SEXTA PARTE

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SEXTA PARTE
'rr.:^z:^uu nt^a. 1^.^izȒv
1'rinteramente debe dc levantarsc un plano del
terreno destinado a jardín, }' en cl caso de no
ser llano, este plan^ irá acompañado cíe curvas
de nivel.
Sobre este plano, y}-a a escala, se traza lo que
será cl futuro jardín, sin orriitir cíetalle alg^uno:
edificios, calles, bosque, macizos, estanques, etc.
J?n algunos detalles se deben hacer vistas de perspectiva y planos especiales, macizos, grupos de
•irboles a todo color.
I?s muy buena costumhre el hacer w^ p1an:^ general, señalando con un número cada detalle y]uegu un plano ausiliar por cada níimern, indicaudo
cíe un modo perfecto la forma, composición y distribución de las plantas.
Aprobado este estudio, no hay más que Ilevar
a la realidad lo que tenemos pro}'ectad^ bajo una
escala, del mismo mo<lo que se construye un edificio siguiendo el plano dcl arquitecto.
ii.n estas nociones no hablo de el modo de trazar un jardín por pertenecer a tma rama especial,
como es Arquitectura jardinera, ni tampoco del
ctiltivu particular de cada plauta y su dcscripciú^^
por ser una parte de la fitotecnia especial, conucida por floricultura.
EL JARDIN Y tiU VESTIDO
Una vez trazado el jardín hay quc: vestirlo y
decorarlo.
Para vestirlo trazamos los inacizos, creamos Ias
praderas, colocamos los árboIes, plantamos los vegetales cuyas flores lo ornamentan, etc... i'odo
ello, unido a la decoración, gara la que nos valemos de fuentes, en las que hacemos juegos con el
agua, rocas, jarrones, estatuas, quioscos, rosaledas. Todos son elementos útiles en las manos de
un jardinero que es artista.
De lo más difícil es el trazado de los macizos,
por ser de absoluta necesidad el tener nociones de
perspectiva y de los efectos del color.
En todos deben plantarse a las distancias si^
guientes :
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Los macizos de,verano son los que se han plantado de arbustos de 8or y fruto. Los de inviernu
son aquellos en que se emplean las especies de
hoja persistente que conserve el tinte verde.
^Iay macir.as de verano e invierno, divididos de
esta manera :
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L^^s maciz^>s dc tlcires cntran cle llcno cn la mosaicultura.
Los árholes ^^ arbttstos más em}^leados sun :
Hujas caducas, Ilamaclos furestales: :^rcc, falso }^látani^, castañ^^ ^le Indias, ailauto, alis^^, ahcdul, moral papelcro, carpe, hi^,*nonia, almcr, ;írbul
del Paraísu, fresno cle América, aracia, n^igal clc
h4aciz^^s dc Ilures que ro^lca la estatua ^lel pucta
"Lorrilla cn ^'alladc>lid.
Virginia, naranjo Luisiana, cínamomo, paulr^nía,
plátano, álamo blanco, carolinas, acacias piramídal y rosa, sauce ]lorón, scífora, parasol de China,
tilo, olmo, aromo, índigo, almcndrr> de flor, cherimoya, agracejo, calicanto, cassia, ceanotu azul,
árbol de Tudea, clarendón, acerolo del Canaelá,
membrillero cíel Japón, lluvia cle oro, cresta de
gallo, altea rosa, rosa cle ^iria, jazmín de invier-
nv y olorosu, pipiter de Hor rosa, hierba luisa, nieio^cotonero de flor, jeringuilla, arbusto de liuenos
Aires, granado de flor, árbol de las pelucas, sauce
blanco, mimbre, saúco, lil'a, bola de nieve, taray.
1)e huja persistentr: Acacia mimosa, justicia,
bambú, boj, laurel-cerezo, eucaliptu, honeterv, jazmín amarillo, laurel, aligustre, adelfa, fotinia, filaria, brusco, falso pimiento, cíurillo, abeto, tuya,
cedro, ciprés, enebro, pino y tejo.
