11 r :. RAMON ILLAN BACCA (SJ::} ..~_;:1 ,,5t~1Z0 ra Tenf¡;u~Ít in . . ;'." (' ...~\j ..)\"1, . ~ 1M. EDITORES -Barranquilla, 1994 3 qohf1-q Edición: @ 1M EDITORES 1994 Barranquilla ISBN 958-95645-0-X Colección Narrativa -Serie Cuento Primera Edición Dirección Editorial: Harold Ballesteros @ RAMON ILLAN BACCA Portada: Ernst Ludwing Kirchner Semidesnudo femenino con sombrero Diagramación: Alonso Martínez Diseño de Portada: Dianne Escalante Impresión: EDICOMPUTO L TOA. Calle 41 NJ/43 -98 Barranquilla Impreso en Colombia Printed Colombia V. EL PRINCIPE DE LA BARAJA He venido a visitarte por tu cumpleaños. Dudé mucho al principio, pero, al fin, decidí hacerlo. Me quisiste tanto cuando niño! Algunos de esos recuerdos amables me acompañan mientras espero responder al sonido discreto y apagado que da el timbre. Al fin aparecela prima Piedad Ceralda, quien hace un gesto de sorpresa al verme, pero después reacciona y me da un beso cariñoso de bienvenida. "Tú aquí, me parece mentira..." Mientras la beso en las mejillas, me parece sentirle el vaho del alcohol que el "Zen -Zen" que mastica no logra disipar. Hablamos un poco de tí. "Está cada vez peor: ahora no sale casi nunca de su pieza; todo el tiempo se la pasa oyendo discos viejos de Tino Rossi y Charles Trenet". Tengo un pequeño despunte en la memoria y silbo suavecito "Mademoiselle de París". Piedad se levanta para avisarte mi llegada pero dice estar convencida de que no me recibirás. Cuando la veo caminar, pienso... jqué lejos está esa mujer enjuta y de rasgos anodinos, de aquella chiquilla preciosa cuyo parecido con Shirley Temple era el tema de todas las visitas! Desde el cómodo y viejo sofá reviso la decoración que me es familiar. En las esquinas de la sala siguen las materas de cobre con las. argollas de caras de leones. En la pared, presidiéndolo todo, sigue tu retrato!. Cuántas vecesno te ví frente a él, orgullosa y ufana, mientras decías: "Ustedes saben, el secreto de este pintor es adelgazar los cuerpos y engordar las joyas.. .". Me levanto y empiezo a mirar los adornos de cerca. Aquí está todavía la figura de ébano que representa a Josephine Baker. En su base se haya una fecha: "1934". Imperceptible está la línea de aquella vez que la quebré y que me valió una muenda feroz. Sonrío con un rintintín nostálgico al fondo. De golpe recuerdo que Rito Alfonso me contó la historia del día que te acompañó a una presentación de la Baker, en Bruselas. Ante su asombro, te saliste en mitad de la función y, al pedirte explicaciones, le contestaste con un: "es el mismo espactáculo de negros que ya estaba cansadade ver; uno no cruza el océano para encontrar~e con esto...". Rito Alfonso 8 (Rito por Santa Rita de Casia y Alfonso por el rey de España, como siempre recalca en las presentaciones), es otro de los que no pueden pisar tu casa.El motivo se pierde un poco en la penumbra. Pareceque alguna vez no te quiso llevar al hipódromo en Bruselas. ("Voy a ver a mi novia y no voy a perder el tiempo paseando a primas provincianas y ridículas", fue su frase maldita que lo condenó para siempre contigo). Pero él se venga hablando. Aquella vez que robé tres fotografías ¿el escaparate,una de Clark Gable, otra donde aparecías en un estadio de Berlín durante las Olimpíadas (lo sorpresivo de la toma te mostraba muy joven, pero con un extraño gesto adusto) y aquella, la última, donde aparecíasen la mesa de un café con las mano entrelazadas con un hombre a quien le habías rasgado la cabeza, me valió otra muenda feroz. Ahora, en análisis retrospectivo, con su eterno vaso de whisky a medio llenar y su vestido de lino blanco que lo hace lucir tan anacrónico, Rito Alfonso afirma: "Necesitaba la foto de Clark Gable para masturbarse con el vibrador "sitra" que mantiene bajo la almohada". Me indignó. Nadie te ensucia y menos delante de mí. Rito cambia de voz, me pide disculpas y me dice que te quiere, pero que no te comprende. "Además añade, ¿para qué se tienen los parientes millonarios sino para hablar mal de ellos?". Me amansa y sigo escuchándolo. Ahora