Rotura prematura de membranas 277 C A P Í TU L O 12 • OBSTETRICIA 279 Rotura prematura de membranas ROTURA PREMATURA DE MEMBRANAS Dr. J. Andrés Poblete L, Jorge Carvajal C. Ginecoobstetras. Departamento de Obstetricia y Ginecología. Unidad de Medicina Materno Fetal. Hospital Clínico Pontificia Universidad Católica de Chile. INTRODUCCIÓN La rotura prematura de membranas (RPM) ocurre en un 10% de los embarazos de término y en un 3% de los embarazos de pretérmino. Es responsable de un tercio de los partos prematuros, y es una importante causa de morbi-mortalidad perinatal, explicada por infección perinatal, compresión de cordón umbilical por oligohidroamnios o bien por el breve intervalo al parto desde el momento de ocurrida la RPM(1). En los embarazos de pretérmino, aún con manejo conservador, el 50 a 60% de las pacientes con RPM tendrá su parto dentro de la primera semana de la rotura de membranas. La corioamnionitis y el desprendimiento prematuro de placenta son las complicaciones más frecuentes, cuyo riesgo aumenta al disminuir la edad gestacional a la cual se rompieron las membranas. La frecuencia y severidad de las complicaciones neonatales dependen de la edad gestacional y la causa de la rotura de la rotura de membranas. El síndrome de dificultad respiratoria es la complicación grave más frecuente de la RPM de pretérmino. Otras complicaciones graves frecuentes son: la enterocolitis necrotizante, la hemorragia intraventricular cerebral y la sepsis neonatal. A menor edad gestacional de ocurrida la rotura de membranas es mayor el riesgo de que ocurran complicaciones graves que conduzcan a secuelas de por vida o la muerte. La incidencia reportada de rotura prematura de membranas varia entre 3 y 18,5%, este amplio rango de frecuencia deriva de diferencias en la definición empleada y en las variaciones propias de diferentes poblaciones(2). La RPM es definida como la rotura espontánea de las membranas antes del inicio del trabajo de parto. A menudo confunde el término prematuro, el cual se refiere al inicio del trabajo de parto y no al momento de ocurrida la rotura de membranas. Para evitar confusiones, pensamos que se debe calificar la rotura como de término o pretérmino para acotar el grupo al que se refiere. Otros conceptos importantes de precisar corresponden al intervalo entre la rotura y el parto, que se denomina periodo de latencia, y al denominado manejo conservador que consiste en un plan de tratamiento cuyo objetivo es prolongar el embarazo hasta una edad gestacional a la cual disminuyan los riesgos neonatales. Etiología La RPM es de naturaleza multifactorial. La inflamación y la infección coriodecidual parecen ser los mecanismos preponderantes en los embarazos de pretérmino(3). Por otro lado, la disminución del contenido de colágeno de las membranas que ocurre regularmente al aumentar la edad gestacional del embarazo, también se ha establecido en embarazos de pretérmino, su importancia al conjugarse con otros factores no ha sido debidamente valorada. La combinación de mecanismos que se produce al juntar el estiramiento de las membranas con el crecimiento uterino y la frecuente tensión ocasionada por contracciones uterinas y movimientos fetales, asociada a la reducción espontánea del contenido de colágeno, pueden contribuir al debilitamiento de las membranas a termino, lo que coloca a la RPM de término como una variante fisiológica más que como una condición siempre patológica(4). En un número importante de casos, la infección local ascendente desde la vagina parece ser el gatillante de una serie de fenómenos bioquímicos que conducen al debilitamiento y posterior rotura de las membranas. Estudios recientes implican a las metaloproteinasas de la