Sexenio democrático. Apruebo Historia

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12.4. El Sexenio democrático (1868-1874): Intentos democratizadores. La revolución, el reinado de
Amadeo I y la Primera República
Fuente: Apruebo Historia
El desprestigio del régimen de Isabel II llevó a una alianza entre progresistas y demócratas, que
firmaron un pacto en la ciudad belga de Ostende, 1866, que incluía el acuerdo para destronar a Isabel II.
(Pactos de Ostende)
Dos años después, en septiembre de 1868 la armada española atracada en Cádiz y dirigida por
el almirante Topete se sublevó, con el apoyo de los generales Prim y Serrano. Comenzó así la Revolución
Gloriosa. El movimiento se extendió con levantamientos populares que ocuparon las plazas de sus
localidades al grito de “Mueran los borbones” y se organizaron juntas revolucionarias locales. Serrano
venció al ejército gubernamental en Alcolea, Córdoba, e Isabel II huía a Francia. La revolución había
triunfado.
En un primer momento el poder político fue ejercido por la Junta Revolucionaria de Madrid,
que confió el poder al general Serrano quien tomó medidas para estabilizar la revolución como la
convocatoria de Cortes constituyentes. Las elecciones dieron la mayoría a la coalición de unionistas,
progresistas y demócratas. Elegidas por sufragio universal, (masculino) confirmaron en su cargo a
Serrano y comenzaron a elaborar un nuevo texto constitucional.
La Constitución de 1869
Es considerada la primera Constitución democrática de la historia de España, destaca por sus siguientes
características:
· Incluye una amplia declaración de derechos: ,sufragio universal masculino libertad de imprenta,
derechos de reunión y asociación, la inviolabilidad de la correspondencia…
· Reconoce la soberanía nacional, de la que emanan los demás poderes.
· La división de poderes. Con gran protagonismo de las Cortes que no sólo legislan sino que también
controlan al gobierno.
· La forma de gobierno será la monarquía, aunque el poder del rey está limitado.
Una vez aprobada (Sancionada) la Constitución, el general Serrano fue nombrado regente y el general
Prim se convirtió en jefe de gobierno.
Era preciso encontrar un candidato para el trono español, se barajaron varios nombres, Prim puso como
condición que debía ser demócrata y no Borbón. Finalmente propuso a Amadeo de Saboya, duque de
Aosta e hijo de Víctor Manuel, rey de Italia. Gracias a las gestiones llevadas a cabo por Prim, Amadeo
aceptó el trono de España. El nuevo monarca tuvo que hacer frente a una difícil situación. El principal
apoyo del rey, el general Prim fue asesinado en un atentado poco antes de que el rey llegase a España.
El rey se encontró con la abierta oposición de los republicanos, de los carlistas que se levantaron en
armas en mayo de 1872, desencadenando la tercera guerra carlista y de los partidarios del príncipe
Alfonso, el hijo de Isabel II.
Tuvo que apoyarse en dos grupos políticos muy distintos:
· El Partido constitucional, liderado por Práxedes Mateo Sagasta, más conservador y partidarios de
detener los avances democráticos.
· El partido Radical, de Ruiz Zorrilla, en el que se encuadraron progresistas y demócratas, partidarios de
reformas audaces.
Además tuvo que enfrentarse a otros dos graves problemas, aparte de la Guerra carlista:
La agitación social ligada al desarrollo del movimiento obrero que llegó a alcanzar un alto nivel de
organización, gracias a la libertad de asociación.
La guerra de los Diez Años (1868-1878) en Cuba.
En tales circunstancias, y tras dos años de reinado, el 11 de febrero de 1873, Amadeo presentaba el acta
de abdicación a la Corona española, regresando a Italia. Ese mismo día, Congreso y Senado, en sesión
conjunta proclamaban la República.
