«Guardaos de la levadura de los fariseos» David Roper ierto día, Jesús dijo a Sus apóstoles: «Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos» (Mateo 16.6).1 Al comienzo, a los discípulos les desconcertó Su advertencia, pero al final «entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos» (Mateo 16.12; énfasis nuestro).2 En otra ocasión, dijo: «Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía» (Lucas 12.1; énfasis nuestro).3 No había enemigos de Cristo más insistentes que los fariseos. Rara vez hemos tenido una lección en que los fariseos no tuvieran que ver nada. De vez en cuando se nos han dado explicaciones acerca de quiénes eran,4 lo que creían y las razones por las que aborrecían al Señor. No obstante, no hay pasaje que los ponga al descubierto tanto como Mateo 23, junto con los pasajes relacionados de Marcos y de Lucas. ¿Por qué advirtió Jesús a Sus discípulos de la levadura (la influencia) de los fariseos? ¿Por qué dijo Jesús que la levadura de los fariseos era la hipocresía? Para dar una respuesta completa a estas preguntas, necesitamos estudiar Mateo 23. El Señor jamás habló palabras de censura más ásperas que las que se recogen en este capítulo. En la lección que acabamos de estudiar,5 consideramos varias razones posibles por las que Él habló tan duramente, incluyendo la posibilidad de que esperaba que la sacudida haría que algunos de los C 1 Jesús también se refirió a los saduceos y a los herodianos en Su advertencia (Mateo 16.6; Marcos 8.15), pero el énfasis de esta presentación es en los fariseos. 2 Es aconsejable que relate usted con mayor detalle la historia. 3 Vea información adicional sobre esta ocasión en la lección «La preocupación de un Pastor» de «La vida de Cristo, núm. 8». 4 Es aconsejable que haga usted un breve repaso relacionado con los fariseos en general. 5 Al decir esto se da por sentado que la lección «¡El ganador… y todavía campeón!» se presentó durante la clase bíblica y que este sermón se está predicando durante el culto de la mañana. Un examen más detenido de Mateo 23.1 –39; Marcos 12.38–40; Lucas 20.45–47 fariseos dejaran la satisfacción consigo mismos. Permítame añadir otra razón para el discurso: Se ha conservado porque usted y yo lo necesitamos. Las palabras de Jesús tienen aplicación universal; toda la humanidad está contagiada, en mayor o menor grado, con los pecados de los fariseos. Además, al igual que los fariseos, muchos de nosotros no nos percatamos de nuestras deficiencias. El «tratamiento de sacudida» puede beneficiarnos a nosotros también. Parece que nos resulta fácil detectar la hipocresía en otros,6 pero es difícil verla dentro de nosotros. Al estudiar Mateo 23, hagamos aplicación personal.7 EXPLICACIÓN8 (MT. 23.1–12; MR. 12.38–39; LC. 20.45–46) Cristo se dirigió primero a la muchedumbre, explicando los antecedentes para los «ayes» que seguirían: «En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos» (Mateo 23.2). Los escribas y los fariseos eran las autoridades en la ley de Moisés, autoridades que se habían nombrado a sí mismas, pero que por lo general eran reconocidas. Los escribas se mencionaban junto con los fariseos porque la mayoría de ellos eran miembros de esa secta.9 «Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo» (Mateo 23.3a). Esto es: «Todo lo que les digan que es conforme a las enseñanzas de Moisés, guárdenlo y háganlo». «… mas no hagáis conforme 6 Al menos, es fácil ver lo que nos parece que es hipocresía en otros. 7 He reducido a un mínimo la aplicación del texto en las notas que siguen. Haga usted la aplicación que corresponda a la situación social, moral y religiosa del lugar donde vive. 8 Los tres subpuntos de esta sección se han adaptado de Warren Wiersbe, The Bible Exposition Commentary (Comentario expositivo de la Biblia), vol. 1 (Wheaton, Ill.: Victor Books, 1989), 83–86. 9 Vea información adicional sobre los escribas, en el artículo «El mundo al cual vino Cristo» de «La vida de Cristo, núm. 1». 