El debate agencia-estructura en las Relaciones Internacionales

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El debate agencia-estructura en las Relaciones Internacionales: voluntad
política y limitaciones
IPSA, Madrid, julio 2012.
Gastón Aín, magister RRII, UAM (gastonain@hotmail.com)
Sergio Caballero, doctor RRII, UAM (sergio.caballero@uam.es)
Work in progress. No citar sin permiso expreso de los autores
Resumen: El debate agencia-estructura es uno de los ejes centrales de la
disciplina de Relaciones Internacionales y es parte del actual debate
ontológico-epistemológico. En este artículo se aborda esta problemática de la
agencia y la estructura confrontando los enfoques teóricos racionalistas y
reflectivistas, con la intención de ver cómo afrontan esta disyuntiva desde
distintos posicionamientos teóricos. Aunque el neorealismo afirma su apuesta
por
la
estructura
del
sistema
internacional,
es
criticado
porque su
estatocentrismo sitúa al estado en la posición de agente. Por el contrario,
desde enfoques constructivistas-reflectivistas se pretende dimensionar ambos
niveles y entender cómo se retroalimentan entre la agencia y la estructura. En
este trabajo, primero se presenta el problema agencia-estructura para poner de
manifiesto la relevancia metateórica de este tema y se abordan estos debates
teóricos dentro de la disciplina. Posteriormente, y a modo de ejemplo, se hace
uso de los imaginarios sociales latinoamericanos en relación a la dicotomía
entre unidad regional y los nacionalismos para mostrar cómo los actores tienen
capacidad de actuación y cambio, pero al mismo tiempo se ven constreñidos
por una estructura, que no es solamente material y fija, sino ideacional y
lentamente cambiante siguiendo los patrones de la longue durée de Braudel.
De
estos
argumentos
se
desprenderán
tres
reflexiones
sobre
la
retroalimentación entre agencia y estructura, la inclusión de elementos
ideacionales en las estructuras y la capacidad de cambio en las estructuras en
virtud de las decisiones adoptadas por los agentes.
1
I. Introducción
El debate agencia-estructura es uno de los nudos gordianos1 de la disciplina de
las Relaciones Internacionales. Su dificultad y su aparente irresolubilidad han
estimulado un prolífico debate entre distintas posiciones y enfoques
académicos. De hecho, todas las teorías de Relaciones Internacionales, de
manera más o menos explícita, tienen una lectura particular de lo que
llamamos el problema agencia-estructura2, tal y como ejemplificaremos en
unos pocos casos más adelante. Las distintas maneras de entender el mundo
internacional y de cómo aprehenderlo, esto es, las ontologías y epistemologías
de las que parten los diferentes enfoques determinarán, en última instancia, su
forma de posicionarse ante este debate. De este modo, podemos visualizar
esta problemática como un laboratorio en el que reflejar qué es en esencia el
mundo internacional para algunos autores (ontología) y cómo podemos
conocerlo, aprehenderlo o explicarlo (epistemología).
“La agencia y la estructura son los componentes definitorios para
entender la interacción humana en una sociedad y para explicar los fenómenos
sociales. El problema agencia-estructura se refiere al conjunto de cuestiones
relativas a la interrelación entre esos dos componentes y a la manera en la que
las explicaciones de los fenómenos sociales las integran”3. Así pues, cuando
hablamos del problema agencia-estructura estamos haciendo referencia a “dos
problemas interrelacionados, uno ontológico y otro epistemológico”4.
Y, al mismo tiempo, el posicionamiento ontológico y epistemológico ante
esta problemática no será neutro ni permanecerá en un plano de abstracción
1
BIELER, Andreas; MORTON, Adam David. “The Gordian Knot of Agency-Structure in
International Relations: A Neo-Gramscian Perspective”, European Journal of International
Relations, vol.7, n.1, pp.5-35, 2001.
2
WENDT, Alexander. “The agent-structure problem in international relations theory”,
International Organization 41, 3, Summer 1987, pp. 335-370. Y también en WIGHT, Colin.
Agents, structures, and international relations: politics as ontology, Cambridge University Press,
New York, 2006; p.4.
3
FRIEDMAN, Gil; STARR, Harvey. Agency, Structure and International Politics. From ontology
to empirical inquiry, Routledge, London and New York, 1997; p.3; mi traducción del original en
inglés.