se viene con la enésima versión sobre el 9 Principe y gor. Ocurrió en el París de la entreguerra, en un hotel muy caro. El portero, un hombre apuesto y que resultó ser un Príncipe ruso blanco, te trastornó, lo mismo que a tu compañera de viaje, Tallulah Pérez. "Era desvergonzada la forma como lo perseguían", dice Rito en una indignación extemporánea, ayudada por el Whisky. El asunto es que el Príncipe era muy obsequioso. Llevaba el paraguas para que no te mojaras mientras llegaba el taxi y se inclinaba respetuosamente,cuando tú, que nunca te has caracterizado por ser pródiga, le dabas una espléndida propina. Pero esa noche (y aquí Rito Alfonso pone una entonación cómplice) en que fueron los tres, incluyendo a Tallulah, al "So different", se encontraron con que casi todas las mesas estaban ocupadas por exiliado s rusos. Sólo una espléndida propina les permitió conseguir mesa. A lo lejos estaba el Príncipe con un vestido un tanto "passé", pero muy elegante; a su lado estaban otros jóvenes de aspecto también muy distinguido. A pesar de tus constantes saludos (ostentosos y de mucha agitada de mano), no hubo ni una mirada de respuesta. De repente, se oyeron unos excitados cuchicheos y todas las miradas se dirigieron a una mesa donde estaba una mujer con un vestido vaporoso. En un instante, ella se levantó, dirigió unas palabras al director de la orquesta y enseguida se oyó el tema de "La muerte del cisne". Durante cinco minutos, la mujer estuvo flotando como un espec10 '" tro en el espacio, por último se dejó caer, arqueando fuertemente todo el cuerpo sobre las baldosa. Estalló una ovación, pero la mujer rogó silencio con un gesto de sus encantadoresbrazos y regresó a su mesa. Nadie volvió a mirar en esa dirección. I'Nunca supe quién era -dice Rito- todos hablaban en ruso". " Al día siguiente, cuando le reclamaste por el saludo al Principe (que de nuevo había regresado a su condición de ceniciento portero), éste te respondió, al mismo tiempo que te daba una mirada congeladora: 'ILo siento, mademoiselle, pero en ese momento yo no era portero, sino el Principe Ygor~ y yo sólo trato de igual a los de mi clase..." De nada valió la queja iracunda que le diste al gerente del hotel, quién se limitó a mirarte irónicamente con sus ojillos porcinos y responderte con un vago I'tomaremos nota de su queja madame...'I. 'IEra un vividor -remata Rito Alfonso-. En Berlín era entrenador de tennis para viejas adineradas, y en París era un DANSEUR PROFESSIONEL, en resúmen: un gigoló'I. Pero la cosa no terminó ahí. Al comenzar la guerra, regresó Tallulah, y, al descender del barco de la flota blanca, traía del brazo a su flamante marido, 'Ije" que no era otro sino el Príncipe ruso. Sorpresivamente cuando todo el mundo creyó que 11 no ibas a determinar a Tallulah y a su Príncipe tornasolado, diste un giro total y te desviviste en atenciones a la pareja. La fiesta que diste hizo época; a mí me tocó estar de adorno infantil para ser besado por todas las señoras. Pero, en el fondo, todos estábamos pendientes de la entrada del Príncipe. Su llegada fue una de mis primeras frustraciones infantiles: jSiempre me lo había imaginado vestido como uno de los Príncipes de la baraja"!. Después fue una figura habitual dentro de la casa, con su eterno vaso de cocteles que tú le preparabas, mientras jugaba póker con los señorones más ricos de aquí. Yo tenía sentimientos muy confusos, porque aunque estaba celoso de su presencia, también me gustaban sus propinas cuando me enviaba a comprarle pastillas de bromural. Pero, de repente, algo pasó, porque no volvió a visitar más la casa. Cuando te encontrabas con la pareja en las calles, deliberadamente cruzabas hacia la otra acera, negándoles el saludo, aunque él siempre se quitaba cortésmente el sombrero. Cualquier día estalló la bomba, cuando el Príncipe se esfumó, dejando una montaña de deudas del póker. y ahí fue cuando, para sorpresa de todos, tu apareciste como dueña de todos los pagarés que había firmado. Sin ningún pudor, le remataste todas las