La Palabra Israelita VIERNES 3 DE NOVIEMBRE DE 2006 3 Declaración Balfour 1917-2006 POR 3 DE NOVIEMBRE DE 2006 12 DE JESHVAN DE 5767 www.lapalabraisraelita.cl e-mail: lapalabra@cis.cl SANTIAGO DE CHILE SEMANARIO LA PALABRA ISRAELITA Propiedad de la Empresa Periodística La Palabra Israelita S.A. Serrano 214 REPRESENTANTE LEGAL Sergio Jodorkovsky DIRECTOR Gil Sinay S. EDITOR EN ESPAÑOL Silvia Preiss PERIODISTA Isaías Wassermann COLABORADORES Sonia Reizin Beny Pilowsky COMITE DE PRENSA Beny Pilowsky Carol Rosenberg Gil Sinay ADMINISTRACION Sylvia Thomas PRODUCCION Juan Meza O. OFICINAS Serrano 214 ( 6329876 6323492 Tel./Fax 6329962 Santiago Los artículos firmados no representan necesariamente la opinión de la empresa editora, y son de responsabilidad exclusiva de sus respectivos autores. GIL SINAY Ayer, dos de noviembre, se cumplieron 89 años desde que el Foreign Office, bajo la firma de Arthur James Balfour, entonces Secretario de Relaciones Exteriores del Imperio Británico, envió a Lord Rothschild la histórica carta en que se contiene la Declaración que reza así: "El Gobierno de Su Majestad ve con buenos ojos el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará lo posible para facilitar el logro de este objetivo, dejando constancia de que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles o religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, o los derechos y el status político de que gozan los judíos en cualquier otro país". Como Carta Constitutiva de la creación de un Estado moderno, sus 67 palabras en el idioma original, constituyen una de las más modestas y menos ostentosas de las declaraciones, pero debemos consignar también que ningún documento internacional del siglo XX ha tenido una mayor repercusión en las relaciones internacionales y en el destino del pueblo judío. En la gestación de esta Declaración no puede dejarse de reconocer la acción que le correspondió a Jaim Weitzmann. El Doctor Weitzmann, que era catedrático de química en la Universidad de Manchester desde 1903 y que fue el exponente del Sionismo Sintético en el Congreso de 1907, pasó a ser el portavoz del Sionismo Político en Inglaterra. En su calidad de miembro del Comité de Acción Sionista a fines de 1914, tuvo ocasión de ser presentado a dos prominentes miembros del Gabinete británico: Mr. Lloyd George y Mr. Herbert Samuel, a quienes participó de las aspiraciones sionistas. El Doctor Weitzmann tuvo una entrevista con Lloyd George en el momento que existía una seria escasez de acetona, ingrediente vital para la producción de municiones. Lloyd George, que encabezaba el Comité de Material de Guerra, le explicó esta situación y, como resultado de esta conversación, el Doctor Weitzmann, en un corto tiempo, estuvo en condiciones de elaborar un proceso para la producción de la acetona. En sus memorias de guerra, en el volumen 1, pág. 348, Lloyd George recuerda la siguiente conversación con el Dr. Weitzmann: "Yo le dije: Usted ha prestado un gran servicio al país y me agradaría pedirle al Primer Ministro que encomendara a Su Majestad que le confiriera una distinción honorífica. El me dijo: 'No hay nada que yo quiera para mi'. Yo le repliqué: Pero, ¿qué puedo hacer como reconocimiento de su valiosa ayuda al país? Y él me respondió: 'Sí, yo quisiera que se hiciera algo para mi pueblo'. Y entonces me explicó sus aspiraciones por la repatriación de los judíos a la Tierra Santa". Esa fue la fuente y el origen de la famosa Declaración acerca del Hogar Nacional para los judíos en Palestina. De esta manera, el Dr. Weitzmann, con su descubrimiento, no sólo ayudó a ganar la guerra sino que contribuyó a variar en forma fundamental el mapa del mundo. En el año 1917 Lloyd George pasó a ser el Primer Ministro y Mr. Balfour el Secretario de Relaciones Exteriores. En julio de 1917, los líderes sionistas sometieron al gobierno británico la fórmula de que se reconociera Palestina como el Hogar Nacional del pueblo judío y, lamentablemente, el Gabinete recibió peticiones antagónicas de prominentes judíos ingleses que eran antisionistas, entre ellos Claude Montefiori, Presidente de la Asociación Anglo-Judía y en especial de Edwin Montagu, judío miembro del Gabinete como Secretario de Estado para la India. Y es por ello que en la Declaración final se cambió el texto de "Palestina como Hogar Nacional del