28 EL MUNDO La Plata, domingo 2 de enero de 2000 Crisis política en Rusia EN EL ULTIMO DIA DE 1999 Sorpresiva renuncia del presidente ruso Boris Yeltsin El hombre fuerte de Rusia decidió marcharse. El ex presidente dejó como sucesor al primer ministro Vladimir Putin quien ejercerá la presidencia interina durante tres meses. Las elecciones presidenciales serían a fines de marzo Maletín atómico El Presidente ruso controla todo el arsenal nuclear mediante un artilugio que por fuera apenas se diferencia de un maletín de ejecutivo. En el llamado “maletín atómico” se introducen los códigos secretos que dan luz verde al disparo de las bombas nucleares rusas. Tras la renuncia de Boris Yeltsin como presidente, el maletín pasó a manos de Vladimir Putín, el jefe de gobierno que ejerce como presidente interino. Durante su mandato como presidente, Yeltsin se desprendió del maletín en una sola ocasión, durante unas pocas horas, cuando fue operado del corazón en noviembre de 1996. Ese día, al no encontrar otra alternativa, se lo entregó al primer ministro Viktor Chernomyrdin. Pero ni bien despertó de la anestesia pidió y recuperó rápidamente su maletín. Yeltsin “heredó” la maleta en 1991 de Mijail Gorbachov, el primer y último presidente de la Unión Soviética. El Presidente va siempre acompañado de un oficial del servicio secreto que transporta el maletín, encadenado a la muñeca. Inmunidad El sucesor interino de Boris Yeltsin decretó que el mismo gozará de “inmunidad de por vida”, en vista de la cantidad de denuncias por corrupción de las que fue víctima en el transcurso de los últimos meses. Se prohibe interrogarlo o revisar su casa. El tercer milenio no empezó sólo con luces y fuegos de artificio. En Rusia renunció Boris Yeltsin a la presidencia y transmitió sus poderes mediante un decreto al primer ministro Vladimir Putin, quien se había convertido en una de las figuras más polémicas de los últimos meses. Según el anuncio televisivo del ex mandatario, las elecciones presidenciales anticipadas se realizarían el próximo 27 de marzo. El hombre que abrumado por numerosas enfermedades y con una fuerte adicción al alcohol gobernó Rusia durante 8 años, llevándola del comunismo al capitalismo, mostró su costado débil y decidió abandonar el lugar del poder. Famoso por protagonizar situaciones ridículas como bailar el twist con hermosas señoritas, el renunciante Presidente ruso logró con su imagen el personaje de un hombre fuerte paradójicamente similar al héroe norteamericano setentista de los films de Stallone que triunfa con su tenacidad y que nunca se rinde ante sus enemigos. El gobernante, de 68 años, dominó la política rusa desde que asumió la presidencia en 1991, guiando a Rusia desde la disolución de la ex Unión Soviética a una nueva era de democracia. Yeltsin carece de amigos políticos al estilo de otros países y después de ocho años en el Kremlin tampoco tiene un partido propio y sólo cuenta con un pequeño círculo de asesores de confianza. Ya sea en sus confrontaciones con los dirigentes soviéticos en sus primeros días en el Partido Comunista, en el sometimiento de una legislatura rebelde, en 1993, o a la hora de emprender una campaña contra los separatistas chechenos que derivó en una guerra de dos años, Yeltsin nunca eludió los desafíos, por el contrario se caracterizó por enfrentarlos de manera enérgica. Sin embargo, en el pasado mes de septiembre se observó lo que podría ser interpretado como una primera muestra de debilidad cuando cedió y retiró la candidatura de su fiel Víctor Chernomyrdin para primer ministro en favor de Yevgeni Primakov, el candidato sugerido por sus adversarios del Parlamento para romper un estancamiento político. La grave crisis económica de Rusia derivó en crisis política el 23 de agosto, cuando Yeltsin destituyó inesperadamente al gobierno del primer ministro reformista Sergei Kiriyenko y nombró a Chernomyrdin, un centrista que él mismo había destituido cinco meses atrás. En un discurso a la Nación, Yeltsin casi designó a Chernomyrdin como su sucesor, diciendo Una Rusia floreciente en el final del siglo XX era el sueño del primer Presidente ruso. Quería implementar reformas democráticas y de mercado después de 70 años de comunismo que tenía todas las virtudes necesarias para las elecciones