capítulo ii marco teórico

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CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO
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CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO
El presente capítulo está integrado por los antecedentes de la investigación,
las bases teóricas y legales, definición de términos básicos y la sistematización de la
categoría relacionada con Incidencia de la Aplicación del Principio Realidad de la
Legislación Venezolana en las Condiciones Laborales del Capitán de Altura.
1. Antecedentes de la Investigación
Se presentan a continuación, algunos estudios que han hecho
referencia al objeto de estudio de esta investigación.
La Organización Internacional del Trabajo (2006) en la Primera Reunión
Marítima del Siglo XXI en Ginebra denominada “Convenio sobre el Trabajo
Marítimo” manejó como objetivo general examinar una nueva e importante
normativa laboral, fundamentada en el convenio internacional para la
seguridad de la vida humana en el mar, cuyo aporte representa un
importante avance sobre el trabajo
marítimo, proporciona soluciones
prácticas para lograr su aplicación y cumplimiento en todo el mundo, dado
que es el resultado de negociaciones y consultas entre gente del mar,
armadores y gobiernos proveniente de más de ochenta (80) países.
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En los tópicos abordados en la primera reunión marítima del siglo XXI
se atienden aspectos que son tocados por la presente investigación como
parte de la documentación consultada para el desarrollo de la misma.
Omaña (2004) en su tesis denominada “Régimen Jurídico de las
Plataformas Acuáticas en Venezuela”, manejó como objetivo general analizar
el régimen jurídico de las plataformas acuáticas en Venezuela. En el estudio
se ejecuta una investigación bibliográfica documental del tipo descriptiva, por
cuanto utilizó métodos de interpretación y análisis, fundamentado en los
derechos y obligaciones de la Repúb lica en los diferentes espacios acuáticos
sobre los cuales ejerce soberanía y jurisdicción.
El estudio tuvo el propósito de lograr los objetivos específicos: (a)
analizar el alcance del marco normativo internacional de las plataformas
acuáticas a la luz del derecho venezolano; (b) definir la naturaleza jurídica de
las plataformas acuáticas en el derecho venezolano; (c) estudiar la norma
comprendida en la legislación acuática que le es aplicable; (d) determinar los
requisitos ambientales básicos; (d) analizar la competencia jurídica de los
tribunales venezolanos y la ley
aplicable en los casos de los cuales se
presentan conflictos.
Su aporte giró en torno al desarrollo del régimen de la plataformas
acuáticas, el cual es un tema casi desconocido en la doctrina venezolana,
tomando en cuenta la inmensa importancia que para Venezuela tendrá en los
próximos años el desarrollo de los diferentes proyectos de explotación costa
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afuera e invita a todos los abogados y alumnos a investigar y profundizar
sobre el tema que ha sido objeto de esta investigación.
De la misma manera, Marín (2002) en su tesis titulada “Curso de
Procedimiento Laboral Venezolano”, tuvo como objetivo general estudiar el
derecho
procesal
del
trabajo
venezolano.
Asimismo,
ejecuta
una
investigación documental del tipo descriptivo por cuanto utilizó método de
interpretación y análisis fundamentado como base sustantiva el derecho del
trabajo y como base adjetiva las normas procesales generales, consideradas
en el Derecho Procesal Civil y las normas especiales previstas en la nueva
Ley Adjetiva Laboral.
Para lograr el objetivo general desarrolló los siguientes objetivos
específicos: (a) identificar los aspectos generales sobre el derecho procesal
civil del trabajo; (b) describir el procedimiento ordinario laboral; (c) conocer
los procedimientos especiales laborales.
En cuanto a su aporte, suministra al cursante las herramientas
necesarias para identificar los procedimientos en materia del trabajo tomando
como base sustantiva el derecho del trabajo y como base adjetiva las
normas procesales generales, consideradas en el derecho procesal
civil, y las normas especiales, previstas en la nueva Ley Adjetiva
Laboral.
Tribunal Supremo de Justicia, SALA DE CASACIÓN SOCIAL (2001).
Expediente
R.C.
N°
AA60-S-2001-000495. Ponencia del Magistrado
ALFONSO VALBUENA CORDERO. En el procedimiento que por cobro de
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prestaciones sociales y demás indemnizaciones sigue el ciudadano CARLOS
J. SALAMANCA, representado judicialmente por los abogados Luis Fereira
Molero, David Fernández Bohorquez, Carlos Malavé González, Joanders
José Hernández y Nancy Chiquinquirá Ferrer Romero contra la sociedad
mercantil ASUNTOS Y SERVICIOS PETROLEROS, C.A. (PETROSEMA),
representada judicialmente por los abogados Nelson Enrique Hernández
Araujo , Ana Delia Ayala, Julio Álvarez y Mónica Vilchez; el Juzgado Superior
del Tránsito y del Trabajo de la Circunscripción del Estado Zulia con sede en
Maracaibo, dictó sentencia en fecha 08 de junio del año 2001, mediante la
cual declaró sin lugar la apelación de la parte demandada, quedando firme el
fallo apelado que declaró con lugar la acción incoada. Contra el fallo anterior
anunció recurso de casación la parte demandada, el cual una vez admitido
fue remitido a este Alto Tribunal. Recibido el expediente en esta Sala de
Casación Social, se dio cuenta en Sala en fecha 26 de julio del año 2001,
correspondiendo la ponencia al Magistrado Alfonso Valbuena Cordero. Fue
oportunamente formalizado e impugnado. Hubo réplica. Concluida la
sustanciación del presente asunto y siendo la oportunidad legal para ello se
pasa a decidir, en los siguientes términos: CASACIÓN DE OFICIO.
Villasmil (1997), en su tesis titulada: “La relación de trabajo en la
Navegación Marítima”, tuvo como objetivo general el estudio analítico
Trabajo marítimo venezolano. La investigación fue de tipo documental,
descriptiva, por cuanto utilizó métodos de interpretación y análisis
fundamentado en doctrinas de diferentes autores así como el estudio de la
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Ley Orgánica del Trabajo, en su parte del Trabajo en la navegación venezolana.
Su aporte, tal como lo señala su autor, fue el estudio de los derechos y
beneficios contractuales del trabajador marítimo, así como también, sin lugar a
duda, dejar sentado la facultad que está encomendada al Capitán como
representante del patrono.
2.
Bases Teóricas
En esta sección se presentan disposiciones de los cuerpos normativos
referentes a la investigación, así como el enfoque referido por autores y
doctrinas relacionadas .
2.1. Disposiciones legales venezolanas laborales que versan sobre el
principio realidad.
El principio realidad, sobre el cual se abordará con detalle mas adelante
en el presente estudio, conviene destacarlo en primera instancia, inserto
de la Carta Magna, la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, como parte del enunciado que vela por el fin supremo de
los derechos y condiciones del trabajo como hecho social. Así, la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) consagra en
su artículo 89:
El trabajo es un hecho social y gozará de la protección del Estado.
La Ley dispondrá lo necesario para mejorar las condiciones. Para
el cumplimiento de esta obligación del Estado se establecen los
siguientes principios: 1) Ninguna ley podrá establecer
disposiciones que alteren la intangibilidad y progresiva de los
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derechos y beneficios laborales. En las relaciones laborales
prevalece la realidad sobre las formas o apariencias. 2) Los
derechos laborales son irrenunciables. Es nula toda acción,
acuerdo o convenio que implique renuncia o menoscabo de estos
derechos. Sólo es posible la transacción y convenimiento al
término de la relación laboral, de conformidad con los requisitos
que establezca la ley. 3) Cuando hubiere dudas acerca de la
aplicación o concurrencia de varias normas, o en la interpretación
de una determinada norma, se aplicará la más favorable al
trabajador o trabajadora. La norma adoptada se aplicará en su
integridad. 4) Toda medida o acto del patrono o patrona contrario a
esta Constitución es nulo y no genera efecto alguno. 5) Se prohíbe
todo tipo de discriminación por razones de política, edad, raza,
sexo o credo o por cualquier otra condición. 6) Se prohíbe el
trabajo de adolescentes en labores que puedan afectar, su
desarrollo integral. El Estado los o las protegerá contra cualquier
explotación económica y social”. (Resaltado propio)
Por su parte, La Ley Orgánica del Trabajo de la República Bolivariana
de Venezuela (1997), de acuerdo a lo establecido en su artículo 10,
cumpliendo el mandato constitucional antes señalado, establece un marco
jurídico para el contrato individual y el contrato colectivo de trabajo, que
define el ámbito de aplicación de los derechos de los trabajadores. Todas
esas normas legales constituyen derechos favorables a los trabajadores,
pues las disposiciones contenidas en ella son de orden público y de
aplicación territorial. Estos derechos han sido atribuidos a los trabajadores y
son derechos intangibles, incluso los estipulados en las convenciones
colectivas del trabajo previamente acordados entre ellos. Se debe rechazar
todo intento de aminorar o menoscabar esos derechos.
Asimismo, La Ley Orgánica del Trabajo de la República Bolivariana de
Venezuela, en su artículo 60 estipula:
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Además de las disposiciones constitucionales y legales de
carácter imperativo, para la resolución de un caso determinado se
aplicará, en el orden indicado: a) La convención colectiva de
trabajo o el laudo arbitral, si fuere el caso; el contrato de trabajo; b)
El contrato de trabajo; c) Los principios que inspiran la Legislación
del Trabajo, tales como los contenidos explícita o implícitamente
en declaraciones constitucionales o en los Convenios y
Recomendaciones adoptados en el seno de la Organización
Internacional del Trabajo y en la jurisprudencia y doctrina
nacionales; d) La costumbre y el uso, en cuanto no contraríen las
disposiciones legales ni los principios a que se refiere el literal
anterior; e)Los principios universalmente admitidos por el Derecho
del Trabajo; f) Las normas y principios generales del Derecho; g)
La equidad.
De lo citado anteriormente de la Ley Orgánica del Trabajo , se desprende
el orden jerárquico normativo que se aplica en la resolución de los distintos
conflictos y reclamaciones elevados a los órganos jurídicos, en pro de su
solución, y en cuyo caso el juez, a través de las fuentes del Derecho Laboral
ya referidas, resolverá las demandas solicitadas por los trabajadores. En esta
estructura jerárquica se hace énfasis en el literal (e) del artículo en comento, el
cual hace referencia a los principios que inspiran la Legislación del Trabajo. En
este literal, queda implícito el “principio de la supremacía de la realidad sobre
las formas y apariencias”, parte objeto de este estudio, quedando
expresamente indicado en el Reglamento de la Ley del Trabajo venezolano.
Así efectivamente, el Reglamento de la Ley del Trabajo de la República
Bolivariana de Venezuela (2002), sobre “los principios fundamentales del
derecho del trabajo”, señala en su artículo 8:
Los principios aludidos en el literal e) del artículo 60 de la Ley
Orgánica del Trabajo, serán, entre otros y sin perjuicio de su
previsión expresa en la legislación laboral, los siguientes (8): a)
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Protectorio o de tutela de los trabajadores: I) Regla de la norma
más favorable o principio de favor, por virtud del cual se
plantearen dudas razonables en la aplicación de dos o más
normas, será aplicada aquella que más favorezca al trabajador. En
este caso, la norma seleccionada será aplicada en su integridad.
