El debate agencia-estructura en las Relaciones Internacionales: voluntad política y limitaciones IPSA, Madrid, julio 2012. Gastón Aín, magister RRII, UAM (gastonain@hotmail.com) Sergio Caballero, doctor RRII, UAM (sergio.caballero@uam.es) Work in progress. No citar sin permiso expreso de los autores Resumen: El debate agencia-estructura es uno de los ejes centrales de la disciplina de Relaciones Internacionales y es parte del actual debate ontológico-epistemológico. En este artículo se aborda esta problemática de la agencia y la estructura confrontando los enfoques teóricos racionalistas y reflectivistas, con la intención de ver cómo afrontan esta disyuntiva desde distintos posicionamientos teóricos. Aunque el neorealismo afirma su apuesta por la estructura del sistema internacional, es criticado porque su estatocentrismo sitúa al estado en la posición de agente. Por el contrario, desde enfoques constructivistas-reflectivistas se pretende dimensionar ambos niveles y entender cómo se retroalimentan entre la agencia y la estructura. En este trabajo, primero se presenta el problema agencia-estructura para poner de manifiesto la relevancia metateórica de este tema y se abordan estos debates teóricos dentro de la disciplina. Posteriormente, y a modo de ejemplo, se hace uso de los imaginarios sociales latinoamericanos en relación a la dicotomía entre unidad regional y los nacionalismos para mostrar cómo los actores tienen capacidad de actuación y cambio, pero al mismo tiempo se ven constreñidos por una estructura, que no es solamente material y fija, sino ideacional y lentamente cambiante siguiendo los patrones de la longue durée de Braudel. De estos argumentos se desprenderán tres reflexiones sobre la retroalimentación entre agencia y estructura, la inclusión de elementos ideacionales en las estructuras y la capacidad de cambio en las estructuras en virtud de las decisiones adoptadas por los agentes. 1 I. Introducción El debate agencia-estructura es uno de los nudos gordianos1 de la disciplina de las Relaciones Internacionales. Su dificultad y su aparente irresolubilidad han estimulado un prolífico debate entre distintas posiciones y enfoques académicos. De hecho, todas las teorías de Relaciones Internacionales, de manera más o menos explícita, tienen una lectura particular de lo que llamamos el problema agencia-estructura2, tal y como ejemplificaremos en unos pocos casos más adelante. Las distintas maneras de entender el mundo internacional y de cómo aprehenderlo, esto es, las ontologías y epistemologías de las que parten los diferentes enfoques determinarán, en última instancia, su forma de posicionarse ante este debate. De este modo, podemos visualizar esta problemática como un laboratorio en el que reflejar qué es en esencia el mundo internacional para algunos autores (ontología) y cómo podemos conocerlo, aprehenderlo o explicarlo (epistemología). “La agencia y la estructura son los componentes definitorios para entender la interacción humana en una sociedad y para explicar los fenómenos sociales. El problema agencia-estructura se refiere al conjunto de cuestiones relativas a la interrelación entre esos dos componentes y a la manera en la que las explicaciones de los fenómenos sociales las integran”3. Así pues, cuando hablamos del problema agencia-estructura estamos haciendo referencia a “dos problemas interrelacionados, uno ontológico y otro epistemológico”4. Y, al mismo tiempo, el posicionamiento ontológico y epistemológico ante esta problemática no será neutro ni permanecerá en un plano de abstracción 1 BIELER, Andreas; MORTON, Adam David. “The Gordian Knot of Agency-Structure in International Relations: A Neo-Gramscian Perspective”, European Journal of International Relations, vol.7, n.1, pp.5-35, 2001. 2 WENDT, Alexander. “The agent-structure problem in international relations theory”, International Organization 41, 3, Summer 1987, pp. 335-370. Y también en WIGHT, Colin. Agents, structures, and international relations: politics as ontology, Cambridge University Press, New York, 2006; p.4. 3 FRIEDMAN, Gil; STARR, Harvey. Agency, Structure and International Politics. From ontology to empirical inquiry, Routledge, London and New York, 1997; p.3; mi traducción del original en inglés. 4 WENDT, Alexander. “The agent-structure problem in international relations theory”, International Organization 41, 3, Summer 1987, p. 339. 