REV. OBSTET. GINECOL. - HOSP. SANTIAGO ORIENTE DR. LUIS TISNÉ BROUSSE. 2011; VOL 6 (3): 205-208 Atención hospitalaria y derecho de asistencia espiritual Dr. Jorge Varas Cortés INTRODUCCIÓN Brindar asistencia espiritual a las personas enfermas en todos los establecimientos asistenciales del país, es un derecho inobjetable. Es necesario respetar y ratificar el valor de todas las creencias espirituales. El proceso de curación incluye el cuerpo, la mente y el espíritu. Además, se debe valorar la diversidad de manifestaciones de fe y comprometerse a satisfacer las necesidades espirituales de cada persona, en un ambiente compasivo para hacer que la persona recurra a sus propias y únicas creencias para obtener consuelo, valor y fortaleza. Durante los momentos de crisis y de decisiones difíciles, cada persona debe recibir el apoyo espiritual apropiado para ella, el que idealmente debe alcanzar a su entorno más cercano. CONSIDERACIONES GENERALES Cada hospital es un centro espiritual por naturaleza. A él acuden personas con diferentes credos o creencias religiosas, unos van en busca de ayuda para mitigar su dolor físico y otros a entregarles sus conocimientos para aliviarlos. Todos llevan consigo emociones, alegría, dolor, esperanza, sueños, ideales. Comparten el deseo de una atención en salud cada vez mejor, no sólo en los aspectos técnicos sino también más humano. Sin embargo poco o nada se conversa respecto al apoyo o asistencia espiritual que necesita cada paciente en particular. Se entiende como espiritualidad al conjunto de aspiraciones, convicciones, valores y creencias que permiten a cada persona orientar sus proyectos de vida. Se refiere a la posición personal ante lo trascendente, ante el sentido último de las cosas, visión de la vida y opciones personales. No debe confundirse con religiosidad, ya que si bien ésta también es importante, constituye un conjunto de creencias y concepciones sobre lo trascendente, junto a prácticas y ritos compartidos con una comunidad de creyentes. Las necesidades espirituales deben ser precisadas por cada paciente con el fin de respetar su autonomía. Reconocer el rol de la espiritualidad de los enfermos en la crisis existencial que deriva de su enfermedad, contribuye a cumplir con la misión esencial de la medicina: el alivio del sufrimiento causado por enfermedades. Este concepto debe estar presente en la formación de las nuevas generaciones de profesionales de la salud ya que la realidad muestra en este aspecto específico, un distanciamiento tanto en la docencia como en la práctica. Asumir este tema es por lo general complejo y difícil para el equipo de salud y pese a ser una parte importante para sanar íntegralmente al paciente, la asistencia o cuidado espiritual se aplica más bien de manera intuitiva por profesionales con una sensibilidad o preocupación personal. Se ha propuesto un método para conocer las necesidades espirituales de una persona enferma, basada en cuatro preguntas esenciales: ¿Tiene usted alguna creencia espiritual que en el pasado le ha ayudado a superar situaciones difíciles? ¿Estas creencias le son importantes e influyen la forma en que usted se preocupa de sí mismo? ¿Pertenece usted a alguna comunidad o grupo religioso? ¿Cómo le gustaría que sus profesionales tratantes se preocupen de sus inquietudes espirituales? 205 Disponible en www.revistaobgin.cl REV. OBSTET. GINECOL. - HOSP. SANTIAGO ORIENTE DR. LUIS TISNÉ BROUSSE. 2011; VOL 6 (3): 205-208 Las respuestas permiten conocer las creencias globales de los enfermos y sus familias con el fin de considerar estos aspectos en los procesos de toma de decisiones. Lo más adecuado es considerar caso a caso y de acuerdo a esta evaluación inicial, determinar si el paciente lo requiere, cuál es el momento más oportuno y quiénes son las personas más adecuadas para abordar el tema espiritual con cada enfermo. En el diario acontecer de nuestra realidad asistencial encontramos situaciones que invitan a la reflexión. Pensar en la ansiedad y alegría de una madre frente al nacimiento de su hijo en buenas condiciones de salud y en aquella madre que sabe con antelación que el pronóstico fetal es ominoso y peor aún cuando el resultado es un mortinato o mortineonato. Queda claro el contraste en ambas situaciones y el dramatismo de la segunda. Si bien la medicina tradicional puede ayudar, no lo es todo. Necesariamente debe existir el espacio para que esta familia sea reconfortada y aliviada en su sufrimiento, no sólo con explicaciones o tecnicismos que le ayuden a entender cómo y por qué ocurrió este desenlace, sino además apoyada en sus creencias y directamente en su fe. Frente a un diagnóstico oncológico surgen de inmediato las preguntas sobre alternativas terapéuticas y pronóstico de sobrevida. La persona afectada quiere y necesita saber de