1 a sus obras, porque dicen, y no hacen» (Mateo 23.3b). La esencia de la censura que hace Jesús de los fariseos se encuentra en las palabras «dicen, y no hacen». En la NIV se lee: «no practican lo que predican». Como se recalcó anteriormente, los fariseos eran culpables de hipocresía (Mateo 23.13, 14, 15, 23, 25, 27, 29; vea Lucas 12.1).10 Cristo mencionó un ejemplo del estilo de vida «decir y no hacer» de los fariseos, cuando dijo: «… atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas» (Mateo 23.4). A pesar de que ya la ley era por sí sola una carga difícil de llevar (Hechos 15.10), ellos le habían añadido el enorme peso de sus tradiciones (Marcos 7.3). Insistían en que los demás cargaran tanto con la ley como con las tradiciones, pero habían inventado maneras como ellos mismos en lo personal podían librarse de guardar la ley.11 Ya vimos un ejemplo anterior de esto en el truco del «Corbán» para eludir el mandamiento de cuidar de padres ancianos (Marcos 7.11–13).12 Veremos otro ejemplo en los textos de la lección que se relacionan con la forma de expresar un juramento de modo que no implicara obligación (Mateo 23.16–22). A pesar de lo anterior, los fariseos deseaban que todo el mundo creyera que ellos eran varones piadosos de una calidad superior: «Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos» (Mateo 23.5a). La palabra «filacteria» significa «protección, resguardo».13 Los judíos usaban el término para referirse a pequeños estuches de cuero en los cuales ponían ciertos pasajes de la Escritura. Ellos se ataban con correas en sus manos y en sus frentes estos pequeños estuches y también los clavaban a la entrada de sus casas. Esta tradición de hombres se originó a raíz de interpretar Deuteronomio 6.8–914 al pie de la letra (vea también Deuteronomio 11.18–20). Los fariseos «[ensanchaban] sus filacterias» por medio de aumentar el tamaño de sus estuches de modo 10 Es aconsejable que repase usted el significado de la palabra «hipócrita» en la lección «[Y] se fue (primera parte)». 11 En mi país, diríamos que «habían inventado resquicios legales». 12 Vea el sermón «Una buena idea que dejó de serlo» de «La vida de Cristo, núm. 6». 13 The Analytical Greek Lexicon (El léxico griego analítico) (London: Samuel Bagster & Sons Ltd., 1971), 431. 14 Deuteronomio 6.8, 9 se refiere a escribir la ley de Dios en el corazón y en la mente y en hacer de ella la norma para la casa (vea Éxodo 13.9; Deuteronomio 11.18a). No 2 que fueran más grandes que los de las demás personas.15 Hablando de lo mismo, Jesús dijo: «… extienden los flecos de sus mantos» (Mateo 23.5b). Moisés había mandado a los israelitas hacerse flecos «en las cuatro puntas de sus mantos», flecos que les recordaran de la ley (Números 15.38–39; Deuteronomio 22.12). 16 El problema era que los fariseos extendían sus flecos memoriales haciéndolos más largos que los de todos los demás. Según los evangelios de Marcos y de Lucas, Jesús añadió otro ejemplo de las demostraciones ostentosas de los escribas y fariseos, cuando dijo:17 «… gustan de andar con largas ropas» (Marcos 12.38; vea Lucas 20.46). Las ropas largas que rozaban el suelo eran «las ropas de los ricos y los eruditos» (Marcos 12.38; LB).18 ¿Por qué estos dirigentes religiosos hacían tales demostraciones? Las hacían con el fin de recibir la alabanza de los hombres: «… aman los primeros asientos en las cenas» (Mateo 23.6a). Este era el lugar de la mesa que estaba más cerca del anfitrión (vea Lucas 14.7–11). «… aman […] las primeras sillas en las sinagogas» (Mateo 23.6b). La expresión «las primeras sillas» se refiere a una «fila semicircular de sillas que se ubicaban detrás de la […] mesa del lector, y que se orientaban de cara a la congregación».19 «… aman […] las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí» (Mateo 23.6–7). Les encantaba que los hombres hicieran reverencia delante de ellos y les saludaran con títulos tales como «¡Gran Rabí!». obstante, es más fácil llevar un estuche que hacer lo que la ley manda. Hay más comentario sobre las filacterias en mi tratado “Teaching Our Children to Love God” («Cómo enseñar a nuestros hijos a amar a Dios») (Fort Worth, Tex.: Star Publishing Co., s. f.). 15 Esto me parece cómico: «¡Soy más espiritual que tú porque mi estuche es más grande que el tuyo!». 16 En estudios anteriores, hicimos notar que cuando algunos tocaron el «borde» del manto de Jesús, ellos pudieron haber tocado esos flecos (Mateo 9.20; 14.36). 