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Sicología Cristiana: Cuerpo y Alma desde una perspectiva católica
De primeras, la psicologÃ-a y la fe pueden parecer socios inverosÃ-miles, pero son compatibles,
según una reciente publicación de una revista profesional de psicologÃ-a.
De hecho, la psicologÃ-a necesita un concepto de persona humana que pueda describir
adecuadamente qué es lo que son nuestro cuerpo y alma y cómo se relacionan. También
ayuda el reconocer que los seres humanos tienen deseos tanto naturales como trascendentes.
Esta es la afirmación de inicio de la recientemente publicada "edición católica" de la revista:
"Edification: A Journal of the Society of Christian Psychology" (V. 3.1).
Esta edición se ha confiado al Instituto para las Ciencias Psicológicas (IPS), una facultad de
psicologÃ-a en Arlington, Virginia.
El antiguo miembro del profesorado, Christian Brugger, ahora profesor en el Seminario
Teológico San Juan MarÃ-a Vianney, participa como redactor invitado y escribe el ensayo
introductorio sobre el que se basan muchas de las aportaciones que siguen a continuación.
PSICOLOGÕA CRISTIANA: CUERPO Y ALMA DESDE UNA PERSPECTIVA CATÓLICA
Una relación armoniosa es posible
En su artÃ-culo, Brugger precisaba que, dado que el fin de la psicologÃ-a clÃ-nica es ayudar al ser humano
a prosperar en términos de salud mental personal, resulta útil comprender la naturaleza de la persona
humana basándola en una sana antropologÃ-a.
Como seres humanos, explicaba, podemos levantarnos sobre las percepciones y emociones del cuerpo
porque somos más que seres corpóreos y nuestra facultad de razonar no es un órgano material.
Esto significa que la psicologÃ-a cristiana garantiza la libertad humana para la autodirección racional y la
libre elección en cuanto facultad inmaterial no determinada por leyes fÃ-sicas causales, concluÃ-a Brugger.
El peligro, con la extendida negación de las ciencias sociales laicas de la naturaleza inmaterial de nuestra
razón, es que no sólo abre la puerta a las afirmaciones del determinismo radical, sino que también niega
la dimensión espiritual de la persona humana, afirmaba Brugger.
Posturas en contraste
Paul C. Vitz, del IPS, destacaba algunas de las diferencias entre la postura cristiana ante la psicologÃ-a y la
visión laica en su ensayo titulado: "Replantear la TeorÃ-a de la Personalidad desde una Perspectiva
Cristiano Católica".
Vitz observaba que una interpretación cristiana de la personalidad comienza asumiendo que Dios existe y
que es una persona con la que se está en relación. Si un psicólogo acepta la existencia de Dios y la
validez de la dimensión religiosa de la vida, esto tiene la ventaja psicológica de permitirle tratar a un
cliente religioso de forma más honesta y con un mayor respeto.
Mucho de la moderna teorÃ-a laica de la personalidad, sin embargo, es reduccionista y asume que la
experiencia religiosa y los ideales morales son causado por fenómenos subyacentes más bajos, explicaba
Vitz. De esta forma, en la postura freudiana, el amor se reduce al deseo sexual; el deseo sexual a
fisiologÃ-a; y la vida espiritual o los ideales artÃ-sticos se reducen a impulsos sexuales sublimados.
En contraste, según Vitz, la postura cristiana es construccionista. Esto significa que acentúa los aspectos
más altos de la personalidad como conteniendo, y en ocasiones causando o transformando, los aspectos
más bajos.
Es, por tanto, un método sintético, que aúna las cosas en un patrón integrado, mientras que el
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pensamiento reduccionista es analÃ-tico. Vitz admitÃ-a que un buen análisis es un requisito importante. Sin
embargo, mucha de la psicologÃ-a moderna se ha limitado sólo a este análisis reductivo, sin un concepto
integrado de la persona humana.
Vitz también destacaba el contraste respecto a la teorÃ-a de la personalidad. Gran parte de la postura
laica considera la personalidad como un autónomo aislado. El cristianismo, por el contrario, no asume que
la meta de la vida sea la independencia y, en su lugar, da un papel central a las relaciones.
"El cristianismo postula la interdependencia, y el mutuo aunque libremente elegido cuidado por el otro, como
el tipo primario de relación adulta", comentaba Vitz.
Redescubrir la virtud
Reclamar una visión de la persona humana basada en la virtud es el tema del ensayo "Un PsicologÃ-a
Cristiano Católica Positiva: un Acercamiento a la Virtud", de los miembros del IPS Craig Steven Titus y
Frank Moncher.