casas a Tallulah, a pesar de la penosa escena que alcancé a percibir, escondido detrás de 12 un biombo, cuando ella, con lágrimas y abrazada a tus rodillas, te imploraba piedad. El día que adquiriste esta casa,bailaste, delante de mí y de Piedad, aquel swing de letra picante que decía: Somos finos, señoritas, Sin embargo, con música es mejor. No bien la aguja puesta adentro, Usted ya sabese oye un lamento... "Que falta de clase", opina Rito Alfonso. "Ay!, (suspira) siempre he creído que hubiera sido mejor estar muerto en París, que vivo aquí". Pero ni tú, ni Piedad, ni Rito Alfonso sospechanque yo tengo la carta escondida de esta historia. Desde siempre supe que el Príncipe y la persona con quien tenías entrelazadas las manos en la fotografía, eran la misma persona. jLo supe porque usaban el mismo anillo con esa inconfundible águila imperial dentro del zafiro!. Ahora Piedad regresa y me dice que tu jaqueca te impide recibirme. Sigues representando tu papel de "vieja-tía-millonaria-desalmada", pero yo sé que de verdad no eres más sino una pobre mujer enamorada rumiando una larga historia de amor, celos y venganza. (1979) í; 13 NO HAY CANCIONES PARA OSIRIS MAGUE Todo comenzó cuando vió la fotografía. Osiris Magué, profesor de teoría musical. y piano, terminó temprano sus clasesdel viernes en el conservatorio, luego se quedó un rato tocando, y aunque empezó con composiciones muy serias,. al rato interpretaba los temas ligeros de algunas películas. No podía faltar, por supuesto, el tema de "Casablanca", que le había servido como marco musical a su romance con la profesora de canto. (Lástima sí, que el final no había sido del todo felíz ya que el matrimonio no había resistido ni los tresmese Cansado, pero satisfecho, se encaminó más tarde al parqueadero a recoger su Topolino. Al entrar al vehículo se dió cuenta de que algo anormal ocurría. La puerta estaba abierta y las partituras colocadas en la parte de atrás estaban revueltas aunque, eso sí, ninguna faltaba. Encendió la radio y en 14 lugar de la música suave y asordinada de su emisora preferida, retumbó una música estrepitosa y bullanguera. Alguien había movido la aguja del dial, por 10tanto tuvo que secarsecon el pañuelo la sangre que había empezado a salirle del oído. Preocupado, dirigió el vehículo a la calle ciega donde el vendedor de revistas tenía su puesto. Recordó ansioso que estaba atrasado dos números en la serie sobre la segunda guerra mundial. Pensó, qué difícil era comunicarle a sus amigos 10 dulce que es para el coleccionista, la espera semanal. De pronto se acordó que había separado unos discos en el almacén del Centro y que debía bajar a recogerlos, pero la intensidad del tráfico lo disuadió de hacerlo. Eso fue otro motivo de intranquilidad; ya que en su vida de hombre metódico, cuarentón, el culto a su discoteca, obra de tres generaciones que arrancaba del abuelo italiano, era una religión. Al llegar encontró que Pablo, el viejo vendedor de revistas, ya le tenía preparado un paquete con los números sobre la segunda guerra mundial, los de cine y algunas revistas de actualidad. Sacó los cigarrillos y le ofreció uno al vendedor: Como de costumbre pensó en dialogar con el viejo un rato ya que siempre había admirado el buen criterio que éste tenía para analizar los hechos políticos. 15 Esta vez, sin embargo, el viejo Pablo no le aceptó la invitatión a conversar, sino que lo despidió con un: "Hasta luego don Osiris, ahora hay que cuidarse de lo que uno dice: estamos viviendo tiempos muy peligrosos..." Esa noche Osiris, preocupado, tenso e inquieto, aprovechó el leve resfriado para meterse en la cama. Las revistas sobre la mesa de noche, la música de cámara que sonaba en la grabadora y el olor del mentolatum que se había colocado en el pecho y la espalda le daban esa suave lasitud que tanto necesitaba. Miró la fotografía. Roma 1930. El gentío apiñado aclama a Mussolini. Trató de seguir leyendo pero le asaltó una inquietud. ¿En el sector no cubierto por la fotografía, no estaba un balcón decorado con una