armadura de cubierta (1885): "la cornisa se injirió allí en mala hora para trocar enteramente la forma y el oficio de la cubierta... porque en este trueque se le dio el vuelo consecuente con tal extraviado propósito y el peralte propio de un edificio grecorromano". Esta alteración de la cornisa, y con ella de todo el sistema de cubiertas de la catedral, era la causa de la pérdida del perfil de triángulo equilátero que debía corresponder a la armadura de cubierta, en correspondencia tanto con los gabletes de los hastiales como con el sistema de proporciones geométricas de la arquitectura gótica, tal como vimos argumentaba Juan de Madrazo al proyectar la reconstrucción del gablete meridional. La renovación total de la cornisa era imprescindible para la posterior reforma de la cubierta según las premisas mencionadas: la cornisa se debía rebajar una hilada, como de hecho se realizó, con la finalidad de que los tirantes de la armadura asentaran por encima de las sobre-claves de las bóvedas altas; la cornisa, con todo el cuerpo superior del edificio se reconstruyó totalmente, pero la reforma de la cubierta —corolario de los proyectos de restauraciones parciales— no llegó a materializarse; la cornisa reproducía el mismo perfil y decoración empleados para reconstruir la correspondiente al brazo sur, es decir, una media caña rematada inferiormente en junquillo volado con decoraciones de hojas. Desenvolviendo y aplicando el trazado de Juan de Madrazo, Demetrio de los Ríos reprodujo el resto de los elementos que completaban este diseño: la decoración de la enjutas con rosas ciegas para aligerar visualmente el muro, en aplicación del principio universal de que "toda parte pasiva de un muro se perfora o adelgaza siempre" y también se incluyeron en el proyecto de 1885 el antepecho y los pináculos, para la contemplación estética, a pesar de que no aparecían en el presupuesto debido a que Demetrio de los Ríos estimaba que no procedía colocar estos delicados elementos sobre la cornisa hasta que no se terminaran las cubiertas por peligro de mutilarlos en el momento de mover y colocar las maderas de la armadura de cubierta, aunque, ante el aplazamiento de la cubierta, lo cierto es que estos pináculos fueron rápidamente montados. La restauración-reedificación de todo el cuerpo superior de la Catedral de León eliminaba las huellas de la vilipendiada restauración barroca atribuida por Ríos a Baltasar Gutiérrez para afirmar el carácter esencialmente gótico del edificio, como afirmaba el propio Demetrio de los Ríos (1885): "Restaurada toda la parte superior del Templo que tanto lo necesita, porque toda ella se redujo cuando la colocación de la cornisa grecorromana a un mal revestimiento de muy escaso tizón, barriendo todas las esculturas, y trocando en arcos ordinarios de descarga los que antes tenían el relieve de los gabletes; devuelto el Templo a su característica hermosura con restauración más arqueológica y de mayor solidez fundamental". Estas palabras resumen el fondo del pensamiento restaurador de Demetrio de los Ríos: la posibilidad de devolver la catedral a su "característica hermosura" era la afirmación de la búsqueda de la unidad de estilo gótico para el conjunto del edificio; elementos tan peculiares y propios de la arquitectura gótica como los pináculos o gabletes formaban parte esencial del repertorio figurativo gótico; pese a los intentos de explicar con argumentaciones de carácter más o menos funcional la presencia de estos estilemas, lo cierto es que su reposición se debía fundamentalmente a que estos elementos eran parte primordial de la idea que del templo gótico tenía la cultura artística del siglo XIX: las rosetas, la exornación de los arcos con gabletes, la coronación de toda la catedral con apuntados pináculos, la austera pero característica decoración gótica, eran indispensables para recrear la imagen del templo gótico; la restauración de estos rasgos clave de la arquitectura gótica por Demetrio de los Ríos eran las pautas que permitían apoyar la lectura "cerrada" del edificio, con la rápida identificación del estilo a partir de sus elementos más característicos. 24 7