Una gran película que en su época supuso un gran avance en efectos especiales FICHA TÉCNICA: Título original: The Invisible Man Nacionalidad: EEUU Año: 1933 Dirección:James Whale Guión: R.C. Sherriff (basado en la novela El Hombre Invisible de H.G. Wells) Producción: Carl Laemmle Jr. Dirección de Fotografía: Arthur Edeson Dirección Artística: Charles D. Hall Música: W. Franke Harling Maquillaje: Jack Pierce Efectos Especiales: John Mescall, John P. Fulton Reparto: Claude Rains (Jack Griffin/El Hombre Invisible), Gloria Stuart (Flora Cranley), William Harrigan (Dr. Kemp), Henry Travers (Dr. Cranley), Una O'Connor (Sra. Jenny Hall), Forrester Harvey (Sr. Herbert Hall), Holmes Herbert (Jefe de Policía), E.E. Clive (Jaffers), Dudley Digges (Jefe de Detectives), Harry Stubbs (Inspector Bird) Duración: 71 min. (B/N) SINOPSIS: Un misterioso doctor descubre un suero que le hace invisible. Para ocultar su descubrimiento se esconde en una aldea inglesa a la que llega cubierto de vendajes y con gafas de sol. Sin embargo la misma sustancia que le hace ser invisible va impulsándole también poco a poco, a cometer actos brutales y atroces. HOJA INFORMATIVA Nº 66 Abril 2005 COMENTARIOS: Después de El Dr Frankenstein, James Whale, con El Hombre Invisible, nos vuelve a demostrar la gran capacidad que posee para dirigir un film, incluso realizando una gran adaptación de la novela original: El Hombre Invisible de H.G. Wells. Para entender un poco mejor la trama de la película, es necesario decir que Wells escribió gran parte de sus novelas basándose muchas veces en lo que podríamos llamar “descontrol científico”, claros ejemplos son La Máquina del Tiempo (1895) y sobre todo La Isla del Dr Moreau (1896). Ambos libros también han sido adaptados al cine, incluso varias veces, con más o menos suerte pero no con tanto éxito como el que ha obtenido propiamente El Hombre Invisible. Según se mire, la película puede tener varias lecturas. Aparte del descontrol científico que comentábamos, podríamos hablar de cómo el poder corrompe a las personas o simplemente de que la invisibilidad brinda la posibilidad de dar rienda suelta a los instintos o deseos más ocultos del ser humano. Curiosamente existe también una dualidad entre el bien y el mal que afecta al protagonista, aunque no es exactamente un Jekyll/Hyde, porque la mayor parte del film está protagonizado por el “Hyde” del Dr Griffin. Lecturas a parte, podemos decir que el film es un gran producto de entretenimiento que difícilmente decepciona, sobre todo porque el ritmo del metraje es comedido, sin planos innecesarios, y muchas veces Whale se permite momentos de humor negro (muy al estilo inglés) que se mezclan con grandes escenas oscuras y sórdidas. En cuanto al reparto, el papel para el actor principal estaba destinado en un principio a Boris Karloff, el cual lo rechazó por desavenencias con la Universal. Finalmente el papel protagonista cayó en manos de Claude Rains (que interpreta al Dr. Griffin), un actor totalmente desconocido que con su voz cautivó totalmente a James Whale a pesar de que no se lo recomendaban los productores debido a la falta de experiencia y expresividad, pero como en este caso excepcional lo más importante era la voz del actor, Whale no dudó un momento en contratarlo, y visto el resultado, no se equivocó en absoluto. Sería difícil olvidar esa voz penetrante, grave y con matices de locura. Incluso cuenta el anecdotario que el propio Claude Rains fue, después del estreno, a ver la película con su hijo y el taquillero le reconoció por su voz. En cuanto al resto del reparto, Whale se supo rodear de un buen elenco de actores donde destaca Una O’Connor que borda un gran papel tragicómico, muy del gusto del director, como también lo es el ambiente cotidiano de un pueblo que será víctima de las fechorías del hombre invisible. Otro punto fuerte que contribuyó al éxito del film fueron los efectos especiales, comandados por John Fulton. Sin ellos, podríamos decir que hubiera sido imposible en aquella época llevar la novela de Wells a la gran pantalla. Realmente son unos efectos muy logrados logrados y muy avanzados para la época, lo cual conlleva muchas horas de trabajo. La técnica consistía en grabar diferentes planos, incluso en movimiento, con protagonista y sin él, además de tener que retocar cada fotograma para que el resultado fuese creíble. Cabe decir que la escena más complicada de todas fue aquella donde el Dr. Griffin está en frente de un espejo. La posibilidad de rodar una película sobre un hombre invisible gracias a los avances en efectos especiales y el gran éxito de taquilla que obtuvo el film, supuso un boom de películas de hombres invisibles, así la Universal ofreció a Whale dirigir diferentes secuelas que nunca llegó a realizar él mismo, aunque luego verían la luz con otros directores. En conclusión, El Hombre Invisible de James Whale no es una obra maestra, quizás por su falta de profundidad en algunos temas, pero sí que es una gran película que en su época supuso un gran avance en efectos especiales, y que además es un buen ejemplo de cómo hacer cine. Un éxito que no puede quedar “invisible” a la vista de cualquiera que ame el séptimo arte.