consumo NÚCLEO TEÓRICO Todos los organismos vivos, animales y seres humanos, tenemos una serie de necesidades denominadas biológicas. Podemos decir que estas necesidades son exigencias impuestas por la naturaleza y que son condiciones necesarias de subsistencia. Para satisfacer estas necesidades básicas los organismos intervienen en el medio y destruyen o transforman el entorno. Este sería el primer sentido del término consumo, inevitable en los ciclos biológicos y presente tanto en la naturaleza como en el ser humano. Sin embargo este, a diferencia de los otros seres vivos, no tiene determinado ni el modo de satisfacción ni la cantidad de dichas necesidades. De tal forma que el modo humano de resolver esas necesidades da lugar a lo que denominamos trabajo, que empieza por ser la producción de los medios necesarios para la satisfacción de las necesidades básicas. A partir de cierto momento, sobre esas necesidades biológicas, el ser humano levantará todo un edificio de necesidades culturales, es decir, producidas y mantenidas por el entorno social en el que vive. El trabajo seguirá siendo el modo de satisfacerlas y los cambios en el trabajo y en la sociedad determinarán los cambios en la forma y cantidad de las mismas. Así pues, frente a un consumo natural, en el ser humano se da un consumo cultural, difícil de definir puesto que su significado cambia según el momento histórico y el lugar geográfico al que nos refiramos. Sin embargo, hay quien afirma que el fenómeno del consumo es propio de las sociedades occidentales del siglo XX y que a partir de este siglo vivimos en una sociedad de consumo ¿Qué sentido tiene tal afirmación? La clave de dicha afirmación se encuentra en la consideración del consumo como un fenómeno generalizado. Como es obvio, al hablar de consumo aquí nos vamos a referir al consumo como fenómeno cultural y no natural. Y como tal consumo sólo se convierte en algo al alcance de la mayoría de las personas en el siglo XX y en las sociedades occidentales del Norte. Hasta ese momento (y como sigue ocurriendo hoy en día en gran parte del planeta) el consumo de determinados bienes sociales sólo estaba al alcance de algunos privilegiados, por lo que era un modo de diferenciación social, de ahí que se hablase de un “consumo ostentoso”. Ahora bien, lo que caracteriza al capitalismo, es decir, a la forma de organización económica de las sociedades occidentales, es la búsqueda del beneficio. Esta búsqueda condujo, a principios del siglo XX, al desarrollo de los sistemas de producción en serie, los cuales abarataron el coste de producción, con lo que los precios de los productos fueron más asequibles para más personas y se extendió el consumo de productos antes reservados a las clases altas (desde carne hasta automóviles). De este modo, a partir de la segunda guerra mundial, el consumo se generalizó dando lugar al consumo de masas o sociedad de consumo. Esta generalización del consumo supuso, en un primer momento, que la mayor parte de la sociedad cubriese sus necesidades básicas. 1 consumo Ahora bien, la lógica del beneficio necesita, para mantenerse e incrementarse, que la producción y, por tanto el consumo, sigan aumentando. Es decir, la producción ya no debe estar al servicio del consumo (como ocurría con anterioridad a la producción en serie), sino el consumo al servicio de las posibilidades de producción. Puesto que cuanto más producción más beneficio y cada vez se puede producir más gracias a los avances tecnológicos, será necesario conseguir que el consumo aumente. ¿Cómo? mediante la creación y multiplicación ilimitada de necesidades. Las grandes empresas empiezan a preocuparse más por crear la necesidad de consumir que por los problemas propios de los procesos de producción. Dicho de otro modo, además de los productos, las grandes empresas multinacionales se preocupan y encargan de producir necesidades que lleven a las personas a consumir los productos fabricados, ya sea poniendo de moda dichos productos (zapatillas de deporte, ropa, música, etc), ya sea dejándolos rápidamente obsoletos de modo que haya que sustituirlos por otros nuevos (caso de los programas de ordenador, juegos, teléfonos móviles, etc). En cualquier caso, lo importante será siempre estar a la última y tener lo más nuevo. De este modo se multiplican las necesidades y el consumo, dando lugar a un fenómeno nuevo: el consumismo. Podemos definir el consumismo como una exageración del consumo, una manera de consumir absurda. También acaba siendo una forma de pensar según la cual el sentido de la vida consiste en comprar objetos o servicios, aunque no se tengan necesidades reales que satisfacer. El consumismo se ha convertido en el elemento clave del sistema capitalista, pues si los productos fabricados no se intercambian por dinero no se generan beneficios y no tiene sentido producir si no se consume lo producido. La producción masiva de objetos exige el consumo masivo de estos objetos. Es decir, el consumismo. Este consumismo se genera, fundamentalmente, a través de la publicidad. La publicidad aumenta la demanda de determinados productos por parte de los consumidores, despertando en estos la necesidad, en la mayoría de los casos inútil, de comprarlos. No hemos de olvidar que, en último término, lo que pretenden las grandes empresas es aumentar sus beneficios, de ahí que no duden en dirigirse mayoritariamente a los sectores de la población más manipulables y menos críticos (en general, niños/as, adolescentes y personas con bajo nivel cultural). Beneficios que se obtienen además a través: a) de las desigualdades entre el Norte (enriquecido a costa de) y el Sur (empobrecido). b) de la precarización y explotación laborales. c) del expolio de los recursos naturales. d) de la transformación de las personas en instrumentos del mercado, meros productores y consumidores, de modo que quien más posee es quien más vale. O dicho de otro modo, del consumismo. 2 consumo Puesto que el consumismo es lo que mantiene a esas grandes empresas, está contribuyendo también a que: a) Aumenten esas diferencias entre el Norte y el Sur, puesto que es el Norte quien consume fundamentalmente. Además lo que consume son los recursos del Sur, impidiendo su desarrollo. En el Norte podemos consumir todos mucho porque las materias primas del Sur se pagan por debajo de su precio, lo que abarata los productos y los hace asequibles. b) Aumente la precarización y explotación laboral, pues es un modo de reducir el coste del producto y, por tanto, de incrementar su consumo y los beneficios resultantes. c) Aumente el deterioro del medio ambiente, pues, como ya hemos dicho, otro modo de aumentar el consumo es hacer menos duraderos los bienes que consumimos, de este modo hemos de sustituirlos constantemente por otros nuevos. Pero esto, a su vez, implica un uso continuado de las reservas naturales hasta llegar a agotarlas, al tiempo que crece la cantidad de residuos. Todo ello conduce al progresivo deterioro del medio ambiente. d) Aumente la insatisfacción de los individuos y que se limiten las relaciones humanas a transacciones comerciales. Incita constantemente a comprar, usar y degradar. Si valemos sólo lo que poseemos, hemos de poseer cada vez más. Así no encontramos satisfacción nunca, puesto que nos sentimos desgraciados si no podemos comprarlo todo, algo sólo posible para los más ricos y privilegiados. En definitiva, el consumismo es beneficioso sólo para aquellos que lo promueven, mientras que nos perjudica a la mayoría, aún cuando seamos quienes lo llevamos a cabo, puesto que es injusto, antiecológico y deshumanizador. De ahí la necesidad de desenmascarar la trampa del consumismo distinguiendo las necesidades reales de las ficticias y consumiendo únicamente para satisfacer las primeras y no las segundas. Por eso también hemos de aprender a analizar los mensajes publicitarios de forma que sepamos cuáles son nuestras auténticas necesidades, no dejándonos engañar por la publicidad que genera en nosotros/as la necesidad de estar a la moda, a la última. En definitiva, hemos de aprender a no dejarnos manipular para que obtengan beneficios sólo algunos. 3