TESOROS DEL ARTE RELIGIOSO 250 CREACIONES DE UNA CULTURA MESTIZA Lo que se proyecta como la más completa exposición de arte religioso en Chile llega al Centro Cultural Palacio de la Moneda. Se inaugura el 13 de marzo. CECILIA VALDÉS URRUTIA Es un viaje en el tiempo. Hacia épocas coloniales de evangelización, de aprendizaje y creación en talleres de maestros y artesanos, que dieron vida a un singular arte ya no europeo sino que mestizo, de un singular sincretismo, que incorpora en las obras paisajes, rasgos, colores y costumbres locales. Entre las 250 piezas que incluye la muestra "Chile mestizo" figuran altares domésticos, cantorales, objetos litúrgicos, documentos y hasta un retablo que se está armando en el lugar. Pero son las imágenes "vivas" en sus comunidades, las que tal vez constituyen el elemento más valioso. De la Basílica de Andacollo, por ejemplo, llega una figura de la Virgen del Rosario, que sale en procesión los primeros domingos de cada mes. De hecho, una decenas de custodios manifestaron su deseo de acompañarla hasta la capital. "Son obras de veneración", afirma la curadora de la exhibición, la historiadora Gloria Cortés. Más aún -agrega Magdalena Pereira-, varias piezas, como las del Altiplano, "siguen siendo cuidadas hoy por sus 'mayordomos'. Un rol que viene desde tiempos coloniales y que es designado por el párroco del lugar". La mirada de la exposición tiene un énfasis antropológico, centrado en la síntesis entre elementos españoles, criollos e indígenas, precisa la curadora. Un cruce que dio lugar a un rico imaginario, que se plasmó en los espacios públicos y privados. Cuzqueña y quiteña Gran parte de las piezas proviene de las escuelas americanas que llegaron a Chile, como las famosas cuzqueña y la quiteña. También hay creaciones locales, que surgen en lugares como Chilóe, el altiplano y los talleres jesuitas. La creación de estas imágenes, en su momento, era supervisadas por un programa iconográfico de la Iglesia. "Muchos de esos maestros artesanos realizaban ayuno, oración y comunión antes de ejecutar la obra. Ese hacer se constituía un acto de devoción", precisa Gloria Cortés. La única pintura íntegramente europea que se expondrá es "Virgen con el Niño entre San Francisco y Santa Clara", realizada en 1602 por Angelino Medoro, un pintor manierista italiano que llegó a América y se transformó en en una de las primeras referencias de lo que se considera el barroco americano. Es el cuadro más antiguo, ejecutado en el Virreinato del Perú, que se conserva en nuestro país. El gran cuzqueño Gil de Castro estará con pinturas como "Virgen de la Merced" y "Santo Domingo". De la serie de la Vida de San Francisco, -una de las más importantes de arte virreinal, que permenecen en el céntrico convento franciscano-, se exhibirán tres obras "que no reflejan el siglo XIII, cuando transcurrió la vida de San Francisco, sino la época en que los artistas pintaron estos cuadros: el siglo XVII. Las vestimentas, el alhajamiento, las costumbres responden a las formas de entonces, lo que tiene aún más valor documental", señala el padre Gabriel Guarda. Maximiliano Coo, experto en arte religioso y anticuario, nos destaca a su vez la hermosa pintura "Calvario cuzqueño", que llega del Museo del Carmen de Maipú, como también la "Sagrada Familia", de anónimo cuzqueño. Coo explica parámetros para identificar un cuzqueño del XVIII, como "los motivos de la Sagrada Familia, la Virgen, el niño, el calvario, la presencia de querubines y guirnaldas". El taller millonario Los Palacios, una particular familia ecuatoriana del XIX que se instaló en Chile, tendrá su espacio en la exhibición. "Eran pintores y escultores liderados por Antonio Palacios (escultor) y sus hijos Manuel y Pedro Pablo. Al principio fueron el enlace entre los conventos y los talleres de pintura de Ecuador y Chile. Luego comienzan a trabajar aquí. Estos artistas, que llegaron muy pobres a Chile, cerca de 1820, se volvieron millonarios. Al regresar a Ecuador, en 1847, compraron un banco en Quito. Se mostrará un Cristo sangrante de Palacios y una pintura de la Virgen para la Iglesia de Santo Domingo, en la que aparece retratado, entre otros, Antonio Palacios junto al prior del lugar y el presidente Prieto. Los jesuitas también fueron propulsores de un arte local. Trajeron maestros desde Alemania. Se instaló una famosa escuela con Juan Bitterich, de quien expondrán el "San Sebastián de los Andes", una de los más bellos volúmenes hechos en Chile. Del altiplano a Chiloé Imágenes muy representativas de la devoción viva y popular y de sus fiestas trae la Fundación Altiplano, que trabaja en la I Región. Una de ellas viene del pueblo de Esquiña, ubicado en la quebrada de Camarones. "Desde su hermosa iglesia, originaria del siglo XVII, que restauraremos -nos cuenta Magdalena Pereira-, traemos una imagen del siglo XIX: Santiago Matamoros". Llega también un Cristo Crucificado del siglo XIX. "Es mestizo porque tiene rasgos más duros, le pintan mucha sangre para generar veneración, como una forma de impresionar". Viene además un "San José con el Niño", de madera y tela encolada. Por su dimensiones, impactará el conjunto del XIX, que llega de la iglesia de Matilla. Una versión de la "Última Cena", con los 12 apóstoles en tamaño natural sentados junto a Jesús. Chiloé es otra zona que conserva una imaginería propia, creada en la isla por la llamada"escuela hispano chilota". Entre las figuras destacan un crucificado de la Iglesia de Caguach y una Virgen de la Purísima. Casas y conventos El espacio privado de devoción estará presente a través de altares domésticos y de fanales. Un subcapítulo mostrará aspectos de la vida conventual femenina. Por ejemplo, su relación con las figuras del niño Dios, que las religiosas vestían y a las que le hacían cantos y versos. Muchas de estas obras proceden de iglesias o conventos de todo el país y de museos regionales. Porque uno de los encantos de este género es que no transporta a la Edad Media sino al mundo del barroco indiano, agrega el restaurador Alejandro Rogazy. El histórico retablo de Azapa La Fundación Altiplano se encuentra terminando una reconstrucción histórica del retablo de la iglesia de San Miguel de Azapa, que se armará por primera vez para esta muestra. Su encargada, la historiadora Magdalena Pereira, partió para ello investigando en Arequipa, donde está gran parte de los libros parroquiales de la región. "Descubrí que la mayoría de estas iglesias tuvieron retablos en madera labrada y dorada con pan de oro. En la zona, sólo queda el de la remota iglesia de Livilcar. Y como la iglesia de Azapa tuvo un retablo similar en el siglo XIX, con unos fondos regionales, propusimos recrearlo. Teníamos en la Fundación un tallador ecuatoriano y en base a Livilcar propuso un diseño para el retablo de Azapa". El padre Guarda recomendó "dar libertad al artesano, como hacían en la Colonia". Se incorporaron elementos como el picaflor, los atributos del santo patrono San Miguel Arcángel (con la espada y balanza); cabezas de querubines y motivos vegetales". El retablo, con una altura de 4,5 metros y casi tres metros de profundidad, luego de su estreno retorna al valle de Azapa. Las piezas que se exhibirán provienen de iglesias, y mu-seos de todo Chile. Esta obra, "San Francisco niño comparte el pan con los pobres" viene del convento franciscano de Santiago y refleja las costumbres del siglo XVII, cuando lo pintaron. Foto:CCPLM