Luis Pino Moyano Lic. En Historia. Crisis económica severa: “galopante carestía de las subsistencias, crisis del viejo sector minero exportador, desnacionalización de la nueva gran minería del cobre, decadencia de la industria salitrera, caída en picada del valor de cambio del peso chileno, aguda escasez de oro y letras en oro sobre Londres, caída mundial del precio del trigo y agotamiento terminal del sistema de haciendas, privatización corrupta de los recursos fiscales, especulación desenfrenada en la bolsa” (Gabriel Salazar). • Cuestión Social: “pobreza, altísima mortalidad infantil, masivas enfermedades ‘sociales’, violencia delictiva, alcoholismo, prostitución, impotencia de la ‘caridad cristiana’, huelgas, masacres de trabajadores, etc.” (Gabriel Salazar). • Desprestigio de la oligarquía gobernante, de los partidos políticos, del ejército e incluso de la Constitución de 1833. • La crisis económica social se venía experimentando desde 1873. • Creación de un ministerio del Trabajo. • Fomento de la primera enseñanza. • Estabilidad de la moneda. • Impuesto directo a la renta. • Solución de los problemas de Tacna y Arica. “El candidato Alessandri, que daba la mano, abrazaba, se emocionaba hasta las lágrimas cuando se mezclaba al pueblo doliente, era un fenómeno absolutamente inédito. Esta modalidad de aproximación directa a los partidarios –intentada sin éxito en el siglo XIX por Vicuña Mackenna-­‐ constituyó una innovación en las prácticas electorales seguidas hasta entonces. El nexo afectivo entre Alessandri y sus partidarios, fue reconocido por sus más tenaces adversarios, fue decisivo en el surgimiento del mesianismo que caracterizó a la campaña de 1920, y que marcó un hito en la tendencia hacia la movilización de masas por obra de un caudillo” (Villalobos, Silva G., Silva V. y Estellé). • Arturo Alessandri Palma (Alianza Liberal): 889.810 votos. • Luis Barros Borgoño (Unión Nacional): 819.892 votos. • L u i s E m i l i o R e c a b a r r e n (Partido Obrero Socialista): 681 votos. • Numerosos reclamos para impugnar la elección. • Según la Constitución de 1833 el Congreso Nacional debía dirimir los resultados, actuando como Tribunal Calificador de elecciones (la Alianza Liberal era minoría en el Parlamento). • M e d i a n t e p r e s i o n e s p o l í t i c a s d e l alessandrismo y de las masas, y por temor a la movilización de masas, se creó un Tribunal de Honor que sesionó durante poco más de un mes. • Diariamente se reunían fuera de la casa de Alessandri alrededor de 10 mil personas, que eran arengadas por el candidato. • “Las masas se volcaron a las calles, al tiempo que los partidarios de Alessandri advertían que, en caso de no reconocerse la victoria de su líder, estallaría la revolución” (Correa, Figueroa, Jocelyn-­‐Holt, Rolle y Vicuña). • Se declaró vencedor a Alessandri. • Las reformas sociales que había prometido Alessandri estaban entrampadas en el Congreso, donde se debatían infructuosamente (por ejemplo, un proyecto de Código del Trabajo). La oposición era mayoría. • Hizo caso omiso de la censura de sus ministros. • Intervino personalmente en los debates parlamentarios. • Alentó disputas entre ambas Cámaras. • Ocupó la prensa para manifestarse a favor del régimen presidencialista. • Movilizó a las masas, incluyendo a los cesantes de los albergues públicos, para amedrentar a sus oponentes. Los hacía reunirse frente a La Moneda desde dónde les hablaba con una retórica apasionada. • No se privó de hablar con el Ejército por la necesidad de reformar el régimen político. • Intervino electoralmente en la campaña parlamentaria de 1924, acompañando en una gira a los candidatos de la Alianza Liberal, la que logró la mayoría en el Congreso. • Fue precipitada por las mismas fuerzas del alessandrismo. • Dichos parlamentarios se negaron a considerar