Victoria alada y unos Eros con unas trompetas? Se levantó y trajo a la cama dos gruesos volúmenes de su colección de revistas viejas. Sí; allí estaba la foto con el perfil del dictador italiano en un primer plano y algo que podría tomarse como una Victoria alada al fondo. Como en un vértigo, la fotografía desapareció delante de sus ojos y ahora es él quien se encuentra debaio de ese balcón en la Victoria alada. Ha dado un grito hostil al dictador y lanzado unas hojas volantes. Corre mientras resuenan, destrás suyo, los pasos de los "camisas negras" que lo per16 " siguen con las porras levantadas. Entra en una callejuela estrecha y tropieza con un hidrante. Los golpes resuenan sordamente en su cabeza. Las letras de la revista volvieron a tomar forma ante sus ojos. ¿Qué había pasado? ¿Un pequeño sueño? ¿La influencia de la última película? ¿El inconsciente que había sacadoa flote los relatos del abuelo sobre su juventud? Se rió nerviosamente. jQué buen tema para la próxima sesión donde el psicoanalista! Mientras colocaba los dos gruesos volúmenes en el estante de la biblioteca, una fuerte sensación de desagrado, siempre en ascenso,empezó a embargarIo. Al cabo de un momento pudo relacionarlo con el vallenato monoco1;deque se oía a distancia, posiblemente de la habitación del portero del edificio. Nó, -pensó-, definitivamente no lo soportaba y hundiendo el botón de la grabadora, la voz del tenor que cantaba "Nessum dorma" colocó una muralla musical. Al principio casi no oyó los golpes de la puerta, pero éstos se hicieron cada vez más fuertes. Exasperado, se asomó por el espacio que dejaba entreabierto la cadena protectora. En la puerta estaban dos hombres de gabardina y borsalinos 17 que parecían salidos de una serie policiaca de los treinta. El más bajito sacó una placa de la policía y le ordenó seguirles. Aterrorizado logró, sin embargo, formularles algunas preguntas: "¿Era una orden de captura? ¿De qué le acusaban? ¿Si era una simple declaración, por qué no esperaban las horas de la mañana?1IEl otro hombre, el alto, se limitó a sacar el revolver y encañonándolo le dijo: "Venga..." '-- Iba a protestar de nuevo cuando de una patada volaron la cadenita de la puerta. Lo sacaron a empellones, rodó por las escaleras, se levantó con una brecha sangrante en la frente. Pero ¿por qué esa escalera oscura, de piedra húmeda y no la amplia de granito que daba hacia un gigantesco ventanal? Lo agarraron por los brazos y 10 arrastraron por el zaguán oscuro que no había visto antes, sacándolo a la calle. Montaron en un Fiat de modelo antiguo y recorrieron calles desconocidas. Nevaba (nieve aquí?) Al entrar al edificio marmóreo le colocaron una capucha negra. La intensa luz del reflector le cegó cuando le quitaron la venda. Un mulato fornido le atenazaba . la cabeza impidiéndole que la agachara. Las preguntas se repetían insistentemente. " ¿Y la carta protestando por la intervención de la 18 Universidad? ¿Y el apoyo a la formación del sindicato de profesores? ¿Acasono son opiniones políticas,cabrón? Osiris contestaba lo mismo. El tan solo era un profesor de música sin ninguna inquietud política; había firmado esas cartas colectivas para no quedar mal con los otros profesores. "Sí, ¿Y qué me dice de su amistad con Pablo Montegranario? Tuvo que reflexionar algunos instantes antes de relacionar a "Pablo Montegranario" con el viejo del puesto de revistas. " ¿No sabíasque Don Pablo es el jefe de la guerrilla urbana? ¿Y tus entrevistas con él los viernes? De nada valieron sus explicaciones de que él tan sólo era un cliente. Cuando el mulato empezó a pegarle, el interrogador, un hombre impasible con cara de ídolo Chibcha, lo detuvo diciéndole: " ¿Paraqué le pega?,pierde su tiempo..." Osiris se conturbó. ¿Seríaposible que ellos supieran que por una deformación en el tallo cerebral era inmune al dolor? No resistió la revelación y se desmayó. 