EL LENGUAJE TRANSFORMADOR

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EL LENGUAJE TRANSFORMADOR
Por Cris(an Williman*
En una prís*na noche, con el firmamento cargado de estrellas, dos personas contemplan el cielo mientras conversan. La charla *ene ritmo propio, los temas apa‐
recen y se desvanecen sin sen*do aparente. En un mo‐
mento de silencio uno de los observadores repara en la increíble can*dad de astros que **lan lejanos y comenta: ‐que fantás*ca variedad de estrellas. Tras un pausa, su compañero, mientras las une en el aire con el dedo, seña‐
la: ‐y que extraordinaria diversidad de constelaciones. Una reflexión de esta historia es que dos observa‐
dores pueden tener una mirada diferente sobre un mismo hecho. Mientras uno solo ve estrellas, el otro *ene co‐
nocimientos que le permiten ver constelaciones. Es decir, las constelaciones no existen per se sino que están en la “mirada” de quien observa. Son una dis*nción en el len‐
guaje. Es el lenguaje lo que permite ver lo que no se veía, comprender lo que no se entendía. El lenguaje es usado para construir sen*do y en esta capacidad radica su poder transformador. Hacer sen)do
Si se traslada la historia, por ejemplo, a un ámbi‐
to laboral es posible encontrar situaciones similares. Un reporte de finanzas puede ser solo una hoja con números o una herramienta para la toma de decisiones, según la mirada de quien la lea. Un proceso de producción puede verse como conjunto de tareas o como un sistema de tra‐
bajo interrelacionado. En otras palabras, las cosas que su‐
ceden en un contexto par*cular no son evidentes, siem‐
pre estarán teñidas de la subje*vidad del observador.
“El lenguaje es usado para
construir sentido y en esta
capacidad radica su poder
transformador”
Es en el lenguaje donde se revela la manera de comprender el mundo y, por lo tanto, lo que se consi‐
dera posible e imposible. En palabras del filosofo Rafael Echeverria: “Existe una circularidad hermenéu*ca entre el lenguaje y la acción. El lenguaje es acción pero, al mis‐
mo *empo, la acción es lenguaje”. Esta concepción pone el foco en la capacidad humana de generar “realidad”, es decir que no solo permite hablar sobre algo (función re‐
presenta*va), sino también hacer que suceda (función genera*va). Esta facultad está vinculada a lo que sostenía otro filósofo, el norteamericano John Searle quien planteó que “sin importar el idioma que se hable, siempre se ejecutan el mismo número restringido de actos lingüís*cos: decla‐
raciones, afirmaciones, promesas, pedidos y ofertas”. Y hay solo dos de estos actos que generan acción: los pe‐
didos y las promesas. Estos ponen en funcionamiento un proceso genera*vo de acción que sirve para expresar la intención y el compromiso de hacer algo que tendrá lugar en el futuro. “Son las personas las que
transformando sus creencias sobre como las cosas
son, están en condiciones de
transformar la realidad que
experimentan”
Las posibilidades se abren, cierran o modifican de acuerdo a las declaraciones que se realizan. Al aceptar, rechazar o proponer alterna*vas, se presentan infinidad de caminos que puedan derivar en dis*ntos resultados. El hablar no es trivial ni inocente, se es responsable de lo que se dice y de lo que no se dice. Esto se relaciona con uno de los principios de la ontología del lenguaje que dice: “No solo actuamos de acuerdo a cómo somos, tam‐
bién somos de acuerdo a cómo actuamos”. El ser esta en constante construcción. Todo se transforma
Este paradigma señala que los seres humanos no están determinados, están condicionados. Son sus mo‐
delos mentales los que colorean su manera de pensar el mundo y ver lo que es posible. Desde esta perspec*va el poder transformador estriba en la capacidad que *enen las personas de transformarse a si mismas en primer lu‐
gar. Las celebres palabras del abogado, polí*co y pensador indio Mahatma Gandhi lo expresan con poé*ca claridad: “Seamos el cambio que queremos ver en el mundo”. Esto implica comprender que el punto de apalan‐
camiento más efec*vo está en el ser. En otras palabras, son las personas las que transformando sus creencias so‐
bre como las cosas son, están en condiciones de transfor‐
mar la realidad que experimentan. Un ejemplo de cómo funciona esto es observar el desempeño en una ac*vidad, atendiendo a la relación entre comportamiento y pensa‐
miento. Si se piensa que no se puede o que se va a errar, lo más probable es que así sea. Por otra parte, al tomar conciencia de este su*l vínculo, se despliega un espacio de aprendizaje que per‐
mite entender que al declarar un futuro deseado y luego actuar consistentemente para alcanzar el resultado, se completa la circularidad entre lenguaje y acción, abrien‐
do todo un campo de posibilidades. El asumir la propia responsabilidad en la par*cipación de lo que acontece es liberar el potencial creador.
Mirar constelaciones
Esta mirada sobre el fenómeno humano y las capacidades del lenguaje ofrece una interpretación que hace sen*do en tanto permite ubicarlo en un todo inte‐
grado, interrelacionado y dinámico. Estar en el mundo es estar siendo. El hombre esta en un proceso de constante devenir donde el exis*r trasciende la realidad dada en di‐
rección a las posibilidades. U*lizando la metáfora de los observadores que miran el cielo, las posibilidades serían como las constela‐
ciones. Están en la mirada de quien observa y la capacidad de verlo se asienta en las dis*nciones que podemos hacer en el lenguaje. Estas dis*nciones permiten pensar y, por lo tanto, lo que está siendo es pausible que sea de otra manera en la medida que se pueda reformular la forma en la que se está pensando. “Es en el lenguaje donde se
revela la manera de comprender el mundo y, por lo
tanto, lo que se considera
posible e imposible”
En el lenguaje se construyen las dis*nciones que permiten ver más o diferentes posibilidades. Quien esté comprome*do en transformar su realidad, estará acep‐
tando el desa[o de comenzar a atender al lenguaje que u*liza para nombrar el mundo que experimenta.
* Comunicador Social (UNLP), Coach Ontológico (ICP) y Capacitador Organizacional.
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