Rodelinda, reina de los Longobardos. Ópera en tres actos de Georg Friedrich Händel con libreto de: Nicola Francesco Haym. Estrenada en el Haymarket de Londres, el 13 de febrero de 1725. Programa realizado por Fernando Funes. Edición: Joaquín Rath. Introducción Es indiscutible que Georg Friedrich Händel ha sido una de las cumbres del período barroco y de la música universal, habiendo revolucionado la ópera y la música religiosa de su época, y creando un estilo con un sello distintivo único. Aclamado por el público británico como el gran sucesor de Henry Purcell, Händel fue el primer gran compositor en utilizar el recurso musical de la homofonía de forma innovadora. A diferencia de la técnica del contrapunto barroco todas las líneas sirven a una línea principal, dando cohesión y una fuerza armónica insospechada hasta este momento a la melodía armonizada. En su inmenso legado musical, síntesis de los estilos alemán, italiano, francés e inglés de la primera mitad del siglo XVIII, su obra comprende 42 óperas serias en el estilo italiano, 26 oratorios, dentro de los que se cuentan tanto sacros como profanos, además de un gran catálogo de obras orquestales y corales. Otro aspecto revolucionario de Händel es el de ser pionero en concebir un arte orientado a satisfacer a un amplio espectro del público, y no necesariamente los intereses estéticos de la nobleza o de protectores artísticos. Ésta novedad tiene repercusiones políticas. La oposición creará productos artísticos para intentar neutralizar el nuevo foco estético. El primer intento fue a través del bolognés Giovanni Bononcini (1670-1747) quien logra proyectar una cierta sombra sobre el arte de Händel con su ópera GRISELDA de 1722. Más difícil fue imponerse frente al compositor Nicola Porpora (16861768), quien a diferencia de nuestro músico creó un tipo de “Ópera para la Nobleza”, y compartió con Händel los escenarios del Teatro Haymarket de Londres. Händel nació en la ciudad alemana de Halle, el 23 de febrero de 1685. Aunque viviera en Italia desde 1706 hasta 1710, a partir de 1712 adquiere ciudadanía británica, fijando su residencia en la ciudad de Londres. Luego de la composición de su último oratorio, JEPTHA en 1751, Händel aquejado por la ceguera, y fallece en Londres el catorce de abril de 1759. Las 42 óperas que compuso, fueron concebidas entre 1705 y 1741 fueron compuestas en el estilo italiano mientras sus oratorios, piezas de un poder dramático mucho mayor evidencian la influencia del compositor inglés Thomas Arne (1710-1778), y fueron escritos en lengua inglesa. Su labor como compositor operístico dio comienzo en 1705 con ALMIRA, cuya escena de la prisión demuestra el talento dramático del músico en su primera época, y culmina con DEIDAMIA en 1741, que ya no fue recibida con gran entusiasmo, dado que el gusto del público había variado. De esta primera etapa podemos mencionar también AGRIPPINA de 1709, RINALDO, una de sus más logradas producciones óperísticas, que se convirtiera en su primer éxito en suelo inglés en 1711. Su inmortal GIULIO CESARE IN EGITTO, sigue ocupando los carteles teatrales hasta el día de hoy, desde su estreno en 1724, así como la pastoral ACIS Y GALATEA de 1731, que también ha gozado de gran popularidad. Para las óperas del siguiente período, compuestas para la Academia Real de Música, el compositor debió someterse a los caprichos de las dos sopranos del momento, Faustina Bordoni y Francesca Cuzzoni, hasta que a partir de 1730 cansado de los desplantes de divismo y los requerimientos de la Academia, comienza componer óperas fantásticas y heroicas. A este grupo pertenecen PARTENOPÉ de 1730, ARIODANTE de 1735 y ALCINA, su gran éxito de 1735. Sus óperas posteriores a 1737 no presentan el brillo característico de las anteriores, con la excepción de JERJES, una obra maestra que alterna pasajes cómicos y dramáticos, compuesta en 1738. A partir de 1730, además de haber compuesto las óperas mencionadas, Händel focalizó su atención en los oratorios dramáticos, produciendo piezas de elevada calidad musical, y religiosa. Sus oratorios SAÚL e ISRAEL EN EGIPTO consagraron su fama en Londres en 1739, que preceden al gran triunfo de EL MESÍAS, estrenada en Dublín en 1741, obra que se convirtiera en una de las composiciones favoritas de la música religiosa de todos los tiempos. SANSÓN de 1743, HÉRCULES de 1744, y la poderosa THEODORA de 