Costa Rica, declarando la paz al mundo Para actividad de la UIP en Ginebra En mi calidad de Presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales y Comercio Exterior y de la Comisión de Derechos Humanos de la República de Costa Rica, agradezco la invitación de la Unión Interparlamentaria y a los organizadores de este Foro en la ciudad de Ginebra. Deseo empezar esta participación, recordando las palabras de la poetisa japonesa Ryoichi Sasakawa, quien dijo: “Dichosa la madre costarricense que sabe que su hijo al nacer jamás será soldado” Esta frase se encuentra inscrita en el Monumento a la Paz que se encuentra en el campus de la Universidad para la Paz, de las Naciones Unidas, que tiene su sede en mi país, Costa Rica. Desde hace 65 años, precisamente, cada primero de diciembre, Costa Rica celebra uno de los acontecimientos más significativos de su historia, uno de los hitos más importante de su vida civilista en la búsqueda y consecución de la paz y la democracia: la abolición del ejército como Institución permanente. Señalaba el célebre político inglés Winston Churchill que: “La guerra es una invención de la mente humana”. De igual forma, el poeta griego de la Antigüedad, Homero, indicaba que “Los hombres se cansan antes de dormir, de amar, de cantar y de bailar que de hacer la guerra”. Rompiendo esa tradición, de prácticamente la mayoría de la historia de la humanidad, nosotros, los costarricenses, nos atrevimos a declararle la paz al mundo desde ese mítico primero de diciembre de 1948. Así lo ha reconocido la Sala Constitucional costarricense al indicar que El pueblo costarricense, cansado de una historia de muerte, enfrentamientos, de dictadores y marginación de los beneficios del desarrollo, eligió libre y sabiamente, a partir de mil novecientos cuarenta y nueve, recoger el sentimiento que, desde hace mucho acompañaba a los costarricenses, de adoptar la paz como valor rector de la sociedad. En esa fecha se cristaliza ese cambio histórico; se proclama un nuevo espíritu, un espíritu de paz y tolerancia. A partir de entonces simbólicamente el cuartel pasó a ser un museo o centro de enseñanza y el país adopta la razón y el derecho como mecanismo para resolver sus problemas interna y externamente. Asimismo, se apuesta por el desarrollo humano y proclamamos nuestro derecho a vivir libres y en paz. Ese día esta nación dio un giro; decidimos que cualquier costo que debamos correr para luchar por la paz, siempre será menor que los costos irreparables de la guerra El 1º de diciembre de 1948, el General Figueres, victorioso en la guerra civil de ese año, disolvió el ejército en Costa Rica. En una emotiva ceremonia efectuada en lo que hoy es el Museo Nacional, de la cual fueron testigos, estudiantes, miembros del cuerpo diplomático y personalidades nacionales, el presidente de la Junta de Gobierno, José Figueres Ferrer, anunció al mundo que Costa Rica abolía el ejército y como prueba testimonial, se cerraban los cuarteles para dar cabida las escuelas.-Simboliza este hecho el fin de una era castrense y se iniciaba otra en la que la seguridad y la educación serían prioridades del gobierno. Señalaba Gandhi que “La violencia es el miedo a los ideales de los demás”. De ahí que, la formación ciudadana y la educación son la mejor forma para resolver nuestros propios miedos y, así, seguir transmitiendo los valores de la cultura de paz que deben caracterizar la convivencia humana y que debemos mantener vigentes. Sobre este tema, Costa Rica ha adoptado el axioma de la no violencia es vital para construir espacios de convivencia ciudadana, paz y posibilidades de desarrollo pleno de todas las capacidades y potencialidades de los individuos, dentro de la sociedad. En el marco del respeto del derecho internacional y fortalecimiento de los órganos multilaterales, la República de Costa Rica ha promovido, históricamente, una política exterior propositiva que nos permite hacerle frente a los desafíos y aprovechar las grandes oportunidades. Eso es reflejo de lo que ya, desde hace más de medio siglo, ese gran costarricense que fue el Presidente José Figueres señalaba que el país debía desarrollar: “Una política externa inteligente, que mantenga inquebrantable nuestra adhesión a las causas nobles de la humanidad”. El respeto a los Derechos Humanos, por el que claman muchos pueblos, es uno de esos aspectos, que hacen de nuestro país, una fuente de luz propia que alumbra el sendero de las relaciones internacionales. Costa Rica, a pesar de ser un pequeño país, es reconocido como una potencia en cuanto al respaldo de la protección a los Derechos Humanos. Esto se ha logrado, a través de nuestra historia, fundamentando nuestra Política Exterior en la aplicación de principios como la paz, la juridicidad, la democracia, el respeto de las libertades fundamentales, la promoción del desarme, el compromiso con el desarrollo y la protección del medio ambiente. Recordemos, en cuanto a este tema, las palabras del gran humanista indio, que indicaba que “La no-violencia es la mayor fuerza a la disposición de la humanidad. Es más poderosa que el arma de destrucción más poderosa concebida por el ingenio del hombre”. Deseo agradecer la invitación que se me brindó para representar a mi país y lo hago recordando las palabras de una gran luchadora por la paz, Eleanor Roosevelt que señalaba que “No basta con hablar de paz. Uno debe creer en ella y trabajar para conseguirla”. Y, concluyo, señalando que, personalmente, soy un absoluto convencido en que este es el camino que se ha de seguir para alcanzar esta noble meta.