2 teórica. “Los sistemas políticos internacionales, al igual que todos los sistemas sociales, están compuestos por agentes y estructuras. Y además, la agencia y la estructura están interrelacionadas”5. De este modo, la posición de ambos elementos y el tipo de relación que establezcamos entre ellos llevarán aparejada una particular forma de afirmar qué es el mundo internacional y cómo lo conocemos, esto es, de nuestra ontología y nuestra epistemología como investigadores. En este sentido, sin lugar a dudas, “el problema agenciaestructura es político”6. De este modo, la capacidad de agencia es también un elemento determinante a la hora de conectar una teoría con la dimensión normativa, esto es, con su capacidad para incidir y cambiar la realidad internacional. Veremos, por tanto, qué margen de actuación y de cambio queda reservado para el agente frente a las estructuras que le constriñen y condicionan. Dicho lo cual, en la siguiente sección acometemos un brevísimo repaso teórico de algunas de las posiciones más reseñables que actúan como referentes en este debate, desde el neorealismo de Kenneth Waltz hasta el constructivismo de Alexander Wendt, pasando por enfoques neogramscianos. En un epígrafe posterior se pondrá énfasis en el hecho de que las estructuras estén configuradas también por elementos ideacionales, y no sólo materiales como frecuentemente es asumido. A continuación, se presentará la pugna entre la capacidad de incidencia de los tomadores de decisiones (los agentes) y los constreñimientos y limitaciones de los imaginarios sociales (las estructuras). A tal fin y para mayor claridad, se utilizará un caso concreto como es el de las tensiones entre los proyectos de unidad regional latinoamericana y su construcción eminentemente nacionalista como estados independientes tras sus procesos de emancipación. Finalmente, concluiremos con algunas reflexiones extraídas de nuestras argumentaciones. 5 FRIEDMAN, Gil; STARR, Harvey. Agency, Structure and International Politics. From ontology to empirical inquiry, Routledge, London and New York, 1997; p.3; mi traducción del original en inglés. 6 WIGHT, Colin. Agents, structures, and international relations: politics as ontology, Cambridge University Press, New York, 2006; p.63; mi traducción del original en inglés. 3 II. El debate académico sobre la agencia y la estructura: ontología y epistemología El debate agencia-estructura resulta clarificador de los postulados presentados por los distintos enfoques de la disciplina de las Relaciones Internacionales y de las argumentaciones de las que se valen para sostener sus afirmaciones y su forma de concebir el mundo internacional. Es oportuno precisar que entendemos la agencia y la estructura como categorías internas y de delimitación teórica manejadas entre los estudiosos e investigadores de las Relaciones Internacionales. En este sentido, no son elementos que existen como tales en la realidad, sino que serán abstracciones que nos sirven para discurrir sobre la aplicación de distintos enfoques teóricos sobre la realidad. Por tanto, este debate agencia-estructura, en última instancia, tiene más o menos auge y repercusión en función de las dinámicas de la propia disciplina de las Relaciones Internacionales. Así pues, cuando hemos asistido a intensos debates interparadigmáticos sobre la manera de concebir la ontología y la epistemología el problema agencia-estructura ha aflorado con mayor relevancia. Ejemplo de ello fue el giro lingüístico y sociológico de finales de los años 80’s y principios de los 90’s en los que el constructivismo y enfoques reflectivistas retaron al mainstream de la disciplina, eminentemente racionalista y positivista, en lo que se conoce como el cuarto debate y que aquí rescatamos en parte a efectos de contextualizar la problemática agencia-estructura. Asimismo, actualmente el ascenso de acercamientos postmodernistas y la irrupción de nuevos enfoques materialistas, nos obligan a repensar una vez más los sustentos teórico-filosóficos con los que nos acercamos al mundo internacional y, para ello, haremos uso de la susodicha problemática entre la agencia y la estructura. Dicho lo cual, pasamos a hacer un somero repaso de las posiciones teóricas más destacadas respecto a esta temática, siendo conscientes de que dejamos pendientes algunos enfoques teóricos que serán susceptibles de ser introducidas en ulteriores desarrollos de este trabajo. Partimos de la idea de que las Relaciones Internacionales han tenido tradicionalmente un acercamiento eminentemente agente-céntrico, en virtud del cual se priorizaba