19 Al recobrarse no estaba en el galpón con ese calor infernal, ni tenía enfrente al ídolo Chibcha. Ahora estaba sentado en una silla de estilo barroco frente a un escritorio elegante donde un hombre alto, de lentes redondos y chiverita puntiaguda lo miraba atentamente. Detrás de la ventana caían los copos de nieve. Un retrato del Duce presidía el salón. El hombre agitó un expediente ante su rostro. 11 Aquí tenemos toda su vida 11.También su historia clínica (Bajó la voz y dijo en forma cómplice) Es divertida..." Se acercó al objeto con una funda, del que Osiris se había preguntado qué sería. Con cuidado quitó la tela y apareció un flamante gramófono. Un temblor recorrió todo el cuerpo de Osiris. Sabía que eso iba a suceder, pero no esperaba que fuera tan pronto. Estaba descubierto en su punto vulnerable. jSUexagerada sensibilidad auditiva!. Una versión espantosa, una canción irrepetible y que el tenía en su discoteca como una curiosidad. Frescura Damelsí, alumna latinoamericana cantaba en italiano un "Que no, que no". Se llevó las manos a los oídos, pero alguien brutalmente se las hizo retirar y las amarró. Ahora una soprano (¿tal vez Conchita Supervía?) cantaba una versión operática de un corrido mejicano de la revolución. (¿seríaposible que "eso" fuera la Cucaracha?)y de pronto lo inenarrable, una versión melodramática 20 y en italiano de "Se va el Caimán..." ,- Bañado en sudor y temblando, Osiris contempló cuando el hombre de lentes redondos desconectó el gramófono y dijo con voz muy dulce: " Adesso parlami di Paolo..." Cuando cesó el vértigo, Osiris se encontró de nuevo en el galpón. Su curiosidad por saber qué contenía el maletín colocado en la desvencijada mesa, fue recompensada. El ídolo Chibcha sacó, casi misteriosamente, una flamante grabadora. Con brusquedad le colocaron el par de audífonos. No, no podía soportarlo. Ima Sumaccon sus cuatro registros cantaba una versión intolerable del "Mambo de las cinco botellas". Siguió un "Danubio Azul" interpretado por Waldo de los Ríos. Aulló. Ahora siguieron en cadena, "Flores Negras" por Olimpo Cárdenas, "Infarto a gó gó" de Pablus Gallinazus, la millonésima versión de " Ay Manizales del Alm~..." y por último, en cascada, todas las canciones del último "Festival del recuerdo". Pensó que iba a morir. Pero esto no les molestaba, casi a rastras 10 sacarona la calle. Los oídos le sangraban copiosamente. A la fuerza 10 entraron en una buseta repleta donde quedó atrancado al pie del torniquete. Eran la,sdoce del día, hacía un calor 21 infernal y adentro, por lo menos, cinco grabadoras y un radioperiódico retumbaban. Osiris observó la gente a su alrededor. Todos eran indiferentes al ruido; aún más, algunos movían acompasadamente la cabeza.Fue entoncescuando Osiris Mague adquirió conciencia de su profunda anormalidad, incomunicación y soledad... y no pudo soportarlo. Los vigilantes que estaban a su lado se preocuparon cuando lo vieron en los espasmosdel ataque. "Se nos fue la mano..." dijeron. "Más bien la música..." precisó el ídolo Chibchi Pero ahora Osiris está dando rápidos giros en el inmenso salón de baile de cuyo techo penden, y de un hilo, gigantescos pianos de cola que buscan cómo aplastarlo. Sale huyendo al desierto circundante en cuyo centro se encuentra una inmensa clepsidra. Absorto contempla como los granos de arena le representan todos los días, años, vidas y muertes que le esperan. y ya Osiris Magué está en la galaxia profunda flotando en la cápsula espacial adonde ha sido condenado por piratería interplanetaria. El insondable silencio es perturbado cuando la cinta grabada en el cascode la nave anuncia unos .cantos folkloricos de la zona norte de la región anteriormente denominada Suranlérica, en el planeta Tierra. 22 Los instrumentos musicales empleados, puntualiza el narrador, sólo se conservan en los museos de Samarkanda y Taganga. Los primeros compases del acordeón se confundieron con el terrible, escalofriante alarido que dió Osiris Magué. Una inmensa ola que arrancaba más allá del génesis de toda conciencia, le envolvió. y allí está Osiris dentro de su alcoba, gritando histéricamente, mientras trata de darle todo el volúmen posible a la grabadora para que la voz de Pavarotti acalle ese vallenato que viene desde la portería. Fuertes golpes resuenan en la puerta. Entreabre manteniendo la cadena de seguridad puesta. Un par de rostros siniestros lo esperan... (1979) J :. . 