reajustes de remuneraciones para los empleados públicos y los militares por la escasez de recursos fiscales, iniciando la discusión de un proyecto de ley para adjudicarse una dieta parlamentaria. • Con ello colmaron la paciencia de los militares. • Primeros días de septiembre de 1924: En la sesión en la que el Senado iba a aprobar la dieta parlamentaria, un grupo de oficiales se hizo presente en las galerías del Congreso. Allí hicieron sonar sus sables en el suelo. Ese hecho es conocido como ruido de sables. Es un hito que marca el fin de la subordinación política de los militares. • Alessandri aceptó reunirse con una delegación de los oficiales descontentos. El mayor Carlos Ibáñez del Campo redactó un documento conocido como “Manifiesto del 5 de septiembre”. Exigía: • Reformas a las leyes orgánicas del Ejército, aumento de sueldos, exclusión de las FFAA de asuntos de política interna y que el Ministro de Guerra fuera siempre un militar. • Veto a la dieta parlamentaria, despacho de la ley de presupuesto, despacho del Código del Trabajo y demás leyes sociales y establecimiento del impuesto a la renta. • La renuncia de tres ministros y reforma constitucional que concediera mayores atribuciones al Ejecutivo. • El Congreso en un solo día, el 8 de septiembre, aprobó sin discusión 16 proyectos de ley, dentro de los cuales se contaba el presupuesto, las leyes atinentes a los militares y la legislación social. • Alessandri pensó que con su “muñeca política” podría utilizar a los oficiales para sus fines y se equivocó. • Los ministros militares, los generales Altamirano y Bennet y el almirante Neff, le exigieron que renunciara. • Por su parte los oficiales de Ejército que habían empezado la intervención militar, organizados en una Junta Militar, le propusieron al Presidente que en vez de renunciar, pidiera al Congreso un permiso para salir del país. • Alessandri pidió la renuncia, el Congreso no la aceptó, por lo que le concedieron un permiso de seis meses y la autorización para salir del país. El 10 de septiembre Alessandri se va del país. • El 11 de septiembre de 1924 los militares clausuraron el Congreso, y como Junta de Gobierno asumieron el poder total. Ellos sí aceptaron la renuncia de Alessandri y decidieron convocar a elecciones presidenciales y parlamentarias. • Ese curso de los hechos no estaba de acuerdo a los planes de los oficiales más jóvenes que habían iniciado el movimiento, organizados en un Comité o Junta Militar, del cual formaban parte los mayores Carlos Ibáñez y Marmaduque Grove. Ellos desconfiaban de los generales, por considerarlos cercanos a la oligarquía opositora a Alessandri y ajenos a las finalidades de su propio movimiento, el que apuntaba a las reformas propiciadas por él. • Terminaron por dar un golpe, el 23 de enero de 1925, derrocando a la Junta de Gobierno, exigiendo el regreso de Alessandri a la presidencia. Dos meses después, la ciudadanía lo recibía en la Estación Central. • “Yo era entonces un muchacho pero tengo viva la imagen de la enorme multitud que desbordaba la Alameda y que lo aclamaba enloquecida de entusiasmo” (Eduardo Frei M. Memorias). • Alessandri volvió triunfante: sus enemigos habían sido derrotados, contaba con el apoyo de la oficialidad del Ejército y con el respaldo enfervorizado de las multitudes. • Gobernó a la par de un Congreso clausurado (Alessandri no volvió a convocarlo). Diario Ilustrado 1 de febrero de 1925: Doble usted el papel por la línea de puntos de manera que el “enviado” y el militar y el militar se abracen y obtendrá la historia de las últimas revoluciones chilenas. Luego del golpe militar que trajo de vuelta a Alessandri numerosas organizaciones obreras junto a la Asociación General de Profesores, la Federación de Estudiantes y la Unión de Empleados de Chile, decidieron crear un organismo