4
WENDT, Alexander. “The agent-structure problem in international relations theory”,
International Organization 41, 3, Summer 1987, p. 339.
2
teórica. “Los sistemas políticos internacionales, al igual que todos los sistemas
sociales, están compuestos por agentes y estructuras. Y además, la agencia y
la estructura están interrelacionadas”5. De este modo, la posición de ambos
elementos y el tipo de relación que establezcamos entre ellos llevarán
aparejada una particular forma de afirmar qué es el mundo internacional y
cómo lo conocemos, esto es, de nuestra ontología y nuestra epistemología
como investigadores. En este sentido, sin lugar a dudas, “el problema agenciaestructura es político”6. De este modo, la capacidad de agencia es también un
elemento determinante a la hora de conectar una teoría con la dimensión
normativa, esto es, con su capacidad para incidir y cambiar la realidad
internacional. Veremos, por tanto, qué margen de actuación y de cambio queda
reservado para el agente frente a las estructuras que le constriñen y
condicionan.
Dicho lo cual, en la siguiente sección acometemos un brevísimo repaso
teórico de algunas de las posiciones más reseñables que actúan como
referentes en este debate, desde el neorealismo de Kenneth Waltz hasta el
constructivismo de Alexander Wendt, pasando por enfoques neogramscianos.
En un epígrafe posterior se pondrá énfasis en el hecho de que las estructuras
estén configuradas también por elementos ideacionales, y no sólo materiales
como frecuentemente es asumido. A continuación, se presentará la pugna
entre la capacidad de incidencia de los tomadores de decisiones (los agentes)
y los constreñimientos y limitaciones de los imaginarios sociales (las
estructuras). A tal fin y para mayor claridad, se utilizará un caso concreto como
es el de las tensiones entre los proyectos de unidad regional latinoamericana y
su construcción eminentemente nacionalista como estados independientes tras
sus procesos de emancipación. Finalmente, concluiremos con algunas
reflexiones extraídas de nuestras argumentaciones.
5
FRIEDMAN, Gil; STARR, Harvey. Agency, Structure and International Politics. From ontology
to empirical inquiry, Routledge, London and New York, 1997; p.3; mi traducción del original en
inglés.
6
WIGHT, Colin. Agents, structures, and international relations: politics as ontology, Cambridge
University Press, New York, 2006; p.63; mi traducción del original en inglés.
3
II. El debate académico sobre la agencia y la estructura: ontología y
epistemología
El debate agencia-estructura resulta clarificador de los postulados presentados
por los distintos enfoques de la disciplina de las Relaciones Internacionales y
de las argumentaciones de las que se valen para sostener sus afirmaciones y
su forma de concebir el mundo internacional. Es oportuno precisar que
entendemos la agencia y la estructura como categorías internas y de
delimitación teórica manejadas entre los estudiosos e investigadores de las
Relaciones Internacionales. En este sentido, no son elementos que existen
como tales en la realidad, sino que serán abstracciones que nos sirven para
discurrir sobre la aplicación de distintos enfoques teóricos sobre la realidad. Por
tanto, este debate agencia-estructura, en última instancia, tiene más o menos
auge y repercusión en función de las dinámicas de la propia disciplina de las
Relaciones Internacionales. Así pues, cuando hemos asistido a intensos
debates interparadigmáticos sobre la manera de concebir la ontología y la
epistemología el problema agencia-estructura ha aflorado con mayor
relevancia. Ejemplo de ello fue el giro lingüístico y sociológico de finales de los
años 80’s y principios de los 90’s en los que el constructivismo y enfoques
reflectivistas retaron al mainstream de la disciplina, eminentemente racionalista
y positivista, en lo que se conoce como el cuarto debate y que aquí rescatamos
en parte a efectos de contextualizar la problemática agencia-estructura.
Asimismo, actualmente el ascenso de acercamientos postmodernistas y la
irrupción de nuevos enfoques materialistas, nos obligan a repensar una vez
más los sustentos teórico-filosóficos con los que nos acercamos al mundo
internacional y, para ello, haremos uso de la susodicha problemática entre la
agencia y la estructura.
