La medida «exacta - Juventud Rebelde

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juventud rebelde
SEXO
SENTIDO
A cargo de MILEYDA
MENÉNDEZ
SÁBADO
09 DE SEPTIEMBRE DE 2006
NACIONAL
05
mileyda@jrebelde.cip.cu
La medida «exacta»
por MAIRIM SILVA RODRÍGUEZ
mairim@jrebelde.cip.cu
POSEER un pene de proporciones considerables suele ser una añoranza
para la mayoría de los hombres, según
evidencian testimonios de muchas culturas, tanto antiguas como modernas.
Cada sociedad tiene su criterio
estético para los genitales masculinos, y la nuestra no escapa de este
tipo de pauta, convertida en un mito
provocador de angustias, tal como
reflejan las cartas que recibimos en
nuestra sección.
Complejos, traumas, miedo a las
relaciones sexuales o al rechazo de
la pareja, son algunas de las consecuencias que desencadena en los
hombres el tamaño de sus penes,
unos porque lo consideran «pequeño» y otros porque les parece «demasiado grande». Ambos casos generan preocupación, sobre todo a la hora de mostrarlo.
El temor a no satisfacer sexualmente a su pareja es una de las principales inquietudes para los primeros, y en cambio los segundos suelen tener conflictos porque es común
asociar los trastornos y molestias
vaginales a la longitud o grosor del
pene.
DESAFIANDO MITOS
Está demostrado que no existe una
relación consistente entre el tamaño
del pene y su capacidad para la satisfacción sexual. La vagina es más
sensible en los primeros centímetros
de su entrada que en la profundidad,
por lo que no hace falta una excesiva longitud peneana para lograr el orgasmo.
Según explicó a JR la psicóloga y
máster en Sexología María Teresa
Díaz, del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), esto no influye en la capacidad de goce del
hombre ni de la mujer. La vagina es
un órgano elástico que puede ajustarse o adaptarse al tamaño de cualquier pene.
El placer depende de muchos factores que no están concentrados únicamente en la anatomía masculina.
Órganos pequeños son capaces de
brindar una inmensa satisfacción a
algunas mujeres, mientras otros muy
grandes no logran provocarlas de manera efectiva.
«Depende en gran medida de las
posibilidades de cada cual para desarrollar un vínculo afectivo y erótico favorable, realmente enriquecedor,
además de otras condiciones que rodean de alguna manera a la relación
de pareja.
«En modo alguno el tamaño del
pene influye en la posibilidad del placer.
Esto es un mito muy extendido e incorporado al imaginario de la población.
Una creencia popular muy arraigada, y
vinculada a patrones de masculinidad.
«Desde que los varones son pequeños, la familia les pide que enseñen su ‘pito’ como garantía del tipo
de hombres que serán en el futuro,
asociando ‘mayor tamaño’ a ‘mejor
varón’, cuando este no es necesariamente un elemento que distinga la
masculinidad, ni mucho menos».
Tampoco son ciertos los mitos
que asocian el tamaño de los pies, o
de otras partes del cuerpo de un hombre, con la longitud de su pene, aclaró la especialista.
PEQUEÑO O GRANDE… ¡QUE ANDE!
Esta es una preocupación tanto
de hombres como de mujeres, asevera María Teresa, y confirman los
correos y cartas recibidos en la Redacción de nuestro diario.
«A ellos, porque desde pequeños les
enseñan erróneamente que el tamaño
es importante. Las muchachas de alguna manera también van recibiendo eso,
y a veces, cuando se enfrentan por primera vez a un hombre, piensan que si
no tiene un pene grande no les va a causar placer... se predisponen y eso es un
error», apuntó María Teresa.
Sin embargo, se ha comprobado
en numerosos estudios que las
mujeres solo aprecian relativamente
el tamaño del pene. Ni siquiera es
esta la parte de la anatomía masculina que valoran más.
Hay penes que aumentan su
tamaño durante la erección propor-
cionalmente más que los penes mayores, por lo que las comparaciones
de este órgano en estado flácido no
indican las proporciones ni el desempeño que alcanzará en erección.