1749 son sublimes ejemplos de esta forma que el músico dominara a la plenitud. Una excepción es SEMELE, concebida como oratorio profano en 1743, pero que suele representarse también como ópera. Ubicada entre el exitoso TAMERLANO de 1724 y la no tan aclamada SCIPIONE de 1726, RODELINDA, nuestra ópera de esta noche, es una de las mejores composiciones operísticas del músico alemán. En ella el compositor se adhiere a las formas tradicionales de la ópera italiana de la época, cuyo canon dominaba en lo que respecta al canto de los solistas. El canto solista se expresaba emocionalmente, especialmente en los recitativos que precedían a las arias. Las arias por su parte eran escritas para su repetición luego de la exposición inicial y los pasajes corales normalmente eran los que concluían las obras. Tanto RODELINDA como su predecesora TAMERLANO, contienen importantes roles para la voz del tenor y fueron compuestos especialmente para el tenor Francesco Borosini. Aquí Händel rompe también con una tradición, ya que los roles heroicos eran normalmente confiados a los castrati. Es interesante señalar como el compositor distingue mediante los tonos de voz a los personajes positivos de los negativos y no por el registro de voz. La voz de Grimoaldo por ejemplo, un agente del mal es confiado a un tenor, mientras que un personaje luminoso, como Bertarido, fue compuesto originalmente para un castrati, y es interpretado en esta versión por la mundialmente famosa mezzosoprano canadiense Maureen Forrester. El libreto de Nicola Francesco Haym se halla basado en un libreto primigenio de Antonio Salvi, quien tomara la historia de la tragedia Petharite, roi des Lombards, de Pierre Corneille. La trama cuenta la historia de los Lombardos, un pueblo europeo rico y poderoso, que invadiera el norte de Italia en el siglo VI, y gobernara allí por dos siglos. Händel muestra en esta admirable partitura su notable habilidad de conferir los diferentes perfiles psicológicos de los personajes, mayormente a través de las abundantes arias, entre las que encontramos L’empio rigor del fatto, a cargo de Rodelinda, Lo faro, diro spietato, para el personaje de Edvige y Di Cupido impiego i vanni, para Grimoaldo, todas ellas en el primer acto. En dicho acto se halla también el punto álgido de la ópera: El aria del destronado rey Bertarido Dove sei, amato bene?, perteneciente a la sexta escena. El acto segundo presenta el aria de Unulfo Fra tempeste funeste, y el emotivo dúo entre los dos esposos reunidos. Finalmente en el acto tercero encontramos el aria de Grimoaldo Pastorcello d’un povero armento, y Vivi, tiranno!, que canta Bertarido en la octava escena. Argumento La acción transcurre en Milán, a principios del siglo XVIII. Acto Primero Una habitación en los apartamentos de la reina. Grimoaldo, duque de Benvenuto, ha derrotado en batalla a Bertarido, el legítimo rey de Milán, y usurpado su trono. Al abrirse el telón, vemos a la reina lamentando la supuesta muerte de su esposo, el rey Bertarido, luego de una larga noche de insomnio. No sabe que en realidad el rey no ha muerto en exilio, sino que se halla con vida en las cercanías del palacio, aguardando el momento preciso para ejecutar su venganza sobre el traidor Grimoaldo. Éste propone matrimonio a Rodelinda, pero la fiel esposa firmemente lo rechaza. Grimoaldo consulta entonces a Garibaldo, duque de Turín, sobre cuál sería la mejor manera de deshacerse de Edvige, la hermana de Bertarido, que le ha sido prometida en matrimonio. Garibaldo promete ayudarlo. Edvige reprocha a su prometido por sus avances amorosos a la reina, pero éste le responde que está harto de ella, y que va a casarse con otra persona. La desesperada Edvige da rienda suelta a su furia, mientras que Garibaldo revela en una vigorosa aria sus aspiraciones a su mano, y por consiguiente, al trono mismo. La escena tiene lugar en un cementerio, donde se hallan las tumbas de los reyes de Lombardía. El afligido rey Bertarido, disfrazado, contempla la tumba que el perverso Grimoaldo le ha preparado. Suspirando, recuerda a su amada esposa en la célebre aria Dove sei, amato bene, que es la más famosa de la partitura. Cuando Rodelinda y su hijo Flavio se aproximan para colocar una corona floral sobre la tumba, el fiel amigo Unulfo previene a Bertarido de que no hable con ellos, ya que todavía no es el momento de revelar la verdad. Cuando