REFLEXIONES CATÓLICAS SOBRE LA BIBLIA Arquidiócesis de Miami - Ministerio de formación cristiana 10 de Enero de 2016 El Bautismo de Señor (Ciclo C) Lectura del santo Evangelio según San Lucas 3:15-16, 21-22 En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: "Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. "En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: "Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto." Comentario Breve: El baptismo del Señor cada año corona la Navidad y abre el periodo de Tiempo Ordinario, un tiempo que se centra en los relatos de los evangelios que destacan el significado de seguir a Jesucristo. Para Jesús su bautismo por Juan en el rio Jordán ha sido descrito como un evento de quemapuente, en que el para siempre dejo detrás su vida rural en Nazaret para poder dedicarse a su única misión publica. Las lecturas de hoy destacan la buena nueva sobre Jesucristo. El texto de Isaías es rico con significado mesiánico: ‘el ungido por Dios será su siervo que trae la justicia, será la alianza del pueblo, una luz para las naciones, abrirá los ojos de muchos y liberara a los cautivos’ y – en típica visión universalista de Isaías – las ‘distantes tierras esperan su enseñanza’. La lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles nos ofrece un texto kerigmatico (una corta proclamación de la buena nueva Cristiana): ‘Dios ungió a Jesús, quien es el Señor de todos, con el Espíritu Santo y poder; Jesús proclamo la paz, paso haciendo el bien, sanando y liberando a los oprimidos por el mal’. Ambos textos, Isaías y Hechos, testifican sobre la misma incomparable persona, el Agente a través cual Dios traería la salvación a todos. Ambos, los evangelios y los Hechos atestiguan que la misión de Jesús comenzó con el bautismo por Juan. Lucas nos relata como este fue un tiempo de gran expectativa mesiánica en el pueblo, oprimidos como estaban por un potencia extranjera, la Roma imperial. Era un momento decisivo en la historia del pueblo judío. Ciertamente, solamente cuatro décadas mas tarde, después de una revuelta contra dominación romana, los romanos sofocarían el levantamiento a través de la destrucción brutal de ciudades, pueblos, fortalezas, y centros judíos, hasta que eventualmente arrasaron con Jerusalén misma junto con su magnifico templo en su corazón. Después de la conquista de los judíos y su expulsión, el Judaísmo desarrollaría en su forma rabínica que conocemos hoy. Esto también fue un tiempo decisivo en que el judaísmo mesiánico florecería en el cristianismo que resulto de vida, enseñanza, muerte y resurrección de Jesús. Juan el Bautista se encontraba en una larga línea de profetas judíos quienes llamaron al pueblo a tornarse de la infidelidad contra la alianza con Dios y retornar de todo corazón a Dios. El ejemplo mismo de Juan, de su radical devoción a Dios y su misión profética debían de haber sido tan convincente que “muchos se preguntaban si acaso Juan no fuese el Cristo, el Mesías.” En los evangelios, la misión de Juan llega a su culminación después de la manifestación (la epifanía) de Jesús por la señal del Espíritu Santo y de la voz divina del Padre afirmando la verdadera identidad del Nazareno, cuya verdadera santidad y amor lo llevo a edificarse con los pecadores en necesidad de arrepentimiento. Aun inocente acepto ser bautizado entre los arrepentidos, así como luego seria criticado como “el amigo de los publicanos y pecadores…un borracho y glotón…” y así como un día moriría entre pecadores como si fuese uno de nosotros. En el evangelio de hoy también encontramos a un Jesús que ora, uno atento a la voz de Dios, uno abierto a cumplir la voluntad del Padre, uno que ama a Dios con todo su ser. El Padre, Hijo y Espíritu Santo se nos presentan hoy en este evento de gracia. Ahora que nos ponemos en marcha hacia el Tiempo Ordinario escuchamos las palabras de Juan a preparar nuestros corazones a seguir a Jesús quien nos “bautizara con el Espíritu Santo y fuego”; nos ponemos en marcha para acompañar a Jesús en su misión escuchando semanalmente los relatos de los evangelios centrados en su ministerio de enseñanza y sanación; nos ponemos en marcha a seguir a Jesús, imitando al que “paso la vida haciendo el bien.” La lectura de hoy nos presenta tres ideas importantes: La celebración del bautismo del Señor concluye el tiempo navideño y nos abre al Tiempo Ordinario como un tiempo dedicado a oír la enseñanza de Jesús y lo que significa seguirlo. Así como el tiempo de Jesús el pueblo esperaba la ayuda de Dios, también hoy la gente continua esperando la ayuda de Dios en nuestras vidas y nuestro mundo. En Jesús Dios ha venido en persona a nuestro encuentro, a ayudarnos. Siguiendo a Jesús incluye “pasar la vida haciendo el bien,” haciendo las cosas que hacen una diferencia en las vidas de nuestros prójimos. Para la reflexión personal o comunitaria: Después de una pausa breve para reflexionar en silencio, comparta con otros sus ideas o sentimientos. ¿Qué significa seguir a Jesucristo? ¿En que momento(s) de mi vida la gracia de Dios – y mi respuesta a ella – dirigió el rumbo de mi vida y me hizo seguir a Jesús con mas devoción? ¿Cómo puedo participar mas, y contribuir mas, en la misión de la Iglesia en la sociedad y en el mundo? Lecturas recomendadas:Catecismo de la Iglesia Católica, párrafos 535-37