SOCRATES. Para Sócrates (469−399 A.C.), según las ideas desarrolladas por Platón en el dialogo Critón, la vida social del Estado se fundamenta en un pacto tácito de ciudadanía. El aspecto sociológico de esta idea se pone más de relieve en el siguiente comentario del doctor Eduardo García Maynez, a los argumentos centrales del Critón. Aquellos que han nacido en la ciudad, al amparo de la legislación ateniense; que en la ciudad han crecido, gozado de los beneficios que ofrece la comunidad organizada; que, teniendo en todo tiempo el derecho de abandonar la polis, no han ejercitado tal facultad, disfrutando en cambio de las prerrogativas inherentes a la ciudadanía, con su constante actitud revelan la voluntad de ser miembros del Estado, y el deseo de someterse a sus leyes, no únicamente para gozar las ventajas que éstas otorgan, sino para cumplir los deberes que las mismas imponen. No se trata, pues, de un pacto expreso, sino de un tácito acuerdo, reiterado por una larga costumbre que, en ciertos casos, como el de Sócrates, abarca toda una vida. Todas estas observaciones, por estar basadas en la realidad social y por su generalización, tienen indudable carácter y valor sociológicos. PLATÓN. A Platón, filosofo griego (427−347 A.C.) discípulo de Sócrates, autor de numerosos Diálogos género literario por medio del cual expone sus ideas filosóficas, la apasionante realidad social de su tiempo lo impele a ocuparse de ella y al hacerlo, aun cuando sólo intenta crear un Estado modelo en el que no existan los vicios que advierte en la organización de los Estados de aquella época, desarrolla varias teorías y diversas reflexiones de carácter general que constituyen, en conjunto, una verdadera sociología política. Las ideas sociológicas de Platón se hallan en las siguientes obras : El Político, La Republica, Las leyes, pero mezcladas de tal modo con especulaciones filosóficas y conceptos sobre lo que debe ser el Estado ideal, que resulta extremadamente difícil formar con ellas una exposición sistematizada. Sin embrago, en nuestro concepto, es posible deducir la sociología política de Platón dentro del siguiente tema para formar una unida perfectamente lógica: Génesis y fundamentación del Estado. Según Platón los hombres primitivos vivían ignorantes de lo que es la vida civilizada: sociedad, gobierno, legislación, artes, industria, comercio. Según Platón, los gobernantes −filósofos no estarán vinculados a ninguna ley, deberán evitar la tiranía y gobernaran de acuerdo a los intereses de toda la colectividad. La clase media se ocupara de la administración publica (funcionarios) y de la defensa de la ciudad−estado (soldados). ARISTÓTELES. Especialmente en su obra La política hay numerosas reflexiones que posteriormente han sido recuperadas por la sociología y la politicología. Mucho más empírico que Platón, este filosofo realizo un estudio comparativo de las constituciones políticas y, en general, de las instituciones de los diversos estados de la Grecia clásica. En este sentido, su obra puede considerarse un valioso antecedente de los modernos tratados de política comparada. Defensor de la familia y de la propiedad privada, Aristóteles sostuvo que las tres formas de gobierno más aconsejables son la monarquía, la aristocracia y la politeia; esta ultima, mezcla de oligarquía y democracia, en la que la clase superior, en función de su riqueza, de su formación y del tiempo libre de que dispone, tiene una justificada aspiración a gobernar, aunque dentro de los cánones de una democracia limitada o moderada. 1 Aristóteles plantea el clásico problema de la relación entre las masas y la elite gobernante y el grado de participación aconsejable de las primeras en los asuntos públicos. Las formas de gobierno rechazables o ilegales serán la tiranía, la oligarquía pura (gobierno exclusivo de los ricos sin control de ningún tipo) y la democracia pura (el gobierno del pueblo). Así mismo, Aristóteles fue el primer pensador que distinguió claramente entre estado y sociedad. Para él, el hombre es un <<animal político>>, que se realiza en el plano más elevado: el de la política. SAN AGUSTÍN. San Agustín nació en Tagaste, África, en el año 354, murió en 430. su obra más importante en materia social es La ciudad de Dios. San Agustín interpreto y prohijó la doctrina platónica de las ideas en el sentido de los pensamientos divinos eternos, de las formas originarias y arquetipos divinos con arreglo a los cuales han sido creadas todas las cosas. El universo −según San Agustín− es una organización creada por Dios, de la cual forman parte las sociedades humanas constituidas en Estados. El Estado reconoce como origen la naturaleza defectuosa del hombre dominado por el pecado desde la caída; pero se hallas comprendido en el plan cósmico de Dios a fin de que la humanidad esté sometida a un sistema de orden y disciplina, por el cual se pudiesen restringir, ya que no eliminar, los vicios del hombre. El origen de la sociedad esta en la naturaleza humana, en la identidad de sangre. Dios −dice− creó al hombre uno y singular, no para dejarle solo sin la humana compañía, sino para encomendarle con esto más estrechamente la unión con la misma compañía y el vínculo de la concordia