Dicho lo cual, pasamos a hacer un somero repaso de las posiciones
teóricas más destacadas respecto a esta temática, siendo conscientes de que
dejamos pendientes algunos enfoques teóricos que serán susceptibles de ser
introducidas en ulteriores desarrollos de este trabajo. Partimos de la idea de
que
las
Relaciones
Internacionales
han
tenido
tradicionalmente
un
acercamiento eminentemente agente-céntrico, en virtud del cual se priorizaba
el papel del individuo o del estado por encima de las estructuras. Ya las bases
4
del liberalismo situaban al hombre como el referente principal y el realismo se
acercaba al mundo de las relaciones internacionales desde la óptica del
estado.
Sin embargo, en su pretensión de ser considerado como científico y
escapar de la particularidad del agente, el neorealismo de Kenneth Waltz se
autodefine como sistémico y aspira a situar los postulados realistas en el nivel
de la estructura. De este modo, desde el neorealismo se concibe la anarquía
internacional como el principio fijo inspirador de las relaciones internacionales,
de un sistema de estados de auto-ayuda. Sin embargo, al fijar el neorealismo el
contexto internacional anárquico como una constante, pasa a poner el foco
realmente en el estado. Por tanto, será el estado entendido como la variable,
como la unidad de análisis que, en última instancia, tiene capacidad de
agencia. Así pues, a pesar de que el neorealismo de Waltz sea calificado como
sistémico, al posicionar al estado como la unidad de análisis de su sistema
internacional anárquico y de auto-ayuda, en última instancia sostiene y reafirma
su argumentación teórica basándose en el estado. Por eso, en relación con el
debate agencia-estructura, el neorrealismo, aunque se autodefina como
sistémico, no puede sino ser calificado como centrado en la agencia –esto es,
en los estados y sus capacidades materiales-, y no en la estructura –es decir,
en la composición y lógicas del propio sistema internacional-7.
Por tanto, los enfoques teóricos que realmente apostarán por centrarse
en las estructuras y por abordar las relaciones internacionales desde ellas,
serán los estructuralistas, mayormente imbuidos de lógicas marxistas y que
explicarán el mundo desde la óptima de una estructura capitalista y de
dominación económica. Así, surgirán variantes (teorías centro-periferia, sistema
mundo, teoría de la dependencia, etc.) que priorizan las estructuras del sistema
internacional por encima de la capacidad de agencia individual.
El giro lingüístico y sociológico de los años 80’s tendrá múltiples
consecuencias en la disciplina de Relaciones Internacionales. A los efectos que
7
“Despite its strongly systemic focus, then, neorealism’s view of the explanatory role of system
structures is decidedly state- or agent-centric”. WENDT, Alexander. “The agent-structure
problem in international relations theory”, International Organization 41, 3, Summer 1987, p.
342.
5
aquí estamos tratando, desde las nuevas posiciones constructivistasreflectivistas se plantea la no adscripción a la agencia ni a la estructura como
ontológicamente previo el uno respecto del otro, sino como ontológicamente
distintos y separados, pero necesariamente interrelacionados de forma
intersubjetiva. Así, Alexander Wendt8, autor considerado como uno de los
referentes del constructivismo, afirma que nos podemos acercar a la cuestión
agencia-estructura desde diversos ángulos: por una parte, señalando a una de
las dos unidades, sea la agencia o sea la estructura, como ontológicamente
primitiva respecto de la otra o, por otra parte, considerando a ambas como
iguales y por tanto confiriéndoles un estatus ontológico al mismo nivel. De
hecho, mientras que el neorrealismo de Waltz, como veíamos, basa su análisis
en el elemento que considera determinante, esto es, el estado; las teorías del
sistema-mundo harían lo propio priorizando las estructuras económicas
mundiales y las lógicas capitalistas imperantes. Sin embargo, el enfoque
constructivista (o estructuracionista9) de Wendt apuesta por conferir un mismo
estatus ontológico a los agentes y a las estructuras. De esta forma, pretende
evitar considerar a ninguno de los dos elementos como ya dados y no
problemáticos10, sino que sean concebidos como interrelacionados
y
mutuamente determinantes. A raíz de lo que afirma este autor, estamos ante
un enfoque “generativo” en el que habría que determinar cómo se desarrolla
ese proceso de interacción entre los distintos elementos.
No obstante, esta visión de Wendt es a su vez criticada desde autores
que apuntan que lo que acabaría sucediendo en este análisis constructivista es
que se confunde lo que es realmente agencia y lo que es estructura y, en
última instancia, en aras a intentar superar el reduccionismo ontológico del
neorealismo, se caería en una suerte de reduccionismo “a secas” en la medida
8
WENDT, Alexander. “The agent-structure problem in international relations theory”,
International Organization 41, 3, Summer 1987, p. 339.
