3. Mester de Clerecía - Lengua castellana y literatura

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Jesús Gallego Montero
AMENTO DE LENGUA Y LITE
DEPARTAMENTO DE LENGUA Y LITERATURA
1. EL MESTER DE CLERECÍA
Frente al arte de los juglares (con poemas en versos irregulares) se desarrolla
también en los siglos XIII y XIV el Mester de Clerecía, escuela poética formada por
escritores cultos, generalmente clérigos, que conocen el latín y que escriben en
una estrofa llamada cuaderna vía.
1.1.
La cuaderna vía es una estrofa de cuatro versos monorrimos (es decir, que
los cuatro tienen la misma rima) de catorce sílabas (versos alejandrinos)
divididos en dos hemistiquios a través de una cesura.
1.2.
Obras: El Libro de Apolonio, el Libro de Alexandre, las obras de Gonzalo de
Berceo, el Rimado de palacio del canciller Pero López de Ayala y el Libro del
buen amor de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita.
1.3.
Conciencia de escuela: Algunos de estos poetas tienen conciencia de que
su arte es más apreciado y refinado que el juglaresco. Véase la siguiente
estrofa del Libro de Alexandre:
Mester traigo fermoso,
non es de joglaría
mester es sin pecado,
ca es de clerezía
fablar curso rimado
por la quaderna vía,
a sílabas contadas
ca es grant maestría.1
2. GONZALO DE BERCEO
-
Es la máxima figura del Mester de Clerecía y primer escritor español de
nombre conocido.
-
Es riojano, clérigo vinculado al monasterio de San Millán de la Cogolla.
Nació a finales del siglo XII y murió hacia 1270.
-
Solo escribió poemas religiosos con cuya lectura podría edificar a los
peregrinos del Camino de Santiago. Es, por tanto, su obra básicamente
1
Libro de Alexandre, ed. Jesús Cañas, Madrid, Cátedra, 1988.
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poesía narrativa con una finalidad didáctica y moral, es decir, escrita
para enseñar doctrina religiosa.
-
Obras del autor: Escribió vidas de santos, como la de San Millán, Santo
Domingo y la de Santa Oriana. Pero su obra más famosa es Milagros de
Nuestra Señora.
-
Milagros de Nuestra Señora: poemario narrativo escrito en cuaderna vía
que consta de los siguientes elementos:
1) Una introducción alegórica, en la que el autor dice ser un
peregrino que descansa en un prado que, alegóricamente
(simbólicamente), semeja el Paraíso.
2) Le siguen veinticinco relatos (también en cuaderna vía) inspirados
en una colección de milagros de la Virgen que circulaba en latín
por ciertos monasterios de Europa. Lo importante es saber que, a
pesar de que Gonzalo de Berceo se inspira en una colección
latina ya existente, es capaz de dejar su propia huella y su
singularidad (recordad lo dicho en la introducción sobre el
concepto de originalidad en esta época).
Otra característica importante de Gonzalo de Berceo es que este
autor está cerca del pueblo que lo oye; podemos decir que se
“ajuglara”, porque, en cierta medida, actúa como un juglar ante su
público recitando su poesía doctrinal. Esto se ve perfectamente en su
poesía a través de las marcas de oralidad (cuando dice, por ejemplo,
“oiréis...”, “oíd...”, “escuchad...”, etc.).
3. JUAN RUIZ, ARCIPRESTE DE HITA: Libro de buen amor
-
No se conoce nada de su vida, solo que nació en Alcalá y que fue
Arcipreste de Hita (Guadalajara). Escribió en la primera mitad del siglo
XIV.
-
Una sola obra conocida: Libro de buen amor.
-
Versificación: Obra escrita en su mayor parte en cuaderna vía del Mester
de Clerecía. Compuesta por unos 7000 versos que suelen ser alejandrinos
de 7+7 sílabas, aunque también hay versos de 16 sílabas. Además de
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esta forma estrófica, Juan Ruiz se dejó influir por el arte de los juglares e
introdujo en su libro algunos poemillas en versos cortos, ya no
alejandrinos. Por tanto, en el Libro de buen amor conviven los dos
mesteres (Juglaría y Clerecía).
-
El libro de buen amor es una autobiografía ficticia (no verdadera) de
Juan Ruiz. Narra sus supuestos amores en primera persona con quince
mujeres.
-
En su introducción, Juan Ruiz confiesa su intención: Escribe para exhortar
el “buen amor” (el dirigido a Dios, amor cristiano, por tanto, finalidad
didáctica típica del mester de clerecía). Pero explica también que
contarán sucesos poco edificantes para que puedan ser evitados. Esta
doble vertiente genera ambigüedad con respecto a sus intenciones
morales.
-
Como hemos dicho antes, Juan Ruiz expone sus aventuras amorosas con
mujeres que van desde una serrana pasional hasta una gran dama. Nos
muestra así este clérigo una especie de teoría amorosa, entre cínica y
arrepentida.