II) Principio in dubio pro operario, en atención al cual en caso de
plantearse dudas razonables en la interpretación de una norma,
deberá adoptarse aquella que más favorezca al trabajador; y III)
Principio de conservación de la condición laboral más favorable,
por virtud del cual deberán ser respetados los derechos que se
encuentran irrevocables y definitivamente incorporados al
patrimonio del trabajador. a) Irrenunciabilidad de los derechos de
los trabajadores, cualquiera fuere su fuente. b) Primacía de la
realidad o de los hechos, frente a la forma o apariencia de los
actos derivados de la relación jurídico laboral. c) Conservación de
la relación laboral: I) Presunción de continuidad de la relación de
trabajo, por virtud de la cual en caso de duda sobre la extinción o
no de ésta, deberá resolverse a favor de su subsistencia. II)
Preferencia de los contratos de trabajo a tiempo indeterminado, en
atención a lo cual deberá atribuirse carácter excepcional a los
supuestos de autorización de contratos a término previstos en el
artículo 77 de la Ley Orgánica del Trabajo. III) Admisión de
novaciones subjetivas y objetivas del contrato de trabajo. IV)
Indemnizaciones en caso de extinción de la relación de trabajo por
causa imputable al patrono; y V) Interrupciones de la relación de
trabajo estimado irrele vante como causas de extinción, en los
términos de los artículos 93 y 94 de la Ley Orgánica del Trabajo.
(Resaltado propio).
Como puede observarse en el contenido antes transcrito, el
Reglamento de la Ley Orgánica del Trabajo de la República Bolivariana de
Venezuela (2002), confirma el sentido proteccionista que ha querido aplicar
el legislador patrio en la persona del trabajador como débil económico, quien
desarrolla las distintas actividades productivas a favor del patrón, industria o
comercio, aplicando los principios fundamentales del derecho del trabajo
antes referidos.
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Nuevamente, el “principio de la supremacía de la realidad sobre las
formas y apariencias” aparece expuesto de manera expresa en el literal (c)
del artículo en comento mereciendo desta car su llamado
a favor de la
conservación de la condición laboral más favorable.
2.1.1. El Trabajo como hecho Social
Hernández (2001, p. 11), refiere que el Derecho de Trabajo es un
Derecho histórico y en continua expansión, que pretende acabar, con la
categorización de las personas (patronos y obreros o empleados) y
actividades (trabajo contractual), a las que hacía referencia la Ley Orgánica del
Trabajo de 1936 señala que, a diferencia y producto de esa evolución, el
artículo 1º de la Ley Orgánica del Trabajo de 1997, abandonó la concepción
“contractual” y la reemplazó con una expresión más universal: “Esta ley regirá
las situaciones y relaciones jurídicas derivadas del trabajo como hecho social”,
reflejándose en su redacción la influencia del Dr. Rafael Caldera en relación
con la dimensión social que debía regir al Derecho del Trabajo venezolano.
Expresa Hernández:
La concepción adoptada por la Ley, busca la regulación de las
situaciones jurídicas y relaciones que se deriven del desarrollo de
trabajo, independientemente de que sea realizado en condiciones
de dependencia o no, y de naturaleza de la actividad.
Pero además, la concepción social del trabajo, busca resaltar el
carácter personal y humano que éste tiene, es decir, destacar la
prelación que en ella debe tener el contenido ético – social sobre
el mero carácter patrimonial, típico de las relaciones
obligacionales.
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También destaca Hernández, que el espíritu del Legislador es el de
brindarle protección al trabajador que realiza trabajo no dependiente, de
modo similar que al trabajador que realiza trabajo dependiente, lo cual está
consagrado en el artículo 40 de la Ley Orgánica del Trabajo (1997), aunque
no lo norman profundamente, por considerarse que los mismos deben
quedar amparados por el campo de la seguridad social, considerado como
disciplina diferente de la del Derecho del Trabajo.
Alcalá, Castillo y Cabanellas (1976) en relación con el Trabajo como
hecho social, manifiestan:
En el proceso de la dignificación laboral se destaca la doctrina y la
práctica de la Iglesia; ya que muchas órdenes religiosas no han
vacilado en el desempeño de tareas manuales, por necesidades
propias y para obtención de recursos. La reafirmación valorativa
resalta en la encíclica Rerum Novarum, en la que León XIII
expresa que “el trabajo común, según el testimonio de la razón y
de la filosofía cristiana, lejos de ser un motivo de vergüenza, hace
honor al hombre, porque le proporciona un medio noble de
sustentar la vida.
El carácter progresivo del Derecho del Trabajo, de acuerdo a las
exigencias de la realidad social, resultante del moderno concepto del trabajo ,
que a través de él se busca no sólo la satisfacción individual y familiar si no el
cumplimiento por parte de cada trabajador, a la valoración del esfuerzo
colectivo en la necesidad que tienen los seres humanos para lograr un
resultado satisfactorio.
Sostienen Alcalá, Castillo y Cabanellas (1976): “En lo social, el trabajo
es la exteriorización consciente de la energía humana, física y psíquica a la
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vez, con el fi n de conseguir la satisfacción de una necesidad, de un interés,
de una utilidad social”. En este caso, el trabajo constituye pues la
manifestación voluntaria de la virtud que tienen los hombres al cumplimiento
de de los fines racionales de la existencia de los seres que viven en la
comunidad.
El profesor Tito Gutiérrez Alfaro, citado
por el Dr. Rafael Caldera
(1960) definió: “El Derecho Social es un conjunto de normas jurídicas,
principalmente impositivas, que valoran el aspecto colectivo de la naturaleza
del hombre, inspirándose en la justicia social para contener los excesos del
individualismo en el orden jurídico – económico y realizar el mejoramiento
económico social de las clases económicamente débiles”. En este caso, es
relevante destacar el deber del Estado venezolano velar, por mandato
expreso de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela , por el
mejoramiento socio-económico y de la calidad de vida del trabajador patrio y
su entorno familiar, en contraste con los intereses particulares de quien
depende laboralmente.
De la misma manera, el profesor de Sao Paulo (Brasil), A.F. Cesarino
Junior (1943), también citado
por Caldera (1960), definió el trabajo
como hecho social como “el conjunto de principios y leyes imperativas
cuyo objetivo inmediato es, teniendo en vista el bien común, auxiliar y
satisfacer convenientemente las necesidades vitales propias y de sus
familias, a las personas físicas en cuanto son dependientes del producto de
su trabajo ”.
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Las diversas opiniones y estudios con relación al trabajo como hecho
social, han dado renovado impulso a la forma progresiva del Derecho del
Trabajo, referente a la creación de normas jurídicas tendentes a la protección
del trabajador como débil económico, de manera que lo dignifique como ser
humano.
2.1.2. Fuentes del Derecho del Trabajo
Marín (2002), citando a Bermúdez, señala que el estudio doctrinado de
las fuentes no corresponde precisamente al campo del Derecho Procesal,
pero conviene tratarlo a fin de señalar el origen de la normativi dad procesal.
Martínez (1995), refiere:
Estudiar las fuentes del derecho, consiste en el análisis de la
naturaleza, de su origen y de los principios que rigen en el orden
de su aplicación.
Modernamente se le asigna a la palabra “fuente” una triple
significación: fuentes formales, referido a los procesos de creación
de las normas jurídicas; materiales o reales, que los son factores
y elementos que determinan el contenido de tales normas; e
históricas, relacionadas a los documentos que encierran el texto
de una ley o conjunto de leyes.
Todo sistema jurídico tiene la manera de crear las normas que le son
propias. El Derecho del Trabajo no escapa a esta realidad, pues también tiene
la forma de elaborar sus propias reglas, las cuales son susceptibles de ser
clasificadas y jerarquizadas, aún cuando existen notables discrepancias
doctrinales acerca de este tema. Al respecto, la Ley Orgánica del Trabajo
venezolana (1997), en su artículo 60, (enunciado en párrafos anteriores) refiere
las fuentes del Derecho del Trabajo e indica su orden jerárquico de aplicación.
22
En este sentido, el procesalista Rengel (1995, p. 86,87) define : “las
fuentes del derecho procesal como “las reglas o cánones de que puede
valerse
el juez en el proceso para valorar a
l significación jurídica de las
conductas procesales que debe juzgar y fundar la fuerza de convicción que
ha de tener la resolución que dicte”.
El nombrado procesalista distingue entre Fuentes Primarias o
Vinculantes y Fuentes Secundarias o No Vinculantes. Igualmente señala:
Las fuentes primarias o vinculantes, están constituidas por la
legislación en sentido amplio, o sea tanto las normas legales como
reglamentarias, y que son de obligatorio cumplimiento.
Las fuentes secundarias o no vinculantes, son para el juez la
jurisprud encia y la doctrina.
La costumbre no es reconocida entre nosotros como fuentes
formal del Derecho procesal. Los usos y las prácticas de
procedimiento, sólo se admiten para actuaciones de mero trámite,
no reguladas en su forma por la ley procesal.
Es evidente que al estudiar las fuentes se habla también de origen y
manera de crear las normas, y se encuentra una gran similitud desde ese
punto de vista. Pero el Código Procesal Civil venezolano (1987), en su
artículo 321, sugiere a los jueces de instancia acoger la doctrina emanada
del Tribunal Supremo de Justicia en Sala de Casación Social, en aquellos
casos análogos, con la finalidad de defender la integridad de la Legislación, y
la unificación de la jurisprudencia.
Por su parte, la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, en su artículo 177,
ordena a los jueces del Trabajo acoger la norma jurisprudencial, con la
finalidad de defender la integridad de la Legislación Laboral y la unificación
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de criterios de las decisiones de la Sala de Casación Social del Tribunal
Supremo de Justicia venezolano.
Manifiesta Hernández (2001), en la aplicación de las normas jurídicas
en materia de Derecho del Trabajo que, por primera vez, el legislador
venezolano ha tratado de sistematizar lo referente a las normas jurídicas del
trabajo, su aplicación, la jerarquía de las fuentes y algunos principios que
rigen la aplicación e interpretación de tales normas.
Al respecto, señala el precitado autor, que estudiar las fuentes del
derecho consiste precisamente en el estudio de su naturaleza, de su origen,
y de los principios que rigen en el orden de su aplicación.
Las Fuentes del Derecho, en el sentido formal que le da el artículo 60
de la Ley Orgánica del Trabajo (1997), vendrían a ser las distintas formas en
que se manifiesta la norma jurídica: ley, costumbre, convención colectiva,
entre otras.
Conviene señalar, la manera cómo el autor antes referido hace la
clasificación de las fuentes del Derecho del Trabajo, con base al artículo 60
de la Ley Orgánica del Trabajo:
A) Fuentes Internas: Aquellas que se originan al interior del
territorio nacional.
B) Fuentes Externas: Aquellas que se originan fuera del territorio
nacional. Por ejemplo, una fuente externa serían, por ejemplo, los
convenios o acuerdos no ratificados por Venezuela adoptados en
el seno de las Conferencias
General de la Organización
Intelectual del Trabajo, y los tratados bilaterales y multilaterales
celebrados por nuestro país que regulen materias relacionadas
con el trabajo.
Las primeras, o sea las internas pueden subdividirse a su vez en:
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a) Fuentes Internas heterónomas: aquellas que no constituyen en
modo alguno una manifestación de autonomía privada, sino que
son impuestas a los particulares. Esta vez su subdividen en:
b) Fuentes heterónomas de origen estatal: Aquellas en cuya
producción interviene el estado, es decir constituyen una
manifestación de cuales quiera de los tres poderes del Estado.
c) Fuentes heterónomas de origen no estatal, en ellas podemos
incluir la doctrina, los principios generales del derecho del trabajo
(no consagrados expresamente en las leyes), los principios
generales del derecho y equidad.
d) Fuentes internas autónomas de origen convencional o
profesional: en la producción de estas normas no intervienen el
estado, si no que tienen su origen o en la vo luntad de las partes, o
en el ejercicio de la actividad.
