LAVOZ.com.ar | “El ruralismo quiere desafiar al mundo político” Page 1 of 5 Actualizado a las 12:55 CBA | LUN 27 JUL | 14:49 Pronóstico extendido 18 °C | 19% |||| Deportes | Sucesos | Política | Economía | Espectáculos Secciones i j k l m n 6 Suplementos 6 j k l m n Suplemento Temas temas@lavozdelinterior.com.ar + Imprimir Recomendá Favoritos Domingo 26 de julio de 2009 Edición impresa | Suplemento Temas | Nota Libros “El ruralismo quiere desafiar al mundo político” En “Los estancieros contra el Estado”, Roy Hora estudia el origen del ruralismo político en Argentina. Parecidos y diferencias con el proceso que se abrió en 2008. Rogelio Demarchi Especial Desde la presidencia de Carlos Pellegrini (1892) a la de Hipólito Yrigoyen (1916), un importante grupo de estancieros de Buenos Aires enfrentó a la dirigencia política y buscó en reiteradas oportunidades crear su propia herramienta electoral. Esa experiencia implicó la puesta en circulación de un ideario antipolítico que sigue vigente en la actualidad, casi un siglo después, cuando, con similitudes y diferencias, nuevamente asistimos a un conflicto de intereses entre la dirigencia política y "el campo". En ese contexto, resulta sumamente interesante la lectura de Los estancieros contra el Estado (Siglo XXI), del historiador Roy Hora, donde analiza la constitución de la Liga Agraria, en 1892, http://www.lavoz.com.ar/suplementos/temas/09/07/26/nota.asp?nota_id=537070 27/07/09 LAVOZ.com.ar | “El ruralismo quiere desafiar al mundo político” Page 2 of 5 en Buenos Aires, a partir de un grupo de estancieros que se propone actuar "en la escena política", ya que la Sociedad Rural se negaba a ocupar ese lugar. De lo económico a lo político En aquel invierno, una sequía histórica, la caída de precios de las materias primas y una profunda crisis económica se conjugaron para poner fin a "la alianza no escrita entre terratenientes y elite política", escribe Hora. Todos esos elementos se pueden encontrar en el presente. De allí que resulta inevitable la tentación de compararlo con el pasado. Hora acepta el desafío, pero primero advierte que no se debe perder de vista que en aquellos años el vocablo "terrateniente" no tenía el sentido denigratorio que adoptó luego. "En el último cuarto del siglo 19 –explica–, cuando la ganadería pampeana ingresó en un acelerado proceso de cambio tecnológico que la convirtió en una de las más dinámicas del mundo, los grandes terratenientes modernizadores fueron los actores centrales de esta renovación productiva, a la que poco a poco se sumaron estancieros más conservadores o menos dispuestos a arriesgar. La fuerza de este proceso de cambio y el prestigio alcanzado por sus promotores contribuyeron a rehacer la imagen pública de los mayores estancieros. Para la década de 1890, los terratenientes modernizadores gozaban de un prestigio social muy considerable, que en alguna medida comprendía a toda la elite rural. Eran, al fin y al cabo, el segmento más moderno y poderoso del empresariado de una de las economías agroexportadoras más exitosas del planeta". Fue entonces cuando nació el proyecto político del ruralismo, con el propósito de capitalizar políticamente ese prestigio social. –¿Parecidos con lo que vivimos en la actualidad? –La Liga Agraria partía de la premisa de que los intereses de los terratenientes y los de la sociedad en su conjunto eran coincidentes. Desde su punto de vista, los mayores estancieros debían liderar el combate contra una clase gobernante ilegítima e irresponsable, sólo preocupada por el disfrute del poder. Salta a la vista aquí una similitud, que siempre constituyó un núcleo duro de la ideología ruralista: la crítica a una clase política vista como un peso muerto sobre las espaldas de los productores. –¿Diferencias? –Ahora, la dirigencia ruralista se recluta entre sectores menos encumbrados. Ello refleja la ampliación de la base social del reclamo del campo, que es producto de la pérdida de