denominado Comité Obrero Nacional que convocó a la realización de un Congreso Constituyente de Asalariados e Intelectuales. “La Juventud Militar nos ha ofrecido ahora una Constituyente. No queremos dudar que vendrá esa Constituyente. Hemos adherido nuestra cooperación a ese propósito para encarnar más ese deseo en las masas. Pero cuando llegue el momento de llamar a la Constituyente se verá que las bases no consultarán la representación obrera sindical revolucionaria porque la burguesía le impedirá su resguardo de sus privilegios de clase […] Hay pues que no olvidar este detalle, tenerlo muy presente: Queremos una Constituyente; pero a base gremial. Si no se nos da una Constituyente en esa forma la burguesía habrá traicionado una vez más al proletariado, de quien se ha servido para fines propios”. Salvador Barra Woll, “Nuestros puntos de vista. La Constituyente y sus bases”, Justicia, Santiago, 29 de enero de 1925. • La “Constituyente Chica”, se denominaba a esta Asamblea, porque se esperaba convocar a una más amplia. • Fijaron como objetivo la presentación de un proyecto de Constitución Política de Chile que contendría las aspiraciones inmediatas del proletariado y de los intelectuales según los “modernos principios de justicia y solidaridad”. • El comité de iniciativa estableció los siguientes porcentajes de congresales para cada una de las categorías socio profesionales llamadas a participar en la “Constituyente chica”: proletarios, 45%; empleados, 20%; profesores, 20%; profesionales e intelectuales, 8%; y estudiantes, 7%. • La Asamblea Constituyente de Obreros e Intelectuales inauguró sus sesiones en el Teatro Municipal de Santiago el domingo 8 de marzo de 1925. • Los 1.250 delegados provenientes de distintos provincias eran el reflejo de las tendencias políticas que actuaban en el seno del movimiento popular y de las clases medias asalariadas: comunistas, fochistas (militantes de la Federación Obrera de Chile, que por esos días casi se confundían con los comunistas), demócratas, laboristas sin partido, anarquistas, radicales, feministas y distintas expresiones del “alessandrismo popular”. • Durante cuatro días los delegados aprobaron distintas mociones en las que se formularon una serie de demandas a los poderes públicos y aprobaron varios “principios constitucionales”, que debían servir de base para la discusión n a c i o n a l c u a n d o s e c o n v o c a r a a l a “Constituyente grande”. • El primero y más importante de estos principios fue el reclamo de una Asamblea Constituyente compuesta de delegados de las “fuerzas vivas de ambos sexos”, y en cuyo seno los elementos asalariados tuvieran la mayoría de la representación para asegurar el cumplimiento de sus postulados de redención social. • Arturo Alessandri Palma “restauró el régimen estrictamente civil (marginando a los militares) y las decisiones estrictamente políticas (marginando a los movimientos sociales de base)”. • Alessandri, por sí y ante sí, designó a los miembros de las dos comisiones que debían preparar la Asamblea Constituyente, escogiendo a una mayoría de viejos políticos como Luis Barros Borgoño (su rival en la elección de 1920), Guillermo Edwards Matte, Eleodoro Yáñez, Juan Enrique Concha, Ernesto Barros Jarpa, Guillermo Subercaseaux y Domingo Amunátegui, entre otros. “Solo unos cuantos dirigentes de organizaciones sociales y de partidos y grupos de izquierda que habían formado la “Constituyente chica”, como Carlos Contreras Labarca, Víctor L. Cruz, Manuel Hidalgo, Carlos Alberto Martínez, Onofre Avendaño y Fernando García Oldini, fueron invitados a participar en las discusiones El propio Alessandri presidió la comisión que debía estudiar las reformas constitucionales y Arturo Lyon quedó a la cabeza de la comisión encargada de preparar la convocación a la Asamblea Constituyente. Este