LOS DIOSES MENORES - Biblioteca Virtual Universal

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Tesoro de la Juventud
LOS DIOSES MENORES
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Tesoro de la juventud
LOS DIOSES MENORES
Del libro de los "por qué"
PARA los antiguos, donde quiera que había vida, había un dios. Por eso los griegos
poblaron con divinidades el cielo. Pero estas divinidades no eran tan poderosas como los
dioses principales, y sólo tenían una parte del trabajo, de aquellos, tal como, guiar las
nubes, ayudar a los vientos a soplar, y así por el estilo. Investidos de misiones especiales,
estos dioses eran los subalternos de los poderosos del gran Olimpo, y los confidentes de
los mortales.
Prometeo engañó a Júpiter y se robó una chispa de fuego del Olimpo para dársela a los
hombres. Pero el rey de los dioses se vengó cruelmente, encadenando a Prometeo en el
Cáucaso y condenándolo eternamente a ser la presa de un buitre que le devoró el hígado.
Sin embargo, los hombres tuvieron, en lo futuro, el fuego, símbolo del intelecto y del
saber, que Júpiter no quería darles. Prometeo fué finalmente rescatado por Hércules.
Aurora (Eos), la diosa del amanecer, anunciadora de la llegada de la carroza del Sol. Los
antiguos la representaban vestida con un traje de color amarillo claro, sujetando una
antorcha, como heraldo del Día. Algunos poetas la ponen cabalgando en Pegaso, el
famoso caballo con alas, o persiguiendo a la Noche y al Sueño.
Hisperión, un hijo de Cielo y de Tierra, era el padre del Sol, pero algunos poetas
acostumbran a dar su nombre al Sol mismo.
Sol (Helios) tenía erigido altares entre los antiguos. Los egipcios le consagraron una
ciudad entera, Heliópolis. El pueblo tomaba el nombre del Sol para sus juramentos.
Helios es representado conduciendo su carroza, tirada por caballos que despiden fuego, o
como un hombre joven coronado con rayos de sol.
Faetón era otro hijo de Sol. Habiendo conseguido una vez un premio, Faetón pidió se le
instruyera en la conducción de la carroza del Sol, por un día. Los caballos de Helios
rápidamente notaron el cambio, desviándose del camino; entonces el cielo se estremeció
con tina conflagración y la tierra se secó hasta su propio centro. Faetón por esto fué
arrojado por los dioses en el río Eridano.
Las Estrellas. Estos luminosos cuerpos del firmamento tienen un origen sagrado. Su
misión principal era oír los ruegos de los mortales en todos los momentos difíciles de la
vida. Esto se debía a la proximidad de los cuerpos astrales al Olimpo, lo que hacía
suponer que podían atender cualquier petición dirigida a los dioses.
Lucifer (Fósforo) es el planeta Venus, el portador de luz, visto antes de la salida del Sol,
como la Estrella Matutina. Era hija de Júpiter y Aurora, dirigía a todas las demás
estrellas. En su representación aparece conduciendo tinos caballos blancos, por el cielo,
como heraldo del amanecer o Aurora.
Véspero (Héspero) es Ventis en su papel de Estrella Vespertina. Italia y España, ambas
situadas en el oeste, era por donde se ponía el Sol, y por ello fueron llamadas Hesperia o
las Tierras Occidentales.
Las Heliadas, hijas de Helios, fueron conocidas por su aflicción, a la muerte de su
hermano Faetón. Su llanto duró muchos meses, hasta que los dioses las transformaron en
árboles. Luna (Selene), después del Sol, era la más grande divinidad celeste. Selene fué
considerada en los últimos tiempos como Afrodita. Para Píndaro ella era considerada «el
ojo de la noche» y para Horacio era «la reina del silencio». Los lunes (lundí en francés,
del latín Lune dies) son sus días.
Las Híades (las Llovedoras) eran las hijas de Hyas, y su gran afición por la caza les fué
fatal. Ellas lloraban tan abundamente por su muerte que Júpiter, impresionado por su
pena, las convirtió en estrellas. Cuando aparecían con el Sol, para los griegos, era este un
síntoma de lluvia.
Las Pléyades eran las siete hijas de Atlas que fueron convertidas en estrellas, por que su
padre intentó leer los secretos de los dioses. Fueron llamadas Pléyades por un nombre
griego que significa «navegar», pues aparecen en Mayo, un enes muy favorable para los
marinos.
Orión fué un famoso gigante hijo de Neptuno y un perfecto cazador cuya muerte se debe
a los celos de Diana. Pero después que él murió, ella se arrepintió de su crueldad e
imploró de Júpiter un lugar especial en el cielo para Orión.
Sirio, o el perro estrella, es llamado al fiel perro de caza de Orión. Los griegos le temían
por tal causa y le ofrecían grandes sacrificios humanos. El nombre significa «abrasador»
y Sirio señala el comienzo de la estación más calurosa.
Calisto, una hija del rey de Arcadia, fué amada por Júpiter y convertida en una gran osa,
por los celos de Juno. Arcas, su hijo, estando un día de caza en los bosques, vió la osa e
iba a matarla. Júpiter, para evitar esta tragedia, puso fin a la vida de ambos,
convirtiéndolos en las estrellas «La Osa Mayor» y «La Osa Menor».
Pandora fué la primera mujer. Júpiter la hizo de barro, adornándola con los más bellos
encantos y entregándole una caja que ella deberia presentar, exclusivamente, al hombre
con quien fuera a casarse. Acompañada en la Tierra por Mercurio, Pandora se presentó a
Prometeo, pero él rehusó abrir la caja fatal que ella tomó para Epimeteo. Pandora es tenida
como la imagen de la tentación. Para los griegos era lo que Eva es para nosotros.
Epimeteo, hermano de Prometeo, se casó con Pandora para así poder poseer la caja; pero su
curiosidad fué castigada, pues al abrirla, la caja estaba llena de males que se extendieron
por el mundo. Unicamente quedó en el fondo de la caja la Esperanza. Por esto es que los
hombres siguen siendo alentados por la esperanza.
Los Vientos eran divinidades poéticas, hijos del Cielo y de la Tierra. Eu rey Eolo los
amarró en unos profundos abismos, y los terribles prisioneros rugían detrás de las puertas
de sus cavernas, hasta que Júpiter decidió dejarlos en libertad. Los poetas antiguos tenían
una palabra para cada uno de los cuatro vientos:
Euro, un viento procedente del sureste, era representado como la juventud casquivana,
violenta y desordenada.
Boreo era un viento norte, generalmente representado como un anciano de cabellos blancos.
Noto (Auster) era un cálido y enfurecido viento que sopla del sur. Nos lo representan
sujetando un perro de aguas, emblema de la lluvia, que éstos vientos traen.
Céfiro era el suave viento del oeste o del noroeste. Los griegos lo adoraban por que traía
frescura sobre su abrasadora tierra. Los poetas concebían a Céfiro como una dulce y serena
joven con alas de mariposas. Nuestra palabra céfiro, que significa la brisa, viene de su
nombre.
Tempestad tenía sus templos en Grecia y en Roma. En los antiguos monumentos aparece
con una cara irritada de aspecto terrible.
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W. M. JACKSON Inc., Editores
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