Los árboles, arbolillos y arbustos sun adorncr
obligado de los parques y jardines, bien se planfen
aislados, contrastando su color con el del paseo 0
hierba, o hien en grupos de tres a quince, que rompan la monotonía de la pradera esmeralda con su
follaje. Las palmeras y cycádeas son en climas
^templados la nota exótica y el ornamento obligado
de los salones.
Como fondo, o sea toda la supenc^ie no ocupada
por paseos, construcciones, lagos, se debe tapizar
de césped tormando praderas planas, cóncavas o
ronvexas, bordeadas de matas. Se siembran, para
ronseguirlo, algunas gramíneas vivaces, el raygrass, grama dc olor, bromos, festucas, paas, y
para evitar escardas y el guadañado la hierba doncella, cuyos tallos rastreros cubren el suelo, dando la sensación de pradera y pudiendo cultivar ^e
a la sombra.
Para cubrir empalizadas, paredes, cercas, etc.,
se emplean enredaderas o arbustos trepadores.
I'ara climas cálidos : bongainvillea spectabilis,
cobaea scandens }' flur de la cera.
lle hojas caducas: Abohra, parra virgen, hiedra morisca, clemátide, glicina, lúpulo.
De hojas perennes: Arauja blanca, dólicos, hiedra, vainilla, enl,riantina, jazmín común, madreseiva, morandia, madeola, bignunia, plumbago azul.
El jardín debe estar con flc^r desde marr_^f t^^d^^
Arboles, arbolillos y arbustos son el a^lorno Qe los
jarciines del Campo Grande de Valiadolid.
el tiempo de] año posible, teniendo bucn cuidado
de colocar entre las flores inodoras otras olorosas.
El color es el auxiliar de la perspectiva. Los tonos obscuros, por percibirse de ce:rca, deben de
ocupar los primeros planos y hacerlos resaltar con
tonalidades más claras. T.os colores obscuros son
el azul, violeta, rojo. Los claros son muchísimo
más visibles, situándose en glanos posteriores ; estos colores son el rosa, encarnado y lilá. Y detrás
de estos tonos se p^nen hs luminosos, blanro,
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amarillo, naranja. Distribuidos así los colores,
hace aparentar al jardín doble extensión de la yue
en realidad tiene.
Se crean los canastillos de ftores, que pueden
ser de un color o de varios y yue se limitan mediante cordones o borduras y contraborduras de
liarcelona en los jardines de su parque tapiza cun
césped toda la superñcie no ocupada por los paseos
y caminos.
plantitas de flores de colores vivos, cuyo tamaño
ha de ser proporcionado a la extensión del canastillo.
Los canastillos se forman con tierra de buena
calidad, abonada con mantíllo y glantando geranios, verbenas, cinnias, margaritas, alelíes, jacintos, petunias, primaveras, begonias, claveles y pensamientos.
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La forma de los canastillos es generalmentc
regular, circular o elíptica, quedando su suelo algo
más elevado que el que le circunde.
Se componen par lo general de cuatro ^^ianeras :
^.", de un sola color ; z.R, de un solo color bordeadas con dibujo; 3.8, de 8ores mezcladas de muchos colores, y.^.", compuestos de colores separados.
Para las de un solo color se usau las zinnias,
miosotis, margaritas, alelíes, crisantemos y geranios.
Para borduras que limitan los canastillos se buscan plantas aromáticas : balsamina, violeta, helíotropo, etc.
El modo general de componer los canastillos es
agruparlos en cuatro secciones, como hemos dicho, de esta manera : I.", un color, bordeado o no ;
a', flores mezcladas de muchos tonos ; 3 8, de matices fundidos, de modo que empezando por cl
blanco concluyan por el violeta, y q.", colores brillantes, compuestos de glantas alternadas de colores luminosos, dominando el blanco, rosa o amarillo.
El buen j ardínero debe prflcurar que la floración sea constante, y tan pronto como se pase una
flor hay que arrancarla y sustituirla par otra planta dispuesta a florecer.
En ciertos casos pueden formarse las barduras
con plantas crasas, hoy favoritas de ]a moda e
^mpuestas por una decaración un tanto absurda.