9
Así llamado también para diferenciarlo del “estructuralista”, que sería el caso anterior citado,
que mencionamos en relación con las teorías del sistema-mundo. En relación a este tema, ver
al creador de la “teoría de la estructuración”: GIDDENS, Anthony. Central Problems in Social
Theory: Action, Structure and Contradiction in Social Analysis, University of California Press,
1979.
10
“World-system theorists, then, like neorealists, treat their primitive units […] as given and
unproblematic”. WENDT, Alexander. “The agent-structure problem in international relations
theory”, International Organization 41, 3, Summer 1987, p. 348.
6
en que consideran que Wendt no es capaz de explicar en qué consiste
exactamente cada uno de los elementos ni cómo se inicia y transcurre el
proceso de interrelación11.
Desde algunos enfoques neograsmcianos12, este problema entre
agencia y estructura se considera directamente irresoluble, pero en todo caso
señalan que se requiere dar un mayor peso a los elementos históricos
siguiendo los aportes de autores como Robert Cox. Mediante este
razonamiento se desmarcan de las posiciones que priorizan cualquiera de las
dos entidades (agencia o estructura) como ontológicamente primitivas. Y, al
mismo tiempo, también rechazan los intentos de combinar la explicación y el
entendimiento del mundo social a través del estudio conjunto de ambas
entidades, tal y como recomendaba Wendt. De hecho, en las propias palabras
de Bieler y Morton, “en términos de agencia-estructura está aceptado que los
dos elementos se constriñen y se posibilitan mutuamente y que, a veces, la
relación es incluso de mutuo condicionamiento causal. Por tanto, está aceptado
que haya margen para una reconciliación de la agencia y la estructura, o del
holismo y el individualismo, en términos de una explicación del mundo social
objetiva (explicar) o subjetiva (comprender). Pero lo que es más difícil de
reconciliar es un acercamiento con ambos, explicación y entendimiento”13. Esto
nos da pie para abordar más de lleno la dimensión epistemológica: frente al
cientifismo racionalista-positivista del neorealismo que aspiraba a explicar de
manera
objetiva
y
neutral
(e
incluso
predecir),
el
cuarto
debate
interparadigmático introdujo la perspectiva reflectivista-constructivista, que
limitaba sus aspiraciones a poder comprender de manera subjetiva una serie
de hechos, dotándolos de contenido y significado a través de la interpretación
11
FRIEDMAN, Gil; STARR, Harvey. Agency, Structure and International Politics. From ontology
to empirical inquiry, Routledge, London and New York, 1997; pp.40-46.
12
BIELER, Andreas; MORTON, Adam David. “The Gordian Knot of Agency-Structure in
International Relations: A Neo-Gramscian Perspective”, European Journal of International
Relations, vol.7, n.1, pp.5-35, 2001.
13
BIELER, Andreas; MORTON, Adam David. “The Gordian Knot of Agency-Structure in
International Relations: A Neo-Gramscian Perspective”, European Journal of International
Relations, vol.7, n.1, 2001; pp.13-14.
7
histórica y del análisis crítico14. Sin embargo, más allá de esa dicotomía entre
explicar y comprender, el hecho de considerar la agencia como un ser reflexivo,
con ideas y pasiones, y la estructura como un ámbito cambiante y muy distinto
a las condiciones neutrales de un laboratorio, nos llevarían a renunciar a la
capacidad explicativa y predictiva de las posiciones cientifistas. Y, al mismo
tiempo, implicaría la adopción de una epistemología preocupada por
comprender cómo actúa la capacidad agencial, cuáles son las ideas y
aspiraciones volitivas que la impulsan y en qué medida logra cambiar e incidir
sobre las estructuras o, a la inversa, en qué medida se ve constreñida la
agencia por aquéllas.
Así pues y como ya apuntábamos, desde la perspectiva neogramsciana
acaban zanjando el debate con la afirmación de irresolubilidad del problema
agencia-estructura. De este modo, no se preguntan cómo solucionarlo, sino ir
más allá, esto es, aceptar que no hay una única solución irrefutable, pero sí
que podemos utilizar con rigor estos conceptos para construir explicaciones
plausibles que nos permitan entender cómo actúan la agencia y la estructura
en el marco de las relaciones internacionales. Aunque este argumento pudiera
no parece convincente para los enfoques más marcadamente positivistas,
algunos de sus aportes y matizaciones nos serán muy valiosos, especialmente
su interés por introducir el contexto histórico en este debate y los tiempos de
longue durée en la línea planteada por Braudel15, en contraposición con los
eventos puntuales carentes de perspectiva histórica para ser interpretados.
