Cuatro ideas para salvar la paz Por Kofi A. Annan y Gro

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Cuatro ideas para salvar la paz
Por Kofi A. Annan y Gro Harlem Brundtland
La Organización de las Naciones Unidas se fundó hace setenta años para "preservar a las
generaciones venideras del flagelo de la guerra".
Al examinar el mundo actual, lo menos que se puede decir es que no está cosechando mucho
éxito en su misión. De Nigeria, pasando por el Oriente Medio, hasta Afganistán y Ucrania, millones
están muriendo por ese flagelo, o están bajo la amenaza inmediata del mismo, y pareciera que la
ONU no puede hacer nada para salvarlos.
Tenemos cuatro ideas para hacerla más fuerte y más eficaz.
Gran parte del problema es que el Consejo de Seguridad, cuya misión supuestamente es mantener
la paz y la seguridad mundial en nombre de todos los estados miembros, ya no infunde respeto sobre todo en los insurgentes armados que operan más allá de las fronteras y, a menudo, en
algunos de los mismos miembros de la ONU.
Alrededor del mundo, y en especial en el hemisferio sur, a la gente le cuesta entender por qué, en
2015, el Consejo sigue estando dominado por los cinco poderes que ganaron la II Guerra Mundial.
Cada vez están más inclinados a cuestionar su autoridad y la legitimidad de sus decisiones.
Ignoramos esta amenaza por nuestra cuenta y riesgo. Los tiempos han cambiado desde 1945 y el
Consejo se debe adaptar.
Casi todos están a favor de ampliar el Consejo de Seguridad para incluir a nuevos miembros
permanentes, pero desde hace décadas los estados no han logrado ponerse de acuerdo en cuanto
a quiénes deberían ser dichos miembros o sí, al igual que los actuales miembros, deberían tener el
poder de vetar los acuerdos alcanzados por los miembros.
El objeto de nuestra primera idea es salir de este estancamiento. En vez de nuevos miembros
permanentes, tengamos una nueva categoría de miembros, cuyo mandato sea más largo que el de
los miembros no-permanentes y que sean elegibles para una reelección inmediata. En otras
palabras, serían permanentes siempre y cuando mantengan la confianza de los otros estados
miembros. Seguramente eso es más democrático ¿no?
En segundo lugar, exhortamos a los actuales cinco miembros permanentes a que se comprometan
solemnemente. Ya no deben permitir que sus desacuerdos impliquen que el Consejo deje de
actuar aún cuando en situaciones - como la actual situación en Siria - la gente vive bajo la amenaza
de crímenes atroces.
Que los Cinco prometan no utilizar nunca el veto simplemente para defender sus intereses
nacionales, sino que lo utilicen únicamente cuando realmente teman que la acción propuesta
puede ser más perjudicial que beneficiosa para la paz mundial y para las personas concernientes.
En dicho caso, que ofrezcan una explicación completa y clara de la alternativa que proponen como
forma más creíble y eficiente de proteger a las víctimas. Y cuando uno o más de ellos utilicen el
veto de esta manera, que los otros prometan no abandonar la búsqueda de un espacio común y
esforzarse aún más para encontrar una solución eficaz que todos puedan aprobar.
En tercer lugar, que el Consejo escuche más atentamente a aquellos que se ven afectados por sus
decisiones. Cuando están de acuerdo, a menudo los miembros permanentes deliberan a puerta cerrada, sin
escuchar a aquellos a quienes sus decisiones afectan más directamente. De aquí en adelante, que tanto
ellos como el resto del Consejo les den a grupos que representan a personas en áreas de conflicto una
verdadera oportunidad de informar e influenciar sus decisiones.
Y finalmente, que el Consejo, en especial sus miembros permanentes, se aseguren de que la ONU
tenga el tipo de líder que necesita. Que respeten el espíritu y el texto de lo que dice la Carta en
cuanto a la selección de un nuevo Secretario General y que ya no lo decidan negociando entre
ellos a puerta cerrada.
Que se lleve a cabo una búsqueda diligente y abierta para encontrar a los candidatos más aptos,
independientemente de género o región, y que posteriormente el Consejo le recomiende a la
Asamblea General más de un candidato y que el candidato electo sea nombrado por un período
único, no renovable, de siete años. Él o ella - y después de ocho "él" seguro que es hora de que
sea una "ella" - no debe verse presionado(a) a dar empleos o concesiones a ningún estado
miembro a cambio de su apoyo. Este nuevo proceso se debería adoptar sin demora a fin de que
se pueda utilizar para encontrar a la persona más apta para asumir el cargo en 2017.
Estas cuatro propuestas se describen en detalle en un enunciado [http://theelders.org/un-fitpurpose] emitido el día de hoy por The Elders. Creemos que las mismas son un punto de partida
fundamental para que la ONU recupere su autoridad. Y exhortamos a todos los pueblos del mundo
a que insistan en que sus gobiernos las acepten en este año del 70ª aniversario de la ONU.
FIN
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