el papel del individuo o del estado por encima de las estructuras. Ya las bases 4 del liberalismo situaban al hombre como el referente principal y el realismo se acercaba al mundo de las relaciones internacionales desde la óptica del estado. Sin embargo, en su pretensión de ser considerado como científico y escapar de la particularidad del agente, el neorealismo de Kenneth Waltz se autodefine como sistémico y aspira a situar los postulados realistas en el nivel de la estructura. De este modo, desde el neorealismo se concibe la anarquía internacional como el principio fijo inspirador de las relaciones internacionales, de un sistema de estados de auto-ayuda. Sin embargo, al fijar el neorealismo el contexto internacional anárquico como una constante, pasa a poner el foco realmente en el estado. Por tanto, será el estado entendido como la variable, como la unidad de análisis que, en última instancia, tiene capacidad de agencia. Así pues, a pesar de que el neorealismo de Waltz sea calificado como sistémico, al posicionar al estado como la unidad de análisis de su sistema internacional anárquico y de auto-ayuda, en última instancia sostiene y reafirma su argumentación teórica basándose en el estado. Por eso, en relación con el debate agencia-estructura, el neorrealismo, aunque se autodefina como sistémico, no puede sino ser calificado como centrado en la agencia –esto es, en los estados y sus capacidades materiales-, y no en la estructura –es decir, en la composición y lógicas del propio sistema internacional-7. Por tanto, los enfoques teóricos que realmente apostarán por centrarse en las estructuras y por abordar las relaciones internacionales desde ellas, serán los estructuralistas, mayormente imbuidos de lógicas marxistas y que explicarán el mundo desde la óptima de una estructura capitalista y de dominación económica. Así, surgirán variantes (teorías centro-periferia, sistema mundo, teoría de la dependencia, etc.) que priorizan las estructuras del sistema internacional por encima de la capacidad de agencia individual. El giro lingüístico y sociológico de los años 80’s tendrá múltiples consecuencias en la disciplina de Relaciones Internacionales. A los efectos que 7 “Despite its strongly systemic focus, then, neorealism’s view of the explanatory role of system structures is decidedly state- or agent-centric”. WENDT, Alexander. “The agent-structure problem in international relations theory”, International Organization 41, 3, Summer 1987, p. 342. 5 aquí estamos tratando, desde las nuevas posiciones constructivistasreflectivistas se plantea la no adscripción a la agencia ni a la estructura como ontológicamente previo el uno respecto del otro, sino como ontológicamente distintos y separados, pero necesariamente interrelacionados de forma intersubjetiva. Así, Alexander Wendt8, autor considerado como uno de los referentes del constructivismo, afirma que nos podemos acercar a la cuestión agencia-estructura desde diversos ángulos: por una parte, señalando a una de las dos unidades, sea la agencia o sea la estructura, como ontológicamente primitiva respecto de la otra o, por otra parte, considerando a ambas como iguales y por tanto confiriéndoles un estatus ontológico al mismo nivel. De hecho, mientras que el neorrealismo de Waltz, como veíamos, basa su análisis en el elemento que considera determinante, esto es, el estado; las teorías del sistema-mundo harían lo propio priorizando las estructuras económicas mundiales y las lógicas capitalistas imperantes. Sin embargo, el enfoque constructivista (o estructuracionista9) de Wendt apuesta por conferir un mismo estatus ontológico a los agentes y a las estructuras. De esta forma, pretende evitar considerar a ninguno de los dos elementos como ya dados y no problemáticos10, sino que sean concebidos como interrelacionados y mutuamente determinantes. A raíz de lo que afirma este autor, estamos ante un enfoque “generativo” en el que habría que determinar cómo se desarrolla ese proceso de interacción entre los distintos elementos. No obstante, esta visión de Wendt es a su vez criticada desde autores que apuntan que lo que acabaría sucediendo en este análisis constructivista es que se confunde lo que es realmente agencia y lo que es estructura y, en última instancia, en aras a intentar superar el reduccionismo ontológico del neorealismo, se caería en una suerte de reduccionismo “a secas” en la medida 8 WENDT, Alexander. “The agent-structure problem in international relations theory”, International Organization 41, 3, Summer 1987, p. 339. 