pueblo judío" por "El establecimiento en Palestina de un Hogar Nacional para el pueblo judío". Esta Declaración Balfour, que en un comienzo fue sólo un instrumento bilateral que concernía a Gran Bretaña por un lado y a la Organización Sionista por el otro, se transformó en una obligación de carácter universal y multilateral. El gobierno francés la reconoció el 14 de febrero de 1918 y el gobierno italiano el 9 de marzo del mismo año. La Conferencia de Paz celebrada el 24 de abril de 1920 por las potencias aliadas en San Remo, que fue convocada para resolver los problemas que surgieron a raíz del término de la Primera Guerra Mundial y, entre otros asuntos, decidir el destino de los territorios conquistados a Turquía, acordó: a) Conferir la soberanía sobre Palestina a la Liga de las Naciones y entregar temporalmente a Gran Bretaña el derecho de gobierno, con el definido propósito de prestar asistencia al establecimiento de un Hogar Nacional Judío, y b) Otorgar a la Declaración Balfour vigor internacional, incluyéndola en las disposiciones del Mandato sobre Palestina, que se confiaría a Gran Bretaña. El Consejo de la Liga de las Naciones, con fecha 24 de julio de 1922, que fue presidido por el delegado de Chile, el distinguido hombre público y eminente diplomático don Agustín Edwards Mac Clure, confirió el Mandato sobre Palestina a Gran Bretaña en los siguientes términos: "El Gobierno mandatario será responsable por el cumplimiento de la Declaración emitida el 2 de noviembre de 1917 y ratificado por otros países de la Entente, con respecto al establecimiento de un Hogar Nacional para el pueblo judío en Palestina… Así queda reconocido el nexo histórico entre el pueblo judío y Palestina, nexo que sirve de base para la reconstrucción del Hogar Nacional Judío en ese país y el Consejo de la Liga de las Naciones afirma por la presente que la potencia mandataria será responsable por la creación de las condiciones políticas, administrativas y económicas que afiancen el establecimiento del Hogar Nacional Judío." Los Estados Unidos de Norteamérica, que no era miembro de la Liga de las Naciones, en una convención celebrada con Gran Bretaña el 3 de diciembre de 1924, aceptó expresamente la Declaración Balfour y el Mandato de Gran Bretaña sobre Palestina. De esta manera, la Declaración obtuvo la sanción internacional de la mayoría de las naciones. Es por ello de justicia, al cumplirse los 89 años de esta histórica Declaración, recordar a quien fue su inspirador y arquitecto, Arthur James Balfour. Las simpatías de Balfour hacia el pueblo judío se basaban en sus conocimientos profundos y fundamentados de la historia judía y su contribución a la civilización. Para él, la destrucción de Judea por las legiones romanas fue uno de los grandes crímenes de la historia. Ya en el año 1906 Balfour había expresado, frente a la situación dramática de los judíos ante las persecuciones zaristas, que su ansiedad era cómo encontrar los medios para solucionar el estado calamitoso que afectaba a gran parte del pueblo judío. Reconociendo las justas aspiraciones del Sionismo, también había expresado. "Si hay que encontrar un Hogar para el pueblo judío, es vano e inútil encontrarlo fuera de Palestina." Sin duda, esta declaración es uno de los acontecimientos más decisivos en la historia del pueblo judío y debe ser considerado uno de los pilares fundamentales en que se asienta la legitimidad del Estado de Israel. Es lamentable que en estos últimos años, y también en el presente, no se haya recordado con unción y respeto por los dirigentes del movimiento sionista y que la fecha transcurra, no sólo en una gran indiferencia, sino en un vergonzoso silencio. Aun más, en los momentos actuales en que se oyen declaraciones tan criminales como las del presidente iraní, llamando públicamente a la destrucción de Israel y señalando que debe ser borrado del mapa, se hace más necesario recordar esta Declaración, pues ella evidenció el espíritu de justicia y fraternidad humana, tan ausente en las horas del Holocausto. Se hace también indispensable recordar este aniversario, y se incurre en una falta grave al omitir su celebración, ya que debiera difundirse para conocimiento de las generaciones actuales y futuras, para que conozcan los antecedentes que contribuyeron a la legitimidad indiscutible del Estado de Israel.