Según Caldera (1960), el Derecho del Trabajo tiene fuentes propias
que han hallado dentro de él, nacimiento y vida específica; fuentes con una
estructura de jerarquía , donde la importancia relativa de unas fuentes
respecto de otra tiene, en el Derecho del Trabajo aspectos marcados que la
diferencian del Derecho común. Entre las fuentes propias destaca: la
convención colectiva. S u aparición en el campo laboral como fenómeno
intermedio entre la ley estatal y el contrato interindividual, ha sido una nota
característica cuya importancia crece con el transcurso de los años. En
cuanto la jerarquía de las fuentes, hay aspectos interesantes como el de la
prevalencia de la ley y del convenio colectivo sobre el contrato.
El precitado autor, clasifica las diversas fuentes del desarrollo laboral
en dos grupos: Uno, que agrupa las propias del derecho del trabajo, en orden
relativo de preferencia: a) las disposiciones legales y reglamentarias de
carácter imperativo. b) la convención colectiva de trabajo, c) la voluntad
privada de las partes en el contrato de trabajo. d) “Los principios que inspiran
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la legislación laboral”, cuando el caso no esté explícitamente resuelto por las
fuentes anteriores. e) “La costumbre y el uso”, siempre que no contradigan
las disposiciones dictadas por el legislador o las reglas derivadas de las
fuentes anteriormente enumeradas. f) “Los principios del derecho laboral
generalmente admitidos internacionalmente”.
El otro subgrupo señalado por Caldera como de fuentes supletorias, y
que siguen en orden jerárquico inferior a las indicadas en el primer grupo
son: g) “Las normas y principios del Derecho común”, que llenan las lagunas
de una regulación jurídica destinada a regir aspectos especiales, en cuanto
no contraríen las normas y principios que ins piran la legislación del trabajo, lo
que explica el lugar jerárquico donde ha sido colocado en la presente
jerarquización. h) Y finalmente, como manantial inagotable, la equidad.
2.1.3. Principios Fundamentales del Derecho del Trabajo
Según Hernández (2001), en lo atinente a los principios generales del
Derecho del Trabajo, citando a Américo Plan Rodríguez, en su extraordinaria
obra dedicada a ellos, los define de la siguiente manera:
Líneas directrices que informan algunas normas e inspiran directa
o indirectamente una serie de soluciones por lo que pueden servir
para promover y encauzar la aprobación de nuevas normas,
orientar la interpretación de las existentes y resolver los casos no
previstos.
Por otra parte, señala el precitado autor que los más importantes de
estos principios son:
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a) El principio protector con sus manifestaciones más concretas
como son la regla “in dubio pro operario”, la de la norma más
favorable (consagradas en el artículo 59) y la de la condición mas
beneficiosa.
b) El principio de la irrenunciabilidad consagrado expresamente en
nuestra Ley.
c) El principio de continuidad de la relación de trabajo, que tiende
a garantizarle al trabajador el derecho de permanencia en la
empresa, así como procurar que la relación de trabajo tenga la
más larga duración.
d) El principio de la primacía de la realidad sobre lo estipulado en
los documentos o acuerdos, en caso de existir discordancia entre
los hechos y lo escrito.
e) El principio de la razonabilidad, que si bien no es exclusivo del
Derecho del Trabajo, en este campo adquiere especial relevancia,
consiste en que en materia de relaciones de trabajo, se debe
imponer en todo momento la razón humana. Algunos prefieren
llamarlo principio de racionalidad.
f) El principio de la buena fé. El artículo 1.160 del Código Civil
dispone que los contratos deben ejecutarse de buena fé. Ahora
bien, en el campo de las relaciones laborales adquiere especial
importancia. La buena fé implica la colaboración entre los dos
sujetos de la relación laboral en aras de lograr el mayor
rendimiento.
En los últimos tiempos, las tendencias flexibilizadoras han venido
cuestionando la manifestación clásica de los principios del Derecho del
Trabajo. Ahora bien, el precitado autor sostiene que la equidad estipulada en
el artículo 60 de la Ley Orgánica del Trabajo de 1997 es fuente del Derecho
del Trabajo. Además el artículo 68 de la ley en comento establece que el
contrato de trabajo obliga no sólo a lo expresamente pactado sino también a
las consecuencias que de él se derivan según la equidad, la costumbre y la
ley. La equidad es la justicia del caso concreto.
El trabajo es un derecho y un deber social. No es artículo de comercio,
exige respeto para las libertades y dignidad de quien lo presta y debe
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efectuarse en condiciones que aseguren la vida, la salud y un nivel
económico decoroso para el trabajador y su familia.
Según Alfonzo (1997),
La interpretación del Derecho del Trabajo y su principio es
descubrir el correcto sentido de una norma, con objeto de
determinar su alcance en cuanto a las relaciones jurídicas que ella
comprende. Toda norma jurídica, de carácter legal o de derecho
consuetudinario, debe ser interpretada previamente a su
aplicación, bien sea su contenido evidente, por se clara su
redacción e indudable su sentido, bien sea éste oscuro y dudoso.
En tal sentido, sostiene el precitado autor que para conocer el
propósito, el espíritu y la razón del legislador al sancionar el conjunto de
reglas que integran el Derecho del Trabajo, es importante tomar en
consideración los principios que condujeron a la promulgación de este cuerpo
normativo, a saber:
1) El principio de favor, llamado también principio pro operario, que
concreta su finalidad en tres aplicaciones:
a) En caso de conflicto de leyes, prevalecen las del Trabajo,
sustantivas o de procedimiento.
b) En caso de conflicto de normas, ha de aplicarse la más
favorable al trabajador; y
c) En el supuesto de incerteza del juez entre dos declaraciones
posibles derivadas de una misma norma, ha de preferir la
interpretación que más beneficia al trabajador…
…2) El principio de la irrenunciabilidad de las disposiciones de la
legislación que favorezcan a los trabajadores.
La irrenunciabilidad, consagrada por el Art. 3 de la Ley Orgánica
del Trabajo vigente, se asienta en el carácter de orden público
que, en general, se atribuye a las reglas del derecho laboral, pero
en el entendido de que éstas se ofrecen al intérprete como normas
de contenido mínimo obligatorio, que no impiden la celebración de
convenios tácitos o expresos entre patronos y trabajadores para
hacerlas todavía más favorables…
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…3) Algunos autores suelen incorporar como principios propios
del Derecho del Trabajo, el de la continuidad del contrato; el del
rendimiento y el de la Justicia Social.
…4) El Reglamento General de la L.O.T. de 1999 (G.O. Extr. Nº
5292, de 25-01-99) enuncia, en su artículo 8º, otros principios del
Derecho del Trabajo, muchos de los cuales son manifestaciones
del de favor, a que nos hemos referido en el punto 1, supra, de
este mismo epígrafe.
Según Mille (1989), la prestación de servicios personales en el marco
de una relación subordinada es un hecho social que se encuentra en la base
misma del desarrollo comunitario y del progreso de la humanidad. Sostiene
que en materia laboral rige el principio del contrato realidad que atiende
fundamentalmente al hecho específico de la prestación del servicio. Resalta
la importancia determinante que tiene la naturaleza real del servicio prestado,
por encima de cualquier otro tipo de consideraciones; y por encima, inclusive,
de manifestaciones escritas que se muestren contrarias a las circunstancias
concretas y reales de tal prestación.
De allí que en materia laboral, el Juez debe romper con la riguro sidad
del formalismo jurídico para atender las derivaciones de la naturaleza real del
trabajo, como hecho social que es. Es este sentido, por ejemplo, un
trabajador que suscriba un determinado contrato con un patrón para ejercer
un cargo de dirección, pero en la práctica los servicios prestados no
corresponden a los de dirección, es allí donde prevalece el principio en
comento sobre la formas y apariencias, al constatar la naturaleza real del
servicio. Consecuentemente, a dicho trabajador le corresponderán los
beneficios de la Ley Orgánica del Trabajo.
29
Asimismo, continúa Mille (1989), en relación con los principios
fundamentales del Derecho del Trabajo señalando que éste último, dado su
carácter eminentemente social, ha estado inspirado en una serie de
principios jurídicos entre los cuales destaca el “In Dubio Pro Operario”, el de
la aplicación de la norma o condición más favorable y beneficiosa al
trabajador, como pueden ser la presunción de continuidad de la relación
laboral a favor del trabajador, la irrenunciabilidad de sus derechos laborales y
la equidad.
Al respecto, son muchas las opiniones y tratamiento de aplicación de la
equidad, debatiéndose entre los diferentes autores como fuente o como
principio. Así, señala Mille: El principio de equidad se consagra en el artículo
52 de la Ley Orgánica de Tribunales y de Procedimiento del Trabajo”…
(derogada); … ”el de la irrenunciabilidad de derechos laborales, en el artículo
16 de la Ley del Trabajo”… (anterior a la vigente)…”y ordenado en sus
alcances por el artículo 31 de su Reglamento” …(anterior al vigente)...”El de
la condición más beneficiosa junto con el de la analogía están también
consagrados en el citado artículo 52 de la Ley Orgánica de Tribunales y
Procedimiento del Trabajo” (derogada).
Señala Mille (1989):
A este principio se le ha denominado también el principio de favor
y al respecto el conocido autor venezolano Rafael J. Alfonso
Guzmán, en su obra nueva Didáctica del Derecho del Trabajo,
dice: “Para descubrir la intención del legislador al sancionar el
conjunto de reglas integrantes del sistema jurídico laboral, es
30
preciso tener en cuenta los principios que los condujeron a la
promulgación de tal sistema jurídico integral:
1. El principio de favor, llamado también principio pro operario, que
concreta su finalidad en dos aplicaciones:
A) en caso de conflicto de normas, ha de aplicarse la más
favorable al trabajador; y
B) en el supuesto de incerteza del Juez entre dos declaraciones
posibles derivadas de una misma norma, ha de preferir la
interpretación que más beneficia al trabajador”.
2.2.
Tratamiento jurídico laboral venezolano y extranjero respecto al
capitán de altura
Dentro de los cuerpos normativos que, junto con la Ley Orgánica del
Trabajo venezolana rigen el Derecho del Trabajo, se encuentran las llamadas
Leyes Especiales, tendentes a normar las distintas situaciones que se
presentan en esta área del Derecho Laboral, entre cuyas situaciones se
emplazan los trabajadores del mar o la “gente de mar”. Así, la Ley Orgánica
del Trabajo (1997), en su título V, de los regímenes especiales, sección
segunda, consagra en su artículo 333, aspectos y situaciones de orden
laboral del trabajador marino, según reza:
Artículo 333: El trabajo en la navegación marítima, fluvial y
lacustre de los miembros de una tripulación que presten servicio a
bordo de un buque mercante en beneficio de un armador o
fletador, tanto durante el tiempo de navegación como en el que se
encuentran en puerto, se regirá por las disposiciones de esta
Sección, además de las contenidas en esta Ley que les sean
aplicables, en cuanto aquéllas no las modifiquen. El patrono
deberá inscribirlos en el rol de tripulantes.
