Ca p í tu l o 1 Radiografía del rumor Para hablar del rumor com o parte del tejido social es necesario transportarse a mucho tiempo atrás. Con lo cual, ya desde el inicio, descartamos la idea de que el fenómeno sea una prácti ca n ovedosa para transmitir informaciones. Ya antes de la invención de la escritura, el único canal de comunicaci ón de los pueblos era el boca en boca, informaciones que cir culaban a través de mensajeros que no siempre transmitían fielmente el espíritu original de los acontecimientos, deformando las historias, ya sea por decantación o tergiversación maliciosa. El rumor es una de las formas de comunicaci ón más antiguas. Existen varias pruebas de esto: los relatos del Antiguo Testamento que eran narrados por peregrinos que se trasladaban de una región a otra; la antigua Roma que, al verse muy perjudicada por los chismes, llegó a desplegar una campaña antirumor, haciendo circular la voz de que los cristianos eran los culpables del incendio voraz que arrasó con la capital del imperio, en el 64 después de Cristo; y el rumor que condujo a la muerte a Sócrates, acusado de pervertir a los jóvenes de Atenas y de incitarlos a la rebelión. 1 En un tiempo remoto, l os habitantes del planeta no contaban con muchos medios de información para enterarse de lo que sucedía. Antes del advenimiento de los media, el público se veía obligado a depender de las noticias relatadas por algún juglar o trovador. A pesar de que en retrospectiva el panorama ha cambiado notablemente en todos los sentidos, no puede pensarse que el papel del rumor en la vida moderna es menor que hace tiempo atrás. A pesar de las pocas investigaciones que existen sobre el tema y la gran dificultad que supone su estudi o, se ha llegado a construir – com o se verá en este capí tulo – una radiografía conceptual que ayuda a comprender al menos los elementos básicos del rumor, su defini ción y proce so de formaci ón, evolución y funcionamiento, entre otras características. – Tarrés, J. (2000). “El rumor como sustituto de la noticia”, Tesis de Licenciatura en Comunicación Social, Buenos Aires, Facultad de Ciencias de la Educación y de la Comunicación Social, Universidad de El Salvador, Págs. 13-14. 1 página | 14 1. Defi ni cio nes para el rum or DIFERENTES autores han logrado conceptualizar el fenómeno y esto sugiere un gran avance en el camino hacia su comprensión. La guerra fue el motor de estas primeras definiciones, com o así también de las primeras investigaciones y experiencias de laboratorio. Muchas cosas cambiaron a partir de la Segunda Guerra Mundial, entre ellas la visión que se tenía sobre el rumor. La guerra fue un acontecimiento de cisivo no sólo en ese campo, sino que también modificó drásti camente la historia de mitad del Siglo XX y puso fin al impulso reformista del Nuevo Trato 2 . Cuando la participación de Estados Unidos en el segundo confli cto global llevó al presidente Franklin Delano Roosevelt a decir a los periodistas que “el Doctor Ganar la Guerra” iba a tomar las riendas de la situación, en lugar del “Doctor Nuevo Trato”, nadie se imaginó lo cuan profundamente habrían de afectar esos dichos al curso de la historia norteamericana. 3 En este contexto, el rum or adquirió relevancia y la visión que se tenía de él como un inofensivo comentario entre comadres o el intercambio informal en una mesa de café, comenzó a convertirse en cosa del pasado. Es más, según comentan George Allport y Leo Postman 4 , en los años 1942 y 1943 el fenómeno fue visto como un serio pr oblema para EE.UU., capaz de hacer tambalear la seguridad nacional. En esta época – citan los autores – “un alto funcionario de la Oficina de Informaci ones Bélicas de l os Estados Unidos de Norteamérica creyó haber hallado la explicación de la circulación de rumores y dio una fórmula para combatirla, que era parcialmente – más solo parcialmente – correcta”. El discurso de toma de posesión de F. D. Roosevelt, pronunciado el 4 de ma rzo de 1933, trajo un ra yo de esperanza a un país inmerso en una profunda crisis económica. La Nación era fuerte, dijo, y se recuperaría de la depresión paralizadora. La Nación y el Congre so – que inmediatamente fue convocado por el Presidente a sesión de emergencia – respondieron a su llamad o, e inmediatamente empezó a delinearse la forma del Nuevo Trato. 2 Antes que nada, tendría que levantarse el pueblo económicamente, fomentando el empleo de cualquier forma (en su discurso Roosevelt dijo que “nuestra tarea primordial más grande, es poner a la gente a trabajar”). En segundo lugar, debían corregirse los abu sos que agravaban la depresión. Tendría que castigarse a cualquier que se lo hallara culpable de actos criminales en manipulaciones financieras. En consecuencia, debían ser más estrictas las leyes bancarias, debía intensificarse la vigilancia en las bolsas de valores y en los mercados de productos de consumo, y tendría que corre girse el abuso de la s compañías tenedoras. Una vez puestas en marcha estas disposiciones correctivas de emergencia, Roosevelt propuso una serie de medidas permanentes y a largo plazo, para realizar el desarrollo completo del país. El Presidente definió así los tres objetivos del Nuevo Trato: “alivio, recuperación y reforma”. Algunas medidas tomadas luego, en el marco de este Nuevo Trato, fueron ayudas económicas para las granjas, refinanciación de hipotecas y proyectos de desarrollo re gional y recuperación industrial. En Cochran, T. C. (1975). “Entre dos guerras”, Parte 7. En Breve Historia de los Estados Unidos de América (1975), Ciudad de México, Editorial Limusa, Págs. 433-436. 3 Cochran, T. C. (1975). En Breve Historia de los Estados Unidos de América (1975), op. cit., Pág. 466. 4 Allport, G. W. y P ostman, L. (1967). Psicología del rumor, Buenos Aires, Editoria l Psiqué, Pág. 18. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 15 Coincidencia o no, uno de los primeros esfuerzos por caracterizar el rumor vino de la mano de una fuente por demás ambigua (“un alto fun cionario”). En Psicología del Rumor 5 , Allport y Postman rescataron la siguiente descripción de este integrante del Gobierno: “El rumor corre por falta de noticias. Por consiguiente, debemos proporcionar al pueblo noticias lo más exactas posibles, pronta y completamente” En cierta manera no es una falacia pensar que la falta de la palabra oficial propicia la pr opagación de rumores, ampliando la brecha de ambigüedad en la sociedad. Pero detrás del fenómeno hay mucho más que la escasez de detalles. E L R UM O R DE A N TE S Allport y Postman 6 , trascendieron la con cepción de este descon ocido funcionario, y sobre la base de experiencias pr opias con públicos occidentales llegaron a la siguiente definición: “Un rumor (...) es una proposición específica para creer, que se pasa de persona a persona, por lo general oralmente, sin medios probatorios seguros para demostrarla” En este concepto los dos psi cól ogos de la Universidad de Harvard no descartan que el rumor tenga visos de verdad, ya que su transmisión supone el relato de un hecho cierto. El dato menos di scutible de la definición es que el fenómeno se mueve con libertad absoluta, ya que la comprobación de la información n o resulta importante. El rumor, entonces, se legitima por sí s olo, y a las audiencias que participan en la cadena de circulación no les interesan demasiado las pruebas de esos dichos. El concepto de Allport y Postman es citado por diferentes autores contemporáneos (Kapferer, Durandín, entre otros) como el más acertado. De hecho ha sobrevivido casi 40 años en el podio de la popularidad, a pesar de haber recibido duras acusaciones de las que hablaremos más adelante. Antes de Psicología del Rumor, Robert H. Knapp 7 , otro norteamericano, también impulsado por el contexto bélico en el que estaba inserto su País, construyó una amplia definici ón del rumor. En un artículo publicado en 1944 lo definió inicialmente como: “Una declaración formulada para ser creída como cierta, relacionada con la actualidad y difundida sin verificación oficial” A partir de un trabajo realizado para la Comisión de Seguridad Pública de Massachussets, sobre la relación entre el entorno social y la Segunda Guerra Mundial, Knapp construyó una definición convergente. Su aporte fue vislumbrar el The Psychology of Rumor – título original –, publicado por primera vez en Nueva York, en 1947. Para muchos investigadores sociales e sta obra despertó el interés por el tema en la pasada década del 40. A partir de esa publicación, tanto Allport como Postman, quienes desempeñaron tareas docentes en el Area de Psicología de la Universidad de Harvard, son considerados los “gurúes” de la especialidad. 5 6 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Pág. xi. Knapp, R. (1944). “A Psychology of Rumor”, Public Opinion Quarterly 8 (1), Págs. 22-37. En Kapferer, J. N. (1989). Rumores, Buenos Aires, Emecé Editores, Pág. 13. 7 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 16 fenómeno, a partir de un inventario de características propias, con la visión de que el rumor no es un fenómeno sino la representación del mismo. En su definición, Knapp también profundizó sobre la morfología del rumor y resaltó que éste se comporta de acuerdo con características generales y específicas: 8 Características generales El rumor es una forma de comunicación que utiliza el canal informal de boca a oreja, medio temporario que se opone particularmente a la permanencia de lo escrito. Se trata de una comunicación oral y personal. Aporta un contenido informativo sobre un individuo o acontecimiento. Expresa y, al mismo tiempo, satisface las necesidades emocionales de los individuos. Características específi cas No excede una cierta extensión o una cierta complejidad, por el hecho de la racionalidad limitada del ser humano. Tiende hacia una “buena forma” al término de las distintas distorsi ones que le aplican las funciones perceptiva y relativas a la memoria. Cuanto más se aleja un rumor de un hecho conocido o confirmado, mayores serán sus probabilidades de que se lo deforme más a lo largo de la transmisión. Indicaciones pre cisas como n ombre propios, números, lugares, entre otros, son los componentes más inestables de todo rumor. El rumor se atribuye a menudo a una fuente autorizada y se adorna con una garantía moral u oficial. Se armonizan con las tradiciones culturales de la población dentro de la cual circulan. Para ser creído y transmitido, un rumor debe adaptarse a l os temas que, en un momento dado, interesan a la población. Siete años más tarde de que se conociera el artículo de Knapp, Warren Peterson y Noel P. Gist 9 publicaron un trabajo sobre el rumor en la Revista Americana de Sociología. No hubo aquí grandes sorpresas, puesto que la definición que aportaron no fue muy distinta a todas las anteriores. Los autores vieron al rumor como: “Una versión o una explicación que no ha sido verificada, que circula de boca en boca y que se refiere a un objeto, acontecimiento o un asunto de interés público” 8 Knapp, R. (1944). En Rouquette, M. L. (1977). Los Rumores, Buenos Aires, Librería El Ateneo Editorial , Pá gs. 8-9. Peterson, W. y Gist, N. P. (1951). “Rumour and Public Opinion”, American Jour nal of Sociology (57), Págs. 159–167. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 13. 9 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 17 Las tres últimas definiciones son similares y para todas ellas se trata, en primer lugar, de una información. El rumor aparece entonces com o aquella proposici ón que aporta nuevos elementos de jui cio sobre una persona o acontecimiento relaci onado al interés público 10 . Por otro lado, Allport, Postman, Knapp, Peterson y Gist coinciden en que el fenómeno está sostenido sobre la verdad y que cuando afronta el camino de la circulaci ón intenta convencer, distinguirse respecto de otras historias cir culantes, trascender los relatos familiares, o el comentario entretenido. En un estudio crítico sobre la situación del estudio del rumor, el francés Michel Louis Rouquette 11 concibió una definición de tres patas, compuesta por la situación en la que aparece, el proceso de su transmisión y el contenido que refiere: a) En cuanto a la situación en la que aparece el rumor: - Se trata de una situaci ón de crisis (guerra, accidente, escándalo, etc.). El grupo ha perdido provisionalmente su seguridad y homogeneidad. - Los canales formales de comunicación y especialmente los medios de comunicaci ón no transmiten sino una información reducida sobre ciertos acontecimientos o aspectos de esa situación. b) En cuanto al proceso de transmisión: - El rumor se transmite oralmente de persona a persona e implica una proximidad física de emisor y receptor. - Esta comunicación tiene lugar entre comprometidos en la misma situación. c) En cuanto al contenido transmitido: - El contenido del rumor experimenta diversas distorsiones en el curso del proceso de transmisión. - Este contenido traduce el pensamiento y el deseo de la población. - Dicho contenido mantiene una relación directa con la actualidad. individuos igualmente Rouquette habla del rumor como un componente más de una multitud de comportamientos, desprovisto de bases teóricas y empíricas serias. “Cada una de estas características merece que se la considere y discuta, si queremos llegar a una definición sin ambigüedades (...) Los componentes clási cos de la n oción de rumor no parecen asegurar, por lo tanto, ninguna especificad verdadera en el abanico de conceptos que se relaci onan con la comunicaci ón y, más ampliamente, con la vida social”, indica el autor 12 . En este sentido – dice Kapferer (1989, op. cit., Pág. 13) – el rumor se diferencia de la leyenda porque ésta se refiere a un hecho del pasado. 10 11 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Págs. 10-14. 12 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Págs. 11-15. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 18 Quizás por ser una de las primeras voces que se pronunci ó sobre la relación entre rumor y noticia, Tamotsu Shibutani 13 es conocido por su con cepto dinámico, el cual postula que: “Los rumores son noticias improvisadas que surgen como resultado de un proceso de discusión” En términos más concretos Shibutani afirma que “lo que se llama comúnmente rumores son aquellas descripciones, pron ósti cos o explicaciones de acontecimientos que se forman, en gran parte, en encuentros informales, y que aunque no hayan sido confirmados por fuentes autorizadas, son, sin embargo, tomados seriamente en cuenta por una parte considerable de una colectividad interesada en ello” 14 . Al mismo tiempo revela la co-existencia de dos conceptos de rumor: - Aquellos en los que se l o considera com o un mensaje que pasa de persona a persona, presumiendo que el primer eslabón de la cadena, encargado de narrar el acontecimiento, es un testigo ocular, cuyo relato es exacto y que las deformaciones son introducidas en el curso de la transmisión. Las unidad básica de análisis es el relato, y el problema es hallar la razón de su posterior transformaci ón. Bajo este enfoque, el rumor se considera como algo patológico. - Otros, donde se lo concibe como una descripción de un suceso, una exposición resumida que se construye en la interacción de las personas a quienes interesa. En este caso la unidad de análisis es la situación, y el problema es determinar cómo ha llegado a ser interpretado. En el origen del rumor se identifica un acontecimiento importante y al mismo tiempo ambiguo. Para Shibutani el rumor está compuesto por la unificación de los recursos intelectuales con que cuenta el grupo para dar una interpretación satisfactoria del acontecimiento. Constituido así, el rumor es un proceso de dispersión de la información y un proceso de interpretación y de comentarios. Se trata en realidad de una acción colectiva que intenta dar un sentido a hechos no explicados. La evolución del contenido del rumor no obedecerá a las distorsiones de la memoria sino a la evolución y a la aportaci ón de comentarios hechos a lo largo de todo el proceso que lo involucra. La conceptualización de Shibutani corresponde a una teoría sobre la génesis y evolución del rumor y se refiere además a rumores creados al cal or de las circunstancias, a partir de un acontecimiento en particular. Pero no todos los rumores nacen de acontecimientos, puesto que también existen aquellos que parten de sucesos fabricados. Un caso de estas características tuvo lugar en enero de 1985, en Estrasburgo (departamento del Bajo Rin, en Francia), donde circuló una historia por demás aterradora: una pareja había abandonado a su hijo de corta edad en el coche mientras ellos se dedicaban a esquiar por los alrededores 15 . Los comentarios indicaban que al niño se le habían Shibutani, T. (1966). Improvised News: A Sociological Study of Rumor, Indianápolis, B obbs Cerril. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 19. 13 Shibutani, T. (1977). “Rumor”. En SILLS, David L. (director), Enciclopedia Internacional de Ciencias Sociales, Volumen 9, Págs 415–418, Madrid, Aguilar Ediciones, Pág. 415. 14 15 Dernières Nouvelles d’Alsace, 27 de noviembre de 1985. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 21. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 19 congelado las piernas y que por eso hubo que amputárselas. Luego se comprobó que la historia era falsa y se había difundido en forma de rumor. Partidario del rumor que se puede crear y no necesariamente estar ligado a un acontecimiento real, Edgard Morin 16 considera que todo lo relativo al fenómeno no tiene fundamento. Para muchos investigadores de la temática, la intervención de este autor en el estudi o del rumor ha sido negativa, debido a que a partir de esta concepci ón se lo observa com o una enfermedad, como un “cáncer mental”. La incursión de Morin en el tema fue conocida como la “psiquiatralización del rumor”. Para Jean Noël Kapferer 17 la “psiquiatralizaci ón del rum or es la consecuencia directa de un hecho crucial: una vez que una información falsa se introduce en la colectividad, su difusión es exactamente igual a la de una información verídica, y no puede ser explicada por la locura o la alucinación colectivas (...) La vida social se basa en la con fianza; no tenemos por qué suponer, en principio, que nuestros familiares nos mienten, fabulan o son víctimas de alucinaciones”. E L R UM O R DE A H OR A En la pasada década del 40 el rumor fue visto com o una proposici ón que viajaba únicamente de manera oral. El correr de los años demostró que el fenómeno colmó todos los rincones y se acom odó fácilmente a los nuevos medios de transmisión. Ya no sólo funci ona el boca en boca, sino que de acuerdo al soporte que tengamos en cuenta, podemos hablar también de rumores que se transmiten de pantalla en pantalla (en el caso de la televisión o internet), si tenemos en cuenta que la comunicaci ón se establece sólo a través de dispositivos electr ónicos, sin contacto interpersonal. Bajo un criterio mucho más amplio se puede incluso afirmar que esas informaciones también viajan de medio a audiencia, una experiencia en la que el soporte electr ónico (radio, televisión, internet) ó impreso (prensa escrita) es el que determina la circulación. Esto es producto de la mediatización de las actividades del hombre y la tecnificación del proceso de comunicación. En este sentido J. N. Kapferer 18 dice que: “El rumor se encuentra en todas partes, cualquiera que sea el ámbito de nuestra vida social. Se trata, al mismo tiempo, del medio de comunicación más antiguo (...) El desarrollo de los actuales medios, lejos de suprimir rumores, los han hecho más especializados: cada uno posee ahora su propio territorio de comunicación (...) Todos creemos poder reconocer un rumor cuando lo encontramos; pero nadie es capaz de dar una definición satisfactoria.” La problemática asociada al rum or como factor de legitimación en la agenda periodística 19 ha despertado análisis variados, aunque también el interés por 16 Morin, E. (1969). La Rumeur d’Orléans, París, Editions du Seuil. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. .22-24. 17 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 21. 18 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 11. Al referirnos a “a genda” hablamos de la teor ía de la agenda s etting concepto que plantea que los med ios de comunicación seleccionan de manera racional los temas sobre los que se debe hablar y discutir, así como su importancia, su orden y la manera de transmitirlos. Este proceso favorece la tematización y fragmentación de la realidad. 19 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 20 conceptualizar el contemporánea. fenómeno desde una perspectiva más específica y En su tesis de grado sobre la relaci ón rumor – medios de comunicación, la licenciada Julieta Tarrés observa al rumor como un mecanism o para cuestionar la veracidad de relatos que circulan dentr o de una sociedad, ya que muchas veces estas informaci ones son funci onales a quienes intentan desviar la atención del público de los centros de verdadero interés social. Visto desde esta perspectiva, el rumor aparece como una mentira proveniente de una “memoria limitada”, resultado de un cuestionamiento de la verdad y de la objetividad de los medios de comunicaci ón, del ejercicio democrático de sus dirigentes y de la censura. 20 Cómo mencionaremos más adelante, observar al fenómeno como una mentira, carente de valor – verdad, es dar crédito a los rumores que circulan sobre el rumor, desde hace mucho tiempo atrás. Guy Durandin, por su lado, define al rum or como una herramienta para la puesta en marcha de operaciones que pueden implantarse con una finalidad de desinformación 21 . El autor plantea además que el fenómeno puede utilizarse con tres fines: la calumnia, la desvalorización del sistema de información del adversario y la puesta en circulación de noticias contradi ctorias. 22 Desde los estudios de mitad del Siglo XX a las posturas más contemporáneas, el rumor es visto como una propuesta para creer y, sobre todo, como un medio de transmisión informal de acontecimientos. Este es quizás el denominador común entre todos l os conceptos expuestos en este acercamiento inicial al fenómeno.– En este trabajo adherimos a l concepto que ofrece Lorenzo Vilches (1989, Manipulación de la información televisiva, Buenos Aires, Ediciones Paidós, Pág. 34): “es la hipótesis según la cual los medios de comunicación pueden indicar a sus destinatarios en torno a qué temas deben pensar, qué contenidos deben incluir o excluir de su conocimiento, a qué acontecimientos dar o no importancia, qué cosas valorar de las personas y pr oblema s, etc.” 20 Tarrés, J. (2000), op. cit., Pág. 7. La palabra “desinformación” – a la que nos referiremos con frecuencia en este trabajo – viene de la traducción literal del término ruso dezinformatsia. Pierre Lorrain (En Est et Ouest, a bril de 1987, N° 4, Pág. 17) refiere que esta palabra fue empleada por los soviéticos desde principios de los años veinte para referir se a campañas de “ intoxicación” que se gún ellos, lanzaban los paíse s capitalistas contra la URSS. En Francia el término comenzó a ser utilizado por Bor is Souvarine a partir de 1956, en un artículo titulado “La desinformación sobre la URSS. Los secretos de Politburó”. En inglés desinformación apareció por pr imera vez en 1972 en el Chambers Twentieh Century Dictionary de Londres. 21 El 21 de junio de 1984 se definió el verbo “desinformar” como “inducir a error a un pueblo a fin de lograr debilitar al adversario. Por extensión, desorientar a la opinión p ública. Se puede desinformar a teleespectadores, oyentes o lectores sin que éstos puedan darse cuenta. Se emp lea de forma intransitiva. La simulación o la ocultación son los elementos más utilizados para desinformar”. Más adelante, en 1993, el francés Guy Durandin la definió com o “ un conjunto organizado de engaños en una era en la que los medios de comunicación se hallan e normeme nte desarrollados”. En Durandin, G. (1995). La información, la desinformación y la realidad, Barcelona, Ediciones Paidós, Págs. 21-25. 22 Durandin, G. (1995), op. cit., Págs. 198-199. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 21 2. Im po rtanci a, am b igüedad y ci rcul aci ó n COMO primer esfuerzo por entender el por qué de la circulación de rumores, colocaremos la lupa sobre dos con ceptos: importancia y ambigüedad. Estas son las condici ones mínimas que debe poseer un rumor para que “prenda” en la población. El asunto al cual se refiere el rumor, primero debe ser de interés público, tanto como para quien lo enuncia como para quien lo recibe, y luego es necesario que los hechos estén empapados de cierto enigma e imprecisión. Visto de esta forma, las dos condi ciones esenciales están relaci onadas con la transmisión del rumor en una manera cuantitativa. Gordon Allport y Leo Postman se atribuyen la creación de la largamente conocida Ley del Rumor: Rumor = Importancia x Ambigüedad R ≈ i ×a “Traducida en palabras, la fórmula significa que la cantidad del rumor circulante variará con la importancia del asunto para los individuos afe ctados, multiplicada por la ambigüedad de la prueba o testimonio tocante a dicho asunto. La relación entre importancia y ambigüedad no es aditiva sino multiplicativa, puesto que con importancia o ambigüedad igual a cero, no hay rumor (...) No podría esperarse que un ciudadano de los Estados Unidos fuera a pasar rumores relativos al precio de los camellos en Afganistán, puesto que el asunto carecería de interés para él, aunque es en verdad ambiguo”, indican los creadores de la Ley 23 . Siguiendo con esta línea de análisis, la ambigüedad por sí sola no es suficiente. Lo mismo sucede con la importan cia, ya que el factor que rige el interés público no es igual para todos. La fórmula del rumor surte efecto sól o cuando las dos condici ones esenciales se complementan. En Psicología del rumor, Allport y Postman 24 han advertido que el resultado de la Ley no se rige estrictamente por la matemáti ca, ya que existen al menos tres condici onamientos que modifican sustancialmente la situación: 1. No es lo mismo analizar la circulación de rumores en procesos democráticos que en procesos dictatoriales. En este último caso, se suele imponer vigilancia y a fuerza de cañón contr olar el flujo comunicacional de la población. Digamos que si la Gestapo establece graves penalidades por el delito de hacer circular un rumor, sin duda la mayoría de la gente se abstendrá de hacerlo. 2. Otro de los casos en los que no puede aplicarse esta Ley surge cuando el ambiente de mentalidades es heterogéneo, ya que se necesita un campo de ideas semejantes, temas en común. Al no existir estas condiciones, el rumor puede detenerse en las fronteras sociales y obtener por ello poca circulación. 3. Sucede a veces que tan pronto un individuo advierte qué es lo que hace comportarse de determinado modo, desvía 23 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Pág. 1. 24 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Págs. 3-4. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 22 el rumbo y comienza a obrar de diferente manera. La persona advertida será por esa misma razón menos susceptible a ellos. En otras palabras: el conocimiento de cómo funci ona una ley, a menudo altera, y a veces niega, la ley en cuestión. Por el contrario, las situaci ones de crisis engendran rumores de todos l os colores. Así puede entenderse por qué los estudios más compr ometidos sobre la temática nacieron a la luz de la Segunda Guerra Mundial, ya que este tipo de conflictos– principalmente – posee un alto porcentaje de los dos ingredientes necesarios para la proliferación de rumores: importancia en el sentido de que se viven tiempos decisivos para la humanidad o l os pueblos en cuesti ón, y una cantidad elocuente de ambigüedad, inestabilidad social y dudas permanentes. Michel Louis Rouquette 25 dice sobre las situaciones de crisis: “Lo que algunos pudieron tomar como excepci ón se revela como regla: la situación de crisis no hace sino amplificar un tipo de alteración social siempre presente, precipitar una realidad difusa que impregna toda la vida social”. Con líneas teóricas similares a las expresadas en “Psi col ogía del Rumor”, D. McGregor 26 sostuvo que el rumor sigue una ley aún más general de la psicología social, en tanto que “la deformaci ón emoci onal subjetiva en la percepción e interpretación del medio ambiente puede ocurrir sólo en relación directa a los efectos combinados de importan cia y ambigüedad”. Desde esta óptica, el rumor es visto como una de las formas menos racionales de la actividad social. Conocidas ya las condici ones que se necesitan para que el rumor inicie su viaje, es necesario ahondar sobre el camino que recorre. En lo referido a circulación existen dos posturas encontradas: la de los norteamericanos Allport y Postman y la del francés Michel Louis Rouquette. E L E N FO Q UE N O R TE AM E R I C AN O : P R O YE C C I ÓN Y M O D E LO L I N E AL Las investigaciones estadounidenses – con el aporte de la sociología y la psicología – expli can la cir culación con el factor m otivador del rumor. Esto significa que detrás de cada eslabón que participa de la cadena existe una razón que lo moviliza a creer en los dichos y luego retransmitirlos. Así surge la hipótesis de que a través del rumor las personas canalizan la tensión emocional, al proveer una salida verbal capaz de traer alivio. Un ejemplo ligado a la si tuación de crisis logra ilustrar e sta si tuación. En agosto de 1945, circularon versiones acerca de que Rusia acababa de declararle la guerra a Japón, país que según las mismas informaciones había obtenido la tan deseada receta de la bomba atómica. Según la postura anglosajona, aquellos que creían en ese rumor eran personas que detestaban a los rusos y, en menor grado, a los norteamericanos. En vez de decir directamente “odio a los rusos” o “me molestan los demócratas”, el divulgador prefirió aquietar, justi ficar su tensión emocional, creyendo la versión del inicio de las hostilidades entre esos dos países. Al permitírsele agraviar al objeto odiado, se logra aliviar un impulso primario. Al mismo tiempo esto le sirve para justificarse con su propia conciencia y explicarse a sí mism o, y a los otros que lo r odean, porqué siente lo que siente. De 25 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Págs. 11-12. McGregor, D. (1938). “The Major Determinants of the prediction of Social Eve nts”, Journal of Abnormal and Social Psychology (33). En Allport, G. y Postman, L. (1967), op. cit., Págs. 11–14. 26 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 23 esta manera, el rumor se coloca sobre una base racional en tanto descarga pasión, y esa presión intelectual halla una razón plausible para una situación confusa. 27 La dinámica de transmitir a través del rumor nuestr os más íntimos sentimientos, es definida por Allport y Postman (1967) como pr oyección, modo a través del cual la persona deja de emplear elementos de prueba imparciales y objetivos y se refleja, sin que ella sospeche siquiera, en una interpretación del mundo que la rodea. La proyección es en realidad la tendencia de atribuir falsamente a otras personas motivos o rasgos que nos pertenecen o que de alguna manera explican o justifican los nuestros. 28 Los dos psi cól ogos nor teamericanos 29 afirman además que la proyección se patentiza en mayor grado en los sueños. Los ensueños o divagaciones en estado de vigilancia participan del fenómeno. “El rumor es afín a la divulgación ensoñadora en segundo grado. Si la especie que oímos nos proporci ona una interpretación caprichosa de la realidad que sea agradable para nuestra vida secreta, nos inclinamos a creerla y transmitirla”. Pero no todo es ensueño y percepci ón inconsciente. Cuando esa proyección inicial se nutre de elementos un tanto más racionales, que llegan a explicar el mal o fijar la culpa de esa impresión personal inexplicable, se convierte en proyección complementaria, que no significa atribuir a otras gentes nuestros propios sentimientos sino más bien encontrar en la supuesta conducta de cierto pr ójimo una explicación “razonable” del comportamiento en cuestión. “Para que se trate de verdadera proyección complementaria, la descripci ón de las intenci ones y de la conducta debe ser falsa. Porque si es exacta, entonces la percepción es realista y no interviene en ello nada de proyección”, afirma Gordon Allport 30 . Allport y Postman hablan también de la proyecci ón directa. La definen como una de las armas misteriosas que la naturaleza ha dado al hombre para ahorrarle los tormentos de su conciencia. Los pecados l os cometen otros, no nosotros, o si pecamos nuestra falta es insignificante comparada con la de aquellos. En este sentido, existen pruebas experimentales relativas a la importancia de la disimulación de la propia culpabilidad en la creencia de los rumores 31 que han comprobado que cuando creemos lo peor, respecto de otros, estamos tratando de huir de nuestra propia conciencia acusadora. La proyección también puede ser del tipo “l a paj a en el ojo ajeno”: el proceso de exagerar en otras personas las cualidades que tanto ellas como n osotros poseemos. Para Gordon Allport 32 se trata de una acentuación perceptual: “vemos más de lo que hay en realidad y lo vemos porque eso refleja nuestro propio estado mental inconsciente”. 27 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Págs. 4–5. 28 Allport, G. W. (1977). La naturaleza del prejuicio, Buenos Aires, Editoria l Universitaria de Buenos Aires, Págs. 47-64. 29 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Págs. 6-11. 30 Allport, G. W. (1977), op. cit., Pág. 424. Una de ellas es la desarrollada por Floyd H. Allport y Milton Lepkin. En 1945 estos dos autores publicaron en el Nº 40 de la Revista de Psicología Anorma l y Social el artículo "Wartime Rumors of Waste and Special Privilege : Why Some People Belive Them" relativo a porqué la gente creía en los rumores de guerra. Allport y Lepkin descubrieron que la población norteamericana creía ciertos tipos de rumores relacionados con despilfarr os y pr ivilegios especiales en el Gobierno para negar a la vez sentirse culpable o avergonzada p or escamoteos en su s raciones alimenticias (en Allport, G. y Postman, L., 1967, op. cit., Págs.10-11). 31 32 Allport, G. W. (1977), op. cit., Págs. 423-424. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 24 La diferencia entre esta última y la pr oyección del tipo directa puede ser resumida con ayuda del adagio de Pope: “Todo parece amarillo al ojo del ictérico.” Tomando en sí mismo, el enunciado se refiere a la proyección directa. Pero si añadimos la siguiente reflexión: “Y todo l o que es amarillo parece más amarillo al ojo del ictérico”, incluimos también el mecanismo de la “paja en el ojo ajeno”. En resumen, Allport y Postman 33 afirman que “el rumor es lanzado y continúa su trayectoria en un medio social homogéneo, en virtud de activos intereses de los individuos que intervienen en su transmisi ón. La poderosa influencia de estos intereses exige que el rumor sirva ampliamente como elemento de racionalización: esto es, explicar, justificar y atribuir significado al interés emocional actuante. A veces, el vínculo interés – rumor es tan íntimo, que nos permite describir el rumor com o la proyección de un e stado emoci onal completamente subjetivo”. Por estar unido al mero hech o de comunicar, el rumor supone de inmediato la existencia de conocidos personajes para las Ciencias de la Comunicación: emisores, receptores, canales y mensajes. Los estudi os n orteamericanos encuadran la circulación del rumor en un paradigma clásico, de transmisión lineal de un mensaje de individuo a individuo. De existir las condiciones de impor tancia y ambigüedad requeridas, el mensaje será retransmitido inmediatamente por cada eslabón de la cadena formando una amplia red de transmisi ón de alcan ces inimaginables, según lo ilustra la siguiente figura: M proyección R1 proyección R2 proyección R3 R D FIGURA 1. M ODELO LINEAL DE GORDON ALLPORT Y LEO POSTMAN. (En Rouquette, M. L., op. cit., 1977, Pág. 20) En la Figura 1 se grafica cóm o el mensaje cir cula en una red lineal y con orientación única. El mensaje aquí esta compuesto por eslabones semejantes y la cadena que forma – sobre la base de las proporciones de importancia y ambigüedad – puede ser pequeña o muy amplia. Se observan además desplazamientos de R 1 a R 2, de R2 a R3 y R 3 en adelante En cada uno de estos enlaces encontramos l o que antes definimos como proyección. De acuerdo a la situación hablaremos también de proyección complementaria, directa o del tipo “la paja en el ojo ajeno”. (R D). Para Michel Louis Rouquette 34 “este paradigma, que permitió poner en evidencia muchos fenómenos importantes, no conduce sin embargo más que a una simulación muy simplificada de las si tuaciones reales”, por lo cual es posible mejorarlo. 33 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Pág. 11. 34 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Pág. 20. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 25 E L E N FO Q UE F R AN C É S: MO D E L O P L UR I L I N E AL E S L ABO N E S E N L A R E D Y CO M P O R TAM I E N TO DE LO S Michel Louis Rouquette es muy crítico con el enfoque norteamericano. En el afán de proveer un modelo de circulación más integral, diagramó un sistema de intercambios no – lineal, ya que según su postura las redes de comunicaciones efectivas se dirigen muy rara vez de manera rectilínea de un extremo a otro. Para el autor es mucho más frecuente que se produzcan expansiones, formando una red plurilineal. En casi todos los casos – afirma Rouquette – un eslabón de la cadena del rumor se comunica con muchos otr os, no con uno sol o. Incluso el eslabón terminal se comunica con otro, necesariamente anterior. De esta manera, el autor 35 distingue dos modelos de expansión y lazo: Lazos en una red 1. Se pueden identificar dos tipos de lazos orientados a partir del origen de la red: a) Retroactivos. Un eslabón de rango n se comunica con otro de rango inferior a n. R1 R2 R3 R n → Rx < n FIGURA 2. MODELO PLURILINEAL RETROACTIVO DE MICHEL LOUIS ROUQUETTE. (En Rouquette, M. L., op. cit., 1977, Pág. 21) b) Proactivos. Un eslabón de rango n se comunica con otr o superior a n + 1. La transmisión del eslabón de rango n hacia el rango superior a n + 1 (R 1 – R 3 en la figura) puede ser anterior o posterior a la transmisión del eslabón de rango n hacia el de rango igual a n + 1 (R 1 – R 2 en la figura). R1 R2 R3 R n → Rx > n + 1 FIGURA 3. MODELO PLURILINEAL PROACTIVO DE MICHEL LOUIS ROUQUETTE. (En Rouquette, M. L., op. cit., 1977, Pág. 21) 35 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Págs. 18-22. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 26 2. Expansiones en una red Otra posibilidad de comunicación que se observa es la existencia de expansiones abiertas y expansiones cerradas. La expansión abierta se define por la existencia de por lo menos dos eslabones terminales, que no continúan la transmisión del mensaje. Por su lado, la expansión cerrada, que puede ser retroactiva o proactiva, consiste en un lazo que interesa por lo menos a tres eslabones. En este caso existe un mínimo de un eslabón entre el origen y la terminación del lazo. R2 R2 R1 R1 R3 R4 R3 R4 - Expansión abierta - - Expansión cerrada - FIGURA 4. MODELO PLURILINEAL – EXPANSIONES EN UNA RED. (En Rouquette, M. L., op. cit., 1977, Pág. 22) El modelo de circulación de rumores definido por Allport y Postman supone que todos los eslabones de la red son iguales entre sí. Para Rouquette, este enfoque olvida la influencia ejercida por la estructura del medio social sobre los comportamientos. En este sentido indica que las estructuras sociales actúan sobre todo por medio de representaciones, procesos cognitivos complejos que mediatizan el encuentro del sujeto, de su grupo y de la naturaleza. Esto lo lleva a pensar que los eslabones que componen una red no son, por lo tanto, mutuamente semejantes o equivalentes, al contrario, se diferencian según sus representaciones. 36 A modo de ejemplo, obsérvese que en la Figura 5, R 3 y R4 ocupan posici ones diferentes en el medio social de la red. R3 R1 R2 R4 FIGURA 5. MODELO PLURILINEAL– IMAGEN DEL RECEPTOR O DEL EMISOR. (En Rouquette, M. L., op. cit., 1977, Pág. 23) 36 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Págs. 22– 23. