. ÀLEX GARCIA “Y le sacó el cuchillo por una chocolatina” Tengo 39 años: la edad te permite calcular cómo ir al límite sin pasarte. Nací en Barcelona. Soy regatista transoceánico profesional y entrenador del equipo olímpico. Casado, tres hijos: cuatro bocas que dependen de mis resultados. He dado la vuelta al mundo a vela en regata tres veces y ahora quiero hacerlo de patrón en un barco español RÉCORD MUNDIAL VUELTA AL MUNDO A VELA (62 DÍAS) GUILLERMO ALTADILL “Ñ” bro en cada maniobra. Siempre el primero... –Buen patrón... –...Pero también siempre había otro que era el primero en saltar a por ellas... –¿Ellas? –Las chocolatinas. Y sólo por eso ya te fastidia. Y llega un momento en que hasta encuentras repulsiva su forma de masticar. –Todo muy humano. –...¡Buf! ¡Sí... Lo matarías! Y por eso al final, grandes tripulaciones y proyectos muy sólidos se hunden por desavenencias entre los tripulantes... –¿En plena regata? –Se empieza discutiendo los resultados, después se achacan culpas. Y otro día uno se come la ración de otro y se monta un follón que acaba con todo. –¡Pero ustedes son profesionales! –Gracias a Dios. Hace años era mucho peor. Hoy todos sabemos que nos jugamos la reputación en cada singladura y que no sólo se trata de ser técnicamente competente. Puedes ser muy bueno, pero si eres... –...¿Conflictivo? –Sí, estás perdido. Nadie te embarca. –Pero ustedes ganaron, ¿no? –Con el “Club Med” dimos la vuelta al mundo más rápida de la historia de la navegación a vela... ¡62 días! –Y habrán ganado un pastón... –¡Qué va! Da justito para poder seguir dedicándote... Yo tengo cuatro bocas en casa. –Hombre, pues no sé si compensa... –Cuando acabas estás seguro de que no, pero a los dos meses empiezas a echarlo de menos y a los seis te quieres embarcar como sea. –Usted siempre pica... –Siempre digo que no vuelvo y ésta es ya la cuarta vez que regreso: el lunes me reincorporo en Australia a la Volvo Ocean Race. –¿Qué hace ahora por aquí? –Es culpa de mis riñones. Comemos alimentos liofilizados, y cuando llevas varias ca- La navegación transoceánica por cuenta ajena, incluso para un recordman como Guillermo Altadill, no es que no dé para comer, es que no da ni para merendar. Por eso él tiene la ilusión puesta en diseñar y fletar aquí un nuevo gran bicasco transoceánico para echar un pulso a los monstruos como el “Club Med”, que baten récords de velocidad a 40 nudos o que dan la vuelta al mundo como hizo él en 62 días. Le hace falta, claro, dinero “y los empresarios catalanes cuentan demasiado la pela a fin de mes: necesitaría una gran multinacional española”. De hecho, estuvo a punto de crear su Armada Invencible. “Hemos hablado con el Real Madrid de fletar un gran barco español, pero no se va a llamar Real Madrid: querían bautizarlo ‘Ñ’” pas de ropa bajo la lluvia y la ventisca... Apenas bebemos... –¿Para ahorrarse desbeber? –Sí y para no tener casi que descomer. En fin, que los hábitos a bordo en una regata transoceánica no son lo que se dice saludables. El nefrólogo me ha dicho que tengo un cuadro clínico típico de los astronautas. –Espero que no sea grave. –No. Me voy a medicar rapidito y a volver a la regata. De momento no me he perdido la borrasca del año: un tornado de vientos de 120 nudos que azotó los barcos de cabeza. Algunos se retiraron con las velas desintegradas. Yo estaba al timón y les dije a los tripulantes que había en cubierta que bajarán las velas. Al principio, me miraron como si exagerara, pero en cuestión de segundos el barco estaba acostado y el mar blanco. Poco después sufrí un cólico nefrítico. –¿Y es difícil conseguir que te fichen para poder disfrutar tanto como usted? –Este es un mundillo muy cerrado. Somos un puñado de profesionales de las grandes regatas, quinientos a lo sumo en todo el mundo. Y nos conocemos todos. –¿Y por qué no embarcan mujeres? –Tienen el obstáculo de su menor fuerza física. Es imprescindible en la regata. –¿Y quién pone y quién se lleva el dinero? –Depende de la tele. Si hay tele, hay patrocinadores; si hay patrocinadores, hay dinero; si hay dinero, hay un skipper... –¿El armador? –El que organiza todo y ficha barco, patrón y tripulación. A veces él lo gestiona todo, a veces son personas distintas. El del dinero llama al skipper... O al revés... ¡Je, je! –Pero una regata en televisión... No es muy divertida. –¿Lo era el ciclismo? ¿Y el tenis? ¿Y el golf? Si televisamos la vida a bordo en regata, será máxima audiencia. Ya lo verá. 25 LLUÍS AMIGUET 43184 P asábamos hambre. Teníamos que embarcar el mínimo peso posible. Habíamos cargado raciones para 28 días y ya llevábamos 35... –Al menos en un barco no tienes que andar demasiado... –¡No parábamos! En plena regata estás siempre ejercitando tu fuerza física y las raciones son limitadas. Así que se combina el estrés de la competición con el instinto de supervivencia y surgen los roces... –Por ejemplo... –Uno de los tripulantes le sacó un cuchillo a otro peleando... ¡Por una chocolatina...! –¡Qué nivel! –El navajero era ingeniero nuclear, y el otro economista... –...Pero ambos hambrientos... –Y llegas a odiar... Por ejemplo, hacemos guardias de dos horas. Las regatas se ganan de noche y la navegación nocturna es importantísima en las transoceánicas. No sólo la comida, también el sueño hay que racionarlo y pronto empieza a escasear. Pero hay siempre el tipo que se queda calentito y dormidito en el camarote y llega sistemáticamente cinco minutos tarde a su guardia... –¡Hombre... Si son sólo cinco minutos! –Sí, pero tú estás bajo la lluvia y el viento a 14 bajo cero y son cinco minutos hoy y mañana y al otro y al otro... Y un día no puedes más y le montas una bronca y él entonces te chilla que te comiste su chocolatina de ayer... –No olviden llevarse más chocolatinas en la próxima regata... –Ahora nos reímos, pero en esos momentos la chocolatina es lo más serio del mundo. –¿Y la camaradería a bordo? –Sí... A las doce de la noche el capitán Grant sacaba las chocolatinas... –¡Hombre! ¡Grant! ¡¡¡Ha navegado aquí por “la contra” (23/XII/2000)!!! –Grant Dalton... No es un capitán indulgente, pero es el primero en arrimar el hom-