
hacia arriba, protegiendo a
éste, y guión o punto de mira.
En la base tiene un taladro
para el pasador que une el
manguito con las aletas
protectoras.
Cajón de mecanismos.Es la pieza a que se atornilla
el cañón y que contiene los
elementos necesarios al
funcionamiento del arma. Su
forma general es cilíndrica y
se divide en cabeza, cuerpo,
puente y rabera.
Cabeza.- Exteriormente
presenta un reborde donde
se aloja el rebajo del
guardamano, y en su parte
inferior una línea de fe, que
debe coincidir con la marcada
en la faja del cañón. En la
cara izquierda presenta un
orificio para escape de gases.
En su interior se observan los
alojamientos para los tetones
y las rampas de acceso a los
mismos, así como otra rampa
que permite la introducción
del cartucho en la recámara.
Cuerpo.- Tiene dos aberturas
en el sentido de su longitud:
la superior, que permite la
carga y expulsión de las
vainas, y la inferior, que
comunica con el depósito.
En su interior, a ambos lados
y a continuación de las
rampas de acceso, lleva las
canales guías de los tetones
del cerrojo, siendo la derecha
más honda para que pueda
pasar el extractor y tener
juego con la cabeza de éste.
La izquierda lleva el nervio
guía del tetón del mismo lado,
y ambas sirven de tope al
elevador del depósito.
En la parte izquierda tiene la
escotadura semicircular, que
llega hasta el nervio guía, y
cuyo objeto es facilitar la
operación de cargar.
Puente.- Tiene en su parte
anterior una escotadura para
introducir la lámina del
cargador, y en su parte
posterior, una superficie
helicoidal, por la que resbala
la parte anterior del prisma de
la manivela del cerrojo.
En su interior continúan las
canales guía del cuerpo, y
hay, además, otra central para
el resalte inferior de la cabeza
del percutor. En su parte
izquierda tiene una ventana
para el tope de retenida y dos
orejillas para el eje del portaexpulsor.
Rabera.- Es de forma
alargada y presenta una
prolongación de la canal
central del puente y un rebajo
para el talón de la nuez. En
el fondo de la canal se ven
dos ventanas: una para paso
del diente del disparo, y otra
para el diente de seguridad
del fiador. En su parte
posterior lleva un taladro con
la tuerca del tornillo inferior
del guardamonte. En la parte
inferior del cajón hay una
orejeta para sujeción del
mecanismo de disparo y un
talón con rosca, en el que
penetra el tornillo anterior del
depósito.
(Continuará)
Uniformes del frente
LA VOZ DEL FRENTE
Número 9 enero - marzo 2010
Fuerzas Regulares Indígenas,
por Rodrigo Gómez
© Frente de Madrid 2010
página 9
Típico uniforme de las tropas indígenas con camisa en
color barbanzo, seruales y alpargatas tipo legionarias
cubiertas por polainas de cuero. Sobre la cabeza, la
característica rexa.
© Frente de Madrid 2010
Soldado de Regulares vistiendo tarbuch y cazadora de
paño, muy utilizada durante las campañas de invierno.
Nótese el emblema de Regulares sobre el bolsillo
derecho.
Las Fuerzas Regulares Indígenas
fueron creadas en Melilla en 1911
por el entonces Teniente Coronel
Dámaso Berenguer, su fundación
se debió en gran parte a la protesta
de la población civil en la península,
secundada por la prensa, por la
participación de soldados
españoles en los combates
iniciados en 1909 en la futura zona
española del protectorado (Melilla,
desastre del Barranco del lobo,
movilización de reservistas y
estallido social de protesta en
Barcelona, “La Semana Trágica”).
Los antecedentes como unidad con
tropas indígenas se encuentran en
la formación de la Compañía de
Moros Mogataces de Orán y en
otras unidades, como la Milicia
Voluntaria de Ceuta y la de
Tiradores del Rif. La misión de las
fuerzas regulares fue la de
vanguardia y combate en todo tipo
de terreno y operaciones, y su
participación como fuerzas de
choque sería fundamental desde
esa fecha hasta el final de las
operaciones en el protectorado de
Marruecos. En 1914 se ampliaron
las fuerzas de Regulares con la
creación de cuatro grupos. Tetuán
n.º 1 (color distintivo azul), Melilla
n.º 2 (color distintivo rojo), Ceuta
n.º 3 (color distintivo verde), y
Larache n.º 4 (color distintivo azul
oscuro). Cada uno de estos cuatro
grupos estaba formado por dos
Tabores de Infantería de tres
compañías (mías) cada uno, más
un Tabor de caballería de tres
escuadrones (Durante la guerra
civil estás unidades se ampliaron
considerablemente, hasta llegar a
40 tabores de infantería en total).
Combatieron siempre en la extrema
vanguardia. En 1921 y tras el
Desaste de Annual fue creada otra
unidad llamada Grupo de Fuerzas
Regulares Indígenas de Alhucemas
n.º 5 (color distintivo rojo oscuro).