matriz, especialmente las metaloproteinasa 1, 8 280 y 9, como las enzimas responsables de la RPM en los casos causados por infección(5). Otros factores asociados con RPM de pretérmino incluyen: a los grupos de menor situación socioeconómica, tabaquismo crónico, portadoras de enfermedades de transmisión sexual, conización cervical previa, sobredistensión uterina, cerclaje cervical o procedimientos invasivos intrauterinos (amniocentesis, cordocentesis, fetoscopia), metrorragia de II y III trimestre, vaginosis bacteriana y portadoras de DIU(6). Cada una de estas condiciones se asocia RPM por tensión o degradación, inflamación local, o reducción de la resistencia materna a la colonización bacteriana ascendente. El parto prematuro y la rotura prematura de membranas en embarazos previos constituyen importantes factores de riesgo, especialmente en el grupo que tuvo parto antes de las 28 semanas. El riesgo relativo aumento 3,3 veces de tener un parto prematuro por RPM y aumenta 13 veces de que esta ocurra antes de las 28 semanas en el siguiente embarazo(7). En la predicción de RPM, resultan promisorios los trabajos que exploran el uso combinado de la longitud del cervix y la fibronectina fetal cervical, los cuales podrían transformarse en elementos de predicción de la RPM tanto en nulíparas como multíparas(8). Diagnóstico El diagnóstico de RPM se sustenta sobre 5 pilares: historia, examen físico, test de cristalización, pH vaginal y ultrasonido. La historia de pérdida involuntaria de líquido claro por genitales, con o sin un olor sui generis, es el pilar básico. En el examen físico es importante, evitar el tacto vaginal y realizar una especuloscopía con técnica aséptica, si la pérdida de líquido no es evidente, se deben realizar maniobras de valsalva y elevación del polo cefálico por vía transabdominal. Se debe ser acucioso en el diagnóstico de vaginosis bacteriana ya que su presencia puede alterar el resultado de otros exámenes complementarios (pH vaginal). El test de cristalización debe tomarse del fondo de saco posterior o de las paredes vaginales, de modo de evitar que el moco cervical pueda conducir a falsos positivos. El pH vaginal o test de nitrazina, puede ser falsamente positivo si en la vagina existen sangre, semen, restos de antisépticos alcalinos o vaginosis bacteriana. Capítulo 12 - Obstetricia En ocasiones, las pérdidas de líquido de larga data o la existencia de oligohidroamnios impiden recolecciones adecuadas de muestras, lo que aumenta la posibilidad de falsos negativos. El ultrasonido es de capital importancia si el diagnóstico aún esta en duda, después del examen físico. El hallazgo de líquido amniótico francamente disminuido u oligohidroamnios confirmará el diagnóstico. En ausencia de exámenes ultrasonográficos previos que certifiquen la anatomía fetal normal, se debe revisar detenidamente la anatomía para descartar malformaciones de la vía urinaria y establecer el crecimiento fetal, descartando una insuficiencia placentaria. En aquellos casos en que la historia sea sugerente, sin otros elementos que confirmen la rotura de membranas, se sugiere hospitalizar a la paciente y observar por 24 hrs. Si la sospecha persiste, se puede realizar la instilación intraamniótica de índigo carmin (dilución 1:10) y vigilar la salida vaginal de este colorante azul. Manejo El manejo de la RPM está determinado por la edad gestacional, lo cual se explica por qué las complicaciones y riesgos perinatales tienen una estrecha relación con la edad gestacional a la cual ocurre la rotura de membranas. No existe beneficio para el manejo conservador de la RPM a término, por el contrario, los datos disponibles apoyan la interrupción del embarazo una vez ocurrida la RPM. Los datos reportados