ambos hombres se ocultan tras un mausoleo, Rodelinda revela sus sentimientos en un hermoso larghetto. Para furia del oculto rey, Grimoaldo se presenta y dice a Rodelinda que a menos que contraiga nupcias con él, su hijo será asesinado. En un tempestuoso allegro, la reina da su consentimiento momentáneo, pero jurando que tendrá la cabeza del tirano como premio. Grimoaldo y su consejero pactan ayudarse mutuamente ante los planes de la reina. Unulfo consuela al desolado monarca, pero éste, entristecido cree que su esposa lo ha dado por muerto. El acto concluye con una hermosa aria para Bertarido, Confusa si miri l’ infida consorte. Acto Segundo Una habitación en el palacio de Grimoaldo. Edvige clama venganza contra su traidor prometido. Rodelinda reitera su negativa de casarse con el tirano, evidenciándolo como un monstruo sanguinario. Grimoaldo expresa su total sometimiento amoroso a la reina en su aria Prigioniera ho l’alma in pena, mientras que en otra aria, Garibaldo expone a Unulfo sus maquiavélicos planes, dejándolo apenado por lo sordidez de la situación que se ha generado. La escena cambia a un bosque cerca de la ciudad. En otro bello larghetto, Bertarido invoca a la naturaleza circundante a compartir su dolor, ya que cree que Rodelinda lo ha traicionado. Entra Edvige, y luego de recuperarse ante el impacto de ver a su hermano vivo, le dice que Rodelinda es la personificación de la fidelidad. Ante sus palabras y las de Unulfo, el atribulado rey cambia de ánimo al ver que el destino le sonríe. En ésta escena volvemos a los aposentos de la reina nuevamente. Unulfo le hace saber que Bertarido vive, y ésta expresa su inmensa alegría en su aria Ritorna, o caro e dolce mio tesoro”. Los esposos se reúnen y cantan su felicidad. Pero en éste momento Grimoaldo entra impetuosamente y dice a Bertarido que se despida de ella, ya que lo espera una sentencia de muerte, dando rienda suelta a su furia homicida. En una vigorosa aria de bravura, Bertarido consuela a Rodelinda y el acto concluye con un dúo de gran ternura “Io t’abbraccio, e piu che morte”. Acto Tercero Edvige entrega a Unulfo una copia de la llave del calabozo donde se halla preso el rey Bertarido, y reflexiona sobre el peligro de la misión de rescatarlo en su aria Quanto piu fiera tempesta freme. Mientras tanto, los dos villanos se hallan agitados ante las posibles consecuencias de la muerte de Bertarido en sus respectivas ambiciones. En la celda de Bertarido, el rey canta acerca de la crueldad del amor en su aria Chi di voi fu piu infedele. En ese momento, Unulfo arroja por la ventana una espada para liberar al monarca. Pero en medio de la oscuridad y la confusión, Bertarido hiere a su amigo cuando éste entra en la prisión, y ambos escapan por un pasadizo secreto. Rodelinda y Edvige encuentran la capa ensangrentada de Bertarido, creyendo que lo han ajusticiado. En una desesperada aria, la reina pide al cielo explicaciones acerca de por qué debe soportar tanto sufrimiento. En los jardines del palacio, Bertarido cura la herida de su amigo Unulfo y canta gozoso sobre su nueva libertad. En una brillante escena, “Fatto inferno è il mio petto”, Grimoaldo sufre una crisis de consciencia, revelándose como el débil tirano impulsivo que en realidad es. Entonando una hermosa siciliana, decide transformarse en pastor. Cabe acotar que la moralidad imperante en el siglo XVIII, desenlaces de este tipo en los que un personaje se redime de este modo. Grimoaldo, cae entonces extenuado al suelo, y se duerme profundamente. De éste modo, Garibaldo intenta asesinarlo por su propia espada. Pero Bertarido llega a tiempo y da muerte al traidor consejero. Ante tal acto de bondad, Grimoaldo se arrepiente definitivamente de sus crímenes, cede el trono a su genuino ocupante, y olvida su pasión por Rodelinda. En un triunfal coro, al que se unen las voces de los solistas, todos celebran la nueva felicidad encontrada. Reparto Histórica versión registrada en la ciudad de Viena en 1964 BERTARIDO, rey de Milán RODELINDA, su consorte EDVIGE, de ésta GRIMOALDO, un usurpador del trono GARIBALDO, duque de Turín y cómplice de éste último UNULFO, fiel a Bertarido contralto, Maureen Forrester soprano, Teresa Stich-Randall mezzo soprano, Hilde Rössl-Majdan tenor, Alexander Young bajo, John Boyden contralto, Helen Watts Coro y Orquesta Sinfónica de Viena, bajo la dirección de BRIAN PRIESTMAN.