Formaron parte de la punta de
lanza desde los comienzos, durante
la denominada “Campaña del
Desquite” y en el Desembarco de
Alhucemas en 1925, entre otras
operaciones durante la Guerra de
Marruecos, finalizada en 1927.
Operaron por primera vez en
territorio metropolitano durante los
combates para sofocar la
revolución de Asturias en octubre
de 1934, y su participación en la
guerra civil fue importantísima, tanto
en volumen de fuerzas, como en
su función de fuerzas de choque,
verdadera carne de cañón para
encabezar los ataques más
difíciles. Su fama de feroces y
sanguinarios, se convirtió en una
auténtica arma psicológica durante
el conflicto.
Uniformidad y emblemas
Desde la acción de Laucien en
1913, en la que las tropas regulares
rescataron, atacando a la bayoneta,
a una unidad de cazadores
peninsulares, su emblema incorporó dos fusiles cruzados con
bayoneta calada sobre luna
creciente, que se luciría en
insignias, parches y hebillas.
Siempre ha caracterizado a estas
tropas el color garbanzo de sus
uniformes, sin apenas cambios
pese a la introducción del Uniforme
único en 1926, además de ciertos
tipísmos de los soldados indígenas
y el imperial rojo de las gorras de
plato de sus oficiales.
Las tropas indígenas, de las que
nos ocupamos en este número,
vistieron guerrera de cuatro bolsillos
o camisola del citado color,
pantalones morunos (serual o
zarigüelles), faja de tela, del color
del tabor correspondiente; como
prenda de cabeza, turbante blanco
(rexa), o tarbuch (gorro troncocónico rígido) o chichía (flexible)
de color rojo. Calzaban alpargata
(muchas veces la de media caña,
tipo legionaria) en verano y bota
corta (borceguí) en invierno, con
venda polaina del color propio de
cada tabor. El correaje podría ser
el habitual carniago en “Y” en color
avellana o negro, con portagranadas cilíndricos para las Lafitte
en muchos casos, dado el carácter
de tropas de choque, o el correaje
de cartucherines con decoración
moruna. La bolsa de costado de
cuero con adornos y flecos se
denomina skara, siendo usada
indistintamente la bolsa de costado
de lona (macuto) habitual en colores
blanco, gris, garbanzo o caqui.
Al operar principalmente en el
escenario magrebí, no disponían
de más prenda de invierno que las
habituales chilabas de paño pardo
con capucha morunas, posteriormente adoptadas por oficiales
españoles, con filigranas y elementos decorativos en el color del
tabor al que pertenecían y con forro
blanco en ocasiones. Al pasar a la
península y operar en zonas
montañosas y en campaña de
invierno se les dotó de cazadoras
de paño y capote-manta caquis,
como los de las tropas españolas.
En ocasiones de gala lucían
Alquicel (capa) blanco, ribeteado
en el color del tabor.
La candora fue otra prenda de
abrigo (cortaviento), en lona de
color garbanzo.
En cuanto a armamento, su fusila
habitual fue el Mauser 1893 de
7mm arbaia (“5 tiros”), si bien
durante la guerra civil se extendió
en esas unidades el uso del Mauser
1916 y el Ghewer 1898 alemán.
Dado el carácter de unidad de
extrema vanguardia, estaba bien
dotada de granadas de mano y
fusiles ametralladores y no
descartaban el uso de la gumía
(cuchillo curvo moruno) en los
combates cuerpo a cuerpo o en
operaciones nocturas.
LA VOZ DEL FRENTE
Imágenes de otra guerra
Número 9 enero - marzo 2010
© R. Gómez Alonso
página 10
Con esta imagen iniciamos una campaña para solicitar vuestra
colaboración. Queremos divulgar esas imágenes de origen familiar,
que forman parte de nuestra historia, personal y colectiva, y que
por su origen y trayectoria permanecen inéditas, en vuestras casas
o las de vuestras familias.
En nuestra primera fotografía podemos ver a un grupo de combatientes
nacionales, posando sobre un blindado T-26 capturado (obsérvese el aspa de
San Andrés sobre la escotilla de la torreta), que forma parte de una unidad
equipada con este tanque, prácticamente el único que merece ese nombre
entre los blindados empleados en nuestra Guerra Civil. Entre los blindados de
origen soviético se aprecian las cabinas de varios camiones.
La agrupación, los camiones,los tapabocas de cañón y la actitud de los
combatiente denota claramente que es una relajada foto de retaguardia... Por
desgracia una sombra impide ver el nº del carro al completo, que ¡Quién sabe!
tal vez permitiría recabar datos sobre la unidad.
Entre los sonrientes soldados, podemos ver camisas azules de falangista,
pantalones abotonados "granaderos", gorrillos isabelinos con borla, camisas
caqui, cazadoras corta de paño con tapa de bolsillo estilo sahariana, vendaspolaina, alpargatas y hasta boina y mono azul... En primer plano, con camisa
azul, Julián Alonso.
Por ciertas referencias familiares cabe situar esta fotografía en el Frente de
Madrid, zona sur, Cuesta de la Reina en las proximidades de Aranjuez.
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