9 Así llamado también para diferenciarlo del “estructuralista”, que sería el caso anterior citado, que mencionamos en relación con las teorías del sistema-mundo. En relación a este tema, ver al creador de la “teoría de la estructuración”: GIDDENS, Anthony. Central Problems in Social Theory: Action, Structure and Contradiction in Social Analysis, University of California Press, 1979. 10 “World-system theorists, then, like neorealists, treat their primitive units […] as given and unproblematic”. WENDT, Alexander. “The agent-structure problem in international relations theory”, International Organization 41, 3, Summer 1987, p. 348. 6 en que consideran que Wendt no es capaz de explicar en qué consiste exactamente cada uno de los elementos ni cómo se inicia y transcurre el proceso de interrelación11. Desde algunos enfoques neograsmcianos12, este problema entre agencia y estructura se considera directamente irresoluble, pero en todo caso señalan que se requiere dar un mayor peso a los elementos históricos siguiendo los aportes de autores como Robert Cox. Mediante este razonamiento se desmarcan de las posiciones que priorizan cualquiera de las dos entidades (agencia o estructura) como ontológicamente primitivas. Y, al mismo tiempo, también rechazan los intentos de combinar la explicación y el entendimiento del mundo social a través del estudio conjunto de ambas entidades, tal y como recomendaba Wendt. De hecho, en las propias palabras de Bieler y Morton, “en términos de agencia-estructura está aceptado que los dos elementos se constriñen y se posibilitan mutuamente y que, a veces, la relación es incluso de mutuo condicionamiento causal. Por tanto, está aceptado que haya margen para una reconciliación de la agencia y la estructura, o del holismo y el individualismo, en términos de una explicación del mundo social objetiva (explicar) o subjetiva (comprender). Pero lo que es más difícil de reconciliar es un acercamiento con ambos, explicación y entendimiento”13. Esto nos da pie para abordar más de lleno la dimensión epistemológica: frente al cientifismo racionalista-positivista del neorealismo que aspiraba a explicar de manera objetiva y neutral (e incluso predecir), el cuarto debate interparadigmático introdujo la perspectiva reflectivista-constructivista, que limitaba sus aspiraciones a poder comprender de manera subjetiva una serie de hechos, dotándolos de contenido y significado a través de la interpretación 11 FRIEDMAN, Gil; STARR, Harvey. Agency, Structure and International Politics. From ontology to empirical inquiry, Routledge, London and New York, 1997; pp.40-46. 12 BIELER, Andreas; MORTON, Adam David. “The Gordian Knot of Agency-Structure in International Relations: A Neo-Gramscian Perspective”, European Journal of International Relations, vol.7, n.1, pp.5-35, 2001. 13 BIELER, Andreas; MORTON, Adam David. “The Gordian Knot of Agency-Structure in International Relations: A Neo-Gramscian Perspective”, European Journal of International Relations, vol.7, n.1, 2001; pp.13-14. 7 histórica y del análisis crítico14. Sin embargo, más allá de esa dicotomía entre explicar y comprender, el hecho de considerar la agencia como un ser reflexivo, con ideas y pasiones, y la estructura como un ámbito cambiante y muy distinto a las condiciones neutrales de un laboratorio, nos llevarían a renunciar a la capacidad explicativa y predictiva de las posiciones cientifistas. Y, al mismo tiempo, implicaría la adopción de una epistemología preocupada por comprender cómo actúa la capacidad agencial, cuáles son las ideas y aspiraciones volitivas que la impulsan y en qué medida logra cambiar e incidir sobre las estructuras o, a la inversa, en qué medida se ve constreñida la agencia por aquéllas. Así pues y como ya apuntábamos, desde la perspectiva neogramsciana acaban zanjando el debate con la afirmación de irresolubilidad del problema agencia-estructura. De este modo, no se preguntan cómo solucionarlo, sino ir más allá, esto es, aceptar que no hay una única solución irrefutable, pero sí que podemos utilizar con rigor estos conceptos para construir explicaciones plausibles que nos permitan entender cómo actúan la agencia y la estructura en el marco de las relaciones internacionales. Aunque este argumento pudiera no parece convincente para los enfoques más marcadamente positivistas, algunos de sus aportes y matizaciones nos serán muy valiosos, especialmente su interés por introducir el