cuánto tiempo dispone para llevar adelante sus tareas aún inconclusas. Su familia debe prepararse para enfrentar el desenlace que tarde o temprano llegará. Todos requieren ser apoyados y fortalecidos espiritualmente. La Unidad de Cuidados Intensivos es otro lugar especial que merece entregarle la debida atención. En ella se encuentran los pacientes más graves, en el límite entre vivir o morir, circunstancia que muchas veces la persona afectada no tiene conciencia debido al compromiso extremo de su salud. Pero sí lo percibe su familia, motivo adicional para entregarles el apoyo que precisan. Se conjugan sentimientos contrapuestos como el deseo que siga viviendo o “es mejor que no siga sufriendo”, sin embargo, todos apelan a su fe y buscan en sus recuerdos la manera de aminorar el sufrimiento. No se puede permanecer indiferente frente al dolor del prójimo y en la medida de lo posible debemos encontrar una solución para ir en su ayuda cuando más lo necesita. El fallecimiento o la complicación de un paciente requieren de apoyo espiritual a todo su entorno familiar y para ello deben hacerse las gestiones tendientes a que les sea proporcionado por las personas más idóneas, aun cuando ellas pertenezcan a una creencia diferente, no en vano existe en nuestro país la libertad de culto. La tolerancia engrandece y ser piadoso aún más. Son innumerables las situaciones que ameritan apoyo afectivo, espiritual o el mejor calificativo que cada cual desee expresar. Nadie puede pretender que es inmune al sufrimiento personal y de los demás, aunque el estilo de vida actual pareciera conducir cada vez más a que algunos con arrogancia pretendan ignorarlo. Pretender sanar el cuerpo humano desde el punto de vista técnico no lo es todo. Las personas necesitan ser apoyadas para poder sobrellevar de mejor manera su padecimiento y deben ser reconfortadas. ¿Quién puede negar que este tipo de ayuda sea valiosa aun cuando no es posible medirla cuantitativamente? Incorporar la asistencia espiritual como parte de la terapia es una exigencia ética en la medicina del paciente y debe centrarse en él como persona, en su familia y en su entorno como una unidad. Con estas reflexiones se pretende acercar un poco más a un ser humano con conocimientos en salud a otro ser humano con padecimientos desde la perspectiva de amar al prójimo como a ti mismo. Tal vez de esta manera logremos llegar a convencer que la atención sanitaria debe ser humana e integral. CONSIDERACIONES MÉDICO LEGALES Se encuentra publicado en el Diario Oficial, con fecha 17 septiembre 2008, el “Reglamento sobre Asistencia Religiosa en Recintos Hospitalarios”, del Ministerio de Salud. El artículo 19 Nº6 de la Constitución Política de la República garantiza a todas las personas la libertad de conciencia, la manifestación de todas las creencias y ejercicio libre de todos los cultos que no se opongan a la moral, a las buenas costumbres y al orden público. La Subsecretaría de Redes Asistenciales en conjunto con los diversos credos religiosos que tienen presencia en el Sistema Nacional de Servicios de Salud elaboró un nuevo texto para el Reglamento de Asistencia Religiosa en Recintos Hospitalarios, el que consta de cuatro capítulos y dieciocho artículos. Capítulo I: Disposiciones generales. Capítulo II: De la asistencia religiosa. Capítulo III: De la concurrencia de ministros de culto, sacerdotes, pastores, rabinos, diáconos y demás personas autorizadas a los centros hospitalarios. Capítulo IV: De la creación de Unidades de Acompañamiento Espiritual. 206 Disponible en www.revistaobgin.cl ATENCIÓN En consideración a la extensión del documento publicado, y en lo que guarda relación con el presente trabajo, se citan el artículo cuarto al séptimo del capítulo II, “De la asistencia Religiosa”. “Artículo 4º: En el momento del ingreso del paciente se registrará en la ficha de admisión si desea recibir asistencia religiosa durante su estadía en el establecimiento y la confesión religiosa a la que éste pertenece o la circunstancia de no pertenecer a ninguna, en su caso. Respecto de pacientes que no se encuentran en condiciones de entregar estos datos, y sólo mientras subsista tal condición, autorizará esta asistencia su cónyuge, padres, hijos, y demás consanguíneos en el orden que fija el artículo 42 del Código Civil, prefiriendo unos a otros en ese orden. En ningún caso este registro debe ser entendido como requisito para que las personas reciban la correspondiente atención. Artículo 5º: Se podrá dar asistencia religiosa, sólo con el consentimiento expreso del paciente. Si éste estuviere impedido de manifestarlo, se deberán tomar las medidas apropiadas sobre la base de lo que se conoce y de lo que es posible presumir acerca de la voluntad de la persona. Para ello, y sólo mientras la condición descrita persista, se