46-2011 Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las doce horas con veintiún minutos del día dieciocho de julio de dos mil doce. El presente proceso ha sido promovido a su favor por el señor Douglas Alberto Portillo Díaz, procesado por el delito de extorsión, contra omisiones de la Policía Nacional Civil y la Sala de lo Penal de la Corte Suprema de Justicia. Leído el proceso y considerando: I. El peticionario expone que “…fui arbitrariamente detenido el día 30-09-08 por supuestos agentes de la Corporación Policial, sin que se me mostrara orden escrita alguna, ni se me dijera verbalmente el motivo y menos mis derechos en ese momento ni posteriormente. Que producto de dicha detención ilegal fue procesado por el delito de Extorsión en modalidad agravada, y sentenciado a cumplir la pena de prisión de quince años (…) la cual fue debidamente recurrida, mediante el recurso de casación presentado el día 17-09-09 (…) sigo bajo Privación de Libertad desde el día 30-09-08 y Detenido Provisionalmente desde el día 03-10-08 (…) En tal sentido mi Privación de Libertad se torno ilegal, por considerar en apego a la Ley lo siguiente: El art. 6c. pr. Pn. Derg, de lo relativo a la Detención Provisional, como medida exepcional referente a la Privación de Libertad del imputado, para lo cual establece como tiempo máximo 24 meses para los Delitos graves…” (Sic). II. Conforme lo dispone la Ley de Procedimientos Constitucionales se procedió a nombrar Juez Ejecutor, función encomendada a la licenciada Teresa Mercedes Cornejo Rivas, quien manifestó que respecto a la vulneración atribuida a la Policía Nacional Civil no le fue posible llevar a cabo el análisis que le fue requerido; y en cuanto al alegado exceso en la detención provisional indicó que “…dicha medida fue impuesta al solicitante el día tres de Octubre del año 2008; en audiencia especial de imposición de medidas, la cual fue celebrada en el juzgado especial de instrucción de la ciudad de San Salvador; y desde entonces hasta la fecha el Señor Portillo Díaz ha permanecido en detención provisional, lo que denota el exceso en el límite previsto en el artículo 6 del Código Procesal Penal…” (Sic). III. La Policía Nacional Civil, en el ejercicio de su derecho de defensa expuso mediante nota de fecha doce de abril de dos mil once, que la captura del favorecido llevada a cabo el 1 veintinueve de septiembre de dos mil ocho “es legal y apegada a derecho”, ya que al favorecido se le hicieron saber los motivos de su detención, así como los derechos que la ley le reconoce. Por su parte, la Sala de lo Penal de esta corte, a través de nota de fecha veintinueve de agosto de dos mil once expresó que “…debido a la excesiva carga laboral que afecta a esta Sala, el trámite de este recurso presentó retraso; sin embargo, ya se encuentra fenecido y devuelto al Tribunal de origen (…) de los archivos que lleva esta Secretaría se ha ubicado la respectiva resolución pronunciada por esta Sala, a las ocho horas con nueve minutos del día ocho de marzo del presente año, mediante la cual se declararon INADMISIBLES los recursos de casación interpuestos…” IV. Debe acotarse –de manera liminar– que a partir del día uno de enero de dos mil once entró en vigencia el Código Procesal Penal aprobado por Decreto Legislativo No. 733, de fecha veintidós de octubre de dos mil ocho, el cual de acuerdo con su artículo 505 derogó el Código Procesal Penal aprobado en mil novecientos noventa y seis. En ese sentido, esta sala para los efectos de determinar si ha existido violación constitucional a los derechos reclamados por el solicitante con incidencia en la libertad personal del señor Joya Hernández, se servirá de la referida normativa derogada, en atención a que el proceso penal en el cual se alega ocurrieron tales transgresiones, inició antes de la entrada en vigencia de la actual normativa procesal penal. V. Ahora bien, el peticionario ha planteado dos reclamos. El primero, referido a que no se le hizo saber en el momento de su captura los hechos atribuidos ni los derechos que tenía en calidad de imputado; y por último, el exceso del plazo máximo de duración de la medida cautelar de detención provisional previsto en la ley sin que se hubiese resuelto el recurso de casación interpuesto. Como asunto previo, debe indicarse que esta sala ha insistido en su jurisprudencia que las pretensiones que presenten deficiencias referidas a la ausencia de trascendencia constitucional de la queja, falta de actualidad en el agravio alegado –entre otras-, carecerán de las condiciones que permitan a este tribunal evaluar la propuesta que se efectúa, lo que genera la emisión de un pronunciamiento de improcedencia o sobreseimiento, según la etapa en que se haya identificado el vicio, al inicio o durante el trámite del proceso, respectivamente –véase resolución de HC 1412010 de fecha 5/11/2010-. 