Dicho lo cual, y frente a las diversas disyuntivas presentadas, en este
trabajo tomamos prestados parcialmente los argumentos de Colin Wight, en
virtud de los cuales “en el continuo flujo de prácticas sociales, los agentes y las
estructuras nunca son totalmente independientes el uno del otro. Sin embargo,
la naturaleza independiente de estas curiosidades ontológicas no quiere decir
14
Para un buen repaso del cuarto debate en la disciplina de Relaciones Internacionales, ver
entre otros, SODUPE, Kepa, La teoría de Relaciones Internacionales a principios del siglo XXI,
Servicio Editorial de la universidad del País Vasco, Zarautz, 2003, pp. 151-214. Y en relación
con el debate entre behavioristas y tradicionalistas, ver BULL, Hedley. “International Theory.
The Case for a Classical Approach” en KNORR, K y ROSENAU, J.N. (eds.) Contending
Approaches to International Politics, Princeton University Press, 1969.
15
BRAUDEL, Fernand. Écrits sur l’histoire. Éditions Flammarion, Paris, 1985.
8
que no haya diferencias entre ellas. Los agentes no son la misma cosa que las
estructuras sociales. El poder agencial en un contexto social depende de la
posición estructural, pero no se reduce a ella. Y las estructuras sociales tienen
una manera de ser y un conjunto de poderes causales que no se reducen a los
individuos sobre los que recae su actividad. Así pues, aunque pueda resultar
complicado, podemos distinguir ontológica y analíticamente entre los agentes y
las estructuras”16. De este modo, cada uno tiene su propio papel y
capacidades, aunque también se limiten y constriñan mutuamente. Y, al mismo
tiempo que nos habilita para una dimensión analítico-descriptiva, esta visión
nos permite dejar un espacio a la dimensión normativa y a cómo, en cierta
manera, los agentes pueden incidir y contribuir al cambio de las estructuras, tal
y como veremos más adelante para el caso concreto de la unidad
latinoamericana.
III. Los elementos ideacionales en la estructura.
Un elemento que nos parece reseñable introducir es el hecho de la constitución
de las estructuras. Tradicionalmente, al agente se le reconoce una identidad y
unas ideas que pueden influir o moldear sus intereses y, con ello, sus acciones.
Sin embargo, las estructuras son frecuentemente entendidas como condiciones
materiales,
como
compuestas
por
elementos
objetivos
y
difícilmente
cambiantes. A nuestro juicio, ésta es una visión simplificadora y que omite el
carácter ideacional que también ostentan las estructuras, con sus propias
identidades, ideas y valores conformados a lo largo del tiempo y que, como
intentaremos mostrar, también determinan y condicionan a los propios agentes.
“En una estructura histórica interactúan tres elementos recíprocamente:
las ideas, entendidas en los dos sentidos, tanto como significados
intersubjetivos o nociones compartidas de relaciones sociales, como imágenes
colectivas del orden social; las capacidades materiales, que se refieren a los
recursos más tangibles; y las instituciones, que son una amalgama de los dos
16
WIGHT, Colin. Agents, structures, and international relations: politics as ontology, Cambridge
University Press, New York, 2006; p.296. Mi traducción del original en inglés.
9
elementos anteriores”17. De este modo, más que entender las estructuras como
una descripción macro (por ejemplo, trasladándonos a la Guerra Fría,
simplemente hablar de dos superpotencias militares en la contienda bipolar),
introduciríamos elementos de otros órdenes (por ejemplo y para el mismo caso
de antes, hablar de lucha paradigmática entre dos cosmovisiones sociopolíticas
antagónicas). Este concepto más inclusivo y amplio de las estructuras, en
última instancia, nos acercaría a la idea de imaginario social de Charles Taylor,
esto es, “concretamente a la forma en que las personas corrientes ‘imaginan’
su entorno social, algo que la mayoría de las veces no se expresa en términos
teóricos, sino que se manifiesta a través de imágenes, historias y leyendas”18.