«No todos, pero una buena parte
de los hombres que tienen penes de
poca longitud alcanzan buenas dimensiones. Los grandes, sin embargo, alcanzan poco más de su dimensión, pero no mucho, y tienen menos
posibilidades de mantenerse erectos».
Asegura que es un error culparlos
de provocar trastornos en la vagina
por el hecho de ser «muy grandes».
Pudiera tratarse de mujeres quizá
muy «estrechas». Una vez más, la
comunicación es importante para
que el acoplamiento sea placentero
a ambos.
Este tipo de diferendo se puede
superar con una orientación terapéutica adecuada. La pareja debe acudir
a un especialista para que los ayude
a encontrar posiciones y procedimientos menos molestos, dijo la sexóloga.
En cuanto a patrones para establecer medidas estándares del órgano reproductor masculino, recordó
que la diferencia entre países existe
porque las características de sus poblaciones varían de acuerdo a la región geográfica. Cada una construye
sus propios códigos culturales, entre
los que se incluye el tamaño del
pene.
«Yo no hablaría de penes pequeños y grandes, sino de cómo este
órgano es capaz de dar placer y del
vínculo erótico que sea capaz de establecer una pareja para enriquecer
esa aproximación física y de contacto sexual; ese momento de unión y
de roce entre dos personas que se
aman y que están teniendo sexo.
«Es mejor pensar en cómo se
buscan en ese momento de intimidad todas las riquezas que el cuerpo
y el espíritu sean capaces de transmitir, y no centrarse en el tamaño del
pene, porque eso realmente es solo
una parte de la anatomía del hombre.
«Creo que eso es lo más importante, y es en lo que hay que educar
verdaderamente a las personas»,
concluyó la psicóloga.
Ojo con el estereotipo
EL periódico neoyorquino Village
Voice realizó una divertida encuesta entre sus lectores. A los
hombres se les preguntó qué
parte de su anatomía creían que
las mujeres admiraban más. Fieles al estereotipo machista, los
músculos y el tamaño del pene
obtuvieron la puntuación más alta. Después se interrogó a las
lectoras y sus preferencias desmintieron la opinión de los hombres, ya que unas nalgas bien
pronunciadas obtuvieron el primer puesto.
Pregunte
sin pena
D.F: Hace dos meses estoy
con un muchacho de 25
años, como yo. En la intimidad todo marcha bien hasta
que él se coloca encima de
mí. Entonces se le retira la
erección o no la logra. No
puede, a pesar de mi esfuerzo por relajarlo y estimularlo.
En cambio, funciona perfectamente cuando soy yo
quien está sobre él. En todo
este tiempo solamente hemos logrado completar el
coito tres veces. Se desespera y hasta se incomoda
consigo mismo. Según él,
nunca le había sucedido.
¿Por qué insistir en una
posición incómoda si existen
otras potencialmente mejores? ¿Por qué solo culminó el
coito tres veces si él funciona bien de otros modos?
En los primeros meses de
intimidad toda pareja recorre
un camino de descubrimiento erótico donde el placer encuentra obstáculos. Ambos
sembrarán su estilo en la medida en que acepten y afronten puntos de malestar. No
existen recetas, cada pareja
debe innovar según su conveniencia. Si los intentos de
relajarlo y estimularle son infructuosos, podrías emprender otro comportamiento para luego evaluar sus efectos.
Muchas veces queremos
comportarnos según lo prescrito como «normal». La intimidad no es una excepción,
y tal vez para ustedes se
impone que él actúe «como
todos los hombres»: controlando la situación al ubicarse
sobre ti. Pero él se inhibe y
su cuerpo anula la respuesta
esperada, aunque probablemente no tiene claro las razones que lo guían.
Teniendo en cuenta que
solo le ocurre contigo, quizá
les ayude tratar de descubrir
dichas razones, sobre todo si
llegasen a repercutir negativamente en la relación de
pareja más allá de la intimidad.
Mientras tanto, no hay que
negarse la posibilidad de disfrutar desde nuevas posiciones, tanto en el amor como
en la vida.
Mariela Rodríguez Méndez,
máster en Psicología y consejera en ITS y VIH/SIDA
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