23 SUEÑO CON KENNEDY A BORDO El joven está parado en la esquina del bulevar con el camellón. Apenas lo veo, lo reconozco. Esta mañana precisamente ha salido su foto en "El Sesquiplano" . "¿No es un motivo de orgullo -decía el periódico- que un miembro de la familia Kennedy visite nuestra pequeña ciudad?" Sinembargo, en este instante, salvo yo, nadie ha reconocido en ese joven gringo, mugroso, de pelo largo y ojos aguachentos, a uno de la dinastía. Prosigo mi paseo vespertino. La bahía ensaya sus mejores arreboles, pero no estoy para paisajes.Mis pensamientos giran alrededor de cómo pagar las cuotas vencidas de la casa. Al final del camellón doy la vuelta alrededor de un surtidor dañado y que el ingenio popular ha bautizado como el "bidé de la gorda Zoraya"; al otro 36 , ., f f extremo del paseo sigue parado, impasible, el joven gringo. Sostiene ahora un cigarrillo entre el índice y el pulgar mientras aspira profundo. Hum, eso aquí es todo un indicio! Apuesto que es de "la mona" de la Sierra Nevada. Lo mismo deben pensar los dos policías de la esquina, porque uno de ellos le da un golpe en el hombro al otro, mientras le señala al joven. Siento un leve cosquilleo. "Estaré ante el gran caso de mi vida? Susana siempre me reprocha el no ver las oportunidades que me pasan delante de la nariz. ¿Será esta una de ellas? ¿La mayor, quizás? "Eres el éxito de todos los fracasos" me gritó al despedirme esta mañana. Los policías, igualitos a los cocodrilos en las películas de Tarzán, se deslizan hacia la presa.I ¿Cómo se dice en inglés: déjeme hablar por usted, soy abogado? iCarajo! isi le hubiera prestado más atención a las clases del profesor Melville! Me acerco lentamente para darme la oportunidad de hacer memoria. El hombrecito está conversando animadamente con los policías en el lenguaje universal de las señales. Ahora le da golpecitos amistosos al más morocho de ellos. Al fin se me enciende el bombillo. "I am a lawyer. Don't answer before tell me". ¿Será así? Por lo menos creo que tiene sentido. Con que me diga O.K. basta. Si lo lle37 . van a la permanente le pediré al comisario le señale el hotel por cárcel; con un billetón que se pase, eso ya está hecho. No creo que haya problemas de plata, esta gente es supermillonaria, pero en lo que sí debo ser muy cuidadoso es en mis declaraciones. Lo que diga será trasmitido por la UPIo la France Pressy le dará la vuelta al mundo. ¿Quién lo hubiera pensado, cómo me iba a imaginar esta mañana que al terminar el día sería el abogado de los Kennedy? ¿Y si la cosa se crece y tenga que venir Jacqueline? No joda, erda, yo caminando por el camellón con Jacquie de mi brazo; lo máximo!, bueno, y ¿si me toca ir a los yunaites? Tendría a todos los paparazzi a mi alrededor fotografiándome; nó, no es así, los paparazzi son en Italia; bueno los .fotógrafos, la prensa, la televisión, cuando me baje del Jumbo. De pronto, y por qué no, una portada en el"Time" como abogado del año. Esto tal vez es exagerado,pero mañana sí salgo en la prensa mundial. A propósito ¿dónde me pondría Susana la guayabera filipina que compré en San Andresito? Cuando menos lo espero, estoy dentro del circuito cerrado. Todos me miran con caras de asombro. Farfullo un ¿May 1 helpyou? No joda, ¿por qué se me tuvo que ir la voz en ese instante? El joven me proporciona una de esassonrisas mágicas que tantos votos le ha dado a su familia y me dice un: "No, thank you". Después, en un español atropella38 do pero comprensible, agrega: "No preocuparse señor que yo saber cómo deber actuar...1/Sigo mi camino, quiero creer que en forma inperturbable, pero las piernas me flaquean. De reojo veo cuando los policías se embolsillan unos rollitos de dólares. Dios mío ¿cuánto fue el precio de mi inmotalidad? Silbo pasito, como para mí mismo. Sólo al cabo de un instante me