contexto histórico en este debate y los tiempos de longue durée en la línea planteada por Braudel15, en contraposición con los eventos puntuales carentes de perspectiva histórica para ser interpretados. Dicho lo cual, y frente a las diversas disyuntivas presentadas, en este trabajo tomamos prestados parcialmente los argumentos de Colin Wight, en virtud de los cuales “en el continuo flujo de prácticas sociales, los agentes y las estructuras nunca son totalmente independientes el uno del otro. Sin embargo, la naturaleza independiente de estas curiosidades ontológicas no quiere decir 14 Para un buen repaso del cuarto debate en la disciplina de Relaciones Internacionales, ver entre otros, SODUPE, Kepa, La teoría de Relaciones Internacionales a principios del siglo XXI, Servicio Editorial de la universidad del País Vasco, Zarautz, 2003, pp. 151-214. Y en relación con el debate entre behavioristas y tradicionalistas, ver BULL, Hedley. “International Theory. The Case for a Classical Approach” en KNORR, K y ROSENAU, J.N. (eds.) Contending Approaches to International Politics, Princeton University Press, 1969. 15 BRAUDEL, Fernand. Écrits sur l’histoire. Éditions Flammarion, Paris, 1985. 8 que no haya diferencias entre ellas. Los agentes no son la misma cosa que las estructuras sociales. El poder agencial en un contexto social depende de la posición estructural, pero no se reduce a ella. Y las estructuras sociales tienen una manera de ser y un conjunto de poderes causales que no se reducen a los individuos sobre los que recae su actividad. Así pues, aunque pueda resultar complicado, podemos distinguir ontológica y analíticamente entre los agentes y las estructuras”16. De este modo, cada uno tiene su propio papel y capacidades, aunque también se limiten y constriñan mutuamente. Y, al mismo tiempo que nos habilita para una dimensión analítico-descriptiva, esta visión nos permite dejar un espacio a la dimensión normativa y a cómo, en cierta manera, los agentes pueden incidir y contribuir al cambio de las estructuras, tal y como veremos más adelante para el caso concreto de la unidad latinoamericana. III. Los elementos ideacionales en la estructura. Un elemento que nos parece reseñable introducir es el hecho de la constitución de las estructuras. Tradicionalmente, al agente se le reconoce una identidad y unas ideas que pueden influir o moldear sus intereses y, con ello, sus acciones. Sin embargo, las estructuras son frecuentemente entendidas como condiciones materiales, como compuestas por elementos objetivos y difícilmente cambiantes. A nuestro juicio, ésta es una visión simplificadora y que omite el carácter ideacional que también ostentan las estructuras, con sus propias identidades, ideas y valores conformados a lo largo del tiempo y que, como intentaremos mostrar, también determinan y condicionan a los propios agentes. “En una estructura histórica interactúan tres elementos recíprocamente: las ideas, entendidas en los dos sentidos, tanto como significados intersubjetivos o nociones compartidas de relaciones sociales, como imágenes colectivas del orden social; las capacidades materiales, que se refieren a los recursos más tangibles; y las instituciones, que son una amalgama de los dos 16 WIGHT, Colin. Agents, structures, and international relations: politics as ontology, Cambridge University Press, New York, 2006; p.296. Mi traducción del original en inglés. 9 elementos anteriores”17. De este modo, más que entender las estructuras como una descripción macro (por ejemplo, trasladándonos a la Guerra Fría, simplemente hablar de dos superpotencias militares en la contienda bipolar), introduciríamos elementos de otros órdenes (por ejemplo y para el mismo caso de antes, hablar de lucha paradigmática entre dos cosmovisiones sociopolíticas antagónicas). Este concepto más inclusivo y amplio de las estructuras, en última instancia, nos acercaría a la idea de imaginario social de Charles Taylor, esto es, “concretamente a la forma en que las personas corrientes ‘imaginan’ su entorno social, algo que la mayoría de las veces no se expresa en términos teóricos, sino que se manifiesta a través de imágenes, historias y leyendas”18. De este modo, las estructuras no serían sólo las capacidades materiales tangibles, sino que abarcarían también el subconsciente colectivo y las ideas y autopercepciones que las sociedades construyen a lo largo del tiempo en una suerte de capa de sedimentos. Así, a modo de síntesis, según Robert Cox, “las estructuras