017 - Universidad Nacional del Nordeste

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La toponimia como modo de expresión
de la relación entre la población toba y su espacio
Meichtry, Norma - Censabella, Marisa - Liñán, Alejandra
Valdata, Marcela - Serra, Pilar - Torre Geraldi, Alejandra
Departamentos de Geografía y de Letras - Facultad de Humanidades - UNNE.
Av. Las Heras 727 - (3500) Resistencia - Chaco - Argentina.
Instituto de Investigaciones Geohistóricas - CONICET.
Av. Castelli 930 - CC. 438 - (3500) Resistencia - Chaco - Argentina.
Tel./Fax: +54 (03722) 476727 / 473314 - E-mail: meichtry@bib.unne.edu.ar - marisac@elsitio.net
DESCRIPCION DEL PROYECTO
Esta propuesta rescata un proyecto anterior que no llegara a ser realizado por razones ajenas al mismo y es
actualmente retomado, con muy escasas modificaciones que no alteran la esencia del que oportunamente estuviera
radicado como P.I. 447 de la S.G.C. y T. de la U.N.N.E. (Resolución 687/98 C.S.).
Los topónimos, además de ser fenómenos lingüísticos, son fenómenos históricos, ya que sus contenidos hacen
referencia a una realidad sociohistórica en cuyo contexto se da nombre a los hechos o accidentes geográficos, sean ellos
naturales o antrópicos. Por lo tanto son parte de nuestro patrimonio cultural y su abordaje se hará desde los puntos de
vista de la historia, la antropología social, la lingüística antropológica y la geografía.
Los nombres geográficos son un testimonio relevante y elocuente del pasado. Nacen en una determinada época
histórica y en una determinada etapa del desarrollo de una lengua; pero a su vez, a lo largo del tiempo sufren cambios
de forma, incluso a veces de contenido. Muchos topónimos se difunden a raíz de acontecimientos históricos como son
las migraciones de pueblos, las guerras de conquista y en general con cualquier tipo de contacto interétnico.
Pocos son los topónimos indígenas que aún perduran y que están registrados en las cartas geográficas, ya que
la toponimia de nuestra región sufrió significativas modificaciones a partir de la incorporación efectiva de estos
territorios al Estado Nacional. Esto es evidente cuando se encara el estudio de documentos de los siglos XVII, XVIII y
XIX, a tal punto que se hace muy difícil ubicarse geográficamente a partir de los mismos.
Como las modificaciones de la toponimia regional son relativamente cercanas en el tiempo, es posible rastrear
los topónimos indígenas en mapas antiguos, por ejemplo, los realizados durante las expediciones militares de fines del
siglo XIX y comienzos del XX, y en documentos antiguos. Para esta tarea, el aporte de la Historia es fundamental, en
tanto la Geografía brindará el apoyo necesario, particularmente a través del reconocimiento en el territorio, mediante
mapas y fotografías aéreas, de aquellos topónimos que expresan características geográficas. Paralelamente, lo reciente
de las modificaciones aludidas permite recopilar, a través del trabajo con informantes tobas, la información cultural
respectiva, siendo las técnicas de tipo etnográficas las más adecuadas al respecto.
Esta información va a permitir comprender las formas simbólicas de apropiación del espacio, las actividades
de subsistencia, los desplazamientos territoriales, etc., datos todos que no sólo van a aportar conocimientos sobre las
formas de vida de este pueblo sino que permitirán la localización de potenciales sitios arqueológicos factibles de ser
investigados. Se espera también que la toponimia pueda revelar datos sobre el contacto interétnico.
Desde el punto de vista lingüístico, se partirá del análisis de los topónimos aislando los componentes
morfológicos para luego considerarlos desde el punto de vista semántico (en cuanto a las relaciones paradigmáticas
entre lexemas y morfemas relativos a un mismo dominio o campo semántico); este análisis resultará fructífero al
momento de interpretar los elementos lexicales, sus agrupamientos y sus interrelaciones con los aspectos cognitivo y
antropodinámico de la cultura toba. El marco teórico-metodológico que se utilizará será el del funcionalismo francés ya
que su abordaje sincrónico-dinámico resulta operativo para esta investigación.
La sincronía dinámica entiende el estudio de una lengua como una coexistencia de usos y brinda las
herramientas metodológicas para indexar y evaluar variantes debidas a factores externos -de tipo sociolingüístico-,
internos -economía interna del sistema- y factores relacionados con el llamado ‘imaginario lingüístico’, atento a las
percepciones y evaluaciones de los hablantes acerca de las variedades de habla que ellos mismos y otros utilizan. La
sincronía dinámica explica, además, los cambios sintácticos en curso (también llamados ‘fenómenos de
gramaticalización’ en otros desarrollos funcionalistas) pudiendo explicar y predecir la tendencia de dichos cambios. En
esta investigación, el espesor sincrónico estará dado, fundamentalmente, por las variedades regionales tobas (dialectos),
los sustratos provenientes de otras lenguas indígenas y el asiduo contacto con el castellano.