doy cuenta que la tonada es aquel viejo tango llamado l/El bulevard de los sueñps rotosl/. ¿Con qué el éxito de todos los fracasados, eh? ~ (1979) 39 SEÑORA TENTACION Tenía conciencia de que ese retorno al lugar era como una peregrinación. Todo sin embargo había cambiado. Ya no estaba en el pueblón alegre y confiado de su adolescencia,sino en un sitio donde el peligro agázapado y permanente podía aparecer en cualquier momento. Aún así, como en la letra del viejo tango,. decidió volver al antiguo Club Campestre, el escenario de su humillación; sin embargo, cometió la imprudencia de no tomar la carretera sino el viejo camino sombreado. El paisaje le era brumosameme familiar; por eso, se detuvo un instante ante la amplia casa de madera en cuyo frontis estaba tallado el nombre I'Saudade". Ocultos, entre las trinitarias y las astromelias, estabanlos restos del alambique, fuente ilegal de la antigua riqueza. Recordó al dueño, Don Anacreonte de Souza, un portugués de impecables vestidos de lino blanco, chaleco y guantes incluídos: un desafío permanente a la opinión y al clima. 125 ¿Qué haría de su insólita colección de viejos zapatos blancos, algunos con polainas, que mantenía en exhib~ciónen las vitrinas que se repartían por toda la casa? Una molesta sensación de ser observado desde un balcón le hizo seguir el camino apresurando el paso. Al devolverse y mirar de reojo le pareció ver relampaguear el cañón de un arma de fuego. En una vuelta estaba la vieja construcción buscada. ¿Qué tenía que ver esa casa grande de colores chillones y arquitectura mezquina con sus recuerdos? ¿Qué, esepatio encementado con aquella gloriosa pista de baile cubierto por una ceiba legendaria? ¿Qué, ese montón de piedras dispersas, con la tarima donde aquella noche se presentó la más famosa de las orquestas de la Habana? Se sentó en un tronco y aspiró profundo el cercano olor de ese mar sin lluvias. Cerró los ojos y aspiró de nuevo el perfume de "La Señora Tentación", como habían bautizado los compañeros del seminario a la joven viuda que vivía enfrente. Mucho más tarde, y ya entre caricias, supo que el nombre de la fragancia era "Chanel Five". "¿-No te habías dado cuenta del insomio colectivo que desatasteen el internado? ¿Ni de la pérdida de tantas vocaciones, entre ellas, la mía-?", le 126 había preguntado. Sólo obtuvo como respuesta una risa baja, cálida y cómplice. Después él le contó cómo una noche había saltado las tapias, atravesado la carretera y le había dejado en la saliente de la ventana que daba a la terraza sus poemas de amor. -"Lo único que logré fue que no volvieras los demás domingos y que el padre rector, un francés, nos previniera en el comedor, contra "Les poetes maudits". En eseinstante ella lloraba de la risa. -"Empecé a odiar el internado, no soporté más los rezos, los misereres y las meditaciones matinales en las que el prefecto insistía en la efímera belleza de las mujeres y el triunfo definitvo de la muerte". Sus pensamientos fueron interrumpidos por la presencia de tres muchachos trotando en la playa. Todos llevaban cuchillos de caza.Se inquietó. "Al pelao hay que avisparlo", fue la frase de su padre el día que decidió sacarlo del seminario y matricularlo en el Liceo Nacional, ante la escandalizada oposición de su madre. y el mundo, el demonio y la carne vinieron, no en 127 tropel, sino en fila y primero en forma de libros. Es así, como pronto dió con el/El Mercurio", una librería, pequeña, escondida, discreta, que vendía a precios bajísimos toda la colección "Galante". El dueño -que también ejercía la quiromancia y la consulto ría sentimentalpropiciaba como un relajante para sus clientes ese tipo de lecturas. Fue entonces cuando una tarde, y en el instante en que ella pagaba el ejemplar de "Perfecta, la de las ganas bajas", el dueño los presentó. Meses después, y cuando desde el lecho oían el golpe monótono de la lluvia sobre el cristal de la ventana, ella le dijo: "Supe al verte que eras mi poeta de la media noche". "Pues te demoraste en hacérmelo saber" fue su