PREMIO TELVA A LAS ARTES 2015 Los entendidos aseguran que Enrique Ponce es una anomalía en la historia del toreo. No sólo porque en sus 25 años en los ruedos ha fulminado todos los records posibles sino, sobre todo, porque “torea como si pintara” (Fernando Botero) y porque “es una persona extraordinariamente sencilla, generosa, sin las pequeñeces que acompañan a veces al genio” (Mario Vargas Llosa). Lo cierto es que el maestro de Chiva, arte y disciplina a partes iguales, sigue ahí, embelleciendo cada faena, “porque me encuentro en el mejor momento de mi carrera” y porque la Fiesta necesita quien la proteja… Hoy, comparte con TELVA algunas fotos de su album personal. Escribe: CRISTINA LARRAONDO Fotos: SOFÍA MORO (retrato) y Archivo Enrique Ponce Realiza: JULIA MARTÍNEZ Con permiso 114 TELVA Con este traje de luces goyesco, diseñado por Lorenzo Caprile, Ponce toreó en 2010 su corrida número 2.000. Está confeccionado en raso de seda y algodón color tabaco, con vueltas y forro de shantung de seda natural color grana. La chaquetilla y la taleguilla van adornadas con bordados inspirados en la época de Goya, realizados con cordón, pasamanerías, canutillo, lentejuelas, caireles y borlas, en tonos marrones, ocres, dorados y negros. del respetable TELVA 115 p or qué Goya y Picasso pintaron una innovadora serie de grabados dedicados a la tauromaquia? (pausa) ¿Por qué Federico García Lorca decía que el toreo es, probablemente, la riqueza poética y vital de España? (pausa) Y, ¿por qué una tarde de toros inspiró también a Manuel de Falla, a Borges, a Dalí y a tantos grandes genios de todas las artes?” (pausa larga). Las reflexiones de Enrique Ponce se entrelazan con el espeso aire que se respira esta mañana de verano en Madrid. Palabras densas que suenan sentidas. Mientras, el maestro, coqueto, se sitúa ante la cámara como un auténtico profesional. Ataviado con una impoluta camisa blanca, adopta el ángulo adecuado y lanza una mirada honda al objetivo. ¿Resultado? Un retrato, en blanco y negro, de los que hacen historia. Veinticinco años después de haber tomado la alternativa en la plaza de toros de Valencia, Ponce tiene muy rumiada la defensa del toreo, “arte entre las artes, como se aprecia en cada faena. En una corrida puedes recrearte con una luz maravillosa, a la altura del mejor de los cuadros, o con la extraordinaria escultura que, en un instante, se forma entre un hombre y un animal. No cabe duda de que el toreo forma parte de las expresiones artísticas más impresionantes que existen. Otra cosa es que haya personas a las que no les guste, que no aprecien esa belleza, y que sólo se fijen en que, esa tarde, un toro va a morir. Pero es que el toro bravo no existe para otra cosa que no sean las corridas. Es un animal que nace, se cría y vive para ser lidiado. Además, el toro que hoy conocemos, de no ser por lo que el hombre ha hecho genéticamente en él para ofrecer ese espectáculo, posiblemente se hubiera extinguido”. La fabulosa trayectoria de Enrique Ponce, desde aquel lejano 16 de marzo de 1990 con Litri padre como testigo, le ha convertido en uno de los diestros más importantes de la historia. Como asegura Mario Vargas Llosa, “Ponce ha dedicado su vida a crear esa forma de expresión artística, el toreo, una de las más intensas de las bellas artes y, a la vez, la más frágil y efímera, pues al igual que la danza y la música vive 116 TELVA fugazmente para desaparecer de la realidad y sobrevivir solo en la memoria. Su trayectoria no ha sido una rutina, cada corrida ha sido para él una aventura y un acto de creación, en el sentido más artístico y más estético que tiene esta palabra”. Apenas dos años después de tomar la alternativa fulminó todos los récords conocidos hasta el momento: durante los siguientes 10 años no bajó de 100 corridas por temporada. Joselito el Gallo, que encabezaba el récord, lo había logrado en tres temporadas seguidas. Y ahí sigue, ¿hasta cuándo?, le pregunto. “No lo sé, yo soy el primer sorprendido. Nunca pensé que celebraría el 25 aniversario de mi alternativa en activo y de manera ininterrumpida. Me he ido encontrando cada vez mejor, y me atrevería a decir que estoy en el mejor momento de mi carrera. Toreo muy a gusto, muy para mí. Pero lo difícil no es que continúe toreando sino que, después de tanto tiempo, la afición tenga todavía ilusión por verme. Yo me mantengo ahí, dando la cara en todas las ferias importantes, y eso hace que la afición tenga un respeto grande hacia mi persona”. Aunque, el envés de este lienzo épico está tejido por dos personas singulares: Leandro Martínez, su abuelo materno, novillero en su juventud, “el punto de partida de mi vida como torero”, y Paloma Cuevas, su mujer, “de no ser por ella yo no habría sido ni la mitad de lo que he llegado a ser”. ¿Tan claro tiene que su trayectoria profesional hubiese sido diferente sin Paloma? “Clarísimo. Para un torero el estado anímico es muy importante a la hora de exteriorizar el sentimiento y el arte que llevas dentro, que es la base fundamental del toreo. Tener estabilidad emocional y personal ayuda a la hora de ponerte delante del toro”. Mi madre Enriqueta “Con mi madre y mi hermano en el polideportivo de Chiva (Valencia), mi pueblo. Tendría 2 años. Voy vestido de domingo. Mi madre era la matriarca porque estaba todo el día con nosotros; mi