Las normas relativas a los tripulantes de un buque mercante se
aplicarán igualmente a los de cualquier clase de embarcación que
transporte personas y cosas tanto como a los que trabajen en
accesorios de navegación.
31
Al respecto, se estudiará mas adelante y de manera más amplia, lo
referente a la tripulación, la inscripción en el llamado rol de tripulantes y
demás aspectos que aborda el mencionado artículo.
Por otra parte, el artículo 335 de la Ley Orgánica del Trabajo (1997)
refiere las condiciones contractuales de la gente de mar, donde se deben fijar
las condiciones en contra prestación al servicio que presta este tipo de
trabajador. Reza el artículo:
Artículo 335. A falta de una convención colectiva, antes de que los
trabajadores entren a prestar servicio en un buque, deberán
celebrar un contrato de enganche el cual se formalizará ante la
Capitanía de Puerto del lugar de enrolamiento. Cuando dicho
contrato no se celebre por escrito, bastará la inclusión del
trabajador en el rol de tripulantes del buque o el simple
aprovechamiento de sus servicios. Se reputarán como cláusulas
obligatorias incorporadas en el contrato de enganche, las
siguientes:
En los casos en que la carga o descarga deba efectuarla la
tripulación, el trabajo corresponderá al personal de cubierta. Si
dicho trabajo se realiza fuera de la jornada ordinaria, las horas
empleadas se consideran horas extraordinarias, así se hubiere
pactado la movilización a tanto la pieza o tonelada.
En tal sentido, La Ley Orgánica del Trabajo (1997), estipula en sus
artículos 68 y 69:
Artículo 68. El contrato de trabajo obligará lo expresamente
pactado y a las consecuencias que de él se deriven según la Ley,
la costumbre, el uso local y la equidad.
Artículo 69. Si el contrato de trabajo celebrado por un patrono y un
trabajador no hubiere estipulaciones expresas respeto al servicio
que deba prestarse y a la remuneración, éstos se ajustarán a las
normas siguientes:
El trabajador estará obligado a desempeñar los servicios que sean
compatibles con sus fuerzas, aptitudes, estado o condición, y que
32
sean del mismo género de los que formen el objeto de la actividad
a que se dedique el patrono; y
La remuneración deberá ser adecuada a la naturaleza y magnitud
de los servicios y no podrá ser inferior al salario mínimo ni a la que
se pague por trabajos de igual naturaleza en la región y en la
propia empresa.
Cuando la labor ordenada no sea a juicio del trabajador, de las
que está obligado a ejecutar, deberá cumplirla, siempre que no
sea manifiestamente improcedente y no ponga en peligro al propio
trabajador o a la actividad de la empresa, establecimiento o
explotación del patrono, consignando ante éste o su representante
su no conformidad, sin que el haber cumplido la orden implique su
aceptación de las modificaciones de las condiciones de trabajo, si
fuere el caso.
Villasmil (1997), afirma que el Capitán es un trabajador del armador o
empresario naviero; lo cual que da consagrado en el artículo 628 del Código
de Comercio venezolano, el cual reza “el Capitán es del libre nombramiento
del propietario, quien puede así mismo despedirlo”, ello en el supuesto de
que el propietario sea al mismo tiempo el armador o empresario naviero,
pues en cualquier otro supuesto, le corresponde a la persona natural o
jurídica que explota comercialmente el buque, a menos que el propietario se
haya reservado esa facultad que tiene atribuida por la Ley.
El precitado autor, retoma lo expresado por De Benedetti (1979), quien
señala que el Capitán se liga al armador por un contrato que se denomina de
ajuste (de enganche o de enrolamiento, como se conoce en este medio) y
ese contrato es la fuente de la relación jurídica entre Capitán y armador; pero
una vez establecido el contrato de trabajo entran en vigor una serie de
normas de Derecho Público, distintas a la relación jurídica privada, que
invisten al Capitán de una autoridad propia y lo transforman en representante
necesari o de armador.
33
Por otra parte, Garriguez, citado por Villasmil (1977) señala:
El Capitán es nombrado por el naviero y está ligado a éste por una
relación de empleo, con facultades representativas; pero al mismo
tiempo, sobre la base de esa relación contractual privada, el cargo
de capitán recibe, por decisión de la Ley, un contenido jurídico
público que es peculiar a esta figura del Derecho Marítimo; pero
tanto en es aspecto privado como en el aspecto público, las
facultades inherentes al Capitán se caracterizan por una amplia
autonomía; y la razón de esos poderes autónomos del Capitán, en
uno y en otro aspecto, es idéntica.
2.2.1. Título de la Marina Mercante
La República Bolivariana de Venezuela forma los oficiales en la
Escuela Náutica de Venezuela, en el Instituto Universitario de la Marina
Mercante y en la Esuela de Estudios Superiores (posgrado) de la Marina
Mercante. Su formación data de 1811, según consta en Gaceta Oficial No.
358 de la antes Provincia de Venezuela.
La Ley de la Marina Mercante seña la:
Artículo 2 que “los títulos de la Marina Mercante se otorgarán
mediante examen de los conocimientos y aptitudes de los
aspirantes, el cual se hará conforme lo establezca el Reglamento
de esta Ley”.
Artículo 3. “Para ejercer los cargos o funciones a que se refiere la
presente Ley, se requiere poseer el título correspondiente y esta
inscrito en el Colegio de Oficiales de la Marina Mercante.
Parágrafo Primero: Los Oficiales de las Fuerzas Navales
designados en comisión podrán desempeñar cargos en los buques
de la Marina Mercante, de acuerdo con la especialidad y
equivalencia de los títulos determinados en el Reglamento de esta
Ley.
Parágrafo Segundo: Los Oficiales de las Fuerzas Navales en
situación de disponibilidad o retiro, podrán ejercer cargos en los
barcos de la Marina Mercante previa la obtención del título que les
corresponda.
34
Al respecto, manifiesta el Capitán de Altura Guzmán (1990) que el
marino mercante es el profesional que debidamente formado y capacitado se
dedica a la profesión de marino. Señala que esta palabra utilizada por el
legislador venezolano es de origen latino se refiere al hombre de mar, al que
se ocupa de faenas en el buque.
Se indica a la luz de diccionarios y de los cuerpos normativos
venezolanos, diversas denominaciones vinculadas al tema del marino
mercante y que recoge el precitado Guzmán (1990):
Nauta. Es una voz latina, de origen griego, cuyo significado es el de
marinero.
Marinero. Es aquel que profesa o entiende el arte de la marinería. Todo
aquel que se ocupa a bordo de tareas y maniobras con los cabos y velas, o
que realiza faenas de cubierta en mantenimiento del buque, ya sea de
guerra, marina mercante, de pesca, de deporte o de recreo.
Personal de maestranza. Es sinónimo de equipaje. Es la tripulación de
un buque, incluidos el contramaestre y demás subalternos, pero no los
Oficiales, ni el Capitán. La organización internacional del Trabajo surgió esta
expresión para remplazar la de “personal subalterno”.
Por su parte, la Enciclopedia General del Mar, recoge el vocablo Marino
Mercante, el cual se corresponde con el de hombre de mar y comúnmente se
le aplica al oficial de Marina Mercante.
El Código de Comercio de Venezuela (1955), en su artículo 653, al
referirse a la tripulación de un buque, adopta la definición de “equipaje” y la
35
de “gente de mar”; pero diferencia la figura del Capitán de la nave; en el
numeral 2º, del artículo 642 introduce la expresión “rol de equipaje”, para
referirse al rol de tripulantes, de que trata la antes Ley de Navegación , hoy
Ley General de Marinas y Actividades Conexas. El Código de Comercio de
Venezuela se refiere indistintamente a este personal como tripulación.
La Ley de privilegios e Hipotecas Navales trata del capitán, oficiales y
demás miembros de la tripulación de la nave, y el Convenio Internacional
para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar, trata del Capitán, un
miembro de la tripulación u otra persona empleada u ocupada a bordo del
buque en cualquier cometido relacionado con las actividades del mismo.
Cierra Guzmán (1990), indicando, luego de una significativa selección
de cargos asociados a la faena del mar, que la s antes nombradas son las
denominaciones del Marino Mercante, con las diferencias de la formación,
capacitación y gradación que a bordo tengan y, que atendiendo a este
respecto se diferencian las siguientes denominaciones: Capitán, oficiales y
tripulación.
Por su parte, la Ley General de Marinas y Actividades Conexas (2002)
consagra en el artículo 245 lo referente a los títulos de la Marina Mercante, y
su jerarquía en el orden de mando. En este sentido, la precitada norma hace
una diferencia en relación con los títulos en la especialidad de la navegación
y los de la especialidad de máquinas por cuanto ambos grupos deben
cumplir con determinados requisitos formales de preparación de acuerdo a
su especialidad. El mismo reza:
36
Son títulos de la Marina Mercante:
1. En la especialidad de navegación:
a. Capitán de Altura.
b. Primer oficial.
c. Segundo oficial.
d. Tercer oficial
e. Capitán Costanero
f. Patrón de Primera.
g. Patrón de Segunda.
h. Patrón artesanal.
2. En la especialidad de máquinas:
a. Jefe de máquinas
b. Primer oficial de máquinas.
c. Segundo oficial de máquinas.
d. Tercer oficial de máquinas
e. Motorista de primera.
f. Motorista de Segunda
Asimismo, los artículos 250 y 251 de la precitada Ley estipulan el
órgano encargado de expedir y llevar el registro los Títulos, licencias y
permisos y de expedir los refrendos y dispensa de la gente del mar: Es el
Instituto Nacional de los Espacios Acuáticos.
El artículo 254 de la Ley General de Marinas y Actividades Conexas
estipula:
Los aspirantes al Título del Capitán de Altura deberán poseer el
título inmediato inferior y comprobar haber navegado en su
especialidad, con dicho título, por lo menos durante treinta y seis
(36) meses, lapsos que podrán ser reducidos a veinticuatro (24)
meses si se ha ejercido el cargo de primer oficial a bordo durante
un período de embarque no inferior a doce (12) meses.
Se retoma de Guzmán (1990) un nuevo aspecto: el Arqueo de buques .
La Conferencia Internacional Organización Marítima Interna (OMI) de
Londres del año 1969, lo define como “un número que sirve para determinar
37
los derechos portuarios que el buque debe abonar y compromisos
reglamentarios que debe cumplir”. De otro modo: el arqueo es un número
fiscal para clasificar el buque, y sirve de base para la aplicación de
numerosas
leyes
y
disposiciones
del
derecho
marítimo,
y
demás
disposiciones nacionales e internacionales. En general, a mayor arqueo
mayores pagos a soportar, mayores obligaciones y requisitos a cumplir.
Continúa el autor, señalando que todo buque tiene dos arqueos: arqueo
bruto y arqueo neto, determinándose cada uno de ellos por las fórmulas
respectivas. Ambos arqueos no tienen utilidad, por ser número abstractos.
Así, del arqueo total dependerán por ejemplo:
• Dotaciones
reglamentarias
y
títulos
facultativos
de
Marina
Mercante.
• Tarifas de servicio de remolcadores.
• Primas a la construcción.
• Tarifas del servicio de practicaje.
• Derechos de diques y carena.
• Limitación de la facultad de construir, mandar un buque y montar guardia.
