Ministerio de Niños Iglesia Cristiana Mega Zoe Tema:El regreso de Absalón I. Objetivos: Que los niños aprendan que: 1) Los vanidosos, no heredarán el reino de los cielos. 2) Gustemos de sinceridad para expresar afecto a los que amamos. II. Lectura Bíblica (El maestro debe estudiar para preparar la clase) 2 Samuel 14: 13-33 III. Versículo para recordar: Lucas 18:2 IV. Repasar la clase anterior V. Desarrollo de la clase: La mujer ahora empieza otra escena con su astucia. Joab había escogido la mujer más astuta de aquellos lugares. Ahora ella se hace abogada del príncipe Absalón. Claro ella lo hace en humillación para que el rey la siguiera escuchando y no la sacara delante de él. El rey se sorprende pero no se disgusta y sigue la conversación expuesta por esta mujer. Pide perdón y paciencia por lo que ella iba a decirle al rey. Compara el caso de Absalón con el que ella ha fingido ser el caso de su propio hijo. (2 Samuel 14:13) Claro está, si el rey está dispuesto a proteger al hijo de ella, aunque haya matado a su hermano, mucho más debe él proteger a su propio hijo y hacer volver al desterrado. Es de saber que Absalón no mató a su hermano en un momento de furia, sino que fue muy bien planeado. Premeditado por años. Razona con el rey para persuadirle a que haga volver del exilio a Absalón le perdone y le restaure. (2 Samuel 14:13-14) Apela el interés que el pueblo de Israel tenía en él. Apela también a la mortalidad del ser humano. No se nos olvide que ella fue preparada por palabras de Joab. Ella apela también a la mortalidad del ser humano “Porque todos hemos de morir”. Amnón había de morir algún día aunque Absalón no le hubiese dado muerte; y si Absalón ha de ser ejecutado ahora por haberle matado no por eso ha de volver Amnón a la vida. Es lo que la mujer le sugiere a David. Como quien dice; (la muerte de Amnón) “como agua derramadas por tierra” lo que había pasado, no podía volver a recogerse, así que David no tenía porqué seguirle dando vueltas al asunto. El rey cuando la escucha decir que el “pueblo me atemorizó (2 Samuel 14:15) hace saber al rey algo de lo que él no se había percatado antes: que la nación estaba tan disgustada con la severidad del rey con Absalón, que ella tenía realmente miedo de que esto diese ocasión a una insurrección o a un motín general. Ella apela con gran confianza a la sabiduría y a la clemencia del rey. El rey ya sospecha que la mano de Joab está detrás de todo esto y así lo confirma la mujer. (2 Samuel 14:19) El rey lo sospechó de inmediato. La mujer lo reconoció honestamente. Joab tu siervo, él me mando. Dice la verdad. Nos da el ejemplo para hacer lo mismo, de forma que nunca digamos una mentira para ocultar el designio de un plan bien tramado. Es preciso tener el coraje de decir la verdad. “No hay nada que necesite una mentira”. Se dan las órdenes que vuelva Absalón. Joab agradece al rey haberle otorgado el honor de emplearle en un asunto del agrado de todos. (2 Samuel 14:21-22) No demora en cumplir la orden de David, sino que trae inmediatamente a Absalón a Jerusalén. No se ve como puede quedar justificado David en suspender la ejecución antigua (Génesis 9:6 “El que derrame sangre de hombre, por el hombre será su sangre derramada). Con todo aunque le permitió volver del destierro le prohibió volver a la corte, para que no viese su rostro. A fin de que no pareciera que le perdonaba con demasiada facilidad, para mayor humillación de Absalón. (2 Samuel 14:24) Aquí hay algo escrito sobre Absalón, nada se dice de su prudencia, piedad o devoción. Todo lo que se dice de él es: “Que no había en todo Israel ninguno tan alabado por su hermosura como él”. (2 Samuel 14:25) Pobre recomendación de un hombre que no tenía en sí ninguna otra cosa de valor. En su cuerpo “no había defecto”, pero en su mente no había otra cosa que heridas infectadas. Que tenía un hermoso pelo no la cabellera de un nazareo (¡bien lejos estaba él de una vida tan estricta!), sino de un galán. Se la dejaba crecer hasta que no podía soportar su peso y solo consentía en cortarla cuando ya le parecía excesiva su largura; la vanagloria no siente el calor ni el frío y no se queja de cuanto sirva para alimentarla y satisfacerla por incómodo que sea. (2 Samuel 14:26) La pesaba cada año a fin de que se viese cuánto aventajaba a todos en esto. Su peso sería de unos tres kilogramos y trescientos sesenta gramos (de peso real) 8 lbs. No es extraño lo que Josefo decía: era costumbre adobarlo con aceite y polvo de oro. Por tres años había estado Absalón exiliado en casa de su abuelo materno. Ahora estaba prisionero por dos años en su propia casa. (2 Samuel 14:28) Claro que en los dos lugares fue tratado mejor de lo que se merecía. Seguía sin humillarse. Él pensaba que hacían mal en no devolverle su lugar en la corte. Anhelaba ver el rostro de su padre el rey, bajo pretexto que lo amaba. El lo que buscaba era la ocasión de suplantarlo. Sabe que no puede hacerle ningún daño a su padre mientras no aparezca reconciliado con él. (2 Samuel 14:29) La primera etapa para llevar a cabo su complot; esta víbora no puede volver a morder mientras no haya hallado calor en el seno de su padre. Y consiguió lo que quería, no con promesas de reformarse, sino con insultos e injurias. Consiguió que Joab mediase a su favor precisamente haciéndole daño en sus bienes. (2 Samuel 14:30-31) Cualquiera persona en la circunstancia de Absalón habría enviado a Joab un mensaje de gratitud, pero en lugar de esto manda a sus criados que prendan fuego al campo de cebada de Joab. El entiende que a la mala Joab, iba a venir porque por dos ocasiones lo había mandado a venir. ¡Qué extraño que Absalón llegase a pensar que al hacer daño a Joab, conseguiría hacerle interceder por él! Consiguió así venir a Joab. Ahora Joab asustado de la furia de Absalón y su gran atrevimiento y al temer que pusiera al pueblo en contra de él, no solo aguanta esta injuria, sino que intercede por él ante el rey. Envía al rey un insolente mensaje, recobra Absalón su puesto en la corte para ver el rostro del rey. (2 Samuel 14:32-33) Su mensaje fue altivo e imperioso, muy impropio tanto de un hijo como de un súbdito. No apreció el favor que se había dispensado en llamarle del destierro y dejarle habitar en su casa y eso en Jerusalén. Llega a desafiar la justicia del rey: “Si hay culpa en mí, que me haga morir”. Claro que había culpa, había matado a su hermano premeditadamente. Con este mensaje obtuvo lo que deseaba. Ese amor y afecto que David le profesaba le hacía ver en todo esto al rey como si fuese muestra de gran respeto y un enorme anhelo de conseguir su favor cuando en realidad era lo contrario. Absalón al llegar a la presencia de su padre mostró sumisión. “Inclinó su rostro en tierra delante de él” ¡Así era su hipocresía!. David selló su perdón con un beso. (2 Samuel 14:33) VI. Actividad sugerida: Colorear un dibujo de la clase.