De este modo, las estructuras no serían sólo las capacidades materiales
tangibles, sino que abarcarían también el subconsciente colectivo y las ideas y
autopercepciones que las sociedades construyen a lo largo del tiempo en una
suerte de capa de sedimentos.
Así, a modo de síntesis, según Robert Cox, “las estructuras están
formadas por las actividades colectivas humanas a lo largo del tiempo. Las
estructuras moldean, uno por uno, los pensamientos y las acciones de los
individuos. El cambio histórico es entendido como la relación recíproca de las
estructuras y los actores”
19
. Esto es, nos enfrentamos a un proceso
bidireccional entre agencia y estructura que, en su interrelación, determina los
derroteros históricos. Por tanto, constatamos a su vez que esta manera de
abordar el problema agencia-estructura, además de permitirnos la reflexión
teórica y el análisis descriptivo, nos puede habilitar para entender las
valoraciones normativas y de cambio en el transcurrir de la historia.
17
BIELER, Andreas; MORTON, Adam David. “The Gordian Knot of Agency-Structure in
International Relations: A Neo-Gramscian Perspective”, European Journal of International
Relations, vol.7, n.1, 2001; p.22. Mi traducción del original en inglés. La cursiva es del original.
18
TAYLOR, Charles. Imaginarios sociales modernos, Ed. Paidós, Barcelona, 2006, p. 37.
19
COX, Robert. “Critical Political Economy” en Björn Hettne (ed.) International Political
Economy: Understanding Global Disorder, London,1995, p.33; citado en BIELER, Andreas;
MORTON, Adam David. “The Gordian Knot of Agency-Structure in International Relations: A
Neo-Gramscian Perspective”, European Journal of International Relations, vol.7, n.1, 2001;
p.21. Mi traducción del original en inglés.
10
IV. El imaginario social de la unidad latinoamericana
Cuando hacemos mención al concepto de imaginario social lo estamos
empleando en la línea de Charles Taylor cuando apunta que “lo interesante del
imaginario social es que lo comparten amplios grupos de personas, si no la
sociedad en su conjunto […] el imaginario social es la concepción colectiva que
hace posibles las prácticas comunes y un sentimiento ampliamente compartido
de legitimidad”20. Una de las paradojas recurrentes en la historia de América
Latina será esa tensión entre dos imaginarios sociales instalados en las propias
sociedades latinoamericanas: por un lado, la idea de unidad regional,
sustentada en la idea de valores compartidos y de un proyecto común, al
mismo tiempo que de oposición, primero a las potencias europeas coloniales y
después al hegemón estadounidense; y, por otro lado, la idea de soberanía
nacional y no injerencia ni cesión de soberanía, derivado de las independencias
de estos países de la metrópoli y del miedo a ser colonizados nuevamente.
Esta disyuntiva entre regionalismo y nacionalismo cruzará transversalmente la
historia de la región desde las independencias hasta la actualidad.
En este contexto, tiene relevancia el papel jugado por determinados
actores a favor de una u otra opción, como es el caso de las comunidades
epistémicas21 o de relevantes tomadores de decisiones. Aunque no es el foco
central de este artículo, a título de ejemplo aclarativo de lo que planteamos, es
útil presentar sucintamente un par de casos de cómo las agencias pueden
verse constreñidas por las estructuras de su tiempo, pero al mismo tiempo, a
través de sus acciones e interrelaciones marca cambios que, posteriormente,
integrarán y modificarán las sucesivas estructuras. Así, por ejemplo, en el caso
del Simón Bolívar, frente al marcado cariz nacionalista y excluyente entre las
jóvenes repúblicas americanas emancipadas de España, resalta su apuesta
por la necesidad de crear una unión latinoamericana que garantizara las
20
TAYLOR, Charles. Imaginarios sociales modernos, Ed. Paidós, Barcelona, 2006, p. 37.
21
Las comunidades epistémicas se definen como "redes de profesionales de reconocida
experiencia y dominio de un determinado ámbito y una demanda de relevancia susceptible de
ser políticamente conocida en dicho ámbito". HAAS, Peter (1992). Citado en HASENCLEVER,
Andreas, MAYER, Peter y RITTBERGER, Volker, Theories of International Regimes, 1997, p.
149; mi traducción del original en inglés. De este modo, debido a su reconocimiento y a su
capacidad para influir en los tomadores de decisiones, las comunidades epistémicas se
constituyen en una suerte de fuerza motor, e impulsor y conductor de propuestas.