por Hannah y cols(9) no sólo demuestran beneficios en morbimortalidad materna y fetal, sin incrementos en la tasa de cesáreas, sino que además, aportan la satisfacción de las madres en los grupos que no tuvieron manejo conservador (Tabla I). En el grupo de pacientes comprendidas entre 34 y 37 semanas de gestación se considera que sus riesgos de infección sobrepasan a los riesgos de dificultad respiratoria y su manejo es similar a los de RPM de término. De ese modo, en este grupo de pacientes la conducta será la interrupción del embarazo. La vía de parto se determinará tomando en consideración la presentación fetal y las condiciones obstétricas. Si la edad gestacional no es segura, el manejo recomendado es similar al del grupo de 32 a 34 semanas de gestación. En el otro extremo, el grupo de pacientes cuya RPM se produce antes de las 24 semanas, es de particular interés en su manejo. Aproximadamente la mitad de estas mujeres tendrá su parto dentro de una 281 Rotura prematura de membranas TABLA I. RESULTADOS MATERNOS, NEONATALES Y TASA DE CESÁREA SEGÚN DIFERENTES TIPOS DE MANEJO EN LA RPM DE TÉRMINO Resultado Inducción Ocitocina Total pacientes 1258 CS nulíparas CS multíparas Corioamnionitis Fiebre postparto RN UCI > 24 hrs 14.1% 4.3% 4.0% 1.9% 6.6% Expectante Ocitocina 1263 13,7% 3,5% 6,2% 3,1% 9,2% Inducción PGS 1259 13,7% 3,5% 6,2% 3,1% 9,2% Expectante PGS 1261 15,2% 4,6% 7,8% 3,0% 10,2% (Modificado de Hannah et al.Induction of labor compared with expectant management for prelabor rupture of the membranes at term. TERMPROM Study Group. N Engl J Med 1996; 334 (16): 1005-10). semana, pero hasta un 22% permanecerá embarazada por al menos 1 mes. Los riesgos maternos son variados: poseen un elevado riesgo de corioamnionitis (39%) y un bajo pero latente riesgo de sepsis materna (0,8%). Otras serias complicaciones corresponden a endometritis (14%), desprendimiento de placenta (3%), retención de placenta y metrorragia postparto (12%). Por otro lado, los riesgos fetales no son menores. La incidencia de mortinatos alcanza un 15%, probablemente por la mayor frecuencia de accidentes de cordón. Además, se agrega el denominado síndrome de deformación fetal, que incluye restricción de crecimiento, deformaciones por compresión e hipoplasia pulmonar, problema que afecta especialmente al grupo que rompe membranas antes de las 20 semanas. Se estima que entre un 56 a 84% de los sobrevivientes, tendrá una sobrevida neurológica intacta. Sin embargo, aproximadamente un 25% de ellos tendrá algún grado de retraso en su desarrollo psicomotor(1,4) (Tabla II). A nuestro juicio este grupo de pacientes debe ser manejado de acuerdo a la presencia o ausencia de signos clínicos de infección ovular, según los criterios clásicos de Gibbs (Tabla III). Aquellas pacientes con diagnóstico de infección ovular clínica recibirán tratamiento antibiótico triasociado clásico y se procederá a la interrupción del embarazo por la vía más expedita, teniendo en consideración la edad gestacional y las condiciones cervicales. En la tabla IV se describen las dosis recomendadas de los diferentes antibióticos. El grupo de pacientes sin signos clínicos de infección ovular será manejado de manera conservadora. Al ingreso se tomarán cultivos vaginales y se iniciará tratamiento antibiótico biasociado con Ampicilina y Eritromicina (Tabla IV), cuya duración será de 10 días. Las pacientes se mantendrán hospitalizadas al menos por 10 días, pudiendo ser dadas de alta y rehospitalizadas al cumplir las 24 semanas. En casos seleccionados se podrán manejar estas pacientes de manera totalmente ambulatoria, quedando dicha selección a juicio del médico tratante. Estas pacientes deberán quedar en control, al menos una vez por