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 27 En resumen, Rouquette construye un paradigma capaz de producir simulaciones más realistas, respecto del m odelo lineal. Este esquema (Figura 6) de la unidad elemental simulada del proceso de transmisión de rum ores consta de lazos retroactivos, pr oactivos, expansión cerrada, expansión abierta y posiciones diferentes en el medio social. H A B C F D E G FIGURA 6. MODELO PLURILINEAL– ESQUEMA DE LA UNIDAD ELEMENTAL SIMULADA DEL PROCESO DE TRANSMISIÓN DE LOS RUMORES. Lazo retroactivo: D – B. Lazo Proactivo: D – F. Expansión cerrada: A – H – C. Expansión abierta: E – F, G. Posiciones diferentes e n el medio social: F y G (En Rouquette, M. L., op. cit., 1977, Pág. 23). Rouquette 37 también abordó la organización de los eslabones de esta red. Particularmente analizó el rol del líder de opinión en la formación, transmisión y retransmisión de informaciones, concluyendo que “la circulación de los rumores en un grupo se inicia por algunas personas que orientan y modelan las opiniones de aquel”. Tomando com o base estudios norteamericanos 38 , se puede afirmar que la influencia personal no se ejerce al azar, sino dentro del cuadro de l os grupos pertinentes. Este rol lo ejecuta un determinado líder de opinión, quien actúa solo para cierta fracci ón de la población. Muy a menudo, introduce así una información nueva cuando ella se orienta en el sentido de expectativas más o menos implícitas para él percibidas en sus pares. Según el enfoque francés, el líder o guía de opinión influye de tal manera que llega a determinar el flujo de comunicación en el grupo, respecto de los rumores. Resulta así entonces, que el comportamiento de los eslabones en la red de 37 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Págs. 24-26. Diversos e studios de mitad del Siglo XX a bordar on el rol del líder de opinión en los grupos y la relación de éste con la red de circulación del rumor. En el trabajo realizado por P. F Lazarsfeld y sus colaborad ores B. Berelson y H. Gaudet (1948, The People’s Choice, Nueva Yor k, Colum bia University Press) se puso en evidencia la organización de los receptores durante la transmisión de un mensaje y se indujo que la población receptora no constituye ni una masa homogénea ni un conjunto de individuos intercambiables. Los investigadores notaron que individuos denominados “guías de opinión” desempeñaban tareas de administración del mensaje dentro del grupo. E ste descubrimiento fue realizado en el marco de una encuesta sobre las elecciones presidenciales en EE. UU. en 1940. 38 Las encuestas de H. Menzel y E. Katz (1956, “Relaciones sociales e innovación en la profesión médica: la epidemiología de una nueva droga”, Public Op inion Quarterly, Págs. 337-352) encontraron errores en el estudio de Lazar sfeld, destacando la “exagerada simp licidad” de su enfoque. Menzel y Katz concluyeron que existen muchas categorías ordenadas de guías de opinión, por lo cual la transmisión de la información en los grupos es más compleja. Los autores obtuvieron estas conclusiones analizando – mediante encuestas – el impacto que producía la introducción de una innovación profesional, representada por un nuevo medicamento, en la población de médicos en ejercicio de un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra. Otros que abordar on el tema fueron S. C. Dodd (1953), “Prueba de difusión de mensajes en experimentos controlados”, American Sociological Review (18); y T. J. Allen y S. I Cohen (1969), “Flujo de información en laboratorios de investigación y desarrollo”, Administration Science Quarterly. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 28 distribución del rumor se relaciona directamente con la estructura de los grupos sociales. Visto de esta forma, se pueden distinguir varios factores importantes involucrados en el funcionamiento social del rumor: 39 1. En primer lugar, las relaciones existentes en el momento considerado entre los diferentes grupos que componen la población (cooperación, competici ón, hostilidad, intercambios, entre otros) 2. En segundo término, la estructura interna del grupo estudiado, en el que se distinguirá la estructura institucional o formal (jerarquías de prestigio, de poder, de propiedad, de dinero) y estructura efectiva o informal (afinidades y re chazos, elecci ones corrientes de influencia, coalici ones) 3. Por último, las actitudes características del grupo en relación con el objeto del rumor, previas a la introducción de éste. El modelo plurilineal de Rouquette puede vincularse con la semiosis social de Eliseo Verón 40 , en donde la red significante es infinita y toma la forma de una estructura de encastramientos. Esta postura también desecha el planeo lineal al que adhieren Allport y Postman. “Se trabaja así sobre estados, que sólo son pequeños pedazos de tejido de la semiosis, que la fragmentación efe ctuada transforma en productos. La posibilidad de todo análisis de sentido descan sa sobre la hipótesis según la cual el sistema productivo deja huellas en los productos y que el primero puede ser (fragmentariamente) reconstruido a partir de una manipulación de los segundos. Dicho de otro modo: analizando productos apuntamos a procesos” 41 . Verón 42 afirma además que una teoría de los discursos sociales debe reposar necesariamente en una doble hipótesis: 1) Toda producci ón de sentido es social: no se puede describir ni explicar satisfactoriamente un proceso significante, sin explicitar sus condici ones sociales de producci ón. 2) Todo fenómeno social es, en una de sus dimensiones constitutivas, un proceso de producción de sentido, cualquiera fuere el nivel de análisis. Sosteniéndose en este doble anclaje – “del sentido en l o social y de l o social en el sentido” – el autor di ce que “si los objetos significantes analizados son verdaderamente tratados como significantes internos, ningún análisis puede ser, en rigor, puramente ‘externo’. Los únicos análisis de los que se podría decir eso son aquellos que consideran los productos de la semiosis com o objetos inertes, buscando, por ejemplo, cómo los di scursos reflejan tal o cual realidad social, económica, política, biográfica o psíquica. Los análisis externos son consecuentemente inseparables de una concepción mecánica de las relaciones entre 39 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Págs. 30-33. El autor define a la semiosis social como “la dimensión significante de los fenómenos sociales: el estudio de la semiosis es el estudio de los fenómenos sociales en tanto procesos de producción de sentido”. Verón, E. (1996). La semiosis social, Barcelona, Gedisa, Pág. 125. 40 41 Verón, E. (1996), op. cit., Pág. 124. 42 Verón, E. (1996), op. cit., Pág. 125. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 29 los discursos y su contexto; tratan a l os objetos significantes como si n o lo fueran. Un discurso, cualquier fuere su naturaleza o tipo, no refleja nada; él es sólo punto de pasaje de sentido”. 43 La red que forma el rumor puede entenderse como un proceso de semiosis social, en tanto que sus eslabones se relacionan de manera circular y no necesariamente de manera lineal. Es ésta también una estructura conformada de “paquetes” de materias sensibles investidas de sentido, que según Verón 44 , son productos. En este sentido Mi chel Foucault 45 avala la idea de este cir cuito multidireccional: “No es nece sario imaginar, recorriendo el mundo y enlazando con todas sus formas y todos sus acontecimientos, algo no dicho o impensado, que se trataría de articular o de pensar finalmente. Los discur sos deben ser tratados como prácticas discontinuas que se cruzan, a veces se yuxtaponen, pero que también se ignoran o se excluyen”. – 43 Verón, E. (1996), op. cit., Pág. 128. 44 Verón, E. (1996), op. cit., Pág. 126. 45 Focault, M. (1992). El orden del discurso, Buenos Aires, Tu s Quest Editores, Pág. 44. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 30 3. C uando l o s rum o res co rren LOS investigadores suelen estar de acuerdo en que los rumores surgen en aquellas situaciones que no están muy bien definidas. A saber: cuando ha existido una ruptura sorpresiva de la rutina, un cambio abrupto en el entorno, una situación de crisis o se ha generado mucha tensión en el ambiente, entre muchos otros motivos. Ya hemos visto que aquellos hechos que demuestren ser importantes y a la vez ambiguos son propicios para generar rumores. A estas dos condici ones las denominaremos motivos primarios. Ahora ¿se sabe algo más sobre las posibles causales de este fenómeno tan huidizo? La respuesta es afirmativa. De la bibliografía consultada, surge que existen también motivos secundarios de circulación de rumores. Algunos de ellos pueden encontrarse en la siguiente lista: Crear o retransmitir un rumor para atraer la atención del grupo. Esta persona busca así que el resto lo observe como alguien informado, que posee información de primera línea. Intenta conseguir respeto y perfilarse en una posición de dominio respecto a los otros. Este comportamiento puede resultar práctico para individuos que carezcan de vida social. Matar un silencio. Una persona puede considerar conveniente llenar un silencio incómodo en el curso de una conversación repitiendo algo que acaban de relatarle o inventando quizás alguna historia como para alejar el vacío. Paliar la espera con un rumor. La circulación de rumores llega a un punto frenético cuando el público espera la realización de un acontecimiento largo y anhelado. El frenesí se acentúa por la entrada en escena de los medios de comunicación. Esto lleva a concluir que cuando se trata de n oticias importantes que generan expectativa hay una razón psicológica que lleva a apretar el gatillo antes de tiempo. El hecho de adelantarse a un acontecimiento exacerba la ambigüedad de la situaci ón. Este tipo de comportamientos es muy común en los medios de comunicación actuales. Prescindir de la palabra oficial. En clara sintonía con los dos criterios anteriores, la falta de palabra oficial suele pagarse con uno o muchos rumores. El secreto de sumario o el se creto policial, por ejemplo, junto con la natural confusi ón de la población, ayudan a crear una profunda situación de ambigüedad en aquellos asuntos relevantes. Para paliar la incertidumbre que genera no conocer los detalles, los individuos tienden a interpretar libremente los acontecimientos y propalarlos. El tema es que no siempre las impresiones subjetivas de la gente coinciden con la realidad. Muchas veces la cautela de l os gobiernos y otras instituci ones ofi ciales justamente generan un gran vacío de información, abriendo la puerta a las más increíbles historias. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 31 Para Jean Noël Kapferer 46 los rumores corren porque existe una necesidad urgente de hablar, no se sabe qué, pero hablar al fin. Es así que distingue otros cinco motivos secundari os: 1. Hablar para saber. Es la necesidad de saber lo que pasa y no quedar al margen de las novedades que se produzcan. El hecho de que se hable de una información determinada muestra qué tipo de consenso posee el grupo. 2. Hablar para convencer. Algunos asumen la transmisi ón del rumor como un camino de cruzados, para difundir la palabra, en la cual el emisor se implica de manera integral. El rumor se convierte en una empresa para convencer al otro de nuestra propia tesis. 3. Hablar para liberarse. El rumor es la primera etapa para liberar tensiones internas. Muchos rumores de hecho constituyen una pesada carga de ansiedad, y por ello se liberan. Esto permite una expresión libre de las pulsiones reprimidas y hasta entonces inconfesables. 4. Hablar para agradar. Numerosos rumores circulan no porque sus transmisores los crean irrebatibles sino porque son entretenidos, son objeto de curiosidad y sorpresa. Se trata de historias que tienen el éxito asegurado en el grupo de amigos, al menos. El humor es muy común en este tipo de acti tudes, aunque es de considerar que en el fondo el rumor no es una simple historia de humor, porque aspira a ser realidad. 5. Hablar por hablar. Las reuniones fueron hechas para que la gente hable y no hay peor situación que los silencios de radio en este tipo de eventos. A esto se suma que siempre es necesario hablar de algo, y si ello puede contribuir a amenizar situaciones incómodas, bienvenido sea. El silencio es al mismo tiempo peligroso, porque al no tener nada que decirse, aparece la confesi ón del vacío, ámbito donde el rumor se inserta magníficamente. A esta altura ya no existen dudas respecto a que la característi ca focal de lo que entendemos por rumor es la insistencia de que prolifera en ausencia de pruebas indubitables. Es claro también que no siempre nos damos cuenta cuándo existe una prueba, y por esa misma razón no siempre sabemos si estamos escuchando un hecho real o un engendro de la fantasía. Una noti cia fechada puede presentar a todos los lectores de un diario de reputación intachable una de esas pruebas indubitables. Sin embargo, cuando contamos a un amigo la noti cia leída, nos apartamos del texto que hemos visto, y entonces se inicia el rumor. El rumor comúnmente es de carácter específico y limitado. Por ello es generalmente de interés temporario. Los rumores vienen y van, incluso algunos vuelven a la circulación (como aquellos denominados sumergibles) por segunda y tercera vez. Al mismo tiempo, en el rumor, el nexo de comprobaci ón casi ha desaparecido porque a menudo suele reducirse a algo tan insubstancial como el 46 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 67-76. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 32 “Me dijeron ...” Lo mismo sucede en aquellos casos en que el testimonio es elusivo, como en el dicho amigable y familar “Lo sé de buena fuente ...” ¿Por qué creer en los rumores entonces? Para Allport y Postman 47 se cree en ellos porque “en la mayoría de las cosas som os inexpertos y precisamente en relación al grado de inexperiencia somos susceptibles al rumor. No disponemos ni del tiempo ni de la paciencia para colacionar lo que oímos con elementos de prueba indubitables, aun cuando elementos existan y lo tengamos a mano”. Debido a que el rumor es un animal muy movedizo y a veces poco predecible, los motivos secundarios de los que hablamos anteriormente pueden multiplicarse. Empero, para entender un poco más qué puede generar rumor, es de tener en cuenta los cin co consejos del n orteamericano Knapp para evitar la proliferación de rumores en tiempos de guerra: 48 1. Es acon sejable que la gente conserve confianza absoluta en los medios de comunicaci ón oficiales, de tal manera que no se sienta tentada a ir a buscar información en otras fuentes. 2. Es necesario que el pueblo mantenga una fe total en sus dirigentes, que le entregue su confianza al gobierno, el cual hace todo lo que está en su poder para dar soluciones a los problemas originados en la crisis y la guerra. Por esto no deben escatimarse medios para evitar la desconfianza y las sospe chas, verdadero caldo de cultivo de los rumores. 3. Cuando tiene lugar un acontecimiento es muy importante difundir lo antes posible el máximo de informaciones. Los rumores nacen de interrogantes que la gente se formula espontáneamente y para los cuales no se ha proporci onado una respuesta. 4. Difundir informaciones no garantiza que éstas tengan necesariamente un receptor. Conviene, por lo tanto, asegurarse de que todos reciban noti cias. Deben eliminarse todos los focos de ignorancia. 5. Dado que el ocio despierta una avidez por los ruidos más insignificantes capaces de turbar la monotonía, es necesario mantener a la población protegida de la ociosidad mediante el trabajo o la organización de su tiempo libre. Los cincos consejos precedentes hablan de la responsabilidad de los medios de comunicaci ón y la acti tud de los gobiernos. Es de tener en cuenta que en coyunturas socio – políticas deterioradas no siempre lo ofi cial puede callar un rumor, debido a que los vínculos insti tucionales entre la población y sus representantes se hallan rotos. En este escenario todo podrá ser rumor, incluso lo que viene después de la palabra oficial. A menudo, algunos medios de comunicación actúan en sinergia y directa obsecuencia con los gobiernos de turno. Aquí suelen generarse campañas de desinformación muy elocuentes y a veces imperceptibles. Esto también acompaña la generación de rumores y va en contra de la buena voluntad de Knapp de unir a los pueblos con los representantes sociales y gubernamentales en pro de abolir la “mala información” circulante. 47 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Págs. xii-xiv. 48 Knapp, R. (1944). En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 16-18. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 33 También Knapp describió cuatr o “climas favorables” a la circulaci ón de rumores en los grupos humanos: 49 1. Cuanto más habituales son las comunicaci ones interpersonales, mayores son las posibilidades de transmisión de un rumor. En efecto, las comunicaciones numerosas y variadas son susceptibles, en ciertos casos, de desorganizar el universo de las representaciones y de conducir así a desequilibrios o contradicciones que el individuo puede difícilmente soportar. Para Knapp el rumor constituye entonces un medio de lograr el equilibrio en el grupo. 2. Cuanto más hom ogéneos son l os sentimientos de un grupo o cuanto más igualmente comprometidos en una situación se encuentran sus miembros, más fuerte será la probabilidad de ver aparecer un rumor que refleje o satisfaga esos sentimientos. 3. La aparición de rumores depende también del grado en que se encuentre satisfecha la necesidad de información de la población. Los motivos pueden ser variados: ineficiencia en la distribución de la información, dificultad del acceso directo a las fuentes, falta de confianza, censura torpe, entre otros. Esta necesidad no atendida intenta satisfacerse poniendo en circulación noticias inéditas, revelaciones y traición de secretos. 4. La falta de actividad en un grupo y el tedio resultante de ella tienden a favorecer la constituci ón de rumores. “El ocio es la madre de todos los vici os”, decía ya la sabiduría popular. Cuando los grupos sociales atraviesan situaciones de crisis (catástr ofes naturales o tecnológicas, disturbios políti cos, etc.) sus integrantes, inquietos, reciben con agrado a l os rumores, porque, como ya hemos dicho, ellos intentan buscar informaciones que les ayuden a tomar decisiones (¿hay que confiarse o huir, y hacia qué dirección? ¿con quien hay que aliarse, a quién hay que combatir?). El psicólogo social Guy Durandin, profesor honorario de la Universidad René – Descartes (París V) de Francia, ha estudiado durante muchos años el impacto de los con flictos en las poblaciones. Sobre la relación crisis – rumor dice que “paradójicamente – o, cuanto menos, desgraciadamente –, (...) cuanto mayor es la necesidad que se tiene de informaciones preci sas, más dudosas serán las informaciones que se recibirán. En ausencia del tiempo necesario para verificarlas las noti cias se propagan, con independencia de su verdad o falsedad, sin saber demasiado bien de dónde ni de quién emanan”. 50 A L G UN AS F UE N TE S DEL R UM O R Para Jean Noël Kapferer 51 el rumor se presenta generalmente como una producci ón social espontánea, sin planificación ni estrategia alguna: “el mito de la fuente oculta y estratégica persiste con pertinacia, puesto que resulta a la vez agradable y útil. Agradable porque el menor rumor nos sume en el universo imaginario del complot, de la manipulación y la desinformaci ón, de la guerra 49 Knapp, R. (1944). En Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Págs. 31-33. 50 Durandin, G. (1995), op. cit., Pág. 193. 51 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 35. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 34 económica o políti ca. El rumor se convierte así en un crimen por medio de personas interpósitas, lo cual parece al crimen perfecto, sin huellas, sin armas y sin pruebas”. Bajo la óptica de ese autor francés, puede considerarse entonces que en torno al rumor se plantea un falso problema, ya que el análisis debe explicar sólo el nacimiento del proceso, además de la adhesión y la movilización de la colectividad. Ahora, si analizamos el fenómeno desde la perspe ctiva que otorga la desinformación observaremos que en realidad existe una pérdida de la inocencia, puesto que aquí el rum or aparece com o pr oducto racional, con fines específi cos y en la mayoría de las ocasiones con malas intenciones. En Rumores, Kapferer describe nueve fuentes típicas de rumores: 52 1. El discur so de los expertos Como especialista, el experto es poseedor de las claves que le permiten leer y entender las informaciones que para el común de la gente son indescifrables. Justamente por esto los expertos se constituyen como una fuente clásica de rumores. Debido a su investidura de conocedor de la realidad, este individuo tiene la licencia de pronosticar, emitir juicios y predicciones sobre distintos temas de interés público, con lo cual cuenta con herramientas suficientes como para introducir ideas erróneas y que éstas a su vez se propaguen como ciertas en la sociedad. 53 2. Confidencias La información circula porque tiene valor. En el marco de la vida social muchos rumores nacen de secretos divulgados, de fugas más o menos voluntarias. También debemos considerar una confidencia a aquellos casos en los que una persona sorprende a otras dos conversando, sin que ellos lo sepan. Los psicólogos se han preguntado durante mucho tiempo si el hecho de escuchar un mensaje en estas condici ones era más persuasivo que escucharlo directamente de boca de esas mismas personas. Los resultados de numerosas experiencias 54 indican que la ambigüedad es mucho mayor en el caso de escuchar a escondidas. 52 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 35-65. 53 En la tarde del 12 de octubre de 1969, se p odía escuchar en la emisora radia l WKNR- FM de Detroit (Estados Unid os) a un joven oyente llamado Tom dialogando telefónicamente con el locutor Russ G ibb, gran conocedor de la música pop. En este breve contacto, el oyente explicó que si se hacía sonar al revés el disco de la canción Revolution Nº 9 de los Beatles, se podría escuchar, en cierto momento, la frase “Turn me on dead men” (dame marcha, hombre muerto) También afirmó que al elim inar los ruidos de fondo del tema Strowberr y Fields, pod ríamos percibir la voz de Jhon Lennon diciendo “I buried Paul” (yo enterré a Paul). Todos estos hallazgos significaban para el joven que Paul Mc Cartney estaba muerto, justificando además por qué el artista no aparecía en público desde hacía mucho tiempo. Dos días después de escuchar el programa de Russ Gib, y sosteniéndose en la reputación que gozaba este locutor, el periodista Fred Labour publicó en el Michigan Daily un artículo de grandes títulos anunciando: “McCartney ha muerto, se desconoce la existencia de nuevas pruebas”. Mucha gente creyó la historia y por ello distribuyó la información sin discreción. Cuando fanáticos y seguidores del conocido músico todavía no sa lían de la sorpresa, el muerto volvió a la vida: Mc Cartney apareció en la revista Life y desmintió el rumor, aunque éste no dejó de circular. Ahora la gente decía que se trataba de un doble. Es tan fuerte el mensaje de los expertos que a veces, empero de lo que la realidad muestra, las audiencias afectadas por sus discursos no doblegan sus creencias. Entre estas experiencias se destacan las de E. Walster, descriptas en el artículo “The Effectiveness of Ov erheard Persuasive Communications”, publicado en 1965, en la edición Nº 65 del Journal of Abnormal and Social Psychology. 54 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 35 Asimismo, al oír una conversación por sorpresa, no nos podemos imaginar que somos el blanco de una campaña de persuasi ón, ya que estas personas, que dialogan aparentemente de manera espontánea, pueden intentar introducir un comentario de esta manera, para que nosotr os – en correspondencia con la Ley del Rumor – otorguemos rápida difusión a esas informaciones. Por lo tanto, la confidencia puede ser involuntaria o planificada. 3. Hechos inquietantes La fuente de muchos rumores suelen ser los hechos delicados, ya que éstos pueden llamar la atención del grupo. Cuanto más piezas falten del rompecabezas, mayor será la incidencia del subcon sciente. A lo largo de l os sucesivos intercambios, el grupo intentará entonces unir este puzzle con fragmentos de información que aparezcan. Esto es común cuando corren rumores sobre la muerte de personalidades importantes o catástr ofes de diversa índole. 4. Un testimonio A partir de un rumor cualquiera, algunos individuos suelen deducir que, en términos generales, se está diciendo la verdad. Los rumores dependen más de la manera en que los hechos son percibidos que de los propios hechos. Por eso el estudio de los rum ores nos lleva casi obligatoriamente al terreno de la psicología del testimonio. Los estudios abordados desde la criminología demuestran que los testigos responden más en función del grado de probabilidad de un hecho que de lo que han observado realmente. Guy Durandin dice en este sentido que un testimonio completamente exacto es algo excepcional y que los testigos dan informaciones falsas con la misma seguridad con que dan informaciones exactas, sin que ello signifique mentir deliberadamente. 55 Hablar entonces de veracidad de un rumor en tanto que los testimonios mantienen “coherencia” y coincidencias, no es necesariamente un indicador de lo verídico. 5. Fantasmas Sucede a menudo que la imaginación deforma la per cepción de l os acontecimientos que presenciamos. Sucede también que en muchas ocasi ones las impresiones de un hech o son puramente alucinaciones. La fuente de rumores de este tipo es la proyecci ón pura de un imaginario. Los fantasmas – descriptos en términos de percepciones irreales de lo que nos rodea – se pueden convertir así en realidad vivida y difundirse como historias creíbles en el seno de la sociedad. 56 Durandin, G. (1950). Les Reme urs”, Polycopié Univers itaire, París, Leçons de Psychologie Sociale. En Kapferer, J. N. (1989), Pág. 46. 55 Ya a pr incipios del Siglo XX, Carl Jung había llamad o la atención sobre un rumor aparecido en un internado de jóvenes. Se acusaba aquí a un profesor de mantener relaciones sexuales con una de las pupila s. En realidad, todo partía del sueño que una de las adolescentes había contado a sus amigas. Jung incluyó esta experiencia en el artículo “Ein Betrag zur Psychologie des Gerüchtes”, publicado en 1910 en la primera edición del Zentralblatt für Psychoanalyse (en Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 49). 56 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 36 6. Los mitos volantes Existen historias con aspecto de cuentos morales, cuya aparición no tiene aparente relación con hechos reales. Estas historias deambulan en el espacio temporal naciendo y muriendo en centenares de oportunidades. Una vez llegado a su fin, el rumor se ha convertido casi en una leyenda que circula de una ciudad a otra. A lo largo de todo este proceso, el cuento en cuestión puede sufrir modifi caciones o actualizaciones. En realidad, la historia vive gracias a este proceso. Se trata de un mito volante que viaja sin límites y se reactiva con el recuerdo cada vez que la gente lo trae de nuevo a la vida. 7. La confusión Los rumores nacen muy frecuentemente cuando se mal interpreta un mensaje. La confusi ón se explica por el testimonio de otro testimonio y por una diferencia entre el mensaje emitido y el mensaje descifrado. El error se puede repetir y deformar más aún en la continuación de la cadena. En la medida en que en todas las ocasiones el mensaje es ambiguo, se da pie a que el receptor siguiente lo interprete a su manera. 57 El error es la construcción de una informaci ón según un argumento plausible, y los rumores un reflejo de las imágenes y estereotipos en boga. 8. Manipulaciones Son los conocidos montajes de rumores. Aparecen sin otr o m otivo aparente que el placer. El éxito del montaje radica en la extraordinaria sensibilidad de los núcleos que reciben y envían opiniones. Lo que hace al rumor no es, entonces, su fuente sino el grupo. 58 Un caso tipo “ bola de nieve”y que involucra a los medios de comunicación explica cuando una confusión puede desencadenar en rumor. 57 La historia es bien conocida por los europeos. En 1914 el periódico Kölnische Zeitung fue el primero en anunciar la caída, en manos de los alemanes, de Amberes, una de la s ciudades má s importantes de Bélgica, que en el Siglo XVI era conocida como un emporio comercial y uno de los distritos más prósperos de Europa. Retomando la información del diario alemán, el francés Le Matin dijo que el clero de Amberes había sido obligado a hacer sonar las campanas de la iglesia del luga r con motivo de la toma de la fortaleza. Por su lad o, el británico The Times publicó que los curas belgas se habían rehusado a tocar las campanas de sus igle sias y que por e so habían sido literalmente echados de sus parroqu ias. Corriere della Sera, de Italia, dijo que los “desd ichados” curas que se rehusaron a tocar las campanas para celebrar la toma de Amberes, habían sido sentenciados a trabajos forz osos. Casi a l final de la cadena de esta mala interpretación de los hechos se colocó nuevamente Le Matin. Citando fuentes de Londres, confirmó que los “bárbaros conquistadores de Amberes castigar on a los desd ichados religiosos belga s por su heroica negativa a tocar las campanas de sus igle sias, colgándolos de las campanas cabeza abajo, como badajos vivientes”. En realidad no existier on tales castigos. L os periódicos y sus fuentes mal interpretaron los hechos. Ejemplos como estos fueron publicados en “La Mentira en Tiempo de Guerra”, por Ponsonby (en Allport, G. y Postman, L., 1967, op. cit., Págs. 219-222). Un caso muy conocido de manipulación fue conocido como el “Rumor de Villejuif”. En 1976 circuló en Francia una lista de aditivos utilizados en la a limentación. Estos se d ividían en tres grupos: cancerígenos, sospechosos e inofensivos. Según esta hoja un gran número de productos de marcas famosas que se conseguían en cualquier tienda o supermercado eran literalmente asesinos. La lista – conocida como “Los famosos E ...” – estaba firmada por un grupo médico del prestigioso Hospital de Villlejuif, aunque más adelante el nosocomio francés descartó su autoría. ¿De dónde salió este volante entonces? Nunca nadie lo supo. Lo que si se conoce es su impacto: según Kapferer (1989, op. cit., Pág. 58) más de siete millone s de francese s accedieron a este panfleto y fueron sorprendidos en su buena fe. Esta estimación no incluye las miles de personas que leyeron las advertencias en otros Países de Europa, donde la lista fue readaptada al contexto local. 58 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 37 9. Publicación de hechos no verificados Aquí hablamos de los medios de comunicación en primer plano. Es conocida la inexistencia de una iniciativa persistente para verificar las informaciones a las que accedemos. Publicar un hecho n o comprobado correctamente es colocar un potencial rumor bajo una gran lupa, posibilitando que la ambigüedad transmitida por este emisor se proyecte en masa. No es fortuito el hecho de que tanto a los periodistas como a l os historiadores se les deba enseñar a comprobar las fuentes. Frecuentemente los rumores nacen sobre la base de publicaciones con informaciones no confirmadas, com o por ejemplo la toma de Amberes por los alemanes durante la Primera Guerra Mundial. E L “V E R I FI C AD O R ” A US E N TE Como ya hemos mencionado anteriormente, en términos generales, muy pocas personas comprueban las historias que les cuentan. De todos los roles que podemos identificar al analizar la circulación del rumor, el menos frecuente es el del “verificador”. Creemos o rechazamos los rumores basándon os sólo en la creencia de la palabra. Los verificadores escasean. Esto se debe mayormente a que los rumores se alimentan de las redes sociales de una comunidad. Se aprovechan – por así decirlo – de los vínculos que mantienen viva a la Sociedad. Un factor a tener en cuenta es que los receptores deben tener al menos buenas referencias del emisor del mensaje. Creemos entonces en su discurso si y solo si éste nos transmite seguridad. Por lo contrario si se trata de un emisor extraño o con an tecedentes en la mentira, o incluso con una conducta que evoca a trampa, es muy difícil que podamos creer y luego retransmitir la historia narrada. Por eso es tan común que los rumores se gesten y retransmitan en ámbitos familiares, puesto que la experiencia previa nos indica que se trata de individuos a quienes les tenemos aprecio, que no generan desconfianza. La condi ción de “emisor con fiable” no sól o se observa entre personas. En el escenario mediatizado, la población tiende a confiar en lo que los medios de comunicaci ón informan. Aunque también existen casos en los que la ausencia de empatía con tal o cual medio o periodista genera ese rechazo que afecta directamente la circulación. A menudo la gente no verifica porque la información proviene de los medios de comunicaci ón. En este sentido, vale decir que en el oficio del periodismo la más elemental de las exigencias plantea la necesidad de ratificar la autenticidad de lo que será difundido a miles y miles de personas. Sobre esta problemática, Jean Lacoutura dice que “la función de un periodista consiste menos en hacerse ecos del nacimiento o muerte de los reyes que en mediatizar, rechazar o autentificar los rumores que han de precipitar, deformar y seguir a estos acontecimientos”. 59 Si bien es acentuada la ausencia del “verificador”, no es lícito generalizar. Julieta Tarrés 60 piensa que existen situaciones en las que el rumor sí se comprueba: “la necesidad de verificar fuentes o la veracidad de la información surge cuando hay intereses en juego, que usualmente tienen relación con lo material o lo 59 Lacoutura, J. (1984). Bruit et Vérité, Le Genre Humain, Págs, 19–29). En Tarrés, J. (2000), op. cit., Pág. 35. 60 Tarrés, J. (2000), op. cit., Pág. 36. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 38 económico; pero cuando hay acción sin riesgos, automáticamente desaparece la necesidad de verificar”. Existen muchos rumores que no requieren acción inmediata. Si no hay necesidad de tomar ninguna decisión, no habrá razón para poner en funcionamiento un esfuerzo de investigación. Sól o los más escépticos o quienes se ven potencialmente perjudicados por un rumor realizarán ese mecanismo de comprobación. Volvemos así al principi o del planteo. El rumor afirma su credibilidad en la confianza que nosotr os tenemos en algún mecanismo de selección natural de la información. Si el rumor fuera falso no habría superado las innumerables barreras que representan otros tantos individuos que, al igual que nosotros, lo han escuchado ante s: uno puede pensar “no es posible que tanta gente se haya equivocado”. El hombre fundamenta su actitud en el comportamiento de los demás para saber cómo actuará frente al rumor y frente a su veracidad. De esta manera, el grupo parece haber filtrado el rumor hasta llegar a nuestros oídos. Por eso, retransmitir el rumor funci ona como un mecanismo de verificación en el propio entorno. Para Tarrés 61 , todo lo relaci onado con la no verificación se apoya en una suposici ón: “el deseo de confirmar existe naturalmente en quien escucha el rumor. La fuerza de la noticia ‘no oficial’ reside en el hecho de que a menudo proporciona una información que justi fica aquello que presentíamos o deseábamos confusamente”. La ausencia del deseo de verificación se justifica frecuentemente con la cohesión social. El rumor es un fenómeno colectivo que implica no a individuos aislados sino al grupo en su conjunto. Sumarse al rumor, entonces, significa manifestar fidelidad a la voz del grupo. Por eso, el escépti co se convierte en un disidente del propio grupo al que pertenece. Al referirse a la dinámica grupal, Gordon Allport 62 indica que “las pertenencias a endogrupos no están fijadas de modo permanente. Para ciertos fines un individuo puede afirmar una categoría de pertenencia y para otros fines una categoría algo más amplia. Depende de su necesidad de autoexaltación (...) Queda así claro que el sentimiento de pertenencia es una cosa sumamente personal. Aún dos miembros del mismo endogrupo real pueden tener ideas completamente distintas de su composici ón”. M ÁXI M A V E L O C I D AD Pasadas las 13.30 horas, el miércoles 20 de mayo de 1998 Alfredo Yabrán se suicidó en la Estancia San Ignacio, provincia de Entre Ríos. El empresario telepostal argentino era buscado intensamente desde hacia días por la Policía, por su presunta culpabilidad en el cruel asesinato del reportero gráfico de la revista Noticias, José Luis Cabezas. En una carta que fue encontrada en el interior de la Estancia, Yabrán explicó los motivos de su decisión. Minutos después de que se conoció el episodio, las emisoras de radio lo propagaron sin reparos. La sorpresa enorme y la noti cia – pr ovista de muy pocos detalles en los primeros momentos – dio lugar a numerosos rumores, algunos de los cuales siguen vigentes en la actualidad como leyendas urbanas. 61 Tarrés, J. (2000), op. cit., Pág. 37. 62 Allport, G. W. (1977), op. cit., Pág. 52. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 39 Según el diario Ambito Financiero, en el momento en el que Crónica TV difundió la noticia como primicia, el 54% de los argentinos ya había conocido la drástica decisi ón de Yabrán. A las dos de la tarde la proporci ón se elevó a 92% y a las 18 horas al 99.8%. Así en menos de cinco horas, casi 40 millones de personas sabían lo que había sucedido en la Estancia San Ignacio. Lo importante aquí es que la mitad de la población recibió la noticia por la radio o la televisión, y la otra mitad lo supo gracias al boca en boca. Asimismo, el 54% de los que accedieron a la información experimentó la fuerte necesidad de hablar inmediatamente en su entorno acerca del hecho. 63 La velocidad que adquiere el rumor es impensable. De acuerdo con lo que ya hemos detallado sobre las condici ones para su transmisi ón, podemos hablar de un rumor difuso que al no cumplir con l os requisitos necesarios pasa casi desapercibido o por lo con trario – com o sucede frecuentemente – puede tratarse de una historia que en cuestión de segundos es conocida por todo un país o dio vuelta el mundo entero. El rumor es incontr olable, corre, se dispara como un reguero de pólvora. Aquí reside uno de los obstáculos en el estudio del fenómeno, ya que es prácticamente imposible seguirlo de cerca y establecer un mapa que otorgue una pista sobre su localización y expansión, entre otras variables. “La velocidad de l os rum ores no es sino el resultado de la prisa que se dan las personas para hablar de ellos a los que están alrededor”, dice Kapferer 64 . En verdad, urge retransmitir el rumor porque está en juego una información que concierne al grupo al que pertenecemos. Se trata de una noticia que deben conocer todos. Puede incluso ser una advertencia, una información que debe saberse porque de lo contrario alguien puede resultar perjudicado. Al analizar la velocidad del fenómeno, resulta que hecho del pasado circulan con mayor lentitud. Lo nuevo sucede con los productos frescos, no se puede esperar consumirlos ya que pueden perder calidad. La rápida entonces hacer que su valor se conserve. los rumores sobre un es lo que vale. Como demasiado tiempo en transmisión pretende Debido a que el rumor constituye una llamada de alerta, debe de comunicarse urgentemente. Cuando el hecho tiene demasiadas implicaciones, no hay tiempo para comprobar su veracidad. Incluso si no sabemos si la historia en cuestión es verdadera, la inmediatez misma justifica su circulación como una “noticia de último momento”. Mientras más h omogéneo, estructurado y constituido por una eficaz red de intercambios sea un grupo, más fácil resulta la circulación rápida del rumor. Por el contrario, si se trata de una reunión sin mucho ritmo social, formal, heterogénea, el rumor tardará más en circular. En ciudades pequeñas, pueblos o aldeas, los rumores tienden a correr con mayor rapidez. Esto sucede únicamente en los casos en los que realmente existe una comunidad, un interés de mantener al grupo alerta, informado sobre lo que sucede. En contraparte, en los grandes centr os urbanos, el individualismo cosmopolita hace disminuir la celeridad. Aquí la proximidad geográfica no basta porque no existe un solo grupo. Las comunidades coloniales son e jemplos de una gran cohesión. La velocidad de la cir culación por lo tanto es el mero reflejo de la eficiencia de un sistema de comunicación que intenta preservar esa cohesión. En Occidente, por 63 Ambito Financiero, 23 de mayo de 1998, Pág. 5. En Tarrés, J. (2000), op. cit., Pág. 45. 