El territorio a estudiar en esta etapa corresponde a la franja comprendida, aproximadamente, entre el río Paraná
y el meridiano de 60º Oeste y entre los paralelos de 26º 30' Norte y 28º Sur.
Objetivo general:
Interpretar las relaciones del hombre toba con el ecosistema, su antropodinamia y su cosmovisión, a partir de su
toponimia.
Objetivos parciales:
l.- Rescatar la toponimia toba de la región del Chaco Oriental
2.- Clasificarla
3.- Materializar los topónimos en la cartografía
4.- Encontrar vínculos entre los topónimos, los campos semánticos elaborados y:
a) la apropiación del ecosistema
b) la antropodinamia
c) la cosmovisión.
5.- Localización de antiguos asentamientos aborígenes aptos para su estudio
posterior con técnicas arqueológicas.
METODOLOGIA
Fase de documentación:
a) Localización de la información, recolección de datos:
Se recurrirá a importantes corpus documentales publicados y se procurará el auxilio de la “Guía de fuentes
etnohistóricas argentinas” confeccionada por Ricardo Rodríguez Molas y Martha Ottonello, presentada a CONICET,
que incluye documentos éditos, inéditos, crónicas, etc.
Esencialmente, una investigación como la propuesta debe acudir a los ricos repositorios regionales y
nacionales donde se archivan valiosas fuentes primarias. Se recurrirá también a la cartografía histórica y actual.
Además se compulsará la bibliografía referida a la región y también la que se refiere a esta cuestión en otras
localizaciones geográficas.
Para incluir la perspectiva del aborigen, se recogerá el testimonio de informantes tobas. Por un lado, contamos
con un corpus de relatos recogidos en el marco del proyecto “Naianec” de rescate del patrimonio cultural, que se llevó
a cabo en el Barrio Mapic de Resistencia, realizado por docentes y alumnos de la E.N.S. Nº 40, en el cual participó la
Lic. Alejandra Liñán, investigadora interviniente en este proyecto, y de donde es posible extraer un corpus inicial de
topónimos. Por otra parte, se continuará trabajando con informantes para ampliar los registros y facilitar el análisis.
Según las necesidades surgidas del trabajo con cada informante, se recurrirá, a la confrontación con la
cartografía junto al empleo de cuestionarios elaborados ad hoc.
b) Organización del material recolectado:
Se programará un plan de clasificación de los materiales. La propuesta que se hace tiene el carácter de
tentativa, pues entendemos que será necesario ajustarla o modificarla a medida que avance la investigación, según lo
señalen los mismos documentos, hasta acceder a una sistematización definitiva. Los grandes items de esta clasificación
serán:
• Fuentes primarias de origen militar
• Fuentes primarias de origen eclesiástico
• Fuentes primarias de origen civil
• Cartografía
Finalmente, se busca construir una base de datos.
Fase de análisis y procesamiento de datos:
a) Análisis del corpus documental
Incluimos los procedimientos hermenéuticos tradicionales, de interpretación y decodificación de las fuentes.
Estas serán sometidas, por tanto, a la crítica externa (grado de confiabilidad, es decir, autenticidad, fecha, lugar de
procedencia, etc.) y a la crítica interna (grado de confiabilidad de los testimonios consignados en dichas fuentes, es
decir, el valor de los testimonios, el grado de seguridad del autor, la compulsa del testimonio con fuentes coetáneas,
etc.)
• En un primer momento se hará el relevamiento de los topónimos tobas encontrados en la documentación y
cartografía analizada.
• Se confrontarán los términos provenientes de las diversas fuentes para verificar si existen o no coincidencias en la
denominación y en la localización.
• Se tratará de materializar todos los topónimos encontrados en una cartografía que permita georreferenciarlos con el
máximo de precisión. Se irán registrando los cambios toponímicos ocurridos a través del tiempo.
b) Análisis lingüístico:
Se utilizarán las herramientas de la lingüística descriptiva funcionalista.
• Se delimitará el corpus.
• Se caracterizarán las posibles variaciones en el tiempo.
• Se realizará el análisis morfológico para establecer las unidades mínimas de sentido de cada topónimo.
• Se consignarán los significados y, de ser posible, las historias relacionadas con los mismos.
• Se establecerá una clasificación tentativa.
• Se constituirán campos semánticos. En el análisis semántico, se dará importancia a la perspectiva del informante
para resolver las cuestiones inherentes a cómo está configurada su percepción del espacio, del tiempo, de la
naturaleza y su cosmovisión.
• Se formularán hipótesis acerca de lo implicado en los topónimos sobre esas configuraciones.
