UNIÓN INTERNACIONAL PARA LA CONSERVACIÓN DE LA NATURALEZA – REGIONAL PARA AMÉRICA DEL SUR (UICN SUR) SOCIEDAD PERUANA DE DERECHO AMBIENTAL (SPDA) FUNDACIÓN PARA LA CONSERVACIÓN DEL BOSQUE SECO CHIQUITANO (FCBC) PROYECTO “EL CLIMA CAMBIA, CAMBIA TÚ TAMBIÉN” ESTUDIO DE CASO: CONOCIMIENTO Y TÉCNICAS TRADICIONALES COMO ESTRATEGIAS DE ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO EN EL BOSQUE SECO CHIQUITANO – BOLIVIA Investigadora: Verónica Villaseñor Noviembre de 2011 RESUMEN EJECUTIVO Con el apoyo del proyecto El Clima Cambia, Cambia tú también –coordinado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza – regional para América del Sur (UICN SUR) y la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA)-, en la comunidad de San Ignacito de Colorado –localizada en la ecoregión de la Chiquitanía del Alto Paraguá (Bolivia)- se recopilaron testimonios de asentamientos humanos que estuvieran desarrollando prácticas de adaptación al cambio climático con base a los conocimientos, tecnologías y acciones locales. Investigaciones recientes respecto al cambio climático en Bolivia, afirman que en los próximos años se espera un aumento de la temperatura promedio, de precipitación neta anual concentrada en la época de lluvia, de escorrentía subterránea y de la velocidad del viento; así como una menor precipitación en la época seca y disminución de la humedad relativa. La cuenca alta del río Paraguá se caracteriza por una heterogeneidad de ambientes (humedales, sabanas inundables, mosaico con Chaparrales del Cerrado y relictos de bosques) que generan una rica diversidad biológica. Socioeconómicamente, en la zona rural del Alto Paraguá, la infraestructura y servicios básicos son mínimos, las vías de acceso internas están sin pavimentar y los ingresos económicos de sus pobladores son escasos. Por otra parte, la ecoregión transicional de Chiquitanía reúne el clima húmedo de la Amazonía y el clima árido del Chaco, con un periodo lluvioso en el verano y seco en el invierno, y de poca variabilidad térmica media anual; además de encontrarse el Bosque Seco Chiquitano, que funciona como regulador del equilibrio hídrico de los suelos –con vocación de uso forestal-, aparte de proporcionar recursos maderables muy relevantes para la economía nacional. Sin embargo, su estado general de conservación es de medianamente a muy degradado. Los principales factores que influyen negativamente en este estado son: (i) fuegos que afectan el sub dosel y parcialmente el dosel; (ii) cambio de uso del suelo acompañado de deforestación de grandes superficies; (iii) sobre pastoreo por la ganadería; (iv) disminución de la biodiversidad por la extracción forestal selectiva y; (v) disminución de la fauna y presión intensa sobre algunas especies por la cacería. Históricamente, por cuenta de las ‘reducciones jesuíticas’, los chiquitanos sufrieron importantes cambios, tanto a nivel cultural (unificación y adopción del idioma castellano y religión católica) como a nivel socioeconómico (implementación de relaciones de producción tributaria con base en la ganadería y agricultura), que transformaron sustancialmente los patrones y modos de vida de la población. A partir de la Guerra del Chaco (1932 – 1935), el segundo auge del ‘oro negro’ (1940) y la construcción de la vía férrea (1939 – 1959), las comunidades chiquitanas consolidaron una estructura a través de la cual constituyeron pequeñas islas productivas. En 1959, se fundó San Ignacito de Colorado que a la fecha, cuenta con 186 habitantes, sin tener en cuenta los registros de inmigración – emigración; el sistema educativo oficial –de nivel primario y secundario (hasta octavo grado)- se ofrece en una comunidad aledaña. En términos socio políticos, El Cabildo es la máxima instancia a nivel comunal para la toma de decisiones. Paralelamente, la comunidad constituyó una Organización Territorial de Base (OTB) cuyo objetivo es canalizar las demandas de necesidades hasta las autoridades correspondientes y establecer alianzas estratégicas externas. Igualmente, esta población se encuentra afiliada a la Organización Indígena Chiquitana (OICH) que la representa a nivel nacional. Económicamente, la comunidad de Colorado presenta una dinámica de subsistencia o autoconsumo basada en la agricultura la pesca, la caza, la recolección de recursos silvestres y cría de animales menores o de corral. Los ingresos monetarios obtenidos se utilizan para comprar lo que no producen y solventar otros gastos. Ubicada al noreste del departamento de Santa Cruz, esta población indígena de origen chiquitano representa el típico sistema de producción de la región, cuya unidad de reproducción es la familia u hogar. El uso y ocupación del territorio, así como el acceso a los recursos naturales de la zona se da en los siguientes niveles: (a) hogar, (b) comunidad, (c) chacos familiares y, (d) bosque. Particularmente, en los chacos chiquitanos la producción es esencialmente de autoconsumo cuya estructura asocia una importante diversidad de cultivos; la cosecha es manual y se realiza con la participación de todos los miembros de la familia –ocasionalmente también con los vecinos/as-. Teniendo como principal interés económico encarar nuevas actividades productivas, esta comunidad conformó la Asociación Integral de la Comunidad de Colorado (ASIDECOL) como alternativa para enfrentar los cambios ambientales. Ésta agrupación cuenta con dos principales emprendimientos: (1) mejoramiento del manejo del cultivo del plátano, para desarrollar la cadena productiva y abastecer