17 Mientras hable usted de las «demostraciones ostentosas» de los fariseos, es buena idea que se refiera a otros ejemplos que se encuentran en el texto, tales como hacer largas oraciones (Mateo 23.14; Marcos 12.40). 18 En los Estados Unidos, a veces oímos hablar de «moda de ejecutivo», un concepto que se refiere a las prendas que supuestamente distinguen al que las usa como una persona importante. Los fariseos y los escribas usaban «moda de ejecutivo». N. del T.: Debo aclarar que he usado el significado que da el diccionario bilingüe. El concepto original en inglés es «power dressing», que se refiere a algo así como «vestir de modo imponente». 19 J. W. McGarvey y Philip Y. Pendleton, The Fourfold Gospel or a Harmony of the Four Gospels (Cincinnati: Standard Publishing Co., 1914), 313. La mención del término «Rabí» hizo que el Señor diera un breve discurso sobre los títulos religiosos: Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo,20 y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni seáis llamados líderes; porque uno es vuestro Líder, el Cristo (Mateo 23.8–10; NASB).21 Cuando Jesús dijo que no llamáramos a alguien «maestro», «padre» o «líder», Él no estaba censurando tales términos en todos los casos. El Nuevo Testamento se refiere a los que hacen el trabajo de «maestro» (Efesios 4.11) o de «líder» (Hebreos 13.17, 24; NASB), y no hay nada malo con llamar «padre» al progenitor masculino de uno (Efesios 6.2).22 Antes, lo que Cristo censuraba era el uso de títulos religiosos: el uso de designaciones especiales para elevar a una «minoría privilegiada» por encima de los demás. Jesús recalcó, diciendo: «… todos vosotros sois hermanos». Al gran apóstol se le llamó simplemente «hermano Pablo» (2a Pedro 3.15), y a una colaboradora femenina se le llamó «hermana Febe» (Romanos 16.1). Esta clase de terminología familiar debería ser suficiente para cualquier cristiano. DENUNCIA (MT. 23.13–36; MR. 12.40; LC. 20.47) Había llegado el momento de que Jesús se dirigiera a los fariseos. Se volvió a ellos y pronunció ocho «ayes». Siete de estos se encuentran en Mateo, mientras que las palabras del Señor que recogieron Marcos y Lucas sugieren que hay un octavo «ay».23 ¡Las palabras de censura que Cristo dijo se encuentran entre «las más terribles que jamás se expresaron»!24 Jesús hizo un resumen de 20 Los discípulos de Jesús se referían a Este como «Rabí» (Mateo 26.25; Marcos 9.5; Juan 3.2). 21 Después del versículo 10, Jesús repitió palabras dichas anteriormente relacionadas con la necesidad de ser humildes (vers.os 11–12; vea Mateo 20.26–27; Marcos 10.43– 44). 22 Pablo se refirió a sí mismo como el «padre» espiritual de aquellos a quienes había enseñado (1era Corintios 4.15), pero a pesar de esto, ellos no le confirieron el título de «Padre Pablo». 23 N. del T.: El autor hace una aclaración acerca de la KJV que es válida para la Reina-Valera, así que la adaptaré a esta: En la Reina-Valera, el octavo «ay» se encuentra en Mateo 23.14, y también se menciona entre corchetes en la NASB. Aunque no se encuentra en Mateo en los manuscritos más antiguos, Marcos y Lucas dejan claro que formó parte de las palabras de censura que Jesús dijo en esa ocasión. En los pecados de los fariseos en esta ocasión.25 Las tradiciones frente a la verdad (Mt. 23.13) Las ideas preconcebidas que tenían ellos en relación con el Mesías les impedían reconocer a Jesús como Rey. Esas ideas también impedían que lo recibiera la gente a la cual ellos enseñaban.26 El dinero frente a la misericordia (Mt. 23.14; Mr. 12.40; Lc. 20.47) Cuando las viudas confiaban en que los fariseos cuidaban de los intereses de ellas, los dirigentes se aprovechaban de ellas, inventando maneras de estafarles sus propiedades.27 Robar a las viudas siempre ha sido un pecado atroz a los ojos de Dios (Éxodo 22.22–24; Deuteronomio 27.19). Las conquistas frente al evangelismo (Mt. 23.15) Los judíos evangelizaban de forma combativa al tratar de convertir a los gentiles al judaísmo (vers.o 15).28 Lamentablemente, los fariseos estaban interesados en hacer más fariseos antes que en hacer convertidos al Dios verdadero. Una vez que adoctrinaban