2.2.2. Del personal a bordo
Señala Villasmil (1997) que el análisis de la tripulación y sus integrantes
es de suma importancia por cuanto de ello se determina los destinatarios del
régimen laboral especial referente al trabajo marítimo. En sentido semántico,
38
la tripulación es el conjunto de personas destinadas a las distintas
actividades inherentes a las maniobras y servicios de una embarcación,
aunque Cabanella (1979) manifiesta
que, en un sentido mas amplio
restringido, la tripulación no comprende ni al capitán, ni la oficialidad del
buque.
Al respecto, la Ley General de Marinas y Actividades Conexas (2002)
contempla dentro de sus disposiciones el “rol de tripulantes” que no es mas
que el registro de todos los integrantes de la tripulación, incluso el capitán,
quien deberá firmarlo al igual que los demás miembros de la tripulación.
Asimismo, la Ley en comento, en su artículo 51 y siguientes,
del Capítulo Séptimo “Personal, Actos, Órdenes y Disciplina a bordo”
consagra:
Artículo 51. El capitán de buque, o quien haga sus veces, es la
máxima autoridad a bordo y toda persona a bordo estará bajo su
mando. En aguas extranjeras y en alta mar, será considerados
delegados de la Autoridad Pública y como tal responsable de la
conservación del orden y la seguridad del buque y de otros buques
y medios aéreos que se encuentren embarcados y la operación de
estos. Igualmente será responsable de la seguridad y preservación
de pasajeros, tripulantes y la carga.
Artículo 52. El capitán de buque debe adoptar, las medidas
extraordinarias pertinentes ante cualquier situación de gravedad,
hasta tanto se hagan presentes las autoridades competentes.
Artículo 53. El propietario, armador o arrendatario, escogerá a los
oficiales y demás miembros de la tripulación del buque, y deberá
asegurarse que reúnen las condiciones legales correspondientes.
Artículo 54. El Instituto Nacional de los Espacios Acuáticos,
garantizará el cumplimiento de las exigencias sobre la protección
de la salud y la asistencia médica de la gente de mar, en los
términos y condiciones que fije la ley.
39
A la luz de la legislación venezolana, prosigue el precitado Villasmil, la
tripulación está integrada por el Capitán y todo el personal que aparezca
incorporado en el rol de tripulantes, cumpla o no funciones náuticas, aunque
el capitán, por la multiplicidad de sus funciones (primera autoridad del buque ,
jefe del resto de la tripulación, representante del naviero o armador y órgano
del poder público) será objeto de análisis especial.
También expresa Villasmil (1997) que:
El rol de tripulantes es un documento administrativo de singular
importancia, puesto que conjuntamente con el certificado de
matrícula, la licencia de navegación, el certificado de arqueo y el
certificado de navegabilidad, permite al Estado el ejercicio del
poder de policía para garantizar la seguridad de la navegación. El
rol de tripulantes, cumple, como señala Malvagni, dos finalidades
distintas, una de derecho público y otra de derecho privado. En el
primer aspecto, mediante él, la autoridad marítima controla a todo
el personal que se desempeña como tripulante de un buque,
verificando si se trata de personas inscritas en el registro
respectivo y si han sido habilitadas para las funciones que
desempeñan a bordo, lo cual también es una forma de controlar la
seguridad de la navegación. En el segundo aspecto, el rol registra
todos los contratos de ajuste o de enrolamiento de los tripulantes,
lo cual facilita la prueba de la existencia de la relación laboral.
Conforme al artículo 19 de la Ley General de Marinas y Actividades
Conexas , los buques mercantes nacionales y todos los que no formen parte
de la armada nacional, deben llevar el rol de tripulantes y sus capitanes están
obligados a presentarlo a las autoridades marítimas cada vez que éstas lo
requieran.
Por su parte, el artículo 22 de la Ley General de Marinas y Actividades
Conexas (2002), contempla que:
40
El Capitán de Puerto comprobará y certificará que la tripulación del
buque cumpla con las normas legales que rige la materia, y que
cada uno de los oficiales y restantes miembros de la tripulación
poseen su título, licencias, permisos, refrendo o certificado de
competencia debidamente actualizado, así como su cédula marina
expedida de conformidad con las disposiciones reglamentarias.
El Capitán de Puerto será responsable de verificar el rol de
tripulantes conjuntamente con el certificado de tripulación marina
del buque, en caso de no encontrarlo conforme no autorizará el
zarpe del buque.
2.2.3. Trabajador de Dirección
Se inicia este punto, retomando el contenido de los artículos 42 y 47 de
la Ley Orgánica del Trabajo de Venezuela de 1997, los cuales serán objeto
de estudio más seguidamente:
Artículo 42. Se entiende por empleado de dirección el que
interviene en la toma de decisiones u orientaciones de la empresa,
así como el que tiene el carácter de representante del patrón
frente a otros trabajadores o terceros y puede sustituirlo, en todo o
en parte en sus funciones.
Artículo 47. La calificación de un cargo como de dirección,
confianza, inspección o vigilancia, dependerá de la naturaleza real
de los servicios prestados, independientemente de la
denominación que haya sido convenida por la partes o las que
unilateralmente hubiese establecido el patrón.
De entrada,
conviene reseñar que la jurisprudencia nacional ha
sostenido que las funciones señaladas en el artículo 42 de la Ley Orgánica
del Trabajo no son acumuladas y que basta con que se dé uno de los tres
supuestos para que se califique a un empleado como de dirección (Juzgado
Superior Tercero del Trabajo del Área Metropolitana . Sentencia del 13 de
junio de 1994).
41
Mille (2001) aborda el tema sobre los trabajadores que son considerados
de Dirección. Al respecto, señala que lo considera de suma importancia dada
la cantidad de conflictos y reclamaciones incoadas ante los órganos
administrativos y judiciales, pues, si bien las definiciones legales o
reglamentarias existentes constituyen una referencia obligatoria, se hace
necesario el análisis y las circunstancias competentes del trabajo, para
establecer la condición del reclamante y determinar si proceden o no los
beneficios, prestaciones e indemnizaciones que pretende.
El tratamiento del cuerpo normativo laboral en relación con el trabajador
de Dirección ha estado fundamentalmente orientado a crear y mantener
situaciones de trato diferencial, encaminados a aliviar la carga económica
que implican los pasivos laborales representados por el pago de beneficios,
prestaciones e indemnizaciones, especialmente los que son procedentes a la
terminación de la relación laboral.
Mantiene el precitado autor que la idea fundamental ha sido no otorgar a
los empleados de dirección y/o de confianza, beneficios y tratamiento
económico aplicable a los trabajadores ordinarios, pero sí respetar
paralelamente el criterio según el cual esta diferenciación tiene su razón de
ser en el sentido de que el personal que se considera de dirección no de
confianza tiene mejores o, cuando menos, iguales beneficios que los
considerados como trabajadores ordinarios, en caso de existir una
convención colectiva. Esta disposición queda contenida en el artículo 174 del
Reglamento de la Ley Orgánica del Trabajo que entró en vigencia en enero
de 1999, cuyo contenido parcial, dice a la letra:
42
Exclusiones facultativas del ámbito de validez personal de la
convención. En caso de que se excluya de la convención colectiva
a los trabajadores de dirección o de confianza, las condiciones de
trabajo y los derechos y beneficios que disfruten no podrán ser
inferiores, en su conjunto, a los que correspondan a los demás
trabajadores, incluidos en el ámbito de validez personal de la
convención colectiva de trabajo
Asimismo, sostiene MIlle (2001) que , en lo atinente a la doctrina vigente
en la Sala de Casación Social del TSJ sobre el concepto y tratamiento
jurídico de los empleados de dirección, se mantienen los mismos criterios
expuestos por la jurisprudencia reinante durante las dos últimas décadas; es
decir, Sala de Casación Social ratifica, prácticamente sin variación
conceptual, la doctrina que había desarrollado la extinta Corte Supremo de
Justicia. Así se concluye al analizar la sentencia dictada en fecha 18 de
Diciembre del año 2000 con la ponencia del Magistrado Juan Rafael
Perdomo.
De igual forma, Hernández (2001) sostiene, haciendo mención al
artículo 47 de la Ley Orgánica del Trabajo, antes enunciado, que la
calificación de un cargo como de dirección o de confianza, etc., no depende
de la denominación que unilateral o convencionalmente le hayan dado las
partes, sino de la naturaleza real de los servicios prestados. Al respeto,
ejemplifica:
•
Si un trabajador ha sido catalogado como empleado, pero realiza
funciones de obrero, no se le aplicará el régimen previsto para los empleados
sino el de los obreros;
43
•
Si un patrono designa a un trabajador con el título de gerente,
pretendiendo con ello excluirlo de la protección de la estabilidad, aun cuand o
en realidad dicho trabajador no ejerza actividades de dirección, no participe
en la toma de decisiones, o no represente al patrono, en cuyo caso, deberá
ser considerado como un trabajador ordinario y no como un trabajador de
dirección.
Al empleado de dirección comúnmente se le llama también, alto
empleado o alto ejecutivo de la empresa. Prácticamente este tipo de
empleados se identifica con la persona del patrono.
Caldera (1960), denomina a los empleados de dirección “altos
empleados” y da una especial consideración a los autores y legisladores que
se abocan a su estudio. Confiere a esta categoría de trabajador una realidad
de orden político-social, vivenciada en la vinculación tan íntima de éstos a la
empresa, que la personifican, por así decirlo, ante el público y los demás
trabajadores; y su situación económica puede revestir condiciones de
bonanza que llegue n casi a disipar la idea de subordinación económica.
Refiere el prenombrado autor, a la legislación extranjera, como la de
Bélgica, donde el legislador ha establecido reglas completamente separadas
y diferentes entre los empleados corrientes y los que rebasan cierto nivel de
importancia. La justificación doctrinal de las diferencias parece difícil; si bien,
cuando se trata solamente de fijar un límite a la protección legal según la
remuneración que devengue el empleado, se abre como a consideraciones
44
llenas de interés, como las que hace Deveali sobre la influencia del elemento
cuantitativo en el derecho, y especialmente, en el Derecho del Trabajo.
Pero la argumentación jurídica toma aspecto de mayor discusión cuando
no se trata simplemente de un alto empleado, sino de una persona que
desempeña funciones de dirección o administración. Concretamente el caso
se presenta más delicado cuando se trata del Presidente Vicepresidente o
Director, o administrador, o miembro de la Junta Directiva de una corporación
económica. Mientras unos sostienen enfáticamente que los administradores no
tienen carácter de trabajadores, otros afirman que no hay razón ninguna para
excluirlos del régimen general de los demás empleados.
Caldera sostiene que el carácter de miembro de una Junta Directiva no
da, ni quita, el carácter de trabajador: no lo atribuye por sí solo, pues quien lo
tiene puede no hallarse bajo la dependencia de la empresa, ni tampoco lo
quita, pues el hecho de que una persona preste servicios de carácter
personal a una corporación bajo su dependencia, no se desnaturaliza por la
circunstancia de que esté investido de un alto cargo dentro de la misma.
2.2.4. Legislación comparada
En este aparte, se efectúa un breve análisis comparativo entre la
legislación marítima argentina, la legislación marítima chilena y la legislación
marítima patria en relación con los aspectos laborales referidos al Capitán de
Altura, sus semejanzas y diferencias, con la finalidad de indagar los
adelantos y actualizaciones de las extranjeras respecto a la muestra.
45
Se aclara que en este aparte fueron seleccionadas las legislaciones
argentina y chilena por cuanto a partir de ellas, y junto a la legislación
marítima francesa, nació la legislación marítima venezolana.