están formadas por las actividades colectivas humanas a lo largo del tiempo. Las estructuras moldean, uno por uno, los pensamientos y las acciones de los individuos. El cambio histórico es entendido como la relación recíproca de las estructuras y los actores” 19 . Esto es, nos enfrentamos a un proceso bidireccional entre agencia y estructura que, en su interrelación, determina los derroteros históricos. Por tanto, constatamos a su vez que esta manera de abordar el problema agencia-estructura, además de permitirnos la reflexión teórica y el análisis descriptivo, nos puede habilitar para entender las valoraciones normativas y de cambio en el transcurrir de la historia. 17 BIELER, Andreas; MORTON, Adam David. “The Gordian Knot of Agency-Structure in International Relations: A Neo-Gramscian Perspective”, European Journal of International Relations, vol.7, n.1, 2001; p.22. Mi traducción del original en inglés. La cursiva es del original. 18 TAYLOR, Charles. Imaginarios sociales modernos, Ed. Paidós, Barcelona, 2006, p. 37. 19 COX, Robert. “Critical Political Economy” en Björn Hettne (ed.) International Political Economy: Understanding Global Disorder, London,1995, p.33; citado en BIELER, Andreas; MORTON, Adam David. “The Gordian Knot of Agency-Structure in International Relations: A Neo-Gramscian Perspective”, European Journal of International Relations, vol.7, n.1, 2001; p.21. Mi traducción del original en inglés. 10 IV. El imaginario social de la unidad latinoamericana Cuando hacemos mención al concepto de imaginario social lo estamos empleando en la línea de Charles Taylor cuando apunta que “lo interesante del imaginario social es que lo comparten amplios grupos de personas, si no la sociedad en su conjunto […] el imaginario social es la concepción colectiva que hace posibles las prácticas comunes y un sentimiento ampliamente compartido de legitimidad”20. Una de las paradojas recurrentes en la historia de América Latina será esa tensión entre dos imaginarios sociales instalados en las propias sociedades latinoamericanas: por un lado, la idea de unidad regional, sustentada en la idea de valores compartidos y de un proyecto común, al mismo tiempo que de oposición, primero a las potencias europeas coloniales y después al hegemón estadounidense; y, por otro lado, la idea de soberanía nacional y no injerencia ni cesión de soberanía, derivado de las independencias de estos países de la metrópoli y del miedo a ser colonizados nuevamente. Esta disyuntiva entre regionalismo y nacionalismo cruzará transversalmente la historia de la región desde las independencias hasta la actualidad. En este contexto, tiene relevancia el papel jugado por determinados actores a favor de una u otra opción, como es el caso de las comunidades epistémicas21 o de relevantes tomadores de decisiones. Aunque no es el foco central de este artículo, a título de ejemplo aclarativo de lo que planteamos, es útil presentar sucintamente un par de casos de cómo las agencias pueden verse constreñidas por las estructuras de su tiempo, pero al mismo tiempo, a través de sus acciones e interrelaciones marca cambios que, posteriormente, integrarán y modificarán las sucesivas estructuras. Así, por ejemplo, en el caso del Simón Bolívar, frente al marcado cariz nacionalista y excluyente entre las jóvenes repúblicas americanas emancipadas de España, resalta su apuesta por la necesidad de crear una unión latinoamericana que garantizara las 20 TAYLOR, Charles. Imaginarios sociales modernos, Ed. Paidós, Barcelona, 2006, p. 37. 21 Las comunidades epistémicas se definen como "redes de profesionales de reconocida experiencia y dominio de un determinado ámbito y una demanda de relevancia susceptible de ser políticamente conocida en dicho ámbito". HAAS, Peter (1992). Citado en HASENCLEVER, Andreas, MAYER, Peter y RITTBERGER, Volker, Theories of International Regimes, 1997, p. 149; mi traducción del original en inglés. De este modo, debido a su reconocimiento y a su capacidad para influir en los tomadores de decisiones, las comunidades epistémicas se constituyen en una suerte de fuerza motor, e impulsor y conductor de propuestas. 