Puntos fuertes y débiles de los niños de cinco años

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Departamento de Orientación
PUNTOS FUERTES Y DÉBILES EN LOS NIÑOS
DE 5 AÑOS
A la edad de 5 años el niño está más calmado, pues éste es
un año de afianzamiento. Es un tiempo en que no son ni muy
pequeños ni muy grandes y necesitan que se les trate con
mucho tacto.
Es una edad en la que a la mayor parte de ellos se les cae su
primer diente, y es un acontecimiento que marca el fin de
un período y el comienzo de otro.
El año que va del quinto al sexto cumpleaños es de
muchísima actividad, pues el
niño desarrolla nuevas
técnicas de conocimiento con las que aprende palabras
nuevas y cosas del mundo y se hace más consciente de que
existe un mundo exterior fuera de la familia.
Para el niño de 5 años trabajar es jugar y jugar es trabajar.
A esa edad jugar es una manera de vivir y es también una
necesidad.
Los niños llevan a sus juegos los acontecimientos de la vida
diaria junto con las historias y los cuentos que han oído. A
esta edad el niño distingue mejor lo que es la vida real de lo
que es el mundo de mentirijillas.
Mediante el juego, los niños:
*Se divierten.
*Conocen y controlan sus emociones.
*Se sitúan al borde entre lo interno y externo, entre la
fantasía y la realidad.
A esta edad los niños disfrutan jugando, pero suelen
necesitar todavía tener cerca de ellos a algún adulto de su
confianza.
Necesitan también a esta edad saber “quién manda en cada
sitio” y también van queriendo experimentar qué se siente
con eso de ser uno mismo quien manda. Con ello va el deseo
de tener más poder sobre los demás y al mismo tiempo, la
necesidad de controlar mejor sus propios sentimientos.
A esta edad los niños expresan la ambición de ser mayores
y hacen comparaciones con niños más pequeños y mayores
que ellos.
A medida que van adquiriendo mayores habilidades físicas
los niños van teniendo más confianza en sí mismos. A los
niños de 5 años les gusta trepar, correr, saltar, brincar e ir
a la pata coja y también columpiarse, es muy conveniente
llevarlos al parque o a jugar al aire libre en el campo, hay
que facilitarles el que tengan y usen la bici, el patinete,
triciclo, tobogán...
Se meten a propósito en cosas cada vez más difíciles para
que aumente la emoción. Este placer que sienten les acerca
a “sentirse grandes”. Por ello, en estas situaciones es
importante que les advirtamos que deben ir con cuidado y
despacio, pero no debemos prohibirles que las vivan ni
asustarles.
En sus juegos los niños suelen reflejar la preocupación por
los conceptos de “pequeño” y “grande”, quién es el más
poderoso, el más fuerte. El niño necesita hacerse una idea
de cuánta fuerza tiene de verdad y de hasta qué extremo
puede llegar a enfadarse.
Hasta esta edad los niños han jugado con animales, pero
ahora se interesan por los animales de verdad y les gusta
observarlos, así como las láminas y las historias que hablan
de ellos y les agrada tener animales en casa y jugar con
ellos. Es importante que visitemos con ellos el zoo y les
contemos cómo son en realidad y no poniéndoles más
fiereza.
Es alrededor de esta edad de 5 años cuando los niños
empiezan a ser capaces de jugar unos con otros. Aprenden
a llevarse bien con los demás, descubren lo que se sentiría
siendo otra persona, se inician en aprender y apreciar las
virtudes del dar y del tomar.
La escuela es para el niño de 5 años un lugar donde tienen
oportunidad de ejercitar su imaginación jugando, donde la
profesora les recibe de forma familiar y eso le infunde la
confianza y la tranquilidad de que se encuentran en un lugar
seguro y un espacio donde van a hacer cosas en común.
Tanto en el cole como en casa dan mucha importancia a las
reglas. Esto es porque necesitan ayuda y seguridad para
salir de la angustia que les produce toda situación nueva y
las reglas a seguir se la proporcionan.
A la edad de los 5 años las amistades de los niños suelen
ser pasajeras, pues no han desarrollado todavía suficiente
capacidad de negociación y de compromiso.
A esta edad los niños y las niñas juegan juntos, lo cual
dejará de darse un par de años después. A grandes rasgos,
las niñas suelen tener uno o dos amigos/as mientras que los
niños varones suelen tener un mayor número de amistades,
aunque sean superficiales.
A los 5 años el niño no ha llegado todavía a la etapa de jugar
a juegos organizados en los que hay que seguir reglas.