Según Ray (1976), el Código de Comercio argentino, al igual que los
que seguían la orientación de la legislación francesa, definía la figura del
capitán diciendo que era la persona encargada de la dirección y gobierno del
buque en el mismo (Arts. 904 y 905 del Código de Comercio, y en igual
sentido lo hace el Art. 120 de la Ley Vigente Argentina ).
El Código de Comercio Venezolano (1955) en su artículo 62 refiere a la
figura del capitán como el encargado de la dirección y gobierno del buque. La
ley General de Marinas y Actividades Conexas establece las funciones del
capitán como delegado de la autoridad.
En razón de sus funciones administrativas, como delegado de la
autoridad para la conservación del orden en el buque y para su seguridad y
salvación, así como de las personas y carga, los tripulantes y pasajeros le
deben respeto y obediencia en todo cuanto concierne a las referidas
atribuciones de la Ley de Navegación Argentina (Art. 121).
La facultad que tiene el capitán de representar al propietario y armador
del buque y también ciertos casos a los propietarios de la carga, es de
carácter muy particular porque deriva exclusivamente de su designación y del
ejercicio del cargo, con prescindencia respecto de terceros de lo que pueda
haber convenido con el armador.
46
El Decreto con Fuerza de Ley de Comercio Marítimo Venezolano,
consagra en el artículo 18 al capitán como el representante del propietario.
También refiere al armador como el propietario y quien nombra al capitán del
buque.
Señala Ray (1992) que el principio general es que el nombramiento del
capitán se efectúa por intermedio de quien desempeña la función armatorial,
pero reconoce dos excepciones que prevé expresamente la Ley Vigente
Argentina . De acuerdo al artículo 104 de la prenombrada ley, el capitán debe
encontrarse habilitado por la autoridad competente e inscripto en la sección
respectiva del “Registro Nacional del Personal de Navegación” para poder
ejercer el cargo de un buque de matrícula argentina. Los aspirantes deben
reunir además los requisitos que exija la reglamentación, el certificado de
capacidad técnico – profesional, expedido por un instituto náutico nacional.
El Artículo 96 de la Ley General de Marinas y Actividades Conexas
(2002) venezolana, señala al Instituto Nacional de los Espacios Acuáticos
para la certificación y autorización para ejercer el cargo de un buque.
Asimismo, el artículo 252, señala que para optar a los títulos, licencias, entre
otros, se requiere haber aprobado los cursos y cumplir con los respectivos
requisitos y reglamentos.
La Ley de Navegación Argentina , referida por Ray (1992), incluye en su
artículo 201 expresamente , la representación legal del capitán, tanto respecto
del propietario como del armador, en todo lo referente al buque y a la
47
expedición y con independencia en lo que se haya convenido entre ambos.
En el caso del capitán de ultramar, éste puede comandar buques de
cualquier tonelaje que naveguen fuera de cabos; para poder serlo es
necesario cumplir con los requisitos exigidos por la reglamentación para
dicha categoría.
La citada Ley General de Marinas y Actividades Conexas (2002)
venezolana estipula en el artículo 254 que el título de capitán de altura
permite dirigir cualquier buque.
En la Legislación Chilena, señala Humeres (1966), que o
l s derechos
del Capitán nacen de sus relaciones jurídicas con el naviero y principalmente
de su contrato con él. El contrato que celebra el naviero con el Capitán, debe
ser autorizado por la autoridad marítima, según lo establece el art. 198 del
Código del Trabajo chileno , que dice: “No será obligatorio para el Capitán y
los oficiales contratarse por intermedio de una oficina de enganche; pero en
todo caso, el contrato deberá ser autorizado por la autoridad marítima”.
Según el artículo 865, Nº 1º, inciso primero, de las precitadas leyes
chilenas referidas por Humeres (1992):
El naviero está obligado a pagar al Capitán y hombres de mar los
sueldos y retribuciones estipulados y las indemnizaciones que les
correspondan por la ley o el contrato.
El rol. De conformidad con el artículo 900 de la ley chilena, el rol
de la tripulación deberá expresar:
1º. El nombre de la nave y los nombres y apellidos del Capitán,
oficiales y hombres de mar con indicación de su origen, edad,
estado, domicilio, empleo a bordo y salarios estipulados, 2º. El
puerto de salida y el destino de la nave, y 3º. El nombre y apellido
de los pasajeros y el nombre del lugar a que se dirigen. El rol
48
deberá ser firmado por el Capitán, los oficiales y los hombres de la
tripulación que supieron hacerlo, y será visado por el Gobernador
Marítimo en cuyo poder se dejará una copia fehaciente.
También se extrae de Humeres (1992):
Situación del Capitán frente al Naviero. Situación que se produce
cuando el Capitán es despedido por el naviero. El naviero tiene
absoluta facultad para despedir al Capitán, principio reconocido
desde antiguo y basado en la gran responsabilidad que el Capitán
puede echar sobre el primero…
…El Rol del Equipaje o Rol de Tripulación. Como lo llama el
artículo 900 de Código de comercio chileno, es una especie de
registro o lista de todas las personas que componen, la población
de la nave; de donde se desprende que no sólo se anotan en él
los oficiales, tripulación, etc., sino también los pasajeros.
Se
tiene,
entonces,
que
tanto
el
viajar
sin
los
documentos
mencionados, como el viajar con documentos que no se llevan en la forma
legal, está expresamente sancionado con el comiso.
Como se observa de las notas anteriormente expuestas, referentes a las
condiciones contractuales al capitán de un buque, ante la legislación extranjera
son muy semejantes entre las legislaciones tomadas para ser comparadas
con la legislación patria y sólo difieren en los términos que cada legislación ha
dado en los aspectos náuticos, pero su contenido y significado es igual.
2.3. Marco Legal que rige a los Profesionales titulados
contexto venezolano
dentro del
Según Villasmil (1977) Los capitanes de la Marina Mercante, como
profesionales de alta calificación, cuya formación es equivalente a la
Educación Superior, puede constituir asociaciones profesionales para la
49
defensa de sus derechos e intereses. En efectos, si los médicos, abogados,
ingenieros y otros profesionales pueden organizarse como gremio y asumir la
función sindical, no hay razón jurídica alguna que impida a los capitanes y
demás oficiales de la marina mercante el ejercicio de ese derecho.
2.3.1. Profesionales Titulados
Según la Ley Orgánica del Trabajo venezolana (1997), referente a los
profesionales , estipula en el artículo 9:
Los profesionales que presten servicios mediante una relación de
trabajo tendrán los derechos y obligaciones que determinen las
respectivas leyes del ejercicio profesional, pero estarán
amparados por la legislación del Trabajo y la Seguridad Social en
todo aquello que los favorezca. Los honorarios correspondientes a
la actividad de dichos profesionales se considerarán satisfechos
por el pago de la remuneración y demás beneficios derivados de la
relación de trabajo, salvo convenio expreso contrario.
La Ley Orgánica del Trabajo (1997) y su Reglamento (2002) consagran
el carácter tuitivo de la legislación venezolana al contemplar a los
profesionales de carreras universitarias, amparadas sin menoscabo de los
derechos y obligaciones que ofrezcan a favor de estos trabajadores las leyes
del ejercicio profesional respectivas. Sin embargo, los profesionales que
presten servicio bajo dependencia estarán amparados por la Ley Orgánica
del Trabajo.
El Reglamento de la Ley del Trabajo (2002) consagra en su
artículo 4:
50
Los profesionales que presten servicios personales bajo
dependencia y por cuenta ajena, estarán sometidos a la Ley
Orgánica del Trabajo y el presente Reglamento.
Lo establecido no les impedirá la celebración con sus patronos de
contratos mediante los cuales se obliguen a prestar servicios
profesionales en nombre y por cuenta propia. En este supuesto, el
contrato deberá celebrarse por escrito e indicar su duración y las
obligaciones fundamentales de las partes.
Si el contrato de servicios profesionales no fuere celebrado por
escrito y coexistiere con un contrato de trabajo celebrado entre las
mismas partes, se presumirá que la retribución percibida reviste
naturaleza salarial, salvo prueba en contrario.
Según Hernández (2001) los titulados son aquellas personas que
han completado todos los requisitos académicos de una carrera y que
han obtenido un título profesional (por ejemplo, Médico, Periodista,
Ingeniero), o técnico de nivel superior (por ejemplo, técnico agrícola,
secretaria bilingüe, técnico en electrónica). En tal sentido, los profesionales
sometidos a las leyes del ejercicio que les corresponda en relación al
ejercicio libre.
El concepto básico de profesional liberal lo deja fuera de la protección
de la ley de trabajo por cuanto el ejercicio de una profesión, de las
consideradas liberales, excluía el elemento subordinación. En Francia, por
ejemplo, los abogados, en cuanto realicen una actividad que implique el libre
ejercicio de su profesión, no son considerados como trabajadores
subordinados, ni sujetos del Código del Trabajo.
No obstante la Jurisprudencia Venezolana había venido estableciendo,
que nada se oponía a que los profesionales liberales fueran considerados
trabajadores subordinados, aún cuando el elemento subordinación, en estos
51
casos, presentara caracteres un tanto diferentes y fuera de menor grado de
intensidad, como en el caso de otros trabajadores.
La Ley dispone que este tipo de trabajadores tienen los derechos y
obligaciones que determine la respectiva ley del ejercicio profesional, pero
no obstante, estarán amparados por la Ley Orgánica del Trabajo. En realidad
lo que quiso decir el legislador fue, que en lo que se refiere a la relación
jurídica que se da entre patrono y trabajador con ocasión de la relación de
trabajo, se aplica la Ley Orgánica, pero que igualmente se aplica la Ley de
Ejercicio Profesional en lo que corresponde a todos los aspectos inherentes
al ejercicio de la profesión propiamente dicho siempre y cuando le sean
favorables.
Además si esta Ley le da al profesional mejores beneficios que los de la
Ley Laboral, se aplica aquella con preferencia en virtud del principio de la
norma más favorable.
En tal sentido, la Asamblea Nacional de la República Bolivariana
de Venezuela (2003) Oficio Nº 0079, de fecha 15 de enero de 2003 solicitó
a
la
Asamblea
Nacional
la
consideración
del
“Proyecto
de
Ley
Aprobatorio del Convenio Internacional sobre Normas de Formación,
Titulación y Guardia la Gente de Mar de 1978, en su forma enmendada de
1995 (ST78/95)”.
Pasado a la Comisión Permanente de política Exterior el referido
Proyecto, se procedió a realizar el estudio pertinente:
52
Antecedentes. El presente Convenio fue adoptado por la
Conferencia de Formación celebrada el día 7 de julio de 1978,
siendo su entrada en vigor el 28 de abril de 1984, y ha sido
enmendado desde entonces en 1991, 1994 y 1995. La República
de Venezuela se constituyó en Estado Parte del Convenio
Internacional sobre Normas de Formación, Titulación y Guardia
para la Gente de Mar el 15 de agosto de 1986.
Este Convenio experimentó una profunda revisión en 1995, tanto
en los requisitos establecidos inicialmente en la versión de 1978,
como por la introducción de un número importante de nuevos
requisitos, obligaciones y condiciones que no figuraban en dicha
versión de 1978. Cabe destacar que los importantes cambios en
contenido efectuados en las enmiendas de 1995 entraron en vigor
en el ámbito internacional, el 1 de febrero de 1997, con un período
transitorio que se extendió hasta el 1 de febrero de 2002.