64 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 77. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 40 ejemplo, el mercado no es únicamente un lugar de compras, sino también un ambiente propicio para el intercambio. La gente se toma el tiempo aquí para hablar de los temas de interés, comentarlos, analizarlos y discutirlos. Lo mismo sucede en ferias, procesiones y fiestas patronales, oficinas de trabajo, etc. Todas son ocasiones propicias para cultivar lazos de sociabilidad. Hoy existe una estrecha relación entre la velocidad de un rumor y los medios de comunicación. Es en realidad imposible olvidar esta asociación. Observemos sino lo sucedido en Argentina con la noticia sobre el suicidio de Alfredo Yabrán. Los actuales medios de transmisión de informaci ón multiplican considerablemente los receptores del rum or. Realizan un efecto globalizador, puesto que deja de hablarse de rumores locales y comienza a observarse un tipo de rumor nacional o internacional. Sin embargo esta rapidez extrema que adquiere el fenómeno, también puede acelerar el proceso de su extinci ón, porque al dar la vuelta al mundo se dirige, indubitablemente, a pruebas que lo desmientan. La situación evoluciona de tal forma que las fuentes oficiales se ven obligadas a hablar y actuar.– El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 41 4. C reer o reventar LA credibilidad de un rumor se debe a las pe culiares características de la persona a la que se lo escuchamos decir y del mensaje que se nos comunica. En este sentido, los centenares de experimentos llevados a cabo sobre la eficiencia persuasiva de una comunicaci ón destacan sin excepci ón el papel prim ordial de la fuente. En lo referido al rumor, no sólo prestamos atención a quienes deseamos escuchar sino también examinamos prioritariamente la fuente para saber qué debemos pensar acerca del mensaje que recibimos. Lo mismo sucede con los emisores: ellos no hablan con alguien al azar. Puede decirse entonces que cada rumor tiene su público, su mercado. Suele comprenderse al fenómeno como algo sabido por todos, cuando en realidad, sólo una parte de la población ha oído hablar de él, y una parte aún más pequeña cree en él. El público al que se dirigen los rumores nunca es el mismo. Para Giffin 65 existen varios factores que nos inducen a otorgar nuestra confianza a una fuente, a percibirla como digna de crédito: la idea que tenemos de su pericia en el tema, su fiabilidad, su desinterés, su dinamismo y su carácter atractivo. Detrás del conocido y familiar dicho “lo sé de buena fuente” se esconde todo un mecanismo social. A menudo los individuos esperan primero la llegada de la opinión de un líder de opinión antes de lanzarse por sí solos a interpretar el entorno. Sucede por ejemplo con las películas, much os retrasan sus comentarios hasta conocer la visión del crítico de cine. El rumor nace de medios no oficiales. Circula por una red de afinidades personales y de proximidad. Frecuentemente llega a nosotros de la mano de un experto en el tema o al menos de alguien más conocedor que nosotr os. En términos generales aprovechamos los conocimientos especializados de otros para mantenernos actualizados y saber qué debemos pensar. Sobre este principio descansa la supervivencia de la agenda setting. En este contexto se legitima el “lo sé de buena fuente”. Y como ya hemos dicho, el emisor logra como efe cto secundario un re conocimiento social, distinción que lo presenta ante el grupo como un individuo que está al tanto de lo que pasa, que se rodea de conocimientos calificados. La persona que relata una información importante pretende convencer y persuadir y, en cuanto observa dudas en sus potenciales receptores, hace visible el hecho de ser un retransmisor directo de la fuente inicial, de un super experto, lo cual refuerza la confianza en su comentario. Por lo tanto, este transmisor no es neutral, ya que no se contenta únicamente con referir una noticia. Su implicación es total, puesto que ha hecho suya la información. Si alguien rechaza la narración, esta persona estará en definitiva rechazando al emisor. Esta es la razón por la cual la circulación de los rumores es una sucesión de actos de persuasión. En realidad el rumor seduce porque nos propor ciona la oportunidad de comprender el mundo desde otra perspectiva. Nos ayuda a simplificar si tuaciones engorrosas o delicadas, aprovechándose del espíritu humano que parece estar siempre a la búsqueda de esquemas explicativos equilibrados, lo cual permite establecer vínculos entre acontecimientos percibidos como dispares. Giffin, G. (1967). “The Contribution of Stud ies of Source Cred ibility to a Theory of Interpe rsonal Trust in the Communication Process”, Psychological Bulletin 68 (2). En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 85. 65 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 42 El rumor rara vez llega a nosotros despr ovisto de elementos. Lo acompañan un manojo de pruebas que le confieren una credibilidad innegable. De cierta manera su fuerza se debe a su efe cto sobre la percepción, ya que puede dar explicaciones a un gran número de acontecimientos que nunca habríamos visto o cuyo significado n o nos parecía evidente. Este fenómeno tan huidizo atrae nuestra atención sobre hechos que quizás ya habíamos observado pero de los que no habíamos sacado ninguna conclusión. A saber: los rumores estructuran nuestro entorno y organizan nuestra percepción de tal manera que nos podamos autoconvencer. La seducción del rumor también se explica con un comportamiento previsible del ser humano: entre la explicación simple y la explicación compleja, siempre nos quedamos con la segunda. Muchas veces creemos en todo tipo de rumores porque nos encontramos frente a tres agentes que convencen con solo mirarlos: una historia que proviene de “buena fuente”, una información verosímil o simplemente una noticia deseable, que estamos esperando con ansias. Respecto a lo que debe tener el rumor para que los sujetos se dejen atrapar por él, Shibutani 66 habla de plausibilidad y consenso: “En muchas situaciones, la gente se mantiene escéptica y relega las decisiones hasta que las noticias de fuentes más autorizadas se hagan asequibles (...) No obstante, en muchos casos, la opinión general crea un rumor. Estudios sobre el problema de la resolución del grupo revelan que toda vez que una visión particular llega a ser ampliamente aceptada se lanzan precisiones considerables para su aceptación sobre aquellos que permanecen menos convencidos. Incluso ver a otros actuar sobre la base de un rumor tiende a hacerlo más creíble”. D O S L E N G UAJ E S DEL R UM O R El rumor puede presentarse como un “se dice” o como un “según una fuente bien informada”. En el primer caso se alude a un grupo, a la colectividad. Son los otros los que están comentando el hecho, la comunidad a la que pertenecemos. El “se dice” es entonces una discreta llamada, una convocatoria comunitaria a que contribuyamos con el desarrollo de la red de circulación que está en plena construcción. En ausencia de alguien que otorgue a la historia la credibilidad que gozan los expertos, este mecanismo no cuenta con una adhesión racional, más bien se trata de un deseo de pertenencia al grupo, una llamada a la comunión social. En este sentido, Berrien y Wendell 67 destacan que “la gente necesita un soporte interpersonal, necesita ser incluida en el grupo. (...) Esto es concebible si las personas pueden ser sinceras, abrazando a la comunidad tan bien como lo harían consigo mismo, y luego identificarse con el grupo, trabajando para el interés del bien público”. El segundo lenguaje del rumor apela a alguien considerado digno de confianza por el grupo. Su competencia y honestidad n o podrían ser motivo de ninguna duda. De esta manera, por ejemplo, los rumores de presidentes aquejados de alguna enfermedad provienen casi siempre de los altos cargos de los hospitales 66 Shibutani, T. (1977), op. cit., Págs. 417-418. Berrien, F. K. y Wendell, H. B. (1957). Human relations: comme nts and cases, Nueva Yor k, Harper & Brothers Publishers, Pág. 145. 67 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 43 en los que han sido operados, de enfermos o enfermeras que los han visto, o de los choferes de las ambulancias que los han trasladado. En este contexto, en la búsqueda de una paternidad verosímil y propia de garantía, impulsado por el deseo de convencer y persuadir, el que informa se presenta siempre como alguien cercano al origen de los sucesos. Muchas veces sucede empero que este individuo no conoce siquiera a la persona que realmente fue el testigo presencial del hecho, aunque si ha estrechado vínculos con la persona que tuvo acceso a ese especialista. Este último es conocido como el intermediario. Para Kapferer 68 el hecho de que exista siempre este salto o punto de ruptura “corresponde a una realidad: el que nos habla no l o transmite desde la fuente principal. Y también corresponde a una función: no vale la pena verificar la noticia. El testigo inicial está a la vez dramáticamente próximo; sin embargo permanece fuera del alcance. Siempre se trata de creer, no de comprobar”. T E CR E O O N O T E C R E O : F I ABI L I D AD Y V E R O S I M I L I TUD Otro factor a tener en cuenta al explicar por qué creemos en los rumores es la fiabilidad. En este sentido, vale decir que los emisores no nos transmiten una historia al azar. Saben quiénes son aquellos que suelen dar crédito a lo que se murmura por ahí y quienes son los escépticos. La razón por la cual el transmisor del rumor se dirige a nosotros es porque lo consideramos fiable. Tomando como sustento la fiabilidad, diseñaremos una ficha de este emisor, en la cual obtendremos un historial de su comportamiento. Para esto tendremos en cuenta comentarios anteriores, rumores ya comentados, su credibilidad y eventual desenlace. A partir de esta informaci ón iremos otorgando más o menos confianza. Si una persona nos acerca noti cias que luego consiguieron descrédito social, más vale descartar esa fuente de inmediato. Las investigaciones del psicólogo E. Jones demostraron que cuando las personas forman una opinión sobre alguien en particular, perciben los hechos de manera oblicua. En realidad, menosprecian a los que niegan su opinión personal. De la misma manera, la gente cree a ciertas personas porque de vez en cuando lo narrado resultó ser verdad. 69 En un esfuerzo por lograr fiabilidad y mantenerla, el mensajero de la historia es capaz de todo, o casi todo. Así cuando deba implicarse a sí mismo para convencer, este interlocutor tendrá disponibles dos comodines: puede invocar la precedencia de un super experto o un integrante del grupo al que pertenecemos. Al mismo tiempo, el emisor puede refugiarse en la neutralidad descriptiva (“se cuenta que ...”), tomar distancia sometiendo al rum or a un estado de indefinición que genera dudas (“se dice que ...”) o bien reforzar la credibilidad del rumor mediante la utilización de un lenguaje certero con el cual quiere dar a entender que ha tomado partido (“se asegura que ...”) “Para dar fe a una información que llega hasta nosotros, independientemente de nuestro deseo de creer, es necesario al menos que parezca plausible a los que la escuchan. Los habituales comentari os sobre los rumores sin fundamento n o pocas veces señalan con dedo acusador a quienes han creído lo increíble. En realidad, los rumores pueden desarrollarse porque son percibidos como verosímiles. Todos han 68 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 89. Jones, E. (1972). Attribution: Perceiving the Causes of Behavior, Morristown, General Learning Press. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 90. 69 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 44 de ser necesariamente realistas en el grupo en que se produce su circulación”, indica Kapferer 70 . Generalmente los rumores llaman su atención por su carácter fantástico. ¿Cómo alguien – por ejemplo – puede creer que sangrientas arañas se multiplican sin límite debajo de la peluca de una pobre mujer que quedó calva? 71 ¿Dentro de qué cuadro racional puede cobrar confianza esa historia? Cuando nos referimos a verosimilitud, hablamos también de abstracción, con lo cual la verdad es todo lo que de acuerdo a la situación psicosocial del grupo sea visto como tal. Para algunos lo de las arañas puede parecer una locura, para otros no. En resumen, el rumor logra verosimilitud cuando quien lo escucha lo cree, no importa si estamos hablando del renacimiento de King Kong o de cómo un paparazzi encontró a Superman de compras en un shopping de Nueva York. Por este motivo los rumores pueden desarr ollarse y luego expandirse porque son percibidos como verdaderos. En la aceptaci ón de un rumor intervienen dos fenómenos: la espe cialización del saber y la abstracci ón creciente de nuestra relaci ón con el mundo físi co. 72 Por ello las palabras han perdido sus referencias físicas y nos remiten frecuentemente a imágenes, a representaciones mentales. La autonomía que gozan las expresiones nos llevan indubitablemente a lo mágico, a la fantasía. M AR C O S DE R E FE R E NC I A : A P R OP Ó S I TO DE O R SO N W E L L ES El hecho de aceptar o no una información como verdadera depende también del marco de referencia que cada un o utiliza para evaluarla. Si la historia tiene relación con este mar co, es coherente. Existen entonces grandes chances de que tomemos com o verdad lo que acabamos de escuchar. Como ejemplo, citarem os a uno de los rumores más conocidos de toda la historia. En la actualidad pronunciar Orson Welles 73 remite directamente a la gran novela – verdad que dirigió y protagonizó en Norteamérica durante el Siglo XX, 70 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 91. 71 Halperín, J. (2000), op. cit, Págs. 95-101. Dubois, B. y Kapferer, J. N. (1981). Echec à la science, París, Nouvelles Editions rationalistes. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 95. 72 George Orson Welles nació en Kenosha, Wisconsin (Estados Unidos), el 6 de mayo de 1915. Hijo de Richard Head Welles y Beatrice Ives, de quien heredó la pasión por el arte y la mú sica. En 1933 trabajó en el Gate Theatre de Irlanda y más tarde debutó en Broadway con “Romeo y Julieta”. 73 Afianzado ya en el teatro, Welles fue por más: apostó a la rad iofonía, d onde logró el suceso de “La Guerra de los Mundos”. Gracias a esta pieza la RKO lo contrató en 1939 para realizar dos películas, otorgándole libertad de trabajo total. A los 25 años, en 1940, comenzó el rodaje de su primer film, en un principio denominado “Americano”, pero que después fue renombrado como “ Ciudadano Kane”. La pieza cinematográfica fue adorada por los críticos, aunque se constituyó en un verdadero fracaso de taquilla. En 1942 Welles desarrolló su segundo film, “El cuarto mandamiento”. Tiempo después trabajó en Brasil en un documental que nunca pudo ser finalizado. Luego se dedicó a la actuación, trabajando en varias películas como “Duelo de Sol”. Su tercera película – “The Stranger” – llegó en 1946. En “La dama de Shangai” trabajó junto a su mujer Rita Hayworth de la que después se separó. Desarrolló después la trilogía de obra s de Shakespeare: “Macbeth” (1948), un rotundo fracaso, “Otelo” (1952), reconocida en Cannes, y por último “Campanadas de medianoche” (1966). En Europa trabajó para la televisión francesa y desarrolló algunos proyectos en Italia. Orson Welles mur ió de un ataque cardíaco el 10 de octubre de 1985 cuando se encontraba escribiendo. Su imaginación fílmica, estilo barr oco y a mplitud visual, colocan a este productor, director, guionista y actor entre los grandes pioneros del cine. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 45 marcado por el cre ciente interés y preocupación de la poblaci ón en el fenómeno extraterrestre, aunque como veremos aquí esa no fue la única variable en juego en la propagación masiva del rumor. En la noche de Halloween del 30 de octubre de 1938, Orson Welles puso en el aire en la estación radial CBS un guión en cadena nacional. La historia narraba que un plato volador había aterrizado en la ciudad de Nueva York, lo cual sentaba el precedente de una inminente invasión de extraterrestres al planeta Tierra. La obra de ficción fue presentada como una entrevista en directo, lo cual en primer término despertó el interés de los periodistas de todo Estados Unidos. El poder de la radio hizo después que la historia capturara la atención de astrónomos y especialistas en astr ofísi ca, quienes comenzaron a colapsar los teléfonos intercambiando supuestas novedades sobre el fantástico hecho. Más tarde se movilizaron generales del ejército, responsables de la Cruz Roja y otros representantes sociales. La población norteamericana en su conjunto no tardó en prenderse a la cadena. Así todo un Paí s se m ostr ó consternado por un hecho que ponía en peligro su propia existencia: los aliens habían venido al continente americano a llevarse lo poco que había quedado después de la crisis econ ómica iniciada en 1929 con la caída de Wall Street. Tanto alboroto no influyó a Welles. Su tranquilidad residía en que al principio de la transmisi ón un l ocutor había advertido que todo se trataba de una obra de teatro. Como se supo más tarde, muy pocos dieron importancia a esa advertencia y prefirieron creer en la historia de marcianos en la Gran Manzana. La noche en que los alienígenas de Welles llegaron a Nueva York hubo miles de norteamericanos que sintonizaron por casualidad la radiodi fusora CBS y fueron sacudidos por el pánico. A lo largo y a lo ancho de Estados Unidos la gente rezaba y lloraba. Algunos huían en sus autos con lo indispensable, mientras que otros corrían a resguardar a sus seres queridos. Much os previnieron a sus vecinos, se despidieron para siempre de sus familiares, llamaron con insistencia a la Policía y a los medios de comunicación para obtener las últimas novedades. Desesperados muchos comenzaron a llamar a los organismos estatales exigiendo respuestas. Los que llamaron a la Policía y encontraron las líneas permanentemente ocupadas pensaron que la fuerza pública había sido desbordada por la situación. Aquellos que lograban comunicarse escuchaban por parte de los oficiales que hasta ese momento no había ninguna información certera sobre la visita extraterrestre y que desconocían l os hechos, lo cual tampoco ayudaba a frenar el rumor: para la gente la policía negaba los acontecimientos para no generar el caos en la población. Incluso hubo personas que al ver tantos autos en la calle pensaron que el éxodo ya había comenzado. Por lo contrario, aquellos sorprendidos por la calma de sus vecindarios llegaron a la conclusión de que los coches estaban detenidos porque los alienígenas habían destruido las rutas. En este marco de confusión generalizada, de pulsiones internas exteriorizadas en forma de rumor, todo indicaba algo, cualquier movimiento era interpretado como conse cuente con la terrorífica historia. Estimaciones actuales indi can que al menos seis millones de estadounidenses escucharon el programa de radio de Orson Welles. Al menos un millón de personas padeció severos trastorn os psi col ógicos. Para estos úl timos n o se trataba de una simple historia de ciencia ficción: la pura realidad era que los extraterrestres estaban en casa, la guerra de los mundos se había iniciado, y presumía ser muy sangrienta. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 46 A medida que el rumor crece, se torna cada vez más convincente. Quizás al principio se lo hizo circular como entretenimiento, pero después adquiere un valor de certidumbre total. La convicción nace del hecho de recibir la misma información de muchas personas. Si muchos individuos que no tienen relación entre sí dicen lo mismo, eso significa que es verdad (¿cómo tantos pueden estar de acuerdo? ¿cómo tantos pueden equivocarse?). El primer análisis de esta inusitada reacción del pueblo americano culpó a la ciencia y los medios de comunicación. Eran épocas en las que hablar de la vida extraterrestre estaba de moda: se proyectaban películas apocalípticas, nuevos gurúes que pronosticaban el fin del mundo se habían instalado en los medios, todo el mundo hablaba del fenómeno OVNI. Sumado a esto, la ciencia había abierto la puerta al “todo podía ocurrir”. 74 En el marco de La Guerra de los Mundos, una vez más hablamos del “verificador “ausente. La fantasía puesta en el aire por Welles como noticia de último momento impactó en personas con defensas tan pobres que ni siquiera tuvieron la ocurrencia de girar el dial de su radio, ni consultar el programa de diario, ni tratar de verificar la historia. Directamente se entregaron al pánico porque carecían de anclaje crítico y se encontraban totalmente desprotegidas. Muchas de estas personas poseían marcos de referencia que les permitían creer que la invasión era viable, situación inscripta entre las cosas previsibles y normales. Se trataba de individuos: - Muy creyentes, algunos religiosos, que esperaban el fin del mundo en cualquier minuto. - Muy sensibilizados por el aumento del peligro de una nueva guerra y que creían con fervor en la inminencia de un ataque por parte de una potencia extranjera. Los alienígenas estaban dentro de las posibilidades. - Convencidos del extraordinario poder de la ciencia y que por eso mismo esperaban, en medio de la confusión, una catástrofe. En la investigación que encabezaron los investigadores Cantril, Gaudet y Hertzog de la Universidad de Princeton (Estados Unidos) 75 quedó muy claro que buen número de aquellos que creyeron en el cuento de la invasión de marcianos era gente que estaba inquieta por la situaci ón de zozobra reinante en Europa y por la gran depresión económica que sufría Estados Unidos. Los últimos meses de 1936 y la primera mitad de 1937 dieron la impresión de ser las primera etapas de un período de bonanza, luego de la crisis del 29. El gobierno de Roosevelt, confiado en que la recuperación estaba cerca, ordenó que se redujeran considerablemente todos los programas de ayuda, con lo cual el presupuesto federal se recortó en 3.000 millones de dólares. A pesar de los cálculos estatales el país no tardó en iniciar un nuevo retroceso: en poco tiempo cayó el volumen de negocios de la bolsa y el número de desempleados se elevó a más de diez millones de personas, es decir, la quinta parte de la fuerza total de trabajo. En 1938 la depresión había retornado a Norteamérica. 76 Envueltos en tantos problemas económicos y dudas existenciales, una importante porci ón de los estadounidenses esperaba que sucediera lo peor en 74 Celser, C. (29 de julio de 2001). “El quinto poder”, VIVA, Nº 1.317, Edición Nº 19.943. CLARÍN, Buenos Aires, Pág. 25. Cantril, H., Gaudet, H. y Hertzog, H. (1940). The Invasión from Mars, Princeton, Princeton University Press. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 96-98. 75 76 Cochran, T. C. (1975). En Breve Historia de los Estados Unidos de América (1975), op. cit., Pág. 443. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 47 cualquier momento. En el caso Orson Welles, la mayoría de los que creyeron la historia de marcianos reaccionaron así debido a la ausencia de marcos de referencia para evaluar la información. La invasión se inscribía en el contexto de acontecimientos inexplicables, fuera de contr ol, que hacía tiempo descon certaba al País. La precariedad de los marcos de referencia puede advertirse incluso en nuestros días. La divulgación científica ha l ogrado popularizar la idea de que toda teoría es provisoria. La rapidez de los cambios científi cos y tecnol ógicos hace de todo saber algo dudoso y de toda certidumbre algo imposible. Por eso sin creer en nada, la gente cree ya en todo. 77 De esta manera el nacimiento de un rumor está ligado a las circunstancias del instante en el que se produce. Lo que es creíble hoy, no fue creíble ayer, ni lo será tampoco mañana. E L DE S E O El rumor es ante todo una información que deseamos creer. Independientemente de los esfuerzos y del prestigio de las fuentes, si la información no satisface ningún deseo, si no responde a una preocupación latente y si no sirve de liberación para algún conflicto psicológico, no habrá rumor. El deseo de creer puede incluso desplazar a l os criterios habituales de realismo y lógica, tal cual sucedió en Estados Unidos a partir de La Guerra de los Mundos de Orson Welles. Para Kapferer 78 , en definitiva, el rumor no convence ni persuade: el rumor seduce. Todo sucede com o si nos apoderáramos de él, impulsados por una espe cie de revelación que no tardaremos en compartir con el grupo. Según el autor el rumor expresa y justifica en voz alta lo que pensamos para nosotr os mismos o que no nos atrevemos a esperar. Así, de todos los mensajes, el rumor es el único que goza de una característica singular: avala la opinión pública, a la vez que revela, racionaliza la voz interior, porque hablar es un alivio. El rumor refleja los sentimientos del grupo. Explica en parte el efecto “bola de nieve”, es decir agregar detalles a una versión inicial, generando una evolución similar a la de una avalancha. Lejos de permanecer pasivos, los individuos buscan pormenores que podrían consolidar la historia que tanto los consuela. Al expresar sus propias opiniones, se pretende mejorarla para convertirla en un objeto social más persuasivo ante los demás. El mero hecho de que a través del rumor confirmemos una versión que ya se estaba evaluando, cada eslabón de la cadena refuerza sus opiniones, lo cual expone el deseo de compartirla con los demás integrantes de nuestra comunidad. El aval que los rumores con ceden a nuestras intuiciones, sentimientos y opiniones, explica por qué rumores poco convincentes se extienden con cierto éxito. Los beneficios psi cológicos que n os brinda la adhesión y parti cipación en los rumores justi fica que no seamos demasiado quisquillosos a propósito de su verosimilitud: el hecho de ser un rumor que materializa un sentimiento arraigado, un hecho deseado, vuelve al grupo menos crítico. Circunstancialmente, somos nuestro propio eco. En Argentina, recientemente se ha difundido por correo electrónico una nueva advertencia sobre la cadena de comida rápida McDonald’s. Bajo el título “Importan te” se proveía una información 77 Dubois, B. y Kapferer, J. N. (1981). En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 98. 78 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 107. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 48 a los amantes de las hamburguesas de esa empresa n orteamericana: “si ustedes creen que lo que comen en McD onal’s es ‘carne de soya’ o carne de caballo, después de leer lo siguiente desearían haber comido la nutritiva ‘carne de soya’ y la nada tóxica carne de caballo”, rezaba el mensaje. El e-mail decía que, según trascendidos, la Universidad Estatal de Michigan había comprobado que la carne utilizada por la cadena de fast food para sus hamburguesas provenía de “bultos” compuestos únicamente de cartílagos, sin patas, sin huesos y sin cuernos, alimentados por medio de tubos conectados a sus estómagos. “Quienes los han visto, aseguran que son cosas muy desagradables, pues además de permanecer inmóviles toda su vida, no tienen ojos, ni cola y prácticamente no tienen pelo. La manipulación genética de la cual son resultado, los convierte en verdaderas cosas inanimadas con una horripilante apariencia gelatinosa”. La historia que circul ó por el ciberespacio esta dotada de l os elementos necesarios para construir una trama. Según este rumor, el mismísimo gobierno de los Estados Unidos obligó a McD onald’s a retirar de sus anunci os que sus hamburguesas tenían carne de res. En contrapartida, la multinacional habría argumentado que en latín res significa “Cosa” y que en conse cuencia ellos producían carne de “Cosa”. Respecto a esta situación el mensaje dice que “con todo el poder económico que los respalda, (los empresarios) habrían sobornado a muchas personas, en diversos puestos, a muy altos niveles gubernamentales”. En el final, se dice que la carne de “Cosa” produce efectos secundarios en la salud. Los primeros efectos se sienten al día siguiente de haber comido la hamburguesa en cuestión (“gran cantidad de personas sufre de indigestión y colitis”). Los verdaderos trastornos viene tiempo después: según este rumor la ingesta de “Cosa” genera en el cuerpo humano un síndrome similar al SIDA, ya que se incuba y permanece escondido durante muchos años, hasta que poco a poco va mostrando sus efectos nocivos. Esta fantásti ca historia sobre las hamburguesas de “Cosa” se suma a otras versiones que involucran a los restoranes de comida rápida. Ya entre 1978 y 1982, en Estados Unidos, se acusó a McDonald’s de mezclar gusanos con carne vacuna para confeccionar sus famosas Big Mac. Este rumor tiene las mismas características de intriga que el anterior: una empresa todo poderosa hace lo que quiere, soborna a las autoridades y ofrece impunemente hamburguesas adulteradas que tienen demostrados efectos nocivos en la salud del hombre. ¿Es esto posible? ¿Gusanos primero y carne de algún tipo de caballo criado a lo Frankestein? No se debe al azar que la gente comente y retransmita este tipo de historias. No es fortuito tampoco que estos rumores se disparen con contenido similar. Podría hablarse de las condiciones de trabajo (“McDonald’s maltrata a sus empleados”), de pactos se cretos (“McDonald’s financia la actividad de grupos satánicos”) o situaciones pr oblemáticas no conocidas (“McDonald’s cerrará todos sus locales por escasez de ventas”). Se puede rumorear mucho, pero casi siempre se elige el tema de la salud, la vida, algo intocable, invalorable para las personas. Detrás de la historia sobre McDonald’s, en realidad, se expresa de manera metafórica la creciente ansiedad de la población respecto a los hábitos alimentici os. La gente come cualquier cosa – obviando las coincidencias – y para advertir el riesgo que trae aparejada este tipo de alimentos se cre ó el con cepto de “comida chatarra” (junk food). Detrás de la con cepción “comida chatarra” se encolumnaron los hechos que en 2002 presentaron característica de rum or. Se trata de la muerte de supuestos clientes de McDonald’s en Buenos Aires después de ingerir hamburguesas. La Justicia argentina determinó luego que se había detectado un virus en el producto, El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 49 aunque nunca se supo en verdad si las muertes fueron a raíz de la ingesta de hamburguesas de la marca estadounidense. Digamos entonces que en la población existen vestigios que avalan la historia. Aunque parezca muy alocada la narración, en el caso de la carne de “Cosa”, hay motivos por los que desconfiar de la carne de las hamburguesas. Tanto en Estados Unidos como en Argentina y muchos otros países de occidente, la hamburguesa es vista como uno de los ícon os de la alimentación prohibida, debido a su gran contenido graso 79 . De hecho estos dos países poseen elevados índices de obesidad, uno de los más al tos en todo el Planeta, según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Existe en consecuencia una importante porci ón de la poblaci ón preocupada por el carácter malsano del ritual alimentario. En el caso del rumor que circuló en Norteamérica, los gusanos simbolizan los desechos y la basura por un lado, y por otro la destrucción interior que se produce como consecuencia del consumo de hamburguesas. Ahora ¿es posible imaginarse a los empleados de McDonald’s añadiendo gusanos a la carne? Una primera respuesta puede ser no. Pero visto desde el costado simbólico por supuesto que sí. ¿Porqué creer en la historia de los gusanos? Según Kapferer 80 el rumor expresa el resentimiento de una parte de la opinión pública ante una empresa cuya identidad parece estar fundada en el consumo masivo de un producto que por estos días es visto como el estigma de lo prohibido. En este contexto, si se pretende vender la mayor cantidad de hamburguesas posibles a los norteamericanos, esto supone asumir la condi ción de “fabricante de veneno”. El rumor sólo expresa simbólicamente que todas las hamburguesas son veneno, que McDonald’s lo sabe y no hace nada para remediar el problema. Para el autor el rumor de los gusanos en la carne nace como un grito de alerta. El juego de la representación simbólica también se repite en la comprensión del rumor de la carne de “Cosa”. A esta situación le agregamos la experiencia previa (las extrañas muertes adjudicadas a la ingesta de hamburguesas McDonald’s en Buenos Aires) y, por qué no, el creciente descrédito de todo aquello que provenga del Norte. Todo tiene que ver en el campo de lo simbólico, puesto que es una información que deseamos creer. La profesora Carol Pr opper de la Universidad de Bristol (Inglaterra) afirma en una reciente investigación que el hábito alimenticio está rodeado de mentiras. Propper dice que es un error acusar a los locales de comidas rápidas y a la comida empaquetada: “comemos más por que mejoró la tecnología”. El estudio reveló ademá s que la causa principal en la ingesta de calorías es el aumento del hábito de comer a toda hora, en especial en los hogares. “En una sociedad posindustrial, e l trabajo entraña relativamente poco ejercicio físico, por el cual e l costo de quemar caloría s, en términos de tiempo libre intercambiado, aumentó. En conjunto, eso significa que el peso su be”, aclara la académica británica. En LA U (22 de d iciembre de 2004). “ Los sinsabores de los mitos alimenticios”, Edición San Luis, Sección Universidad, Año 3, Nº 108, Buenos Aires, Pág. 4. 79 Por otro lado, Roland Barthes se refiere, en “Mitologías” (2003, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, Pág. 85), a esta tendencia de la sociedad contemporánea que plantea el rechazo a todo aquello que se relacione con la grasa. Puntualmente el autor francés habla de cómo se agita en la publicidad la idea de profundidad: “El auténtico drama de todo este modesto p sicoanálisis publicitario, es el conflicto entre dos sustancias enemigas que se d isputan sutilmente el encauzamiento de los ‘jugos’ y de los ‘principios’ hacia e l campo de la profundidad. Esas dos sustancias son e l a gua y la grasa (...) La grasa (llamada más poéticamente aceites, en plural, como en la Biblia o en Oriente) desprende una idea de nutrición, pero es más segur o exaltarla com o elemento vehicular, como lubricante eficaz o conductor de agua al seno de las profundidades de la piel”. 80 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 111. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 50 ¿E L R UM O R S I E M P R E ES F AL S O ? [¿L A C AÍ D A D E UN M I TO ?] El rumor también tiene su karma. Un mito que lo persigue a donde vaya, el cual afirma que él siempre apaña historias falsas, mentiras, inventos o construcciones mentales inocentes o intencionales, entre otros. Quizás por la tendencia a moralizar sobre el fenómeno, en vez de realizar una apertura hacia una elaboración de diagnósticos reales, alejados de prejuzgamientos apresurados, muy pocas veces se ha debatido sobre este rumor del rumor. ¿Es invariablemente falso? ¿Nun ca (pero nunca) se debe creer en un rumor? Respuestas n o hay muchas, aunque si algunas proposi ciones que unen esta disyuntiva con la semántica: “Si se define el rumor como algo que oímos de segunda mano, entonces es harto posible que algunas de las especies que llegan a nuestros oídos tengan visos de verdad. Pero cuando una tal especie resulta finalmente verídica, hallamos, por lo general, que las personas que han intervenido en la cadena del ‘rumor’ han tenido a mano puntos de referencia para colacionar la información. Están hablando de sucesos que conocen palmariamente o cuya veracidad han tenido ocasión de probar a lo largo del itinerario de difusión”, opinan Allport y Postman 81 . Sin embargo, al conceptualizar el rumor como una “proposición para creer, de interés específico, sin medios probatori os seguros a mano para demostrarla”, los autores dan vuelta el análisis anterior y afirman que nunca la historia está exenta del peligro que significa dejarnos llevar por nuestras creencias y así deformar la historia. Con todo, puede decirse que el rumor casi siempre transpira algo de verdad. Allport y Postman 82 justi fican esta afirmaci ón, diciendo que “casi todo rumor parte de una percepción de cierta clase; dando por supuesto que la percepción sea conforme a la realidad exterior, entonces habrá ciertamente un punto de fiabilidad en la información del testigo ocular. Luego, (...) el tema cardinal de un rumor es el hecho más renuente al cambio, y podemos creer, pues, en líneas generales, que la especie que nos traen tiene algo que ver con el incidente que pretende referirnos”. Puede decirse que con “Psicología del Rumor” se derrumba el mito. Aunque – como en todo – existen casos extremos, de historias que circulan en el umbral del rumor, es decir, situaciones en las que es difícil definir lo que constituye una prueba segura, sobre todo cuando descansa en alguna sustancia fidedigna de acción subjetiva. En Francia la Fundación para el Estudio y la In formaci ón sobre los Rumores – presidida por Jean Noël Kapferer – instaló una línea telefónica permanente que permitía que cualquier persona diera cuenta de los rumores que escuchara en su casa, su barrio, su lugar de trabajo, etc. Esta línea fue llamada Allô Rumeur. El contestador telefónico de Allô Rumeur demostró que las personas que llamaban lo hacían para comunicar historias en las que no creían. Dado que tales historias circulaban y eran avaladas por una parte de la población, estos interlocutores pretendían que la Fundación se comprometiera en la lucha contra el fenómeno, emitiendo desmentidos formales para que se conociera “de una 81 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Págs. 150-151. 82 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Págs. 151-153. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 51 vez por todas” la verdad. Otros, sin embargo, se comunicaban para saber si tal o cual historia que habían escuchado era verdadera. 83 “Resulta significativo que la gente llame para dar cuenta de la circulación de comentarios en los que no cree. Si esto e s así, los ‘rum ores’ a los que da crédito (y que, por lo tanto, n o son reconocidos com o ‘rumores’) escapan al registro de Allô Rumeur, lo cual demuestra que, para la opinión pública, la frontera entre la informaci ón y el rumor no es objetiva. Se llama información a lo que se estima cierto, y rumor a l o que se considera fal so o, en todo caso, no verificado”, indica el presidente de la Fundación que organizó la experiencia. 