Prefieren representar papeles inspirados en programas de
televisión o dibujos o jugarán a “mamás y papás” o “las
escuelas”. Tales juegos reflejan la preocupación del niño
por las relaciones entre personas en las diversas
circunstancias.
A esta edad están descubriendo el grupo y empiezan a
darse cuenta de las diferentes formas de hablar. Oyen a
otro niño usar expresiones tales como “Es guay” o “Chuli”,
se sienten atraídos por ellas y empiezan a repetirlas hasta
el aburrimiento.
En la escuela los niños están aprendiendo habilidades
nuevas, desarrollando su capacidad de pensar, ejercitando
la creatividad, la iniciativa y la capacidad de cooperar,
logros que más tarde serán muy valiosos para alcanzar un
buen nivel social, emocional e intelectual.
Los factores que afectan al desarrollo intelectual del niño
son tanto la habilidad innata como la estimulación que
reciba y recoja el niño del ambiente. Los dos interactúan
entre sí. Y así, como no tienen todos la misma capacidad de
aprender, tampoco tienen todos el mismo ritmo de
aprendizaje.
A esta edad casi todos los niños sienten gran curiosidad por
todo lo que les rodea. Esto supone una gran ventaja en el
proceso de aprendizaje, ya que para aprender no es
suficiente con tener la capacidad sino que hay que tener la
voluntad de querer saber. La escuela estimula ese espíritu,
pero los padres debéis ayudarles a que mantengan ese
interés por las cosas novedosas y por su aprendizaje
explicándoles cuando lo piden y contándoles cosas de forma
divertida.
A esta edad ya han hecho el intento de escribir su nombre,
aspecto muy importante porque en cierto modo representa
la identidad de la persona. A partir de ese momento muchos
niños se interesan por la escritura, sobre todo por escribir
sus nombres y los de sus amigos y hermanos.
No es infrecuente que escriban de derecha a izquierda,
además de saltarse letras o escribirlas del revés o
mezclarlas en cualquier orden. Estas cosas son normales si
no permanecen en el tiempo.
A casi todos los niños de 5 años les gusta “leer”, lo cual la
mayoría de las veces consiste en mirar las láminas de un
libro. Es importante estimularles el interés por la lectura y
leerles en voz alta, así le descubriremos los secretos que
están ocultos en los libros.
Entre los 5 y los 6 años muchos niños empiezan a
interesarse no solamente en las láminas y en el propio libro
sino también en las palabras mismas. Encuentran palabras
por todas partes: en las tiendas, en los carteles por la
calle... Ayudémosles a buscarlas e identificarlas.
El aprendizaje de la lectura está en relación con el
desarrollo del lenguaje, por lo que el niño que tarda en
hablar también suele tardar en empezar a leer. Es
importante que dialoguemos con ellos en los momentos y
sitios más triviales: mientras los bañamos, en el coche,
preparando la cena...
Respecto a los números, el niño de 5 años no tiene bien
desarrollada la habilidad de pensar en abstracto, por lo que
la “idea de número” puede ser difícil de comprender.
También es muy difícil que comprenda el lenguaje
matemático de adicción y sustracción, pues no se han hecho
todavía del todo a la idea de que un objeto que se quita de
la vista sigue sin embargo existiendo.
Con la ayuda de un adulto, pueden verbalizar su
pensamiento y empiezan a ser capaces de describir con
palabras la pena y otros sentimientos semejantes.
Cuando el niño de esta edad comienza a mostrar un mayor
interés por el mundo fuera del hogar puede ser ya acertado
animarlo a asistir a actividades de tiempo libre: judo,
danza, música…
¿CÓMO PUEDO AYUDAR A MI HIJO A ESTA EDAD?
Reconócele sus esfuerzos y cosas bien hechas.
Ayúdale a desarrollar sus responsabilidades a través de algún
pequeño encargo familiar.
Dale razones que pueda entender.
Razónale lo que está bien y mal y por qué.
Explícale cómo se portan los buenos compañeros.
Enséñale sencillas reglas de urbanidad y buen comportamiento.
Manifiéstale de forma positiva y en los momentos adecuados
que vosotros sois la autoridad.
Anímale a practicar algunos deportes que mejoren su
coordinación.
Léele cuentos y que él te los cuente.
Alábale cuando dice la verdad.
Refuérzale los hábitos de orden, especialmente con sus
juguetes y habitación.
Habla mucho con él y sobre todo escúchale (dialogad).
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