En estos tiempos, en yue predumina lo monstruoso, lo desatinado, en que se dice que no hay
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I^atas flores color oro del echino-cactus otonnis arnlonizan arlmirablenicntc cun ]a uiun;truosa y espinosa planta.
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flor que posea la delicadeza de perfume que un
frasco lleno de una fórmula de un químico, no es
de extrañar que se busquen las cactáceas para decorar las desnudas paredes grises, gintándolas, o
vestir ]os muebles de clínica de operaciones colocando sobre ellos macetas de estas plantas secas,
hostiles y frías, cuyas flores incortables apare ^ en
iluminadas indirectamente encima de estas plantas inexpresivas y prontas a herir con sus pinchos.
Casi todos incluyen entre los cactos plantas que
só^d tienen con ellos de común el tener tejidos
crasos y aubstanciosos. Y sobre esto hay que insistir. Los cactos son americanos, mejicanos la mayor ,
parte, y forman una sola familía, habíéndose clasificado hasta el día más de z.ooo, repartidas en
.4t géneros y ro3 subgéneros. Son perennes, vaseulares; su tejido se llena de agua y por eso son
tan resistentes a la sequía. Las plantas crasas pertenecen a familias diferentes y son muy sensibles
al frío, pues son originarias de ]as más tórridas
tieras del globo.
I_as principales variedades de plantas crasas
son : Agrave o píta, áloe, bonapartea, crassulas,
echevería, furcroya, mesembianthemun, sedum,
stapelias, zueca, cotyledón, dasylirlon, euphorbia,
garteria, haworthia, kalanchoe, kleinia, rochea,
sempervivum.
Los cactos más notables se denominan : Egiph^llum, phyllocactus, tríangularis, cereus grandiflorus, ceghalocereus senilis, echinapsis, echinocactus, mamillaria rhodantha, ariocarpus retusus,
opuntia tunicata, azte dium, echinocereus, leuch-
La c^tuta ,Icl Js,r,lín I ^ otánieo de rta,lrid tlena ,{c
plautas crasas.
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tenbergia, luphuphora, melucactus, opuntia, peireskia, etc.
Hoy en las grandes ciudades, se cultivan en interiores, cafés, teatros, salones, habitaciones particulares, y es claro, tienen que hacerlo en jardineras o tiestos. Como estos locales están bien pro^ vistos de calefacción, solamente debe procurárseles.^ire y humedad, ya que de lur, disfrutan, aun
^ cuando en la mayoría de lus casos sea artificia].
'.,^1 calor mínimo que deben gozar en el invierno
:' .es de io gra.dos, y si la.calefacción marcase más,
^.gr,ados se riegan una vez por semana, pero sólo
`,ka,iierri^, jamás ta_pianta. I'or esto se comprznde'<.tá.que en los jardines sólo desde fines de junío
'^^pí^éd^n^,EUltivarse al aire libre hasta septiembre.
{• ^^1^. resto' del año hay que hacerlo en estufa.
ORNAMENTACIÓN
La parte verdaderamente ornamental del jardín
son lás estatuas, jarrones, quioscos, cenadores, pajareras, puentes rústicos, pérgolas, terrazas, túnetes, eascadas, rocas, salas verdes, invernaderos, etcéter,a . .
Las estatuas de hierro o piedra y los jarrones
son los elementos decorativos más artísticos que
se pueden colocar en un jardín. Por ellos podemos
saber el temperamento de su poseedor y hasta su
niv^l cultural.
I.os miradores, templetes, pabellones, se sitúan
en ]ugares desde los cuales se divisen buenas vistas, , Se constxuyen al nivél del suelo o sobre ro-
cas, variando su forma y decorándolos cou arbustos de ftor, trepadoras, guirnaldas, suspensiones„
en las que abunden las plantas de adorno.
Un elemento grato son las jaulas, pajareras y
pahmares, cuyo atractivo, rnás que de la forma
l.os jarrones ^on ^le gran ornamento en los jardines.
de las mismas depende únicamente de los animalitas que guardan.
En los jardines grandes nos valemos de las rocas y de ]os estanques de agua para aumentar la
belleza de los mismos. A estos estanques se les
suele dar la forma de una elipse alargada.