respuesta mientras recordaba el juego a que fue sometido, en el que ella le intercambiaba libros en los que subrayaba las. partes más picantes, y después, cuando se encontraban, ni mencionaba el tema sino que, con aires de matrona emblemática, le invitaba a su terraza a tomar café árabe con pepitas de cardamomo, en medio de largos silencios y tosecillas irónicas de una tía chaperona. Una tarde, al fin, todo le fue propicio: la enfermedad de la tía, el permiso al jardinero y el asueto por el cumpleaños de la mujer del rector. O tal vez la de las ganas era ella; el asunto fue que todo ocurrió de prisa. Las imágenes son rápidas. Un cambio a café cargado de coñac "Como 10hace María 128 Fé1ix;recuerdas?". ¿Cómo 01vidar10,si una escena de la película vista esa semana en "La Morita" terminaba con la actriz desgarrándose la blusa mientras le decía al galán, "Ahora, cóbrese"? El mejoró la escena con un beso de gran arqueada y desparramada de los cabellos de ella sobre el piano de semico1aque desató un arpegio ronco de las cuerdas... Pasado el primer momento decidieron ser más discretos, y en vez del café árabe de los jueves, el encuentro fue en "La viuda negra" un motel mudo. Pero alguien habló; él, por supuesto. Por juventud, inexperiencia, machismo o porque las conquistas son para alardear de ellas, la cuestión fue que ante un grupo de amigos boquiabiertos habló de sus amores. "Y para que vean que no miento -dijo ufanándose-, la obligaré a que me lleve de parejo al baile en el Club Campestre este fin de año". La frase hizo carrera y rivalizó en expectativa con el otro evento, con la invitación que Anacreonte de Souza, el presidente del Club, había hecho a Marve1 Primera, reina del carnaval de Barránqui11a, quien en un avión especialmente contratado aterrizaría en la "Yé" y de allí, con todas las princesas, más los miembros del comité de recepción y toda la juventud dorada de la localidad, se trasladarían al hotel Tobiexe.Ni siquiera el hecho que la orquesta Aragón hubiera llegado en 129 vuelo directo desde La Habana con las "Dolly .Sisters" incluídas, interesó tanto. y llegado a ese punto, la memoria le es infiel porque sólo recuerda fragmentos, y así se vé, con su flamante'smoking tropicaL frente a la puerta enrejada del club (la percepción retrospectiva arroja luz sobre el detalle de ser las rejas del más puro estilo "Art Nouveau"), y se contempla rogándole, con una angustia creciente, al portero para que le dé una explicación del :'porqué esa prohibición de . dejarlo entrar al club... del porqué haberle cancelado su pase de atención para entrar a esta fiesta y a todas las demás..., que le diga quién dió esa orden. .." Por un instante le pareció divisarla allá, en el fondo, luciendo un estraples negro a lo "Gilda", bailando un bolero arrullador con el hijo de Anacreonte... Corrió para alejarse del lugar. Se vió de nuevo, estupefacto, sentado en las bancas de hierro forjado del parque, mientras a su lado una putica triste recitaba "los sonetos a Laura", y su protectof¡ un joven poeta vicioso, le hablaba de la "tría ínsatíabílía: mare,ínfernum etvulva" El recuerdo se desvaneció entre unas lágrimas humilladas. Ruidos de pasos y unos visajes al fondo del camino le revelaron que su vida peligra130 bao Su viaje nostálgico se habría transformado en una aventura mortal. Se sintió como en una película donde hubieran cambiado el argumento en la mitad de la proyección... No tenía alternativa, y empezó a desandar el camino silbando quedo un viejo bolero. "Soy un viejo sentimental" -se dijo-. El mismo pensamiento fue compartido por los hombres agazapados que lo aguardaban en el camino. 131 INDICE EL PRINCIPE DE LA BARAJA ..NO HAY CANCIONES MARIHUANA 7 PARA OSIRIS MAGUE PARA GOERING 36 ,,' 40 EN LA GUERRA NO HAY MANZANAS 49 .ROSAS ENTRE LAS FLORES 14 24 SUEÑO CON KENNEDY A BORDO i .FANTASMA ¿;/ SOBRE TU TOGA 65 EN EL MAR LA VIDA ES MAS SABROSA 75 SI NO FUERA POR LA ZONA CARAMBA ...92 FALTAN DOS PATAS PARA ELTRIPODE 108 POETA MUERTO EN LETRAS ROJAS 115 SEÑORA TENTACION 125 133 :',fjt~;~\