Karma y la justicia divina

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Karma y la justicia divina
Karma es un vocablo sánscrito que significa “acción” o “hecho”. Desde la
cosmovisión de algunas religiones como el budismo y el hinduismo, el karma
constituye la energía que deriva de cada una de las acciones del ser y que
condiciona a cada una de sus encarnaciones hasta lograr la perfección.
La ley del karma, por lo tanto, se basa en la perspectiva de que cada
reencarnación es influida por los actos realizados en otras vidas. Las
palabras y los pensamientos, como elementos creadores por excelencia,
también condicionan el karma.
Dharma es una palabra sánscrita que significa “religión” o “conducta piadosa
correcta”. No es lo contrario de karma, aunque en algunos escritos se la
entiende así. El dharma alude a la manera correcta de hacer las cosas. El
karma a hacer las cosas.
Algo que veo muchas veces repetido en comentarios en redes sociales es la
idea de que quien en esta vida hace algo, que a juicio de quien lo comenta es
malo, negativo, triste, engañoso y cuanta palabra contraria al bien quieran
imaginar, está cargándose con ello un karma terrible y quien es objeto de
esas acciones desgraciadas es casi un santo que se “inmola”… eso sí con
“desapego” que queda muy bien visto.
Hoy, como tantas otras veces leí en un grupo de sanación que alguien estaba
muy sensibilizado con lo que le había pasado a su hija en su trabajo, decía
que el jefe la había maltratado por tener dinero y pedía justicia divina para
ella.
Por supuesto que estoy a favor de la justicia siempre! y no me parece bien
que por tener dinero o poder alguien trate mal a otros… pero hay que prestar
atención a cuando hacemos estos decretos o expresamos deseos tan tajantes,
como por ejemplo este de pedir Justicia divina…
Ante los ojos de la mamá, su hija obra bien y es amorosa. Ante los ojos del
patrón no lo sabemos. Aquí como siempre está una de mis frases recurrentes:
Mi verdad, Tu verdad y La verdad. Pero, no me voy por las ramas: démosle
crédito a lo que piensa la mamá, y digamos que efectivamente la pobre chica
ha trabajado bien, y no le pagan y la maltratan porque el empleador actúa
“mal”. Al pedir Justicia Divina invocamos a Dios, estamos poniendo en marcha
la Justicia más Alta, que no se rige por reglas humanas, sino por toda una
serie de principios universales, algunos quizás desconocidos aún para
nosotros. Y si en otras existencias de vida esta misma joven actuó mal con
este hombre? en tal caso, ya se está cumpliendo la Justicia Divina a través
de la Ley del Karma?
Si alguien tiene un compañero que le es infiel, que siempre anda buscando
aventuras, desatiende sus obligaciones conyugales en todos los sentidos…
quién puede decir cuál de los dos actúa deshonrosamente, cuál genera karma o
cuál dharma? Porque no sabemos lo que hubo pactado entre esas almas,
desconocemos la historia de otras vidas entre ellos. Y si antes fue justo al
contrario, la persona engañada era quien mentía, estamos en presencia de un
encuentro de seres para dar equilibrio a la relación de las almas? que ambos
puedan experimentar las dos caras de la moneda, tal vez…?
Tenemos que aceptar que no todo es tan lineal como nos parece, ni tan
evidente como creemos verlo. La inmensa mayoría de quienes estamos encarnados
aún, es porque nuestra alma todavía está desatando nudos, resolviendo temas.
Hemos cometido errores, hemos actuado alejados del bien en muchas ocasiones,
fuera por ignorancia, por despecho, por enojo, por lujuria, por soberbia, o
por el motivo que fuere. Que ahora, con el nivel de conciencia que hemos
alcanzado podamos verlo de maneras más productivas para nuestro espíritu es
maravilloso! que sepamos distinguir lo que hicimos, por qué lo hicimos y qué
cambiaríamos si es que sintiéramos hacerlo, es producto de este aprendizaje
de muchas existencias en la escuelita Vida.
Seamos cuidadosos cuanto sentenciamos que los demás cargarán karma por sus
acciones. Aceptemos totalmente que si pedimos Justicia Divina la obtendremos,
inclusive cuando no sea el resultado esperado, pues no sabemos todo lo que
hay oculto bajo la superficie entre las almas.
Muchas cosas del pasado se pueden conocer a través de regresiones,
meditaciones, lectura de Registros akáshicos, etc. y sirven espléndidamente
para entender y actuar en consecuencia. Y también está la posibilidad de no
entrar a rasquetear en la profundidad del recuerdo, sino simplemente liberar
las memorias con ho’oponopono. Cada uno elige como quiere sanar, con qué
elementos siente que alcanza mejor su paz interior, porque al fin y al cabo,
el camino de la paz es el único posible para destilar el amor que somos.
Te bendigo profundamente, iluminando dharmicamente cada paso. Abrazo infinito
de mi corazón al tuyo, Verónica Heiland ©
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