Workingpaper 1/2010 por Juana de Arco

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Negociación en tiempos de guerra.
Perspectivas de los aliados durante
La Segunda Guerra Mundial
Working Paper N1
Por Juana de Arco
El objetivo de alcanzar las metas propuestas y de salvaguardar los intereses es propio de
cualquier gobierno, para lo cual el mismo cuenta con diseños de cursos de acción.
Cuando estos intereses chocan con los de otro gobierno entonces nos encontramos en lo
que podemos denominar controversia. Una controversia implica tener que negociar con
mi opositor para poder maximizar mis beneficios.
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Desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el objetivo principal para los
aliados era claro: derrotar a la Alemania nazi y terminar con el expansionismo de Hitler.
Sin embargo, detrás de este gran objetivo compartido por los tres países rectores del
bando aliado (Gran Bretaña, La Unión Soviética y los Estados Unidos), se escondían
una serie de objetivos propios, objetivos que no se hallaban dentro del círculo de esa
alianza sino que más bien respondían al interés de cada uno. Esta situación llevó a que
los tres principales actores del sistema internacional se pusieran de acuerdo en
encontrarse regularmente en lo que fueron distintas conferencias entre 1941 y 1945
para discutir sobre los temas principales y argüir en torno a los objetivos que cada uno
se había propuesto.
El contexto histórico, ideológico, económico y social influyen en las posturas que los
gobiernos adoptan en determinados períodos, ya que lo que se proponen es mantener su
soberanía interna y velar por sus intereses y el bienestar de su población. Es por lo tanto
imprescindible comprender la historia del continente europeo, para entender el enfoque
del equilibrio de poder al que tanto adhería Winston Churchill y al que deseaba volver,
de la misma manera que es indispensable analizar la ideología estadounidense y sus
intereses tanto económicos como militares para deducir la razón por la cual Roosevelt
apostaba por un sistema de seguridad colectiva, a la vez que no podemos descartar la
ideología comunista y la tendencia aislacionista de Rusia en aras de concluir los
motivos que llevaron a Stalin a concentrarse en extender su influencia por la Europa
central y asegurar la victoria de su país.
En su libro La Diplomacia Henry Kissinger argumenta que la diplomacia del Primer
Ministro británico durante esta etapa se vio limitada a maniobrar entre dos potencias
completamente diferentes y con ideologías opuestas. Ambas planteaban objetivos que
chocaban con los intereses británicos. Por un lado los Estados Unidos amparaba el
derecho de autodeterminación de los pueblos, lo cual implicaba acabar con el
colonialismo, lo que generaría la perdida de colonias para el Gran Bretaña, mientras que
por el otro Stalin buscaba proyectar la Unión Soviética al centro de Europa y esto
amenazaba a la seguridad británica. De manera que acorralado entre el idealismo
wilsoniano y el expansionismo ruso, Churchill abogó por lo que mejor conocía y lo que
constituía su principal objetivo: mantener el equilibrio de poder. Era en su perspectiva
dentro de este equilibrio que se hallaría la paz. Si bien, Churchill busco intensamente
conservar sus intereses no fue ingenuo al reconocer que el Imperio británico disminuía
en su influencia como potencia global y que los Estados Unidos estaban en su auge y se
consolidarían en la posguerra, por lo que a diferencia de Stalin y Roosevelt, el Primer
Ministro contó desde un principio con metas para la posguerra y se adelanto en su
planificación de políticas. Kissinger establece en sus escritos la dificultad que
enfrentaba Gran Bretaña a la hora de tratar de convencer a sus aliados de debatir sobre
temas de la posguerra, pues estos no interesaban a Rusia ni a los Estados Unidos
quienes estaban primeramente enfocados en derrotar a la Alemania Nazi. Fue
precisamente este aspecto de la diplomacia lo que llevo a Churchill a crear nexos de
amistad con Norteamérica y en cierta medida ceder a las predilecciones
estadounidenses. Churchill entendía que en la posguerra el Reino Unido necesitaría
contar con el respaldo de la nueva superpotencia global.
Estados Unidos por otro lado desechaba el intento por parte de Gran Bretaña de volver
al equilibrio de poder y planteaba en su lugar, una vez alcanzada la victoria contra
Hitler, imponer la paz a través de la cooperación entre los vencedores y China que
servirían de guías al resto del mundo y lograrían mantener un sistema de seguridad
colectiva. Esta visión de un orden internacional donde los aliados supervisarían el
desarme y la partición de Alemania así como garantizar la paz universal es conocida
como la visión de los Cuatro Policías, serían estos policías quienes cumplirían la
función de aplicar la seguridad colectiva. Según Kissinger el concepto de los Cuatro
Policías era estructuralmente similar al sistema de la Santa Alianza de Metternich en el
sentido que serían los vencedores en coalición quienes lograrían mantener la paz. De
todas maneras la naturaleza del pacto de la Santa Alianza era muy distinta de lo que
Roosevelt tenía en mente, puesto que su enfoque era proteger el equilibrio de poder al
contar los vencedores con valores compartidos y donde la cooperación rusa había sido
esencial. El concepto de Roosevelt no cumplía con las mismas características, a estas
alturas comprendemos que cada aliado tenia objetivos distintos e ideologías opuestas.
De todas maneras la idea wilsoniana de la armonía internacional sería finalmente
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cumplida con la descolonización y democratización muy ligada al principio de
autodeterminación de los pueblos, una política que ponía a los Estados Unidos en
confrontación con la Gran Bretaña y con Francia, pero a la cual ambos imperios
terminaron cediendo.
A diferencia de este idealismo, Stalin basaba sus objetivos de política exterior en la
Realpolitik. El impulso expansionista soviético no era desconocido para sus dos aliados,
de manera que encuentro difícil creer que éstos se hayan sorprendido una vez terminada
las operaciones, de que la URSS haya tomado otro camino, distinto al que había
acordado, puesto que su objetivo principal era obtener cuanto fuera posible mientras
estuviera en alianza con los Estados Unidos y Gran Bretaña y luego seguiría su rumbo
en pos del interés nacional soviético acompañado por su ideología comunista.
Nos encontramos por lo tanto con un escenario de negociación en el cual identificamos
por un lado los puntos en comunes que compartían los aliados, pero no podemos
olvidarnos que lo que hace a la negociación es la diferencia de intereses, es decir, sin
diferencia de intereses no hay negociación tal como la conocemos, lo cual nos lleva a
concluir que había desacuerdo entre los “policías”. Esta discrepancia es fruto de las
posturas ideológicas, las influencias históricas, las condiciones económicas, sociales y
políticas. A pesar del valor del interés nacional o mejor aún, a favor de él, el conflicto
más grande de la historia había terminado. Los aliados consiguieron satisfacer su
objetivo principal, en cuanto a lo que vendría luego, la historia se encargaría de
demostrar la importancia que tenían estas particularidades ideológicas para marcar el
rumbo de cada uno.
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