FINALIDAD DE ESTE TRÍPTICO La educación de nuestros hijos e hijas es una tarea común de todos y como tal, debemos asumir y compartir responsabilidades. Familia y colegio educan en valores, actitudes, conocimientos y comportamientos. Por eso, si todos trabajamos en la misma dirección es más probable que dicha educación resulte más eficaz y humana. Ves a tu hijo mirando la tele, dando patadas al balón, hablando por teléfono...todo menos coger un libro y leer. La afición a leer, que los padres y profesores valoramos tanto, parece ser el último recurso para los chicos. Tu primer impulso es echarle una bronca, pero hay otros procedimientos, más lentos, pero más efectivos. La afición a leer ha de actuar por contagio porque cuando se contrae la afición a la lectura, es difícil ya curarse… A pesar de ello, no siempre sabemos cómo ayudar a nuestros hijos e hijas con respecto a la educación escolar. Por eso, se presentan a continuación algunas recomendaciones que permitan orientar vuestra participación con respecto al ciclo y momento evolutivo en el que se encuentran vuestros hijos e hijas en el ámbito de la lectura. ¡A MI HIJO LE GUSTA LEER! DIRECCIÓN PROVINCIAL DEL M.E. E.O.E.P.--- E.A.T. TF. 952692231 MELILLA ORIENTACIONES PARA FAMILIA LA IMPORTANCIA DE LA LECTURA Leer siempre es necesario para resolver la mayor parte de las actividades cotidianas. Necesitamos leer para orientarnos y para estar al día. Constituye la única garantía que tenemos para seguir aprendiendo solos a lo largo de la vida. Gracias a la lectura podemos manejar las tecnologías habituales, como el correo electrónico o Internet. Constituyen la base para la adquisición de otras muchas competencias; leer es comprender, construir conocimiento. Nos acerca al pensamiento, a los sentimientos de otros, nos forma para el aprendizaje, para la vida. IDEAS QUE NOS PUEDEN AYUDAR -Crear en casa un ambiente de lectura. Ver al padre o a la madre con un libro o un periódico en las manos se convierte en una referencia importante del propio comportamiento. Supone además que en la familia hay ratos dedicados a la lectura a los que los hijos se pueden sumar. - Hablar sobre libros. Oír cómo se comenta el interés -o incluso el aburrimiento, por qué no- que suscita la novela que tienes entre manos prolonga la actividad lectora; se crea una transmisión de saberes y de comunicación muy importante para cimentar el gusto lector. - Leer los libros apropiados para tu hijo. Acercarse a la inmensa oferta actual de libros infantiles y compartirlos con los hijos va a suponer para muchos padres el descubrimiento de una literatura rica y variada, que proporciona momentos de conversación e intercambio con los niños. -Buscar entre esta oferta temas que conecten con sus aficiones. Hay libros infantiles sobre muchos campos y dirigidos a mentalidades y edades muy variadas. No hay duda de que sobre lo que le gusta a tu hijo hay también títulos interesantes que le pueden atrapar. - Convertir la tele en una aliada, no en un enemigo. Si la pequeña pantalla es lo que realmente le engancha, hay que fijarse en sus programas y películas preferidos y tratar de buscar libros relacionados con su pasión. Tenemos ya garantizado un mínimo de interés. - Conocer la biblioteca pública del barrio. Los fondos de la sección infantil y juvenil de las bibliotecas públicas ofrecen muchos más libros de los que se puedan comprar en casa. Suelen celebrarse además actividades de animación a la lectura y encuentros con otros lectores. - Incluir en las salidas de compras una vuelta por una buena librería. Aunque no se compre nada, es bueno ver las novedades que han aparecido, o qué hay sobre un autor o un tema que le interesó. - Tratar de averiguar qué tipo de lector es nuestro hijo y respetar sus ritmos. Hay lectores compulsivos, que no paran hasta que hayan terminado el libro. Los hay, en cambio, calmosos. Hay lectores a quienes les gusta releer el mismo libro y los hay ávidos de novedades. Los hay noctámbulos y diurnos. Darle un margen a su manera de leer contribuye a consolidar el hábito. - No empeñarse en que le guste lo mismo que a nosotros. Hay que recordar que se está forjando su gusto por la lectura, no el de papá y mamá. Y hay que saber esperar para dar los libros adecuados en el momento oportuno. - Incentivar a que narre un cuento utilizando sus propias palabras y escucharlo con atención sin corregirlo ni interrumpirlo. - Estimularlo a seguir con los ojos la lectura. Para esto, seleccionar textos con letras grandes e imágenes, para que el niño pueda seguir la lectura con facilidad. - Pedirle que termine la historia de otra manera. - Leerle las lecturas todas las veces que el niño lo solicite, de tal manera que domine el vocabulario, aprenda la secuencia de la historia y se vaya encariñando con los héroes y heroínas de los cuentos. - Ayudarlo a describir qué sienten los personajes de los cuentos, para que entre al mundo emocional de ellos, percibiendo los matices de las emociones. - Cuando el niño tiene más edad, pedirle que muestre sus libros favoritos y que lea aquellas partes que más le gustaron. Es importante que el padre demuestre interés por lo que el niño o niña le está mostrando. LOS SÍ Y LOS NO DE LA LECTURA. SÍ ñ Proporcione al niño materiales de lectura atractivos y que lo motiven. ñ Cuando el niño ha aprendido algo, deje que lo disfrute todo el tiempo que quiera o que necesite para practicarlo. ñ Dele tiempo y espacio para practicar el juego libre, a fin de que desarrolle su creatividad y capacidad para tomar iniciativas. ñ Respete las necesidades de descanso del niño. ñ Valore lo más explícitamente posible cada logro del niño y así aumentará su sentimiento de “ser capaz de...” ñ Frente a las dificultades, simplifique todo lo que sea posible la tarea o solicite apoyo a alguien especializado. ñ Mantenga un cierto nivel de desafío sin sobreexigir. ñ Utilice metáforas positivas que contribuyan a mejorar la imagen personal. NO ñ No obligue al niño a escuchar lecturas sobre temas que no le interesan. ñ No lo presione a que logre etapas de aprendizaje para las cuáles no está maduro. ñ No ocupe todo el tiempo del niño en actividades didácticas para no producirle sobresaturación y rechazo. ñ No insista en actividades relacionadas con la lectura cuando esté cansado. ñ No se centre en los errores que pueda cometer, enséñele en otra ocasión. ñ No se ría de los errores de los niños: son extraordinariamente sensibles a sentirse ridiculizados.