grupo –lo dejó consignado el “León de Tarapacá” en sus Recuerdos de gobierno-­‐ nunca se reunió”. • El 26 de marzo el Presidente de la República firmó un decreto fijando el 15 de abril como fecha de inicio de las inscripciones extraordinarias para la elección de una Constituyente. • Alessandri adujo: “falta material de tiempo para verificar las inscripciones del electorado, para instalar enseguida la Constituyente y para que dispusiera del tiempo necesario para terminar su misión y alcanzar a fijar las reglas de la elección del Congreso y del Presidente”. “Yo más que nadie me había resignado a abandonar la idea de la Constituyente por la falta material de tiempo apuntada y, principalmente, porque tenía la resolución firme e inquebrantable de implantar en nuestro país la fórmula salvadora. Tenía el convencimiento profundo, como lo he dicho reiteradas veces que, si llevábamos el asunto a una asamblea, no saldría jamás de allí el necesario régimen presidencial. Un grupo de hombres en asamblea, carece de la superioridad moral necesaria para despojarse de atribuciones y facultades”. Arturo Alessandri Palma, Recuerdos de gobierno, Santiago, Editorial Nascimento, 1967, tomo II, p. 229. • Entre el 18 de abril y el 23 de agosto de 1925, en 33 sesiones a las que asistieron un promedio de doce personas, la “comisión chica” preparó el proyecto de Constitución presidencialista que reemplazaría a la Constitución de 1833. • Los debates de este pequeño grupo transformado en “comisión constituyente” se centraron preferentemente en cómo equilibrar los poderes Ejecutivo y Legislativo, conforme a la perspectiva liberal. • Los ciudadanos deberían elegir entre tres cédulas de voto: una roja, de aprobación del proyecto de la mayoría de la “comisión constituyente” armada por el gobierno; una azul, obra de los disidentes (especialmente radicales, conservadores y comunistas), que conllevaba la aprobación de una serie de proposiciones destinadas a recortar el poder del Ejecutivo (como la posibilidad de que el Congreso acusara y destituyera al Presidente); y una blanca, que importaría “buscar otros procedimientos para restablecer la normalidad institucional del país. • Habían 302.304 ciudadanos inscritos. Votaron 135.783, de los cuales 127.509, o sea, 42,18% de los inscritos y 93,9% de los sufragantes aprobaron el proyecto de Constitución. • La alternativa de los partidos opositores (cédula azul) obtuvo 6.825 votos (2,26% de los inscritos y 5,03 de los sufragios); la cédula blanca (la incierta búsqueda de “otros procedimientos”) reunió solo 1.449 preferencias (0,48% de los inscritos y 1,07% de los votos). • Artículo Nº 1: El Estado de Chile es unitario. Su gobierno es republicano y democrático-­‐ representativo. • Artículo Nº 2: La soberanía reside esencialmente en la nación, la cual delega su ejercicio en las autoridades q u e e s t a C o n s t i t u c i ó n establece. • Artículo Nº 3: Ninguna persona o reunión de personas puede tomar el título o representación del pueblo, arrogarse sus derechos, ni hacer peticiones en su nombre. La infracción de este artículo es sedición. • Artículo Nº 4: Ninguna magistratura, ninguna persona ni reunión de personas pueden atribuirse, ni aún a pretexto de circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les haya conferido por las leyes. Todo acto en contravención a este artículo es nulo. “En realidad, ninguna de las Constituciones de larga duración –la de 1833, 1925 y 1980-­‐ han sido el resultado del ejercicio del poder constituyente de los ciudadanos, razón por la cual todas han sido objeto de sucesivas reformas hasta la nueva crisis política e institucional. La duración de esas constituciones y la estabilidad política relativa alcanzada en algunos períodos no han sido sinónimos de legitimidad” (Mario Garcés, “El despertar de la sociedad”).