semana, con evaluación clínica y de laboratorio de la vitalidad fetal y de los signos de infección ovular. Aquellas pacientes en que la RPM se produzca entre las 22 y 24 semanas de embarazo, el manejo es similar al del grupo anterior, con la excepción que las pacientes cuya EPF sea mayor o igual a 700 gramos, serán manejadas como el grupo de 24 a 32 semanas de gestación. En la RPM de pretérmino, comprendida entre las 24 y 34 semanas de gestación, son cuatro los pilares considerados básicos para su manejo: a) Diagnóstico certero de la edad gestacional b) Administración de corticoides c) Uso de antibióticos d) Manejo expectante 282 Capítulo 12 - Obstetricia TABLA II. RESULTADO DE LA RPM EN EMBARAZOS MENORES DE 26 SEMANAS Autor y año Nº Corioamnionitis madres Nº niños RN sobrevivientes Dº neurológico normal Taylor, 1984 Major, 1990 Moretti, 1988 Bengston,1989 53 70 118 59 25% 43% 39% 46% 60 71 124 63 22% 65% 32% 51% 38% 31% 33% 16% Total 300 39% 318 41% 30% (Modificado de Garite T. Premature Rupture of Membranes. En: Maternal-Fetal Medicine 5th Edition Creasy Resnik, W.B. Saunders, 2004; pp 723 – 739) TABLA III. CRITERIOS DE GIBBS PARA EL DIAGNÓSTICO DE INFECCIÓN OVULAR • • • • • • Temperatura axilar mayor de 38 grados Celsius. Taquicardia Materna Taquicardia Fetal Dolor a la palpación uterina Líquido amniótico purulento o de mal olor Leucocitosis mayor de 15.000 /mm3. (Modificado de Oyarzún E. Rotura Prematura de Membranas. En Alto Riesgo Obstétrico Ediciones Universidad Católica 1997; pp 113-117). TABLA IV. TIPO DE ANTIBIÓTICO Y DOSIS RECOMENDADA EN PACIENTES CON RPM Tratamiento triasociado clásico Penicilina sódica Quemicetina Gentamicina 5 millones cada 6 horas ev. 1 g cada 8 horas ev. 3 a 5mg/kg/día ev. Tratamiento biasociado Ampicilina Eritromicina 1 g cada 6 horas ev. 500 mg cada 8 horas vía oral Tratamiento triasociado RPM Ampicilina Eritromicina Gentamicina 1 g cada 6 horas ev. 500 mg cada 8 horas vía oral 3 a 5mg/kg/día ev. Tratamiento biasociado para alergia a penicilina o cultivo(+) a mycoplasma Clindamicina 300 mg cada 8 horas ev. Gentamicina 3 a 5mg/kg/día ev. Rotura prematura de membranas La edad gestacional, por obvio que parezca, requiere una determinación certera, idealmente con fecha de la última regla concordante con ecografía precoz. De ese modo se evita la prolongación innecesaria de embarazos más allá de las 34 semanas. Existe una contundente evidencia que apoya el uso de corticoides antenatales, los cuales reducen la mortalidad perinatal, el síndrome de dificultad respiratoria, enterocolitis necrotizante y la hemorragia intraventricular de III y IV grado. Sin embargo, existe un incremento en las infecciones maternas (endometritis) y un aumento no significativo de las infecciones neonatales(10). Los beneficios superan con mucho a los riesgos, lo cual los transforma en un imperativo de uso. El uso de antibióticos en RPM de pretérmino responde a los objetivos de prevenir la infección ascendente, prolongar la gestación y reducir la morbilidad infecciosa y dependiente de la prematurez extrema. La base de datos Cochrane concluye que el uso de antibióticos en RPM de pretérmino reduce significativamente: la incidencia de corioamnionitis y el número de partos a las 48 hrs y 7 días de la RPM. Se produce además una disminución significativa de la infección neonatal, necesidad de uso de surfactante y oxigenoterapia, reducción de los ecografías cerebrales anormales al momento del alta. Además, se establece un aumento en la incidencia de enterocolitis necrotizante en los recién nacidos expuestos a amoxicilina con ácido clavulánico(11). Finalmente, el manejo expectante requiere de una vigilancia materno-fetal estricta. Por un lado, los riesgos maternos de