La entrada en vigor el 1° de febrero de 1997, de las enmiendas de
1995 al presente Convenio, ha significado que los buques
nacionales en puertos extranjeros de los Estados Parte, podrán
ser objeto a partir de la fecha citada, de inspecciones por parte de
las autoridades de cualquiera de los Estados Parte, para verificar
el grado de cumplimiento de los requisitos contenidos en las
enmiendas de 1995. Esta situación podría no tener reciprocidad y
ser desventajosa por lo que se propone esta nueva enmienda.
El acuerdo en referencia, tiene el sentido de reconocerla necesidad de
establecer normas de competencia pormenorizadas y obligatorias y otras
disposiciones obligatorias, para hacer que toda la gente de mar reciba la
debida formación y adquiera la adecuada experiencia, pericia y competencia
para desempeñar sus cometidos de manera tal que se consoliden la
seguridad de la vida humana y de los bienes en el mar y la protección del
medio ambiente marino.
El Convenio Internacional sobre Normas de Formación, Titulación y
Guardia para la Gente de Mar de 1978 y su enmienda al Anexo (STCW 7895) es un instrumento que constituye factor importante en el desarrollo
53
competitivo del Marino Mercante Nacional, mejorando su perfil académico y
logrando un alto nivel de competencia, con respecto a marinos mercantes de
otros países.
Según Alcalá, Castillo y Cabanellas (1976) en cuanto a los
profesionales , quienes ejercen por su cuenta las profesiones liberales son sin
duda trabajadores independientes por no estar subordinados a la
clientela, por cumplir la jornada que les convenga y tomarse a voluntad
descansos y vacaciones; por establecer con libertad, salvo excepcional
intromisión de las autoridades, la retribución de sus servicios, que se
denomina honorario, en lugar de salario. Ahora bien, no todos los
profesionales ejercen autónomamente sus tareas, porque en ciertos casos
quedan sujetos a dependencia ajena, deben ajustarse a un horario y
perciben un sueldo fijo.
Indican los precitados autores, el trabajo que presta un médico en los
barcos y al servicio de un armador se caracteriza por la independencia
técnica del profesional en todo lo relativo a su especialidad; pero ésta
sometido, o, puede estarlo, a cierta dependencia jerárquica y económica, a
asistir a las personas que se le designen, a comunicar el resultado de sus
prestaciones y a atenerse a los reglamentos de trabajo, situación que puede
darse en relación también con otros profesionales, como ingenieros,
abogados y químicos, que actúan con cierta independencia técnica; pero
pueden contratar sus servicios como trabajadores en una empresa y percibir
como ellos un salario o sueldo.
54
Asimismo, la transformación del profesional libre en profesional
empleado se juzga como proceso de proletarización, por conducir a que los
trabajadores intelectuales ingresen en la esfera productora con carácter
análogo al de los demás trabajadores. Se arguye que la evolución es la
contraria, por haberse jerarquizado el trabajo, donde ahora militan obreros e
intelectuales, a más del puente que entre ambos tienden los técnicos
calificados.
En el mismo orden, o
l s cambios experimentados por la industria y el
comercio, nuevas necesidades que atender y los cuadros de la organización
fabril exigen, como imperativo, la presencia permanente de otra clase de
trabajadores, que antes actuaban como simples consultores y ahora son
incorporados a la organización interna de la empresa. Así el médico, el
abogado, el contador, el economista, el ingeniero, el químico, entre otros,
pasan a desempeñarse en las grandes empresas como elementos
necesarios para su desenvolvimiento dentro de la producción; con ello, la
estipulación de los servicios profesionales requiere basarse en una relación
permanente de trabajo, y no en la accidental y accesoria que constituye el
simple asesoramiento realizado por un profesional libre.
Según Caldera (1960),
El caso de los profesionales liberales, que en algunas situaciones
concretas puede ofrecer gran dificultad, ha sido resuelto, en
principio, de modo tajante. Los profesionales liberales (abogados,
médicos, ingenieros, economistas, actuarios, profesores,
farmacéuticos, enfermeras, etc.) si pueden tener el carácter de
trabajadores. Nada obsta para que lo sean.
55
Se trata de personas que ganan su subsistencia mediante el
desempeño de un servicio personal. Es cierto que ese servicio ha
revestido especiales consideraciones sociales, por lo que los
antiguos decían que no se les pagaba remuneración, sino que su
estipendio constituía más bien un “honorario”; pero con la
transformación de conceptos relativos al trabajo, ha prevalecido la
idea de dignidad humana de todos los trabajadores, por lo que la
diferencia ha sido aminorada, ya que perdió el carácter desdoroso
que en otras épocas se le atribuyera, la prestación de servicios
mediante la percepción de un salario.
Desde el punto de vista jurídico laboral, la principal difere ncia que
existe entre los servicios de esos profesionales y los de otras
personas que viven de su trabajo, depende de la autonomía con
que aquellos ejerzan.
2.3.2. Profesionales Empíricos
Suele denominarse profesional empírico a todo trabajador que hace que
de su oficio o labor una profesión, según la cual el conocimiento proviene de la
experiencia. Normalmente, el profesional empírico adquiere la destreza con
base al trabajo manual sea cualquiera su naturaleza donde priva el esfuerzo
físico sobre el intelectual
El artículo 263 de la Ley General de Marinas y Actividades Conexas
(2002) en relación a los profesionales empíricos expresa: “Los aspirantes al
título de Patrón de Primera, deberán poseer la licencia inmediata anterior y
comprobar haber navegado con dicha licencia, por lo menos durante un
periodo de veinte y cuatro días (24) meses”.
Nótese en el contenido del artículo transcrito que como requisito para
ser patrón, priva la experiencia adquirida por tiempo de navegación, lo cual
es coincidente con el ejercicio empírico. Si bien se le exige una licencia no se
plantea el requerimiento de un título académico universitario.
56
Toda actividad del hombre encaminada a una función económicosocial, o que produce este resultado sin aquel propósito, constituye trabajo; y
aunque toda manifestación jurídica de éste encuadre en el Derecho Laboral,
sólo el de índole subordinada y retribuida por quien se beneficia origina
amparo político-laboral.
Con carácter previo a la específica consideración de las prestaciones
laborales que provocan aquella protección, parece oportuno deslindar el
concepto con relación a otras tareas de finalidad económica y de utilidad social
que el hombre realiza. Por ello se trata ahora de las nociones acerca del oficio.
Oficio, del latín officium, es sinónimo habitual y, más en concreto,
equivale al ejercicio de algún arte manual. En este sentido se opone a las
llamadas artes o profesiones liberales, en las que predomina el trabajo
intelectual, el de creación, el de inspiración.
Hablar de un predominio de la función resulta posible, pero no
establecer exclusiones ni incompatibilidades; pues todo trabajo, como
humano, es obra de la voluntad y de la inteligencia.
Alcalá, Castillo y Cabanellas (1976) comentan que en cuanto a las
especies laborales indicadas, resulta aconsejable analizar, por haberse
erigido en enfoque de repercusión social y diferenciadora de las
prestaciones, la concerniente a las actividades aplicadas del hombre según
predomine el esfuerzo corporal o el del cerebro. Así se establece la
diferenciación, que nunca puede ser absoluta, entre trabajo intelectual y
trabajo manual.
57
Este último, ofrece distintos matices. En el más literal, es el que se
realiza con las manos; como amasar, cosechar los frutos y cargar o
descargar sin ayuda de ningún instrumento o máquina, o con el empleo de
unos u otras pero impulsados o manejados de cerca por el operario.
También, todo el que requiere el empleo de la fuerza muscular. Más
extensivamente, el cumplido por cualquiera de los trabajadores calificados de
obreros u operarios, e incluso los técnicos no pertenecientes a los grados
superiores.
Según Caldera (1960) distinción entre empleados y obreros en un
principio, la legislación social fue estrictamente una legislación obrera. Por
extensión se pasó a proteger a los empleados. De ahí que en muchos
cuerpos de leyes de trabajo de Europa y América, se estableciera, al lado del
“contrato de trabajo” (que no comprendía sino a los obreros), una figura
especial denominada “contrato de empleo privado” referente al trabajo de los
“empleados particulares”, es decir, de los trabajadores que, sin ser obreros,
prestan sus servicios mediante una relación de subordinación a entidades de
carácter privado.
Más corriente es la distinción a base del elemento intelectual o material
que predomina en el servicio prestado. Cuando predomina el esfuerzo
manual se trata de un obrero; cuando predomina el esfuerzo intelectual – o
mejor, no manual – se trata de un empleado. Este criterio, aunque de
carácter relativo (porque habiendo en todo trabajo elementos intelectuales y
materiales, no se trata de exclusividad, sino de predominio), tiene más fácil
58
aplicación práctica y suscita menos problemas de estratificación social que el
criterio de la colaboración.
Hay marcada tendencia hacia la desaparición de la diferencia entre
empleados y obreros. Todos son trabajadores. La relación jurídica que los
vincula no tiene por qué escindirse en figuras distintas. Y la complejidad
creciente de las máquinas y sistemas de trabajo, da cada vez mayor
extensión a la categoría de los obreros “calificados”, cuya remuneración es
más alta que al de muchos empleados y cuya importancia no es menor en
los cuadros de la organización del trabajo.
La frecuente dificultad de precisar la calificación de determinado
trabajo como empleado o como obrero, abona en pro de la asimilación;
aparte las tendencias obreristas que pugnan contra la diferencia. Existe,
por lo tanto, base suficiente para abogar por la equiparación; lo cual
no
excluye
el
que
para
determinadas
categorías
de
trabajadores
(sean empleados u obreros) se establezcan normas protectoras diferentes,
en virtud del margen de especialización que se deja hoy a las leyes
laborales.
2.4. Jurisprudencia Venezolana en relación a la aplicación del principio
de la realidad ante el Capitán de Altura
Cabanella (1979), define a la jurisprudencia como “el conjunto de
sentencias que determinan un criterio acerca de un problema jurídico omitido
u oscuro en los textos positivos o en otras fuentes del derecho”.
59
En la revisión de la jurisprudencia venezolana, se detecta sólo un caso
atendido por el máximo Tribunal Supremo de Justicia, en el cual la aplicación
del principio Contrato Realidad puede tener incidencia en el ejercicio
profesional del Capitán de Altura venezolano: Es la Sentencia Nº AA60-S2005 del 10 de noviembre de 2005 del Tribunal Supremo de Justicia en Sala
Casación Social, presentada por Freddy Antonio Caldera contra Tucker
Energy Services de Venezuela, S.A., en aplicación del principio de primacía
de la realidad de los hechos sobre las formas o apariencias; con ponencia del
magistrado Omar Alfredo Mora Díaz.
2.4.1. Sentencia del Tribunal Supremo de Justicia en Sala de Casación
Social en echa 10 de Noviembre de 2005
La nombrada sentencia, realizada en Sala de Casación Social, ponencia
del Magistrado Omar Alfredo Mora Díaz, procedimiento que por cobro de
diferencia de prestaciones sociales, incoara el ciudadano Freddy Antonio Caldera
(patrón de lancha), contra la Sociedad Mercantil Tucker Energy Services de
Venezuela, S.A., es referida en el a nexo A de la presente investigación.
Según Pérez (2002) la Ley Orgánica del Procedimiento del Trabajo,
artículo 177, reza que los jueces de instancia deberán acoger la doctrina de
casación establecida en casos análogos, para defender la integridad de la
legislación y la uniformidad de la jurisprudencia. Considera este autor que el
mandato del referido artículo es probablemente inconstitucional por posible
colisión con el artículo 26, último aparte de la Constitución de 1999.
