E l informe enviado a Múnich refirió que Günther había matado a Klitsche en la pelea, siendo posteriormente abatido por Theodor Lohse. Así lo testimoniaron los dieciséis miembros de la sección S, IIromano. Los muertos habían sido cuidadosamente enterrados. Encima de la fosa se había dejado una ardilla cazada previamente a tiros y descuartizada, como pretexto sobre el origen de las manchas de sangre. Expedito estaba el camino de Theodor Lohse. Pasó a administrar y acrecentar el legado de Klitsche. Agitada se volvió su respiración, breve el sueño y amplio el terreno que había de labrar. Organizó una guardia personal de entre cuarenta institutos de enseñanza media. Despachó a los agentes que no fuesen de fiar. Dio charlas tres veces por semana. En media hora se las preparaba con los pasquines de Trebitsch y lo que encontraba en el Nationaler Beobachter. Era también el administrador de los fondos que le daba el comandante Pauli. Pasaba facturas y no facilitaba adelantos, a menos que fueran por sí mismos. Poco a poco se formó la idea de los entresijos que antes sólo había ido descubriendo con los artículos de prensa. Joseph Roth – La tela de araña Día de Libro 23 de abril de 2014