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LA SOJA LOS OTROS NÚMEROS
Por Emiliano Ezcurra,
Coordinador de la Campaña de Biodiversidad de Greenpeace Argentina.
Marzo, 2004.
Con el fin de acercar una visión nueva a la discusión existente en torno al monocultivo de
soja instalado en nuestro país, Greenpeace Argentina aporta información que
entendemos hasta ahora no se ha comunicado y consideramos útil a la hora de generar
conclusiones.
Ante todo debe quedar muy claro que Greenpeace no está en contra de la agricultura, ni
de las exportaciones, ni de la riqueza que éstas puedan generar. No hacemos una
defensa por la intangibilidad absoluta de los ambientes nativos. Sí profesamos una
agricultura sustentable. Por eso quienes quieran minimizar nuestras posiciones o
tildarnos de radicalizados, no pierdan tiempo.
Greenpeace viene realizando un planteo serio y racional relacionado al impacto
ambiental y social del gran monocultivo de soja transgénica que tiene nuestro país
en la actualidad. Esta crítica goza de un amplio consenso científico y precede y atraviesa
a nuestra institución.
Entendemos que los únicos números que hasta ahora mostraron quienes han escrito
anteriormente en este espacio están relacionados en su mayoría con el volumen de
divisas en concepto de exportación, retenciones a esta, toneladas cosechadas,
hectáreas sembradas, camiones y barcos. Nuestra intención es responder también con
números porque entendemos que quienes han llamado la atención sobre los problemas
existentes y potenciales de este acentuado monocultivo, análisis que compartimos desde
ya, no han exhibido cifras, aunque es justo decir también que muy poco se invierte en
estudiar impactos ambientales y mucho menos aún en investigación que permita
cuantificarlos.
Sin embargo es posible presentar algunas cifras relacionadas al impacto ambiental que
está teniendo la oleaginosa en nuestro país: los desmontes de monte y selva
(especialmente en el noroeste) que la rápida implementación del cultivo de soja está
provocando son de una tasa alarmante. Uno de nuestros ambientes más ricos en
diversidad biológica, la Selva de Yungas ha perdido, de acuerdo con un informe de la
Fundación ProYungas, “1.000 HA/ año en su sector pedemontano de suelos
profundos durante los últimos 15 años”, aunque se acentúa la tendencia
claramente en los últimos años.
Esto ocurrió dentro del área hoy conocida como Reserva de Biósfera de las Yungas,
creada por UNESCO a solicitud de nuestro país en noviembre de 2002, mes en el que
Salta autorizaba a una empresa española un desmonte por 1000 ha. más. El mismo
informe indica que 4000 ha./año se desmontaron en los alrededores de Tartagal y 6000
ha./año en el umbral de la Selva Pedemontana con el Chaco Seco, en el Departamento
de San Martín (provincia de Salta).
1
Pero ya hay cifras oficiales: según la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de
la Nación, entre 1997 y 2001, en sitios relevados de los departamentos de San Martín,
Orán y Anta, se desmontaron 97.931 ha. Y sigue creciendo la venta de campos dentro
del Chaco Seco (Salta, Santiago del Estero, Chaco y Formosa por ejemplo). Esta
situación, y la tasa de desmontes identificada en varios sitios, sugieren que este proceso
seguirá creciendo durante 2004.
El norte argentino está soportando una tasa de deforestación cinco veces superior
al promedio mundial. El quebrachal en Santiago del Estero está siendo levantado como
una alfombra por empresas de Córdoba y la zona pampeana que están extendiendo la
frontera sojera allí. Bandera, Los Juríes, Sachayoj, Los Pirpintos, El Caburé, son zonas
donde la actividad de las desmontadoras es constante. Se llegó incluso a desmontar
dentro de la Reserva Provincial Copo, y al lado del Parque Nacional del mismo nombre,
convirtiendo en una isla la única área protegida del Chaco Seco en la Argentina.
Hay más números: cien son las especies de árboles que viven en la Selva Pedemontana,
40 son exclusivas y 10 son de interés forestal actual. Toparlas y quemarlas para hacer
soja como ocurre hoy es, más que un crimen, una gran estupidez.
Pero los impactos no sólo afectan la vida silvestre y su potencial productivo
sustentable. Según ProYungas, 300.000 personas viven en centros urbanos aledaños
a la Selva Pedemontana y las poblaciones marginales de éstas tienen en esas hectáreas
con Monte alimentos como la miel, frutos, huevos, leña y carne (para muchas familias
aborígenes y criollas del norte tal vez la única forma de ingerir proteína animal), con
mayores beneficios directos que un gran monocultivo de soja.
Si bien hoy la hectárea desmontada vale más que la hectárea con monte, esto obedece
a que no se valoriza en absoluto los servicios ambientales y sociales de nuestros montes
y selvas.
Una Tesis de Maestría sobre la introducción del paquete tecnológico de la soja en el
departamento de Anta, Salta por M.A. Chris Van Dam indica que “el requerimiento en
mano de obra es muchísimo menor, alrededor de un 20% de los jornales antes
requeridos por hectárea. Lo que puede haber favorecido la rentabilidad empresarial ha
significado desempleo y un mayor empobrecimiento de la zona”.
2
“El Campo” de La Nación, se refirió a un problema similar en Entre Ríos en un artículo
publicado el 14 de febrero de 2003 titulado “En Entre Ríos, la expansión agrícola no
benefició a todos”, donde ofrece datos concretos en el que el desempleo y la pobreza
creció en una zona donde la siembra de soja aumentó el 220%
Realmente no pensamos que se pueda culpar a la soja de todos nuestros males, pero
tampoco aceptamos la falacia de que sea una costumbre argentina criticar a la soja
porque anda “bárbaro” en las cifras porque hay otras cifras que no se están dando a
conocer.
Nuestra propuesta es realista y seria: una moratoria a la expansión sobre montes y
selvas por al menos dos años y realizar en forma urgente un ordenamiento territorial
porque ya se nos fueron dos terceras partes de nuestros bosques y la tendencia va en
aumento. Con cada hectárea de desmonte no perdemos solamente nuestro patrimonio
genético que es la biodiversidad, sino también oportunidades concretas de desarrollo
ambiental y socialmente más equitativo.
Incluso el presidente de AAPRESID (Asociación Argentina de Productores de Siembra
Directa), Víctor Trucco, habló de la necesidad de contar con un ordenamiento territorial
refiriéndose a los desmontes (diario La Nación, suplemento Campo, sábado 3 de enero
de 2004). Parece que en algo estamos de acuerdo. Con todo, la pregunta que nos
hacemos es ¿el Estado hará algo al respecto? Nosotros queremos trabajar para que lo
haga.
Secuencia de imágenes satelitales del área correspondiente a Las Lajitas, Salta.
1984
1997
1991
2001
Para más información ingrese a www.greenpeace.org.ar
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