CIEGO Él la amaba desde que la vio por primera vez en aquella

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CIEGO
Él la amaba desde que la vio por primera vez en aquella estación de tren donde
se conocieron. Después coincidieron en más sitios, era increíble lo que hacía el
destino. Se hicieron muy cercanos, y empezaron a salir al poco tiempo. Como
vivían en ciudades diferentes quedaban cuando podían, pero no le importaba
esperar, porque al ver su sonrisa hacía que se olvidara de todo.
Una mañana nevada quedaron en el parque. Vio cómo se acercaba a él, los
copos de nieve que caían en su rostro se derretían, y su sonrisa, ese simple
gesto que lo enamoraba cada vez más. Se acercó a ella y la besó cálidamente
haciendo que el frío desapareciera. Ella tuvo que irse al poco rato, pero
quedaron en verse esa misma tarde ya que le dijo que tenía una sorpresa para
ella.
Estaba nervioso, había llegado un poco pronto. En sus manos llevaba un ramo
de flores y un anillo. Le costó mucho escogerlo, no sabía si le gustaría, y eso lo
ponía más nervioso de lo que estaba.
Las luces de las farolas iluminaban el frío parque. Él seguía esperando bajo la
nieve, mirando el ramo de flores y pensando en ella. Se rindió y volvió a casa.
Unos días después recibió un mensaje de la chica que decía que no lo quería
volver a ver, que sólo lo utilizó.
El amor es ciego, no se dio cuenta que en el tiempo que estuvo con ella no
sabía nada de su vida, sólo tenía su número. Sin embargo ella lo conocía muy
bien. ¿Cómo no se dio cuenta de eso? Simple, estaba tan ciego que no le
dejaba ver nada más que su sonrisa, detrás de la cual estaba todo el engaño.
ÁNGEL GUARDIÁN
Él siempre se preocupaba por ella. Cuando ella salía él se quedaba al lado de
la ventana mirando el cielo por si llovía o se levantaba el viento para poder irla
a buscar. Era su ángel guardián, siempre estaba cuando lo necesitaba. Tenía
una foto de los dos en el móvil para que la protegiera cuando iba a visitar a su
familia lejana. Le decía que nunca lo dejaría. Pero las palabras sólo son eso,
palabras.
Era un día nevado, el frío no impedía disfrutar de la hermosa vista de las calles
y los árboles blancos. Ella había salido a hacer unos recados, pero cada vez
nevaba más fuerte y hacía más frío, y no quería que se enfermara en el camino
de vuelta, así que fue a buscarla.
Caminaba por las calles de la ciudad, había llegado a un parque vacío, y
entonces los vio. Su chica se estaba besando con otro. Se quedó de piedra, no
sabía si acercarse a ellos o salir corriendo. Se alejaron cogidos de la mano,
cada vez se acercaban más el uno al otro para protegerse del frío. Él sólo los
miraba sin moverse. El frío le dañaba las manos, pero en ese momento sentía
un dolor más fuerte en su interior.
Durante todo ese tiempo vivió en un engaño, ella salía casi cada día con la
excusa de ir a visitar a su familia, pero en realidad quedaba con otro. ¿Sólo fue
un juguete que poco a poco iba olvidando? Lo convenció con falsas palabras
para luego romperle el corazón de la forma más cruel posible, le arrancó las
alas a su ángel guardián.
VERDAD
Los días que él pasaba con ella eran muy tranquilos y agradables. Siempre que
iba a su casa ordenaba meticulosamente el salón para que se sintiera cómoda.
Había comprado un jarrón y flores para sacarle una sonrisa, últimamente la
notaba un poco distante.
Ese día él se tumbó en el suelo mientras ella le acariciaba la cabeza, le
encantaba cuando hacía eso, había un silencio cómodo y podía sentir su
respiración, pero algo lo inquietaba.
Desde hacía un tiempo estaba más ocupada de lo normal por el trabajo y no le
dejaba tocar su móvil. Cuando lo dejó solo lo cogió. Como fondo de pantalla
había una foto de la chica y otro chico que no conocía. ¿Quién era? Nunca le
habló de él. ¿Eso era lo que le escondía? La chica volvió, y al verlo con su
móvil se lo quitó rápidamente.
"Te dije que no lo tocaras". Se veía molesta. "El que debería estar molesto soy
yo. ¿Por qué me ocultabas esa foto?". La chica no reaccionó muy bien, no le
gustó que la hablara de esa manera, y empezó a golpearle el pecho con los
puños. Él le cogió de las muñecas para que parara, pero ella se apartó
enfadada. Se fue sin darle una explicación. ¿Cómo pudo engañarle con otro?
Intentó llamarla, sólo quería hablar tranquilamente con ella, pero nunca lo
cogió.
Darte cuenta de la verdad muchas veces es doloroso, te arrepientes de haber
querido saber más de lo necesario. Quieres volver atrás y dejar las cosas tal y
como estaban, pero no puedes vivir para siempre en el engaño.
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