URIBE Respuesta a declaraciones del Presidente Rafael Correa Relaciones con Ecuador Después de varios infructuosos intentos, bajo mi entera responsabilidad, que siempre asumí, desde el espacio aéreo de nuestra Patria, con aviones y pilotos colombianos, nuestras Fuerzas Armadas abatieron a Rául Reyes. La mañana siguiente empezó la operación de inteligencia del Ejército que culminó con el rescate de Ingrid Betancourt y varios compatriotas más, cuyo cautiverio era coordinado por Reyes. El Presidente Rafael Correa, como candidato, hizo pronunciamientos que negaban el calificativo de terroristas de las Farc y en su ejercicio presidencial llegó a hablar del reconocimiento del Estatuto de Beligerancia. Su posición benigna frente a las Farc contrastaba con su enérgica condena del paramilitarismo. El Presidente Correa no condenaba la violencia en nuestra Patria sino a uno de los actores. Reyes inundaba de coca la frontera del lado colombiano, asesinaba a nuestros soldados y sus terroristas se refugiaban en Ecuador. En una ocasión acudí a recoger 28 cuerpos de 28 jóvenes de la Patria, asesinados por las Farc en el sitio fronterizo de Teteyé. Reyes coordinaba el asesinato de civiles, erradicadores manuales de coca, que cumplían su tarea en nuestro territorio, en cumplimiento de nuestro compromiso ofrecido como signo amistoso, primero al Presidente Palacio y después al Presidente Correa, de sustituir, en una franja colombiana de frontera, la fumigación por erradicación manual. Reyes utilizaba el campamento en la selva ecuatoriana para la promoción periodística de su actividad criminal. La decisión del bombardeo nunca fue contra el Estado ni contra la hermana ciudadanía de Ecuador, fue contra el terrorismo destructor de nuestras libertades. El bombardeo fue un estado de necesidad, no teníamos alternativa. No avisamos al Gobierno de Ecuador por el sigilo que requería la operación, el temor a un nuevo fracaso dados los varios intentos fallidos, la facilidad con que Reyes se movía en el país hermano, y debo repetirlo, porque me asaltaba el temor causado por las declaraciones del Presidente Correa frente a las Farc. Durante los días anteriores al operativo tuvimos combates en la frontera y las Farc asesinaron a miembros de nuestras Fuerzas Armadas y civiles erradicadores de coca. Estábamos en pleno combate contra Reyes y eso fue lo que comuniqué al Presidente Correa pocas horas después del bombardeo. Lo llamé personalmente por mi voluntad de responder por todo lo difícil. De pronto habría evitado dificultades si hubiera delegado la llamada en la Cancillería. El dr Insulza, Secretario de la OEA, vino a Bogotá a investigar el operativo, le dije que no teníamos que discutir, que podía mirarlo todo en los videos de la Fuerza Aérea. A las 11 pm de aquella noche me llamó y manifestó que quedaba totalmente satisfecho, pero esto no lo expresó en Quito y habría sido útil para restablecer las relaciones. Sigo sin entender estos manejos diplomáticos. En Cancún, poco antes de terminar nuestro Gobierno, cuando ya las cancillerías con la ayuda del Centro Carter habían avanzado en el restablecimiento de las relaciones, le ofrecí al Presidente Correa toda la información con excepción del nombre de los tripulantes. Respondió que no pedía estos nombres. Le desvirtué su idea de que el bombardeo había sido norteamericano desde la Base de Manta. Al expresarle que podía hacer pública mi versión, anotó que eso crearía odio contra Colombia. Le recordé las veces que en público pedí perdón y que nunca hubo ánimo contra la nación ecuatoriana. Gobiernos anteriores al Presidente Correa no generaron sospechas de favorecer a la guerrilla colombiana que cruzaba la frontera. Nuestras relaciones con las Presidentes Novoa, Gutiérrez y Palacio fueron muy buenas. El Presidente Gutiérrez expresó toda la disposición de colaborar en la lucha. El Presidente Palacio facilitó la captura y deportación de Simón Trinidad quien asistía a una fiesta en Quito, allí se esperaba a Reyes y en vista de que no llegaba y Trinidad podía salir, indiqué al General Castro, Comandante de la Policía: “General, capturen a Trinidad, no arriesguen que se pierda por la espera a Reyes, es mejor pescado pequeño que no traer pescado”. El injusto proceso judicial contra nuestros Comandantes continúa y se sigue oyendo el verbo deformador del Presidente Correa. Hoy repito lo que contesté a una personalidad que la mañana del sábado del bombardeo me llamó a decir que para evitarme problemas y conflictos diplomáticos debería llamar a calificar servicios al Comandante de la Fuerza Aérea: “Yo asumo la responsabilidad, si echamos al Comandante de la Fuerza Aérea puede que no haya problemas diplomáticos pero se perderá la confianza que hemos ganado dentro de las Fuerzas Armadas para derrotar al terrorismo, los problemas diplomáticos pueden crear conciencia que el terrorismo es inadmisible aquí y allá”.