11
independencias frente a las antiguas colonias y frente a los Estados Unidos. A
pesar de su fracaso en el Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826, su ideario
de unidad latinoamericana caló a lo largo del tiempo y durante mucho tiempo
ha formado (y forma) parte del imaginario social latinoamericano, de la
estructura social en la que se desenvuelven las sociedades latinoamericanas.
Podríamos verlo, por tanto, como un discurso pro-unionista no unívoco ni
dominante por los constreñimientos del propio imaginario social de la época
(eminentemente nacionalista y centrado en la construcción nacional por parte
de las elites criollas), pero que manifiesta su gran influencia en el devenir
posterior a las propias acciones del agente. De hecho, las ideas de Bolívar
tendrán mayor predicamento en las estructuras latinoamericanas con
posterioridad a su muerte que durante su vida.
Otro ejemplo más reciente que podríamos presentar telegráficamente es
el del presidente brasileño Lula da Silva entre 2003 y 2011. Frente a un Brasil
estructuralmente más preocupado por convertirse en un global player o en
relacionarse bilateralmente con las grandes potencias para insertarse en la
arena internacional, la apuesta personal del presidente brasileño y su equipo
de gobierno pasa por enfocarse en la región de la mano del reacercamiento a
una Argentina sumida en la crisis de 1999-2002. Así, la redefinición
sociopolítica del Mercosur en paralelo con la emergencia de la Unasur dejará
su huella en las relaciones regionales22, pasando a integrar en parte el
imaginario colectivo brasileño, y el regional. De este modo, la capacidad de
agencia de un tomador de decisión como el presidente Lula da Silva tendrá una
importante relevancia para la sintonía entre los proyectos regionales y el
desarrollo de sus respectivas sociedades, pero al mismo tiempo se verá
constreñida y limitada por las aspiraciones insertadas en las propias
estructuras brasileñas (léase, utilizar su liderazgo en la región como trampolín
internacional para convertirse en un actor global).
Dicho lo cual, esto no quiere decir que haya una solución inequívoca y
definitiva sobre las tensiones entre los idearios de unidad regional y de
22
Para más detalle sobre estos procesos, ver CABALLERO SANTOS, Sergio. El proceso de
integración regional del Mercosur: ¿qué papel juegan los factores ideacionales? Editorial
Académica Española, Madrid, 2012.
12
nacionalismos latinoamericanos, sino que ambos aparecerán integrados y en
pugna en las estructuras. Del mismo modo, aunque podemos discernir entre el
papel desempeñado por las agencias y la constitución de las estructuras,
constatamos cómo ambos elementos se permean mutuamente y, al hacerlo, se
construyen recíprocamente. Así, los actores tienen margen de maniobra y
capacidad de acción y de cambio en una determinación dirección, pero sólo de
una manera limitada y, en cierta manera, condicionada por las estructuras y por
la propia capacidad para influir y permear las ideas consolidadas en las
estructuras; máxime si tenemos en cuenta que las ideas que integran las
estructuras ideacionales se caracterizan por ser más lentamente sedimentadas
a lo largo de procesos históricos de larga duración.
En este debate sobre la capacidad de agencia de los tomadores de
decisiones, mientras Giddens reconoce que los agentes poderosos reproducen
las estructuras que les benefician, “Carr sostiene que los agentes poderosos o
los ‘grandes hombres’ (sic) tienen más vínculos sólidos con las estructuras que
los menos poderosos. Para él, lo que hace grande a algunos individuos es su
habilidad para hablar en nombre de la época en que viven y actualizarla. Los
‘grandes hombres’ son a la vez un producto y un agente del proceso histórico,
son a la vez el representante y el creador de las fuerzas sociales que cambian
y moldean el mundo y las ideas”23. Aunque la expresión ‘grandes hombres’ es
reduccionista por varios motivos, la idea que sostiene Carr es muy sugerente.
Así, quizás podríamos parafrasearle para afirmar que los tomadores de
decisiones, en virtud de la legitimidad que les confieran las colectividades a las
que representan, pueden llegar a encarnar ese doble papel de representantes y
de creadores de fuerzas sociales que cambian y moldean el mundo y las ideas.
