Aula de Cine

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ALGUIEN VOLÓ SOBRE EL NIDO DEL
CUCO
Un estremecedor alegato sobre la libertad y el abuso del poder ejercido
sobre aquellos que son diferentes
FICHA TÉCNICA:
Título original: One Flew Over the Cuckoo’s Nest
Nacionalidad: EEUU
Año: 1975
Dirección: Milos Forman
Guión: Bo Goldman, Lawrence Hauben
(basado en la novela de Ken Kesey y la obra de Dale Wasserman)
Producción: Michael Douglas, Saul Zaentz
Dirección de Fotografía: Haskell Wexler, William A. Fraker, Bill Butler
Montaje: Sheldon Kahn, Lynzee Klingman, Richard Chew
Dirección Artística: Edwin O'Donovan
Música: Jack Nitzsche
Diseño de Vestuario: Aggie Guerard Rodgers
Reparto: Jack Nicholson (Randle P. McMurphy),
Louise Fletcher (Enfermera Mildred Ratched), William Redfield (Harding), Michael Berryman (Ellis),
Brad Dourif (Billy Bibbit), Peter Brocco (Col. Matterson), Dean R. Brooks (Dr. John Spivey), Alonzo
Brown (Miller), Scatman Crothers (Turkle), Mwako
Cumbuka (Warren), Danny DeVito (Martini), Will
Sampson (Jefe Bromden)
Duración: 138 min. (Color)
Oscar 1975 (48ª ed.):
SINOPSIS:
Mejor Película
(Michael Douglas, Saul Zaentz, productores)
Mejor Director
(Milos Forman)
Mejor Actor
(Jack Nicholson)
Mejor Actriz
(Louise Fletcher)
Mejor Guión Adaptado
(Bo Goldman, Lawrence Hauben)
Randle P. McMurphy, un estafador de espíritu libre con fuego en las venas y lengua destada,
cumple una larga condena en una granja-prisión. Fingiendo locura, se las ingenia para ser
trasladado a una institución psiquiátrica, donde se instala con los que él llama los locos. Una
vez allí, su contagioso sentido del desorden choca con la entumecedora rutina. Avisado por el
resto de los pacientes sobre los tiránicos métodos de la enfermera jefe, McMurphy decide declarar la guerra a Miss Ratched.
HOJA INFORMATIVA
Nº 54
Enero 2005
COMENTARIOS:
Sabemos que muchas veces las "adaptaciones" al cine guardan
poca semejanza con las obras literarias de las que proceden.
En algunos casos, el guión las sigue con gran exactitud. En
otros, la coincidencia se limita al título. En Alguien Voló Sobre
el Nido del Cuco (One Flew Over the Cuckoo's Nest), la divergencia entre la novela y la película alcanza niveles propios de
un manicomio. Muy oportunamente, porque la acción se produce en una de tales instituciones. Sin embargo, la obra fílmica
contiene lo que toda adaptación necesita: no la descripción de
los hechos concretos del relato, sino la esencia, el espíritu del
mismo. Es ahí donde se observa la maestría del narrador cinematográfico. Éste es un estremecedor alegato sobre la libertad y el abuso del poder ejercido sobre aquellos que son diferentes. Una crítica descarnada social y política. Miss Ratched se
transforma en el poder arrollador de nuestra sociedad tecnocrática, carente de creatividad, incapaz de reconocer la
diferencia, encarnada con exuberante vitalidad e imaginación desbordada por McMurphy, el pícaro genial, el antihéroe poco virtuoso, marginado pero integro a su manera. Milos Forman, exiliado checo en EEUU desde 1968, consiguió
una espléndida transposición a la pantalla de la homónima narración "undeground" y "contracultural" de Ken Kesey.
Obra que pasó desapercibida en su edición literaria y que luego con los 5 Oscars del film experimentó un merecido
relanzamiento espectacular. Forman utiliza el mundo cerrado de esta institución psiquiátrica para cantar a la libertad
de la persona, oprimida por la estructura social en una situación fronteriza entre la salud y la enajenación psíquica. Y
lo hace desde el conocimiento personal, forjado penosamente por experiencias de su propia vida: fue testigo en su
infancia de la persecución nazi de su padre judío; más tarde, de la guerra mundial y finalmente del estado socialista.
Su formación en las academias de música, arte dramático y cine de Praga durante los años cincuenta, imbuidos de
"realismo dirigido", censura política y vigilancia ideológica, le hicieron ducho en formas de expresión cifradas, en
críticas en clave y en resignación y humor negro. Como toda obra maestra de auténtica creación artística, Alguien
Voló Sobre el Nido del Cuco, llamativo titulo tomado de un canto infantil, es una película con una densísima concentración temática: la locura y la cordura, la opresión y la libertad, el orden y el caos pugnan en sus fotogramas por
imponer sus puntos de vista. El secreto de su éxito consiste en haberse conseguido un estilo expresivo tan asequible
al gran público como a la crítica más exigente. La extraordinaria habilidad de Forman consiste en que implica totalmente al espectador como el auténtico protagonista del espectáculo; contempla una acción muy simple que se encarna en un triángulo de intérpretes: de una parte, el pícaro perfectamente sano aunque aparentemente enfermo, a
quien la vida no ha conseguido domeñar. De otra, su aliado, el piel roja, eco de las fuerzas naturales y del sentido
común originario. Finalmente, la enfermera, que representa a la sociedad aparentemente sana, pero en realidad víctima y verdugo del poder establecido. Con esto la atención del espectador, sus represiones y agresiones, se vuelcan
sobre una pantalla de acción continua, empapada de un humor de todos los colores y en un carrusel de sentimientos,
que van desde la compasión al temor y de la angustia al regocijo más ruidoso. Más allá de ese nivel e íntimamente
relacionado con él emerge para otro tipo de espectadores una descarnada crítica socio-política. En ella Miss Ratched
se transforma en el brazo ejecutor de la sociedad, con poder omnímodo dentro de su dominio, concedido por todos
nosotros
nosotros a cambio de que los “locos”, los inadaptados, no nos molesten y
cuestionen nuestra forma de vida. Esa representación del poder represivo, legal pero totalmente amoral, choca con Mc Murphy, metáfora del
revolucionario, del libertario que lucha con sus armas contra el poder
establecido en un “todo vale” con tal de cambiar las injustas estructuras
sociales. Finalmente, tenemos al Jefe Bromden, encarnación de la resistencia pasiva gandhiana y de la habilidad del sistemáticamente oprimido,
inculto pero obstinado en su rechazo al sistema. Se trata, pues, de una
taimada lucha de clases, que ha transformado el mundo supercivilizado
en un manicomio de alienaciones. Ésta es la clave psicológica, otro fundamental acierto del film. Porque al situarse la acción en una clínica psiquiátrica, donde se practican desde las técnicas más tradicionales (electro-schock y lobotomía) a las más actuales de fármacos sofisticados y
terapia de grupo, se facilita la presentación de una serie de prototipos en
una situación metafórica y subliminal; es decir, de conciencia profunda.
Forman ha sabidoForman
visualizar con absoluta espontaneidad el mundo interior de los enfermos agudos, incurables y crónicos gracias
a personajes de la vida real, presentados sin la menor sofisticación. La velada alusión a la tesis de la antipsiquiatría ("no hay
enfermos mentales, sino víctimas de una sociedad enfermiza")
facilita la transferencia y la identificación, hábilmente manipulada
por
por la recreación del ambiente, la
espléndida banda sonora perfectamente funcional y, sobre todo, las
geniales interpretaciones.
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