84 He aquí entonces otra barrera que lleva a pensar que estudiar el fenómeno es al menos más complicado de lo que parece, ya que no es la naturaleza del mensaje lo que nos hace discernir entre lo que es informaci ón y lo que es rumor sino una realidad subjetiva, resultado de la propia persuasión. Para Kapferer, entonces, el rumor no precede a la persuasión sino que es su manifestación visible y, al depender de un juicio subjetivo, se constituye como un reflejo de la propia duda. De esta forma, según de quien se trate, las conclusi ones podrán variar enormemente: unos llamarán rumor a l o que otros consideran verdad. De todos modos el autor 85 plantea que “cualquier definición del rumor establecida sobre la base de lo verdadero y lo falso conduce a un callejón sin salida y vuelve inexplicable la dinámica de los rumores. (...) En general, la gente no está en condiciones de distinguir lo real y lo inexistente cuando una noticia llega a sus oídos por la transmisión de boca en boca”. La experiencia de Allô Rumeur no logró responder con tan tas certezas, como se estimaba, la pregunta del millón: ¿Es siempre falso el rumor? Kapferer86 , sin embargo, ofreció una respuesta, aunque ambigua: “Si bien la cuestión de l o verdadero y lo falso es siempre de las primeras que se plantean cuando se habla de rumores, en realidad no nos sirve de nada para comprenderlos. (...) A diferencia de la concepción tradici onal que identifica el rumor como informaci ón falsa, (...) la palabra rumor no se refiere en absoluto a su carácter verídico o falso”. Tamotsu Shibutani 87 explica, a propósito de lo verdadero – falso del rumor, que “por regla general, la acción da una oportunidad para testificar lo que es real. Si, a fin de cuentas, resulta un fracaso, el tema es desacreditado como si hubiera sido ‘tan sól o un rumor’. Pero hay numerosos comunicados que no siempre se comprueban. Las creencias que se desarr ollan espontáneamente en la crisis se incorporan a la de reserva de la sabiduría popular para servir como base de otros juicios posteriores”. Sin inmiscuirse en la disyuntiva que plantea el mito a cerca del fenómeno que nos convoca, Shibutani agrega que los rumores no son ni el producto de una memoria fallida ni del poder de engaño que ella tenga, sino más bien “representan intentos honestos para llegar a la comprensión de si tuaci ones ambiguas”. – 83 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 24-27. 84 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 25. 85 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 26. 86 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 26-27. 87 Shibutani, T. (1977), op. cit., Pág. 418. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 52 5. C o m po rtami ento s EL rumor es un compor tamiento humano. En un m omento determinado y en cualquier sociedad, un grupo se reúne y se pone a rumorear. En ese momento existe un contagio del acto de hablar en torno a un testim onio, a una información o a un acontecimiento. También el rumor es un fenómeno social. Se precisan dos personas o más para crear un rumor, per o su vehículo es un solo individuo. Sin dudas una cadena es más que la suma de sus eslabones, pero son ellos en su presentaci ón individual los que sustancian la transmisión de las historias. Quien conduce las historias a través de toda la cadena es el hombre, considerado por el psicól ogo y sociólogo Leon Festinger 88 como un animal social con tendencia marcada a compararse siempre con los demás. Se trata en realidad de una necesidad de situarse a sí mismo, de evaluarse en relación a otros. Este comportamiento es directamente proporcional al comportamiento de cada individuo. Es evidente que no nos comparamos con cualquiera. Escogemos nuestro grupo de referencia 89 entre quienes constituyen nuestro entorno. Los animales sociales que se comportan com o emisores en una cadena determinada siempre asegurarán que dicen la verdad y cuestionarlos será el principio de un con flicto. En much os casos la fuente no está a nuestro alcan ce para chequear la información, existe frecuentemente un eslabón entre ella y la persona que nos ha transmitido la historia. En este sentido se considera que el criterio de verdad es social, porque, como ya hemos di cho, es verdadero lo que el consenso considera verdadero. Por esto – y más – se dice que el rumor es un instrumento muy eficaz de cohesión social. I D E N TI KI T D E L E M I S O R D EL R UM O R En pos de entender la actitud de este animal social que describe Festinger y para ahondar sobre las actitudes de los eslabones de la red que forma el rumor, es necesario recaer una vez más en los estudios de Robert Knapp. Para ese autor, aquellos que representan un rol esencial en la transmisión de los rum ores se caracterizan por ciertos rasgos par ticulares de personalidad. Así, ya no se exploran los factores relacionados a la credulidad, sino los vinculados con la mera actividad de transmisión. Knapp menciona cin co comportamientos que pueden encontrarse conjunta o independientemente en una misma persona: 90 1. El exhibicionismo Para el investigador norteamericano, se trata de una de las principales motivaciones. La transmisión de un rumor permite que una persona débil o 88 Festinger, L. (1954). “A Theory of Social Comparison Proceses”, Human Relations. En Tarrés, J. (2000), op. cit., Pág. 42. La sociología moderna ha introducido el concepto de grupo de referencia. M. y Carolyn W. Sherif (1953, Groups in Harmony and Tension, Nueva York, Harper) los han definido como “aquellos grupos con los cuales el individuo se vincula como parte, o a los cuales aspira a vincularse psicológicamente”. De modo que un grupo de referencia es un endogrupo aceptado vehementemente, o un grupo en el que un individuo quiere ser incluido. En Allp ort, G. W. (1977), op. cit., Pág. 54. 89 90 Knapp, R. (1944). En Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Págs. 40-42. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 53 socialmente poco importante se afirme y valorice: el acto de transmisión cambia la situación habitual, al sugerir que ese individuo tuvo acceso a fuentes de informaci ón generalmente secretas. Busca en realidad una “compensación”. 2. Solicitud Principalmente en situaciones de pánico, la transmisión de un rumor procede simplemente del deseo de informar a los demás del peligro que los amenaza. Se introduce una virtud moral en la explicación de un fenómeno social. 3. La esperanza de ser confortado El individuo en cuestión pone en cir culación el rumor o interviene en su propagación para parti cipar con otro de la emoción que él siente (ansiedad, miedo, incertidumbre, duda, etc.). El otro desempeñaría entonces el rol de reductor de efecto, contribuyendo directa o indirectamente a calmar la intensidad de esta emoción. Las personas se confortan mutuamente de manera verbal o no verbal, en la medida en que su interacci ón o su copresen cia puedan conducir a una minimización del objeto que temen. 4. La agresión Knapp nota que la hostilidad hacia un grupo o persona consti tuye igualmente una poderosa motivación. Ejemplo de ello serían los rumores políticos denigrantes o los rumores de guerra concernientes al enemigo. 5. La proyección de conflictos subjetivos Como ya hemos mencionado an tes, la transmisión de rumores se pr oduce con frecuencia como medio de exteriorizar los temores o dese os interpersonales. El sujeto se expresa a través de la información que transmite. La socialización le ofrece, de alguna manera, un teatro para que represente su drama individual. L O S A C TO R E S El rumor es una obra colectiva, producto de la participación de cada individuo. Sin embargo, como veremos de aquí en adelante, en este proceso, los papeles parecen repartirse cuidadosamente. En 1948, Festinger y Cartwrigth asistieron al nacimiento espontáneo de un rumor en un grupo pequeño, lo cual les permitió cercar su evolución e identificar los distintos actores que se involucraron en la transmisión de boca en boca. 91 La historia tuvo lugar en Estados Unidos, en una ciudad en la que predominaban las viviendas de alquiler moderado y en donde no existía una vida social muy activa. Los logros del comité de inquilinos del lugar se reducían a organizar, de tanto en tanto, una fiesta para los más chicos o un baile el sábado a la noche para los más grandes. La poca actividad generada por el comité se justificaba por la gran frialdad que reinaba en las relaciones sociales de los habitantes. En realidad la mayoría de los habitantes de la ciudad sentían un poco de vergüenza por tener que vivir allí y veían a los demás como una categoría social inferior a la propia. A partir de esto, un representante de la oficina local de esas Festinger, L. y Cartwrigth, D. (1948). “A Study of a Rumor: Its Origin and Spread”, Human Relations ( 1), Págs.464-485. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 121-124. 91 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 54 viviendas tuvo una idea que podría animar los ánimos, por lo que pidió reunirse con el comité de vecinos para pr oponerles nuevos proyectos dirigidos a la comunidad en su conjunto. A la primera reunión – que tenía por objeto repartir las tareas en el marco de los nuevos proyectos – asi stieron cuarenta mujeres y unos tres hombres. Se procedió a la creación de comités especializados, al mismo tiempo que, con lo actuado, se limitó la influencia de los an tiguos dirigentes del comité de inquilinos, principalmente la del secretario general. Una semana después de este encuentr o, todos l os pr oyectos puestos en marcha fueron repentinamente cancelados. Según los rum ores, uno de los miembros más activos de la nueva organización era un comunista y el plan trazado perseguía fines no declarados pero que cada cual podría fácilmente adivinar. Instaurada esta versión, comenzó la ronda de preguntas: ¿cuáles eran las razones que explicaban la repentina llegada a la ciudad del animador (“comunista”) y de sus colaboradores? ¿qué pretendían hacer? Con todo, se dio luz verde a la difusión del rumor, con lo cual muy rápidamente todos los habitantes se percataron del riesgo que significaba continuar trabajando en el nuevo proyecto, ya que obedecía a una conspiración comunista. En la historia anterior se pueden ilustrar los distintos actores que se involucran en el proceso del rumor: 92 El INSTIGADOR. Es una persona cuyo liderazgo se veía amenazado por los cambios que se habían generado en la comunidad. El INTÉRPRETE. Responde a los interrogantes del instigador y propone una explicación coherente y convincente. El LÍDER DE OPINIÓN. La persona cuya opinión determinará la del grupo en su conjunto. También llamado gatekeeper (portero) ya que de su juicio dependerá la penetración del rumor en el grupo. Los APÓSTOLES. Persona que, después de identificarse plenamente con el rumor, intentarán convencer a la comunidad Kapferer grupo social: 93 identifica otros papeles en la difusión del rumor en el interior del El RECUPERADOR. Se trata de individuos que están plenamente interesados en que el rumor tenga éxito y prenda. En política, los recuperadores son frecuentes. El OPORTUNISTA. Representa una versión más moderada del recuperador. El F ILTRADOR. No cree en el rumor pero lo celebra y lo difunde. Juega con él mencionándolo entre sus con ocidos. Le proporci ona cierto placer suscitar ligeros trastornos en sus interlocutores. 92 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 122-123. 93 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 123-124. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 55 Los T RANSMISORES PASIVOS. Son personas que se declaran no creyentes del rumor, pero lo retransmiten de igual forma. Inconscientemente, en su espíritu se ha instalado la duda. No luchan contra el rumor pero tampoco se atrincheran en un mutismo neutro. Albergan ciertas sospechas y se dedican a propagarlas. Los RESISTENTES. Se encuentran a la cabeza de la réplica y se constituyen como protagonistas del Antirumor. Kapferer 94 advierte, sin embargo, que “los intentos de definir los retratos tipo de personas que juegan sistemáticamente el mismo papel apenas ha dado resultados convincentes (...) Bajo una apariencia científica se adivina una intención moralizadora evidente; el trasmisor del rumor tiene necesariamente un problema personal. Además, se entrevé la voluntad de llevarlo al terreno de una psiquiatría del individuo, en las circunstancias actuales, en las que sabemos que el rumor es el producto de una situación específica en un grupo específico y en un momento dado”. L AS V AR I ABL E S “N ATUR AL E S ”: S E XO Y E D AD Los rasgos de personalidad anteriormente descriptos pueden, en parte, ayudar a comprender las conductas tanto de l os emisores com o de los denominados “actores” que participan del rumor. Sin embargo, pueden considerarse aspectos secundarios o accidentales en relación al problema esencial que reside en la naturaleza social de los rumores. Las variables conocidas com o “naturales” (edad o sexo, por ejemplo) también sirvieron de punto de partida para intentar explicar el comportamiento de los eslabones en la red. En lo relativo a la edad, los experimentos de Allport y Postman 95 concluyeron que cuanto más pequeño sea un niño menos será la cantidad de detalles retenidos y posteriormente reproducidos en sucesivas transmisiones orales. Tomando com o referencia el estado de “desarrollo” intelectual de los sujetos, el rumor encontrará entonces un terreno favorable en los niños y adolescentes, ya que – en comparación con los adultos – estos serán más propensos a creer en todo tipo de historias. Empero, también algunos sucesos pueden prender entre las personas mayores, puesto que al igual que los más jóvenes ignoran o conocen mal las condiciones de la vida moderna y viven con esquemas muy establecidos. Ya en el campo del sexo, las investigaciones se dividen: algunos dicen que las mujeres son más propensas al rumor, mientras que otros lo colocan al hombre como el típico transmisor de este tipo de historias. Para Kapferer 96 , las mujeres aparecen profundamente ligadas al fenómeno del rumor, aunque advierte que al introducirnos en este tipo de averiguaciones “corremos el riesgo de que se nos acuse de volver sobre viejos estereotipos del antifeminismo primario”. El autor afirma además que la relación mujer – rumor existe en la cultura popular. 94 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 124. 95 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Págs. 130-131. 96 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 124-126. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 56 El historiador J. Delumeau descubrió en su retrospectiva de los grandes terrores que sacudieron a O ccidente entre l os siglos XVI y XVIII, que en todas las revueltas populares originadas por rumores, las mujeres estaban en la primera línea. De hecho las mujeres desempeñaban un papel determinante, ya sea definir el precio de los granos u organizar la Revolución Francesa. “Eran ellas las primeras en percatarse de la amenaza; se acogían y difundían los rumores, al tiempo que contagiaban su angustia a quienes las rodeaban y por eso mismo, presionaban para que se adoptasen decisiones radicales”, indica el historiador. 97 Muchos creen que las mujeres reaccionan en alerta frente al rumor porque se atemorizan más que los hombres, descartando la existencia de una predisposición psicológica. Por otro lado las mujeres son las directamente afectadas por la falta de abastecimiento o por la inseguridad proyectada sobre sus propios hijos o los ajenos. “Si los maridos están fuera de la ciudad, las esposas y los niños se encuentran indefensos y sus vidas corren peligro. Ellas son, por lo tanto, las primeras a quienes conciernen las consecuencias potenciales de los rumores de la época. Esto sucede también en el Siglo XX. En Francia (...) no deja de asombrarnos el número de rumores en que l os chicos se ven amenazados. Independientemente de su significado, estos hechos repercutirán en las mujeres”, asegura Kapferer 98 . Visto desde la óptica de la etimol ogía la asociaci ón mujeres – rumor encuentra cierta lógica, ya que comadreo viene de comadrear, es decir madrina o comadre. Sin embargo la utilización regular de este término adquirió un sentido explícito al chisme, a la discusi ón tras bambalinas de algún hecho, la crónica de la vida privada de la gente. Por otro lado el término inglés gossip (significa “chisme” en español) posee la misma raíz: god-sib, es decir madrina. 99 La evolución del sentido de esta palabra quizás se debe al estrecho vínculo afe ctivo que mantienen las madrinas de los niños con sus madres. Los etimól ogos ingleses justifican esta derivación a partir de las discusiones entre las mujeres que se reunían en casa de algún familiar donde el nacimiento de un bebé era inminente. Por su parte, Edward Glover 100 considera que “el riesgo real en el caso de la moral femenina consiste en que la guerra puede ensanchar la brecha existente entre la familia y el Estado (...) A diferencia de los hombres, que están dispuestos a considerar a su país com o si fuera su pr opia familia, las mujeres de este grupo tienden a reaccionar frente a su familia como si ésta fuera su país. Para ellas el poder del enemigo está dirigido contra sus esposos, sus hijos, sus casas y muebles”. Quizás podamos ver en todo esto una reacción del resentimiento de los hombres. Tiempo atrás, después de que las sociedades patriarcales habían casi anulado a las mujeres de toda función pública, privándolas de expresarse o de gozar de cualquier derecho formal, el comadreo se instituyó como la herramienta a través de la cual ellas re cuperaban aquel derecho que los hombres les negaban, discutiendo n o sól o de la comunidad sin o también de su costado oscur o. Privadas de la vida pública, en aquel entonces, el comadreo hacía pública la vida privada. 101 97 Delumeau, J. (1978). La Peur en Occide nt, París, Plurie l. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 124-125. 98 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 125. Rysman, A. (Invierno de 1977). "How the gossip became a woman", Journal of Communication, vol. 27 (1), Págs. 176-180. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 125. 99 100 Glover, E. (1963). Psicología del miedo y el coraje, Buenos Aires, Ediciones Siglo Veinte, Pág. 95. 101 Meyer Spacks, P. (1985). Gossip, Nueva York, Alfred Knopf. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 126. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 57 Un estudio sobre las variables “naturales” fue encarado por Floyd Allport y Milton Lepkin. En la población cubierta por su encuesta (más de 500 personas), los hombres aparecían como más propensos a creer en los rumores que las mujeres. La investigación afirmaba que los hombres se inclinaban o estaban más expuestos que las mujeres a tres de estos factores: 102 - Actitud opuesta a medidas de racionamiento - Conocimiento previo de los rumores presentados - Frustración personal Allport y Lepkin notaron además que las personas de edad madura creían en los rumores más que l os adultos jóvenes. Asimismo las personas de edad se declaraban mayormente opuestas que los adolescentes y tenían, más a menudo, un conocimiento anterior de los rumores citados en la encuesta. Una primera conclusión, arrojó que, como ocurre con el sexo, las diferencias relacionadas con la edad son secundarias, con l o cual el fenómeno no se beneficia en absoluto con la consideración de las variables “naturales”. Se han obtenido así datos puramente descriptivos que no son de mucha utilidad para la ciencia. La segunda conclusión le permitió a Allport y Lepkin definir siete categorías profesionales, según el grado de creencia media en los rum ores presentados. La lista fue encabezada por los empleados de comercio y vendedores. Luego siguieron los ofi cios espe cializados, las amas de casa, los empleados de oficina, los ofici os no especializados, la gente de negocios, l os docentes y, por último, l os pr ofesionales liberales. Las investigaciones realizadas a propósito del volante atribuido al Hospital de Villejuif (Figura 7) en Francia revelaron que, de cada cien médicos clínicos que habían leído el documento, ochenta no intentaron informarse. Los demás cotejaron la historia con otros colegas o leyeron las noticias para enterarse de lo que estaba sucediendo. Más curioso aún es que de esos cien médicos interrogados, la mitad dijo que el volante era totalmente cierto, mientras que el resto expresó sus reservas al momento de contestar. De hecho pudo constarse que la falsa hojita era exhibida en muchos consultorios médicos y salas de espera de varios hospitales franceses. Ejemplos com o estos, en los que los profesionales se dejan llevar por rumores, abundan. ¿Cómo es posible que personas cultas y altamente razonables caigan en la trampa del rumor? En realidad la paradoja n o reside en el comportamiento irracional de los intelectuales, sino en la cuestión en sí misma y en sus supuestos. El profesional en cuestión no solo puede pertenecer a la denominada intelligentsia, sino que además también puede ser miembro de un club deportivo, ecológico, puede incluso militar en política, seguramente ser padre, madre o hijo y su experiencia varía en relación a ese rol social. Para Kapferer 103 , el carácter delirante del rumor a menudo no es más evidente para la intelligentsia que para el resto de la gente, debido a que los intelectuales tienen un conocimiento cada vez más abstracto del mundo que los rodea, más allá de una visión parcial. “El siglo de las luces, de la lucidez y del escepticismo es cosa del pasado. (...) Como se les ha encomendado saberlo todo, no pueden conocer nada de manera exhaustiva. Las encuestas lo han demostrado: sus 102 Allport, F. H. y Lepkin, M. (1945). En Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Págs. 43-45. 103 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 129. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 58 opiniones sobre casi todos l os temas son idénticas a las de la mayoría de la gente”, afirma el autor. Tomando en cuenta esta visión crítica del mundo intelectual, finalmente la paradoja nos permite decir que la intelligentsia consiste en creer ciertos rumores. Mientras más cerca se esté del poder, mejor se podrá saber que la realidad comunicada al público puede ser diferente de la verdad, ya que el rumor nos dice cuál es la verdad oculta tras las apariencias o el silencio oficial. FIGURA 7. “EL RUMOR DE VILLEJUIF”. Lista de productos cancerígenos publicada por una revista francesa, sin las marcas (Kapferer, J. N., 1989, op. cit., Pág. 62). En la ex URSS, por ejemplo, los investigadores sociales Bauer y Gleicher realizaron una encuesta en la que se le preguntaba a los entrevistados si, según su opinión, el rumor era más confiable que los medios de comunicación oficiales: el 95% de los allegados al poder contestaron que sí, frente al 85% de los empleados, el 72% de los obreros y el 56% de los campesinos. 104 La encuesta también reveló que el empleo del rumor varía según las categorías sociopr ofesionales. Los campesinos aparecieron como l os menos proclives a creer en las historias de boca en boca, aunque fueron los que – según la investigación – más recurrían al fenómeno. Por lo contrario se demostró que los intelectuales recurrían más a los medios ofi ciales, aunque necesitaban del rumor Bauer, R. A. y Gleicher, D. B. (Otoño de 1953). “Word of Mouth Communication in the Soviet Union”, Public Opinion Quarterly (17), Págs. 297-310. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 114. 104 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 59 para contrarrestarlos. Para ellos, es un correctivo que les permite leer y escuchar “inteligentemente” las informaciones que deambulan en el círculo ofi cial. Esta es una forma de diferenciarse de la masa, de elevar la propia categoría social y colocarse más allá de lo ordinario. El rumor se constituye aquí como una certera lupa capaz de desentrañar lo oculto y ofrecernos la verdad pura. Bauer y Gleicher constataron además que las opiniones sobre la fiabilidad de los rumores no dependieron de las actitudes frente al régimen soviético. Después de analizar las respuestas de los entrevistados según su postura política, se descubrió que el resultado no variaba sustancialmente (Figura 8). La postura con temporánea sobre el rumor se refiere al identikit del emisor según su comportamiento y según las variables “naturales”. No se descartan pero se advierte sobre su parcialidad, es decir que una constelación de variables personales no ayuda a comprender mejor el hecho del rumor, sino a desnaturalizarlo. “Sea cual fuere su debilidad relativa, un resultado tal sirve para mostrar, una vez más, que la población interesada en un fenómeno de comunicaci ón, no constituye un conjunto hom ogéneo, indiferenciado, en el que todos l os individuos serían estrictamente equivalentes. No sólo la transmisión de rumores en una población no es independiente de las estructuras macro y microsociales que la organiza, sino que dicha transmisión reitera y refuerza dichas estructuras. El rumor no es, por lo tanto, perturbación y ruptura, sino prolongaci ón y continuidad”, afirma Rouquette 105 . 105 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Pág. 44. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 60 FIGURA 8. CREDIBILIDAD DE RUMORES EN LA EX URSS. Encuesta realizada por R. A. Bauer y D. B. Gleicher y publicada en 1953. Respue sta a la afirmación: “Para mí, lo que dicen los rumores es más fiable que lo que dicen los medios de comunicación oficiales”. Porcentaje de entrevistados que respondieron afirmativamente, según el gr upo social y su opinión fr ente al régime n político soviético. (Kapferer, J. N., 1989, op. cit., Págs. 114-115) El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 61 E L R UM O R N E G R O , F I G UR I TA R E P E TI D A En el profundo mar de incertidumbre que supone el estudio del fen ómeno, existen para los investigadores algunas certezas. Una de ellas es la inclinaci ón por lo oscur o y lo negativo, evocaciones directas a trai ciones, catástrofes, escándal os, derrotas o victorias fraudulentas. Esta tendencia ha llegado a cristalizarse incluso en trabajos de campo. En sus estudios de 1944, Knapp 106 aseveró que más del 91% de los 1.089 rumores recogidos en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial mostraba una inclinación hacia lo negativo. Desde la perspectiva de Edgard Morin, un comportamiento de esta clase podría considerarse como “patológico”, pero la situaci ón plantea un problema relativo a la dinámica del pensamiento social. Podríamos ilustrar esto con el siguiente interrogante: ¿por qué a la gente no le cae bien la gente? Existe en la gente una predilección por el negro, una inclinación por lo morboso, por las desgracias ajenas y la muerte. El rasgo negro de los rumores es una necesidad. Las leyes del periodismo actual se compor tan en sintonía: para que exista una noticia se requiere normalmente de un elemento negativo. 107 Para Kapferer 108 lo negro tiene un valor gratificante. El carácter negativo de un rumor es útil para el grupo en el cual circula y l o negro cumple, por tanto, un cometido catár tico y en términos generales los eslabones de la red pretenden siempre evaluar su actuación o capacidad comparándolas con las de otros grupos de referencia, tal cual l o define Festinger en la definición del animal soci al. Resulta entonces que si para los demás la situaci ón es peor, entonces nos sentimos satisfechos, en caso con trario la función del rumor será la de disminuir la aguda frustraci ón que eso trae consigo. Por su lado, Rouquette 109 dice que, partiendo de un cierto nivel de complejidad, interviene la dimensión temporal o histórica y es necesario insertar una instancia intermedia en la cadena estímulo – respuesta que afecta la percepción del estímulo al mismo tiempo que determina la elección de la respuesta. Esta instancia interna o implícita constituye el sistema cognitivo del individuo, donde interviene la experiencia del sujeto, los componentes de su personalidad, sus motivaciones y actividades perceptivas, entre otras características. El autor afirma además que el contenido de todo rumor puede considerarse como una combinación de un elemento sujeto y un elemento predicado, donde se valora cada uno de éstos según una escala de positividad – negatividad. La homeostasis se produce cuando las valoraciones son del mismo signo. Es posible entonces considerar dos casos generales de equilibrio, sostiene Rouquette 110 : 1. Un buen sujeto comprometido en una buena acción. (+ +) 2. Un mal sujeto comprometido en una mala acción. (- -) 106 Knapp, R. H. (1944). En Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Pág. 51. Generalmente en televisión, lo negativo casi siempre se expresa en la s denominadas Hard News (noticias duras) – hecho noticiable que surge intempestivamente y que exige ser retransmitid o de inmediato pues no re siste demora – y el resto de los acontecimientos se relegan a las Soft News (noticias blandas) – interés ajeno al tiempo, noticia intemporal que tiene la finalidad de entretener – (en el Capítulo 4 del presente trabajo ahondaremos sobre la relación géneros mediáticos – rumor). 107 108 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 163-167. 109 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Págs. 51-54. 110 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Págs. 54-55. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 62 Y aparecen además dos casos de desequilibrio: 3. Un buen sujeto comprometido en una mala acción. (+ -) 4. Un mal sujeto comprometido en una buena acción. (- +) El desequilibrio muestra dos soluciones posibles: A. La discordancia del enunciado 3 desaparece cuando los eslabones consideran al actor como un mal sujeto (vuelve a 2 - “Solía ser bueno, ahora ha declinado su buena conducta”) o cuando se estima la acción como positiva (vuelve a 1 – “Ha de haber sido solo un malentendido”) B. El desequilibrio del punto 4 se suprime si se considera al actor como bueno (vuelve a 1 – “Es raro, pero aparentemente este sujeto ha comenzado a obrar bien”) o com o malvado (vuelve a 2 – “No creo en absoluto que este sujeto haya hecho eso, ha de ser una pantalla para ocultar algo”). “La inclinación por lo negativo característica de la transmisión de rumores no es probablemente, por lo tanto, sino un e fecto del principio general del equilibrio, un medio de suprimir la tensión prov ocada por el desequilibrio de una situación y de asegurar o mantener una imagen positiva de sí mismo. Se observa así, con frecuencia, la creación de una tensión l ocal para aliviar una tensión global, la ‘negativización’ de un aspecto secundario para preservar un aspecto fundamental. Ello explica por qué el rumor ofrece a menudo un contenido anecdótico, estrechamente limitado en tiempo y espaci o (...) La intensidad de la negatividad parece estar en relación directa con la intensidad de la expresión (...) Los refuerzos positivos que se anti cipan son generalmente débiles; los refuerzos negativos, mucho más fuertes”, concluye Rouquette 111 . Interpretado por Kapferer 112 , el planteo equilibrio – desequilibrio desencadena posibles reacciones en los eslabones de la red: alguien dice o hace algo y éste puede representar unas veces lo positivo y otras lo negativo (Figura 9). Tipo Una persona Realiza un acto Reacción posible Circulación 1 Querida (+) Positivo (+) ¿Y a mí qué? Poco probable que circule 2 Querida (+) Negativo (-) ¿Cómo es posible? Circulación media 3 Detestada (-) Positivo (+) Esto es sospechoso Circulación en búsqueda de equilibrio 4 Detestada (-) Negativo (-) Me lo esperaba Alta circulación 111 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Págs. 56-57. 112 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 163-166. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 63 FIGURA 9. EQUILIBRIO – DESEQUILIBRIO. Cuatro tipos de información que explican e l equilibr io – desequilibrio (Kapferer, 1989, op. cit., Pág. 163). El primer tipo de información es muy poco usual, ya que representa una situación normal, no aporta informaciones adicionales: es de esperar que las buenas personas actúen bien, porque de lo contrario no las catalogaríamos com o tales. Este tipo de situaciones apenas tienen un valor informativo y es poco probable que provoquen una estampida en la sociedad. En el segundo caso estam os en presencia de una sorpresa enorme aunque con rasgos de fraude: aquel en el que habíamos depositado toda nuestra con fianza nos ha fallado. Representa una ruptura del orden establecido y la memoria retiene este trastorn o de nuestra visión del mundo con facilidad. 113 Por sus características de impacto, en un principio la historia deambulará de un lado a otro, aunque no sea más que para persuadirse colectivamente de que es imposible, o por el contrario posible, pero por debajo de todas las expectativas. El tercer tipo de desequilibrio da lugar a sospechas. No se dará la espalda a la realidad, pero sí se minimizará el alcance del hecho. La característica negra del rumor actuará aquí con fuerza, puesto que la noti cia generará una disonancia cognosci tiva, a la vez que creará cierto malestar y gozará de pocas posibilidades de viajar de boca en boca en su versión original. En un determinado momento deberá equilibrarse la situación y se comenzará a rumorar bajo la forma 1 ó 4 (“¿y a mí qué?” ó “me lo esperaba”). No es de creer que el destino de estas comunicaciones tengan el objetivo de silenciar el rumor, sino más bien el de forzar la transformaci ón de negativo a positivo o a la inversa. El cuarto tipo de información es esperable y es fruto de prejuicios. A diferencia de la situación 1, aquí sí hablamos de una noticia. El poder de lo negro se hace sentir nuevamente. En verdad no sorprende que una mala persona actúe de manera negativa pero lo relevante en este caso – en términos de circulación – es que resulta necesario alertar al resto de los integrantes del grupo sobre el peligro de la situación. Se ha corroborado aquí que el sujeto detestado actúa como lo pensábamos y ha reincidido en su conducta, con lo cual rumores anteriores quedan automáticamente confirmados, reforzándose los prejui cios existentes de todo tipo (respecto de los extranjeros, grupos radicales, etc.) A partir de la distinción de las cuatr o reacci ones anteriores, puede afirmarse entonces que la introducci ón de un elemento negativo en la proposi ción, aumenta necesariamente el valor informativo del mensaje y de la misma manera se amplían las posibilidades de ser difundido. Como complemento, a lo largo de la cadena de circulación, las informaciones desequilibradas necesariamente evolucionarán, mientras que el equilibrio sólo tendrá éxito en el caso de proposi ciones negativo – negativo, un resorte interesante y de utilidad para el grupo. C H I VO S E XP I ATO R I O S : E L E N E M I GO I N OC E N TE Y LA D I S C R I M I N AC I Ó N Toda colectividad y grupo social tiene sus chivos expiatorios favoritos, que funcionan en muchos casos como un mecanismo institucionalizado. En este sentido, el rumor aparece como acto colectivo que involucra prejuicios, capaz de movilizar posiciones más bien en contra que a favor de algo. Pichevin, M., Ringler, A. y Ringler, M. (1971). “Une approche du biais d’équilibre par la technique de la rume ur", Cahiers de psychologie, 14, Nº 3, Págs. 219-231. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 164. 113 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 64 A decir de Shibutani 114 : “en la mayor parte de las comunidades, los contactos sociales se hallan limitados por barreras de clase, identidad étnica u otras asociaci ones de grupo, y en su mayoría los rumores están provistos por unos sistemas ofici osos bien establecidos”. Gordon Allport 115 afirma que los endogrupos – una sociedad estática semejante que puede estar rígidamente prescripta al parentesco, el status, a veces al lugar de residencia -, en defensa de la lealtad de la estructura propia, generan estrategias de rechazo contra los denominados exogrupos, es decir comunidades extrañas al grupo de referencia. El autor 116 dice además que las personas con actitudes de rechazo notorias hacia exogrupos pueden expresarlas con diversos grados de intensidad, la que puede observarse en la siguiente lista de conductas rechazantes: 1- Hablar mal. 2- Evitar el contacto. 3- Discriminación. 4- Ataque físico. 5- Exterminio. Tomando en cuenta nuestr o objeto de estudi o, ampliaremos tres de l os puntos señalados anteriormente: el rechazo verbal (hablar mal), la discriminación (incluyendo segregación) y el ataque físico (con todos los grados de intensidad). Rechazo verbal. Las palabras que traslucen un antagonismo surgen con facilidad. A menudo existe una moderada animosidad de esas formas de “hablar mal” que pueden ser consideradas como bromas o burlas. Pero aún cuando los chistes parezcan amistosos, a veces pueden enmascarar una genuina hostilidad, proporci onando un método irreprochable para rebajar al exogrupo y exaltar al endogrupo. Una hostilidad más intensa se refleja en la forma de “hablar mal” que consiste en la adjudicación de apodos. “Tan brusca irrupción del prejui cio en contextos que no lo justi fican sirve como medida de la intensidad y notoriedad de una actitud hostil. En tales casos se hace evidente que un complejo contra l os exogrupos ejerce fuerte presión sobre la vida mental del individuo. Este no espera que se presente una ocasi ón adecuada para expresar su hostilidad. La actitud está tan dinámicamente cargada que le basta para explotar la influencia de remotas asociaciones”. 117 Discriminación. Hay discriminación sól o cuando negamos a otr os individuos o grupos de personas la igualdad de trato que ellos pueden desear. 118 Tal cosa ocurre cuando se toman medidas para excluir a miembros del exogrupo del vecindario, escuela o país. La segregación es una forma de di scriminación que coloca límites 114 Shibutani, T. (1977), op. cit., Pág. 416. 115 Allport, G. W. (1977), op. cit., Págs. 47-64. 116 Allport, G. W. (1977), op. cit., Págs. 67-82. 117 Allport, G. W. (1977), op. cit., Pág. 69. 118 ONU (1949). The main types and causes of discrimination, XIV, 3, Pág. 2. En Allport, G. W. (1977), op. cit., Pág. 70. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 65 espaciales de algún tipo, para acentuar la situación de desventaja de los miembro de un exogrupo. Ataque físico. La violencia surge siempre de estados de ánimo anteriores más moderados. Si bien en la mayoría de las ocasiones en que se ladra (se habla mal) no se llega a morder, también es cierto que nunca se muerde sin haber ladrado antes. Setenta años de antisemitismo político de índole verbal precedieron a las leyes discriminatorias de Nuremberg, sancionadas por el régimen de Hitler. Poco después de la apr obación de estas leyes, comenzó el violento pr ograma de exterminio. Aquí se observa una progresión habitual de las tres variables anteriores: hablar mal → discriminación → violencia física. Los ataques verbales en tiempos de Bismar ck fueron relativamente moderados. En la época de Hitler se hicieron feroces: los judíos fuer on acusados de manera oficial de todos los crímenes imaginables, desde la perversión sexual hasta la conspiración de al cance mundial. “Se hace evidente entonces que en ciertas circunstancias se producirá una progresión gradual que llega de la agresión verbal a la violencia, del rumor al tumulto, de la murmuración al genocidio”, indica Allport. 119 ¿Cuál es la relaci ón entre el rumor y este proceso tripar tito del prejuicio? Bien, como agente hostil, el rumor lleva consigo la carga emotiva de quien lo conduce, lo cual se constituye como el perfecto vehículo de antipatías que servirá de elemento determinante para la creación de situaciones de violencia, tanto verbal como física. Para Gordon Allport, jamás ocurre un tumulto o linchamiento sin la ayuda del rumor. El fenómeno entra así en la secuencia de violencia de alguna de estas cuatro etapas o en la totalidad de ellas: 120 1- La gradual formaci ón de la animosidad que precede a un estado violento se ve forzada por las historias que corren acerca de lo que hace el exogrupo odiado. En particular, se oye decir que la minoría en cuestión está entregada a la conspiración, al compl ot, que está guardando armas, municiones. También crece notablemente el número habitual de rumores étnicos, reflejando así el aumento de la tensión. 2- Después que los rumores preliminares han cumplido su misión, nuevos rumores pueden servir de convocatoria a un tumulto o a un linchamiento. Actúan como polarizadores de fuerzas. Se oye decir, por ejemplo, “esta noche algo malo sucederá”. 3- No es raro que un rumor sea la chispa que hace estallar el barril de pólvora. De pronto vuela por las calles una noticia que enciende los ánimos, deformada y exacerbada en cada etapa de su difusión. 4- Durante el fragor del tumulto se difunden rumores que mantienen a la gente excitada. Son particularmente curiosas las historias que parecen basarse en alucinaciones. El rumor sirve de barómetro para medir la tensión existente en el grupo. En realidad son formas de “hablar mal”, expresiones de hostilidad verbal. Se los oye 119 En Allport, G. W. (1977), op. cit., Pág. 76. 