11 independencias frente a las antiguas colonias y frente a los Estados Unidos. A pesar de su fracaso en el Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826, su ideario de unidad latinoamericana caló a lo largo del tiempo y durante mucho tiempo ha formado (y forma) parte del imaginario social latinoamericano, de la estructura social en la que se desenvuelven las sociedades latinoamericanas. Podríamos verlo, por tanto, como un discurso pro-unionista no unívoco ni dominante por los constreñimientos del propio imaginario social de la época (eminentemente nacionalista y centrado en la construcción nacional por parte de las elites criollas), pero que manifiesta su gran influencia en el devenir posterior a las propias acciones del agente. De hecho, las ideas de Bolívar tendrán mayor predicamento en las estructuras latinoamericanas con posterioridad a su muerte que durante su vida. Otro ejemplo más reciente que podríamos presentar telegráficamente es el del presidente brasileño Lula da Silva entre 2003 y 2011. Frente a un Brasil estructuralmente más preocupado por convertirse en un global player o en relacionarse bilateralmente con las grandes potencias para insertarse en la arena internacional, la apuesta personal del presidente brasileño y su equipo de gobierno pasa por enfocarse en la región de la mano del reacercamiento a una Argentina sumida en la crisis de 1999-2002. Así, la redefinición sociopolítica del Mercosur en paralelo con la emergencia de la Unasur dejará su huella en las relaciones regionales22, pasando a integrar en parte el imaginario colectivo brasileño, y el regional. De este modo, la capacidad de agencia de un tomador de decisión como el presidente Lula da Silva tendrá una importante relevancia para la sintonía entre los proyectos regionales y el desarrollo de sus respectivas sociedades, pero al mismo tiempo se verá constreñida y limitada por las aspiraciones insertadas en las propias estructuras brasileñas (léase, utilizar su liderazgo en la región como trampolín internacional para convertirse en un actor global). Dicho lo cual, esto no quiere decir que haya una solución inequívoca y definitiva sobre las tensiones entre los idearios de unidad regional y de 22 Para más detalle sobre estos procesos, ver CABALLERO SANTOS, Sergio. El proceso de integración regional del Mercosur: ¿qué papel juegan los factores ideacionales? Editorial Académica Española, Madrid, 2012. 12 nacionalismos latinoamericanos, sino que ambos aparecerán integrados y en pugna en las estructuras. Del mismo modo, aunque podemos discernir entre el papel desempeñado por las agencias y la constitución de las estructuras, constatamos cómo ambos elementos se permean mutuamente y, al hacerlo, se construyen recíprocamente. Así, los actores tienen margen de maniobra y capacidad de acción y de cambio en una determinación dirección, pero sólo de una manera limitada y, en cierta manera, condicionada por las estructuras y por la propia capacidad para influir y permear las ideas consolidadas en las estructuras; máxime si tenemos en cuenta que las ideas que integran las estructuras ideacionales se caracterizan por ser más lentamente sedimentadas a lo largo de procesos históricos de larga duración. En este debate sobre la capacidad de agencia de los tomadores de decisiones, mientras Giddens reconoce que los agentes poderosos reproducen las estructuras que les benefician, “Carr sostiene que los agentes poderosos o los ‘grandes hombres’ (sic) tienen más vínculos sólidos con las estructuras que los menos poderosos. Para él, lo que hace grande a algunos individuos es su habilidad para hablar en nombre de la época en que viven y actualizarla. Los ‘grandes hombres’ son a la vez un producto y un agente del proceso histórico, son a la vez el representante y el creador de las fuerzas sociales que cambian y moldean el mundo y las ideas”23. Aunque la expresión ‘grandes hombres’ es reduccionista por varios motivos, la idea que sostiene Carr es muy sugerente. Así, quizás podríamos parafrasearle para afirmar que los tomadores de decisiones, en virtud de la legitimidad que les confieran las colectividades a las que representan, pueden llegar a encarnar ese doble papel de representantes y de creadores de fuerzas sociales que cambian y moldean el mundo y las ideas. V. Algunas conclusiones Una vez dicho lo anterior, podemos extraer una serie de conclusiones en base a los argumentos presentados en este artículo. En primer lugar, parece 23 AINLEY, Kirsten. “Beyond Individualism: Agency and Responsibility in International Relations” (de próxima aparición); p. 123. 