a una «conquista» con sus erradas creencias, ese discípulo a menudo resultaba dos veces más celoso de «la tradición de los ancianos» (Marcos 7.3) que ellos; y por lo tanto, «dos veces más hijo del infierno»29 que ellos. La comodidad frente al compromiso (Mt. 23.16–22) El Antiguo Testamento enseñaba que los juramentos no debían hacerse a la ligera; habían de esta presentación, incluiré el octavo «ay» en el lugar en que se encuentra en Mateo en la Reina-Valera y en la NASB. 24 David Smith, Our Lord’s Earthly Life (La vida terrenal de nuestro Señor) (New York: G. H. Doran, 1926), 353; citado en H. I. Hester, The Heart of the New Testament (La esencia del Nuevo Testamento) (Liberty, Mo.: Quality Press, 1963), 194. 25 Warren Wiersbe usó un enfoque diferente de los «ayes», al contrastarlos con las bienaventuranzas (Wiersbe, 84–86). 26 Vea los comentarios sobre Lucas 11.52 en la lección «La preocupación de un Pastor» de «La vida de Cristo, núm. 8». 27 No sabemos exactamente cómo era que los fariseos «[devoraban] las casas de las viudas», pero todavía vemos esta clase de conducta poco ética de parte de algunos abogados inescrupulosos. 28 Coy Roper, “Factors Contributing to the Origin and Success of the Pre-Christian Jewish Missionary Movement” («Factores que contribuyeron al origen y al éxito del movimiento misionero judío precristiano») (Tesis de doctorado, University of Michigan, 1988), 20–49. 29 Los hebreos usan la preposición «de» en frases para dar a entender «que participa de la naturaleza de». Santiago usa una idea parecida en relación con la lengua en Santiago 3.6. 3 cumplirse (Números 30.2). No obstante, los fariseos enseñaban que era posible expresar un juramento de un modo tal que no era vinculante para quien lo hacía (Mateo 23.16, 18). Jesús expuso la falacia de este argumento (vers.os 17, 19–22). Tenga presente que Él había dado anteriormente estas instrucciones a Sus seguidores: «Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra; porque es el estrado de sus pies» (Mateo 5.34–35a). Lo secundario frente a lo primario (Mt. 23.23–24) Los fariseos eran sumamente cuidadosos en la observancia de rituales religiosos tales como el diezmo, hasta el punto de dar la décima parte de las diminutas hierbas que arrancaban de sus jardines.30 Al mismo tiempo, descuidaban la condición de su corazón: «[dejaban] la justicia, la misericordia y la fe» (vers.os 23a31; vea Miqueas 6.8). Esto fue lo que el Señor les dijo: «¡Guías ciegos, 32 que coláis el mosquito, y tragáis el camello!» (Mateo 23.24). Esta analogía que raya en la comicidad presentaba a los fariseos usando un colador para sacar el inmundo mosquito (Levítico 11.20, 23) del agua para beber, sin reparar en el camello igualmente inmundo que se tragaban (Levítico 11.4).33 En los versículos 23 y 24, ¿estaba Jesús diciendo que es un error preocuparse por obedecer todos los mandamientos de Dios, aun los que algunos consideran «pequeños»? En absoluto. Él dijo: «Esto [lo “liviano”] era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello [lo “pesado”]» (Mateo 23.23b; énfasis nuestro). Lo superficial frente a lo espiritual (Mt. 23.25–26) Cristo usó una ilustración de platos que estaban limpios por fuera, pero sucios por dentro (vers.o 25; vea Lucas 11.39). Les dijo a los fariseos que si limpiaban lo de dentro del vaso, lo de fuera estaría 30 Vea la página 12 de «La vida de Cristo, núm. 9». La menta se usaba para dar sabor. El eneldo y el comino se usaban en la cocina y también para preparaciones medicinales. 31 En relación con la expresión «lo más importante», vea los comentarios sobre los mandamientos «livianos» y «pesados», que se presentan en la página 24 de esta edición. 32 Son dos veces en este discurso que Jesús se refirió a ellos como «guías ciegos» (vers.os 16, 24). En cuanto al significado de este término, vea Mateo 15.14. 33 Un comentario de Mateo 23.24 aparece en David Roper, “Watch Out for the Camels!” («¡Cuidado con los camellos!») The Day Christ Came (Again) and Other Sermons (El día que Cristo vino [otra vez] y otros sermones) (Dallas: Christian Publishing Co., s. f.), 161–74. 