peso de la elite rural tradicional y de la conformación de una sociedad rural más igualitaria, donde los medianos empresarios pesan mucho. Al mismo tiempo, el escenario político en el que se mueve este ruralismo de bases más amplias es bastante más complejo. Una apuesta estratégica –¿Por qué la década de 1880, que organiza definitivamente el Estado nacional, representa el fin del "sueño dorado" de los terratenientes? –Los proyectos políticos suelen recurrir a mitos movilizadores. La Liga Agraria se proponía retornar a un pasado en el que los grandes hacendados habían gobernado la República. No eran unos nostálgicos incurables, pues ellos sabían bien que ese tiempo dorado nunca existió. La idea de que el roquismo había destruido la república terrateniente les servía como un arma de propaganda, y confirma que, para ellos, el principal problema del país no estaba en la sociedad sino en el Estado. –¿Es por eso que usted los considera respecto de Sáenz Peña unos "adelantados" porque no http://www.lavoz.com.ar/suplementos/temas/09/07/26/nota.asp?nota_id=537070 27/07/09 LAVOZ.com.ar | “El ruralismo quiere desafiar al mundo político” Page 3 of 5 le temían a los proyectos de ampliación del sufragio? –En efecto, no le tenían miedo a la participación popular en la vida política pues pensaban que un sistema de sufragio amplio y honesto iba a favorecer a los grupos social y económicamente predominantes, y a castigar a los políticos profesionales. En la república oligárquica las elecciones se ganaban movilizando pequeñas clientelas, y ello beneficiaba en primer lugar a los propios actores del juego político. Los ruralistas creían que el voto secreto y obligatorio mataría a estas máquinas electorales. Y es por ello que ya en 1899 propusieron una reforma que en lo esencial anticipa la que Sáenz Peña impuso en 1912. Su apuesta por la democracia era estratégica. –¿Y por qué estaban tan seguros de que nada les impediría obtener el control del Estado? ¿Convicción o ceguera? –Un poco de las dos cosas. Creyeron que el respeto que solía tributarse a los económicamente exitosos y a los socialmente poderosos era un capital político valioso. Pensaron que las clases populares los iban a seguir porque se veían como lo mejor de la sociedad, todo lo opuesto a los políticos profesionales. De hecho, subestimaban la legitimidad de la dirigencia política y la fuerza de los lazos entre ésta y las clases medias y bajas. En un país con fuertes tendencias igualitaristas como la Argentina, el liderazgo político siempre se construyó relativamente al margen, y a veces incluso en contra, de los actores de mayor gravitación económica. En rigor, nunca entendieron del todo cómo funciona la política argentina. Dos sorpresas políticas La particular mirada de Hora guía la atención del lector sobre dos cuestiones políticas de suma importancia en el inicio del siglo 20. La primera es que la reforma política de 1912 fue vista como el medio ideal para que el poder no cambiara de mano, o sea que gran parte de las fuerzas políticas de entonces no entendieron lo que tantas veces nos han enseñado: que de esa manera se sentaban las bases de la democracia moderna en nuestro país. Amplía Hora: "La relación entre democracia política e imperio de los intereses populares no es directa. Cuando Sáenz Peña lanzó su reforma electoral, no imaginaba que en el mediano plazo iba producir un cambio considerable en la distribución social del poder. Pensaba, en todo caso, que Argentina funcionaba con un orden político poco representativo, con poca participación electoral y muchos resabios caudillísticos, y que esto era un problema para construir un Estado más moderno y más legítimo. La prueba de que la reforma no fue producto de presiones desde abajo es que muchos integrantes de las elites socioeconómicas, más que rechazarla, la acompañaron". La segunda cuestión es que, a partir de esa reforma, en las elecciones de 1914, 1916 y 1918, los liguistas se