DE LO DULCE A LO AMARGO. Sobre el paro de los corteros de caña Carmen Elena Garcés.∗ A tres semanas de iniciado el paro de los 12.500 corteros de caña de los departamentos de Valle y Cauca, siguen “cortadas” las soluciones al mismo, pese a la mediación presidencial. El movimiento reivindicativo de los corteros se inició desde el 14 de julio pasado, cuando los sindicatos Sinaltrainal, Sinalcorteros y la CUT Valle presentaron un pliego de peticiones a ASOCAÑA. Este pliego contiene 20 puntos, siendo el principal el relacionado con el sistema de contratación por cooperativas, a las que pertenecen en calidad de asociados, el 90% de los corteros de la región. Aparte de la vinculación directa, los corteros solicitan estabilidad laboral, controles efectivos al sistema de pesaje de la caña, el pago de los días que van al médico, de los tres primeros días de incapacidad por enfermedad (que no les pagan las EPS), auxilios de vivienda, y de educación y un aumento significativo en el salario, que lo haga congruente con las condiciones del extenuante trabajo que realizan. El Gobierno, a través del Ministerio de la Protección Social, recordó a los organizadores del paro que los asociados de una cooperativa, al ser dueños de ésta, no están legitimados para ejercer el derecho de negociación colectiva, ni el derecho de huelga. Es cierto que la relación de los ingenios con los corteros, de acuerdo a la ley y a la Jurisprudencia1, no es la de empleador-trabajadores. Desde principios de la década del 90 empezó a desaparecer la contratación directa para la realización de la labor de cortar la caña. Sin embargo, desde la perspectiva de justicia social, la idea de los corteros como dueños de la cooperativa es muy problemática; si se considera que su capital no es más que su mano de obra, porque hacer y sostener empresa requiere sin duda de una porción muy grande de dinero de que no pueden disponer. En términos de los principios protectores del derecho laboral se puede decir que el pliego incluye condiciones de trabajo dignas para quienes se presentan a sí mismos como obreros agrarios, que buscan obtener la garantía de los derechos sociales y ∗ Abogada Laboralista, Profesora Departamento de Estudios Jurídicos, Universidad Icesi 1 Sentencia C-211 de 2000, Corte Constitucional. económicos que la ley laboral concede a los trabajadores dependientes o empleados. Aunque las Cooperativas surgieron como una posible solución para el desempleo, con el tiempo el sentido de este trabajo asociado se empezó a deformar, al punto que la intermediación laboral sirvió para pagar menos del salario mínimo legal y evadir el pago de prestaciones sociales. Las normas laborales que las sustentan están lejos de cumplir los objetivos para los que fueron creadas; el DANE ha reconocido que el desempleo creció desde su promulgación. Para responder a algunos de estos problemas fue expedida la ley 1233 de julio 2008, que impone a las cooperativas el pago de parafiscales, pero aún es muy pronto para conocer los efectos de esta norma. Una de las consecuencias más lesivas de la vinculación a través de las cooperativas es lo relacionado con el tema de la Seguridad Social. El mejor ejemplo es el del trabajador Pedro Francisco Caicedo Melo quien tuvo que recurrir a la Acción de Tutela para ser atendido de manera eficaz en la EPS y para que le retribuyeran económicamente las incapacidades generadas por una afección lumbar adquirida en el desarrollo de su oficio como cortero de caña. i Además de la pérdida del poder adquisitivo que hoy en día padecen los trabajadores colombianos por efectos de los elevados precios de la canasta familiar, los corteros ven disminuidas sus posibilidades de sustento dados los pagos que reciben por una caña pesada, según ellos, por debajo de la cantidad real entregada. De modo paralelo los ingenios no solo han logrado más estabilidad, gracias a los beneficios arancelarios concedidos por el gobierno nacional, sino que como lo exponen sus propios análisis, ASOCAÑA recibe por exportaciones cerca de 200.000 millones de dólares anuales. Y se suma el hecho de que los consumidores locales subsidiamos al azúcar. Dicen los expertos que entre los precios nacionales e internacionales del azúcar para el período 1991 a 2007 hay una diferencia injustificada por cuanto el precio interno de este bien se vende en Colombia tres veces más caro que en el resto del mundo. Sin duda este paro traerá serias consecuencias para todos, los ingenios deben seguir siendo productivos y competitivos, pero reconociendo que las cooperativas además de permitir esquivar la responsabilidad social de las empresas, constituyen un mal ensayo para reducir costos laborales. El desarrollo y la estabilidad de las industrias no puede ser única y exclusivamente a costa de negar las mínimas condiciones laborales básicas para la supervivencia de un ser humano, de un humilde obrero cortero de caña, quien en su avatar va dejando hasta su más elemental y esperanzador deseo dignamente. i Sentencia T504/08 M.P. Doctor Rodrigo Escobar Gil. de vivir