2 1. Lo dicho, resulta relevante en este caso, ya que del análisis de la solicitud presentada a este tribunal por el señor Portillo Díaz se puede advertir que si bien reclama sobre la ausencia, en el momento de su captura, de información sobre los hechos atribuidos y los derechos que adquirió en calidad de imputado, en su misma solicitud indica el delito atribuido –extorsión- y el ejercicio de un mecanismo de impugnación tendiente a revertir la sentencia condenatoria impuesta en su contra. Es decir, el inicial desconocimiento que alega respecto de los hechos que le fueron atribuidos y de sus derechos en calidad de imputado, en la fecha de promoción de este proceso constitucional, no generaban efectos en el ámbito de protección constitucional del favorecido, porque es justamente él quien los expone a este tribunal para sostener el otro reclamo que plantea, referido al exceso en el mantenimiento de la detención provisional. Entonces, no basta con la existencia de una supuesta vulneración como la descrita, sino que esta tenga la capacidad de generar en quien la alega una afectación a sus derechos constitucionales cuando inicia la acción de hábeas corpus, ya que de no estar vigente este elemento, esta sala carece del componente objetivo indispensable para analizar y decidir la propuesta efectuada, según se ha indicado. Esto es así, porque la jurisprudencia de esta sala ha sostenido que el agravio constituye uno de los aspectos integradores de la pretensión de hábeas corpus, a efecto de su procedencia; de forma que, cuando se solicita la protección constitucional, la persona debe efectivamente encontrarse afectada en las categorías relacionadas en el artículo 11 inciso segundo de la Constitución, directamente por las actuaciones u omisiones contra las cuales se reclama –véase resolución de HC 22-2011 de fecha 17/6/2011–. Por tanto, en el caso del señor Pérez, concurre un vicio que impide analizar su reclamo, por lo que resulta procedente la terminación anormal del proceso a través de la figura del sobreseimiento sobre este aspecto. 2. A. En cuanto al exceso en el cumplimiento de la medida de detención provisional, es necesario referirse a la construcción jurisprudencial instaurada a partir de las resoluciones HC 302008, de fecha 22/12/2008, y 259-2009, de fecha 17/9/2010, en las que esta sala sostuvo que para determinar la duración de la medida cautelar de detención provisional debía acudirse a lo dispuesto en el artículo 6 del Código Procesal Penal derogado, que señala los límites temporales máximos de la misma: 12 y 24 meses, para delitos menos graves y graves, respectivamente. Lo anterior sin perjuicio de que, de conformidad con la posible pena a imponer y tomando en cuenta las reglas relativas a la suspensión de la pena o a la libertad condicional, la duración de la detención provisional no tenga la aptitud para llegar a tales límites máximos, en los delitos cuyas 3 penas poco elevadas no lo permitan, casos en los que se deberá respetar la regla de cesación de la detención provisional contenida en el artículo 297 número 2 del Código mencionado. Asimismo se indicó que dicho tiempo máximo estaba regulado para la detención provisional durante todo el proceso penal, es decir desde su inicio hasta su finalización, con la emisión de una sentencia firme. Al respecto, esta sala hizo énfasis –sobre todo en la última de las resoluciones mencionadas– en que el proceso penal no finaliza al dictar sentencia condenatoria en contra del imputado, pues a partir de tal resolución este puede hacer uso de los mecanismos de impugnación establecidos en la ley y únicamente cuando aquella deviene firme da comienzo la ejecución de la pena impuesta. Mientras el pronunciamiento no tiene firmeza, la privación de libertad decretada en contra de un imputado tendrá naturaleza cautelar y por lo tanto su imposición deberá cumplir con todos los requisitos constitucionales y legales de la detención provisional. También se determinó que la superación de tal término máximo señalado en la ley para la duración de la aludida medida cautelar supone la inobservancia del principio de legalidad y la garantía dispuesta en el artículo 13 de la Constitución y genera lesión a los derechos fundamentales a la presunción de inocencia y al de libertad física (ver en el mismo sentido resolución HC 69-2011Ac de fecha 7/3/2012. En adición a lo anterior se