60
2.4.2. Convención Colectiva Petrolera Venezolana
El Contrato Colectivo Petrolero 2005 Cláusula 3, de los Trabajadores
cubiertos por esta Convención, estipula:
Todos los trabajadores de la Empresa comprendidos en las
denominadas Nómina Diaria y Nómina Mensual Menor; no así
aquellos que realmente desempeñen los puestos o trabajos
contemplados en los artículos 42, 45, 47, 50 y 51 de la Ley
Orgánica del Trabajo, que pertenece a la categoría conocida en la
4Industria Petrolera como Nómina Mayor, quiene s serán
exceptuados de la aplicación de la presente Convención. No
obstante esta excepción, los trabajadores de la Nómina Mayor no
serán afectados en los derechos sindicales que les consagran la
Ley Orgánica del Trabajo y su Reglamento.
En este sentido no podrán ser impedidos, si esa fuere su voluntad,
de participar en las actividades sindicales del Sindicato Petrolero
en la región donde efectúan sus labores.
Asimismo, el contrato de Convención Colectiva Petrolera, es extensible
a los trabajadores de las personas jurídicas que ejecuten para la Empresa,
obras inherentes o conexas con las actividades a que se refiere los Artículos
54, 55, 56 y 57 de la Ley Orgánica del Trabajo, la Empresa les garantizará el
disfrute de las mismas condiciones de trabajo y beneficios legales y
contractuales que corresponden a sus trabajadores directos, salvo a aquellos
que realmente desempeñen los puestos o trabajos contemplados en los
artículos 42, 45, 47, 50 y 510 de la Ley Orgánica del Trabajo.
Por otro lado, la Nota Nº 1 de Minuta: Referente a la Cláusula 3 señala:
A solicitud de la representación sindical la empresa aclaró que, la
categoría conocida con el nombre de Nómina Mayor está
conformada por un grupo de empleados cuyo nivel dentro de la
61
estructura organizativa de la Empresa, tienen como soporte un
conjunto de beneficios y condiciones, plasmados en una básica
filosofía gerencial cuyas normas y procedimientos contemplan
condiciones que en su conjunto en ningún caso son inferiores a las
existentes para el personal cubierto por la Convención Colectiva.
La Ley Orgánica del Trabajo (1997) consagra en forma expresa el
Artículo 59, principio de la norma más favorable. Este principio constituye una
consecuencia o manifestación del principio tutelar o protector que informa
todo el Derecho del Trabajo.
El prenombrado principio, tiene dos sentidos que pueden perfectamente
determinarse del propio texto de la disposición legal: (a) Sentido propio: ante
la existencia de varias normas aplicables a una misma situación jurídica,
debe optarse por aquella que más favorezca al trabajador; y (b) Sentido
impropio: nace, no de la existencia de varias normas aplicables a una misma
relación, sino de la existencia de varios sentidos o interpretaciones que se le
pueden dar a una misma norma jurídica, por lo que debe optarse por aquel
sentido que más favorezca al trabajador.
3. Bases Legales
Las Bases Legales que sustentan la investigación están contenidas en
la siguiente documentación, tomando en consideración el artículo de los
mismos los cuales fueron referidos y analizados en el Capítulo II referente al
Marco Teórico.
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) en lo
referente al Título III, de los Derechos Humanos, Garantías y Deberes,
62
artículo 26 en lo atinente al acceso a la justicia y sobre la eficacia procesal.
Asimismo, el Título III, capítulo V, referente, a los Derechos Sociales, estipula
en el artículo 89 lo atinente a la protección al trabajo y los principios del
Derecho Laboral. También, el Título III, en su capítulo III, de los derechos
civiles en el artículo 49, refiere las garantías judiciales y administrativas. El
Título VIII, en su capítulo I, en cuanto a la protección de la constitución,
estipula en el artículo 335, lo atinente al Tribunal Supremo de Justicia como
garante de la Constitución.
Ley Orgánica del Trabajo (1997), Título I, Normas Fundamentales, en el
capítulo I, de las Disposiciones Generales, artículo 4, referente a Leyes
Especiales y Ley Procesal. También en el capítulo I, en el artículo 9, refiere a
los trabajadores profesionales; el capítulo I, y en el artículo 20, refiere a los
jefes venezolanos. Del Título I, el capítulo IV , en cuanto a las personas en el
Derecho del Trabajo, estipula el artículo 51 lo atinente al representante del
patrono.
El Título II de la ley en comento, capítulo II sobre el Contrato de
Trabajo, en los artículos 68 y 69 refieren las consecuencias y ausencia de
estipulación en el contrato de trabajo.
Por su parte, el Título III, capítulo I, referente a la remuneración, en el
artículo 133, comprende el salario. De igual manera, lo estipulado en el
artículo 135 atiende a trabajo igual salario igual.
En el Título V, capítulo VII de la ley en referencia, sección segunda
atiende al trabajo en la navegación marítima, fluvial y lacustre, estipulando en
63
el artículo 333 lo atinente a quiénes se aplica esta ley y en el artículo 335
refiere al contrato de enganche, reversión del contrato.
En el Título VI, capítulo IV de la Convención Colectiva del Trabajo ,
estipula en el artículo 507 la definición de dicha convención y en el artículo
509, refiere a qui én beneficia el Contrato Colectivo.
Reglamento de la Ley del Trabajo (1999), el Título I, capítulo I,
referente al ámbito de aplicación, estipula en el artículo 4 lo atinente a los
profesionales. El capítulo III, de los principios fundamentales del derecho del
trabajo, en el artículo 8 estipula lo atinente a los principios protectores,
irrenunciabilidad, primacía de la realidad y conservación en la relación
laboral.
Ley General de Marinas y Actividades Conexas (2002), Título II,
capítulo VII, Del Personal, Actos, Orden y Disciplina a Bordo, sección I, Del
Personal, en el artículo 51 refiere al capitán del buque ;
En el Título IV, capítulo II, de la Educación Náutica, artículo 159,
refere nte a los Institutos de Educación Náuticos y en el artículo 160 referente
a la autoridad acuática que expedirá los títulos y licencias;
En el Título V, De los Títulos, Licencias y Permisos de la Marina
Mercante, De pesca y deportiva, capítulo I, estipula en el artículo 245 lo
referente a los títulos de la Marina Mercante. De igual forma, el capítulo II del
mismo Título V, en cuanto a los requisitos para optar a los títulos y licencias
en el artículo 252, atinente a los cursos correspondiente; así como el artículo
254 referente al título de Capitán de Altura. El capítulo III, (título V) referente
64
a las funciones, estipula en los artículos 278, 279, 280 lo atinente a las
funciones a las cuales faculta n los Títulos y Licencias de la Marina
Mercante.
Decreto con Fuerza de Ley de Comercio Marítimo (2001), en el Título II,
de los sujetos de la navegación, en su capítulo I, estipula en los artículos 18 y
19 referente al capitán y las obligaciones.
Convención Colectiva Petrolera venezolana (2005), en la cláusula 3
referente a los trabajadores excluidos de los beneficios del contrato petrolero,
así como la minuta 1, referente a la igualdad de condiciones o mejores de los
trabajadores de nómina mayor.
La Asamblea Nacional (2003), en oficio referente a la aprobación del
Convenio Internacional, al cual Venezuela está suscrita en lo atinente a la
profesionalización y grado del personal tripulante y gente del mar.
Ley Orgánica Procesal del Trabajo (2004), Título VII, capítulo II,
referente a la audiencia preliminar, estipula en el artículo 135 lo atinente a la
depuración del proceso, y en el capítulo VI referido al recurso de casación
social.
El Título IX, capítulo I, referido a la Vigencia, señala en el artículo 1945
lo atinente a la derogación de la Ley Orgánica de Tribunales y de
procedimiento del trabajo del año (1940); el capítulo II referido al Régimen
Procesal Transitorio, estipula en el artículo 206, lo atinente a la vigencia del
sistema de procuraduría de trabajadores.
65
4. Sistema de Categorización
El presente estudio se sometió al análisis de la siguiente categoría :
Incidencia de la aplicación del principio realidad de la legislación venezolana
en las condiciones laborales del Capitán de Altura .
4.1. Conceptualización de la categoría
La incidencia de la aplicación del principio realidad de la legislación
venezolana en las condiciones laborales del Capitán de Altura se analiza a
través del examen de sus elementos y en atención a la sentencia en Sala de
Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia Nº AA60-32005-000296, la
cual se declara con lugar la solicitud de la parte demandada contra la sentencia
proferida por el Juzgado Superior Primero del Trabajo, del Estado Zulia donde
se declara con lugar la solicitud de la parte actora en referencia a los beneficios
contractuales de la convención colectiva petrolera.
4.2. Construcción de la Matriz de Análisis
El estudio de la categoría se realizó a través de la subcategoría
disposiciones legales venezolanas, tratamiento jurídico laboral, marco legal
de los titula res profesionales y jurisprudencia venezolana y unidad de análisis
objeto de la presente investigación, las cuales se especifican en una matriz
que incluye estos elementos, tomando como base los objetivos específicos
(ver cuadro 1).
66
CUADRO 1
MATRIZ DE ANÁLISIS
Objetivo General: Determinar la incidencia de la aplicación del principio realidad de la legislación
venezolana en las condiciones labor del capitán de altura.
OBJETIVO
ESPECÍFICO
CATEGORÍA
SUB
CATEGORÍA
§ El trabajo es un
Identificar las
hecho social.
disposiciones
Disposiciones
legales laborales
legales
venezolanas que
venezolanas.
versan sobre el
Analizar el
respecto al capitán
de altura.
§ Principios
Incidencia de
Tratamiento
la Aplicación
jurídico laboral
bordo.
§ Trabajador de
dirección.
en las
comparada.
§ Profesionales
profesionales
titulados dentro del
Laborales del
contexto
Capitán de
venezolano
Altura.
Marco legal de
los titulares
profesionales
Bolivariana de
Venezuela
(1999): Art. 89,
335.
Trabajo (1997):
§ Legislación
Condiciones
República
Ley Orgánica del
Realidad de
legal que rige a los
Constitución de la
derecho del trabajo.
del Principio
Venezolana
DOCUMENTOS
LEGALES
§ Título de la Marina
§ Del personal a
la Legislación
Identificar el marco
Laboral
Mercante.
tratamiento jurídico
y extranjero
§ Fuentes del Derecho
fundamentales del
principio realidad.
laboral venezolano
UNIDADES DE
ANÁLISIS
Art. 60, 51, 509.
Reglamento de la
Ley del Trabajo
(1998): Art. 8.
Ley General de
Marinas y
Actividades
Conexas (2002):
titulados
Art. 51, 254.
§ Profesionales
Código Civil
empíricos
Procesal (1987):
Cláusula 3.
Decreto con
§ Sentencia del TSJ en
Examinar la
Sala de Casación
Fuerza de Ley de
Comercio
Marítimo (2001):
jurisprudencia
Social en fecha
venezolana en
10/11/2005.
Art. 18, 19.
relación a la
Jurisprudencia
§ Convención
Organización
aplicación del
venezolana
Colectiva Petrolera
Internacional del
principio de la
Trabajo (2006).
realidad ante el
Ley Orgánica
capitán de altura.
Procesal del
Trabajo (2002)
Fuente: Vargas (2006).
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