En un parque es indispensable que figure un
estanque, construyendo islotes, grutas, cavernas
y plantando en sus orillas sauces llorones, sóforas,
La'Uclleza de los jardines valencíanos reside en lo
artistas que son sus creadores, coino lo demuestra
la Avenida Central del jardín de Monforte.
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f resuiys, ctc., cuyas ran^as se inclinc^i hasta yuc
hesen el agua y^ esmalten la misma las Hores de ]as
plantas acuáticas que habremos colocado.
Con desniveles y a;;uas abundantes se emplazan fuentes, surtidores, cascadas... I;stas últimas
de mil formas caprichosas, desde la yue uttlvt:riza
El clásico tenrplete puede ^cr utili^ado hasta para
1a pre,entacirín de tlores en f:xposiciones.
el agua convirtiéndola en finísima lluvia hasta la
due hace chocar entre las roras, c^n ruido estruendoso, dándonos la sensación de que sc suicida.
Los puentes rústicos, los bancos, ]as escalerillas,
las mesas se fabrican con madera sin trabajar o de
cemento, decorándolos con nlantas.
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l un planlas al^rul^iadas cmamus ncititos deuuminados túneles, salas verdes, cenadores, que constituyen ]ugares excelentes para el descanso y]a
meditacieín. I'odemos rubrirlos de rosales trepaclc^res, glicinas, enredaderas, parras...
Un troncc^ de árhol seco, un hierro, son el s^^-
Ccr^mica, rosaleclas, jue^;os dc agua, jaulas con <liver,os anima]es... Constaiite atraecidri de visitante^
es la Casa de Fieras ^lel I'aryue clel Retiro cle Madrid.
porte de estas plantas trepadoras, que más tarde
nos darán la sensaciún de un árbol artificial.
L,as pérgolas, tan de moda, son como unos emparrados sobre pilares de material que afectan la
forma de un cenador, una galería, una calle de flores perfumadas.
La cerámica es c^mplementaria del jardín en
los climas templados. Recubriendo paredes, fuentes, bancos, el mismo suelo, da más sabc^r y emo-
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ción al despedir tonalidades nacaradas si la besa
la luz de la luna o de oro cuando es mordida por
ios rayos del sol.
Modernamente, para efectos de noche, tenemos
la luz eléctrica. Nada de tanta emoción como esos
árboles cuyos frutos o flores son lcímparas y cu-
El estanque cíel Campo Grande de Valladolid, elernento indispensable de todo parque.
yas aguas de surtidores, cascadas y estanques están iluminadas, que al caer y chocar entre sí nos
dan la sensación de due vivimos un cuento de hadas, en que las plantas pertenecen a una botánica
fantástica de ílusión y las aguas se han convertido en diamantes, topacios, rubís, amatistas, zafiros y esmeraldas.
Ornamentemos los jardines. Que nuestros poetas, imitando a Homero y Virgilio, vuelvan a can-
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tar en ellos. Que sean, como ]os de Lais, punto de
reunión de cuanto ilustre encierre la patria. Que
sirvan de descanso a los actuales guerreros del
mundo fabril e industrial, como en tiempos romanos servían a los conquistadores del mundo. Que
vuelvan a ser creaciones de arte y del dorninio po-
I.us iamo^os jardines del Laberinto de Horta, ornainentación desechada por la nueva jardinería.
pular, como ]os parques de Saint-Cloud y VersaIles. Que nos traigan todas ]as gracias de los parques ingleses clásicas, de los que fueron inspirados en los jardineros chinos, en yue más que jardineros eran pintores de abanicos. Y cuando demos a la ciudad muchos jardines y parques,. que
son los pulmones por donde respira, ten presente
ciudadano que debes de respetar cada flor en su
jardín. Llna flor de un jardín ornamenta toda la
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ciudad e igualmente queda ornameutada la ^ iudadanía. Pasea mucho por los jardines, pero no cortes nunca ninguna flor de etlos, ni aun para ofr^cerla a la mujer adorada, ni tampcxo los ensucies
tirando ningún objeto.
Disfruta del jardín. Pero quc él no te dé ni una
hoja. Tú tampoco debes darle ni un papel de
fumar.
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