4 automáticamente limpio (vers.o 26). No pruebe esto la próxima vez que lave usted platos. ¡No funciona en vasos de verdad, pero sí funciona en el corazón y la vida de las personas! La apariencia frente a la realidad (Mt. 23.27–28) Jesús usó otro contraste entre lo de fuera y lo de dentro:34 Los fariseos eran semejantes a «sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se [mostraban] hermosos, mas por dentro [estaban] llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia» (vers.o 27). Los fariseos eran religiosos por fuera, pero por dentro estaban «llenos de hipocresía e iniquidad» (vers.o 28). Las palabras frente a la acción (Mt. 23.29–36) Los fariseos hacían demostraciones de honor a los profetas del pasado (vers.o 29) y hacían hincapié en que ellos no eran como sus padres, que habían matado a esos profetas (vers.o 30; vea vers.o 37). Jesús dijo que ellos eran exactamente como sus padres (vers.os 31–32).35 De hecho, no pasaría mucho tiempo (vers.o 36) para que ellos mismos persiguieran y mataran a los representantes de Dios (vers.o 3436). Si necesitaban prueba de lo que Cristo estaba diciendo, podían considerar el hecho de que ellos, en ese mismo momento, estaban conspirando para matarlo a Él, el propio Hijo de Dios. Jesús les dijo que, debido al trato que habían dado a los mensajeros de Dios, «todo el juicio acumulado de los siglos [se descargaría] sobre las cabezas de esta misma generación» (vers.os 35–36; LB). LAMENTACIÓN (MT. 23.37–39) Aunque fueron dichas dos mil años atrás, las palabras de Jesús todavía queman nuestros oídos. No obstante, una vez más diré que la severidad de esas palabras no debería ser motivo para que creamos que Cristo no tuvo otro propósito más elevado que el de censurar a Sus enemigos. Él siempre se preocupó por Sus oyentes, fueran amigos 34 Los «ayes» coinciden considerablemente, pero el Señor pensó que cada uno de ellos era lo suficientemente importante para mencionarlo individualmente. 35 Jesús, por lo tanto, los consideraba responsables de «toda sangre justa que se [había] derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel […] hasta la sangre de Zacarías» (Mateo 23.35). La muerte de Abel se recoge en Génesis 4.8; la muerte de Zacarías (no el profeta menor) se recoge en 2o Crónicas 24.20–22. En vista de que la Biblia Hebrea comenzaba con Génesis y terminaba con 2o Crónicas, esto equivale a decir: «desde el primero hasta el último». 36 El libro de Hechos es un buen comentario del versículo 34. Note la frase «azotaréis en vuestras sinagogas». Es probable que algunos de los azotes que recibió Pablo (2a Corintios 11.23) se produjeran en sinagogas. o enemigos. La Biblia dice que «Jehová al que ama castiga» (Proverbios 3.12a; vea Hebreos 12.6). Es amor que castiga lo que impregna las palabras con que termina el capítulo. Jesús había llorado anteriormente sobre Jerusalén (Lucas 19.41–44). Ahora, esto es lo que Él decía: «¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados!» (Mateo 23.37a).37 En el pasado, Jerusalén había rechazado a los profetas de Dios. Ahora rechazaba al mismo Mesías. «¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos [incluyendo a los fariseos y a otros dirigentes religiosos], como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas,38 y no quisiste!» (vers.o 37b). «La ciudad de Dios»39 había rechazado al Hijo de Dios, y destrozó el corazón de Este. Debido a la dureza de corazón de la ciudad, eran tiempos terribles los que les esperaban: «He aquí vuestra casa os es dejada desierta» (vers.o 38). El término «casa» se usó en referencia al templo.40 En menos de cuarenta años, el templo sería destruido, junto con la misma ciudad, por los romanos.41 Ese espantoso evento era tan seguro que Cristo podía hablar de él como si ya estuviera sucediendo. No obstante, Jesús todavía amaba la ciudad y al pueblo de esta y anhelaba que pudiera recibirlo y de esta manera salvarse del castigo.42 Ese anhelo se manifiesta en las palabras que dijo al final: «Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor» (vers.o 39). La última parte del versículo 39 es una cita del versículo 26 de un salmo mesiánico [Salmo 118]43 y se refiere a regocijarse por la venida del Mesías. Unos días atrás, habían resonado esas 37 Las palabras de Mateo 23.37–39 son una repetición de palabras dichas anteriormente, cuando Jesús estaba en Perea (Lucas 13.34–35). 