Fase de Reducción Analítica:
La información sistematizada a través de la metodología expuesta será sometida a control, análisis y
observación sistemática. De esta manera las hipótesis que se hayan formulado en el transcurso de la investigación serán
corroboradas, abandonadas o reformuladas interdisciplinariamente para establecer conclusiones con respecto a las
formas simbólicas de apropiación del espacio, las actividades de subsistencia, los desplazamientos territoriales, etc.
ESTADO DEL CONOCIMIENTO
Aunque existen diccionarios y vocabularios del toba, los avances en la descripción de la lengua son todavía
insuficientes como para que el investigador cuente con las herramientas adecuadas para todas las instancias que vaya
encontrando en su trabajo. Esto justifica que en nuestra investigación se haya dado importancia al análisis lingüístico
como una manera de obtener una verificación más confiable en cuanto al sentido que se atribuya a los topónimos.
Los trabajos realizados por el antropólogo Pablo Wright son un importante aporte no sólo al conocimiento de
la toponimia toba de Formosa sino que constituyen una valiosa propuesta metodológica para abordar estos estudios. El
autor utilizó cartas del Instituto Geográfico Militar en varias escalas, constatando los topónimos recogidos con los
obtenidos de informantes aborígenes. “Este estudio se ha enmarcado dentro de una perspectiva más general que se ha
orientado a dilucidar los parámetros centrales con que los qom construyen y conceptualizan la realidad. En este caso,
particularmente nos interesa cómo definen el espacio, entendido como una extensión que no es neutra, sino que está
sujeta a definiciones específicas por cada grupo humano que se relaciona con él” (Wright, 1991).
Respecto a la utilización de la toponimia para la localización de sitios arqueológicos, el trabajo realizado en la
provincia de La Pampa por el arqueólogo Ernesto Piana demuestra la eficacia de la utilización de la toponimia araucana
que, como lo señala el autor, “.....es fundamentalmente descriptiva, permitiendo en ciertas ocasiones entrever la
importancia que el sitio ostentó en la escala de valores aborigen, la existencia o ausencia de asentamientos en el paraje
o, cuanto menos, sus condiciones de habitabilidad” (Piana, 1981).
Trabajos previos
Con el título de “Patrones de distribución toponímica en el NEA”, Pilar Serra y Nélida Carrió publicaron, en
1996, un trabajo de investigación que tuvo como objetivos la identificación de los patrones de distribución toponímica
en el NEA y detectar cuáles son los posibles condicionantes de las variaciones espaciales de los mismos. Determinando
los patrones de distribución toponímica es posible interpretarlos en su contexto geográfico-espacial y también en su
relación cultural y evolución histórica. Este trabajo implicó una sistematización de los mismos a partir de la cual
elaborar un sistema de clasificación.
El relevamiento se realizó a partir de una cartografía que por su fuente y escala garantizó cierta homogeneidad
de criterios, simbología, denominaciones, levantamiento y desagregación y que además permitió estatizar la toponimia
en el tiempo. La cartografía oficial del país, elaborada por el Instituto Geográfico Militar, en escala 1:250.000 es la que
mejor respondió a los requerimientos, ya que su lenguaje simbólico aportó innumerables referencias de correlación
toponímica.
Una vez relevados todos los topónimos se elaboró un sistema clasificatorio; los topónimos en lenguas
indígenas fueron agrupados bajo la clasificación de autoctotopónimos. Esta sistematización permitió verificar que la
toponimia indígena se ha conservado mucho menos en las provincias de Chaco y Formosa que en la de Corrientes, lo
que significa una pérdida muy importante del patrimonio cultural de la región.
El análisis e interpretación de los autoctotopónimos en lengua guaraní se vio facilitado por la existencia de un
diccionario de topónimos (Irigoyen, 1994). En cambio, para las lenguas toba y wichí, al no contar con diccionarios
específicos, el trabajo interpretativo no pudo arribar a los mismos niveles.
En cuanto a los conocimientos aportados hasta el momento por los trabajos realizados en el marco del Proyecto
de Rescate Cultural Naianec, se observa la aparición en los testimonios de los informantes, fundamentalmente en un
relato histórico, de una serie de topónimos que aportan rica información sobre el modo de percibir el ecosistema y de
apropiarse del espacio.
Durante las primeras búsquedas de documentación en las fuentes primarias y en la cartografía, se pudo estimar
la aparición de un gran caudal de datos para analizar y clasificar. Todos ellos pueden ser pertinentes, pero su cantidad y
complejidad superan los límites temporales y los recursos humanos disponibles para esta investigación. Frente a esta
situación, se decidió elaborar una base de datos que fuera lo suficientemente amplia y flexible para poder fichar,
ordenar y relacionar la gran cantidad de datos rescatados de las fuentes escritas y orales. Para tal fin, se incorporó al
equipo una asesora técnica en informática.
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