corioamnionitis clínica y desprendimiento placentario. Por otro, los riesgos fetales de infección intrauterina y secuelas de la respuesta inflamatoria fetal, asfixia intrauterina, accidentes de cordón y trabajo de parto subclínico en presentaciones distócicas. Ello requiere un plan de manejo que comprenda la detección precoz de corioamnionitis subclínica, con un uso liberal de la amniocentesis, y una evaluación sistemática de la unidad fetoplacentaria. Sin embargo, el manejo expectante se debe desestimar ante la presencia de algunas situaciones clínicas bien establecidas (Tabla V). El grupo de pacientes entre las 24 y 32 semanas de gestación, es subsidiario de manejo expectante y hospitalización hasta su resolución. Una vez hecho el diagnóstico de RPO y certificada la edad gestacional, se tomarán los siguientes cultivos del fondo de saco vaginal: cultivo corriente, cultivo para anaerobios, test de 283 Elisa para Chlamydia y cultivos para Mycoplasma y Ureaplasma. Además se debe tomar cultivo perineal para streptococo Grupo B. Los exámenes maternos de ingreso incluyen hemograma y PCR, sedimento de orina y urocultivo. La UFP será evaluada mediante RBNE y PBF, también se debe realizar al ingreso una ultrasonografía, para evaluar la anatomía fetal y hacer una estimación del peso fetal. Los corticoides serán administrados sólo por un ciclo y no habrán dosis de refuerzo semanal. El esquema utilizado será betametasona 12 mg im por 2 veces separados por 24 horas. El esquema antibiótico a utilizar será: ampicilina 1gr cada 6 horas ev, eritomicina 500 mg cada 8 horas via oral y gentamicina 3 a 5 mg/Kg/día endovenosa. En pacientes alérgicos a la penicilina o con cultivo (+) para Mycoplasma el esquema alternativo será clindamicina 300 mg cada 8 horas ev y gentamicina 3 a 5 mg/Kg/día ev. El manejo expectante en este grupo de pacientes se extenderá hasta la aparición de signos clínicos y/o subclínicos de infección ovular. Alcanzadas las 32 semanas de gestación, si el líquido amniótico es normal (según los criterios de Manning), se mantendrá la conducta expectante hasta alcanzar las 34 semanas de edad gestacional. Si el líquido amniótico corresponde a un Oligohidroamnios, se empleará un ciclo de refuerzo de corticoides y se interrumpirá el embarazo a las 48 horas. En el caso de sospecha de infección ovular subclínica (pacientes con DIU o criterios incompletos de Gibbs) se efectuará una AMCT bajo control ultrasonográfico. Al líquido obtenido se le realizará Gram y Cultivo, recuento de leucocitos y glucosa (Tabla VI). En el caso de las pacientes con DIU, se debe agregar de rutina el cultivo para hongos. Cuando la RPM se produce entre las 32 y 34 semanas de gestación, el tipo de manejo se decidirá en consideración a la cantidad de líquido amniótico existente. Si la cantidad de líquido amniótico es normal, se efectuará una AMCT para descartar infección ovular subclínica y determinar la madurez pulmonar fetal. En el caso de que el líquido amniótico sea sugerente de infección ovular, se procederá a la interrupción del embarazo. Si la madurez pulmonar es negativa, la AMCT es frustra o la cantidad de líquido amniótico corresponde a un oligohidroamnios, se administrará un ciclo de corticoides y se interrumpirá el embarazo a las 48 horas de él. Si se confirma la madurez pulmonar fetal 284 Capítulo 12 - Obstetricia TABLA V. SITUACIONES CLÍNICAS QUE CONTRAINDICAN EL MANEJO EXPECTANTE EN RPM • • • • • • • • • EG > 34 semanas Obito fetal Corioamnionitis clínica Madurez pulmonar (+) con EG>32 sem con EPF > 2000 gr Corioamnionitis subclínica en fetos viables Deterioro UFP Malformación incompatible con la vida Metrorragia sugerente DPPNI Enfermedad materna o fetal que se beneficie de la