La Primera República transcurrió entre el 11 de febrero de 1873 y el 3 de enero de 1874. En tan corto
espacio de tiempo se sucedieron cuatro presidentes. Además el contexto en el que se desarrolló era
muy problemático.
· Estanislao Figueras fue el primer presidente de la República, en su mandato el desorden aumentó:
intentos de golpe de Estado, constante actividad del movimiento obrero… se celebraron elecciones a
Cortes Constituyentes, en las que triunfaron los republicanos federalistas, aunque nunca se llegó a
promulgar una Constitución republicana. En junio abandonó el cargo y le sucedió:
· Francisco Pi y Margall, que tenía el propósito de instaurar una república federal, pero de forma
ordenada, sin embargo el proyecto no se realizó sobre todo porque hubo que atender a otros graves
problemas, la guerra carlista, alentada por el pretendiente Carlos VII y la insurrección cantonal
promovida por los republicanos federales más exaltados. La rebelión comenzó en julio con la
proclamación del cantón de Cartagena, el movimiento se extendió y se organizaron cantones por toda la
Península, en especial por Levante y Andalucía. Estos hechos le obligaron a dimitir y le sucedió:
· Nicolás Salmerón, con él la República dio un giro conservador, con el apoyo de generales monárquicos.
Los cantonalistas proclamaron entonces un gobierno provisional de la Federación española en
Cartagena y declararon la guerra a Madrid. Salmerón empleó a fondo la fuerza militar y fueron cayendo
uno a uno los diferentes focos, a mediados de agosto la insurrección estaba prácticamente sofocada,
sólo el cantón de Cartagena resistió hasta enero de 1874.
Resulta difícil establecer la ideología y las pretensiones de los distintos focos cantonalistas, parece que
se trataba de impulsar una revolución social con métodos radicales, apoyándose en una mezcla
ideológica: republicanismo, federalismo, socialismo utópico y anarquismo.
Salmerón dimitiría en septiembre por negarse a confirmar dos penas de muerte impuestas por la
autoridad militar.
· Le sucedió Emilio Castelar que actuó con firmeza: aplicó la pena de muerte, llamó al ejército para
imponer el orden, reforzó el poder del Estado y suprimió el principio federal. Para poder llevar esto a
cabo solicitó a las Cortes, y estas se lo concedieron, poderes especiales para gobernar por decreto
durante tres meses. Cuando las Cortes se volvieron a reunir, el 2 de enero de 1874, el gobierno fue
sometido a un voto de confianza y lo perdió.
La posibilidad de que el poder recayera de nuevo sobre los federalistas radicales ofreció el
pretexto para el golpe de estado de Pavía, capitán general de Madrid, que al día siguiente invadió el
hemiciclo del Congreso y disolvió las Cortes.
Tras el golpe de Pavía, la junta de Capitanes Generales nombró jefe de gobierno al general
Serrano, que mantuvo las formas republicanas pero aplicó una política represiva con un claro
protagonismo del ejército.
La inestabilidad del periodo provocó un viraje de la burguesía a posiciones conservadoras y el
fracaso de la república despertó el deseo de de una restauración monárquica.
Los partidarios de la restauración borbónica habían emprendido una activa labor diplomática con el fin
de lograr apoyos internacionales para el hijo de Isabel II, el futuro Alfonso XII, frente a otros posibles
candidatos. El principal defensor de la candidatura del príncipe fue Cánovas del Castillo, que intentaba
que la vuelta a la monarquía fuera el resultado del deseo del pueblo español y no de un nuevo
pronunciamiento militar. Para ello había hecho firmar a Alfonso el Manifiesto de Sandhurst –nombre de
la localidad inglesa donde estudiaba- en el que exponía al pueblo español sus propósitos conciliadores.
Sin embargo y en contra del parecer de Cánovas, el 29 de diciembre de 1874, el general Arsenio
Martínez Campos proclamó rey a Alfonso XII, tras un pronunciamiento en Sagunto, la monarquía
borbónica había sido restaurada mediante un golpe militar.
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