incorporaron a las filas radicales, ya que la UCR se presentó como el verdadero representante de las clases propietarias y ricas. De hecho, Domingo Salaberry, vicepresidente de la Sociedad Rural, fue el ministro de Hacienda de Yrigoyen durante todo su primer mandato; y José Camilo Crotto, con cuyo apellido se llamó a los linyeras desde que les permitió viajar gratis en tren, fue gobernador radical de Buenos Aires y era propietario de 50 mil hectáreas. Sin embargo, esa alianza duró poco. Según Hora, "al cabo de algunos años, se puso en evidencia que estos notables no iban a desplazar a los políticos de raza, sobre todo porque desde 1916 en adelante la política argentina se fue tornando más plebeya y más hostil hacia la riqueza heredada. A los hombres de clase alta les resultó cada vez más difícil hablarles a la cara a los hombres del común. Los radicales y los conservadores terminaron advirtiendo que los candidatos de fortuna no servían para ganar elecciones, y los fueron sacando de los primeros planos". La Liga Agraria coronaba de ese modo una larga lista de fracasos que incluía la fundación del Partido Demócrata y su participación en el Partido Conservador, entre otros decepcionantes procesos. La conclusión fue que los notables ya no tenían posibilidad de dirigir el curso de la política estatal porque los partidos se habían tornado autónomos de la elite. http://www.lavoz.com.ar/suplementos/temas/09/07/26/nota.asp?nota_id=537070 27/07/09 LAVOZ.com.ar | “El ruralismo quiere desafiar al mundo político” Page 4 of 5 –¿Por qué, según usted, allí empieza la antipolítica que existe hasta nuestros días? –La idea de que nuestros políticos no son servidores públicos preocupados por el bienestar de la comunidad, sino actores mezquinos que sólo aspiran a mantenerse en el poder, ocupa un lugar importante en nuestra cultura. El peso de estas creencias, que tienen inflexiones tanto populistas como elitistas, ha variado mucho a lo largo del tiempo. Desde muy temprano, los ruralistas tomaron elementos de este discurso. La discriminación de que ha sido objeto el sector más competitivo de nuestra economía desde la década de 1940 acentuó el humor antipolítico de los hombres de campo, pero en rigor este sentimiento tiene una larga historia previa. No todo es repetición, sin embargo. Desde la década de 1930, faltos de confianza en sus propias fuerzas, los terratenientes se vieron obligados a lamer sus heridas en silencio. El renacimiento contemporáneo de la movilización ruralista nos indica que estamos asistiendo a un cambio de primer orden: como a fines del siglo 19, el ruralismo hoy quiere desafiar al mundo político establecido. Resta por ver si esta ofensiva tiene más eco que la que en su momento protagonizó la Liga Agraria. El libro “Los estancieros contra el Estado. La Liga Agraria y la formación del ruralismo político en la Argentina”, por Roy Hora. Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2009, 216 páginas. Precio: $ 39. El autor Roy Hora es doctor en Historia Moderna por la Universidad de Oxford. Es docente en las universidades de Quilmes y San Andrés, y es investigador independiente del Conicet. Ha escrito Los terratenientes de la pampa argentina. Una historia social y política, 1860-1945, y numerosos trabajos sobre las elites económicas y sociales. Directo al Editor | Contactos | Página de inicio Publicidad: LAVOZ.com.ar | Mediakit | Edición Impresa Institucional: La Empresa | Edición Impresa | Normas éticas Clasificados | cordoba.net | Política de privacidad Aviso legal | Registro de bases | Manual de estilo Otros Canales: Titulares por E-mail | RSS | Noticias en tu sitio | Encontranos en Facebook | LaVoz en Twitter http://www.lavoz.com.ar/suplementos/temas/09/07/26/nota.asp?nota_id=537070 27/07/09 LAVOZ.com.ar | “El ruralismo quiere desafiar al mundo político” Page 5 of 5 Las 5 más leídas. 1. Eclipse solar en el templo de las aguas 2. 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