viniéndose a juntar los hombres entre sí, no sólo por la semejanza de la naturaleza, sino también por el efecto del parentesco. Las sociedades humanas no son pues formaciones casuales, caprichosas de los hombres, sino predeterminadas y sometidas a un orden universal. No están fuera del orden universal, sino en él −dice− los reinos de los hombres, sus señoríos y servidumbres. SANTO TOMAS DE AQUINO. Nació en Nápoles en 1224. Murió el año de 1274. La obra de Santo Tomás es muy extensa, pero su pensamiento social se halla expuesto principalmente en sus comentarios a La política de Aristóteles, en la Suma teológica, en el escrito denominado De Regimine Judeorum ad ducissam Bravantide y De Regimine principum ad regem Cypri. Esta última obra que es una teoría del Estado presentada bajo la forma literaria de una instrucción a un príncipe fue terminada por Bartolomé de Lucca. Entre las teorías sociales de Santo Tomás ofrecen particular importancia para la historia de la sociología las que se refieren al Estado y al derecho porque no son especulaciones religiosas, sino verdaderos sistemas basados en la observación de la realidad. La teoría del Estado del aquinatense −dice a este respecto Martín Grabmann− no es un simple apriorismo sino que, por un material considerable, concreto, de realidades y de observaciones, delata el contacto con la vida humana. Pensadores modernos −agrega− han reconocido que no pocas proposiciones de filosofía del derecho, de sociología y de política, celebradas como progresos de nuestro tiempo, se encuentran ya en escritos de Santo Tomás. 2 Teoría del Estado de Santo Tomás de Aquino. Influido por el pensamiento de Aristóteles considera que el hombre es un animal social. Nació para vivir en comunidad organizada bajo una autoridad común. El estado proviene directamente de Dios, Él es el creador de la naturaleza humana y como el Estado y la sociedad son cosas naturalmente necesarias, Dios es también el autor y la fuente del poder del Estado. NICOLÁS MAQUIAVELO. Diplomático al servicio de Lorenzo el Magnífico, Maquiavelo conoció desde dentro las cortes europeas de la época y el papado, lo que le permitió una singular visión de la realidad política, de los mecanismos del gobierno de los nuevos estados. Su obra más importante, El Príncipe, esta escrita en forma de consejos a un hipotético estadista en torno al arte de gobernar, es decir, el arte de mantenerse en el poder. En forma fría, desapasionada, desprovista de cualquier connotación moral, con elevadas dosis de cinismo, Maquiavelo desveló los mecanismos del poder e impartió recomendaciones. Quizá pueda calificarse al florentino de amoral, en el sentido de que en su obra prescinde de consideraciones morales, religiosas y teológicas; pero esto era un salto gigantesco en relación con los mil años de oscurantismo de la edad media. Por primera vez se resaltó la autonomía de lo político y Maquiavelo no pretendió, como Platón, realizar una gran construcción teórica acerca del mejor de los estados posibles. Su objetivo era más simple: describir las cualidades que ha de tener un príncipe (un rey, un gobernante de su época) y la forma cómo ha de comportarse para conquistar el poder, mantenerse en él y en lo posible ampliarlo. Detrás de esta objetivo se escondía otro mucho más profundo: unificar Italia (por entonces dividida en múltiples principados y reinos) bajo la égida de un príncipe y evitar así que su patria se convirtiera en presa de las ambiciones y de los ejércitos extranjeros, como era el caso de españoles y franceses. Este príncipe, prototipo del hombre renacentista , debería tener unas cualidades alejadas de la moral cristiana y de la mentalidad del caballero o noble feudal: aguerrido, aventurero, audaz, temerario incluso, protector de las artes y las letras, del floreciente comercio y de la navegación. JUAN BODINO. Preocupado al contemplar a su patria desgarrada por las guerras de religión entre católicos y protestantes, este pensador católico escribió una singular obra: Los seis libros de la República. En ella plantea, por primera vez en la historia de la teoría política, el tema de la soberanía del Estado. Para que exista Estado, afirma Bodino, debe existir un órgano, un núcleo, un centro de donde surjan las leyes; es decir, un poder soberano por encima del cual no haya nada ni nadie capacitado para promulgar normas. Un vértice unificador, una fuente de la ley, de una que una vez promulgada deberá ser de obligatorio cumplimiento para todos los súbditos o ciudadanos (obligatorio cumplimiento significará coacción; es decir, penas y castigos para quienes no la cumplan). Este poder soberano, del que emanan las leyes, puede residir en diversos cuerpos según el tipo de régimen político. Si reside en una sola persona, en un rey, se tratará de una monarquía absoluta, si se encuentra en una asamblea de todo el pueblo, será un régimen de democracia directa (es el caso de la democracia ateniense); si se reside en un cuerpo de representantes elegidos por el pueblo, será la democracia representativa o parlamentaria . lo importante para Bodino es la existencia de ese único centro del cual emana la ley; sin esto no hay estado, tal como acontecía en la edad media. 3