consultará a su representante legal, su cónyuge o demás parientes, los que concurrirán en el mismo orden en que son llamados por el artículo 42 del Código Civil y respetándose, en todo caso, lo dispuesto en el artículo 508 de dicho Código. Artículo 6°: La asistencia religiosa será entregada de preferencia en forma individual, pero puede ser en forma colectiva en un lugar especialmente habilitado, si el médico tratante del enfermo autoriza el desplazamiento del enfermo. La asistencia religiosa podrá comprender, entre otras, las siguientes actividades: visita de enfermos; oraciones; celebración de los actos de culto; asesoramiento en cuestiones religiosas y morales a los enfermos, sus familias y funcionarios de los hospitales; colaboración en cuidados paliativos; colaboración en la humanización de la asistencia hospitalaria, siempre que las condiciones del servicio hospitalario lo permitan. Artículo 7°: La asistencia religiosa será prestada cuidando de respetar y no interferir con los procedimientos médicos asistenciales que deban efectuarse a los pacientes y a quienes compartan la habitación con aquellos. Para esto deberán programarse las visitas en horarios adecuados y suspenderlas si lo requieren las acciones terapéuticas. HOSPITALARIA Y DERECHO DE ASISTENCIA ESPIRITUAL La entrega de estampas religiosas, libros, folletos u otros objetos de divulgación religiosa, sólo podrá realizarse a persona determinada y cuando ésta hubiera expresado su voluntad de recibirlos”. COMENTARIO Los integrantes del equipo de salud, deben informarse adecuadamente de esta Reglamentación vigente, con el propósito de respetar los derechos espirituales y/o religiosos de los pacientes. Junto a lo ya citado, es conveniente reflexionar, desde el punto de vista estrictamente médico, respecto a lo alejado que puede resultar el servicio sanitario en algunas ocasiones y para ciertas personas. Por tanto, es importante tener presente las siguientes actitudes, que pueden ayudar al apoyo espiritual o emocional de los pacientes: • Ver la organización asistencial, desde la perspectiva de las personas que recurren a este servicio. • Considerar, cómo debe sentirse cada paciente, ante su dependencia de otras personas que le atienden para mejorar su bienestar y salud. • Comprender la situación de vulnerabilidad y temor, ante la enfermedad que motiva la hospitalización. • Valorar el impacto laboral de las personas que no pueden asistir a su trabajo. • Comprender los esfuerzos de la familia de la paciente en suplir, por ejemplo, la ausencia materna, respecto al cuidado de los demás hijos. • Escuchar y comprender las suposiciones, expectativas y preocupaciones de los pacientes, para llegar a acuerdos sobre los resultados y expectativas realistas del tratamiento. Lo más importante, es crear una relación médicopaciente, en que los usuarios que reciben un servicio, puedan compartir sus percepciones, dudas y temores, puedan explicar sus necesidades personales y el modo en que la enfermedad afecta su calidad de vida, para poder compartir con ellos la información disponible, de manera que les permita vivir con su trastorno y controlarlo de manera eficaz en su realidad cotidiana, para conseguir el máximo beneficio de las intervenciones clínicas y tratamientos. Con esto, se pretende destacar que la asistencia espiritual durante la hospitalización de los pacientes, no sólo es responsabilidad de determinada creencia religiosa, sino que también los profesionales de la salud, médicos, matronas y enfermeras, son capaces de entregar apoyo espiritual, el que comienza por saber escuchar al paciente y por la actitud profesional en la comunicación con cada uno de ellos. 207 Disponible en www.revistaobgin.cl REV. OBSTET. GINECOL. - HOSP. SANTIAGO ORIENTE DR. LUIS TISNÉ BROUSSE. 2011; VOL 6 (3): 205-208 LECTURAS RECOMENDADAS 1. Reglamento sobre Asistencia Religiosa en Recintos Hospitalarios. Ministerio de Salud. Diario Oficial, 17 septiembre 2008. 2. SHARON PICKERING, JEANNETTE THOMPSON. Gobierno clínico y gestión eficiente. Cómo cumplir la agenda de modernización. 2010 Elsevier España S.L. 3. KOENIG HG. Religion, spirituality and medicine: Application to clinical practice. JAMA 2000; 284: 1708. 4. DAVIDSON JE, POWERS K, HEDAYAT KM. Clinical practice guidelines for support of the family in the patientcentered intensive care unit: American College of Critical Care Task Force 2004-2005. Crit Care Med 2007; 35: 605-22. 5. SLOAN RP, BAGIELLA E, POWEL T. Religion, spirituality, and medicine. Lancet 1999; 353: 664-7. 6. CHATTOPADHYAY S. Religion, spirituality, health and medicine: Why should Indian physicians care? J Postgrad Med 2007; 53: 262-6. 7. WALL RJ, ENGELBERG RA, GRIES CJ. Spiritual care of families in the intensive care unit. 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