mercados, y; (2) Plan de Manejo de Cusi que busca desarrollar un producto comercializable. Hoy en día, la asociación se encuentra en una fase inicial de consolidación, desarrollando sus estatutos internos y planteando proyecciones en sus desafíos. De otra parte, algunas instituciones y organizaciones del municipio de San Ignacio de Velasco realizan esfuerzos de coordinación a fin de apoyar la “Innovación en Desarrollo Productivo Familiar”, mediante la construcción de una plataforma informativa sobre las problemáticas y posibles soluciones en el tema productivo, y la socialización de los proyectos en ejecución. Los chiquitanos desarrollaron un sistema de agricultura diversificada como principal respuesta desde sus conocimientos y tecnologías tradicionales hacia los efectos del cambio climático; ésta incluye una significativa variedad de productos que se adaptan a las características ecológicas del Bosques Seco Tropical Chiquitano. Además, los habitantes de la comunidad han realizado una serie de acciones para enfrentar otros cambios socioambientales; estas son: Mantener la parcela diversificada con una importante variedad de cultivos, donde se lograron identificar 20 productos (maíz –chiriguano, zwan, blando y cubano-, arroz –ligero y tardón-, plátano, yuca, maní –colorado y blanco-, camote, balusa, frejol, caña de azúcar, sandía, melón, piña, arveja, joco, zapallo, pavi (bejuco), sésamo, papaya, bauza y algodón) en cada parcela. Precisamente, al intercalar los cultivos se contrarresta el ataque de enfermedades y plagas, y se protege el suelo por más tiempo; en muchas partes de la Chiquitania se está perdiendo esta estrategia sustituyéndose por monocultivos y/o ganadería. Ajustar el ciclo agrícola, mediante el cambio en la fecha de siembra habitual (mes de octubre). Así, cada agricultor observa el comportamiento de las lluvias y toma la decisión de cuándo sembrar. Introducir variedades de semillas precoces y más resistentes a la sequía, particularmente de arroz y maíz que son variedades que responden bien a los cambios en el régimen de lluvias y prolongación de la sequía. Estas semillas fueron proporcionadas por diferentes entidades: gobierno municipal, CIAT regional o comunarios independientes. Incorporar cultivos comerciales para acceder a efectivo. Inicialmente, se eligió el cultivo de plátano que fue introducido aproximadamente 10 años atrás; actualmente, este producto representa un importante ingreso para las familias de Colorado y otras comunidades del Alto Paraguá. Sin embargo, a partir del año 2010 varias familias introdujeron el sésamo como nuevo cultivo comercial, el cual se encuentra intercalado en las parcelas familiares ocupando sólo una parte de las mismas. Recolectar recursos silvestres para su comercialización. Según información primaria, en Bolivia el Cusi (Attalea speciosa) tiene un uso tradicional muy amplio, principalmente en Guarayos y el Alto Paraguá, donde las hojas se usan como materia prima para (i) construcción de techos y, (ii) tejer canastos, abanicos y bolsas. El aceite que se extrae de las semillas de los frutos maduros tiene aplicación cosmética y medicinal, así como las secciones del fruto que se utilizan para fabricar artesanías; incluso, esta especie sirve como planta ornamental, aunque en el Alto Paraguá, El Cusi da la apariencia de plantación o monocultivo por cubrir grandes extensiones de terreno; sin embargo esto no refleja la realidad puesto que su crecimiento responde a un proceso natural. Por esta razón, la comunidad de San Ignacito de Colorado –con el apoyo de la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC)- proyectó el manejo de un área de bosque dentro de la propiedad comunal para la recolección de frutos de Cusi que sería destinada a la venta de semilla y eventualmente, para fabricar carbón ecológico de alta calidad. En este sentido, la FCBC en coordinación con la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) vienen desarrollando una línea de trabajo con el Cusi para obtener los siguientes productos: (a) mapa de distribución de la especie en Bolivia; (b) estudio del potencial para el desarrollo de una cadena de valor y; (c) estudio sobre la abundancia y la producción de la especie como base para un Plan de Manejo. Organizar nuevas estructuras para la toma de decisiones y defensa del derecho propietario y acceso a los recursos naturales, a través de un proceso de auto-organización (p. e. la ASIDECCOL) en el marco de la sustentabilidad social-ecológica. Autores como François y Standley-Kaulich (2007) reconocen al sistema de agricultura diversificada chiquitana dentro de los principios de la agroecología, porque no destruye los suelos y disminuye el efecto negativo específicamente de la sequía; igualmente, el plan de manejo de Cusi es una iniciativa que aportaría al enfoque de adaptación basada en los ecosistemas. Finalmente, se plantearon algunas recomendaciones por parte de los técnicos involucrados en el tema a fin de optimizar mejor la estrategia de adaptación, entre las que se destacan (1) trabajar paralelamente el mercado, (2) aprovechar adecuadamente el Cusi para prevenir su cambio de uso a futuro e incentivar la prevención de los incendios forestales, (3) perfilar la búsqueda de socios capitalistas para la industrialización del producto, bajo principios de igualdad y transparencia, y (4) fortalecer los mecanismos de organización para cumplir con los compromisos a diferentes plazos. Elaborado para UICN por: Leidy M. Reyes P. Magíster en Estudios Socioambientales Ecóloga