V. Algunas conclusiones
Una vez dicho lo anterior, podemos extraer una serie de conclusiones en base
a los argumentos presentados en este artículo. En primer lugar, parece
23
AINLEY, Kirsten. “Beyond Individualism: Agency and Responsibility in International Relations”
(de próxima aparición); p. 123.
13
evidente la retroalimentación entre la capacidad de agencia y las estructuras.
Aunque se trate de dos elementos diferenciados, como ya se ha visto, ambos
están unidos necesariamente por un proceso reflexivo en virtud del cual se
afectan recíprocamente. Así, los agentes, sean estos tomadores de decisiones,
comunidades epistémicas o actores en representación de colectivos, actúan
incidiendo sobre las estructuras, entendidas como el conjunto de reglas,
lógicas, costumbres y patrones de conducta que rigen en cierta manera los
límites de la capacidad de actuación. Las estructuras crean las posibilidades de
la agencia, pero no la obligan a actuar en una determinada dirección. Es por
ello por lo que la capacidad de agencia se sitúa en dicho perímetro de
actuación y se generan tensiones entre los límites ya establecidos y las
potencialidades de las futuras estructuras.
En segundo lugar, cuando hablamos de estructuras no podemos
entender sólo el contexto de factores materiales, englobando las capacidades
coercitivas y elementos geoestratégicos fijos tales como la dimensión territorial,
la distancia entre dos potencias o el acceso al mar, como se hacía
tradicionalmente por parte de los enfoques realistas durante la Guerra Fría. De
hecho, las estructuras también están compuestas de elementos ideacionales,
de imaginarios sociales, de las lógicas, ideas y valores en las que se
autoperciben las sociedades. Esta diferencia está explicitada por Alexander
Wendt cuando afirma que “donde realmente difieren los estructuralismos
neorrealista y el constructivista es en sus asunciones sobre de qué está hecha
la estructura. Los neorrealistas creen que está hecha solamente de una
distribución de las capacidades materiales, mientras que los constructivistas
creen que también está hecha de relaciones sociales”24, esto es, que tienen un
importante componente intersubjetivo. Nuestras aproximación claramente ha
adoptado y mostrada esa visión de la estructura como elemento ideacional,
intentando huir de simplificaciones y reduccionismos.
Y, en tercer lugar, y a diferencia de enfoques que priorizan una visión
estática y que eluden explicar el cambio en las relaciones internacionales,
24
WENDT, Alexander. “Constructing International Politics”, International Security, vol.20, n.1,
Summer 1995, p. 73.
14
podemos afirmar la posibilidad de cambio en las estructuras motivada por las
decisiones adoptadas por los agentes. De este modo, aunque los cambios
sean lentos –resultado de decisiones políticas y de procesos históricos de
pugna y lucha entre distintas ideas y formas de entender el mundo
internacional- y los resultados impredecibles25, la voluntad de los tomadores de
decisiones que actúan en representación de la sociedad civil o de una
colectividad determinada pueden incidir e introducir cambios sobre las
estructuras. Como es obvio y dado que en todo proceso dinámico siempre se
producen cambios en mayor o menor medida, aquí estamos haciendo
referencia a los cambios producidos en una determinada dirección, con un
carácter volitivo y buscado por parte del agente. Esto es, aunque las
consecuencias finales sean impredecibles en su conjunto y no pueda ser
controlado el resultado final debido al gran número de factores intervinientes y
su impredecibilidad, sí habría un razonamiento normativo de hacia dónde dirigir
los cambios y en qué puntos tratar de modificar las estructuras. La magnitud y
amplitud de este debate agente-estructura es inmensa y, de hecho, podría
llevarnos también a preguntarnos sobre cómo abordamos la Historia, a qué
entendemos por Historia, pero es ése un ámbito que se escapa del ámbito
específico de este artículo y que debería ser abordado en otro sitio. En este
trabajo sólo hemos aspirado a manifestar la forma de interrelación entre la
agencia y la estructura y en cómo eso es determinante para nuestra posición
frente al mundo internacional (en virtud de la ontología y la epistemología de la
que partamos) y para explorar la dimensión normativa y de capacidad de
cambio en las relaciones internacionales.
25
Como ya se señaló, se rechaza aquí una visión cientifista y predictiva de las ciencias
sociales toda vez que el objeto de estudio, el ser humano, es a su vez un sujeto reflexivo y no
se encuentra en condiciones de aislamiento como si se hallara en un laboratorio.
15
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