De hecho, los filósofos clásicos, como Aristóteles, basaron su visión psicosocial desde el punto de vista
de la teorÃ-a de la virtud, afirmaban.
Dicha postura estudia la correlación potencial entre el bienestar psicológico y la bondad ética que se
despliega en las principales virtudes. Esto contrasta con algunas posturas laicas de la psicologÃ-a que
consideran la salud mental como una simple ausencia de desorden.
Titus y Moncher comentaban que es necesario un nivel básico de cada una de las principales virtudes para
ser considerado psicológicamente sano o tener un buen carácter. Por eso, "la psicologÃ-a cristiana debe
buscar no sólo la reducción de los sÃ-ntomas sino también el crecimiento en las virtudes adquiridas".
En un ensayo a parte, Moncher consideraba las implicaciones de las premisas antropológicas
especÃ-ficamente católico cristianas para la psicologÃ-a en una aportación titulada: "Implicaciones de la
AntropologÃ-a Católica para la Evaluación Psicológica".
Es importante, afirmaba, que un psicólogo tenga en mente una antropologÃ-a teológica y filosófica plena
al evaluar al cliente, y también que, interiormente, tenga la curiosidad de comprender la visión del mundo
y el sistema de valores del cliente.
Con demasiada frecuencia, sin embargo, el conocimiento referente a las realidades trascendentes, normas
morales, belleza estética, y al desarrollo de la virtud es tÃ-picamente excluido por los métodos clÃ-nicos
tradicionales.
Moncher también comentaba que la apertura a la antropologÃ-a cristiana resulta especialmente
importante cuando se trata de tareas como evaluar a candidatos a entrar en el sacerdocio o en la vida
religiosa, o en la labor de los tribunales católicos que deben examinar la validez de los matrimonios y la
capacidad de las personas de dar su pleno y libre consentimiento en sus votos matrimoniales.
Vocación
Los miembros del IPS Bill Nordling y Phil Scrofani se ponÃ-an al otro lado de la mesa y consideraban qué
significa para un médico la postura católica en su ensayo, "Implicaciones de una AntropologÃ-a Católica
para el Desarrollo de un Acercamiento Católico a la Psicoterapia".
Explicaban por qué el concepto de vocación es útil cuando se aplica a una carrera profesional como la
de terapeuta.
"Para un cristiano, convertirse en terapeuta puede ser la respuesta a una llamada única de Dios a
proporcionar servicio médico mental a clientes que sufren", escribÃ-an.
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Bajo este prisma, la tarea del terapeuta no sólo implica una relación terapéutica con el cliente, sino que
es una relación que va más allá del negocio. "El ver la profesión que han elegido como una vocación
personal le motiva no sólo a observar de modo concienzudo su ética profesional, sino también a
practicarla de acuerdo con los principios éticos católicos", añadÃ-a Nordling y Scrofani.
Esta concepción del terapeuta basada en la vocación también le servirá para motivarse cuando el
trabajo con un cliente sea difÃ-cil, o cuando se requieran sacrificios de tiempo o dinero.
El concepto de vocación no sólo orientará al terapeuta en la comprensión del cliente y de su tratamiento,
sino que le guiará también en la comprensión de que el cliente está encajado en una familia, en una
cultura y, en ocasiones, en una tradición religiosa.
"Este acercamiento a la psicoterapia demuestra un profundo respeto por la diversidad comenzando por el
principio fundamental de que el cliente es una persona única e irrepetible hecha a imagen de Dios",
comentaba Nordling y Scrofani.
"Además, en última instancia, es un imperativo moral permitir al cliente que haga elecciones libremente
que le autodefinan de acuerdo a su conciencia".
Al concluir su aportación, los autores especifican que un acercamiento a la psicoterapia asÃ- conformado
antropológicamente no debe concebirse como opuesto a la ciencia de la psicologÃ-a.
Por tanto, los métodos terapéuticos serán elegidos de acuerdo a su probada eficacia.
También concedÃ-an que el foco primario de un terapeuta debe seguir siendo el funcionamiento
psicológico del cliente, dejando los temas espirituales más especÃ-ficos al clero y a los directores
espirituales.
En general, la revista presenta ideas provocadoras sobre cómo una antropologÃ-a basada en el
cristianismo puede proporcionar valiosas aportaciones sobre la condición humana.
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Autor: zenit.org
ROMA, domingo, 21 de junio de 2009.
SE PUEDE usar este material con toda libertad, citando la fuente.
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