interrupción (Modificado de Rotura Prematura de Membranas pp 143–160. En Guía Perinatal 1ª Edición, Ministerio de Salud, Gobierno de Chile 2003). TABLA VI. CRITERIOS PARA EL DIAGNÓSTICO DE INFECCIÓN OVULAR EN LÍQUIDO AMNIÓTICO Gram: con gérmenes Leucocitos: mayor de 30 por campo Glucosa: menor de 15 mg/dl Cultivo: positivo para cualquier germen ( Modificado de Oyarzún E. Rotura Prematura de Membranas. En Alto Riesgo Obstétrico Ediciones Universidad Católica 1997; pp 113-117). y la EPF es mayor de 2000 gramos se procederá a la interrupción del embarazo por la vía más expedita. Para aquellos fetos con EPF menor de 2000 gramos, en ausencia de infección, la conducta será expectante hasta las 34 semanas. El esquema antibiótico utilizado es idéntico al del grupo de 24 a 32 semanas. Por último, se debe hacer una consideración pensando en el grupo de pacientes con cerclaje cervical que rompe las membranas. Existe un número pequeño de trabajos retrospectivos cuyos resultados han sido controvertidos (Tabla VI). Dado los riesgos potenciales, en ausencia de beneficios neonatales evidentes, la recomendación es retirar precozmente el cerclaje una vez ocurrida la RPM, una vez descartada la infección ovular se debe administrar corticoides y antibióticos profilácticos. Mantener el cerclaje, por periodos cortos para facilitar la madurez pulmonar a edades gestacionales antes de la viabilidad fetal, puede ser una alternativa válida siempre y cuando se realice una amniocentesis diagnóstica de infección ovular subclínica(1). BIBLIOGRAFÍA 1. Mercer B. Preterm Premature Rupture of Membranes. Obstet Gynecol 2003;101:178-93. 2. Gunn GC, Mishell DR, Morton DG. Premature Rupture of the Fetal Membranes. Am J Obstet Ginecol 1970; 106: 469. 3. Bendon RW, Faye-Petersen O, Pavlova Z, Qureshi F, Mercer B, Miodovnik M, et al. Fetal membrane histology in preterm premature rupture of membranes: Comparison to controls, and between antibiotic and placebo treatment. The National Institute of Child Health and Human Development Maternal Fetal Units Network. Pediatr Dev Pathol 1999; 2: 552-8. 4. Garite T. Premature Rupture of Membranes. En: Maternal-Fetal Medicine 5th Edition Creasy Resnik, W.B. Saunders, 2004; pp 723 – 739. 5. Maymon E, Romero R, Pacora P, Gomez R, Athayde N, Edwin S, et al. Human neutrophil collagenase ( matriz metalloproteinase 8) in parturition, premature rupture of membranes, and intrauterine infection. Am J Obstet Gynecol 2000; Rotura prematura de membranas 183: 94-9. 6. Rotura Prematura de Membranas. En Guía Perinatal 1ª Edición, Ministerio de Salud, Gobierno de Chile 2003; pp 143–160. 7. Mercer BM, Goldenberg RL, Moawad AH, Meis PJ, Iams JD, Das AF, et al.The preterm prediction study: Effect of gestational age and cause of preterm birth on subsequent obstetric outcome. Am J Obstet Gynecol 1999; 181: 1216-1221. 8. Mercer BM, Goldenberg RL, Meis PJ, Moawad AH, Shellhaas C, Das AF, et al. The preterm prediction study: prediction of preterm premature rupture of the membranes using ancillary testing. Am J Obstet Gynecol 2000; 183: 738-45. 285 9. Hannah et al.Induction of labor compared with expectant management for prelabor rupture of the membranes at term. TERMPROM Study Group. N Engl J Med 1996; 334 (16): 1005-10. 10.Harding JE, Pang J, Knight DB, Liggins GC. Do antenatal corticosteroids help in the setting of preterm rupture of membranes? Am J Obstet Ginecol 2001; 184: 131-9. 11.Kenyon S, Boulvain M, Neilson J. Antibiotics for preterm rupture of membranes (Cochrane Review). En: The Cochrane Library, Issue 2, 2003. Oxford: Update Software. 12.Oyarzún E. Rotura Prematura de Membranas. En Alto Riesgo Obstétrico. Ediciones Universidad Católica 1997; pp 113-117. 286 Capítulo 12 - Obstetricia