-
El Arcipreste se sirve, además, en ocasiones de una TROTACONVENTOS
(personaje femenino que ayuda a los amantes a conseguir pareja y que
resulta ser el primer antecedente literario castellano de la vieja Celestina
de Fernando de Rojas).
-
En definitiva, su libro es un arte de amar
(recordad a Ovidio, poeta
latino) y es un verdadero monumento literario y lingüístico del siglo XIV. Lo
alegre, desenfadado y popular se mezcla con lo moral y severo. Esto
provoca una lectura ambigua, irónica y equívoca.
4. TEXTO
EL CLÉRIGO IGNORANTE2
Érase un simple clérigo que muy poco sabía.
Decía siempre la misa de la Virgen María,
no sabía decir otra, la decía cada día,
2
Versión modernizada extraída de Gonzalo de Berceo, Milagros de Nuestra Señora, ed. Juan Manuel Rozas López,
Barcelona, Plaza & Janés, 1986, pp. 254-255.
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la sabía más por uso que por sabiduría.
Fue este misacantano al obispo acusado
de que era un idiota, mal clérigo probado;
el Salve Sancta Parens sólo había usado,
no sabía otra misa este torpe embargado.
Duramente movido fue el obispo a saña:
“Nunca de sacerdote oí tamaña hazaña
—dijo—, y decid al hijo de la mala putaña
que ante mí se presente, no lo evite con maña.”
Vino ante el obispo el cura pecador,
con el gran miedo había perdido su color,
no podía, de vergüenza, mirar a su señor,
nunca pasó el mezquino por tan grande sudor.
El obispo le dijo: “Clérigo, di en verdad,
si es, tal como me dicen, tanta tu necedad.”
Díjole el buen hombre: “Señor, por caridad,
Si dijese que no, diría falsedad.”
El obispo le dijo: “Como no tienes ciencia
de decir otra misa, juicio, ni inteligencia,
te prohíbo que oficies, y te dicto sentencia:
vive, como mereces, de otra diligencia.”
Su camino hizo el clérigo, triste y desamparado,
sentía gran vergüenza, el daño muy granado;
pidióle a la Gloriosa, lloroso y aquejado,
que le diese consejo, porque estaba aterrado.
La Madre piadosa, la que nunca faltó
a quien de corazón a sus pies se postró,
el ruego de su clérigo enseguida escuchó,
y sin ponerle plazo pronto le socorrió.
La Virgo Gloriosa, Madre sin condición
se apareció al obispo enseguida en visión,
díjole fuertes dichos, un bravillo sermón,
descubriéndole en él todo su corazón.
Díjole bravamente: “Don obispo lozano,
contra mí ¿por qué fuiste tan duro y tan villano?
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Yo nunca te quité el valor de un grano
y tú me has quitado un capellán galano.
El que a mí me decía la misa cada día,
tú tuviste que hacía un yerro de herejía,
lo juzgaste por bestia y por cosa baldía,
le quitaste las órdenes de su capellanía.
Si tú no le mandares decir misa mía
como solía decirla, gran querella tendría.
Tú serás acabado en el treinteno día.
¡Después verás qué vale la saña de María!”
Con estas amenazas fue el obispo espantado,
mandó pronto enviar por el clérigo echado,
le rogó perdonase lo que él había errado,
porque fue en su pleito duramente engañado.
Mandóle que cantase como solía cantar,
y que de la Gloriosa fuese siervo en su altar;
si algo le faltase, en vestir o en calzar,
él, de lo suyo propio, le mandaría dar.
Nos encontramos ante el relato de Berceo más breve. Juan Manuel Rozas lo
ha calificado como el milagro de la humildad, frente a la soberbia encarnada
por el obispo3. El autor, conocedor de su público, nos plantea el siguiente
conflicto: un clérigo era tan “pobre de clerecía”, tan falto de sabiduría y oficio,
que solo conocía una misa, dedicada a la Virgen, y la repetía los 365 días del
año. Por eso fue acusado al obispo; este lo prejuzga y lo insulta antes de
conocerlo.
El significado moral que nos transmite se puede resumir con la siguiente frase: el
que se humilla será ensalzado y el que se ensalza será humillado, que está en
relación con algunos mensajes bíblicos: Bienaventurados los pobres de espíritu
(Mateo, 52); El justo reconoce el derecho de los humildes (Proverbios, 29, 7).
3
Juan Manuel Rozas, ed. citada, p. 343.
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5. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
ALVAR, Carlos, y GÓMEZ MORENO, Ángel, La poesía épica y de clerecía
medievales, Madrid, Taurus, 1988.
BERCEO, Gonzalo de, Milagros de Nuestra Señora, ed. Juan Manuel
Rozas López, Barcelona, Plaza & Janés, 1986.
BERCEO, Gonzalo de, Milagros de Nuestra Señora, ed. Michael Gerli,
Madrid, Cátedra, 1991.
Libro de Alexandre, ed. Jesús Cañas, Madrid, Cátedra, 1988.
RUIZ, Juan, Libro de buen amor, ed. Alberto Blecua, Madrid, Cátedra,
1992.
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