120 Allport, G. W. (1977), op. cit., Págs. 83-85. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 66 dirigidos a los negros, refugiados, funcionarios de gobierno, grandes compañías, sindicatos, las fuerzas armadas, judíos, izquierdistas, gobiernos extranjeros y contra diversos exogrupos. “Los rumores expresan hostilidad y proporcionan una razón de hostilidad al señalar un rasgo objetable”, recalca Allport 121 . La fusión de antipatías es muy común. Durante la guerra muchos hicieron circular historias de boca en boca que relacionaban a los judíos con los comunistas: el odio aquí era bipartito. Aquellos que detestaban no sólo a los judíos sino a Wall Street, se conformaban con complementar sus prejui cios bajo el califi cativo de “banquero internacional”. Este rótulo – que aún en nuestros días sigue vigente – puede encubrir casos de fobias adi cionales y también convencionales: contra los extranjeros y los internacionalismos en cualquiera de sus formas. 122 En la Segunda Guerra Mundial, los rumores antisemitas corrieron con gran velocidad, principalmente en medios sociales blancos y cristianos de la costa este de los Estados Unidos. Paralelamente los rumores que hablaban de los negros como protagonistas de los hechos más condenables circulaban en el sur del país. En esa misma época, específicamente en 1944, se habló en Norteamérica sobre supuestos dichos del presidente Rooselvelt a su esposa: “Besa tú a los negros, yo beso a los judíos, y nos quedaremos en la Casa Blanca hasta que nos dé la gana”. 123 Pero eso no fue todo: una fusión de resentimientos, miedo, culpa y desorientación frente a la terrible marcha de la e conomía de EE. UU. se con cretó tiempo después en los rumores acerca del club social de la primera dama norteamericana, el Eleanor Club. Un gran número de mujeres de color, sobre todo domésticas, eran reunidas bajo el auspicio espiritual de Eleanor Rooselvet, defensora de los derechos sociales, diplomática y escritora, esposa del presidente de Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt. Según los rumores de la época, el objetivo real de Eleanor era preparar una rebelión contra el orden social establecido. Las versiones representaban la asimilación de estereotipos 124 relacionados a la religión del negro y su supuesta vanidad por nombres institucionales. En este sentido, el común de la gente comenzó a sustituir la denominación Eleanor Clubs por “Hijas de Le onor”, “Clubes de Angeles de Leonor”, “Hermanas de Leonor” y “Corte Real de Leonor”. Se decía además que la agrupación tenía como meta colocar a “cada mujer blanca en su cocina”. En relación a esto la gente comentaba: “una mujer blanca se ausentó un rato de su casa, y al regresar encontró a la sirvienta de color cómodamente instalada en su tocador peinándose”. Otro comentario hacía aparecer a la misma doméstica tomando un descanso en la bañera de su ama y recibiendo a sus amigos en la sala. 125 121 Allport, G. W. (1977), op. cit., Pág. 84. Quizás Hitler fue quien estableció el récord mundial de fusión de antipatías en una sola frase al pr onunciar: “las plutodemocracias internacionales judío comunistas”. En Allport, G. W. (1977), op. cit. 122 Textualmente se decía : "You kiss the niggers, I’ll kid s the jews, and we’ll stay in the White House as long as we choose”. En estos dichos observamos tres antipatías fusionadas: contra los negr os, los judíos y la comunidad internacional en su conjunto. En Allport, G. y Postman, L. (1967), op. cit., Pág. 177. 123 Ya sea favorable o no, un estereotipo es una creencia exagerada que está asociada a una categoría. Su función es justificar (racionalizar) nuestra conducta a esa categoría. El estereotipo actúa, a la vez, como un recurso justificatorio para la aceptación o el rechazo categórico de un grupo y como un recurso selectivo o de “pantalla” que asegure el mantenimiento de la simplicidad en la percepción y en el juicio. Los estereotipos no son idénticos al prejuicio. E llos son antes que nada racionalizadores. Se adaptan a la índole del prejuicio vigente o a las necesidades de la situación. (Allport, G. W. , 1977, op. cit., Págs.: 213,215 y 228). 124 125 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Pág. 179. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 67 Con todo, se hablaba de un inminente estallido de violencia y se añadía que los clubes estaban reuniendo cantidades insospe chadas de armas blancas y otras herramientas útiles a la rebelión. Todas las versiones, además de reflejar un sentimiento antinegro y de antipatía hacia Rooselvet y su mujer, revelaban el temor a la inversión del estado social de una población castigada por la situación económica. La población negra era el chivo expiatorio de aquel entonces, ante el estado de indefensión total que mostraba Estados Unidos después de la depresión económica y la guerra mundial. “Un rumor de ‘inversión del estado social’ admite, aunque por medios un tanto tor tuosos, que se ‘concibe’ la posibilidad de otra relación entre las razas humanas que la impuesta por el presente status quo. Y, de acuerdo con la creencia generalizada en Norteamérica, el status quo, siendo fundamentalmente injusto como es, no debe considerarse perpetuo”, dicen Allport y Postman 126 . Las mujeres del Eleanor Club representaban una amenaza directa contra la supremacía blanca. Al intentar desviar la propia culpabilidad, se decía que el negro era un ser potencialmente peligroso, agresivo, un confabulador ilegítimo, portador de una personalidad vulgar, por lo tanto – según este pensamiento – el negro no ha de pretender mejor trato que el que se le da a los contraventores, a los ladrones o a los extorsionistas: es necesario retenerlo en el lugar que se merece y le corresponde. Uno de los aliados perfectos del prejuicio de discriminaci ón racial es el rumor de carácter sexual. Se representa a los hombres de esa raza en continuo acecho para cruzar la barrera y cometer el “pecado” de la mestización. Las historias señalan entonces relaciones clandestinas e “impropias” entre un negro y una blanca (y viceversa), violación, raptos y hasta persecución implacable de un negro a una blanca. Todo asunto vinculado con el sexo es blanco del rumor. Al sumarse la discriminación, el individuo poco seguro de su estatus social y su moralidad, siente que la situación representa una amenaza para toda la sociedad. De aquí que al negro, en su rol de chivo expiatorio, no sólo se lo vea como enemigo (inocente) sino además como cazador del blanco por vocación y sexualmente más potente y menos inhibido que él. Más allá del rumor antinegro, parece ser una regla general el hecho de personificar las fuerzas del mal y enfocarlas contra algún grupo minoritari o, visiblemente diferente y próximo. Estrictamente hablando, el término minoría se refiere a algún grupo que es más pequeño que algún otro grupo con el cual se lo compara. Pero el término tiene además una connotación psicológica. Allport 127 considera que “implica que el grupo dominante tiene ideas estereotipadas acer ca de algún se ctor más pequeño de la población que posee características etnoides propias, que en alguna medida aquel grupo le acuerda a este sector un tratamiento discriminatori o, con el resultado de que los miembros de este sector se tornan resentidos e intensifican a menudo su determinación de seguir a un grupo diferenciado”. El por qué éstas minorías estadísticas llegan a ser minorías psicológicas es un problema espinoso. El autor indica que aquellas personas designadas como minorías para ciertos fines son el perfecto chivo expiatorio. 128 126 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Págs. 179-180. 127 Allport, G. W. (1977), op. cit., Pág. 270. El término chivo expiatorio tuvo su origen en el famoso r itual de los hebreos, descrito en el Libr o Levítico (16:20-22). En el Día del Perdón se elegía al azar un macho cabrío vivo. El Sumo Sacerdote, vestido con una túnica de hilo, apoyaba sus manos sobre la cabeza del anima l y confesaba sobre él la s inequidades de los hijos de Israe l. Los pecados del pueblo 128 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 68 En cierta época, los comunistas también fueron el per fecto chivo expiatorio. En este sentido, Festinger y sus colegas estudiaron en 1948 el rumor que atribuía a un trabajador la creación de una guardería comunista en Nor teamérica para reclutar desde pequeños a los nuevos líderes del partido. Una encuesta realizada entre la población común demostró que el 62% de la gente con hijos de entre 1 y 5 años de edad habían oído la historia, en contraste con sól o el 28% de los demás habitantes. 129 La utilización de los comunistas (también llamados “rojos”) com o chivos emisarios no comenzó en Estados Unidos hasta después de la Revoluci ón Rusa, porque no había antes símbolos di sponibles ni amenazas identificables. Por cierto, en el pasado han servido de chivos expiatori os radi cales de todos los tipos. Un nuevo foco comenzó a formarse en EE. UU. alrededor de 1920 y desde entonces el tema tuvo una importancia central. “Los rojos son ‘chivos emisarios’ debido a la específica ventaja de explotación que se puede obtener de la situaci ón. Un demagogo excita deliberadamente el oído y el temor contra l os comunistas a fin de que la gente pueda rodear al demagogo para conseguir seguridad y protección. Fue de este modo que emplearon un ‘chivo emisario’ para cohesionar a sus secuaces: Hi tler (con su oratoria antijudía); Bilbo, de Mississippi (con exh ortaci ones antinegras); el senador McCarthy, de Wisconsin (con su histeria antiroja)”. 130 Los extranjeros a menudo se presentan como protagonistas de rumores de cualquier tenor. Un domingo de julio de 1945, en una poblaci ón de Maine (sur de Estados Unidos), el profesor chino Jiang Yungchen disfrutaba de sus vacaciones. En cierto momento detuvo su automóvil y peguntó a un lugareño qué camino debía seguir para llegar a la cresta de un monte cercano, ya que quería tomar una fotografía del paisaje. Después de que el foráneo accedió a la información, se desató un vendaval de versiones, entre ellas el cuento de que un espía japonés había ascendido a la colina para tomar fotografías de la región. No impor tó para nada la forma cortés y tímida con la que el pr ofesor se dirigió al lugareño. A pesar de sus obvios rasgos orientales, el hecho de que la verdadera nacionalidad del extranjero era desconocida se constituía com o un problema. Otro aliciente era que los habitantes de ese condado de Maine no estaban acostumbrados a ver turistas orientales, menos aún después del estallido de la guerra. A pesar de todo, el hecho real era que las fotografías que pudiera haber tomado el chino care cían de valor para el enemigo, porque no se observaba desde el monte instalaciones industriales, ni militares. El extraño generó entonces una fusión de antipatías e hizo tambalear el sentimiento de estatus social. En 1954 Gordon Allport escribió l o siguiente sobre la relación prejuicio – inmigrantes: “Durante los 124 años sobre los cuales tenemos datos, entraron a Norteamérica aproximadamente cuarenta millones de inmigrantes, llegando a un máximo de un millón en un solo año. De la inmigración total, el 85% provino de Europa. Hasta una generación atrás, pocas objeci ones se habían alzado contra eso. Pero hoy a casi todos los postulantes se les niega el permiso de entrada y ya casi no se oye ningún campeón de la causa de las ‘personas desplazadas’. Los tiempos han cambiado y cuando, como en este caso, el cambio representa un empeoramiento de eran así transferidos simbólicamente a la bestia, que luego era conducida al desierto, dejándosela ir. La gente se sentía purgada y, por el m omento, libre de culpas. (Allport, G. W. (1977), op. cit., Pág. 271). 129 Festinger, L. y Cartwrigth, D. (1948). En Shibutani, T. (1977), op. cit., Pág. 416. 130 Allport, G. W. (1977), op. cit., Pág. 285. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 69 la situación, los límites de los endogrupos tienden a hacerse rígidos. Se sospecha del extraño y se lo excluye” 131 . El eterno retorno del rumor se comporta como destino de l os chivos expiatorios. En grandes crisi s, las sociedades apelan a este mecanismo de compensación que facultará culpas y responsabilidades a otros. Los extranjeros, los no integrados a la sociedad, aquellos que no comparten los valores preestablecidos, son candidatos frecuentes para asumir los pecados de los demás. Por eso quizás los judíos han constituido el modelo ideal de chivo expiatorio y por tanto, el blanco natural de muchos rumores. A ellos se los responsabilizó, por ejemplo, del presunto envenenamiento de los pozos durante las epidemias de peste de 1348, a la vez que se los asoció al complot de los sabios de Sión. 132 En “La naturaleza del prejuicio”, Allpor t 133 se pregunta si existe algún motivo conductor que pueda resumir todos los factores histórico – psicol ógicos que perfilan a los judíos como chivos expiatorios. “El enfoque más ajustado parecería el concepto de ‘¡infracción de los valores conservadores!’ (...) Sin embargo, debe entenderse que esta expresión abarca no sólo la desviación religiosa, ocupacional y de nacionalidad, sino también el apartamiento de la mediocridad conservadora: apremios de la conciencia, aspiración intelectual, fermento espiritual. Podría exponerse de ese modo el problema: los judíos son considerados personas que están lo bastante apartados del centro (un poco más arriba, un poco más abajo, o un poco afuera) com o para perturbar a l os n o judí os de diversas maneras. La ‘infracción’ es percibida como una amenaza por las personas conservadoras”. El extranjero no es una figura que merezca ser obviada al momento de hablar de los chivos expiatorios y de su articulación con el rumor. En la actualidad son ellos los que ocupan las preferencias de aquellos que favorecen la circulación del fenómeno. Sucedió recientemente en Estados Unidos, donde de repente todos los musulmanes (incluidos aquellos con nacionalidad americana) eran los responsables del 11-S, con lo cual fueron protagonistas de numerosas persecuciones. En el imaginario social de Francia, los extranjeros son famosos por “querer socavar la existencia de las personas”. Detrás de los numerosos rumores que protagonizaron l os foráneos en la pasada década del 90, se escondía un solo mensaje: “mezclarnos con ese tipo de gente no significará otra cosa que la muerte de todos los franceses”. 134 Desde entonces puede escucharse a los franceses rumorear que el principal peligro que acecha al Paí s es la invasión de culturas provenientes del Ter cer Mundo, lo cual lleva a la perdición, a la decadencia, a la desaparición del verdadero ser nacional. Este temor se suma a las continuas historias que pronostican una llegada masiva de inmigrantes a distintas ciudades y pueblos. 131 Allport, G. W. (1977), op. cit., Pág. 52. 132 La persecución de los judíos en Europa oriental culminó con una serie de masacres organizadas, conocidas como pogromos, que comenzaron en 1881. Algunas de las actuaciones más sangrientas tuvieron lugar en Rusia, a raíz de la revolución de 1905. Durante los pogromos fueron asesinados miles de judíos en más de 600 pueblos y ciudades, y se saquearon y destruyeron sus propiedades. Los historiadore s están de acuerdo en que los pogromos fueron producto de una política gubernamental deliberada que tenía como objetivo desviar el descontento social y político de los trabajadores y campesinos rusos hacia la intolerancia religiosa. Estos disturbios fueron fomentados por un nuevo tipo de propaganda de masas, como la difusión del panfleto Protocolos de los sabios de Sión, que pretendía revelar detalles de una conspiración judía internacional para dominar el mundo. E sta publicación, que apareció por primera vez en Rusia en 1905, contenía datos falsos sobre los judíos. Idéntica distorsión de los hechos fue utilizada durante los pogromos posteriores a la Revolución Rusa de 1917 y causar on la muerte de cientos de miles de personas. 133 Allport, G. W. (1977), op. cit., Pág. 279. 134 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 192. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 70 Recientes investigaciones aseguran que los chivos expiatorios están cambiando y las poblaciones realizan una valoración diferente respecto de décadas anteriores. En abril de 2004, la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) reveló en un documento denominado “Informe sobre antisemitismo en Argentina” que en la actualidad se discrimina más a los extranjeros y homosexuales que a los judíos. Citando encuestas realizadas por Edgardo Catterberg (1992), la consultora Gallup (2000) y Heriberto Muraro (2003), la DAIA afirma que el País manifiesta un “antisemitismo de baja intensidad, con presencia en determinados sectores sociales”. 135 El informe con cluye que no es el judío el grupo que sufre la mayor discriminación. Para la DAIA, los grupos étnicos más castigados son los gitanos, los negros y los asiáticos, a la vez que se registran un sinnúmero de casos de discriminación sexual (travestis y homosexuales) y a extranjeros, sobre todo de países limítrofes. En conse cuencia, la discriminación en la Argentina apunta más a ser étnica y sexual que religiosa. Los rumores circulantes se nutren de esta nueva escala social para proyectarse en la sociedad. El cambio de l os chivos expiatorios no es una novedad. Para Allport 136 “es ante todo el método histórico el que nos ayuda a comprender por qué en el transcurso de unos añ os l os chivos emisarios van y vienen, y por qué existe un aflojamiento o una intensificación periódi cos de la hostilidad que reciben. El perjuicio antinegro es hoy distinto de lo que fue en la época de la esclavitud; el antisemismo, el más persistente de todos los prejuicios, toma distintas formas en épocas diferentes y se adapta plásticamente a las circunstancias”. Al tomar en cuenta la teoría del prejuicio como norma del grupo, se puede vislumbrar que todos, tanto los endogrupos com o los grupos de referencia, “desarrollan una forma de vida con códigos y creencias, normas y ‘enemigos’ característi cos que satisfagan sus pr opias necesidades de adaptación. La teoría sostiene también que diversas presiones, groseras y sutiles, obligan a cada individuo a mantenerse dentro de lo que el grupo exige. Las preferencias del endogrupo, así como sus enemigos, deben ser los suyos propios”. 137 En este sentido Sherif y Sherif agregan que “de ordinario, no son los factores aislados los que conducen a los individuos a la formación de acti tudes prejuiciosas. Antes bien, la formación de esas actitudes está funcionalmente ligada al proceso por el que se llega a ser miembro del grupo, adoptando al grupo y sus valores (normas) como principal referencia para la regulación de la experiencia y la conducta”. 138 Las diferencias étnicas son tan numerosas y tan difíciles de captar que muchas personas han deducido de ello que no existe ninguna uniformidad entre las culturas del mundo. El relativismo cultural puede ir más lejos. El dicho “las costumbres lo justifi can todo” implica que todas las normas de conducta son una pura cuesti ón de hábito. “Hacer hincapié en las diferencias divide. Destacar las similitudes sirve para llamar la atención sobre el terreno común que sirva de base para la cooperación entre las diversas ramas de la familia humana” 139 CLARÍN (18 de abril de 2004). “Se discrimina más a los extranjeros y a los homosexuales que a los judíos”, Sección Zona, Año LIX, Nº 20.929, Buenos Aires (Págs. 36 – 37). 135 136 Allport, G. W. (1977), op. cit., Pág. 274. 137 Allport, G. W. (1977), op. cit., Págs. 56-57. 138 Sherif, M. y Sherif, W. (1953). En Allport, G. W. (1977), op. cit., Pág. 57. 139 Allport, G. W. (1977), op. cit., Pág. 135. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 71 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 72 FIGURA 10. LOS NUEVOS CHIVOS EXPIATORIOS. Encuesta realizada en diciembre de 2003 por Heriberto Murazo, citada en el “Informe sobre antisemitismo en Argentina” de la DAIA (Clarín, 18 de abril de 2004, Págs. 36-37). El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 73 Berrien y Wendell 140 opinan que existen dos principales efectos contraproducentes que se desprenden del complemento rumor – prejuicio 1- La propagación y circulaci ón de este tipo de historias innecesarias complica la resolución de conflictos. 2- El prejuicio y los rumores tienden a reforzarse mutuamente. Es por esto que los autores describen al rumor como una “comunicación patológica”, porque potencia las diferencias de los grupos y libra una batalla de unos contra otros. “Los rumores se originan en condiciones de ambigüedad pero los tópicos de interés son aceptados únicamente si encajan con los valores o estándares individuales. Se tiende a incrementar, justificar y explicar los prejui cios y hostilidades. El efecto de trampa tanto del prejuicio como del rumor es hacer más difícil la resolución de conflictos”. 141 E XAG E R AC I Ó N Y E L ABO R AC I Ó N Muchos creen que el rumor siempre es falso. Otros sin embargo siempre dicen que frecuentemente se presentan con envoltorio negro, es decir que son negativos. Pero existe un consenso – aunque extraoficial – que plantea que los rumores casi siempre exageran, son adornados en el transcurso de boca en boca y condensados por efecto de la memoria. En 1967, las investigaciones de Allport y Postman descubrieron que existe una tendencia a la exageración, la cual se potencia con lo que ellos definieron como acentuación. El efecto bola de nieve muestra gráficamente cómo los términos y conceptos evolucionan como una hipérbole. Si un hombre es atacado por un “rencoroso”, ¿por qué no decir que lo ha sido por un “insano”? O bien ¿por qué no suponer que fue abordado por “tres malvivientes” o una “patota”, quizás? La información se va nutriendo de elementos extra que hacen de una pequeña ola un maremoto. Los rumores siempre se visten de exageración, sobre todo cuando están cargados de detalles muy puntuales. Las cifras y nombres propios son muy raramente recordados y – en el marco del rumor – frecuentemente modificados, por no decir en algunas ocasiones, totalmente tergiversados. Si alguien ha recibido una herencia de cien mil pesos, ¿por qué no realzar la impresión de gran fortuna hablando de un millón? 142 140 Berrien, F. K. y Wendell, H. B. (1957), op. cit., Págs. 163-164. 141 Berrien, F. K. y Wendell, H. B. (1957), op. cit., Pág. 171. La misma técnica periodística legitima este tipo de mecanismos de redondeo, los cuales son entendidos como una herramienta para permitir que las audiencias comprendan con mayor facilidad el hecho – noticia. 142 Vicente Leñero y Carlos Marín , en su Manual de Periodismo (1997, Ciudad de México, Tratados y Manuales Grijalbo, Pág. 86), recomiendan para la redacción de noticias interpretar “las cifras estadísticas para que el lector pueda calibrar fácilmente la importancia de las mimas”. Esto e s, que en vez de decir 482.625, se de be pronunciar “casi medio m illón”. Los 17.375 que fueron redondeados pasarán a l olvido, en pr o de que la audiencia comprenda mejor la noticia. Empero los autores destacan que existen excepciones, entre las cuales se encuentran cifras que necesariamente revisten importancia por su precisión. Sin embar go, actualmente la preferencia de los med ios apunta hacia el redondeo indiscriminado. El diario español ABC habla en su Libro de Estilo (1993, Barcelona, Editorial Ariel, Pág. 30) de “números redondos que suenen fácilmente al oído y se entiendan instantáneamente sin necesidad de representación gráfica”. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 74 Allport y Postman rumor: 143 hablan de al menos tres tipos de exageración en el Magnificación. Sucede con las cantida des. De acuerdo con los preconceptos y la experiencia previa del sujeto, las cantidades variarán. Se demostró, por ejemplo, en las experiencias de gabinete que los racistas tendían a perjudicar en sus narraciones a los negros (en vez de decir que había dos negros agrediendo a una mujer se decía que había siete) También se observó una tendencia a la magnificación for tuita (una docena de personas se convertía en una aglomeración”, por ejemplo) Es sumamente raro que una cantidad numérica disminuya en el itinerario de un rumor. Multiplicación. Si vale la pena retener los detalles pluralizados, también se los considera merecedores de multiplicación. Los motivos implícitos en una historia son generalmente remarcados hasta el punto donde el sujeto principal se convierte en criatura de pasión. De esta forma – como hemos visto anteriormente - un inocente profesor oriental que disfrutaba del paisaje se transformó en espía, la nueva vecina cuyo niño llora sin descanso en una bruja, etc. Exageración fortuita. Se trata de un extraño caso de magnificaci ón que invade y modifica el centr o de la historia, eclipsando a veces enteramente el tema original. En este tipo de forma – o deformaci ón – existen temas originales que se tergiversan enteramente a partir de una casual exageración de datos que en su origen eran lejanamente secundarios. Como salta a la vista, es de suponer que los rumores son adornados al circular de boca en boca, agrandándose como una bola de nieve. Asimismo, es inexacto decir que en todos los casos de exageración se esconde una intencionalidad premeditada, ya que la elaboración se realiza – en la mayoría de las ocasiones – con el objetivo de apor tar mayor coherencia y/o énfasis al asunto principal de la historia. El tema de la elaboración ociosa ha generado numerosas discusiones entre l os investigadores que dedicaron tiempo al estudio del rumor. Allport por su parte dijo no haber descubierto en sus experiencias de 1967 este tipo de comportamiento, mientras que Bartlett 144 manifestó que la elaboraci ón como simple adorno apenas fue dibujada en sus experiencias sobre la memoria. Sí ha sido comprobado que en ocasi ones el narrador añade digresiones al relato con el fin de mantener el suspenso, apor tando n otas jocosas para rellenar la historia. “Pero este relleno rara vez perdura a lo largo de todo el itinerario del rumor. Aún dándose el hecho casual de que un narrador artista rellene con su contenido, la tendencia general será siempre la pérdida de detalle. Por lo general, los rumores se contraen, se abrevian, van ganando en vigor, volviéndose a menudo afrodisíacos. La elaboración que sí tiene lugar, aunque paradójica, se verifica al servicio de la sencillez, buscándose en ella la acentuación del tema principal”, dicen Allport y Postman 145 . 143 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Pág. 155. 144 Bartlett, F. C. (1932). Remembering, Cambr idge University Pre ss. En Allp ort, G. y Postman, L. (1967), op. cit. 145 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Pág. 156. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 75 La elaboración también puede generarse en situaciones emocionales de crisis. En estos casos, los sujetos afe ctados por el hecho reflexionan sobre el tema y lo discuten desde todos los ángulos posibles, explorando con la fantasía todas las posibles consecuencias. Así se van agregando, progresivamente, más detalles a la situación, importantes o no. Resulta que una fuerte persistencia emocional puede, por lo tanto, constituir la base de una auténtica elaboración. 146 C O N D E N S AC IÓ N Y C O N VE N C IO N AL I ZAC I Ó N La memoria puede jugarnos una broma. Suele ocurrir que un hecho ya experimentado se mezcle con estados de conciencia similares anteriores, formando un conjunto de conceptos que algunos definen como memoria general. Los sueños pr opor cionan un ejemplo de lo que aquí llamaremos condensación: muchos fragmentos de estados de conciencia reales, experimentados en lugares y tiempos diferentes, se mezclan formando un episodio si se quiere fantástico cuya superlativa originalidad consiste en un caos de asociaciones curiosamente recombinadas. “La moraleja que se deduce del rumor corriente es que la especie que nos pasan puede ser en realidad una mezcla de dos o más episodios similares. Sobre todo, los estereotipos podrían considerarse como una especie de condensación”, dicen Allport y Postman 147 . Los grupos religiosos, por ejemplo, apor tan a sus seguidores aspectos generalizados con el fin de la aplicaci ón masiva. Se despierta, en efecto, un clisé preexistente que no representa sino una condensación de ideas ya sembradas por múltiples rumores y leyendas, de índole despreciativa. Aunque en realidad los clisés están presentes en casi todos los grupos, no necesariamente provienen del medio social. A medida que cir cula, un rumor se explayará con palabras comunes para expresar ideas comunes, persiguiendo el objetivo de que mientras más fácil resulte su comprensión, más rápido será difundido. Observando el funcionamiento del mecanismo de evolución y deformación del fenómeno, se concluye que, cuando muchas son las personas que intervienen en la cadena de difusión, el mínimo común denominador de la historia será el que sobrevivirá con total éxito. Este con centrado de información deberá ser claramente comprensible para llegar hasta el final, de lo contrario será eliminado. Es así que se advierte una tendencia a la convencionalización de los términos en la cadena del rumor, proceso que se desarrollará de acuerdo a la asimilación cultural de cada sujeto que participe de su propagación. En este sentido, la cultura consigue simplificar tanto como adornar un cuento. “Valida de su poder de ‘convencionalización’, la cultura se convierte en una de las mayores determinantes del esquema básico de la deformación, siendo las demás aquellas tendencias inherentes a la percepción, a la retención y a la reproducci ón individuales”, indican Allport y Postman 148 . Un caso especial de elaboración emocional puede encontrar sustento en la leyenda, donde un personaje central o grupo de personajes se convierten en punto focal hacia el cual confluyen variados rumore s de orden semejante. La leyenda – que en realidad se pr opone ser mucho más que un rumor – será abordada con ma yor detalle en el Capítulo 3 de este trabajo. 146 147 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Pág. 159. 148 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Pág. 161. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 76 MIED O AL R UI D O El rumor suele ser un ruido inquietante, intimidatorio, y el ruido siempre ha atemorizado al h ombre. Es él quien nos lleva aparte y murmura algo a nuestro oído, por la sencilla razón de que a veces los murmullos nos atemorizan y convencen más que los gritos. Edward Glover 149 asocia esta idea del miedo al ruido con el origen infantil del rumor, lo cual “nos permite clasificarlo con cierta precisión; y no sólo clasificarlo sino aventurar una conjetura respecto de su motivación (...) Es evidente que, si bien en todos los casos el rumor va acompañado de cierto grado de temor, y en algunos el factor fantásti co es el predominante, en otros casos hay un elemento de anticipación inteligente y tímida al mismo tiempo”. En realidad, cuanto más plausible y actualizado sea, el rumor tendrá más posibilidad de convencer a su víctima, sobre todo si ella ya ha desarrollado una actitud de temor con respecto a las malas noticias. El ansioso propagador de rumores construye su historia alrededor de hechos terribles que él cree que ocurrirán. El propagador de rumores deprimido nos hablará de cosas terribles que él imagina han ocurrido. De modo que se apodera de cualquier contraste y lo magnifica. O, a falta de un contraste, lo fabrica. “De ahí que en todos los casos el mejor antídoto del rumor es la verdad, por dolorosa que ella resulte. Si tenemos confianza en que se nos ha dicho lo peor, y en que siempre se nos dirá lo peor, estaremos permanentemente armados contra las formas más graves de rumor”, agrega Glover 150 . En épocas de guerra el miedo se asocia perfectamente al rumor. Muchos nacen de una situación peculiar: la imposibilidad de que buen número de personas inteligentes e imaginativas participen de la dirección de la guerra. Cuanto más excluidos se sienten, más intensa será la tentaci ón de anticipaci ón. En este sentido, Glover 151 dice que “el rumor puede ser considerado una expresión de la estrategia elaborada por civiles”. De este modo no se conquistarán victorias, pero por lo menos se podrán imaginar muchas de las posibilidades de derrota. En el transcurso del tiempo se torna irresistible la tentación de afirmar que podrían haber ocurrido. Por lo tanto, se comunica la sugestión a otra persona, la cual prontamente podrá llegar a la conclusi ón de que esos errores han existido. Así nacen rumores plausibles. “El hombre es por naturaleza un soñador. Cuando las cosas marchan bien, sueña fácilmente en el éxito; cuando marchan mal, piensa en la catástrofe. Estos sueños son fuentes del rumor. Es indudable que en tiempos de paz son válvulas de escape más o menos inofensivas de la imaginación. Pero cuando está en juego la moral de una nación, son motivo de profunda desmoralización”, opina Glover 152 . – 149 Glover, E. (1963), op. cit., Pág. 55. 150 Glover, E. (1963), op. cit., Pág. 56. 151 Glover, E. (1963), op. cit., Pág. 57. 152 Glover, E. (1963), op. cit., Pág. 62. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 77 6. Evo l uci ó n y defo rm aci ó n DESPUÉS de un análisis comparativo de un gran número de casos de estudio, Tamotsu Shibutani 153 concluyó que el rumor puede evolucionar de diversas formas. Cuando la inquietud colectiva es moderada, como en el caso de la ruptura de la rutina, la comunicaci ón sucede a través de unos si stemas informales de comunicaci ón bien establecidos. Por otro lado, cuando la conmoción es intensa, como en una catástr ofe por ejemplo, la capacidad crítica – que antes conducía a interpretaciones razonablemente exactas – disminuye notablemente. Por ello, los nuevos canales de comunicación surgen espontáneamente. Los hombres actúan, incluso, sobre la base de informaciones que hubiesen puesto en duda bajo otras circunstan cias. La evolución con siste en darle forma a una historia que es producto del proceso cole ctivo, la cual además seguirá mutando de acuerdo a la inquietud del grupo. Otra característica de la evolución puede estar marcada por el aburrimiento general. Aquí sucede que la necesidad de una informaci ón exacta no es urgente y los comunicados suelen clasificarse como rumores, circulando com o forma de entretenimiento entre aquellos que no lo creen. Como ya hemos dich o, frecuentemente estos rum ores se convierten en vehículo de expresión de actitudes reprimidas. La rapidez en la evolución de contenido de l os rumores siempre ha llamado la atención de los observadores del fenómeno. Algunos inclusive definen estas distorsi ones como un rasgo consti tutivo del rumor. Para Kapferer 154 esa afirmación constituye un error, porque “de la misma manera que no todos los rumores son negros, tampoco todos evolucionan por distor sión (...) Cuando las distorsiones se producen no es en virtud del azar, obedecen a una lógica”. La evolución del rumor permite abrir un abanico de posturas teóricas en términos de cómo la cadena que él genera se comprende como un esquema de deformación, en algunos casos de putrefacci ón de la realidad que nos rodea, en otros de actos naturales propios de una sociedad convulsionada. Para la comprensión de este fenómeno, diversos autores echar on mano a las teorías de la memoria, con el objetivo de comprender porqué el rumor circula como circula y llega a cambiar de traje, nombre e identificación en el transcurso del viaje que emprende. E L E S Q UE M A T R I P AR TI TO DE D E FO R M AC I Ó N [S E G ÚN A LL P O R T Y P O S TM AN ] En Psicología del Rumor 155 , los norteamericanos Allport y Postman definieron al testimonio como un campo en el cual convergen muchos y variados intereses psicológicos. Desde esta óptica el relato surge de los procesos de percepción y en ellos queda superpuesta toda la psicología de la sensación, atención y percepción. El rumor gira sobre la retención y el recuerdo, que en definitiva – dicen los norteamericanos – constituye una evocación. Como consecuencia de la aplicaci ón de la teoría de la memoria, la comprensión del fenómeno deriva en manifestaciones verbales y ésta última conduce indefe ctiblemente a la psicología del lenguaje y de la expresión. 153 Shibutani, T. (1977), op. cit., Pág. 417. 154 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 168. 155 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Pág. 53. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 78 El estudio del testimonio tuvo sus inicios en 1900, cuando Binet 156 realizó un estudio experimental sistemático, aplicando como novedad el Test Pictórico, a través del cual se investigaba la fidelidad de la descripción del material artístico observado. Louis William Stern 157 , por su parte, combinó en su trabajo de 1902 la aplicación del Test Pictórico con casos reales. Específicamente se mostraba a un sujeto una escena, la cual tendría que ser descripta más tarde l o más exactamente posible, apelando al recurso de la memoria. En este examen se aplicaron dos criterios: 1. La narración o relación libre dada por el sujeto sin ayuda, ni guía, ni interrupciones por el experimentador. El objetivo aquí fue no influir ni sugestionar al sujeto de ninguna forma. 2. El interrogatorio – Ausfrage, según Stern – consi stía en una serie de preguntas preparadas de antemano que abarcaban todos los detalles y los aspectos del estímulo. La desventaja aquí residía en el peligro de las sugerencias, es decir el testigo influido por “preguntas que sugieren una respuesta”. En 1938, luego de diversas experiencias de este tipo, Stern descubrió la existencia de factores capaces de afectar la información imparcial del testigo ocular. Las primeras desnaturalizaciones y omisiones comienzan durante la percepción original del cuadro o del episodio mismo. He aquí un dato importante para la comprensión del rumor en el trabajo del autor alemán: el observador tiende a borrar los detalles periféricos del tema principal y con el andar del tiempo, su información se torna más imprecisa, practicando alteraciones aún más serias, sobre todo si se somete el testigo a un interrogatorio. 158 Stern descubrió además que el episodio por relatar habrá de estar únicamente en la mente del sujeto. Si éste confunde la escena con otras vivencias personales, su comunicaci ón está destinada al caos. La declaración testimonial, según el estudio, afecta particularmente a los aspectos singulares y poco familiares inherentes al estímulo. Otra de las variables que encontró Stern fue la relativa al informe verbal. Los sujetos no poseen vocabularios ilimitados y emplean frases hechas para expresar imágenes desordenadas y a veces incompletas que acuden a su memoria. En este sentido las diferencias entre “sujetos de inteligencia” y hábitos de expresión oral afectan marcadamente en el informe de la situación. Detrás de los hallazgos de Stern, se encolumnaron varios investigadores. Algunos de ellos se especializaron en la influencia sugestiva de las preguntas durante el interrogatorio, mientras que otros prefirieron echar más luz sobre los efectos del tiempo y su relación con la exactitud del relato o analizar en profundidad las variables “naturales” sexo y edad. Todos ellos de scubrieron – una vez más – graves fallas en los testimonios oculares, espe cialmente en casos donde existía un estado de excitaci ón durante la percepci ón original o el proceso de narración. 156 Binet, A. (1900). La suggestibilité, París, Schleicher Frère. En Allport, G. y Postman, L. (1967), op. cit. Stern, L. W. (1902). “Zurn psychologie de r aussage experimentelle untersuch unge n über erinnerungs treve", Zeitschrift für d ie gesamte Strafechtswiss enschaft, Vol. XXII, Berlín. En Allport, G. y Postman, L. (1967), op. cit., Págs. 54-56. 157 158 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Pág. 55. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 79 Citando el trabajo de Stern, Allport y Postman 159 hablaron de los tres pasos psicológicos del testimonio: percibir, recordar e informar. 