Absolutismo monárquico Concepto Se ha llamado absolutismo monárquico al sistema político de gobierno vigente en Europa entre los siglos XVII y XVIII caracterizado esencialmente por la concentración de todos los poderes del Estado en una persona, el monarca, quien poseía tales poderes de forma ilimitada, es decir, sin tener que sujetarse a ninguna otra persona, ley o parlamento. Comenzó a gestarse en el transcurso del siglo XVI, en el marco de la expansión de la hegemonía europea Diferencias con las Monarquías Medievales A diferencia de las monarquías de la etapa medieval, los regímenes europeos del periodo absolutista tuvieron la característica de estar dirigidos por personas dotadas de fuerte personalidad, con gran capacidad y preparación para ejercer el gobierno de manera eficiente. Este rasgo es fundamental para entender cómo esos monarcas pudieron aumentar su poder y mantener el control sobre todas las fuerzas políticas, económicas y sociales de la nación que gobernaban, hasta constituir un dominio absoluto sobre sus súbditos. Justificación del absolutismo monárquico. El poder absoluto de los monarcas estuvo respaldado ideológicamente por el derecho divino de los reyes, creencia según la cual toda autoridad procede de Dios y es otorgada por Él a sus representantes en el gobierno de cada país. Por lo tanto, los monarcas creían tener el derecho, por voluntad divina, de dictar las leyes que consideraran necesarias para mantener la autoridad sobre sus pueblos, leyes a las que los reyes no estaban sujetos, puesto que únicamente debían rendir cuentas ante Dios Características esenciales. 1. Ubicación temporal. Se ubica en un periodo específico, comprendido entre los siglos XVII y XVIII. 2. Concentración de los poderes en una sola persona. Todos los poderes del Estado se concentran en un monarca, dotado de fuerte personalidad, con gran capacidad y preparación para ejercer el poder de manera eficiente. 3. Justificación religiosa. Se apoya en el derecho divino de los reyes, respaldado por los diversos niveles de la jerarquía eclesiástica, católicos principalmente. 4. Justificación teórico-filosófica. El absolutismo es respaldado por teorías filosóficas que justifican el poder absoluto como razón de Estado. 5. Situación de crisis. Se presenta en momentos de crisis en que coinciden al mismo tiempo conflictos de diversa índole: social, política, económica, religiosa. 6. Necesidad de orden interno. Esta característica, ligada estrechamente a la anterior, se refiere a la necesidad de garantizar el orden interno, para alcanzar el desarrollo económico y enfrentar ventajosamente las amenazas del exterior. 7. Formación de una nueva burocracia. Se crea y se fortalece una nueva burocracia integrada por funcionarios extraídos de la baja nobleza (nobleza de toga) que desplazan a la alta nobleza, la cual, atraída por el monarca hacia la vida cortesana, es marginada de la vida política e incluso desatiende sus antiguos deberes locales como señor feudal. 8. Fortalecimiento del ejército. Las numerosas guerras internacionales del periodo obligan a los monarcas a fortalecer el ejército y aumentar el número de soldados, para lo cual recurre a la contratación de mercenarios. 9. Participación de los estamentos. Se da una escasa o nula participación de los grupos estamentales organizados en Asambleas, Estados Generales o Parlamentos, organismos que en ocasiones son incluso disueltos por los monarcas.