sostuvo que no existían razones para fundamentar el mantenimiento de la mencionada medida cautelar llegado dicho término. En cuanto a esto último, se indicó que el legislador tiene reserva para configurar las condiciones en que podrá decretarse una orden de detención y este ha señalado como límites perentorios improrrogables los contenidos en el artículo 6 –reforzado con lo establecido en el artículo 297, ambos del Código Procesal Penal–, los cuales son coherentes con la propia configuración y alcances del principio de presunción de inocencia e impiden que la medida cautelar de detención provisional se convierta en una pena anticipada, por lo tanto deben ser observados por los juzgadores. Finalmente, es de añadir que en la referida resolución se estableció que el tribunal encargado del control de la medida cautelar es aquel a cuyo cargo se encuentra el proceso penal respectivo, de manera que cuando este se encuentra en la sede de casación por haberse interpuesto un recurso, es a la Sala de lo Penal a la que corresponde tal actividad. Dicho control implica, entre otros aspectos, la verificación de los plazos dispuestos por el legislador para evitar su transgresión. 4 Lo mencionado se reiteró en la sentencia HC 7-2010, de fecha 18/5/2011, en la que se afirmó que el control sobre las medidas cautelares decretadas dentro de un proceso penal compete a la autoridad judicial que se encuentra conociendo del mismo, cuyas decisiones sobre aquellas pueden ser objeto de impugnación ante otros tribunales en los casos que determina la ley; es decir que la determinación del tiempo de cumplimiento de la detención provisional y del exceso en los plazos legales señalados por el legislador le incumbe al juzgado o tribunal que se encuentra tramitando el proceso penal, pues es este quien lo tiene bajo su dirección y custodia, por ende con facultades plenas para ejercer su función de juzgar y ejecutar lo juzgado y por tanto decidir respecto de la referida medida cautelar. Así, luego de dictada la sentencia definitiva y propuesta la casación, el proceso penal se encuentra en la fase de recursos, en conocimiento de la Sala de lo Penal, que por ser la autoridad a cargo deberá controlar las condiciones de cumplimiento de la medida cautelar, entre ellas su duración, con el objeto que no sobrepase los límites legales previamente establecidos. Dicha atribución al tribunal de casación también tiene sustento en el artículo 50 del Código Procesal Penal derogado, que señala que aquel conocerá de los asuntos específicos ahí enumerados y de los demás que determine el mismo Código y las leyes. Ahora bien, el criterio jurisprudencial anteriormente aludido se ha insistido en diversas resoluciones emitidas por esta sala, entre ellas la sentencia HC 59-2009 de fecha 13/4/2011. En el momento de dictar esta última resolución, el tribunal analizó los efectos que generaría en la decisión de los casos planteados ante esta sala, la interpretación auténtica efectuada por la Asamblea Legislativa en relación con los plazos de la detención provisional, determinando no ser constitucionalmente admisible el motivo invocado por el Órgano Legislativo para computar la detención provisional –de la persona en cuya contra se ha dictado sentencia condenatoria que aún no está firme– con parámetros distintos a los del artículo 6 del Código Procesal Penal derogado; por tanto, para conocer y decidir reclamos planteados en relación con el plazo máximo establecido legalmente para el mantenimiento de la detención provisional se debe estar a lo dispuesto, entre otras, en la resolución HC 259-2009 ya citada. B. Dispuesto el precedente jurisprudencial que servirá de base para efectuar el análisis constitucional propuesto, de conformidad con la prueba incorporada a este hábeas corpus se tiene que al favorecido se le impuso la medida cautelar de detención provisional el día tres de octubre de dos mil ocho, en audiencia especial de imposición de medidas celebrada en el Juzgado 5 Especializado de Instrucción de San Salvador; siendo finalmente condenado a la pena de quince años de prisión por el delito de extorsión el treinta y uno de agosto de dos mil nueve, según consta en la sentencia definitiva emitida esa fecha. Con respecto a tal decisión se interpuso por parte de la defensa técnica del procesado recurso de casación, según escrito de fecha diecisiete de septiembre de dos mil nueve. El aludido medio impugnativo fue dirimido por la Sala de lo Penal mediante resolución de fecha ocho de marzo de dos mil once, mediante la cual se declaró inadmisible el recurso planteado. En virtud de que el delito atribuido al