160 Al mismo tiempo afirmaron que “los mismos tres pasos producen la transmisión del rumor, excepto que aquí los pasos se repiten incesantemente a través de cada uno de los eslabones de la cadena, y el acto de percibir está circunscrito, en todos los eslabones después del inicial, a un mero acto de escuchar algo que se habla de oídas”. En términos más concretos, los tres pasos anteriores n o son rígidamente demarcables, ya que lo que percibimos es influido por l o que recordamos referente a experiencias anteriores y el recordar depende de la percepción, pero también de las palabras con las cuales se fija la situación en nuestra mente. El acto de informar, por su lado, es una función de las dos fases previas, pero también de la situación social donde se discurre. Resulta así que el olvido de detalles por un procedimiento selectivo de la memoria y las desfiguraciones subjetivas cambian inevitablemente los valores de los acontecimientos del mundo exterior. El sujeto obtiene así una “idea general” acorde con sus propias preferencias, predisposiciones y prejuicios. A medida que va pasando el tiempo encasilla la historia cada vez más, ajustadamente, a sus preconceptos. Tanto la memoria individual como la memoria social actúan en consecuencia del esquema de deformación. La primera es mucho más exacta que la segunda, aunque si un individuo ha percibido imperfectamente algo y retransmite esto en cadena habrá perdido tal privilegio. En el caso de la memoria social no se observan puntos de fijación, con lo cual cada nuevo oyente confr onta sus concepciones con la voz del grupo. Por más inverosímiles que sean, el sujeto tenderá a aceptar los comentarios tal cual se los refieren. A partir del resultado de experimentos con audiencias occidentales, Allport y Postman condensaron muchos de los con ceptos relativos al testimonio, la evocación y la memoria en uno sólo: el principio de economía. A saber: “A medida que el rumor corre, tiende a acortarse, a tornarse más conciso, más fácil de abarcar y contar. A través de sucesivas versiones, va perdiendo palabras y detalles. Los informes terminales completos (...) señalan en cada caso cóm o las descripciones iniciales, que contenían veinte detalles o más, se han reducido a un laconismo sorprendente, con un promedio de poco más o menos cinco detalles”. 161 Para comprobar esta teoría, Allport y Postman estandarizaron un método de estudio del rum or con audiencias limitadas, bajo situaci ones controladas. Esta técnica consistía en escoger a seis o siete voluntarios de un grupo de sujetos, a los cuales se los invitaba a salir del salón bajo la advertencia de que al volver deberían escuchar atentamente lo que oirían, repitiendo más tarde lo escuchado lo más exactamente posible. Una vez que los sujetos salían del local, se proyectaba una diapositiva en una pantalla con numerosos detalles (en su mayoría la historia que transmitían estas imágenes hacía referencia a la guerra) Luego se convocaba al primer voluntario y se le permitía observar la diapositiva. Este a su vez tendría que contarle lo que vio a la segunda persona, quien continuando con la cadena informaría tiempo después al tercer voluntario lo que acababan de comentarle; y 159 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Págs. 58-63. D. A. Bysow (1928, “Gerüchte”, Kölner Vierteljahrsschrift für Sociologie (7), Págs. 301-308) caracterizó el punto de partida del rumor en e sta dinámica tripartita, identificando tres etapas: 1) El acontecimiento es percibid o con interés por una o más personas. Su interés tiene origen en la importancia social del acontecimiento. 2) El acontecimiento es ordenado y valorado por su transmisión en forma narrativa. 3) Así compuesto, el rum or ya ha nacido. En Allport, G. y Postman, L. (1967), op. cit., Pág. 138. 160 161 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Pág. 80. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 80 así sucesivamente hasta que el último individuo se diera por enterado de la imagen proyectada en la sala. Fue así que distinguieron tres con ceptos claves para el estudio del rumor como fenómeno social: nivelación, acentuación y asimilación. 1. NIVELACION (leveling) → Percibir Relacionado a los distintos informantes que participan de la reproducción en serie del rumor. En este proceso el enunciado se torna conciso. La cantidad de detalles declina rápidamente al comienzo de la serie de reproducciones y tiende a estabilizarse en el final (Figura 11). Según Allport y Postman al rededor del 70% de los de talles quedan eliminados en el curso de cinco o seis transmisiones de boca en boca. El grado de aceleración de la nivelación se debe al hecho de que los sucesivos informantes en la reproducción en serie, no habiendo visto el estímulo original, no tropiezan con vivencias retardadoras de las pérdidas. No tienen tiempo para realizar un “ensayo mental” que les permita pasar al siguiente sujeto una descripción más completa. A propósi to de la nivelación, se observó además que para evitar cometer errores y subsanar la falta de memoria, los sujetos prefieren pisar terreno firme y omitir todo detalle para él dudoso. Aquí el principio de economía actúa fuertemente, reduciendo la historia a un cúmulo de detalles más bien conciso. De todos m odos, la nivelación jamás avanza hasta el punto de borrar por completo el recuerdo. FIGURA 11. ÍNDICE DE NIVELACIÓN. Porcentaje de detalles proporcionados originalmente, que son retenidos en cada reproducción sucesiva (En Allport, G. y Postman, L, op. cit., 1967, Pág. 81). El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 81 La estabilidad que se observa en la última parte de la curva de la Figura 11 (reproducciones 4 – 5) significa para el estudio norteamericano un hallazgo importante. Indica que una expresión cor ta y concisa cuenta con mayores probabilidades de ser reproducida fielmente y que cuando la información se ha reducido a una brevedad extrema el sujeto cuenta con muy poco material para continuar desfigurando la historia. Por nivelación no quiere significarse omisión casual de detalles. Algunos datos están más propensos a perderse que otros. Los nombre propios (a menos que resulten conocidos) por ejemplo poseen escaso significado o interés para el sujeto. Al no ayudarlo en su afán de explicación de este acontecimiento, lo omite. Los nombres son entonces un elemento innecesario en el relato y de fácil olvido. A menudo los títulos o cargos y datos geográficos (n ombres de localidades y distancias) también corren la misma suerte. Las cifras muy puntuales de hecho son redondeadas, y de acuerdo con la situación, incrementadas o disminuidas. 2. ACENTUACION (sharpening) → Recordar Es la percepción, retención y narración selectiva de un inmediato número de pormenores de un contexto mayor. Es recíproco al fenómeno de la nivelación, en el sentido de que no puede existir uno sin el otro. Sobre la base de esta relación intrínseca lo que se acentúa en una reproducción puede luego nivelarse en la siguiente. La acentuación suele aferrarse a palabras puntuales, las que habiendo aparecido al comienzo de la serie, sujetan la atenci ón de cada sucesivo oyente y pasan al siguiente, preferidas a otros detalles más importantes para la relación global. 162 También puede tomar un rasgo numérico, en el cual los pormenores se acentúan por multipli cación (donde había uno puede llegar a decirse que había cinco, por ejemplo). Existe además la acentuaci ón temporal, que se manifiesta en la tendencia a describir acontecimientos pasados dándolos por ocurridos en el presente inmediato, ya que lo que sucede ahora (ya) es de mayor interés para el sujeto. En los experimentos de Allport y Postman este tipo de acentuación se materializó en el cambio inmediato del tiempo gramatical de la información narrada: el pretérito era reemplazado por el presente. De todos modos, este efecto n o podría concretarse en el caso de rumores con reminiscencia exclusiva al pasado (en referencia al hundimiento del Titanic, por ejemplo, no podría decirse “el barco colapsó hoy a la mañana”; nadie creería en tal afirmación). No obstante, muchas historias ganan en acentuaci ón cuando se los refiere como perteneciente al tiempo actual. La acentuación suele tener lugar asimismo cuando se advierte movimiento. En los test de Allport y Postman (1967) se observó la exageración frecuente en la mención de naves militares en acci ón y el estallido de bombas. El modo de funcionamiento aquí es similar al de acentuación numérica. En este sentido, la magnitud predispone a la acentuación, es una determinante primaria de la atención. Los estudi os nor teamericanos Un ejemplo. En uno de los test de Allport y Postman (1967) se escuchó la siguiente expresión en la primera reproducción: “Hay un muchacho robando y un hom bre que lo reconviene”. Esta frase se transmitió virtualmente casi sin variante a lo largo de toda la serie. La palabra más retenida (acentuada) fue “reconviene”, la cual captó la atención sucesiva de cada oyente y fue transmitida en consecuencia. 162 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 82 descubrieron que el primer descriptor (el único que en esta experiencia tuvo acceso a la historia original) llama la atención a los demás sobre la prominencia de los objetos de mayor bulto. Puesto que el oyente tiene que depender exclusivamente del relato del otro, sin poder cotejar esta impresión con la verdadera historia, apela a la imaginación y tiende a exagerar los detalles. Existen empero determinantes de atención, tanto verbales como físicas, y en este sentido se ha observado la existencia de una pronunciada tendencia a la persistencia de rótulos, es decir a la especifi cación del ambiente y el tema principal (la ubicación de la escena). Es así que en algunos de los test de 1967 el primer transmisor iniciaba su reproducción con la frase “Se trata de una escena de batalla”, rótulo que persistía durante toda la serie. De la misma forma sucedía con los puntos geográficos: a alguien se le ocurrió decir que la historia sucedía en París y Cherburgo (cuando en la diapositiva no se nombraba ninguna ubicación), informaci ón que perduró a lo largo de todas las reproducciones. Evidentemente, los rótulos cumplen una función de ubicación espacial y temporal para enmarcar lo que sigue. Tal orientación parece necesaria cuando la mente trabaja incluso con material imaginario. Esta tendencia de satisfacer el deseo de ubicación aparece generalmente al comienzo del relato, influyendo notablemente al resto de los integrantes de la cadena. Otra de las características de la acentuación es que se ve favorecida notablemente por los sucesos corrientes. Al observar hechos con relación a sucesos contemporáneos, disminuye para el sujeto la ambigüedad de la situación, logrando así un punto de referencia en su intento por entender lo que está sucediendo. La acentuación se da también en relación con los símbolos familiares. Cuando en los test estadounidenses se mostraban diapositivas ilustrando el típico pueblo y todos sus representantes sociales, la iglesia y la cruz estaban entre los objetos más mencionados. En la cultura occidental esos símbolos son comunes y, aparte de encerrar gran significado, son conocidos por todos. En consecuencia el sujeto no vacila en describirlos o referirlos porque le son familiares. Tales símbolos encajan en el pr oceso de convencionalización que juega un papel importante en el desarrollo del rumor. Por último, vale distinguir que existe en la acentuación una tendencia marcada a la conclusión. Allport y Postman 163 dicen que “se entiende por tal el intento del sujeto por hacer su experiencia lo más completa, coherente y llena de sentido posible”. En sus experimentos se ha descubierto, por ejemplo, que en vez de decir Gene Antry (tal cual lo indicaba la diapositiva) los sujetos pronunciaban Gene Autry 164 , o en lugar de Lucky Rakes se decía Lucky Strake (la famosa marca de cigarrillos). Otro tipo de conclusi ón posible es la introducción de explicaciones para lograr una base racional, en torno a lo que se está hablando. Esto era muy común en las épocas de guerra, donde las contrariedades, las penurias y las preocupaciones solían ser “explicadas” mediante falsos rumores de pérdidas, o utilizando chivos expiatori os com o los generales, los judíos o el mismísimo presidente de la Nación. 163 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Pág. 102. Serie de aventuras protagonizada p or la estrella del cine western Gene Autry, quien fue uno de los pr imeros actores del género que se paso al medio televisivo, formando la empresa Flyin A. Productions y filmando su propia serie (CBS, 1950 – 1956, 104 episodios). Autry se interpretaba así mismo y Patt Buttran era su fiel compañero de aventuras. 164 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 83 3. ASIMILACION (assimilation) → Informar Es la influencia de la memoria y l os pr ocesos cognitivos. “La memoria es considerada comúnmente com o fun ción cognoscitiva, más sería imposible concebir la memoria si el individuo no estuviera motivado a recordar. El motivo puede ser tan intenso com o el odio racial o polí tico, o tan templado como un deseo de agradar al experimentador ejecutando sus instrucci ones. Los procesos congnoscitivos (que incluyen los cambios intelectuales en el rumor) y los procesos motivaci onales (que incluyen el factor interés en el rumor) siempre se combinan y fusionan. (...) La sutil influencia de los procesos cognoscitivos y emocionales se manifiesta meridianamente en los cambios que sufre el estímulo en el curso de la transmisión. Al preguntarnos qué factores gravitan en la eliminación de ciertos detalles y la exaltaci ón de otros, y cóm o se explican todas las transposici ones, aportaci ones y otras desnaturalizaciones que jalonan el curso del rumor, debemos buscar la respuesta en el proceso de asimilación, que explica la poderosa fuerza de atracción ejer cida sobre el rumor por el contexto intelectual y emocional preexistente en la mente del oyente”, indican Allport y Postman 165 . Los autores distinguen varios tipos de asimilación, entre ellas la asimilación relativamente inemocional; la asimilación relativamente más emocional; y la asimilación cognoscitiva, fusionada con la segunda. Desde el punto de vista de la Psicología de la Gestalt 166 , tan pronto tiene lugar una percepción cualquiera, comienzan a actuar fuerzas que tienden a la reorganización del recuerdo. Resulta así que desde el principio, la percepción es de carácter selectivo y tiende a simplificar el mundo que nos rodea. La memoria es la encargada de continuar y activar el proceso, a la vez que acelera la formación de buenas configuraciones. Respecto a la asimilación relativamente inemocional, Allport y Postman 167 distinguieron cinco tipos: la asimilación al tema principal, la de buena continuaci ón, la de condensación, expectación y por últim o la relaci onada a los hábitos lingüísticos. 165 Asimilación al tema principal. Los contenidos tienden a deformarse para tornar el relato más coherente y comprensible a la mirada Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Págs. 103-104. Frente al asociacionism o imperante, la escuela de la Gestalt postulaba que las imágenes son percibidas en su totalidad, como forma o configuración (del alemán Gestalt), y no como mera suma de sus partes constitutivas. En las configuraciones perceptivas así consideradas, el contexto juega además un papel esencial. La escuela de la Gestalt intentó formular las leyes de estos pr ocesos perceptivos. 166 Según el punto de vista de la teoría asociacionista, los estímulos se reciben primero aislados, como “sensaciones” que después se or ganizan en imágenes perceptivas más complejas. Pero esta explicación era insuficiente ante ciertos fenómenos, incluso en el terreno del aprendizaje. Hacia 1910, los investigadores alemanes Max Wertheimer, Wolfgang Köhler y Kurt Koffka rechazaron el sistema de análisis que predomina ba en la psicología de principios de siglo, adoptando el de la teoría del campo, recién desarrollado entonces para la ciencia física. Este modelo les permitió estudiar la percepción en términos distintos al mecanicismo atom ista de los a sociacionistas. Los psicólogos gestaltistas descubrier on que la percepción es influida por el contexto y la configuración de los elementos percibidos; las partes derivan de su naturaleza y su sentido globa l, y no pueden ser disociados del conjunto, ya que fuera de él pierden todo su significado. 167 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Págs. 105-109. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 84 personal o la del grupo de interés. Existe aquí una tendencia a redondear los asuntos. Se descubrió en los trabajos de campo que los individuos enlazaban informaciones para ellos incomprensibles y las retransmitían allanándolas de características más plausibles. De esta manera las ambulancias se convertían en hospitales de la Cruz Roja, o el número de edificios demolidos se multiplicaba, exagerando la magnitud de la catástr ofe. Los detalles falsos que se aportaban amplificaban el tema principal de la historia. Una de las diaposi tivas presentadas ilustraba un carr o de la Cruz Roja repleto de explosivos, aunque por asimilación se decía que dicho carro estaba repleto de medicamentos. En otra diapositiva, a las tropas enemigas, que atacaban una iglesia, se las describió a veces com o alemanas, aún cuando nada se decía respecto a su procedencia. Debido a que las señalizaciones de rutas estaban en francés, parecería natural (por asimilación) que el enemigo fuera alemán. Asimilación de buena continuación. Ya hemos explicado que en términos de acentuación, existe una tendencia a la conclusión. En el caso de la asimilación sucede algo muy parecido, puesto que se ha demostrado que el sujeto intenta completar lo incompleto. Asimilación por condensación. Al respecto Allport y Postman 168 indican: “nos parece notar a veces como si la memoria tratara de recargarse lo menos posible. En lugar de recordar detalles inconexos, puede resultar más económico fusi onarlos y englobarlos en una sola categoría general”. Así sucede por ejemplo que cuando en una diapositiva aparecen cinco o seis avisos publicitarios, el narrador agrupa a todos en uno, al referirse a “un aviso” o “un montón de propaganda”. Como resultado de esta tendencia – explicada desde la perspectiva que otorga el principio de economía anteriormente descrito –, lo que resulta homogéneo, parecido, se asimila de inmediato, se agrupa en una sola categoría: las personas se contentan entonces con decir “un tipo”, “un gordo”, “un grupo de chicas”, “un judío”, “un boliviano”, entre otros. Asimilación a la expectación. Los detalles son percibidos y recordados según está uno acostumbrado a escucharlos o verlos. Paralelamente, muchas cosas adquieren una forma determinada porque eso satisface nuestros hábitos mentales. Se ha observado en este sentido que los individuos tienden a desplazar – aunque imaginariamente – objetos en una figura. Así, por ejemplo, un negocio ubicado a mitad de cuadra se desplaza hasta la intersección de dos calles, describiéndolo com o “la tienda de la esquina”, y los kilómetros de un letrero se convierten en millas, o viceversa, según los costumbrismos respecto a las unidades de medida. Así cuando se percibe un hecho que está en conflicto – en términos de comprensión – la curiosidad por resolver el mismo puede resultar una determinante de la percepción. 168 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Pág. 107. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 85 Para Allport y Postman la más espectacular deformación asimilativa descubierta en sus experimentos fue que una navaja en manos de un hombre blanco pasó en casi la mitad de los test a manos de un negro. Para la audiencia estudiada (norteamericanos) indudablemente es más común suponer que un negro lleve una navaja y no que la porte un blanco. Asimilación por hábitos lingüísticos. A menudo, la atención se reduce al acto de interpolar el material percibido y recordado a clisés verbales preexistentes. Durante las experiencias de 1967, en la ubicación de una escena de batalla el hábito de la asociación lingüística se mostró como muy curiosa: el séptimo eslabón de la cadena transformó la palabra capilla en capellán. El poderoso efecto que ejercen las palabras al despertar imágenes en el oyente y fijarle las categorías dentro de las cuales deberán enmarcar el acontecimiento en sus mentes es un paso importante hacia la adaptación del rumor a lo convencional y en este sentido son demostrables los casos en los que los rumores en muchas ocasi ones corren por intermedio de clisés verbales. El proceso de asimilación también actúa en función de necesidades emocionales fuertemente establecidas, con lo cual el rumor tiende a apoyarse en los intereses profesionales, una determinada posición de clase o de raza o los prejuicios personales del informante. En la configuración de un tipo de asimilación de motivaci ón más poderosa, Allport y Postman enumeraron cuatr o bifurcaciones posibles: asimilación al interés en la vestimenta, al interés profesional, al propio interés y al prejuicio. Asimilación al interés en la vestimenta. Las mujeres manifiestan ciertas características en la transmisi ón de informaciones que los hombres prefieren ignorar. Sucede con la moda, la vestimenta, cuyo interés se refuerza en los experimentos de laboratorio de 1967: mientras que en los test donde participaron úni camente mujeres fue un tema predominante del primero al último eslabón, en ninguno de los grupos masculinos sometidos a la prueba de laboratori o se destacó tanto el interés por la vestimenta. Al mostrar una diapositiva que reflejaba una situación en la 16ª Avenida y Barlett, los hombres tendieron a minimizar la principal escena: un gran letrero de “Levy e Hijos, Mercería”, anunciando una gran liquidación y una vidriera exhibiendo tres vestidos horribles. En el caso de las mujeres el tema de la vestimenta fue muy bien recordado. In cluso en una de las últimas reproducci ones se describían detalles tales como que “las tiendas tienen anuncios de ventas de ocasión” ó “hay prendas poco atractivas en una de las tiendas”. Asimilación al interés profesional. La preparación intelectual de los sujetos es importante al momento de la retención de detalles. Sucedió por ejemplo que algunos profesionales tendían a recordar más que otros la h ora, el día, las leyendas de los carteles indicadores, entre otros detalles. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 86 La experiencia realizada en un hospital militar ofreció a los investigadores estadounidenses un ejemplo de la fuerza de la asimilación relativa al interés profesional: en una de las diapositivas expuestas, los pacientes militares internados en el nosocomi o observaron a los personajes de la secuencia sencillamente como “hombres”, mientras que los civiles que trabajaban en el lugar dijeron que se trataba indefectiblemente de “soldados”. El pequeño detalle señala el poder asimilativo de un punto de referencia adoptado inconscientemente. Para los pacientes, todos los soldados son “hombres” porque todos los h ombres de su entorno son soldados. Asimilación al propio interés. Muchos rumores circulan porque de esa manera la gente satisface ciertas formas del propio interés. Una diapositiva que reflejaba los disturbios entre negros y blancos en Detroit en la que se mostraba un gentío alrededor de un oficial de la policía, quien llevaba un bastón en su mano derecha, fue observada – asimilada – de diferentes maneras por dos grupos sometidos a la experimentación. Por un lado, oficiales de la poli cía acentuaron, al ver la imagen, el bastón y ofrecieron un relato que en general favorecía al policía, quizás por pura simpatía o identifi caci ón. Por otro lado se tom ó el mismo test a un grupo de maestros de escuela, para quienes el centro de la atención no era el oficial sino el negro que participaba de la revuelta. Este segundo grupo observaba al policía com o un híbrido: no se sabía en realidad qué intentaba hacer, si apresar al manifestante o ayudarlo. Asimilación al prejuicio. El odio ofrece la oportunidad de descubrir trazas del complejo hostil de actitudes raciales. En más de la mitad de los experimentos publicados en “Psicología del rumor” con una diapositiva en la cual h ombres negros vestidos con trajes llamativos se encuentran en primer plano, se dice que la persona de color lleva una navaja en la mano, cuando en realidad la escena ilustra que su portador es un blanco. En varias oportunidades se describe incluso que el negro amenaza con dicha arma al resto de las personas. En algunos casos, l os sentimientos raci stas pueden surgir del factor asimilativo, y en otros pueden responder a los chivos expiatorios esteriotipados, a los cuales ya nos hemos referido anteriormente. “De ahí que la deformación en este caso no signifique necesariamente asimilación a la hostilidad. Mucho de lo que solemos llamar prejuicio no es sino una manera de adaptarnos a los hábitos y costumbres del pueblo”, por lo contrario “las descripci ones y los relatos por sujetos negros delataron a veces un tipo de desfiguración hondamente motivada, debido su deseo (porque correspondía a su interés como miembros de la misma raza) a quitar énfasis a la caricatura racial”, indican Allport y Postman 169 . En cuanto a l os relatores negros que observaron la diapositiva se logró demostrar puntualmente que tendían a suprimir el hecho de que el tipo de la lámina fuera de color, o a lo sum o mencionarlo sin otorgarle demasiada importancia, y en segundo término a quitar cuantía a las características de los miembros de su raza (frases como 169 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Pág. 115. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 87 “traje cursi”, por ejemplo, fuer on eliminadas y la navaja se quedó con su verdadero dueño y no pasó espontáneamente al hombre de color ). Muchos de este grupo, omitieron además el hecho de que un negro lanzaba una granada, intentando así desatenuar el prejuicio racial y no estimular la formación de clisés mentales. Nivelación, acentuación y asimilación 170 forman el esquema tripartito de deformación. Allport y Postman 171 detallaron algunos aspectos claves para comprender esta dinámica, que se desprenden de las conclusi ones de sus experiencias de laboratorio: La mayoría de los rum ores parten del relato de un episodio real, lo que en las pruebas de gabinete se entiende como la experiencia perceptual de un acontecimiento que alguien observa y, al juzgarlo de interés, lo comunica al resto del grupo. El asunto o tema principal del relato tiende a mantenerse vigente. Los autores dicen que el tema principal es siempre el menos susceptible a los cambios. Sin embargo, los investigadores descubrieron que a veces los detalles periféricos logran atentar contra el tema principal, originando un nuevo asunto o modifi cándol o a éste en parte. Se pr oduce en estos casos un desplazamiento temático, producto de la acentuación de detalles menores. Una vez surgido un tema subsidiario, comienza a gravitar y a atraer hacía sí los detalles que quedan del cuento. Según Allport y Postman, son muy pocos casos en los que se pueda hablar de invención (elaboración) pura, en el sentido de que la aparición de un detalle en el relato no puede explicarse como proveniente de la deformación de otr o presente en la reproducci ón anterior. En este sentido, indican que las invenciones son casi siempre casos de asimilación. Rara vez se observaron casos de retorno a la verdad en el transcur so de la transmisión de rumores. Esto es que luego de la invención, un narrador identifica incongruencias en el relato de su ante cesor y modi fica sensatamente la historia en busca de una interpretación más cercana a la verdad. Existe una demostrada tendencia a la explicación. Con el objeto de esclarecer más aún lo que se escucha, el sujeto atribuye causas a los acontecimientos, motivos a las personas, una razón de ser al episodio, etc. En 1922 Wulf estudió los cambios que sufren los recuerdos de un individuo en el curso del tiempo. El material de estudio de este autor fueron figuras a simétricas. Más adelante, este enfoque del recuerdo sirvió a a lgunos autores para ahondar sobre el fenómeno de nivelar o emitir detalles en las transmisiones de boca en boca. 170 Wulf (Tendencies in figural variation”; en Ellis, W. D., 1938, A sour ce book of Gestalt psychology, Nueva York) decía que si la antigua teoría de la memoria fuera correcta, los retornos a e stados de conciencia anteriores deberían volverse bor rosos a medida que transcurría el tiempo. Sus experimentos de laboratorio demostrar on en cambio que las reproducciones de los dibujos que se mostraban a las audiencias de su trabajo tendían a tomar formas mejoradas, más simple s con más sentido. “Expresándose en alemán, Wulf calificaba esta tendencia como que las huellas (traces) retenidas propendían a lograr Prägnanz (una forma más perfecta y más esencial)”, recuerdan Allport y Postman (1967, op. cit., Págs. 141-142). El psicólogo alemán definió tres factores que apuntan a lograr esta “preñez”, los cuales coinciden plenamente con el modelo norteamericano de deformación: 1) Normalización (nivelación). 2) Énfasis o Aguzamiento (acentuación). 3) Cambios autónom os (asim ilación). 171 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Págs. 119-136 / 138-141. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 88 Los errores de interpretación verbal se producen habitualmente en la transmisión de boca en boca, lo cual se constituye como una fuente de invención y falseamiento. Cuando una persona no ha visto el incidente inicial, ni tiene referencia alguna acerca de su naturaleza, queda enteramente a la merced de sus propias impresiones. Oír mal es común, sobre todo cuando no se tiene a mano un contexto mental capaz de rectificar lo que se escucha. La nivelación es una resultante de la madurez o de la capacidad de rememorar. Los nombres de personas, al igual que los de lugares, son inestables, especialmente si son extraños al sujeto. Las omisiones (nivelación) no pueden ser atribuidas a fallas de la memoria, ya que se son más bien sistemáticas. Es dificul toso saber hasta qué punto las omisi ones son debidas a una percepción engañosa de la situación o hasta qué punto los detalles fueron desapareciendo en el transcurso de la cadena. Percibir (nivelar) y recordar (acentuar ) son partes de un sol o proceso. Según Bartlett (1932): “inextricablemente mezclados con el acto de percibir están el imaginar, el evaluar y el comienzo del juzgar”. 172 La acentuación, entonces, es recíproca a la nivelación. Estas dos no son obras del azar sino que concuerdan temáticamente con la experiencia pasada y las actitudes presentes del agente difusor del rumor. Al abandonarse datos del rumor, necesariamente ganarán énfasis e importancia los restantes. El triple proceso de nivelación, acentuaci ón y asimilaci ón refleja el afán de explicación en el agente difusor del rumor. L O S S I M UL AD O R E S [S E G ÚN R O UQ UE TTE ] En cuanto al proceso del mensaje, Michel Louis Rouquette reconoce las experiencias de sus colegas anglosajones, aunque prefiere catalogarlas como simulaciones, conse cuentes al m odelo lineal, según su visión, limitado e incompleto. 172 Bartlett (1932). En Allport, G. y Postman, L., 1967, op. cit., Pág. 138. Al sacar conclusiones acerca de los cambios que ocurren en las sucesivas versiones de relatos por un mism o individuo, Bartlett (1932. En Allport, G. y Postman, L., 1967, op. cit., Págs. 146-147) encuentra tres líneas principales de deformación: 1) “El relato se acorta notablemente, sobre todo a causa de om isiones” (nivelación) – 2) “La fraseología se moderniza” (asimilación) – 3) “El relato se ha vuelto más coherente y consecuente” (acentuación) Al mismo tiempo, en su s estudios de las reproducciones seriada s, el autor da cuenta de tres procesos com binados probables: 1) “Habrá una simplificación más ampliamente generalizada, debida a la omisión de material que parece inútil; a la construcción de un todo gradualmente más coherente, y al cambio de lo familiar en una contraparte aún más familiar” (nivelación + asimilación). 2) “Habrá un persistente proceso de ‘racionalización’, tanto del todo de la historia como de sus detalles, hasta lograrse alcanzar una forma apta para ser manejada por todos los sujetos pertenecientes al grupo social en el que aquella circula. Esto puede resultar en una muy notable elaboración” (asimilación + aceptación). 3) “Habrá una tendencia para que ciertos incidentes adquieran una posición dominante, de modo que todos los restantes se agrupen en torno de aquellos” (acentuación). El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 89 Rouquette 173 dice que “el contenido de un rumor no adquiere estabilidad sino al término de un pr oceso en el cur so del cual se pr oducen complejas transformaci ones (...) Esta estabilidad nunca es más que transitoria, ya que depende directamente del estado momentáneo de la red; es de cir, en primer lugar, de condici ones históricas y sociales contemporáneas”. De igual modo – continúa el autor – las transformaciones del mensaje corresponden a la aplicación de mecanismos cognitivos y revelan la existencia de componentes del estado social en cuyo cuadr o piensan y actúan los eslabones. Podría decirse entonces que es posible distinguir dos fases posteri ores a la transmisión de un rumor: - Primera Fase: Tendiente al equilibrio o a la adaptación, en el curso de la cual el mensaje sufre transformaciones morfológicas y semánticas, cambiando por propia cuenta de estado. - Segunda Fase: Etapa de estabilidad o invariabilidad, en cuyo curso se propaga sin transformación significativa un mensaje simplificado, adecuado a las actitudes generales del grupo y económico desde el punto de vista de la memoria. Visto de esta manera, Rouquette coincide en parte con los supuestos de Allport y Postman. De hecho la adaptaci ón mor fológica del contenido del rumor es descrita por el francés como un proceso que se profundiza en los primeros momentos (primera fase) y luego tiende al equilibrio (segunda fase), lo cual resume la visión nor teamericana a propósito de la nivelación, ilustrada en la Figura 11. Son muchos los interrogantes que se plantea Rouquette, entre ellos: ¿cóm o se efectúa el pasaje de la primera a la segunda fase? ¿es posible distinguir tipos de distorsión aplicables a todo proceso de comunicaci ón referido al rumor? Y si es factible esto último: ¿es válido utilizar una descripción general en todos los casos observables? Los tres interrogantes anteriores, dice Rouquette 174 , encuentran respuesta en parte en el modelo tripartito de Allport y Postman, en tanto que la información deformada en primera instancia (nivelación) se con centra selectivamente respecto a un con texto mayor (acentuación). Así la informaci ón circula de la primera a la segunda fase, en donde el rumor se nutre de procesos diversificados, trascendiendo las categorías presencia – ausencia, que conducen a modificaciones semánticas (acentuación). Por otra par te este análisis lleva a comprender que los mecanismos de distorsi ón actuantes en la transmisión de los rumores poseen dos funciones complementarias: 1. Efectúan una economía para la memoria, abreviando el mensaje, organizándolo según una forma adaptable respecto al grupo de influencia, reduciéndolo a formas verbales esteriotipadas o hábitos cognitivos. 173 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Pág. 65. 174 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Págs. 66-70 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 90 2. Expresan directamente las expectativas, las actitudes, las opiniones del grupo y constituyen un modo esencial para la elaboración y administración del pensamiento social o grupal. Allport y Postman (1967) representan en sus clasificaciones la historia propia del mensaje, lo cual habla de los individuos que han contribuido a su formación y cir culación. La simulación según Rouquette 175 se origina al centrarse el estudio del rumor en la historia, ya que, por un lado, “no se trata de una simple acumulación de deformaciones, sino más bien del con junto de manifestaciones de un proceso más profundo regido por una cierta lógica”, y por otro, de una explicación que no olvide los factores psicosociales. Las causas determinantes de la evolución de rumores son much o más complejas que las planteadas en el laboratorio. Por ello – indica el francés - en el contexto del rumor la noción de economía de la memoria carece de consistencia teórica y su intervención puede aceptarse fácilmente como secundaria. A partir de estos cuestionamientos, Michel Louis R ouquette incursiona en el terreno social, elaborando cinco formas de evolución del rumor, captándolo siempre bajo dos aspe ctos complementarios: el ejercicio de mecanismos cognitivos y las transformaciones de contenidos que surgen en consecuencia. Roquete 176 identifica cinco tipos de manifestaciones del pensamiento natural: la omisión o transformación amplia; la intensificación; la generalización; atribución; y sobreespecificación. 1. OMISIÓN O TRANSFORMACIÓN AMPLIA “Cuanto más rico en informaciones (propiedad correlacionada con la longitud) es el mensaje, mayor es la pérdida de información en el eslabón siguiente” La cantidad relativa de pérdida disminuye luego con el devenir de los siguientes eslabones, hasta llegar a ser prácticamente nula cuando el mensaje adquiere cierto equilibrio. La transformación amplia presenta dos característi cas: por una parte cumple con una función económica relacionada con la capacidad limitada de la memoria humana, y por otra parte su aplicación revela un significado negativo, ya que es posible entender que los elementos no omitidos (“nivelados”, para Allpor t y Postman) fueron de alguna forma seleccionados por los sujetos y, en cierta medida, valorizados por ellos como posi tivos o negativos. En la omisión se aplican filtros cognitivos (actitudes, opiniones, etc.) cuya selectividad deriva de un sistema global de pensamiento social. Estos filtros agotan de inmediato los elementos secundarios de la escena original y sobre todo las especifi caciones l ocales que la modulan. En términos gramaticales hablamos de adjetivos calificativos y adverbios de modo. 175 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Pág. 76. 176 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Págs. 77-86. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 91 El aspecto omisivo de la transmisión de rumores puede entonces describirse como una manera de escapar a la restricción o como una transición del contenido del mensaje hacia formas mejor adaptadas a las expectativas de la comunidad, lo cual se comporta en sintonía con el pensamiento social que presente el universo a grandes rasgos. 2. INTENSIFICACIÓN “La intensificación cumple (...) una función de clarificación para el pensamiento social, al exponer intereses del grupo y al indicar la naturaleza de los peligrosos que lo amenazan; ella suprime las medias tintas, los claroscuros, las líneas esfumadas y, con un trazo seguro de navaja, marca el límite entre el sol y la noche” Los diversos elementos que entran en la composici ón del mensaje tienen una significación propia para los individuos. Esta polarización se orienta casi siempre, como ya hemos dicho, a lo negativo. En realidad – supone Rouquette – la intensificación no es sino una manera de evitar la neutralidad valorativa, es decir la indiferencia. Las categorías de comprensión del mensaje intentan así ordenar sin ambigüedad el universo social: los buenos son buenos y los malos son malos, no existe nada al medio. 3. GENERALIZACIÓN “La historia de un rumor corresponde exactamente a l a historia de l a poblaci ón donde se manifiesta” Comporta esencialmente una disminuci ón en el nivel de especificación global del mensaje. Este tipo de mecanismo cognitivo se aplica frecuentemente y con mayor potencia al sujeto que al predicado del rumor, puesto que los eslabones tienden a generalizar más sobre el actor que sobre el acto en sí mismo. La nueva identidad del actor n o será fortui ta ni aleatoria, sino que se organizará según las actividades previas del grupo, con tribuyendo a reforzarlas más aún. Ya hemos visto cómo se reducen los cargos o las cantidades a descripciones tan simple com o “un judío” (en vez de “Sr. Chalski, el comerciante”) o “un grupo de gente” (en vez de “ocho comerciantes”) . 