38 He visto gallinas que juntan sus polluelos debajo de sus alas, pero muchas personas jóvenes de los Estados Unidos no las han visto. Si lo mismo sucede con sus oyentes, es aconsejable que se tome un momento para describir esta conmovedora escena. 39 Vea Salmos 48.1, 8. 40 Compare el versículo 38 con Jeremías 12.7. 41 Vea los comentarios sobre Lucas 19.41–44, en la lección «Oportunidades desaprovechadas» de «La vida de Cristo, núm. 9». La destrucción venidera de Jerusalén (incluido el templo) se comentará más detalladamente en algunas de las lecciones que siguen de esta serie. 42 Jonás había anunciado la destrucción de Nínive (Jonás 3.4); sin embargo, cuando el pueblo se arrepintió, Dios no destruyó la ciudad (Jonás 3.10). Dios es un Dios de gracia. 43 Al Salmo 118 se le consideraba un salmo mesiánico (vea Hechos 4.11). Más temprano, ese día, Cristo había citado el versículo 22 de Salmo 118 (Mateo 21.42), el cual anunciaba que los dirigentes lo desecharían. palabras por la ciudad, cuando Cristo hizo Su entrada a Jerusalén (Mateo 21.9; Marcos 11.9; Lucas 19.38; Juan 12.13). Lamentablemente, los habitantes de la ciudad no entendieron la implicación de sus palabras. Si alguna vez llegaban a tener el deseo de volver a «ver» a Jesús (como Salvador y Señor de ellos), iban a tener que decir las palabras de corazón. Esa era la única esperanza que le quedaba a Jerusalén.44 CONCLUSIÓN Al llegar al final de este estudio, recordemos tres verdades clave del texto:45 1) Dios aborrece la hipocresía. Que cada uno de nosotros examine su propio corazón. 2) Dios requiere fe. Que cada uno de nosotros diga: «Bendito el que viene en el nombre del Señor», y que lo diga de corazón. 3) Dios apremia a la obediencia. Que cada uno de nosotros responda de inmediato,46 para que el Señor jamás diga de nosotros: «¡Cuántas veces quise juntar [a ustedes] como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas; y [no quisieron]!». 44 Mateo 23.39 es ambiguo. Podría significar: «Después que me vaya, no me volveréis a ver hasta que venga en juicio (refiriéndose a la destrucción de Jerusalén)». No obstante, el Salmo 118.26 es positivo, no negativo. Por esta razón, hice una interpretación positiva del versículo. Al mismo tiempo, debe tenerse presente la condición de dureza de la ciudad. Había poca esperanza de que ella cumpliera la condición propuesta por Jesús. Una última nota sobre este versículo: En él no se enseña que Jesús volverá a esta tierra algún día a reinar por mil años, momento en el cual, según algunos, Él será recibido por Jerusalén. R. T. France escribió que «las palabras hasta que digáis están expresadas en griego como una posibilidad indefinida antes que como un firme anuncio […] no hay promesa de que la condición se cumplirá». Además, este autor hizo notar que «un anuncio de futuro arrepentimiento se aparta bastante, no solo de la línea de pensamiento que corre por todo el capítulo 23 (del cual esto es la culminación) y del capítulo 24, que trata de juicio venidero, sino que también se aparta de la perspectiva del evangelio [de Mateo] como un todo, que ha hablado repetidamente de la última oportunidad de Israel, y de un nuevo pueblo de Dios de carácter internacional (8.11–12; 12.38–45; 21.40–43; 22.7; 23.32–36; etc.) [El] Porque con que comienza el versículo lo relaciona ambiguamente con el anuncio de que Dios dejaría desierta su casa, en el versículo 38» (R. T. France, The Gospel According to Matthew (El evangelio según Mateo) [Grand Rapids, Mich.: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1985], 332–33). 45 He enumerado algunas posibles aplicaciones al terminar. Usted puede ampliar las que he enumerado, o también puede enumerar otras más acordes con las necesidades de sus oyentes. 46 Es buena idea que les diga a sus oyentes no cristianos cómo deben responder (Marcos 16.15–16; Hechos 2.38), y a los cristianos que no han sido fieles, cómo pueden volver a Dios (Hechos 8.22; 1era Juan 1.9; Santiago 5.16). ©Copyright 2005, 2006 por La Verdad para Hoy TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS 5