Fígaro, criado del Conde Almaviva, está preparando su boda con Susana, doncella de la Condesa, desconfiando ésta de la generosidad del Conde ante sus insinuaciones para ejercer el recién caducado privilegio de “prima noctis”. Marcellina intenta evitar la boda haciendo valer las cláusulas de un antiguo contrato, con el apoyo del Dr. Bartolo, quien tiene viejas cuentas pendientes con Fígaro, generándose momentos de tensión entre ambas. El paje adolescente Cherubino le pide ayuda a Susana ante el Conde para evitar su expulsión del palacio por un enredo, pero la presencia inesperada del Conde y D.Basilio complican su situación, aunque finalmente el Conde lo mantiene a su servicio en su ejército. Un coro de aldeanos conducidos por Fígaro canta una alabanza al Conde por su renuncia a la “prima noctis”, tras lo cual el propio Fígaro alecciona a Cherubino en su futura vida militar. La Condesa, informada por Susana de las intenciones del Conde, lamenta su desamor, tras lo cual Fígaro le cuenta un plan para despertarle celos, urdiendo una cita a la que acudirá Cherubino disfrazado, pero el repentino retorno del celoso Conde le obliga a una precipitada y accidentada huída, pero Susana consigue sacarla del aprieto. La llegada de Fígaro, apremiando la celebración de la boda, despierta suspicacias en el Conde, aumentadas por las quejas del criado Antonio, cuyas jardineras han sufrido destrozos durante la huída de Cherubino, aunque Fígaro consigue desviar hacia él sus sospechas. Marcellina, el Dr.Bartolo y D.Basilio aparecen reclamando un antiguo contrato matrimonial de la primera con Fígaro, dejando la boda en el aire. El Conde queda perplejo por la situación, pero Susana decide insinuársele para ganar su voluntad en el litigio, aunque no evita su irritación hacia Fígaro. Se celebra un juicio, conducido por D.Curzio, en el que se descubre que Fígaro es en realidad un hijo perdido de Marcellina y el Dr.Bartolo, lo que permite la celebración de su boda con Susana, a la que se une la de sus reaparecidos padres, en el transcurso de la cual se baila un fandango en el que Susana le da una nota de cita al Conde, urdida por la Condesa. Fígaro descubre gracias a Barbarina la cita de su esposa con el Conde, lo que le despierta sus celos. La Condesa se disfraza de Susana para acudir a la cita, donde espera oculto un celoso Fígaro, mientras que la verdadera Susana asiste oculta, al igual que el resto de personajes. Cherubino reaparece y complica la situación, pero Susana consigue reconducir los hechos con Fígaro con quien se reconcilia, ante la aparición airada del Conde dispuesto a castigar a los presentes, pero la presencia final de la Condesa disfrazada de Susana lo desenmascara ante todos y le obliga a suplicar perdón, propiciando la reconciliación final.