4. ATRIBUCIÓN “Se trata, esta vez, de un mecanismo cognitivo muy localizado que interviene en la designación de la fuente del mensaje” Casi siempre el emisor es un misterio: “fuentes extraoficiales dijeron ...”, “trascendió que ...”, “he oído decir ...”, “al parecer ...”, “se dice que ...”, “ya son muchos l os que comentan que ...”, “todo el mundo sabe que ...”, etc., y tres veces más etc. Este emisor indefinido, impersonal, universal, es una figura que los sujetos pueden reemplazar con mucha facilidad de acuerdo a las circunstancias. Los grupos sociales otorgan a la fuente del rumor, entonces, un tipo de inmunidad, quizás por ser quien participa informaciones de importancia que pueden poner en riesgo a alguno de El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 92 sus integrantes. Se trata de un comportamiento con visos de sociedad secreta, donde todos se protegen entre sí, porque cada eslabón se siente como una pieza del mecanismo social, lo que le garantiza una integración sin reservas. Pero no siempre la fuente aparece despr ovista de identidad. El mismo grupo es el que a veces atribuye la información a una persona muy autorizada (el “super experto”) para lograr que el rumor se vista de gala y prestigio. No es lo mismo decir “He oído decir que ...” que “Mi hermano conoce a alguien próximo al presidente y el presidente le dijo a esta persona que ...”. Para Rouquette 177 , existen dos clases de credibilidad inducidas: la credibilidad por atribución a la competencia y la credibilidad por atribución impersonal o universal. “El rasgo común de estos dos modos es la ausencia de una vinculación inmediata entre la fuente inicial y eslabón de la cadena. En este punto existe una ‘ruptura’ característica que impide toda posibilidad de verificación, lo que hace inútil cualquier intento en este sentido. Podría afirmarse sin mayor probabilidad de error que en la mayoría de los casos no existi ó intento de corroboraci ón por parte de los individuos: el pensamiento social ignora las virtudes de la prueba y la importancia de los controles”. 5. SOBREESPECIFICACIÓN “El fenómeno de sobreespecificación es (...) inestable, salvo algunas eventuales excepciones; solo marca una fase en el proceso global, una variación transitoria” El autor dice que la sobreespecifi cación está constituida por el agregado de detalles, de indicaciones y precisiones al mensaje, tal como se lo recibió. Frecuentemente esta transmisión actúa sobre el elemento predicado del enunciado. El resultado de esta mutación posee, generalmente, carácter temporáneo y muy pocas chances de que se conserve a lo largo de posteriores transmisi ones, ya que se aplica nuevamente el mecanismo de omisión. La función de la sobreespecificación es además aumentar – aunque indirectamente – la credibilidad del emisor, puesto que los sujetos, como ya hemos dicho, tienen una tendencia marcada a creer más en quienes pueden brindar detalles. Crítico hasta consigo mismo, Rouquette 178 dice que las cinco categorías descritas anteriormente “no agotan la descripción de cóm o se elaboran los mensajes”, por lo cual definió paralelamente cuatro mecanismos cognitivos del rumor: la inversión de la polaridad; identificación; evocación; y el residuo. LA INVERSIÓN DE LA POLARIDAD. Sucede cuando el rumor aborda temas que no concuerdan con las valorizaci ones, actitudes, ética o moral del grupo. En este caso se invertirá el suceso, eliminando contradicciones o reevaluando la sintaxis o incluso el léxico, para adecuarlo a los 177 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Pág. 81. 178 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Págs. 84-86. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 93 intereses grupales y así lograr que la historia se propague. Muchas veces, por ejemplo, sucede que las acciones buenas de un sujeto se transforman en malas, ya que el rumor negro siempre es el favorito de las masas. Los periodistas son los prin cipales ejecutores de esta inversión de polaridad. LA IDENTIFICACIÓN. Es cuando el sujeto que escucha una historia hace de ella algo personal, ya sea por lo que lo afecta o porque simpatiza con el cuento. La transformaci ón se realiza en el sujeto del enunciado. Ya no se dirá “Me han contado que ...” sino “Yo lo he visto con mis propios ojos ...” LA EVOCACIÓN. Los eslabones suelen dejar por sobreentidas ciertas informaciones que no se precisan. A saber: “Me han dicho que el presidente tiene un problema de salud. Pero yo creo que en realidad hay algo más que se nos oculta muy bien”. La evocaci ón refiere a jui cios de valores que los sujetos agregan por propia cuenta y no forman parte de la historia original. Generalmente estas evocaciones van en el sentido de un agravamiento, en sintonía con la inclinación por lo negativo. RESIDUO. Es la influencia de los intereses personales, las preocupaciones presentes, las obsesiones y la influencia desmesurada de las tecnologías que producen sobresaturación de información, baja atención y distracción. La circulación de rumores funciona en consecuencia y generalmente afecta la transmisión de datos precisos tales como aspectos geográficos, numéricos o temporales. Finalmente Rouquette 179 afirma que “el aspecto social es esencial, por lo tanto, y no podría agotarse mediante una simple acumulaci ón de aspectos individuales”, tal cual lo definen Allport y Postman. “Aquí no se trata de preguntarse por qué tal persona participa en la propagación de un rumor, sino interrogarse acerca de la causa de que se produzca un rumor en tal grupo social. El fenómeno no carece de antecedente ni de futuro, sino que sólo constituye la parte visible de una trama que va mucho más allá”. CO N LOS PIES EN LA T I E R R A [S E G ÚN P E TE R S ON Y GI S T] Estudiando el fenómeno sobre el terreno y no en el laboratorio, Peterson y Gist (1951) intentaron probar la validez de la descripción de Allport y Postman y además investigar si en realidad es posible encontrar en un caso real, no estandarizado, los tres pasos del m odelo americano (nivelación, acentuaci ón y asimilación). Puntualmente los autores tomaron un rum or “real” referido a una violación seguida de asesinato de una niñera, en un pequeño pueblo de Estados Unidos. Esta situación estaba empapada de ambigüedad e importancia, ya que luego de dos semanas de arduo trabajo, las autoridades no habían podido aún identificar al culpable, con lo cual la opinión pública generó su propia versión de los hechos. La niñera asesinada trabajaba en una casa de familia. La gente supuso entonces que, a escondidas de su esposa, el hombre de la casa había regresado a su 179 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Pág. 75. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 94 domicilio durante la noche para cometer el asesinato. También circularon versiones sobre la incompetencia y la corrupción de la policía local. 180 Con este misterioso caso bajo los brazos, Peterson y Gist, junto a un centenar de estudiantes colaboradores, registraron todas las versiones del rumor sobre la babysitter y su fatal desenlace. De acuerdo con lo re copilado, se observó en primera instancia que la propagación de rumores en esa población correspondía al efecto “bola de nieve”, lo cual no permitía observar más allá del proceso global la evolución del conjunto de rumores y su comportamiento individual. La investigación intentó entonces preservar el aspecto colectivo de la transmisión de rumores y de ese modo establecer eventuales conclusiones sobre el conjunto de hechos. No se compr obó ninguna tendencia general hacia un proceso de economía de la memoria. En realidad la economía existe, pero su amplitud depende de la motivación de los sujetos y las personas muy interesadas retienen gran número de detalles, mientras que las otras los olvidan con rapidez. Ante los resultados obtenidos, parecería que no es posible generalizar fuera del laboratorio los resultados de Allport y Postman, ya que cada contexto “real” posee característi cas propias. Sin embargo, la experiencia de 1951 aportó elementos a la discusión en torno a la magnitud real del principio de economía. De hecho – según este estudio – es posible que cambien los contenidos sin alteraciones en la economía de la retención de cada uno. Como con clusión, Peterson y Gist elaboraron el diagrama del proceso tipo de creación y propagación de rumores, el cual constaba de cuatro fases: 181 Primera Fase. Formación de un público particular cuya unidad se funda en una comunidad de intereses: redistribución de la población según ciertas características de la situación que le interesan. Segunda Fase. Surge un período de discusión, de comunión, comunicaci ón intensa, en el cual se precisan estos intereses comunes: conversaciones, confron taciones, tomas de conciencia, etc. Tercera Fase. Aparece el rumor, que se expande y prolifera antes de desaparecer: lo latente pasa a ser manifiesto, la información y la expresión se conjugan en una eclosión poderosamente motivada. Cuarta Fase. Las opiniones y las actitudes de la población se reorganizan en función de esta “crisis”: el rumor entra en la historia del grupo y la reconstituye de otro modo. El aporte más importante de Peterson y Gist fue que el período de rumor no se desarrolla dentro de un paréntesis temporal que, una vez cerrado, no deja huellas, sino que forma parte de la dinámica social que, al mismo tiempo, la determina y es determinada por él. Así – según esta postura – resulta difícil encasillar esquemáticamente la evolución y procesos de deformaci ón del fenómeno en términos de conceptos, aunque sí en etapas posibles. 182 180 Peterson, W. y Gist, N. (1951). En Rouquette, M.L. (1977), op. cit., Págs. 72-73. 181 Peterson, W. y Gist, N. (1951). En Rouquette, M.L. (1977), op. cit., Págs. 74-75. En este sentido dice Rouquette (1977, op. cit., Pág. 75): “Nada hay en el rumor que lo acerque a una tormenta estacional o a una plaga irremedia ble: todo lo ubica como un momento crucial en la evolución de los grupos”. 182 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 95 L A E VO L UC I Ó N [S E G ÚN K AP FE R E R ] En un esfuerzo por describir cómo se constituye el mensaje, Jean Noël Kapferer 183 distingue las siguientes características respecto a la evolución del rumor: Simplificación. Es la regla de oro de cualquier comunicaci ón. El rumor busca lo e sencial y las cosas son o no son, sin que haya tiempo para intermedios. Todo lo no esencial respecto al relato será eliminado de inmediato. Amplificación. El rumor debe impresionar a un interlocutor amplificando los detalles. Resultará así que en un principio se tratará de dos personas y al final de la cadena se hablará de seis. Ocasionalmente el contenido de la información se lleva a los extremos de caricatura. Al acentuar los rasgos de una persona estamos suprimiendo toda su ambigüedad, toda vacilación y toda duda. Adición de detalles. También es producto de la persuasión. Cuando la noticia nos llega por boca de un conocido, los receptores analizan su sentido primero y proporci onan luego otros argumentos que corroboran la tesis del rumor. Esta es la base del efecto “bola de nieve”. Resulta que todos tienen algo con qué contribuir al rumor, como si se tratara de una cruzada solidaria. Al igual que la exageración, la adición de detalles a la versión original del cuento se debe al hecho de que los sujetos tienden a sentirse más transmisores que receptores. Dentro de la adición de detalles también puede hablarse de invención o confabulación. Atribución a una fuente fidedigna. La intención persuasiva es evidente. Más que de un “se dice” anónimo e incierto, los rumores se dotan a menudo de referencias de gran peso. Actualización. El rumor actualiza todo. La historia siempre tiene lugar hoy, es normal que así sea puesto que a la gente le interesan más las historias actuales o aquellas que vengan del futuro que los hechos ocurridos en otros tiempos u otr os lugares. La tendencia a actualizar constantemente los datos confiere a los rumores una eterna juventud. Este proceso de rejuvenecimiento permanente es al menos lógico, ya que como todas las informaci ones, el rumor pierde su valor a medida que se aleja del acontecimiento sobre el que versa. Para que pueda circular, es necesario una continua renovación, una cirugía que lo deje presentable ante su público. 183 Condensación del tiempo pasado. Acontecimientos atribuidos a una persona pasan a ser obra de otras más contemporáneas, lo cual n o es exclusivo de los rumores, puesto que las leyendas deparan la misma suerte a los hechos históricos. Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 172-176. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 96 Inversión. A lo largo de su evolución, el rumor invierte ciertas proposici ones para volverlas más aceptables a los ojos de la colectividad. Los rumores cuyos mensajes introducen una disonancia o alguna contrariedad para la colectividad suelen ser abortados después de su rechazo, cuando no son invertidos en el buen sentido. Sustitución. El significado permanece, sólo cambian los significantes. En vez de una pequeña serpiente oculta entre las bananas en una verdulería, se hablará de escorpiones, por ejemplo. Esta característica de la evolución es de par ticular análisis ya que tras la multiplicidad de versiones se revela el fondo común permanente, la tesis del mensaje, es decir, la razón de ser del rumor. Las ocho características de evolución anteriores operan en el círculo social bajo ciertas reglas. Una de ellas dice que mientras más compleja y ambigua es la información en sus comienzos, más larga será su evolución, debido a que ésta no es sino la expresión de la búsqueda de un sentido, la depuración de toda ambigüedad. Por el contrario, un mensaje breve y coherente tendrá menos chances de evolucionar. Kapferer insiste con la influencia de los fantasmas personales, incluso cuando habla de evolución y deformación del mensaje: “La fidelidad al contenido depende fundamentalmente de la implicación del público en el mensaje, la cual puede tener un carácter racional o afectivo. En el primer caso, se considera impor tante el contenido del mensaje pero no se produce una identificación entre éste y el transmisor. La importancia es determinada por consecuencias prácticas y funci onales y no por la impugnación de los valores tradicionales del público (...) Por el contrario, cuando el público se siente emocionalmente implicado por el rumor, los controles racionales se aflojan: el rumor deja de moverse en el terreno de la realidad y pasa al plano de lo fantasmal, de la especulación y de lo imaginario” 184 .– Kapferer, J. N. (1983). Comment me surer le d egré d’implication des consommateurs, París, Institut d’études et de recherches publicitaires. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 176. 184 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 97 7. Ti po s de rum o res Y A que los rumores están presentes muy a menudo en las relaciones sociales y se los di stingue por nutrir la conversaci ón pública desde tiempos remotos, es lícito preguntarse a esta altura si existe para ellos algún principio de ordenamiento. Paralelamente, es razonable también considerar la posibilidad de que estas proposici ones para creer son tan diversas que dificultan cualquier intento de clasificación. En verdad, no podría descartarse ninguna de las dos opci ones anteriores, ya que ambas expresan situaciones certeras. Por un lado la tipología es posible y de hecho se ha plasmado en algunas investigaciones; por otro, el estudio del fenómeno supone una enorme dificultad y nunca es posible dar por hecho un criterio de clasificación universal, aplicable a todos los casos. Muchos estudi osos del fenómeno advierten en este sentido que difí cilmente se pueda elaborar una clasificación general, ya que ésta depende del momento histórico y las características regionales – entre otr os aspectos – de cada una de las audiencias participantes en la cadena que forma el rumor. Para no pecar de simplistas, las clasificaci ones deberán entonces contextualizarse necesariamente al entorn o al cual se refieren. Las tipol ogías deberán, en consecuencia, escuchar primero “la voz de la gente” – es decir, adecuarse al ambiente – y recién luego emprender una división por categorías. En este sentido, Rouquette 185 sostiene que “la diversidad de los rumores se reduce a una simple diversidad de superficie. Tal es, por lo menos, el postulado que no puede dejar de seguir un enfoque científico del fenómeno. La investigación procurará definir, a partir de él, l os tipos de rumores, es decir, un conjunto de clases que permita distribuir de manera sistemática las manifestaciones observadas”. El autor plantea que una primera y muy simple posibilidad de ordenamiento consiste en asimilar los tipos de rum or a las clase s de contenido (rumores antisemitas, religiosos, antigubernamentales, económicos, políti cos, etc.), lo cual presenta defectos: categorías construidas ad hoc sobre un espectro limitado, papel esencial de la interpretaci ón y de la subjetividad de quienes juzgan y, por úl timo, ausencia de justificativos teóricos. Otra posibilidad – afirma el francés – consiste en descubrir tipos de rumores partiendo de un juego de propiedades formales, evitando así las especulaciones y la dilución del fenómeno en un conjunto de particularidades históricas y geográficas. “No se debe olvidar (...) que describir fenómenos no significa explicarlos, y que no tiene sentido para la ciencia sino dentro de un sistema general. Lo que llamamos ‘un caso particular’ marca un límite, ofrece una oportunidad de progreso y plantea nuevas cuestiones, pero la acumulación de casos particulares no constituye un saber. Debemos orientarnos preferentemente, por lo tanto, hacia la determinación de característi cas formales o, si se prefiere, generales y abstractas”, dice Rouquette 186 . Allport y Postman 187 , por su lado, afirman que “para fines circunscritos y especiales, es desde luego posible distribuir en categorías los rumores circulantes 185 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Pág. 46. 186 Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Pág. 47. 187 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Pág. 173. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 98 en cualquier período de tiempo, suponiendo, claro está, que se cuente con una colecci ón adecuada de los mismos. Más ninguna clasificaci ón puede atribuirse la exclusividad en cuanto a su validez”. Los norteamericanos afirman además que se puede partir de innumerables variables para encarar una clasificación del fenómeno, entre otras: A- La celeridad de circulación, su periodicidad u otr o aspecto temporal de su difusión. B- El asunto que refieren. C- Los estados anímicos y probables móviles subyacentes en el curso del rumor. D- Los efectos sociales, ya sean perniciosos, benéficos o indiferentes. E- Alcance geográfico (rumores locales o de amplia difusión). F- Separar rumores nuevos, de los rumores viejos. G- Duración (cuentos de larga vida o de vida efímera). En Psicología del Rumor 188 , los profesores ampliaron sólo tres de estos ocho aspectos: el criterio temporal (A), el criterio referente al asunto (B) y el criterio referente a los estados anímicos (C). CRITERIO TEMPORAL. Pueden distinguirse los siguientes tipos de rumores: 189 A. o o Rumor Sigiloso. Va tomando cuerpo lentamente y se lo susurra al oído con el aire de misterio hasta haberlo oído todo el mundo. El Rumor tipo Casandra, vaticinador de alguna desgracia, es típico de esta clase. Refiere, por ejemplo, siniestros manejos de banqueros internacionales, fabricantes de municiones, funcionarios oficiales, dirigentes, obreros, entre otros. Los Rumores Hostiles también son de esta clase. Rumor Impetuoso. Corre como reguero de pólvora porque lleva un mensaje de amenaza inmediata o promesa de inmediata realización. Los rumores impetuosos por naturaleza comprenden los rumores de violencias, accidentes, catástrofes o de grandes victorias en tiempo de guerra. Al sostenerse en grandes proporci ones de importancia y ambigüedad y referir fuertes emociones o pánico, este tipo de rumores es de rápida circulación y alta rotación. 188 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Págs. 173-177. 189 El criterio temporal del que hablan Allport y P ostman fue desarrollado p or el sociólogo ruso D. A. Bysow en 1928. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 99 Rumor Sumergible. Están al orden del día durante un tiempo, para luego “sumergirse” (desaparecer) y reaparecer más tarde, siempre y cuando la situación favorezcan su emergencia. o B. CRITERIO REFERIDO AL ASUNTO. Allport y Postman consideraron que el tema constituye otro principi o de clasifi cación. Los norteamericanos aconsejan que para emprender este camino, el investigador debe contar con una colección importante de rumores relativos a un conglomerado determinado de temáticas. Analizar el asunto ofrece un amplio abanico de posibilidades, puesto que podrían identificarse los rumores políticos, sexuales, de grupos minoritarios, de guerra, etc. Principalmente aquí es donde intentar aplicar un criterio universal de clasificación sería imposible, o al menos irreal, ya que el orden de asuntos es tan vasto que cualquier método formal podría tropezar con dificultades, especialmente referidas al orden regional, profesional o de niveles de cultura, entre otros. Sin embargo, en situaciones particulares como la guerra el criterio referente al asunto o tema ha rendido frutos. De hecho los primeros estudios sobre el rumor ofrecieron una tipología formal sobre los denominados Rumores de Guerra, de l os cuales nos ocuparemos más adelante en este capítulo. C. CRITERIO REFERIDO AL ESTADO ANÍMICO. Generalmente los rumores esconden emociones reprimidas, que saltan a la vista cuando se trata de hostilidad, temor o deseo. También es común que sean el reflejo de una tensión intelectual dominante o una especie de curiosidad por algún asunto urticante. En esto de clasificar los rumores atendiendo a sus m óviles es frecuente encontrar casos en los que se ofrece un enfoque combinado. Un rumor de miedo, por ejemplo, puede encerrar a su vez elementos de interés sexual, de aventura o de sentimientos de superioridad moral. R UM O R E S S UM E R G I BL E S : EL E TE RN O R E TO R NO En abril de 1984, en Loyettes dans l’Ain, Francia, un rumor acusó a un ciudadano del lugar de haber asesinado a una colegiala, desaparecida desde hacía varios días. Una vez que la versión corrió por todo el pueblo, la dueña de un café – tabaquería se percató de que esta historia era muy parecida a otro rumor que ya había corrido con fuerza, pero quince años atrás: exactamente en 1969 en Orleáns, otra localidad francesa. 190 Casos como estos, en los que el rumor vuelve a la vida son muy comunes, incluso en la actualidad. Por eso y mucho más se di ce que el rumor no conoce límites al momento de evolucionar, lo cual favorece su eterno retorno. Las etiquetas que forman los “grandes rumores” – por la repercusión y fama que han adquirido – y que han sido conservadas por la memoria no se manifiestan nunca explícitamente a propósito de la ausencia de fundamentos para tal o cual 190 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 144. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 100 rumor. No sorprende, en consecuencia, que tales historias viajen a través del tiempo, siendo recogidas años más tarde proporcionando elementos que contribuyan a la explosión de un nuevo rumor local. Para Kapferer 191 la reaparición de un mism o rumor en idénticas circunstancias ambiguas e inquietantes para la opinión pública podría ser justificada de dos maneras: 1. Por un lado, el recuerdo de las explicaci ones que permanecen en la memoria después de la crisis precedente, es el caldo de cultivo de los rumores que desean razonar el por qué de lo sucedido. La memoria actúa como un puente a través del tiempo que proporci ona hipótesis y argumentos a una opinión pública que los busca. 2. La repetición del mismo modelo de percepci ón y de apreciación de las crisis concretas, diferentes en cada ocasión, nos permite suponer que la creencia en la con fabulación preexiste en las estructuras mentales colectivas. 192 Nada entonces se debe al azar, ya que – según lo afirma Gauchet 193 - para la opinión pública todo l o que sucede es el resultado de una voluntad meditada y controlada. Para Kapferer 194 , el efecto boomerang del rumor es sorprendente y al mismo tiempo engañoso: “no vuelven como el cometa Halley, como algo externo a nuestro planeta, relegado al papel del espectador. En realidad, los temores, las angustias o las frustraci ones nunca han abandonado del todo la colectividad. Sólo la expresión ha sido reordenada, canalizada y legitimizada. Estos temores y angustias se encarnan en las voces rastreras que se pueden convertir en rumores, siempre y cuando las condici ones se revelen favorables”. La reaparición de los rumores puede entenderse como un desajuste de los mecanismos habituales de control, reordenamiento y canalización, generado por factores coyunturales fortuitos. Este tipo de rumores fue definido por Bysow (1928) como diving rumors (rumores sumergibles). Los rumores sumergibles dan cuenta de que el temor, la preocupaci ón, por el tema recurrente sigue vigente. Las historias afloran porque la gente las trae a la memoria. Hablamos aquí de un falso muerto: alguna vez se dejó de hablar del cuento del que todos hablaban; el grupo lo dio por finalizado y decretó su muerte; pero en realidad la historia siempre permaneció allí y reaparece – sin importar dónde, ni cuánto tiempo después – cuando los grupos viven situaciones similares o padecen temores, frustraciones o crisis parecidas. En realidad la historia nunca se fue, siempre estuvo ahí, suspendida, sumergida, gracias a quienes a pesar del tiempo siguieron – aunque hacia el interior – creyendo en ella. Más allá de las diferencias de tiempo y lugar, las dos guerras mundiales fueron similares desde el punto de vista del rumor. Los cuentos que circularon entre 1914 y 1918 parecieron yacer sumergidos hasta que la situaci ón de crisis y 191 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 147-148. Kaplan, S. (1982). Le complot de famine: histoire d’une rume ur au XVIII siècle, París, Armand Colin. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 147-148. 192 Gauchet, M. (diciembre de 1985). “Le démon d u soupçon", L’Histoire (84), Págs. 48-57. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 148. 193 194 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 149. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 101 ansiedad estalló en el período comprendido entre 1939 y 1945, favorecieron su vuelta a la superficie. Tomemos de ejemplo una historia que aún en nuestros tiempos circula y en algunos círculos sociales es considerada ya una leyenda urbana. Se trata del rumor de la lengua y el sello postal: un prisionero norteamericano (en un campo de concentraci ón alemán durante la primera guerra; en un campo japonés durante la segunda) envió una carta a su familia, sin ninguna información singular, aunque sí solicitando que sus allegados conservaran la estampilla. Como el soldado jamás había demostrado interés por la filatelia, sorprendió a la familia el insólito requerimiento, con lo cual se inició una investigación. Al despegar la estampilla, hallaron escrito por el soldado en el sobre que el enemigo le había cortado la lengua. 195 Esta historia cir culó en las dos guerras mundiales, a pesar de dos hech os muy contradictorios identifi cados por los expertos del rumor de la época: primero, las cartas de los prisioneros de guerra no llevaban franqueo y segundo, la extirpación de la lengua seguramente hubiera causado la muerte de la víctima por desangramiento, a menos que recibiese experta atención quirúrgica. También son bien conocidas las historias sobre que las tr opas enemigas envenenan los pozos de agua en sus retiradas o amputan los brazos a los niños y los senos a las mujeres. Este tipo de narraciones aparecieron en ambos conflictos globales. También fueron recurrentes las campañas de chismes calumniosos contra los sucesivos presidentes de Estados Unidos. También en épocas de paz los rumores sumergibles hicieron de las suyas, camuflándose en formas modernas de una leyenda antigua. En noviembre de 1938, por ejemplo, antes de la guerra, se conoci ó el rumor con ocido como “Cadáver en el coche”, el cual afirmaba que un hombre, que conducía su automóvil, se detenía ante un hombre con aspecto de poeta o de vagabundo, quien le vaticinaba que Hitler moriría el 8 de diciembre de 1938 y que como prueba de que ello ocurriría, agregaba: “Algo le sucederá a usted. En un lugar determinado de la ruta a Blois, dejará que alguien suba a su coche y esta persona habrá muerto antes de llegar a destino”. Efectivamente el conductor presenció un accidente en el camino, luego de abandonar al mendigo. Hubo un herido y este señor tuvo que llevarlo inmediatamente hasta el hospital más cercano. Una vez llegados al sitio de la predicción el herido murió. 196 Esta historia tuvo variantes. En una de ellas el vagabundo o poeta adivina además el monto exacto de dinero que tenía el conductor en su billetera. En otra versión, que corrió por Francia, Inglaterra, Sudáfrica, Estados Unidos y Alemania, no era Hitler el que moriría sino un dirigente aliado. Monsieur Bonaparte (1950) piensa que el relato del cadáver en el coche era sin dudas la reproducción del “Cadáver en el carruaje” que circuló ya en 1914 y que esto permite creer que la leyenda fue reconstruida espontáneamente. Así – agrega el autor – los “mitos se marchitan como flores, para renacer en otro sitio, al igual que éstas, en las mismas circunstancias dictadas por las estaciones y los climas”. Desde hace varios años, en buena parte del mundo, muchos han recolectado boletos de colectivo urbano, etiquetas de cigarrillo, códigos de barra o estampillas para luego intercambiarlas por sillas de ruedas u otros elementos con los mismos fines, los que serían otorgados por las empresas propietarias del producto en cuestión con la única condi ción de que fueran donados a quienes los solici taran o 195 Allport, G. y P ostman, L. (1967), op. cit., Pág. 174. 196 Bonaparte, M. (1950). Mythes de guerre, París, PUF. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 150. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 102 necesitaran. En síntesis, hablamos aquí de un hábito comercial que desencadena una obra de caridad, un gesto de las corporaci ones para ayudar a los discapacitados. Gary Alan Fine 197 llama a este tipo de historias rumores de expiación: “una forma de leyenda, de creencia extendida entre los consumidores que afirma que una persona o una comunidad recibirá tecnología médica de una importante corporación si aquéllos reúnen (o ‘redimen’) una gran cantidad de envases, etiquetas o rótul os de un pr oducto (...) El hecho de recolectarlos y entregarlos a cambio de tecnología médica sirve psicológicamente como instrumento de expiación para los consumidores preocupados por el uso del producto y también como expiación para las grandes corporaciones involucradas”. Los cupones y otras formas de incentivos de expiaci ón de productos se remontan a la segunda mitad del Siglo XIX. En la década de 1850, Benjamín Talbot Babbitt, un fabricante de jabón, decidió vender un producto para lavar ropa envuelto en papel. Al principio la innovación fracasó; las mujeres querían comprar jabón, no papel. Entonces, el comerciante ofre ció una colorida litografía por 25 de estos envoltorios y así el producto resultó un éxito. La conexión entre el mundo de los negoci os y la tecnol ogía médica tampoco es nueva. Desde 1948 hasta 1979, Perk Foods (propiedad del grupo Liggett, que también poseía la compañía de tabaco Liggett & Meyers) tenía un programa por el cual las etiquetas de Vets Dog Food podían entregarse a la Fundación Piloto de Perros Lazarillos en Chicago para ser redimidas por uno o dos centavos cada una – totalizando más de un millón de dólares en donaciones. Ese dinero ayudó a la institución a entrenar estos animales. El más extenso de los programas de este tipo fue el que condujo la General Mills a través de su programa de cupones Betty Crocker. Para 1950 este programa se había extendido de tal modo que algunos grupos podían tratar de reunir otros productos para obtener juegos de cubiertos y utensilios de cocina. En 1969 la Fundación del Riñón de Ohio escribió a la General Mills preguntando si se podría realizar una campaña de recolección de cupones para un aparato de diálisis (por 600.000 puntos). La compañía aprobó el programa y otras instituciones de distintos estados imitaron el ejemplo. Al principio General Mills estaba encantada porque sentía que éste era un ejemplo de “hacer el bien”. Sin embargo, a poco de comenzar el programa surgieron inconvenientes. Se esperaba que todos los grupos registraran y siguieran las instrucciones, pero algunos no lo hicieron. Por temor a la mala publicidad, la empresa continuó con el programa, pero luego comenzó a rechazar algunos pedidos. Fue así que algunos atacaron a la compañía, afirmando que estaban “lucrando con la miseria humana” 198 . De esta manera, en diciembre de 1970, la General Mills anunció que no continuaría con el programa durante el año siguiente. “Las leyendas mercantiles acerca de expiación de productos por tecnología médica que objetivamente no son ciertas, se insertan en el contexto de un mundo de negocios en el cual tales pr omoci ones han ocurrido. Estos relatos no deben ser considerados entonces en absoluto, como desvaríos absurdos de mentes ingenuas”, afirma Gary Alan Fine 199 . Fine, G. A. (1986). “Rumores de expiación. Leye ndas mercantiles y beneficencia empresaria.”. En Blanche, M. (comp.) (1994). Narrativa Folklórica (I), Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, Pág. 75. 197 198 Pioneer, St. Paul (1970), Pág. 25. En Fine, G. A. (1986), M. Blanche (comp.) (1994), op. cit., Pág. 80. 199 Fine, G. A. (1986), M. Blanche (comp.) (1994), op. cit., Pág. 80. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 103 Los rumores de expiación que involucran caridad a cambio de la recolección de productos han desaparecido y vuelto a surgir en innumerables oportunidades. Estos rum ores han demostrado ser por su l ongevidad y perduración muy adaptables. “Las necesidades cambian en función de las preocupaciones y la tecnología médica”, afirma Fine 200 . Las historias de expiación acerca de intercambios de marquillas de cigarrillos por tecnol ogía médica comenzaron a aparecer en 1936 y para fines de los ’50 ya estaban bien establecidas. En 1963 circuló en Francia un rumor que movía a la gente a coleccionar atados vacíos de los cigarrillos Gitanes para tener derecho a una silla de ruedas. Las etiquetas, que poseían código de barras en un costado, generaron una segunda versión del mismo cuento 19 años después, también en Francia. 201 También es muy común la expiación con latas, pestañas, etiquetas y botellas de cerveza y gaseosa. Otro blanco del mismo rumor – más común en la década de 1960 que en la actualidad – es que si uno reunía suficientes rótulos de saquitos de té la industria proveería tecnología médica. ¿Qué tienen en común productos tan di ferentes com o gaseosas, cerveza, cigarrillos y té? Gary Alan Fine ofrece una respuesta: 202 1- Los productos vienen en envases que pueden ser fácilmente guardados por entero, o por partes. 2- Son productos que grandes cantidades. 3- La gente cree que su consumo puede ser perjudicial para su salud. se consumen en Es por esta triple condi ción, que Burns Roper 203 considera que la gente participa como una manera de “tomar parte” en una sociedad que generalmente no brinda oportunidades para la acción individual. Estas recolecciones indican que ellos todavía tienen algún poder de control, aunque deban limitarse a ejercerlo dentro de las limitaciones fijadas por las empresas. Las personas no colecci onan cualquier elemento al azar, sino que juntan productos espe cíficos. Los peligros del cigarrillo, por ejemplo, afectan psicológicamente a los cole ccionistas. “Es razonable pensar que los beneficios sociales y psicológicos que se obtienen en el transcurso de la recolección, tales como el aumento de la autoestima, sentido del altruismo, y lazos sociales, pueden compensar los efectos posteriores”, indica Fine 204 . 200 Fine, G. A. (1986), M. Blanche (comp.) (1994), op. cit., Pág. 82. Desde 1982 hasta la actualidad, muchos han sido los franceses que se han dedicado a coleccionar febrilmente códigos de barras, aunque ya no de Gitanes sino de productos alimenticios. Puntualmente, el rumor afirma que si se reunían cinco mil códigos con el prefijo 3 se podía reclamar una silla de ruedas. El número de etiquetas necesarias variaba se gún las versiones, a sí como el carácter del prefijo. 201 Otra versión de este mismo rumor prendió en los niños, aunque con algunas modificaciones. Se decía por los patios de todos los cole gios franceses que había que guardar la s etiquetas de la goma de mascar Malabar. Si se superaba un cierto número se podía reclamar a la compañía General Foods – la propietaria del producto – un regalo a cambio. Miles de etiquetas fueron enviadas a la empresa, lo cual generó una gran sorpresa. 202 Fine, G. A. (1986), M. Blanche (comp.) (1994), op. cit., Pág. 84. 203 Pitz (1978). En Fine, G. A. (1986), M. Blanche (comp.) (1994), op. cit., Pág. 80. 204 Fine, G. A. (1986), M. Blanche (comp.) (1994), op. cit., Pág. 89. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 104 Añade el autor que los efectos sobre la comunidad son igualmente leves: “aunque el posterior descubrimiento de la fal sedad del rumor puede llegar a ocasi onar una depresión colectiva, y pueden haberse llegado a producir algunos contratiempos duran te la recolecci ón, esto puede compensarse con el hecho de que la comunidad ha demostrado que puede unirse por una noble causa. La gente demostró que si es ingenua, también es bondadosa. Más aún, tal recolección puede reducir significativamente el nivel de desechos en la comunidad”. En el caso del tabaco, el sociól ogo George Christie considera que el rumor se extiende porque da a los fumadores un medio de justificar su hábito. Mary Howland, directora de Relaciones Comunitarias del Hospital Mount Venon en Virginia, sugiere un enfoque similar: “siempre me he preguntado si los fumadores piensan que el hecho de fumar es justifi cable. Es com o si dijeran ’Ya sé que di cen que hace mal, pero si los paquetes vacíos logran salvar la vida de alguien, no puede ser tan malo entonces’”. 205 El desenlace de todas estas historias es el mismo: el problema de los colecci onistas de códigos en Francia o de estampillas de cigarrillos en Argentina es saber a quiénes deben enviar el material para luego reclamar la silla de ruedas o cualquier otra tecnología médica. Otro denominador común es que se plantea la idea de que una parte de l os impuestos indirectos podría destinarse a una obra benéfica. En realidad muchos gravámenes, entre ellos patentes de automotor, fueron creados justamente para financiar algunos fondos puntuales, como la asistencia a personas mayores o discapacitados, por ejemplo, aunque es sabido que los impuestos no son destinados específicamente a este tipo de actividades. 206 Quizás deba entenderse el eterno retorno de e ste rumor como “un esfuerzo de reducir la disonancia cognoscitiva creada por la decepción que significa constatar que l os impuestos indirectos no estaban siendo destinados a donde debían”, aclara Kapferer 207 . A menudo los rumores sumergibles poseen un tema universal. La forma del rumor evoluciona y hasta podríamos creer que se trata de una espe cie totalmente distintas, nueva, a pesar de que – en el fondo – sigue siendo la misma. R UM O R E S DE G UE R R A Los denominados rumores de guerra constituyen ciertamente un modo de entender los aspectos psicológicos de circulación, com o así también los motivos de su evolución, entre muchos otros factores. Por ello aquí nos referiremos únicamente a su tipología, ahondando más tarde – en el Capítulo 3 – en su relación con la sociedad. En 1944 Robert H. Knapp encabezó un estudi o de campo a pr opósito de l os rumores y la Segunda Guerra Mundial. Puntualmente recogió 1.089 historias que circulaban de boca en boca a l o largo y lo anch o de Estados Unidos, durante el verano de 1942. Con todo el material recole ctado, el autor con fecci onó una tabla (Figura 12) en la que identificó las variantes de l os rumores de guerra. Esta tabla fue elaborada con apor tes provenientes de toda la Unión, en respuesta a una encue sta aparecida 205 Fine, G. A. (1986), M. Blanche (comp.) (1994), op. cit., Pág. 86. 