padre, cocinero de profesión, salía temprano y volvía tarde del trabajo. Han logrado que tuviéramos una infancia muy feliz, de gran familia, porque en nuestro bloque vivían también mis abuelos, mis tíos, mis primos... Nunca nos faltó de nada aunque tampoco es que nos sobrara”. EL TORERO CONSENTIDO Ahora, desde que en 2008 nació su hija mayor, Paloma, se pone menos, “bajé el listón de corridas porque quería ver crecer a mis hijas y no ser un padre ausente. Además, Palomita ya me dice: papá, no torees más”. Pero las grandes plazas siguen contando con sus bellas faenas: “Madrid y Sevilla, emblemáticas en mi trayectoria. Valencia, donde he salido a hombros en 39 ocasiones. Bilbao, plaza en la que me siento adoptado por la afición. México, donde soy el torero consentido. Lima, donde soy el diestro que más veces ha logrado el escapulario del Señor de los Milagros. Colombia, Ecuador, Venezuela, Nimes...” Le hemos pedido al torero que comparta con TELVA algunas de las fotos, no instagrameadas, de su álbum personal. Y nos ha colocado más a su gente que a sus triunfos: toda una declaración del T estilo Ponce. Mi primer traje de luces “Me viste mi mozo de espadas: era la primera vez que me ponía un traje de luces. Tenía 14 años. Fue en Baeza, el 10 de agosto de 1986, un día muy bonito en el que tenía puesta toda mi ilusión, un momento de especial responsabilidad, con muchas miradas pendientes de mí. El sentimiento de responsabilidad me ha acompañado desde niño. Los toreros somos gente centrada porque tienes que madurar y crecer más rápido de lo normal. Aunque yo he tenido mis juegos, no tengo sensación de haber perdido mi infancia”. Mi abuelo Leandro “Es el hombre fundamental, el que a los seis años me enseñó a torear, y el que esculpió, en mi alma y en mi corazón, la pasión por esta profesión. Su concepto del toreo siempre fue puro y clásico, y pienso que eso se refleja en mi estilo. Me enseñó además, y por lo cual le estoy enormemente agradecido, el respeto a la profesión, al torero y al toro. Yo lo siento conmigo, me acompaña. Tengo fe, sé que hay algo más allá y que allí me esperará”. “CETRINA, MI REFUGIO” El verano de 2015 ha vuelto a dejar momentos para la historia del toreo como su triunfo en la reinauguración de la Feria de San Sebastián. Una foto que se unirá a las que ya jalonan las paredes de su casa en la Finca Cetrina (arriba, uno de los patios), en Las Navas de San Juan (Jaén). Aquí pace su ganadería, está su tentadero donde entrena fuera de temporada y ha celebrado los acontecimientos más íntimos, como el bautizo de sus hijas. En México con Victoriano Valencia, su apoderado y padre de Paloma Cuevas. Las Ventas: mi primera salida a hombros “Esta es la Corrida de la Beneficencia de 1992 que presidió el rey don Juan Carlos. Yo tenía 20 años y esa salida, retransmitida por Televisión Española, fue un aldabonazo en mi carrera. Triunfar en Las Ventas es muy difícil, y conseguirlo tan joven me abrió muchísimas puertas y me convirtió en una gran promesa del toreo”. TELVA 117 Foto: JENS GRUDMANN La boda con Paloma “Como siempre dice mi mujer, nos casamos casi con chupete, éramos jovencísimos. Ella acababa de terminar la carrera de Empresariales en la Universidad de Boston, y yo ya toreaba muchísimo. Tuve claro, desde el primer momento, que era la mujer de mi vida. Yo ahora le quiero más que el día de nuestra boda, nuestro amor ha ido a más. Paloma ha sido fundamental en mi vida, un apoyo absoluto en todos los sentidos. Me ha aportado muchísimo con su amor verdadero y su entrega absoluta hacia mi. Cuando terminó sus estudios, con un nivel muy alto, podía haberse colocado en cualquier parte; de hecho la querían en muchísimos sitios. Pero lo dejó todo por mí, por estar a mi lado, por apoyarme porque sabe lo duro que es torear: lo entregó todo para venirse comigo al campo. Eso no tiene precio y es una muestra de amor y entrega absoluta por su parte. Si no hubiera sido por ella... yo hubiera sido muchíiiiiiiismo menos de lo que soy ahora”. Mis hijas, Paloma y Bianca “No tengo palabras para definirlas: son tan bonitas, tan sanas, tan dulces... Paloma es una señorita con unas formas que recuerdan muchísimo a mi mujer: es clavada a ella en su manera de moverse, de hablar… Tiene una clase innata. Bianca, rubia y con los ojos claros, se parece mucho a mí. Es más polvorilla, bonita bonita, lista, inteligente... Nos tienen loquitos”. 118 TELVA La Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes Foto: JENS GRUDMANN “A lo largo de estos años me han dado muchos premios, pero este momento en el que recibo la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, en 2007, me hizo especial ilusión. Fue muy emotivo: por mí, porque fui el primer torero en activo y el más joven al que se lo concedieron, y por lo que supone de reconocimiento al toreo. Me lo entregaron los entonces príncipes de Asturias, con los que he podido disfrutar de su compañía en otras ocasiones”. En la boda de Litri y Carolina Herrera, que se conocieron gracias a Paloma. Los Ponce fueron padrinos de bautismo del hijo de Javier Conde y Estrella Morente. Con Mario Vargas LLosa en el tentadero de su finca Cetrina. ina a. Con su gran amigo Severiano Ballesteros, jugando al golf, una de sus aficiones favoritas. Sigue los momentos clave de su vida en imágenes en iPad y en Orbyt. TELVA 119