DIEGO LÓPEZ, llamado EL MUDO (Activo en Talavera de la Reina durante la segunda mitad del siglo XVII) “Hércules y Onfalia” “Sansón y Dalila” Pareja de óleos sobre lienzo, firmados, el primero en la base de la fuente: “LoPez. EL MvDo” Y el segundo en la basa de columna: “Lopez, El Mvdo,” 70.6 x 102.8 cm 70,3 x 102,3 cm. Hércules mató en un acceso de locura a su amigo Iphitus y fue condenado por el Oráculo de Delfos a ser vendido como esclavo a Onfalia, Reina de Lydia y permanecer allí durante tres años. La reina le ordenó vestir ropa de mujer para así disponer libremente de él y hacerlo su amante. A pesar de esta situación Hércules no dejó de cometer hazañas a las órdenes de la reina que le pidió que matara un dragón, que liquidara al peligroso bandido Syleus y que saqueara una ciudad habitada por sus enemigos. A pesar de estas aventuras la orden condenatoria de Apolo constituye un castigo contra la famosa virilidad de Hércules: él que ha vencido al León de Nemea y a la Hidra de Lerna, renuncia a su vida aventurera por una vida domesticada, donde aprende labores “femeninas”, como la costura. Este cuadro lo representa de esta manera, sentado sobre una alfombra en una terraza, descalzo, con barba, lleno de lazos y con un vestido demasiado pequeño para su torso ancho, en el acto de hilar algodón. El único elemento que denota su condición es la clava que reposa en el suelo a su izquierda. A la derecha la reina ataviada con un lujoso vestido de brocado lo observa contemplativa mientras sujeta un abanico, símbolo de distinción. Completa la escena un perrillo faldero acurrucado ante Onfalia, aludiendo a la fidelidad del héroe, y una sirvienta que borda a la derecha. En el segundo lienzo la escena transcurre en una estancia palaciega. El héroe hebreo duerme plácidamente en el regazo de Dalila, mientras esta le corta el pelo con delicadeza y lo deposita en una bandeja que le acerca una sirvienta. Detrás asoma un soldado filisteo preparado para reducir en su momento a Sansón. Poco se conoce de este artista; El profesor Alfonso Pérez Sánchez lo cita en la monografía sobre Carreño como discípulo del pintor al figurar en el testamento de María de Medina como legatario “de un coleto que tenía mi marido”, es decir, Carreño. Antonio Ponz, quien en su “Viage de España”, menciona en su volumen XVIII que era mudo y que se conservan obras suyas en la iglesia, sacristía y camarín de la Virgen del Prado en Talavera de la Reina. La misma información proporciona Ceán Bermúdez en su “Diccionario Historico de los mas Ilustres Profesores de las Bellas Artes en España”. Otras obras de Diego López se han atribuido a Navarrete El Mudo por ser este el sobrenombre que aparece en la pintura.