favorecido ‒extorsión‒ es grave, de conformidad con el artículo 18 del Código Penal, el límite máximo que podía cumplir detenido provisionalmente era de veinticuatro meses. Dicho límite fue superado el día dos de octubre de dos mil diez, fecha en la cual el proceso ya se encontraba a cargo de la Sala de lo Penal. De modo que, a la fecha de promoción del presente proceso constitucional –siete de febrero de dos mil once– la detención provisional cumplida por el favorecido lo había sido por más de veinticinco meses, superando así el límite máximo que señala la ley y vulnerando con ello los derechos fundamentales del beneficiado. Cabe añadir que dicha medida cautelar se prolongó hasta exceder a veintinueve meses, tomando en cuenta la fecha en que la Sala de lo Penal declaró inadmisible el recurso de casación, con lo cual hizo variar la situación jurídica del favorecido. En este caso, habiéndose excedido el límite máximo de la detención provisional mientras esa sede se encontraba tramitando el mencionado recurso, correspondía a dicha sala decidir sobre su cesación, pues en ese momento era la autoridad penal encargada del proceso respectivo (véase resolución HC 259-2009, ya indicada). Una vez determinado que a la Sala de lo Penal correspondía emitir la resolución oportuna al advertir el cumplimiento del término de la medida cautelar en análisis, debe añadirse –tal como se ha sostenido en la jurisprudencia de esta sala– que cualquier razón por la que ello no se haya efectuado es irrelevante para efectos de determinar la existencia de una vulneración constitucional como la alegada. C. Ahora bien, este tribunal estima necesario hacer algunas consideraciones relativas al argumento de la autoridad demandada que, a su criterio, justifica su actuar reconocido inconstitucional en esta sentencia. La Sala de lo Penal ha sostenido que el retraso en la resolución del recurso de casación se debió a la “excesiva carga laboral” de ese tribunal; en primer lugar, que en este proceso se 6 reclama la continuidad de la detención provisional a pesar de haber llegado a su límite máximo, según las disposiciones legales pertinentes, y no puntualmente la dilación injustificada en cuanto a los plazos de resolución del recurso de casación. En segundo lugar, esas argumentaciones no son aptas para justificar un retraso en el trámite del proceso penal, ya que sobre el tema de la carga laboral, este tribunal ha indicado, de forma insistente, que el señalamiento de esta como sustento de la dilación en el proceso, no es apto para tener por justificado el retardo en la emisión de la resolución respectiva (ver, por ejemplo sentencias HC 185-2008, de 10-2-2010 y HC 154-2009 de 16/6/2010). Es así que la aludida explicación de la autoridad demandada no se refiere al reclamo decidido por este tribunal pero además, según la jurisprudencia de esta sala, tampoco es apto para justificar el retraso en el desarrollo del proceso penal. VI.- Con relación a los efectos de la presente decisión es de indicar que, dada la variación en la condición jurídica del favorecido respecto a la que tenía al momento de promoverse el presente proceso constitucional, pues actualmente se encuentran en cumplimiento de la pena de prisión impuesta, el acto sometido a control –la detención provisional- ya concluyó, por lo que el reconocimiento de la violación al derecho de libertad personal acá realizado no tiene ninguna incidencia en la condición actual en que se encuentre el señor Portillo Díaz. Por las razones expuestas y de conformidad con los artículos 11 inciso 2º, 12 y 15 de la Constitución y 31 de la Ley de Procedimientos Constitucionales; esta Sala RESUELVE: 1. Sobreséese el presente proceso constitucional promovido a su favor por el señor Douglas Alberto Portillo Díaz, por falta de actualidad en el agravio respecto a las vulneraciones constitucionales que reclama acontecidas en el momento de su captura. 2. Declárase ha lugar al hábeas corpus a favor del señor Portillo Díaz, por el comprobado exceso en la detención provisional, lo que vulneró sus derechos a la presunción de inocencia, defensa y el principio de legalidad, todos ellos con incidencia en su derecho de libertad personal. 3. Continúe el favorecido en la situación jurídica en que se encuentre, en virtud de que actualmente la restricción a su libertad ya no depende de la detención provisional, sino del cumplimiento de la pena de prisión. 4. Notifíquese. 5. Archívese. 7 ---J. B. JAIME --- F. MELÉNDEZ --- SONIA DE SEGOVIA ---E. S. BLANCO R.---R. E. GONZÁLEZ B.---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---E. SOCORRO C.---RUBRICADAS. 8