presidenciales del 2000. La decisión generó rumores de que Yeltsin estaba acabado, física o mentalmente, y había decidido hacerse a un lado. Las características desafiantes de Yeltsin reaparecieron, y en un mensaje televisado dijo que no renunciaría. El mandatario ofreció un pequeño compromiso político: entregaría algunos poderes si la Duma Estatal, cámara baja del parlamento, dominada por la oposición, apoyaba a Chernomyrdin. Pero la Duma se negó a aceptar el trato y rechazó dos veces a Chernomyrdin. Ante la pers- pectiva de una crisis institucional, porque un tercer rechazo lo habría obligado a disolver la Duma, Yeltsin finalmente cedió y reemplazó a Chernomyrdin con Primakov. En otras presentaciones públicas recientes, Yeltsin lució cansado y débil, dando la impresión a veces de que carece de energía para nuevos desafíos. En una encuesta de septiembre, sólo cuatro por ciento de los 6000 participantes de toda Rusia expresó confianza en su liderazgo. Boris Yeltsin eligió el último día del milenio para dar fin a su mandato. “Es la última vez que me dirijo a ustedes como presidente de Rusia. He tomado una decisión. He meditado larga y tortuosamente sobre esta decisión. Hoy, en el último día del siglo, renuncio”, aseguró el ex mandatario en un discurso televisado. “He comprendido que debo hacerlo -continuó- porque Rusia tiene que entrar en el nuevo milenio con nuevos políticos, con caras nuevas, con hombres nuevos, inteligentes, fuertes y enérgicos. Nosotros, que llevamos largos años en el poder, deberíamos irnos y dejar lugar a esos jóvenes que la gente está reclamando”. El Presidente pidió perdón a todos aquellos que depositaron en él esperanzas que se vieron sacudidas por tiempos difíciles. Aseguró además haber cumplido con la misión más importante de su vida y su convicción de la imposibilidad de volver al pasado. Según la Constitución rusa, Yeltsin entregó el ejercicio de sus tareas al primer ministro, Vladimir Putin. Durante tres meses será Presidente interino. En marzo se realizarán las elecciones presidenciales. Siempre he estado convencido de la abrumadora sabiduría rusa. Por ello, no dudo de qué decisión tomarán en las elecciones de finales de marzo del 2000. Putin será presidente hasta marzo Serio. Vladimir Putin asumió el poder en Rusia El primer ministro Vladimir Putin, llevado a la presidencia de Rusia tras la renuncia de Boris Yeltsin, se convirtió en el político más popular del país en sólo cuatro meses, sobre todo por su dura actitud hacia la república separatista de Chechenia. Yeltsin nombró a este ex espía soviético de línea dura como presidente en funciones hasta la realización de los comicios. Hace cuatro meses, en sus primeras declaraciones tras conocer su nombramiento como primer ministro, Putín dejó claro que era “uno de los hombres del Presidente”, y aceptó sin pestañear ser el candidato del Kremlin a la sucesión de Yeltsin en el 2000. En palabras de Yeltsin, se trata de “un hombre joven y enérgico”. Se licenció en Derecho en la Universidad de San Petersburgo en 1975 y fue reclutado para el servicio exterior de la KGB, donde alcanzó el rango de teniente coronel. Como secretario del poderoso Consejo de Seguridad Nacional y jefe del Servicio de Seguridad Federal (FSB), Putín demostró reiterada- mente su lealtad al jefe de Estado ruso. Putín, de 46 años, comenzó su carrera en el espionaje soviético en 1975. Con manejo fluido del alemán, su reputación creció durante sus años de espía en Alemania. El lanzamiento de su carrera política coincidió con el fin de la Unión Soviética. En 1990 fue nombrado asistente de Anatoly Sobchak, el alcalde liberal de su San Petersburgo natal. Putín logró reforzar su posición en marzo, cuando fue nombrado secretario del Consejo de Seguridad. Los comunistas acusan a Putin de apoyar los intereses del Kremlin en detrimento de otras áreas del gobierno. Putin logró que fuera captado su mensaje de que estaba dispuesto a destruir a los separatistas islámicos de Chechenia, señalados por el Kremlin como los autores de atentados terroristas en Moscú y otras ciudades, donde murieron más de 300 personas. “Vamos a perseguir a los terroristas en donde quiera que estén. Ustedes me perdonarán, pero si los encontramos en el retrete, ahí los vamos a enfrentar”, aseguró Putin en septiembre.