206 Rouquette, M. L. (1985). Comunicación Personal. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 151. 207 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 152. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 105 en The Reader’s Digest, insertada al final de un artí culo publicado en el número de septiembre de 1942, titulado “Boston hace la Guerra al Rumor”. 208 Tipo de Rumores Total EE. UU. Nueva Inglaterra Litoral Atlántico Sur Oeste Medio Rumores Cizañeros 65.9% 63.2% 62% 61.6% 72.5% 67.8% Rumores de Miedo 25.4% 28.2% 26.9% 33.8% 20.3% 19.6% Rumores de Sueños Dorados 2% 2.4% 3.9% 1.4% 0.7% 1.6% Rumores Diversos 6.7% 5.6% 7.8% 3.8% 6% 11.6% Lejano Oeste FIGURA 12. TIPOS DE RUMORES DE GUERRA. Clasificación de los 1.089 rumores recogidos por R. H. Knapp (1944) en todos los puntos de Estados Unidos en el transcurso del ve rano de 1942. Las cifras represe ntan el porcentaje correspondie nte a cada tipo de rumor dentro de la respectiva división territorial (En Allport, G. y Postman, L., 1967, op. cit., Págs. 30-31). Knapp distinguió tres grandes grupos de rumores de guerra: los Rumores Cizañeros, los Rumores de Miedo y los Rumores de Sueños Dorados. A esta clasificación agregó la categoría Rumores Diversos, en donde agrupó todos aquellos que escapaban a las categorías anteriores y que no podían ser considerados en particular ya que temática y estadísticamente no revestían tanta importancia. Al mismo tiempo, Knapp indicó que los tres grandes grupos de Rumores de Guerra podían traducirse al resto de l os contextos. De este modo defini ó tres tipos de rumor según su contenido manifiesto: Rumor de Agresión, Rumor de Temor o Ansiedad y Rumor de Deseo. 209 Rumores Cizañeros → Rumores de agresión Son aquellos que llevan una alta carga de hostilidad. En algunos casos puede comprendérselos com o rumores negros. Tienen como finalidad sembrar la discordia, atentar contra la cohesión social y crear subgrupos rivales. En su mayoría se dirigen a una parte de la población dentro de la que circulan El análisis de Knapp reveló que aproximadamente dos tercios de los rumores captados eran hostiles en su intención y divisivos en su efecto. En épocas de guerra se los consideraba perjudiciales para la unidad nacional. Algunos de los Rumores Cizañeros captados fueron: o La Armada Nacional ha echado al agua tres camiones de café en el puerto de Nueva York. o El Ejército deja echar a perder reses enteras de ganado. 208 Knapp, R. H. (1944). En Allport, G. y Postman, L. (1967), op. cit., Págs. 28–31. 209 Knapp, R. H. (1944). En Rouquette, M. L. (1977), op. cit., Pág. 58. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 106 o Los rusos reciben casi toda la manteca de nuestra pr oducción y la usan para engrasar fusiles. o El presidente es judío. o La Cruz Roja está cobrándole a nuestros soldados destacados en Islandia precios exorbitantes por los sweaters tejidos gratuitamente por nuestras mujeres. o Los judíos eluden el enrolamiento. o Los negros están formando el “Eleanor Club” para asaltar la Casa Blanca. Este tipo de rumores hostiles fue clasifi cado a su vez en ocho categorías: 1. Rumores antisemitas 2. Rumores antibritánicos 3. Rumores contra el Gobierno (contra R ooselvet y sobre normas de racionamiento, inseguridad de los bonos de guerra y las cajas de ahorro, abusos y servicios privilegiados, despilfarro, ineficiencia y accidentes, etc.) 4. Rumores antinegros 5. Rumores contra el Ejército y la Armada (sobre incompetencia, abusos de soldados y marinos, ebriedad e inmoralidad, víveres defectuosos, mal empleados) 6. Rumores contra la Cruz Roja 7. Rumores antiproletarios 8. Rumores contra los comerciantes FIGURA 13. RUMORES CIZAÑEROS: DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 107 (En Allport, G. y Postman, L., 1967, op. cit., Pág. 30). Rumores de Miedo → Rumores de temor o ansiedad Paralelo al deseo, este tipo de rumor asume intensidades muy diversas y puede ir desde una ligera angustia hasta el más completo pánico. Los rum ores engendrados por el miedo tuvieron una gravitación muy importante en la moral del pueblo estadounidense durante la última guerra mundial. Aquellos de carácter alarmista tendían a inhibir la confianza del individuo en el éxito de sus propios esfuerzos en pro de la victoria final. Al crear un estado de ansiedad, llevaban a veces a tomar un punto de vista completamente derrotista. Knapp distinguió cuatro tipos de Rumores de Miedo : 1. Rumores en las Fuerzas Armadas (sobre suicidios, insanías, plagas y epidemias, bajas excesivas, etc). 2. Rumores quintacolumnistas (cuento del “pan y el submarino”, “abastecemos al enemigo”, espionaje y sabotaje). 3. Rumores sobre atrocidades (cuento de la “lengua y el sello postal”, etc). 4. Rumores sobr e ocultación de éxitos enemigos (armas o planes secretos, hundimientos, ocultación de actividades enemigas). FIGURA 14. RUMORES DE MIEDO: DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL. (En Allport, G. y Postman, L., 1967, op. cit., Pág. 31). Rumores de Sueños Dorados → Rumores de deseo El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 108 Son rumores que resumen sentimientos esperados, deseados, ansiados. Tienen un característico color optimista y no demostrar on ser muy numerosos, al menos en la recolección realizada por Knapp en 1942. En abril de 1945, los rumores acerca de la muerte inminente de Hitler y de la rendición de Alemania se difundían a todo vapor en EE. UU., impulsados por la ansiedad de la prensa y la radio por dar la gran noticia. Había sed de paz y ello se tradujo en rumores. En el caso de estos rumores de paz que cir cularon en los momentos culminantes del conflicto, se observó un fenómeno especial al cual se lo denominó rumor de final precipitado. Ellos eran parcialmente el producto del febril estado de expectación reinante y buscaban adelantarse a los hechos, generando su resolución por anticipado. Otro fenómeno particular identificado durante la Segunda Guerra Mundial llevó el nombre de rumores espectro, los cuales fueron observados principalmente durante los primeros días del conflicto. Este tipo de rumores era engendrado por mentes influidas por el deseo de sueños dorados que indicaban el advenimiento de tiempos de paz. 210 Los rumores generados por el deseo condujeron eventualmente a una complacencia en masa, factor debilitador del esfuerzo de guerra. La rapidez con la que la gente se “aflojaba” al enterarse de estas buenas noticias a menudo se demostraba en hechos concretos como, por ejemplo, la reducción de donantes voluntari os de sangre. El deseo de paz era tan grande, que el imaginario se infiltraba en la realidad y modificaba los hábitos. Los mar cos de referencia se hallaban rotos y todo podía suponerse en pro de sentirse mejor, más seguro. Knapp distinguió cuatro tipos principales de Rumores de Sueños Dorados: Rumores de paz, El “cadáver en el auto”, El enemigo está agotado y Rumores de victorias. Tanto los rumores de final precipitado como los rumores espectro – en tiempos de guerra – fueron estudiados por G. Allport y L. Postman (1967, op. cit., Págs. 25–27). 210 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 109 FIGURA 15. RUMORES DE “SUEÑOS DORADOS”: DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL. (En Allport, G. y Postman, L., 1967, op. cit., Pág. 31). Rumores Diversos Las especies engendradas por el odio, el miedo y el deseo agotaron la serie de rumores en tiempos de guerra. Empero, se logró identifi car un escaso grupo de rumores que no se prestaban a una clasi ficaci ón metódica. Los Rumores Diversos de los que habló Knapp son en su mayoría pseudonoticias, aunque también rumores engendrados por la curiosidad. No son ni siquiera significativos – según el criterio del autor – desde el punto de vista de la población civil, a menos que impliquen una violación de secretos de guerra. Los siguientes fueron algunos de los rum ores que Knapp catal ogó como diversos: o El trasatlántico Queen Mary zarpó ayer con siete mil hombres de tropa. o Dicen que van a cerrar las escuelas para que los niños puedan ayudar a levantar la cosecha. o Están proyectando la construcci ón de grandes cuarteles por el centro de la ciudad. – El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 110 8. De l a m uerte del rumo r y o tro s i nterrogantes T ODO rumor muere alguna vez. Cuando el grupo social lo cree conveniente la historia pasa a ser parte del pasado, se olvida. Puede decirse que el acta de defunción de esta historia se ar chiva en el inconsciente colectivo, el mismo que puede hacerlo volver a la vida, tal como ya hemos visto en el caso de los denominados rumores sumergibles. Cuando un rumor muere, la gente se desentiende de él, asociando su desaparición con alguna causa de orden mágico. En realidad aquí no hay trucos ni magia, se trata en realidad de un proceso natural: mientras vive, el cuento va generando cierto desgaste, creando él mismo su propio resor te de extinción. Llegado su momento, el rumor no será útil para el grupo y se lo verá como algo rutinario, que todos ya saben, carente de novedades. El carácter efímero y fugaz del rumor es una de las prin cipales causas de su mortalidad. Por ello el fenómeno plantea una con tinua lucha por actualizarse y permanecer vigente. Su público le demanda eso, de lo contrario su vida corre peligro. Cuando el rumor pierde su vigencia llama a ser reemplazado por otro que se encargue de mantener a la gente ocupada y alerta respecto de un tema. El residuo que queda de este traspaso, es borrado por el enorme caudal de noticias cotidianas que disparan los medios de comunicación. Que un rumor muera no quiere decir siempre que el grupo deje de creer en él. Simplemente se ha perdido interés, porque ahora otra noticia más urgente ocupa su lugar. La exageración también actúa como un factor atenuante del rumor, lo cual no representa un fenómeno patológico sino una conse cuencia lógica de la comunicaci ón. En este sentido Kapferer 211 piensa que “cuando el rumor defiende una tesis reorganiza el mundo. El más mínimo hecho se convierte en un indicio, y el menor indicio constituye una prueba. A fuerza de querer convertirse en una realidad que absorbe todos los hechos, inclusive los desmentidos, la construcción levantada por el grupo se vuelve exagerada y, además frágil como un castillo de naipes”. Esta situación desemboca necesariamente en un punto muerto y en la incredulidad. En situaci ones de fuerte tensión emocional la exageración es el producto de una crisis. Muchos rumores observados com o increíbles son creídos principalmente por personas que viven bajo tensión. Cuando la situación de tensión desaparece, los sujetos ven con mayor claridad el panorama, encuentran sus mecanismos críticos y se percatan de la grieta que los conducirá a ver el costado más frágil de la historia. A pesar de todo esto, algunos rumores parecen resistir el paso del tiempo. La historia en cuestión no es conocida por todos, en consecuencia siempre tiene clientes nuevos que atender. ¿Es posible entonces pensar que los rumores nunca mueren? Es posible sólo si la historia en sí y los grupos lo permiten, favoreciendo lo que anteriormente definimos com o el eterno retorno del rumor, aquello de que la historia desaparece pero permanece congelada en el imaginario, alerta ante situaci ones de gravitación similares que lo vieron nacer. No es lícito, asimism o, pensar en la muerte del rumor com o una mera etiqueta innecesaria, ya que las historias tienen un fin, una capitulación, que puede o no luego revertirse y desencadenar en la resurrección. Digamos entonces, que los 211 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 136-137. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 111 rumores pueden morir más de una vez, renaciendo más tarde con cambios en su morfología, adecuándose a las circunstancias históricas. Como la muerte genera incertidumbre y la incertidumbre conduce a interrogantes, a continuación esbozaremos algunas preguntas que pueden echar luz sobre el panorama incierto que significa abordar un fenómeno cuya inmortalidad es prácticamente posible. ¿Q UÉ H AY D E S P UÉ S DEL R UM O R ? [ E L S I G N I FI C AD O D E L S I L E N C I O ] Lo que viene después del rumor suele no interesar demasiado. La rutina vuelve a su lugar y ella normaliza la vida cotidiana. Ha pasado la tormenta y el retorno de los buenos tiempos ha hecho olvidar todo, como si nada hubiera pasado. En contrapartida, dado que en algunos casos la tensión fue muy intensa y que las pasiones en juego fueron exacerbadas, el paso del rumor deja sus huellas. No hay que caer en la trampa. El silencio del rumor significa algo. Mientras esas fuertes pasiones descansen hacia el interior de los grupos, en cualquier momento puede producirse un nuevo temblor que haga renacer la historia. El equilibrio que trae implícito el silencio de rumor es momentáneo, provisorio. Es necesario recordar a esta al tura, que los hechos que parecen coherentes con nuestras propias impresiones quedan en nuestra memoria, mientras que los que nos resultan contradictorios son atribuidos a las bromas de azar. Esta percepción selectiva origina un ambiente para nada estable, favoreciendo además la institucionalización de estereotipos. Robert Knapp afirma en este sentido que el silencio tiene una importancia vital en el proceso comunicativo y que este fenómeno no es propio de los rumores, pero éstos lo desnudan con mayor énfasis. 212 ¿E S P O S I BL E D E TE N E R UN R UM O R ? [ E L A N TI R UM O R ] No existen guías prácticas, manuales, fórmulas, ni sistemas informáticos que puedan detener un rumor ya propagado. En suma, no hay recetas mágicas, aunque si algunas figuras que pueden ayudar a atacarlo, por supuesto asumiendo ciertos riesgos. El antirumor se constituye como una arma eficaz y a la vez peligrosa para contrarrestar l os efe ctos del fenómeno. Podemos definir a e sta figura como el conjunto de estrategias tendientes a callar un rumor, desestabilizarlo y conducir a los públicos a anclajes críticos que permitan aislar la ambigüedad, recuperar el marco de referencia y poner fuera de circulación la historia en cuestión. Sin embargo los rumores pueden vencer a su antídoto gracias a las reacciones torpes que lleguen a suscitar. El caso de Pr octer and Gamble (P&G) permite identificar el efecto negativo del antirumor. En Estados Unidos, entre 1980 y 1985, la compañía P&G, una de las más importantes de productos de con sumo masivo, con un volumen de negoci os de aproximadamente 12 mil millones de dólares, fue víctima de un rumor. Se decía que su logotipo – un rostro humano contemplando una multitud de estrellas – ocultaba en realidad numerosos signos satáni cos y que, si se miraba con mucha 212 Knapp, R. H. (1944). En Tarrés, J. (2000), Pág. 59. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 112 atención, se podría ver en él la cifra característica de Satán: el 666. En resumen: P&G habría pactado con el mismísimo diablo con el fin de prosperar en sus negocios, para lo cual destinaría el 10% de sus beneficios a una secta satánica. El rumor había nacido en Mississippi en 1980 y se difundió velozmente hasta alcanzar la Costa Este de Estados Unidos. De esta forma se daba comienzo a una guerra en la que P&G no contaba con ninguna estrategia potente de defensa. A principios de la década del 80, se registró un alud de llamadas de clientes de la compañía interesados en conocer la verdad: ¿estaba P&G negociando con Lucifer? Más tarde, a fines de 1981 los mismos clientes colapsaron una vez más las centrales telefónicas de la multinaci onal, aunque esta vez con interrogantes más concretos tales com o ¿P&G está en manos de Satán? La ola de cartas anónimas y de llamadas aumentó progresivamente, hasta alcanzar un nivel inimaginable en junio de 1982, mes durante el cual fueron registradas 15.000 llamadas. 213 Una de las empresas más poderosas del planeta estaba desconcertada. Sus ejecutivos no sabían que hacer. En primer término, se advirtió y sensibilizó a 67 líderes religiosos de opinión y más tarde a 48.000 organizaciones religiosas de Estados Unidos sobre el problema. Esto no logró detener la avalancha de consultas de clientes respecto al rumor que intentaba boicotear la demanda de los pr oductos de la multinacional. Ante el aumento continuo de llamadas, la empresa decidió pasar a la segunda fase y acudir a l os medios de comunicaci ón. El 24 de junio de 1982, P&G publicó una solici tada en la que los principales representantes de l os movimientos integristas rechazaban cualquier tipo de conexión de la compañía con el satanismo. Más adelante, se invitó personalmente a los informadores más conocidos de los principales diarios y revistas norteamericanas a conocer la versión de compañía. El plan B arr ojó resultados importantes en primera instan cia. Fue así que se decidió jugar el todo por el todo y continuar utilizando los mass media para contrarrestar los efectos del rumor sobre el fatal logotipo. En este marco, el responsable de relaciones públicas de la compañía se presentó en el popular programa televisivo Good Morning America. De todas las invitaciones a pr ogramas que vinieron después, la empresa rechazó sólo una, la del famoso Show de Phil Donahue ya que el rumor afirmaba que un director de P&G había dicho en ese ciclo de TV que efectivamente se destinaba el 10% de las ganancias a iglesias de inspiración satánica. Fortalecidos por la buena campaña que habían realizado y convencidos además que de esta forma lograrían callar el rumor que tanto los había perjudicado, los ejecutivos de P&G pusieron en marcha la tercera fase del plan: querellar por primera vez a seis personas que distribuían volantes que advertían la naturaleza satánica de la empresa e invitaban a los consumidores a no comprar ninguno de sus productos en el mercado. Dos de estos seis detenidos eran vendedores de Amway, una de las firmas de la competencia. Paralelamente P&G puso en marcha un call center en donde quince operadores atendían las llamadas de la gente referidas específicamente al rumor en cuestión. 214 En julio de 1982 las comunicaciones no superaron las 6.000. Sin embargo, poco a poco las llamadas comenzaron a incrementarse nuevamente hasta recuperar la media de 15.000 consultas mensuales. Todo había vuelto al principio. 213 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 285. Alter, J. (Julio de 1982). “Procter and Gamble Sues Ove r Satanism”, Advertising Age (53), Pág. 1. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 287. 214 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 113 Finalmente, después de cuatr o largos años de hostigamiento, de miles de cartas y cientos de llamados, P&G colgó los guantes. En abril de 1985 la empresa decidió retirar de sus productos el logo de la polémica, poniendo fin a una larga tradición ¿Cuál fue el error? El prometedor plan B fue lo que desencadenó la capitulación. Com o dijimos anteriormente, el rumor corrió por primera vez en Mississippi y luego se localizó en la Costa Este de Estados Unidos. Al colocar el tema en los medios de comunicación más importantes, P&G nacionalizó el rumor, lo dio a conocer en sitios en los que ni siquiera se sabía de él. Este tipo de publicidad fue en contra además de uno de los principios más antiguos de la compañía: no dar a conocer ante el mercado la marca P&G sino la de sus productos. Efectivamente, una encuesta215 demostr ó que no muchos estadounidenses con ocían las marcas de P&G. En consecuencia resulta lógico conocer los productos de la empresa antes de boicotearlos: sólo el 4% de los encuestados declar ó haber disminuido sus compras debido al rumor. Por eso, en este caso, lo mejor hubiera sido el silencio. A la luz del caso P&G, J. N. Kapferer 216 indica que el antirumor puede organizarse teniendo en cuenta las siguientes estrategias: El silencio. Se trata de la indeferencia absoluta, la misma que utilizan los políticos en referencia a las calumnias teledirigidas de otros. Esta herramienta plantea que el rumor se detenga solo, ya que cualquier esfuerzo paralelo puede llegar a magnificarlo desmesuradamente. Digamos que el silencio es la estrategia más adecuada desde el punto de vista económico, aunque resulta una situación difí cil de asumir psicológicamente. La concentración. Como en el caso de P&G, el rumor no tenía el mismo nivel de penetración en todos los Estados. Esta estrategia permite concentrar l os esfuerzos únicamente donde la historia haya logrado mayor inserción. La publicidad. Es lo contrari o al silencio. Sólo aplicable en casos particulares. Esta herramienta nos permite llegar a un público masivo con un desmentido generalizado. Tal como hemos visto, en el caso P&G la publicidad no ayudó a solucionar el problema. Funcionó como efecto magnificador de la historia y terminó informando a los que la ignoraban. En la columna de las estrategias menos recomendables aparece el desmentido, ya que supone un alto riesgo y numerosas desventajas, más allá de que genera descontento y suele ser recibido de mala gana. Este tipo de estrategia constituye una información fría que desmantela la realidad. El desmentido suprime una historia sobre cuya veracidad aún no se sabe nada, aunque de todas maneras actúa cuando el rumor está circulando. Advertising Age (agosto de 1982). “Procter and Gamble Rumor Blitz Looks Like a Bomb”, Nº 53, Págs. 68-69. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 288. 215 216 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 287-288. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 114 Como en el caso de P&G, el desmentido apare ce frecuentemente en los medios de comunicación. Quizás las audiencias no conocían la historia y a través de estas solicitadas se conduce al rumor a cientos de nuevos clientes que lo desconocían y sorprendidos potenciaran su evolución y circulación. Jean Noël Kapferer 217 habla de siete situaciones a tener en cuenta antes de procurar una campaña de desestabilización del rumor a través de desmentidos y otras herramientas similares: La información se desgasta. Uno de los puntos fuertes del rumor es su repetición. En consecuencia, para ser un fenómeno activo el desmentido tendría que ser insistente. Sin embargo, tratándose de una fórmula fija que normalmente se respeta al pie de la letra, no puede pretenderse que los medios de comunicación lo difundan más de una vez, salvo que el interesado disponga de recursos económicos que así lo dispongan. Suele ocurrir que cuando la víctima de un rumor soli cita que nuevamente se corrija el malentendido, se da cuenta de que éste se ha vuelto obsoleto, ya no aporta nada nuevo. La fuga de los objetivos. Una de las paradojas de las campañas de persuasión es que parecen llegar cada vez más a l os que ya están convencidos que a quienes se trata de convencer. 218 Las cifras corroboran la hipótesis de la fuga de los objetivos. Entre los estadounidenses que conocían el rumor de P&G y no creían en él, el 83% declaró haber visto, leído o escuchado el desmentido de la empresa. Los escollos de la per cepción. No hay nada más di fícil que comunicar. Las pruebas l o demuestran: la mayoría de los espectadores casi no retiene lo esencial del mensaje, sobre todo si hablamos de radio o televisión. La gente no está atenta. La psicol ogía de la memoria demuestra que los conceptos más concretos se retienen con más facilidad que las nociones abstractas. Así, al escuchar un desmentido del tipo “El producto X no es cancerígeno”, una gran parte del público podría recordar más tarde que “X es cancerígeno”. La negación es muy susceptible al olvido: escuchamos en una misma proposi ción los con ceptos X y cancerígeno y guardamos uno al lado del otro. El efecto bumerán de los desmentidos. Recientes estudios aseguran que podemos vernos afectados por un rumor aunque no creamos en él. En todas las campañas masivas que tratan de de smentir algo hay dos tipos de comunicación: se da a conocer el rumor a quienes no lo conocían y se intenta influir en quienes ya lo conocen. Como se ha podido con statar a través de diversas investigaciones, la presentación del rumor seguida del desmentido crea el mismo efecto negativo que la presentación del rumor solo. ¿Qué demuestra la realidad? Hay much os rumores que se desinflan porque no resisten a una reflexión o a un examen lógico de sus 217 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 294-308. 218 Kapferer, J. N. (1984). Les Chemis de la persuasión, París, Dunod. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 295. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 115 elementos. Otros, sin embargo son impermeables al pensamiento racional. 219 En realidad, cuanto mayor sea el con tenido simbólico de un rumor, menos importarán los detalles por sí mismos. Son considerados como l o que son: piezas sustituibles. El sujeto puede reemplazar ese detalle insuficiente por otro más verosímil. Los matices siempre pueden cambiar pero el significado seguirá siendo el mismo. Cuando la verdad no se puede demostrar. Algunos rumores plantean un problema más sutil: ningún hecho será capaz de demostrar que son falsos. Contra esto el desmentido muchas veces no puede hacer nada. Algunas de estas proposiciones se prestan fácilmente a ser desmentidas por los hechos, son susceptibles de ser sometidas a prueba. Sin embargo, existen proposiciones que no son refutables mediante una prueba empírica, puesto que encierran conceptos que no pueden ser medidos directa o indirectamente. Los hechos mágicos, sobrenaturales, hostiles, por ejemplo, son difí ciles de refutar, ya que se arraigan a la teoría del complot, en ciertos casos, y a la cultura propia de la sospecha, en otros. 220 Encontrar una fuente digna de crédito. Por más trivial que suene, es recomendable utilizar emisores creíbles para encauzar una respuesta contra el rumor. En realidad, no se trata de ganar credibilidad sino de despojar de ella al rumor y, a través de él, a los rumores del pasado y los del futuro. Tybout, Calder y Sternthal 221 desarrollaron un experimento en Estados Unidos en el que pusieron a prueba el rendimiento de diversas estrategias para disminuir los efectos de los rumores. Puntualmente se invitaba a estudiantes a la proyección de un ciclo televisivo antes de su estreno. El programa era interrumpido por publicidad, uno de cuyos espacios pertenecía a la recon ocida marca McDonald’s. En el momento de la publicidad de estos restaurantes, una de las alumnas que se encontraba en el lugar, cómplice de los realizadores del experimento, decía a los demás estudiantes de la sala que ese anuncio de McDonald’s le recordaba aquel rumor sobre los gusanos. “Ya saben que parece que esa firma utiliza gusanos en la confección de hamburguesas”, decía en voz alta. Los alumnos fueron divididos en cuatro grupos: - 219 En el primero, denominado “Rumor solamente”, después de que la alumna cómplice hubiera comentado la historia de l os gusanos, el Watzlawick, P. (1978). La Réalité de la Réalité, París, Editions du Seuil. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 303. El pr oblema de la verificación o de la invalidación ha sido, durante mucho tiempo, objeto de estudio de la filosofía. Para Karl Popper, por ejemplo, una prop osición teórica sólo accede al status de proposición científica si se especifica las operaciones por las cuales puede ser sometida a prueba. Es la verificación empírica la que confiere validez a una teoría. 220 En términos generales, las pr oposiciones que afirman la inexistencia de algo son débile s en el plano de la verificación o en el plano de su condición de falsedades, según Popper. ¿Cómo se puede demostrar que una empresa no financia al diablo? El único desmentido convincente sería decir: “No señores, no hemos entregado esos tres millones de dólares sino cuatro”. Este tipo de situaciones desequilibrada s para confirmar o refutar es frecuente, y explica la persistencia de los rumores. No hay nin guna prueba que pueda hacer callar el rumor desde la lógica. El asunto nunca está del todo cerrado, queda en suspenso. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 306-307. Tybout, A., Calder, B. y Sternthal, B. J. (febrero de 1981). “Using Information Processing Theory to Design Marketing Strategies”, Journal of Marketing Research, Págs. 73–79. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 299-303. 221 El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 116 fiscalizador presente en la sala advertía que estaba prohibido hablar durante la proyección. - En el segundo grupo, llamado “Rumor más negación”, después de la intervención de la cómplice, el moderador decía: “eso es mentira, semejante cosa cae por su pr opio peso; además los gusanos son muy caros ¡cuestan 20 dólares el kilo! Está comprobado que McDonald’s utiliza 100% carne de vaca. ¡Callados por favor!” - En el tercer grupo, denominado “Rumor más disociación”, el fiscalizador responde a la alumna: “Esto les parecerá divertido, pero la semana pasada fui a comer a un restauran francés y probamos una excelente salsa hecha en base a gusanos. Bien, ahora silencio por favor”. - El cuarto grupo fue llamado “Rumor más reasociación”. Tanto en éste como en el resto de l os grupos, al final de la proyecci ón se hizo circular un cuestionario de evaluaci ón del tema, además de tres preguntas relacionadas con la comida de McDonald’s (la comida es buena/mala; es lo que busco/no es lo que busco; volveré/seguro que no volveré). A diferencia del resto de los grupos, en el cuarto y último, antes de responder las preguntas, los alumnos debían indicar dónde se encontraba el establecimiento McDonald’s al que solían ir, cuántas veces al año lo frecuentaban y si tenían terraza exterior o no. Este interesante experimento permitió a los investigadores llegar a la siguiente conclusión: en los grupos 3 y 4 se obtuvo mayor cantidad de respuesta favorables sobre las hamburguesas McDonald’s que en los grupos 1 y 2, notablemente inferiores (Figura 16). La experiencia permitió conocer que, al menos en esta situaci ón, el desmentido no resultó, mientras que por el contrari o, las tácticas de disociación y reasociaci ón sí lograron neutralizar en parte el efecto del rumor. FIGURA 16. ALGUNOS EFECTOS DEL ANTIRUMOR Medición del grado de efectividad del desme ntido y otras estrategias para desestabilizar el rumor (En Kapferer, J. N., op. cit., Pág. 301). El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 117 El marco teórico de esta prueba fue el de “Tratamiento de la información”, desarrollado por la psicología de las opiniones y las actitudes. Según esta postura, la opinión que tiene un sujeto en un momento dado sobre algo o alguien depende de las informaci ones que ellos tienen en su memoria. Esto puede explicar por qué un rumor puede tener efectos en una persona a pesar de que no lo crea. “La asociación gusano/McDonald’s, todavía fresca, formará par te de esos pensamientos espontáneos. Por l o tanto, generará una opinión menos buena si no hubiese mediado ninguna asociación negativa. Los alumnos han sido afectados no porque crean en la asociación gusano/McDonald’s, sino porque piensan en ella”, analiza Kapferer 222 . Todo esto n os lleva a pensar, entonces, que en casos com o éstos la negación del rumor no es ade cuada. Por lo contrario, el enfoque del “Tratamiento de la información” sugiere adoptar cualquiera de estas tres fórmulas para neutralizar los efectos de los rumores: 223 1- La información negativa (gusano) no debe fijarse en la memoria con el nombre de McDonal’s sino con otro. 2- La informaci ón negativa (gusano) debe convertirse en positiva. 3- Al ser interrogadas sobre McDonald’s, estas personas deberían tener en mente algo diferente al valor negativo del rumor. Para Kapferer 224 los resultados que sal tan a la vista a pr opósi to del desmentido, nos conducen a una paradoja fundamental: “la creencia en el desmentido obedece a la misma lógica que la creencia en el rumor. En ambos casos se trata de creer a partir de la palabra. El problema de la extinción del rumor es ante todo una cuestión de personas: el acto de creer depende de quién hable. Si no hay un emisor fidedigno, el combate del antirumor está condenado al fracaso”. Por su lado, Shibutani 225 apoya la idea de que los desmentidos “no suelen ser eficaces, pues un rumor no se propaga a menos que sea plausible (...) Las apelaciones a la participaci ón pública para combatir los rumores son en general de poca utilidad, aunque tiendan a hacer a la gente más consciente de la posibilidad de ser engañada. El único proceder que parece dar resultado es la neutralización de las fuentes (...) Las técnicas de control que dan resultados reales son aquellas que se apoyan sobre los principio – en la mayoría de los casos sólo comprendidos intuitivamente – del desarrollo natural del rumor”. ¿S E P UE D E C AM BI AR LA I M AG E N D E UN R UM O R ? En principio puede decirse que es posible cambiar la imagen de un rumor. Lo cierto es que cuanto más emoci onal sea su fundamento, más complicado resultará aplicar una estrategia de lo real. 222 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 302. 223 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 303. 224 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 307. 225 Shibutani, T. (1977), op. cit., Pág. 418. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 118 Asch 226 piensa al respecto que la gente no cambia su percepción de un objeto; es el objeto de percepci ón el que cambia. En consecuencia, la modifi cación de la opinión pública no puede provenir más que de una transformaci ón de la identidad del rumor. A continuaci ón expondremos algunas opciones utilizadas con frecuencia para cambiar la imagen de un rumor: 227 A- Hacer de la transmisión del rumor algo socialmente inaceptable. Todos los rumores reflejan una imagen de la persona que lo da a conocer a l os demás. El beneficio psi cológico que recibe quien transmite la historia es un o de los motores esenciales de su difusión. En este sentido se intentará otorgar al rumor una identidad odiosa al considerarlo procedente de lo inapropiado, lo peligroso, con consecuencias nefastas para el grupo social. B- El enemigo se esconde. El rumor es esencialmente un acto mítico y supone muchas veces la figura de un luchador en las sombras. La estrategia consiste en desestabilizar la percepción del rumor y dejar suponer que éste no es inocente. Postular la existencia de un “cerebro” detrás del rumor permite recuperar la iniciativa o al menos crear una cierta confusión en la opinión pública. Creer o no creer. La modificación del rumor puede lograrse identificando en él elementos imposibles o burdos, lo cual no siempre es posible. También se puede intentar explicar a la opinión pública por qué se cree en este tipo de historias. C- El obstáculo aquí es el proverbio “no hay humo sin fuego”. El tema es que el humo suele estar únicamente en la cabeza de quien cree la historia. La Clínica de Rumores. Principalmente durante la Segunda Guerra Mundial, los principales diarios y revistas norteamericanos incluyeron en sus ediciones regulares una columna dedi cada a desmitificar las historias que circulaban en relación al conflicto. D- En realidad, eran desmentidos públicos, firmados por periodistas de renombre, que tenían como objetivo dar a con ocer el rumor y luego de un cuidadoso trabajo de redacción ridiculizarlo y narrar la verdad. 228 ¿P UE D E P R E VE N I R S E UN R UM O R ? A raíz de la escalada de conflictos raciales, desde 1968 se instalar on centr os especializados de control de rumores en casi todas las ciudades norteamericanas importantes. Estos siti os tenían como objetivo encontrar y difundir las informaciones correctas correspondientes a las preguntas que los ciudadanos Asch, S. (1958). “Effects of Group Pressure upon the Modification and Distortion of Judgments”, Reading in Social Psychology, Nueva York, Holt Rinehart and Winston. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 309. 226 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Págs. 310–320. Como en e l caso del desmentido, existen aqu í numerosa s varia bles que entran en juego: la credibilidad del em isor, la dicotomía que plantea reconocer un rumor de otra información, un simple dato de un secreto confidencial, un rumor de un mito, leyenda, chisme y cualquier otro fenómeno aledaño, etc. 227 228 Abordaremos con mayor detalle el caso particular de las Clínicas de Rum ores en el Capítulo 3. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor página | 119 hacían por teléfono. La respuesta de la gente fue masiva: sólo en el centr o de Los Angeles se recibieron 10.000 llamadas en una semana. 229 Estos centros de contr ol de rumores debieron enfrentarse a una dificultad: para acceder a la información más reciente debían mantener un estrecho contacto con el Estado y la Policía, lo cual era mal visto por la comunidad negra, que en efecto representaba la minoría de las llamadas. Ya que los rumores nacen frecuentemente de la desconfianza en las fuentes oficiales, una clave para comprender la prevención de rum ores es la de otorgar credibilidad de las fuentes. Sin embargo, esta estrategia plantea inconvenientes prácticos, puesto que para que alguien sea creíble no basta con afirmarlo, sino que es necesario tener pruebas de ello, ser una persona con reputación de verdad. 230 En materia de prevención, el tiempo vale oro. Es necesario actuar con premura mientras el rumor aún está circunscrito geográficamente o en sus primeras etapas de evolución. El peligro es que la identificación del grado de evolución del rumor es difícil de lograr, debido a su carácter huidizo. El 9 de julio de 1985, un adolescente ingresó al Hospital Sarrebourg, en Francia. Después de una operación de apendicitis los médicos diagnosticaron intoxicaci ón alimentaria. Al interrogarlo, el joven explicó que antes de iniciarse las dolencias había comido atún Graciet, la marca número uno de conservas de atún en aceite del país. Inmediatamente las autoridades del nosocomio alertaron a la sociedad difundiendo en la prensa el episodio, a la vez que ordenaron quitar de las estanterías todas las latas de ese producto a fin de realizar los análisis correspondientes. Naturalmente, comenzó a difundirse el rumor de alerta respe cto al atún. 231 Los ejecutivos del Grupo Saupiquet – propietario de Graciet – actuaron de inmediato según un triple principio: 1- No tomar on partido hasta con ocer los resul tados del análisis del producto. 2- Proporci onaron toda la información posible a los periodistas y a los distribuidores. 3- Ayudaron a los investigadores para que los resultados de las pruebas pudieran ser dados a conocer lo antes posible. Lejos de ocul tar los hechos y procurar un silencio absoluto, la empresa decidió tomar la iniciativa, afirmando su confianza en el producto. El 14 de julio se retiraron todas las latas Gr aciet del mercado; cuatro días después el secretari o de Estado para el Consumo y de Salud del gobierno francés difundi ó un comunicado de prensa en el cual descartó la culpabilidad del atún Graciet. En total, la alarma duró una semana. El rumor no llegó a ser incontrolable, lo cual permite demostrar que la transparencia es imprescindible para evitar la difusión de la historia.– Ponting, J. (enero de 1973). “Rumor Control Centers : Their Emergence and Operations”, American Behavorial Scie ntist, Vol. 16 (3), Págs. 391-401. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 321. 229 Bensahel, J. G. (septiembre de 1975). “Don’t Shield E mployees from Bad News”, Inter national Management (30), Págs. 4950. En Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 322. Este precepto tiene una aplicación muy difícil en tiempos de crisis, precisamente porque a menudo parece preferible no divulgar las informaciones, o bien disfrazarlas. 230 231 Kapferer, J. N. (1989), op. cit., Pág. 324. El rumor como fuente de información en la prensa escrita | Parte I – Cap. 1 | Radiografía del rumor