13 evidente la retroalimentación entre la capacidad de agencia y las estructuras. Aunque se trate de dos elementos diferenciados, como ya se ha visto, ambos están unidos necesariamente por un proceso reflexivo en virtud del cual se afectan recíprocamente. Así, los agentes, sean estos tomadores de decisiones, comunidades epistémicas o actores en representación de colectivos, actúan incidiendo sobre las estructuras, entendidas como el conjunto de reglas, lógicas, costumbres y patrones de conducta que rigen en cierta manera los límites de la capacidad de actuación. Las estructuras crean las posibilidades de la agencia, pero no la obligan a actuar en una determinada dirección. Es por ello por lo que la capacidad de agencia se sitúa en dicho perímetro de actuación y se generan tensiones entre los límites ya establecidos y las potencialidades de las futuras estructuras. En segundo lugar, cuando hablamos de estructuras no podemos entender sólo el contexto de factores materiales, englobando las capacidades coercitivas y elementos geoestratégicos fijos tales como la dimensión territorial, la distancia entre dos potencias o el acceso al mar, como se hacía tradicionalmente por parte de los enfoques realistas durante la Guerra Fría. De hecho, las estructuras también están compuestas de elementos ideacionales, de imaginarios sociales, de las lógicas, ideas y valores en las que se autoperciben las sociedades. Esta diferencia está explicitada por Alexander Wendt cuando afirma que “donde realmente difieren los estructuralismos neorrealista y el constructivista es en sus asunciones sobre de qué está hecha la estructura. Los neorrealistas creen que está hecha solamente de una distribución de las capacidades materiales, mientras que los constructivistas creen que también está hecha de relaciones sociales”24, esto es, que tienen un importante componente intersubjetivo. Nuestras aproximación claramente ha adoptado y mostrada esa visión de la estructura como elemento ideacional, intentando huir de simplificaciones y reduccionismos. Y, en tercer lugar, y a diferencia de enfoques que priorizan una visión estática y que eluden explicar el cambio en las relaciones internacionales, 24 WENDT, Alexander. “Constructing International Politics”, International Security, vol.20, n.1, Summer 1995, p. 73. 14 podemos afirmar la posibilidad de cambio en las estructuras motivada por las decisiones adoptadas por los agentes. De este modo, aunque los cambios sean lentos –resultado de decisiones políticas y de procesos históricos de pugna y lucha entre distintas ideas y formas de entender el mundo internacional- y los resultados impredecibles25, la voluntad de los tomadores de decisiones que actúan en representación de la sociedad civil o de una colectividad determinada pueden incidir e introducir cambios sobre las estructuras. Como es obvio y dado que en todo proceso dinámico siempre se producen cambios en mayor o menor medida, aquí estamos haciendo referencia a los cambios producidos en una determinada dirección, con un carácter volitivo y buscado por parte del agente. Esto es, aunque las consecuencias finales sean impredecibles en su conjunto y no pueda ser controlado el resultado final debido al gran número de factores intervinientes y su impredecibilidad, sí habría un razonamiento normativo de hacia dónde dirigir los cambios y en qué puntos tratar de modificar las estructuras. La magnitud y amplitud de este debate agente-estructura es inmensa y, de hecho, podría llevarnos también a preguntarnos sobre cómo abordamos la Historia, a qué entendemos por Historia, pero es ése un ámbito que se escapa del ámbito específico de este artículo y que debería ser abordado en otro sitio. En este trabajo sólo hemos aspirado a manifestar la forma de interrelación entre la agencia y la estructura y en cómo eso es determinante para nuestra posición frente al mundo internacional (en virtud de la ontología y la epistemología de la que partamos) y para explorar la dimensión normativa y de capacidad de cambio en las relaciones internacionales. 25 Como ya se señaló, se rechaza aquí una visión cientifista y predictiva de las ciencias sociales toda vez que el objeto de estudio, el ser humano, es a su vez un sujeto reflexivo y no se encuentra en condiciones de aislamiento como si se hallara en un laboratorio. 15 VI. Referencias - ACHARYA, Amitav. Whose Ideas Matter? Agency and Power in Asian Regionalism, Cornell University Press, London, 2009. - AINLEY, Kirsten. “Beyond Individualism: Agency and Responsibility in International Relations” (de próxima aparición). - ARCHER, Margaret; BHASKAR, Roy; COLLIER, Andrew; LAWSON, Tony; NORRIE, Alan (eds.). Critical realism. 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